jueves, 16 de junio de 2011

EN MEMORIA DE ALFONSO HERGA

Fue a quien primero leímos los vocablos tritón y ondina.
Era un entusiasta de la natación; en realidad, de todos los deportes. Practicó, allá cuando un descampado o una pista o una superficie térrea servían para improvisar una partida de algo y si había que hacer un torneo, pues también. Tiempos de escasez, de carencia de instalaciones: no importaba, se jugaba descalzo o con lonas.
Alto, espigado, fornido: cuerpo de atleta, cuerpo de deportista.
Atento, servicial, solidario. Una persona solidaria.
Y encima, escribía, hacía las crónicas de encuentros de todas las categorías o firmaba breves entrevistas con quienes destacaban en el reducido marco del deporte portuense.
Ayer tarde le acompañamos a su última morada. Murió Alfonso Hernández García, hijo de Sixta y Chencho, un popular policía municipal capaz de lidiar cualquier situación. En cierta ocasión, en el campo "El Molino", de Icod de los Vinos, reprochó al árbitro una decisión sin insultarle. Estaba a su lado. Un guardia civil mal encarado le llamó y le pidió la documentación. Chencho, que seguía atentamente la escena, dejó hacer y cuando los ánimos se serenaron, convenció al guardia de que la expresión proferida por su hijo no era merecedora de aquella demostración de autoridad.
Alfonso empleaba un seudónimo de vez en cuando, Alfonso Herga. Tenía una excelente caligrafía y escribía a máquina con mucha soltura.
Le estaré eternamente agradecido: cuando uno vestía calzón corto y la vocación periodística nos hacía seguir las competiciones de las categorías de base, entregaba los escritos a Alfonso para que los hiciera llegar a la redacción de Aire Libre y Jornada Deportiva, las publicaciones en las que colaborábamos regularmente. El era ya conocido de Julio Fernández, Domingo Rodríguez, Alvaro Castañeda, Salvador Pérez y Juan Carlos Carballo que entonces controlaban la información deportiva. Utilizaba el correo postal ordinario y años después, la guagua, el "expreso" que hacía la ruta Santa Cruz-Puerto Cruz. Además, insertaba textos en el boletín que periódicamente editaba el Club Natación Martiánez. Guardaba recortes y coleccionaba sellos y postales.
Sus ocupaciones profesionales le fueron alejando del mundillo deportivo, de modo que mermaron las colaboraciones periodísticas. Fue de los que me animó a que prosiguiera y mantuviera siempre el principio de ecuanimidad en cualquier crónica.
Fue a quien primero leímos los vocablos tritón y ondina. Firmaba Alfonso Herga.
Le recordaremos siempre. Descanse en paz.

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