lunes, 31 de diciembre de 2018

OBJETIVO 2019: TURISMO, ÁREA DE CONOCIMIENTO

Terminemos el año hablando de turismo. De un aspecto esencial y concreto como es la formación, en el que hay que detenerse con ánimo de sensibilizar a instituciones, organizaciones y profesionales, que todo no va a ser estadísticas -aunque fueran positivas- ni rentabilidades ni promociones exitosas ni nuevos productos ni empleo precario. La formación, a medida que crece el negocio y en el sector debe primar la competitividad, resulta primordial, sobre todo si se quiere innovar.
Y es que el turismo, en efecto, desde hace décadas se ha convertido en una actividad estratégica para la productividad económica de España: supera el 11 % en el Producto Interior Bruto (PIB) nacional y genera un volumen de empleo directo del 11,29 %.
Sin embargo, tratándose de un destino turístico de primer orden y de que su 'know how' (conocimiento, saber cómo) empresarial es valorado en todo el mundo, la situación de los estudios universitarios o profesionales específicos no es debidamente reconocida, hasta el punto de que la Red Interuniversitaria de Posgrados en Turismo (Redintur) integrada por veintiocho universidades españolas que imparten la docencia oficial de posgrado en Turismo, ha solicitado por tercera vez al Gobierno de España que acepte la creación del Área de Conocimiento en Turismo a incluir en el catálogo reconocido por la Ley Orgánica de Universidades. En las dos ocasiones anteriores, 2014 y 2016, no hubo siquiera respuesta de la Secretaría General de Universidades.
Los datos, extraídos de hosteltur.com, hablan por sí solos: en España existen diecinueve institutos y cátedras que desarrollan tareas de investigación y formación turística. Desde la década de los noventa hasta nuestros días, los investigadores españoles han publicado más de cuatro mil trescientos artículos en revistas científicas de turismo. Hay registradas más de tres mil quinientas comunicaciones y aportaciones en congresos y convenciones del sector. Hay unos dos mil doscientos libros publicados y más de tres mil capítulos en publicaciones colectivas. Ya son quinientas noventa y una las tesis doctorales en materia turística, en tanto que la dirección o participación en proyectos nacionales e internacionales supera el millar de registros.
Algunos empresarios y expertos consideran que, pese a este bagaje, es incomprensible que el Turismo no sea reconocido oficialmente como un Área de Conocimiento. Ello genera inconvenientes, claro. Por ejemplo: complicar el acceso a la investigación y a la docencia de personas que se han doctorado en Turismo. O lo que es igual: tienen limitada su carrera profesional y su acceso al cuerpo de profesores universitarios. Si se tiene en cuenta que en nuestro país en los pasados 2001 y 2007 fueron implantados los másteres oficiales y los programas de doctorado y que durante los últimos quince años más de mil doctorandos han defendido sus tesis en la práctica totalidad de las universidades españolas, el interés por la investigación y la formación de los expertos está fuera de toda duda. Pero, claro, luego quedan fuera del sistema como consecuencia de esa ausencia en el Área de Conocimiento.
Consecuencias negativas, evidente: se resienten el sector y las empresas. Las contribuciones de los expertos a la configuración de políticas públicas orientadas al sector, limitadas. La transferencia de conocimiento e innovación del ámbito científico al empresarial, muy condicionada. Riesgo de fuga de capital humano hacia otros sistemas universitarios, también. Pérdida de presencia de expertos e investigadores españoles en foros turísticos internacionales, clarísimo.
Por lo tanto, hay bagaje para que el turismo sea incluido en el catálogo de áreas de conocimiento el sistema universitario español, donde hay hay consignadas ciento noventa. Se requiere ahora voluntad política para dar un paso que ha de ser definitivo. Objetivo inmediato en el nuevo: que los buenos en “hacer” sean reconocidos en el “saber”.
¡Salud y suerte!

domingo, 30 de diciembre de 2018

LA AGUDA Y DOLOROSA VERDAD

El periodista, historiador y ex político liberal canadiense, un estudioso a fondo del nacionalismo, Michael Ignatieff, dijo este mismo año, en el momento de recoger el premio 'Francisco Cuco Cerecedo', que el “periodismo sigue igual que al principio”. Y detallaba: “Hoy en día el periodismo continúa tal y como nació, mezclando publicidad y escándalo, asesinato y mercancía, chismes y rumores con la aguda y dolorosa verdad”.

Al afrontar la décima aparición del Anuario de la Asociación de la Prensa de Tenerife (APT) y repasar, siquiera brevemente, algunos acontecimientos relacionados con la profesión y los medios o con hechos tan trascendentes como la libertad de información y de expresión o cómo la digitalización avanza a galope tendido de modo que envejezcan en un santiamén las novedades que venían para quedarse, reflexiones como la de Ignatieff nos hacen ver las incertidumbres y los riesgos del futuro pero, a su vez, lo apasionante que resulta la tarea de asistir en primera fila y ser sujetos activos de un proceso dinámico en el que es necesario moverse con denuedo y determinación para superar etapas y hechos críticos pero también para incursionar las vías que han de esclarecer un porvenir al que, en cualquier caso, no hay que temer si existe ánimo de innovar y cualificar.

