El
Aula de Cine de la Universidad de La Laguna y la revista
cinematográfica Alisios promueven
la proyección de la película Guarapo, en
35 mm., al cumplirse treinta años de su estreno. El acto está
programado para las 20.30 horas de esta noche en la sala 4 de los
Multicines Tenerife.
Para
quienes vivimos de cerca la gestación de aquel proyecto de
largometraje y las repercusiones de su exhibición, no solo hay
licencia para la nostalgia sino para contrastar el alcance y el
significado de aquella producción, un auténtico salto cualitativo
en el cine hecho en Canarias y en la carrera de los hermanos Teodoro
y Santiago Ríos.
El
mensaje de Guarapo, tan claro, tan nítido, entrañaba aires
de epopeya de una época histórica de las islas: la pobreza, la
falta de horizontes, la represión de la posguerra, el caciquismo, la
rebeldía, las ansias de libertad, la vida circulando entre amores
imposibles y desesperanzas varias... En noviembre de 1987, cuando
Canarias vivía un momento dulce, cinematográficamente hablando, con
actividades en las dos islas capitalinas, con una muestra asomando ya
en Gran Canaria y el Festival de Cine Ecológico y de la Naturaleza
en pleno proceso de consolidación en el Puerto de la Cruz, la cinta
de los Ríos fue un impacto capaz de interesar a todos los públicos
que vieron en pantalla grande el drama que vivieron tantas y tantas
familias canarias.
“Lo
más importante es pensar que Guarapo impulse la producción
cinematográfica de las islas, algunos de cuyos escenarios y
atractivos sirvieron para distintas filmaciones...”, escribimos en
Diario de Avisos de entonces.
Los
recuerdos de aquella época nos devuelven parte del rodaje al que
asistimos en La Orotava, Casa de los Balcones, en octubre de 1987.
Allí estaban Juan Luis Gallardo, el cacique Luis Ventura en la
película, luciendo los efectos de la pedrada gomera cerca de la ceja
izquierda. Y el actor canario Luis Suárez que no tenía reparos en
afirmar: “Me parece un milagro estar rodando una película en las
islas. Es casi increíble”. Luis encarnó el papel que da título a
la cinta, “un tío metido pa´dentro, trincado por las miserias y
con ganas de irse a vivir fuera, a ganar dinero en otro sitio”, nos
contaba, con la misma autenticidad de su interpretación, en un alto
del trabajo.
En
aquella fechas, quedaban unas dos semanas de rodaje. En el refugio de
pescadores del Puerto de la Cruz, en el correíllo 'La Palma' y en la
casa de Valois, en Icod de los Vinos. Teodoro Ríos ya era optimista,
“con todo el material grabado en La Gomera”, y vaticinaba un buen
producto final, acabado en Madrid algunos meses después, tras el
montaje, la edición y la sonorización. Fue estrenado en el cine
Víctor de la capital tinerfeña. Antes, con presencia de
Gallardo, Suárez y Patricia Adriani, la actriz principal, hubo un
cóctel de presentación en el portuense hotel 'Bonanza Canarife', al
que asistieron representantes institucionales y políticos de
distinto signo. Aquella, desde luego, fue una primavera de Guarapo,
título del primer largometraje profesional canario.
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