Alguna
tecla indebida debimos tocar, poco después de la medianoche, para
que, ya concluida, la entrada de hoy desapareciera. No hubo manera de
recuperarla, pese a numerosos intentos que terminaron cansando a los
ojos, hasta desistir. Habíamos escrito sobre el consumo televisivo
disparado por la pandemia, con datos de la consultora Barlovento
Comunicación que
había procesado la agencia de noticias Europa
Press y
que habrá que recuperar.
Y
después, la parte dedicada a las impresiones personales y locales en
estos diez días ya de guardar casa, tal como han indicado las
autoridades. Esa sí que no es recuperable. Lástima. No saben
ustedes bien el dolor que sobresale cuando sucede una cosa así, sobre
todo si el trabajo ya está terminado y queda programado para la
visita de los fieles u ocasionales lectores (Entre nosotros: en otra
época, la de venablos y denuestos que salían, asustaban. Ahora,
sobrepasada la medianoche del décimo día de la alarma, los impulsos
se pierden en el teclado y en el ejercicio mental de la repesca de lo
escrito mientras vence el sueño reparador. Mañana será otro día).
Así
que alguna tecla, horrorosa tecla, debimos tocar -indebidamente,
claro- que la producción se evaporó en un santiamén. De lo que
almacenó la memoria, queda
Día
10 de la alarma
La ausencia de niños
en las calles entristece aún más su vacío. ¿No les echan de
menos? Sus gritos, sus exclamaciones entre voces aflautadas que
acentúan la ingenuidad y la inocencia, están entre paredes que las
resguardan. Cuando salgan nuevamente parecerán conquistadores y los
predios serán suyos, aptos para gozar de sus sonrisas. Así sea.
Los escenarios
futuros, en cualquier caso, serán complicados. Pensamos en los
profesionales del periodismo y la comunicación. Lanzamos, desde la
Asociación de la Prensa de Tenerife (APT), un llamamiento para
evitar la pérdida de empleo y el cierre de empresas. Se trata de
demandar al Gobierno de Canarias un plan de ayudas específicas para
alcanzar esas dos metas que, en realidad, entrañan un gran objetivo:
mantener abiertos los canales de información durante la crisis. En
situaciones así, lo hemos escrito, es cuando se mide la
responsabilidad y la función social del periodismo. En tiempos de
precariedad, de insuficiencia de recursos, de feroz competencia, y
ahora, de penurias y dramas que afectan a la salud, a la vida misma,
se hace más importante esa función.
Crisis en la
consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. En otras crisis y en
otros conflictos, la unidad de acción era decisiva. Cuando se abrían
fisuras, se ponía de relieve la debilidad. Hay que ver la facilidad
con que se olvidan los antecedentes de la historia. Se ve que no
aprendemos.
No habrá llama, no
habrá Juegos Olímpicos. Los atletas tendrán que esperar. Es
probable que sus programas de preparación se hayan hecho añicos.
Las cifras de la
jornada siguen siendo desoladoras. La de personajes famosos, la de
amigos y allegados que van cayendo y que no han podido resistir.
Entretanto, las redes sociales son un hervidero, el escenario de una
batalla que no esperó y donde se prolongan absurdos rencores en las
circunstancias que concurren.
Horrorosa tecla.
También puso a prueba la memoria. Retiró lo escrito. Ya solo quedan
los restos del naufragio.
1 comentario:
Lo peor es que todo, absolutamente todo, habrá que empezarlo de nuevo. Como si antes del Covid-19 no hubiera habido otra cosa que no fuera el caos anterior a la Creación del que habla el Génesis. Como si no tuviéramos ya pasado.
¡Qué pena!
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