Cierto. Las amenazas y los males que acechan al periodismo laten, con distintos ropajes si se quiere, pero en mucho se asemejan a los que conocimos en otras épocas y con otras generaciones. Por eso, aquí no cabe lo del “ya está todo inventado” al que se recurría otrora cuando alguien intentaba algo distinto y se esmeraba para que el producto tuviese otros reclamos. El periodismo, con sus imperfecciones y sus sesgos, con las redes sociales ganando preferencia en los hábitos de lectura, sus tendencias -y por qué no decirlo: tendenciosidades-, sus dudas a la hora de lanzar el nuevo modelo de negocio, sus equilibrios posibles, su precariedad laboral y sus prestaciones, sus exigencias -especialmente en el plano formativo- y sus afanes para no quedarse atrás, a sabiendas de que un tropiezo, por simple que sea, merma la credibilidad y la propia penetración en la sociedad a la que se debe... el periodismo -decíamos- está como al principio, por seguir a Ignatieff, pero continúa siendo indispensable para estar a la altura de lo que demanda una sociedad a menudo desbordada entre tantas controversias. Es indispensable -digámoslo por enésima vez- para la transparencia de la vida pública, el pluralismo y para que los poderes públicos no incurran en abusos ni desvíos.

Por eso, el periodismo saldrá adelante. Para eso está la aguda y dolorosa verdad. Como resistió en el pasado, y en otras circunstancias sociopolíticas, y como sorteará las dificultades para que los horizontes del porvenir no aparezcan permanentemente teñidos de oscuro. Eso sí: son los propios profesionales quienes han de tomarse muy en serio su cometido: prohibido resignarse o conformarse, aunque los factores adversos sean poderosos y multiformes. Hay que procurar que la confianza en el periodismo y en sus profesionales mantenga los más altos niveles, sobre todo porque se lucha ferozmente en el marco del acceso inmediato a la información, contra las intoxicaciones interesadas, contra las paparruchas, contra las dificultades para contrastarla y hasta contra la dictadura de las audiencias que han pasado a ser, en casi todos los casos, receptores activos que consultan, se informan en las fuentes más diversas, comentan, opinan y critican.

Las páginas que siguen plasman estas apreciaciones que son también inquietudes y demandas que los periodistas debemos asumir con humildad y espíritu autocrítico, como se nos recordó durante las jornadas que convocó en las islas el Consejo Escolar de Canarias que se hizo eco de la sensibilidad derivada de querer incluir el estudio de la función de los medios de comunicación en el Pacto por la Educación y, por tanto, en los planes educativos. Objetivo: llevar el periodismo a las aulas, esto es, introducir una asignatura que enseñe al alumnado a conocer los medios, fomentar el espíritu crítico y discernir entre información y opinión.

Convenimos con la directora general de la Unesco, Irina Bokova, en que el periodismo desempeña un papel esencial para la sociedad. Por eso se trata de trasladar a la ciudadanía noticias confiables y ofrecer información verificada para que la gente se forme una opinión propia y bien fundamentada. Entonces, conectando con el planteamiento anterior, hay que mirar con buenos ojos el que se introduzca la asignatura de periodismo en los cuatro cursos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). La Federación Española de Asociaciones de la Prensa (FAPE) ya ha trasladado al Gobierno esta aspiración. Se trata de una iniciativa que el presidente de la Asociación de Periodistas de Investigación (API), Antonio Rubio, ilustró precisamente durante su estancia en Canarias: “Si no lees, no sabes escribir; si no sabes escribir, no sabes hablar; y si no sabes hablar, no sabes comunicar. La principal función del periodista es saber escribir y saber comunicar”.

Habrá que seguir insistiendo, pues, en los procesos de formación. A la convocatoria anterior, por ejemplo, hay que añadir la que el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) desarrolló en su sede del Puerto de la Cruz conjuntamente con la APT para contribuir a que los profesionales de la información actúen de forma cabal, sepan de lo que hablan o escriben y, en definitiva, informen con rigor en caso de que el riesgo volcánico se manifieste de forma natural.

Y habrá que hacerlo desde el gran empeño de los periodistas canarios: crear y poner en marcha el Colegio Profesional cuya tramitación legal se encuentra avanzada y debe cristalizar con su aprobación en el Parlamento de Canarias.
A la espera de materializar ese logro, debemos dejar constancia de la celebración este mismo año del 40 aniversario de Prensa Ibérica, la empresa editora de La Provincia/Diario de Las Palmas y La Opinión, dos cabeceras que distinguen al periodismo de las islas. Como también lo distinguió el vespertino tinerfeño La Tarde cuya historia de cincuenta y cinco años (1927-1982) se verá reflejada en un documentado volumen de próxima aparición.

Dos hitos, en definitiva, que enaltecen la profesión periodística y a los que, con toda justicia, había que hacer referencia, siquiera de forma apresurada, cuando ya este Anuario entraba en máquinas, como se decía hace ya unos cuantos años. Ahora, sin otra pretensión que la de resultar una fuente de consultas en las aulas, en las redacciones y en los despachos, confiemos en que resulte de utilidad.

Con nuestro agradecimiento a las instituciones públicas, empresas y firmas colaboradoras.

sábado, 29 de diciembre de 2018

REVOLUCIÓN Y MARCHA ATRÁS

Iba a ser una revolución pero le han puesto la marcha atrás. Los mismos que hicieron alardes de propaganda -uno más, gastos inútiles, quién asume la responsabilidad- son los que ahora dejan sin efecto la reordenación unilateral de las líneas de transporte de TITSA en el norte de la isla. Habrán escuchado el clamor: no quedó nadie sin protestar, sin quejarse, sin sufrir lo que era un disparate. Han tenido que escuchar a los usuarios, al pueblo y a las instituciones que adoptaron acuerdos, y frenar. Para ser tan pasivos e indolentes, para andar desvertebrados y para no encontrar mayor apoyo mediático, los resultados son positivos. Borrón y ordenación nueva.
Los usuarios lo agradecerán, aunque necesiten un tiempo los responsables para volver a poner las líneas, la información y la señalética en su sitio. Lo ocurrido sirve de lección: la próxima vez, consulten. Y aprovechen para atender demandas o configurar líneas, trayectos y frecuencias con más tino. Menos experimentos, aderezados de lujo propagandístico, y más rigor y más racionalidad.
Sin olvidar que después de Reyes, volveremos a los atascos cotidianos. Acentuados, por cierto, con esta reordenación a la que han puesto finiquito. El problema estructural persiste -las vías no absorben el crecimiento del parque automovilístico- y no lo iba a eliminar la tan mentada reordenación.
Vienen meses en los que, por razones obvias, no se quiere alimentar malestar ni descontentos. Pudieran aprovechar para estudiar e impulsar otras medidas infraestructurales que, a medio y largo plazo, sean eficaces.

