Tenía
95 años y seguía yendo al fútbol.Creció profesionalmente en el
viejo Estadio Insular, al que vio cómo lo clausuraban, y fue
habitual espectador del moderno Estadio de Gran Canaria, donde su
Unión Deportiva del alma se debate entre frustraciones y proyectos.
Falleció
ayer, el mismo día de cómo afrontar la alarma nacional, Pascual
Calabuig, quien tiene su sitio destacado en los registros del
periodismo deportivo. Porque sobresalió en todo: escribía con
agudeza y sorna, en el desaparecido Eco
de Canarias, tras
la pérdida de Antonio Ayala. Narraba con sobriedad en Radio
Atlántico primero y Radio Nacional de España después. Y se
emocionaba en el relato televisivo, contagiado por las vibraciones
del Náutico cuando éste luchaba contra gigantes y cabezudos en la
vieja y pequeña cazuela de la avenida de Anaga. Célebres también
las primeras transmisiones de lucha canaria, en las que siempre
inculcó los valores del deporte vernáculo.
Ahí, en Anaga, le conocimos. Luego le tratamos, hasta para sustituirle en la
redacción de Tenerife de TVE durante dos veranos consecutivos, para
resumir, entre otras cosas, en cuarenta segundos, la vela latina
canaria, con las indicaciones que nos había legado.Años después
nos reencontraríamos para otros menesteres no vinculados al
deporte ni al periodismo activo. Tiempo para las remembranzas, la
nostalgia y los proyectos personales.
Calabuig
vivió los tiempos gloriosos del equipo amarillo, el estilo Molowny,
el subcampeonato de Liga, la alineación memorable (Oregui, Aparicio,
Tonono, José Luis, Castellano, Guedes, León, Justo Gilberto, José
Juan, Germán y Gilberto I), la llegada de los argentinos, los goles
interminables de Morete... Pero también la amargura de un descenso:
cuando la Unión Deportiva perdió la categoría, su aparición al día
siguiente en la pequeña pantalla, su rostro y su tono eran un canto
a la tristeza. Los periodistas tambièn tienen sus corazoncito.
Por
eso siguió de cerca los avatares del club amarillo y la trayectoria
deportiva. Pero estuvo atento siempre a cualquier manifestación
deportiva. En Gáldar le hicieron hijo adoptivo.Fueron más de
sesenta años de un ejercicio tenaz, consecuente y responsable de
periodismo deportivo, mesurado y sin estridencias, que también desempeñó a escala nacional con
crónicas e intervenciones que sirvieron para proyectar el nombre de
las islas.
Pascual
Calabuig, la voz, el rostro de una larga época de la historia
deportiva de las islas, siempre será recordado.
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