Está
más que demostrado: en las catástrofes, en los accidentes,
incendios, naufragios, rescates o situaciones de emergencia social,
los canarios responden con un alto sentido de la solidaridad.
Voluntariamente, desinteresadamente. Siempre al lado de las víctimas
y de los más desfavorecidos. Es una cualidad consustancial que
distingue su talante, cada vez más apreciado y cada vez más
respetado.
El
último ejemplo es el protagonizado por el director, Jesús Oramas, y
el personal, de todos los departamentos, del hotel 'H10 Costa Adeje
Palace' que permaneció aislado desde el 24 de febrero, cuando una
pareja de clientes italianos dio positivo, afectados por coronavirus
(Covid-19). Ese
día, había en el establecimiento setecientos veintitrés huéspedes
de veinticinco nacionalidades, a los que hay que añadir más de
doscientos trabajadores, muchos de los cuales interrumpieron sus
turnos de libranza y se incorporaron voluntariamente a las tareas que
les estaban asignadas las cuales multiplicaron dado el estado de
necesidad. Cuando en cualquier contexto se habla de compromiso, hay
que acreditarlo con hechos. Y estos eran palpables: una actitud
solidaria, una entrega indesmayable, serenidad, aplomo,
positividad... profesionalidad máxima, en suma.
Así
empezaron a sucederse los reconocimientos, mientras el virus avanzaba
incontenible y en el sector se debatía la negativa imagen de
efectivos policiales con mascarilla en el exterior del hotel
olvidándose de que una autoridad judicial había validado las
medidas cautelares. Director y empleados, a lo suyo: a atender a los
huéspedes, acreditando ese lado humano que ennoblece a quienes
practican la solidaridad. No es de extrañar que brotaran esos
testimonios gratificantes y se multiplicaran, también en redes
sociales. Y mucho menos, que los clientes, a medida que se cumplían
los plazos y se despejaba la cuarentena, se despidieran dedicando
aplausos, plácemes y expresiones de gratitud dirigidas al personal
del hotel. “Volveremos”, cuentan que dijo más de uno cuando
pusieron rumbo a su país. La mejor promoción que se puede hacer en
momentos como estos.
Fraguaba la
idea del heroísmo de Adeje, encarnado en quienes no rehúyeron la
adversidad, en quienes, conscientes de la incertidumbre y hasta del
riesgo para su propia salud e integridad física, lo dieron todo para
salir del trance, para ayudar a quienes más lo necesitaban,
ignorantes aún de la repercusión de la pandemia que crecía y
crecía hasta obligar a medidas excepcionales por parte de varios
gobiernos del mundo. Aquella, ciertamente, fue una lección de
entrega y solidaridad en el marco general de la atención a la
clientela, la expresión de ese comportamiento (sello) canario tan
generoso y tan ponderable en situaciones extremas. Fue, sin
exageraciones, un primer dique de contención de un trance insólito,
sostenido con medios elementales y cuya experiencia debe servir para
que, en el futuro, sobre el que cabe prever que nada será igual,
también en el turismo, sea un valor que enriquezca su propia
capacitación profesional.
En
una palabra: ¡Gracias!
1 comentario:
Hermoso artículo y con una veracidad digna de encomio por el compromiso
adquirido por parte del personal del Hotel y los habitantes de Adeje.
Gracias por darlo a conocer, Salvador.
Publicar un comentario