viernes, 28 de diciembre de 2018

MUSEO A LA DERIVA

Pintan bastos en el Museo Arqueológico Municipal (MAM) del Puerto de la Cruz. Según el Grupo Municipal de Asamblea Ciudadana Portuense (ACP), en la oposición, lleva año y medio cerrado, con negras perspectivas: las dependencias necesitan un reacondicionamiento (principalmente, el espacio de exposiciones) pero el gobierno local no parece estar por la labor. Y eso que dispone de consignación presupuestaria: unos ciento veinte mil euros, en principio destinados al arreglo de vitrinas y a la mejora interior del inmueble. No han ejecutado un solo euro, se queja -y con razón- el portavoz de la ACP.

El Museo Arqueológico de la ciudad turística es otro recurso, como el Jardín Botánico, desperdiciado. Y como el Mirador de Ventoso. Lo peor es la realidad, que no la sensación, de abandono. ¿Volvemos a escribir que los portuenses, salvo excepciones, han acreditado tener un escaso apego a sus recursos y valores patrimoniales? Pues volvemos: los hechos nos dan la razón. Hay que ser más consciente y más sensibles con ciertos valores. Tanta indolencia, tanta desidia... Y eso que, en el caso del Museo, es innegable, tal como enfatiza su infatigable directora-conservadora, Juana Hernández Suárez, que fueron parte activa de su génesis, que data de los años setenta del pasado siglo hasta materializarse en 1991. Hasta tres mil firmas fueron estampadas para impulsar no la reapertura de una sala de arqueología, germen de la iniciativa, sino la creación de un nuevo museo, con propiedades de tal y sede estable, ajustado a las colecciones de las que se disponía y a los avances culturales y científicos de la época. Repasando la trayectoria, podría hablarse de una historia de tenaz empeño popular sustanciada en un atractivo modelo de proximidad social. La sensibilidad y el entusiasmo de Paco Afonso, siendo alcalde, fueron determinantes.
Ubicado en una vieja casona del siglo XIX, adquirida por el Ayuntamiento, restaurada por el arquitecto José Miguel Márquez, y que da a las calles San Felipe y Lomo, el Museo Arqueológico Municipal es una de las dotaciones culturales más importantes de la ciudad y de la isla. Un Patronato regula e innova sus actividades. Buena parte de los fondos proceden de donaciones o aportaciones privadas. Celestino González Padrón, Telesforo Bravo Expósito, la familia Gómez, y los herederos de Luis Diego Cuscoy son nombres destacados en esa historia de más de veinticinco años y en sus antecedentes. Hay una llamativa colección de cerámica aborigen, restos momificados guanches, utensilios, mapas, maderas, piedras punzones y anzuelos de hueso. Esa colección constituye la mayor y más representativa muestra de alfarería guanche de toda la isla. Con los responsables del Museo nos hemos percatado del celo para investigar en nuestro pasado más remoto y para conferir al “conservacionismo” aplicado al arte el valor que realmente entraña.

Pero lo dicho: pintan bastos para el MAM. Cuando lo visitamos por última vez en ocasión del Festival Periplo, no imaginábamos que la situación fuera tan delicada, hasta el punto de este cierre sine die. Es un museo a la deriva. Se supone que el gobierno local debe dar explicaciones. No sabemos si será mucho suponer. Como hasta hace unas semanas iba la biblioteca municipal 'Tomás de Iriarte', cerrada por la tardes. Suma y sigue. Un centro, el Museo, Arqueológico, que se ha implicado en la dinamización y desarrollo de la ciudad, fomentando, sobre todo, la participación social, no merece tanta desatención. En un comentario anterior ya dijimos que había muchos surcos, mucha simiente y muchos registros. Pero sufre de ese mal, el abandono, que cuando se enquista, causa estragos. Y una pena...

