miércoles, 30 de junio de 2010

SOLVENCIA

Eduardo, el meta portugués, fue el mejor de su equipo pero encajó su primer gol en siete partidos consecutivos y los de Carlos Queiroz entonaron el fado de su adiós al Mundial. Villa superó al arquero en una de las muchas ocasiones que dispuso el cuadro español: lo hizo con el olor del gol que tienen los delanteros que están en racha, que ven puerta casi en cada remate.

España ganó bien, con solvencia. Su mejor partido en la cita de Sudáfrica. Sólida defensivamente, bien trenzada en el medio terreno y peligrosa siempre en ataque, aunque Fernando Torres siguiera negado. Del Bosque descubrió a otro Fernando, Llorente, que salió en la segunda mitad para desequilibrar sensiblemente el juego porque remató y maniató a sus vigilantes, porque abrió huecos y jugó de espaldas como lo hacen los grandes, como lo harían Van Nistelrooy o Milito.

El primoroso comienzo español (tres paradas de Eduardo y un córner en los primeros diez minutos) fue diluyéndose sin que Portugal (salvo en un lance ante la enésima cabriola del jabulani disparado por un atacante luso) hiciera grandes alardes. Demasiado dependiente de Cristiano el juego de los lusitanos. Y cuando no hay acierto en la individualidad, se termina cayendo en la rutina. Confiado en su bloque defensivo, para Portugal todo era cuestión de aprovechar un espacio en el que brotaran la genialidad de Cristiano o de Almeida.

España, en conjunto, jugó mejor. Y ganó con justicia. Exhibió las virtudes que han caracterizado su producción a lo largo de los últimos tiempos, tras la conquista de la Eurocopa. Su desempeño fue el que puede esperarse. Transmitió buenas vibraciones porque jugó con convicción, asentada sobre los pilares de una cobertura recia capaz de desdoblarse por los flancos y sobre el control de sus mediocampistas, a los que sólo cabe reprochar que anduvieran una fase del partido sin movilidad y sin desmarque.

Pero cuando el eje Xavi-Busquets-Alonso-Iniesta está bien articulado y gira con seguridad, no sólo el equipo alcanza velocidad de crucero sino que llega con facilidad y genera peligro. Lástima el desacierto de Torres. Porque de Villa puede esperarse cualquier cosa, en cualquier momento, aunque los técnicos de los equipos rivales ya habrán notado su tendencia: caer por la izquierda, verticalidad y búsqueda de posición de remate como sólo los hacen los grandes. Hasta se le perdona que sea un poquitín goloso.

España solventó su papeleta más difícil en este Mundial y de la forma que lo hizo, con perseverancia y sin triunfalismos absurdos, volvió a ilusionar a la busca de su mejor clasificación histórica. El país aparcó la crisis y volvió a vibrar. Casillas resopló y Busquets se doctoró. Hasta Marchena tuvo sus minutitos.
Alguien recurrió días pasados, en referencia a Luis Aragonés, al “¿por qué no te callas?” que Su Majestad espetó al presidente venezolano hace unos años. Un futbolista de la selección argumentó que esa es la forma con que el ex seleccionador les sigue animando. Acaso un exceso de escepticismo en el 'sabio de Hortaleza' que predijo negros nubarrones frente a Portugal para encontrarse con un horizonte de juego despejado y con escasas turbulencias que nunca hicieron peligrar el resultado.

Más o menos desconfiado, da igual, lo cierto es que España es una de las tres selecciones europeas que se ha colado entre los ocho finalistas. Aguarda Paraguay, con un buen conocido de la afición tinerfeña, 'Tata' Martino. El cuadro guaraní, sin mucho brillo individual, está bien ensamblado y se mueve por ese impulso que ha dado a su papel futbolístico.

España no podrá confiarse, desde luego. Por eso, debe volver a lucir las cualidades que mostró ante Portugal. Lo dijo Del Bosque al final: “Jugando así, es difícil que nos superen”.

martes, 29 de junio de 2010

ASIGNATURA SIN DEVANEOS

Igual lo tomaron al pie de la letra, eso de que en toda crisis surgen oportunidades, y enarbolaron la bandera de la reorganización municipal territorial, como si fuera un invento de lo más novedoso, como si fuera la primera vez que se habla de las más de ocho mil entidades locales españolas.

