No estuvo afortunada, ni muchísimo menos, la diputada Celia
Villalobos, a la sazón presidenta de la comisión del Pacto de Toledo, cuando días pasados, en plena fermentación del
descontento por el paupérrimo incremento de las pensiones, dijo públicamente que
“hay un número importante de pensionistas que están ya más tiempo en pasivo,
cobrando la pensión, que en activo, trabajando”.
No vean cómo tuvo que haber sentado la boutade a los pensionistas. La diputada, además, se permitió
recomendar, especialmente a los ciudadanos de menos de cuarenta y cinco años,
que ahorrasen, que pensaran en un fondo privado “no tiene que ser del banco
sino de la empresa”, precisó), de modo que cuando engrosen las clases pasivas
dispongan de un suplemento.
Claro que la señora Villalobos, con antecedentes dialécticos y gestuales bastante infelices, se olvida de que en varios países de la Unión Europea los
jóvenes que empiezan a ahorrar, pensando en su futuro, la tasa de desempleo
juvenil es cuatro veces inferior a la española, que bordea el preocupante 40 %.
Declaraciones así no contribuyen, para nada, a despejar la
incertidumbre que se cierne sobre el Fondo de Pensiones. Al contrario, enredan,
añaden más pimienta al pote, por lo que no hay que extrañarse de que se acentúe
el malestar. Que, a mayor abundamiento, sea la primera responsable de la
comisión parlamentaria del Pacto de
Toledo quien se luzca con estos razonamientos, la inquietud y el enfado
prosiguen in crescendo.
La célebre hucha de las
pensiones se ha ido vaciando, casi al galope tendido, tal es así que para
abonar las del presente año el Tesoro Público hará una operación presupuestaria
de préstamo a la Seguridad Social cifrada en quince mil millones de euros. Aquí
tuvo la oportunidad de Villalobos, si quería quedar bien, de reivindicar fondos
para el rescate de las pensiones, como los hubo para la banca o para otros
sectores. Pero no: se lanzó a la maltrecha red de los sufridos pensionistas,
recriminándoles, poco menos, el tiempo que dedican a hacer uso de un derecho y
que no tiene, precisamente, una dotación cuantiosa. De ahí que se siga ganando
apreciaciones críticas cada vez más subidas de tono.
Que las tenga en cuenta porque, salvo renuncia o relevo al
frente del pacto toledano, este tendrá que seguir reuniéndose y decisiones
serias va a tener tomar. Los ciudadanos, los pensionistas, para ser exactos, no
son unos abusadores.
1 comentario:
Por si los argumentos de Doña Celia Villalobos no fueran suficientemente infumables y se desacreditaran sólos, ahí va una apostilla sobre la situación personal de Doña Celia:
Recibe un sueldo de 2.842 euros brutos al mes por ser diputada en el Congreso, 1.445 euros por ser presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo, y por ser diputada por Málaga percibe una indemnización libre de impuestos de 1.842 euros al mes, que al año suman 25.000. En su conjunto, el sueldo se sitúa alrededor de los 85.800 euros, 6.044 euros más que el salario del presidente del Gobierno (79.756 euros anuales)
Un saludo
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