jueves, 27 de diciembre de 2018

CONTRADICCIONES EN BANDEJA

Las derechas se encaminan hacia la gobernación de Andalucía. No se lo esperaban pero las urnas hablaron y la oportunidad de desbancar a los socialistas del poder no la iban a desaprovechar. Costara lo que costara, cueste lo que cueste: ya habrá tiempo de dirimir y de limar asperezas, incluso con los ultras, a los que, por su bien, hay que domesticar, con permiso del poeta.
Tendrán que cultivar la alianza. Y como todo estreno, habrá días de vino y rosas, pan de la boda, decisiones estratégicas en busca de eficacia, recelos y zozobras, cien días, mensajes triunfalistas, dudas, impulsos, doctrina de cambio político, escenarios idílicos donde antes se palpaba la catástrofe, testimonios de admiración al pueblo andaluz que hasta hace poco eran lo contrario... Antes derroche, ahora inversión.
A priori, no será fácil esa gobernación; pero hay que conceder los márgenes correspondientes. Porque se abre un nuevo ciclo y el tiempo es una baza importante. Que tengan presente que el victimismo, en todas sus modalidades de justificación, inexperiencia y disculpas, es un factor que se agota. Que recuerden una palabra que servía de bandera o estandarte: regeneración. A favor del pacto, el derechío mediático cada vez más ansioso y que no dudará en utilizar el inédito escenario para catapultarlo al ámbito nacional, donde las heridas de una censura legítima no terminan de cicatrizar y menos si algunas medidas del ejecutivo cuajan y abren expectativas de credibilidad o confianza.
Hacia la gobernación, pues, con hechos para contrastar: cuando se anunció, un ejemplo, por el Gobierno de Sánchez que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ascendería a 900 euros, removieron la CEOE y hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI), poco menos que el apocalipsis, acento de Pablo Casado incluido al posicionarse en contra desde la tribuna parlamentaria. Y cuando se ha sabido que la primera medida del pacto de las derechas andaluzas era incrementar las retribuciones de los altos cargos un 50 %, la tibieza de la respuesta, al menos la circulante en redes sociales, ha sido bastante notable. Por supuesto, los cimientos de la CEOE y del FMI no han temblado. Y se ve que en la aflicción causada por la pérdida del poder apenas ha dejado margen para la reacción, incluso entre quienes militando en la misma formación bien que se enzarzaron no hace muchos meses en una pugna personalista sin cuartel. O que han estado muy ocupados con el tránsito y los preparativos para la travesía del desierto.
El pacto hará ver que fuera hace mucho frío y que para recuperar, además de obrar sin prisa y sin pausa, es necesario reilusionar desde la el respeto a los liderazgos y la unidad de acción. Aunque sirvan en bandeja las primeras contradicciones.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

NI RESIGNACIÓN NI RUTINAS


En el primer mandato de los ayuntamientos democráticos (1979-83) hubo ayuntamientos que se esforzaron en asumir competencias creando incluso servicios de los que se tenía muy poca o ninguna experiencia. ¿Cómo lo vamos a hacer?, se preguntaban los nuevos munícipes. ¿Cómo lo van a hacer?, cuestionaban los ediles que se habían quedado en la oposición o aún discutían las expectativas abiertas con el nuevo régimen político.
El caso es que se avecinaban nuevos tiempos, había que incursionar en un nuevo modo de funcionar en la administración local y había que dar respuestas a problemas ya enquistados en la sociedad y que necesitaban de algo más que voluntarismo para resolverlos. Ahí es donde, paulatinamente, fueron surgiendo estructuras, redes y profesionales desde las que fue posible ir trabajando sobre bases que costaría consolidar pero que ya tenían los fundamentos para labrar políticas públicas en las que se podría confiar.
Entonces, cruzado el ecuador de aquel mandato, ya se hablaba de servicios municipales de atención a las drogodependencias, a las toxicomanías o a la marginalidad. Los afectados y las familias empezaron a no sentirse tan solos. Los concejales de esas áreas comenzaron a curtirse, conscientes de que había mucho que aprender, buscar incesantemente recursos y practicar solidaridad. Fue una época motivadora, esperanzadora, rica en ganas y proclive a perfeccionarse mediante la suscripción de convenios, la implicación de agentes sociales, la consecución de nuevas dotaciones, el diseño y ejecución de programas preventivos y hasta la redistribución competencial con la concurrencia de las comunidades autónomas.
Mucho mérito tienen, desde luego, las corporaciones locales de entonces que, con poco, hicieron mucho. Lo más importante: abrieron caminos para afrontar el alcance de aquellas situaciones que, en numerosos núcleos y en muchas ciudades, resultaban graves o muy graves.
Que todo aquello se haya consolidado y tenga continuidad es para tener cierta tranquilidad. Cierto que existen problemas y deficiencias latentes pero, al menos, hay lugares y recursos humanos a los que consultar con tal de recibir una atención y las terapias para intentar reconducir las situaciones.
Por eso, que la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas hayan renovado recientemente el convenio de colaboración para la cobertura de actuaciones destinadas a la prevención y reducción de drogodependencias y otras adicciones desde el ámbito local, es gratificante. Se trata de implantar y desarrollar programas de calidad en los municipios en estas materias. La acción se extiende al ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social para luchar activamente contra el tráfico y consumo de drogas y para representar a los gobiernos locales en aquellos organismos que han hecho de la prevención y atención integral a las adicciones su razón de ser.
El convenio incluye tareas como la difusión del Catálogo de Buenas Prácticas de Drogodependencias en el ámbito local; el impulso del Programa Nacional de Servicio Responsable, destinado a prevenir el consumo de drogas en los entornos de ocio nocturno; y el apoyo al portal de buenas prácticas en reducción de la demanda de drogas y otras adicciones.
En fin, que los ayuntamientos tienen un campo donde desarrollar un trabajo interesante y productivo. Solo han de acreditar voluntad política y ganas de profundizar, antes que resignación o rutinas de funcionamiento.


martes, 25 de diciembre de 2018

UN DÍA COMO HOY...

¿Quién nos leerá un día como hoy?

La lotería pasó de largo pero los villancicos suenan a todas horas, en la casa, en la calle... Grupos de Lo Divino, se escribía entonces. Bueno, hasta no hace mucho. Se palpa el consumismo, contagiados los niños.

Este año, la característica fue el anticipo: todos querían adelantar. Antes el alumbrado, antes la distribución de regalos, antes las colas,antes las llamadas de felicitación, antes la compra de regalos, antes la comida especial. El discurso del rey, eso sí, se mantiene a su hora. Cada cosa, en su cajita, que decía Gilberto.
Adeste fideles o Venite adoremus Dominum.
El recuerdo de quienes ya no están.
Contigo en la distancia, para acabar de entristecer. Eterno César Portillo de la Luz.

Libros leídos, presentaciones, cuadros, arte, gestiones, entradas, logros, sinsabores, documentos archivados... un año que se agota y la memoria que se resiste a flaquear. Ya puedes ir haciendo balance. ¿Total, para qué? Analíticas, retinopatía, hipertensión, desabrido, sin azúcar, descafeinado... Y los papeles amontonados, desordenados. Todo se va perdiendo, ¿entienden?
¿Quién nos leerá un día como hoy?

