La
de hoy, 15 de enero, debe ser otra fecha a destacar en el calendario
histórico del feminismo. “Ni un paso atrás”, es el mensaje de
quienes ven en peligro las políticas de igualdad y lucha contra la
violencia de género, máxime cuando la formación del nuevo gobierno
andaluz ha desencadenado un proceso en el que se interpreta que las
conquistas se tambalean y la debilidad de las mujeres se acentúa.
Se
espera una respuesta masiva. No es porque el problema se concentre en
una comunidad o en una ciudad determinada. Es porque la lucha y la
resistencia de las mujeres tiene que extenderse por doquier para que
se entienda bien el alcance de lo que representa su perseverancia con
tal de acabar con las discriminaciones, las persecuciones, la
inseguridad y las penalidades. La mayoría social, más allá de las
coyunturas políticas puntuales, tiene que acreditar que su demanda
tiene razón de ser. “Ni un paso atrás”, en efecto.
Porque
hoy es 15 de enero pero dentro de muy poco estaremos conmemorando
otro 8 de marzo. Y en estos días, y a lo largo de todo el año, hay
que lograr que los derechos de las mujeres no sean un compartimento
estanco en un país democrático, donde el pluralismo político no
debería conceder espacios a quienes, al menos ideológicamente,
cuestionan avances sociales y parecen dispuestos a volcarse con tal
de frenarlos o impedirlos.
Precisamente
por eso, la respuesta de hoy debe ser contundente. Como cuando hay un
examen y se plantea una pregunta o un tema para poner a prueba:
contestación nutrida, firme, plena de convicción. No es asustar
pero las mujeres se juegan mucho en la convocatoria de hoy y en las
futuras. Ellas y la democracia. Las féminas y una constancia
decisiva. La protesta y las reivindicaciones de hoy, “Ni un paso
atrás”, son cruciales, acaso las más importantes de los últimos
años. En serio, si ceden, si dejan pasar, preparémonos para un
retroceso de caballo.
Sin
ánimo intimidatorio pero con ganas de poner las cartas sobre la
mesa. Lo que está en juego es valores y progreso. Los derechos de la
mujer -lo dejó escrito la filósofa y feminista francesa Simone de Beauvoir- padecen una cierta
proclividad a ser cuestionados, por eso nunca hay que darlos por
definitivos, sobre todo porque cuando sobreviene una situación de
crisis social o económica, entre los efectos secundarios hay que
consignar las restricciones de los derechos conquistados: lo saben
los sectores más desfavorecidos y también la población femenina y
la infancia.
La
fecha tiene que ser un clamor, en consecuencia. Solo así se
producirá un cambio en mentalidades y códigos de conducta. Quienes
aún confían en la tibieza de la respuesta se sentirían estimulados
para seguir frenando e incordiando. Hoy se juega algo más que la
expresión de un malestar por una determinada coyuntura política.
Hoy es una cuestión de dignidad y de fortaleza, la defensa de una
causa especial.
Por
eso, “Ni un paso atrás”, no sea que vuelvan aquellos tiempos,
aquellos métodos y aquel costumbrismo que contrastaron frenos y
anquilosamientos. Ahora hay que seguir luchando: porque la igualdad
es un ideal al alcance, aunque costoso. Y porque hay lacras que o se
cortan de una vez o nos sentiremos plenamente avergonzados.
1 comentario:
El próximo domingo hay una celebración en Berlín, como todos los años, en recuerdo de Rosa de Luxemburgo.
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