Cualquier lectura, de verdad. Desde válvula de escape a anacronismos, desde teoría inviable a utilización perversa de la idea para inyectar sustancia a causas que dormían plácidamente (fusión Santa Cruz-Laguna, por ejemplo) o laten absurdamente a conveniencia de unos pocos, desde devaneos y recursos a la desesperada a manifiesta expresión del agotamiento de iniciativas que interesen realmente a una población cada vez más desencantada con la política en en Canarias. La confusión en la que se desemboca acaba por producir un nuevo desapego de la ciudadanía.

Muchos responsables públicos empiezan a desmarcarse. Bastante tienen con el descontento funcionarial, con los apremios de las demandas sociales, con los trámites de proyectos que han salvado su consignación presupuestaria y con asegurar los recursos para la nómina mensual como para entretenerse en debates que, probablemente, se disolverán después del verano cuando las prisas para inaugurar y los procesos para configurar las candidaturas sean las que predominen.

No nos engañemos: como va a ser prácticamente imposible fusionar municipios, hay que madurar las alternativas que, por fortuna, las hay, aunque falte cultura política y cultura cívica para asumirlas y llevarlas a la práctica. A ver quién le dice a la gente de El Sauzal -por poner un ejemplo- que en el futuro será Tacoronte el ayuntamiento del que dependan. Nadie, al menos de los que pierdan entidad, personalidad, valores históricos o funcionalidad futura, de los que se sientan perjudicados, pues, va a renunciar a nada. Al contrario, hasta es probable que sea un hecho para reaccionar y para rechazar. ¿Aceptaría Santa Cruz de Tenerife -una pregunta para otro ejemplo- que el centro, o la capital administrativa estuviera en La Laguna?

Otra cosa es que los regidores y munícipes estudien a fondo experiencias de funcionamiento de fórmulas como las mancomunidades de servicios y consorcios. Y que los partidos políticos hablen entre sí para alcanzar un gran acuerdo que sirva de base jurídico-administrativa al desarrollo futuro de los municipios. Ya se verá si es necesaria una nueva distribución territorial, aceptando la comarca como unidad geográfica natural, o son otros criterios los que inspiren esas hipotéticas circunscripciones. Ya se verá...

No será fácil, en cualquier caso, vislumbrar una solución plenamente satisfactoria. Ahí tienen los antecedentes de la operatividad de las mancomunidades de servicios con las que la gente se ha identificado poco y otras, por múltiples razones en las que no faltan turbios intereses políticos, han devenido en fracaso y subsisten a duras penas o desaparecen, como es la del Norte de Tenerife. Las escasas excepciones de buen funcionamiento y prestación de servicios son plausibles.

Seguro que esa carencia de identificación ciudadana se asocia a una voluntad política nula para hacer de las entidades supramunicipales una referencia institucional respetable, capaces de implicarse en el tejido social e ir creando poco a poco un sentimiento y una cultura que superen ciertos localismos, recelos pueblerinos y las políticas de campanario. Lastimosamente, los intentos de relanzamiento o de renovación de alguna existente no han pasado de meras fotografías periodísticas. Ni siquiera hechos como las posibilidades de una planificación común, de consecuencias de adversidades meteorológicas o de necesidades de equipamientos y el mismo color político de los gobernantes de turno han favorecido esas efímeras expectativas. Ni la concepción catalana de la figura comarcal ni el sólido empirismo del municipalismo francés han interesado mucho a quienes tenían obligación de ir planteando algún avance en estas materias.

Además de las mancomunidades, figuran los consorcios de servicios que, convenientemente gerenciados, podrían servir, sobre todo, para abaratar costos en la prestación de determinados servicios -he aquí la clave de la cuestión-, como pudieran ser la recogida domiciliaria de basuras, protección civil y las actuaciones festivo-culturales.

En fin: asignatura complicada que surge en un momento delicado de recesión económica e incertidumbre financiera y en el no menos delicado período final de la legislatura y del mandato. No es para andarse con devaneos. A ver qué hacen los partidos cuando elaboren su oferta programática para intentar aprobarla.

sábado, 26 de junio de 2010

ELEMENTAL

Pues resulta que muchos de los que no se cansaban de encender y ensalzar la superioridad de España, muchos que cantaban victoria por anticipado, muchos que hablaban y hablaban de las excelencias de la escuadra de Vicente del Bosque, estaban con el miedo en el cuerpo antes de que empezara el partido contra Chile, se desasosegaban en el curso de los primeros veinte minutos cuando los andinos mostraban un generoso sentido de la anticipación y no dejaban armar el juego español y terminaron alabando el resultadismo -casi pidiendo la hora- cuando la impotencia de Suiza ante Honduras facilitaba el pase de unos y otros a la siguiente ronda.