El valor de un beso, el contacto del abrazo, la mirada cruzada... ¿Qué fue de todo eso?
Menos mal que la longevidad es gratificante y la sangre de los menudos alegra ánimos y corazones.
Pero no es cuestión de amargar más ni de amargarse, que la vida aún puede deparar anhelos satisfechos. Solo es cuestión de proponérselo. Hay personas que aún esperan siquiera un gesto, una oportunidad, una determinación...

Pero ¿quién nos leerá un día como hoy?


lunes, 24 de diciembre de 2018

SERRAT Y EL DESPISTADO

Joan Manuel Serrat acaba de ofrecer su enésima lección de sensatez. Ha exhibido ese seny del que tanto alardearon los catalanes hasta que el virus independentista inoculó el tejido social y afloró los contrasentidos y los comportamientos más inconsecuentes que se recuerdan, nada que ver con aquel vanguardismo europeísta que distinguía a una sociedad emprendedora y avanzada que eclosionó en los Juegos Olímpicos de 1992.
El cantautor, de próxima aparición en Canarias el inminente enero, interrumpió en Barcelona un concierto incluido en la gira 'Mediterráneo da capo', cuando un espectador le pidió que cantara en catalán, “que estamos en Barcelona”. Serrat no se arrugó y con ese temple que caracteriza a los elegidos y a los que ya han sido todo en su desfile incesante por los escenarios, pidió al público que no aplaudiera sus palabras y dijo que “siempre viene algún despistado a los conciertos”.
A buen entendedor... Pero, por si necesitara abundar en explicaciones, recordó que compuso y grabó Mediterráneo en 1971, un tótem de la música moderna española con diez canciones, todas en castellano y que ahora en esta gira, las interpretaba en orden. Serrat lamentó esta recriminación, la primera que le hacían en su larga carrera, y visiblemente molesto dio con la tecla definitiva: “Sé perfectamente que estoy en Barcelona, seguramente lo sepa antes que usted”. Añadió: “Desde antes que usted, estoy trabajando por hacer cosas en esta ciudad, así que le pido que deje hacer mi trabajo”.
Nos imaginamos cómo se habrá quedado el despistado, después de la ovación que el auditorio dedicó al poeta. Y lo que son las cosas: Serrat, en pleno franquismo, fue reprobado por no poder interpretar en catalán la canción con la que representaba a España en Eurovisión. Temps era temps.... por emplear para la ocasión el título de una de sus canciones. Ahora, queriendo o sin querer, ha reivindicado el castellano, manteniendo el original de aquel formidable bagaje poético registrado hace cuarentaisiete años.
Pero sí, despistados los hay en los conciertos y espectáculos públicos de toda índole. Algunos no se conforman y exteriorizan su distracción o su extravío con un grito o un desafuero, si es de reproche al protagonista, mejor. No discrepan porque haya hecho una mala interpretación o haya desafinado sino porque no canta en el respetable idioma que prefiere, “que estamos en Barcelona”.
Pues el despiste se paga con sentido común, con una réplica cargada de templanza para seguir cantando libremente. Últimamente, en foros y espectáculos abundan esas 'extravoces' que alteran el desarrollo de de una intervención que ha conllevado preparativos, se supone que considerables y costosos. “¡Libertad de expresión!”, exclamará alguien en defensa del espontáneo despistado. Hay que defenderla, pero siempre que se respeten las reglas del juego o no se interrumpa o no se insulte o se rompa la deslealtad. Los despistados deberían ser más conscientes y entender el lugar donde se encuentran antes de acreditar, motu proprio, esa condición.
Se exponen que alguien, simplemente con sensatez, les ponga en evidencia. 


domingo, 23 de diciembre de 2018

BALCONES, ELEMENTOS DISTINTIVOS (y II)

Tomás Méndez Pérez nos ofrece las Canarias de los balcones, nada que ver, por cierto, con el concepto empleado en un debate ideológico-político reciente a propósito del modelo territorial. Aquí sigue asomando más gente que banderas, salvo en época de fiestas o celebraciones varias. Aún es posible observar, como escribe Carmen Camacho en Diario de Sevilla, “vecinas en las barandas, toldos, ropa tendida, tiesto y charla al fresco”. Esa es la vitalidad de los balcones que “son la calle en la casa, la casa en la calle, una fracción liminar y en lo alto”, dice Camacho.

Balcones abiertos y descubiertos, clasificación a partir de la cual el autor establece trece subtipos diferentes de la primera modalidad y cinco de la segunda, con profusión fotográfica y breves textos histórico-descriptivos, dan contenido al libro que hoy presentamos, un estudio riguroso, exhaustivo y científico del balcón canario, tal como apunta el profesor Arbelo García en su prólogo, que concluye despejando las dudas sobre los orígenes del balcón tradicional canario.

Miren por donde, quienes creíamos en antecedentes andaluces, debemos beber en otras fuentes: en el norte peninsular, Cantabria, Euzkadi, Navarra, Aragón, Asturias, Galicia e incluso Catalunya, es donde hay que situarlos. El prologuista remata precisando que Méndez, basándose en una amplia y variada documentación, establece “el máximo esplendor del balcón canario en la centuria del siglo XVIII, época en la que aparece con mayor frecuencia la ornamentación en los cojinetes con motivos, de tipo vegetal, o geométricos. No obstante, alude a la existencia, más bien aislada, de balcones parecidos a los nuestros en el sur y en Levante. Como en Cazorla, por ejemplo, al norte de Jaén donde se contemplan “balcones de madera con balaustres torneados y cubiertos con un pequeño tejadillo”.

