El
acto fue sencillo hasta el atractivo. Fue de los que escapó antes de
que las autoridades tuvieran que cancelar o aplazar las actividades
al aire libre o en recintos como el Castillo San Felipe. Solo le
faltó público. El atrezzo y los atuendos de los actores,
elementales, pero en aquel espacio lucieron también. Un alcalde al
que apasiona el teatro, Marco González Mesa, que procede del género
y en el que hizo pinitos interesantes, era lógico que estuviera
sentado en primera fila. El profesor José Antonio Ramos Arteaga se
movió a sus anchas y se lució lo que quiso en su disertación
hasta disfrutar con las representaciones de las máscaras. Y los
actores tuvieron ocasión de despedirse con esa inclinación
reverencial expresiva de su misión cumplida. Y los asistentes, como
rúbrica, accedieron gratuitamente a un ejemplar de la publicación.
Se
trataba de presentar Teatro
de Carnaval Máscaras de los siglos XVIII y XIX en el Puerto de la
Cruz
(LeCanarien ediciones), la tercera entrega de la serie 'Cuadernos de
montaje', cuya autoría y propuesta dramatúrgica es del propio Ramos
Arteaga, Adán Rocío Palmero y Fermín Domínguez Santana.La
colección surge de la colaboración concertada entre el Seminario de
Estdios Teatrales del Departamento de Filología Española, la
Agrupación de Teatro de Filología y el grupo de investigación
Palingestos,
Fiesta y espectáculos en la cultura popular en su contexto
atlántico: Literatura, Arte, Cine y Teatro”. Según
explicó José Antonio Ramos, su finalidad obedece a la doble
necesidad de en el ámbito teatral de Canarias; por un lado, editar
textos teatrales canarios, preferentemente inéditos o de difícil
localización, que sean útiles para las personas que se dediquen al
género, tanto desde un punto de vista profesional como pedagógico,
especialmente para contribuir a completar la producción de la
literatura dramática. Y por otro, que sea soporte de una propuesta
de montaje ya escenificado por la Agrupación de Teatro de Filología
que sirva de orientación a futuras dramaturgias, por lo que cada
cuaderno aparecerá con el guión teatral completo.
Ramos
Arteaga explicó que esta selección de máscaras teatrales de
Carnaval fue representada entre finales del siglo XVIII y la primera
mitad del XIX en el que entonces se llamaba Puerto de La Orotava. Se
hacía entre los círculos sociales acomodados durante el que fue
período brillante para la vida económica y cultural del municipio.
Recordó que el XVIII fue una centuria decisiva para el teatro
europeo. “La escena -dijo- fue un campo de batalla entre el
continuismo de los géneros y prácticas dramáticas del Antiguo
Régimen y las necesidades reformistas ilustradas”. Enfatizó: “El
teatro entonces era considerado punta de lanza de las políticas
pedagógicas dirigidas a una amplia población consumidora de
espectáculos”.
En
la selección de textos, distinguió dos tipos de obras: un primer
grupo de obras encontradas en el Fondo Zárate-Cólogan y que fueron
representadas en las exquisitas veladas carnavalescas de la Familia
Cólogan Fallon; y uno segundo que es un conjunto de máscaras
escritas por el polígrafo y alcalde portuense José Agustín Álvarez
Rixo, “que dota de cierta pátina didáctica y reformista a la
sátira carnavalera”.
Se
pudo contrastar en las dos breve piezas que siguieron, muy bien
interpretadas por los jóvenes actores, Examen
de borrachos y
Una de
tantas juntas, de
claro sabor histórico-satírico. La segunda, por cierto, un adelanto
del pleito insular y de las dificultades del entendimiento entre los
habitantes de las siete islas.
El
profesor Ramos, antes de recordar que el grupo portuense de
aficionados, La Pandilla, había representado una de las máscaras
anteriores en una edición de Mueca,
quiso
destacar la aportación de la ciudad en los antecedentes carnavaleros
y en el fomento de la participación en distintos momentos
históricos. “En eso, los portuenses pueden presumir”, concluyó.
2 comentarios:
La cultura teatral al servicio del pueblo, máxime cuando las obras pertenecen al acervo cultural del Puerto de la Cruz.
Mis felicitaciones.
Estimado amigo Salvador:
Mil gracias por una crónica tan emocionante y por lo que dices de mis compañeros que me ayudaron a ejemplificar algunas máscaras. Afortunadamente contamos con una alcaldía muy sensible al teatro y que, desde un principio, apostó por esta publicación. Un abrazo y como decía nuestro admirado Rixo, el Puerto de la Cruz será siempre la capital de Momo (deidad de la risa y el carnaval)
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