Giran
las islas.
Tiempo
y espacio son
hojas
al viento.
Es uno de los
breves poemas que aparecen en el catálogo de la exposición paisajes
pasajes, de José Manuel Arbelo Hernández (La Orotava, 1955), de
Pepe Arbelo, suplementada con un trabajado de video art/animación
fotográfica, isla project, de Domingo Mesa, e inaugurada con
lleno absoluto en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias
(IEHC).
El director
del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW),
Celestino Celso Hernández, tuvo a su cargo la presentación del que
definió como “un proyecto fabricado e impulsado por él mismo y
sus amigos, pese a los imponderables”. El proyecto, ciertamente,
hace honor a la Sala Westerdhal, el espacio que acoge la exposición,
siempre con horizontes generosos para que autores de toda condición
den a conocer su creatividad. Hernández hasta lanzó un mensaje de
mensaje de ánimo “para que ningún artista tire la toalla”.
Es la tercera
performance de Arbelo en esa sala, “donde abundan lazos anímicos y
emocionales”, dijo en un intento de resumir el ambiente en que se
desenvolvía. Licenciado en Historia, profesor de enseñanza
secundaria, casi tres décadas dedicándose a la fotografía con una
formación autodidacta, “Pepe Arbelo -escribe Celestino Celso
Hernández en el espléndido catálogo editado para la ocasión- se
identifica a sí mismo como un imaginero, no desde luego como los
escultores especializados en imágenes religiosas, sino como un
hacedor de imágenes, más que como un fotógrafo, en el sentido
habitual de este término”.
La serie de
Arbelo tiene toda la originalidad de quien ha querido procesar, hasta
enriquecerla, la imagen paisajística. El hacedor no se conforma sino
que procesa mediante programas y técnicas que no desvirtúan
aquélla: todo lo contrario, la vitalizan, la pulen, la perfeccionan
y dan sentido a su imaginación que nos aproxima a una cierta visión
idílica de sus volubles conceptuaciones en su recorrido incansable
por la geografía insular.“El ojo pisa la luz como los pies pisan
la arena. Las manos tocan el sol cuando se oculta. La huella inscrita
desaparece con la marca”, dice un texto explicativo de una de las
obras expuestas.
Lo acredita
cuando puso la fotografía, la fotocomposición y el diseño visual
en manos de Domingo Mesa que porfió con un juego de nubes, de tonos,
de seres humanos semisumergidos en el mar, frente a las montañas, de
sonidos de oleaje suave, de brisas imperceptibles y de aves en pleno
festín, para un montaje audiovisual envolvente.
Paisajes
pasajes se goza en cada contemplación de las piezas de Pepe
Arbelo que desnudan su imaginación. Lo escribió muy atinadamente
César Ubierna: “Porque hay paisajes que son buscados para defender
la vida del desencanto. Refugio de nómadas que estén donde estén,
constatan la orfandad de un mundo ya perdido. Espacio de querencias
para hermeneutas del espacio tiempo que evocan la idea de un universo
trascendente, que no está aquí ni ahora”.
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