Pero nos interesan, sobre todo, las vicisitudes de las balconadas de las islas, hechos a los que se refiere el autor, como las solicitudes hechas al rey Felipe II por los regidores de San Cristóbal de La Laguna y Santa Cruz de la Palma para que fuesen regulados su construcción y su uso, en previsión de incendios y de conflictos entre vecinos de salubridad e higiene. El monarca llegó a prohibir la dotación como tal.
Hasta el movimiento surrealista, en su célebre reunión de Tenerife en 1932, se ocupó de los balcones tradicionales aunque éstos no salieran bien parados en sus reflexiones y críticas artísticas.
Vicisitudes también registradas en América y de las que habla con profusión el que fuera catedrático de Historia del Arte Hispanoamericano de la Universidad de Madrid, Enrique Marco Dorta, quien visitó varios países invitado por artesanos canarios.
Y otro testimonio analítico muy valioso, el del profesor de Historia de América de la Universidad de La Laguna, doctor Manuel Hernández González, quien informa a Tomás Méndez de la profusión de estos elementos constructivos y distintivos en ciudades de distintos países, desde Estados Unidos a Puerto Rico, desde Cuba a Venezuela y Colombia. En ciudades como San Juan, La Habana, Maracaibo, Coro, Bogotá, Cartagena de Indias, los balcones proliferan acaso para probar de alguna manera una proyección de la geografía, de la arquitectura y del costumbrismo de las islas.

En Balcones tradicionales de las Islas Canarias, Méndez Pérez se ha esmerado para describir las fachadas de las casas con balcones y hacer una síntesis de sus promotores, a lo largo, como él mismo dice, de pagos, lugares y pueblos de las islas. Su obra no es un minucioso rescate de fotografías antiguas o actualizadas sino un canto a los valores patrimoniales de las islas, un relato riguroso desde el punto de vista cronológico, complementado con una clasificación que permite contrastar la variedad de la tipología: balcones cubiertos, cerrados de tablas, con y sin escaleras; balcones de mampuesto y cristales; los cerrados de cristales, con balaustres y cojinetes; aquellos cerrados de celosías; los cubiertos, de antepecho de mampostería, de tablas o de cuarterones; también los hay de listones verticales y cruzados y ejemplos gráficos de balaustres planos recortados también aparecen.

Las páginas se van sucediendo y despiertan el interés textual y visual del lector que va descubriendo rincones desconocidos o de otra época, que va recreándose en testimonios de un patrimonio histórico y artístico que refleja la creatividad y el tesón de los canarios.
Un glosario de términos que facilita la lectura y comprensión de la amplia terminología que se deriva del estudio de los balcones isleños -volvemos a remitirnos al prólogo del profesor Arbelo García-, suplementa una obra de doscientas páginas de indudable interés bibliográfico.

La escritora y actriz grancanaria Josefina de la Torre, vinculada a la Generación del 27, se hubiera sentido encantada con su lectura. Ella, que imaginó a la persona amada, “Tú en el alto balcón de tu silencio...” que olvidó la señal para su barco hasta perderse en la niebla de un encuentro y dejar sembrada la incertidumbre. Desde cualquiera de estos balcones, hubiera escrito o declamado con elegancia estilística.

Y es que siempre fueron elementos aptos para la inspiración poética. Que se lo digan al autor realejero Juan Marrero González, con uno de cuyos poemas, “Balcones canarios”, seleccionado también para su libro por Tomás Méndez Pérez, concluimos esta presentación:

Adustos y recios balcones canarios
en donde la tea al cedro hermana,
la fuerza del Cuzco a la paz castellana...
Firmeza y nobleza de los campanarios.
En tórridos días templados solarios,
el aura bebiendo en la fresca mañana,
luciendo claveles con gracia gitana,
en noches de luna rezando rosarios...
Así os he visto y os tengo guardados
adentro del alma... Cual templos sagrados,
adonde el recuerdo es gozo y tristeza...
El libro más bello de niño leído:
del mar a la cumbre mi valle florido
llenando mis ojos de luz y belleza”.



Adustos y recios, sí señor. Templos para albergar los preciados bienes de los recuerdos. Desde donde la contemplación de la luz y la belleza se convierte en un ejercicio sugerente.

La lectura de las páginas de Balcones tradicionales de las Islas Canarias, también. Compruébenlo.


sábado, 22 de diciembre de 2018

BALCONES, ELEMENTOS DISTINTIVOS (I)

Jueves 20 de diciembre de 2018, Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Presentamos el libro Balcones tradicionales de Canarias del que es autor y editor el maestro y calígrafo orotavense Tomás Méndez Pérez. Esta es la primera parte del texto leído. Mañana domingo publicaremos la segunda:


Primero fueron los patios; luego, los balcones.

Casi inopinadamente, cuando una tarde recorría la Villa clásica y señorial, en busca de dinteles, jambas, postigos y carpintería artesanal, atravesó el zaguán abierto y quedó embelesado cuando contempló la belleza y la armonía de aquel patio. Muchos encantos. Tantos, que allí mismo brotó la idea de reunirlos y plasmarlos documentalmente. Dedicó los domingos y festivos a un recorrido por las localidades de la isla. Salió en busca de esos espacios sobresalientes, frondosos, pletóricos de frescura, bien decorados con elementos de distinto tipo pero, sobre todo, con profusión vegetal que revelaba, está claro, un esmerado cuidado de las más variadas especies. Viajó por las islas para fotografiar sin descanso. En Fuerteventura y Lanzarote contó con la colaboración de sus respectivos cabildos que cedieron testimonios gráficos registrados en sus archivos.

Ahí, en esa chispa y en ese recorrido, al cabo de numerosos disparos fotográficos desde muy distintos ángulos, surgió el libro titulado “Patios singulares de las Islas Canarias” (Publicaciones Turquesa, Santa Cruz de Tenerife), aparecido en 2008. Fue prologado por el abogado, ensayista y escritor, Alfredo Herrera Pique, quien fuera senador del Reino, director del semanario 'Sansofé' y presidente del Museo Canario. Quienes han accedido a ese volumen seguro que dan fe de la calidad de la edición, en la que llama la atención la hermosura de las fotografías en color, obtenidas por el autor en un 95 %. Seguro que algunos de ustedes recuerdan con agrado la presentación del libro, en marzo de 2009, a cargo del inolvidable doctor Enrique González González.

Primero, los patios canarios. Alguien tenía que inmortalizarlos y le tocó a Tomás Méndez Pérez que cursó el bachillerato, por cierto, en un colegio al que rendimos tributo en este mismo Instituto hace unos meses con la presentación de una publicación sobre su historia: ¡quisimos tanto a ese colegio de segunda enseñanza, “Gran Poder de Dios”!

Tomás apuntaba desde niño las maneras de un dibujante que se curtió primero en la academia de José María Perdigón y luego en la Escuela de Magisterio de La Laguna, donde el pintor Mariano de Cossío le aleccionó adecuadamente. Ya era maestro titular de enseñanza primaria en 1950. Tres años después, ingresa por oposición en el cuerpo de magisterio nacional, en Las Palmas de Gran Canaria. Ejerció en Moya, en La Caleta de Interián, en Los Silos, y desde 1959 hasta su jubilación en 1993, en el colegio “Nuestra Señora de la Concepción”, en La Orotava natal.

Varias distinciones, algunas de ámbito nacional, adornan su desempeño profesional. Y para que nada falte en este apresurado recorrido biográfico, su especialización en caligrafía propició que ejerciera como perito calígrafo durante treinta y ocho años en los tribunales de justicia de Tenerife.

Colaborador habitual de los rotativos tinerfeños El Día y La Tarde, es miembro y socio numerario del Instituto de Estudios Canarios y del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Autor de varios libros: “La ermita del Calvario y su Real y Venerable Hermandad de Misericordia”, “Antología de semblanzas del Teide”, “La influencia y presencia de los portugueses en el poblamiento de Garachico”, “Garachico, cinco siglos”, “Antecedentes históricos del Teide y Las Cañadas”, publicado en el año 2000, “La Orotava, cien años en blanco y negro (1858-1958)” y el ya mencionado “Patios singulares de las Islas Canarias”. En todos ellos, vuelca su genuina pasión científica y estética por la naturaleza, por la historia y por los valores patrimoniales de nuestra comunidad.

Y hoy Méndez Pérez nos convoca aquí porque ahora toca hablar de balcones, los que ha ido localizando, describiendo y clasificando (las tres tareas básicas), junto a su esposa, a su nieto y a sus amigos del colectivo cultural “La escalera”, destinatarios de la dedicatoria de un libro cualitativamente editado, Balcones tradicionales de las Islas Canarias, (éste es su título) y que ha prologado el profesor de Historia Moderna de la Universidad de La Laguna, Adolfo Arbelo García, quien sienta algunas premisas del “balcón como elemento destacado de la arquitectura doméstica isleña que se expande con rapidez con el paso de los siglos por todas las islas”.

Escribe el profesor Arbelo que “el estudio, sustentado en una investigación exhaustiva y minuciosa, constituye una aportación imprescindible y necesaria que desde hace tiempo demandaba la historiografía sobre el patrimonio isleño”.

En efecto, el autor inició el trabajo de campo con una modesta cámara fotográfica, la Kodak 174, retirada del mercado, por cierto, tras un controvertido pleito judicial. Recorrió Tenerife de punta a cabo e incursionó en las tripas visibles de otras islas para contrastar los remates y los alardes de las edificaciones ya fuera en ámbitos rurales ya en tipologías urbanas. Mejor o peor conservado, restaurado o de nueva confección, no hubo balcón que se resistiera a Tomás Méndez Pérez, si se nos permite la expresión. Los de haciendas agrarias, los situados en ermitas, conventos o iglesias, los de casonas de la elite insular o los de viviendas más modestas, los de haciendas agrarias o los de casas capitulares, de sectores intermedios y clases populares, fueron auscultados desde todos los ángulos para brindarnos una obra original, cien por cien atractiva.

Es como si hubiera querido sublimar este precioso poema titulado ‘Balcones’, del guatemalteco Hugo Cuevas-Mohr, uno de los primeros autores de videopoemas en youtube. Dice:

Construimos paredes
para atraer el horizonte.
Fabricamos techos
para acercar el cielo.
Abrimos ventanas
para darle paso al tiempo.
Labramos puertas
para palpar al mundo.
Creamos balcones
para ser más infinitos...”.

La secuencia es extraordinaria y los dos últimos versos, “creamos balcones/para ser más infinitos…”, culminan una concepción existencial. En la vida nos planteamos retos y avances, probamos, queremos y anhelamos… Al final estamos ahí, en los balcones, para contemplarlos y para gozar o padecer, desde posiciones privilegiadas, los logros y los sinsabores. Imaginamos una infinitud que no precisa adjetivos, que vamos explorando y que admiramos sin cesar.
(Continuará).

viernes, 21 de diciembre de 2018

GESTIÓN DE CIUDADES TURÍSTICAS

La subdirectora de ‘San Sebastián Turismo’, Isabel Aguirrezabala, ha dicho que el principal reto “es no gestionar el turismo en una ciudad sino gestionar una ciudad turística”. Lo ha dicho en el curso del primer encuentro de gestores de la Red de Destinos Turísticos Inteligente (DTI) celebrado días pasados en Alcalá de Henares, donde se han reunido hasta cuarenta y cuatro representantes de dichos destinos.
Nos parece una afirmación interesantísima, contenida en un propósito que anima a red.es, una entidad pública empresarial dependiente de la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital, cuya finalidad es materializar proyectos y actuaciones que impulsen la sociedad de la información interactuando con comunidades autónomas, entidades locales y el sector privado en materia de tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Algunos municipios turísticos canarios se han sumado a la iniciativa. Nos consta que ejecutivos y técnicos los han visitado con el fin de recabar información y comprobar in situ la realidad del destino y su oferta. Se habrán llevado, seguro, impresiones desiguales. Ya se comprobará. El proyecto, como resumimos en su momento, consigna actuaciones orientadas a la consecución de estándares que contrastarán, entre otras cosas, la satisfacción de los visitantes con la oferta de una ciudad mediante el desarrollo de un denominado Sistema de Inteligencia Turística que facilitará la utilización de contenidos y metodología por otras entidades. En ese sentido, se quiere dinamizar la interoperabilidad con los agentes sociales y otras administraciones, así como potenciar el acceso a datos públicos referidos al sector turístico por parte de empresas, profesionales, visitantes y ciudadanos en general.
En la sesión de Alcalá, la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Oliver, señaló que el reto tecnológico es indispensable para que España siga siendo un país líder en competitividad turística. Ese objetivo implica la transformación de nuestro modelo turístico, basada en cinco conceptos: gobernanza, innovación, tecnología, sostenibilidad y accesibilidad. Lo que se quiere es producir una gestión más eficiente y sostenible de los territorios sobre los que se desarrolla la actividad turística. A ver si se entiende una vez ese concepto tan repetido, el desarrollo sostenible, no solo para propiciar la interacción e integración del visitante con el entorno en el que ha de convivir, siquiera unas fechas, sino para mejorar las condiciones y calidad de vida de los residentes.

De ahí el significado esencial de la afirmación de Isabel Aguirrezabala porque supone un salto cualitativo en el entendimiento de una idea en la que deben sentirse especialmente concernidos los responsables de los municipios turísticos, los titulares de poderes públicos, los que tengan delegaciones o representaciones y también los integrantes de organizaciones y entidades privadas. En algunos casos, todo es turismo, como se suele decir, aunque luego sea complicado asumirlo. Por eso, se trata de avanzar en el desarrollo de la Red DTI para asumir compromisos que, además, ya no tienen marcha atrás. Ese salto se tiene que justificar con hechos y decisiones, a fin de cuentas se trata de gestionar una ciudad turística.

jueves, 20 de diciembre de 2018

EVOLUCIÓN DE LA ACTIVIDAD TURÍSTICA


La evolución en términos reales de la actividad turística desde el año 2010 en nuestro país ha sido mejor que la del conjunto de la economía. Así se desprende de los datos contenidos en la Cuenta Satélite del Turismo en España (CSTE), publicada días pasados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).  La aportación del sector turístico al Producto Interior Bruto (PIB) ha crecido 1,5 puntos, pasando del 10,2 % al 11,7 %, cuatro décimas más que en 2016.
(Conviene explicar qué es la CSTE. Según se explica en el sitio web de Turespaña, la Cuenta es un sistema de información económica relacionada con el turismo, diseñada como satélite del sistema principal de Cuentas Nacionales, que permite medir el impacto del Turismo sobre la Economía Nacional. La CSTE es elaborada por la Subdirección General de Cuentas Nacionales del Instituto Nacional de Estadística (INE). La Cuenta Satélite del Turismo de España se puede describir como un conjunto de cuentas y tablas, basado en los principios metodológicos de la contabilidad nacional, que presenta los distintos parámetros económicos (oferta y demanda) del turismo de forma interrelacionada para una fecha de referencia dada. La primera aproximación a la Cuenta Satélite de Turismo fue presentada oficialmente en junio de 2002 por el INE, el Banco de España y la entonces Secretaría General de Turismo (Instituto de Estudios Turísticos). Hasta ahora se han publicado las series contables desde 1995 a 2003 con base año 1995, la serie contable 2000-2009 con base año 2000 y la serie contable 2008-2012 con  base 2011).
Según esta fuente, el peso del PIB asociado al turismo alcanzó los ciento treinta y siete mil veinte millones de euros en 2017, un 5,6 % más que el año anterior. El peso de ese concepto, PIB asociado al sector, se mide a través de la demanda final turística. La componente de mayor entidad en la misma fue el consumo receptor que alcanzó el 50 % del total.
Las estadísticas, francamente, son buenas, reflejo de un período de bonanza también contrastado en la evolución del empleo vinculado al sector turístico. En la Cuenta Satélite se señala que creció 1,2 puntos porcentuales desde 2010, pasando del 11,6 % al 12,8 %. A ello hay que añadir que la ocupación en los diferentes segmentos del sector alcanzó en 2017 los 2,6 millones de puestos de trabajo. Sin embargo, la idea de que las vacas gordas no se corresponden con un aumento proporcional del empleo y con mejores condiciones de trabajo se mantiene, principalmente en ámbitos sindicales.
Canarias, por cierto, figura entre las seis comunidades autónomas donde se incrementaron las cifras de afiliados a la Seguridad Social. Noviembre fue, desde ese mismo punto de vista, un mes sobresaliente, al registrarse 2,3 millones de afiliados, que es la cantidad más alta de la serie histórica en ese ciclo de tiempo. En total, los trabajadores del sector suponen el 12,2 % del total de afiliados en el sistema productivo de nuestro país.
Todo hace presumir, pues, que 2018 presentará un balance positivo, pese a la disminución en la llegada de visitantes a nuestro país. A ver si tal balance refleja la aspiración del sector: menor afluencia pero más ingresos.