Lo que son las cosas: la España favorita, la aspirante de verdad, la compuesta por jugadores de fichas multimillonaria, de anuncios publicitarios de todo tipo, no inspiraba confianza a quienes más la habían jaleado sobre el papel de las teorías filosóficas del toque y el retoque. Las dudas se apoderaron de los comentarios que presagiaban más complicaciones de las previstas. Por unos momentos se frenó el triunfalismo y hay que agradecerlo.

Menos mal que volvió Iniesta para contrastar que el fútbol es terrenal. Y que en un Campeonato Mundial las pamplinas apenas sirven para algo. Cuando el manchego movió la batuta, Chile empezó a resquebrajarse y el juego español tuvo más luces, aunque Torres tuviera otro día negado para amortiguar el peligro en las llegadas.

Villa hizo un gol de los suyos, con el valor añadido de lo que representa individualmente en la historia personal y en la de España en las citas mundialistas. La racha del barcelonista le sitúa como un atacante fuera de lo común, capaz de lo que sea, principalmente cuando mantiene la frescura y recibe en largo tras el desmarque que favorece las aperturas.

Después llegó el de Andrés Iniesta y se aclaró el panorama. También porque el defensor chileno Estrada hubo de marcharse al vestuario tras esa jugada primorosa del conjunto español. Jugada primorosa por la escasez de acciones brillantes. Curiosamente, el día de menos posesión, de menos ocasiones y de menos remates, España se iba a reposar con dos tantos de ventaja y la sensación de que la clasificación ya estaba lograda.

Claro que un tiro lejano de Millar desviado involuntariamente por Piqué, a poco de reanudarse el juego, echó pimienta al disminuido pote de la incertidumbre. El gol chileno replanteaba el partido pero Bielsa sólo tenía diez jugadores. La escuadra sudamericana pagó caro el precio de la agresividad -tres tarjetas amarillas en los primeros veinte minutos- y la expulsión de Estrada. Acreditó disciplina espartana e hizo sufrir y quebrar la filosofía del toque pero no resistó.

España se sacudió y retomó el mando. No se descompuso, acaso la mejor virtud de la jornada en que materializó su clasificación a octavos como primera del grupo, algo casi imposible después de la absurda derrota ante Suiza. Fábregas entró para controlar aún más el juego, mientras los chilenos perdían gas y se conformaban con el paso de las manecillas del reloj mientras llegaban noticias de que el suizo se atascaba sin remedio ante Honduras.

Así, los últimos diez minutos fueron los del conformismo recíproco, sabedores de que la mínima ventaja española les favorecía. El 2-1, en efecto, parecía colmar las aspiraciones de un grupo en el que todo estuvo muy complicado hasta la última jornada.

Ganó la España que vistió de azul y blanco para devolver la ilusión a un país pendiente del televisor y ahora de las pantallas gigantes que predominan en lugares emblemáticos de pueblos y ciudades. El juego de esa España empieza a ser lo de menos: ahora son finales, la primera contra Portugal. Sólo importa, sólo vale vencer.

A ver si lo entienden quienes, después de haber contribuido a que se disparara la euforia, almacenaron temor y vacilaciones.

¿No habían dicho que el fútbol es para hombres? ¿Y que no hay enemigo pequeño? ¿Y que son once contra once? ¿Y que hasta que no pite el árbitro el final no hay nada seguro?

Elemental, señores, elemental.

viernes, 25 de junio de 2010

PREDILECTO TRISTÁN

Hemos visto a Angel Tristán Pimienta recibir emocionado su título de hijo predilecto de Las Palmas de Gran Canaria. Ya estuvimos presentes hace unos años en otros honores, los que, en forma de medalla, le otorgó José Bono cuando era ministro de Defensa.

Son los reconocimientos a una trayectoria, a una carrera periodística, caracterizada, entre otras cosas, por lo que significa asumir y ejercer -prácticamente a diario- el género más difícil: la opinión.

No basta con decir que Tristán es de los que se ha mojado sino que lo ha hecho con conciencia periodística, con conocimiento de causa, es decir, no es de los que ha escrito alegremente, de forma frívola, con ligereza. Sus juicios de valor, sus apreciaciones han tenido fundamento, han estado basados en el conocimiento de los hechos, en su procesamiento, en el contraste, en el análisis riguroso y minucioso, en la propia experiencia.

¿Y qué dice Tristán? nos hemos preguntado casi todos los del gremio y de la clase política cada vez que se suscitaba alguna controversia o algún conflicto. Entonces, acudíamos a su columna, a sus Apuntes, para entender el por qué de muchas cosas, para explicar claves, para auscultar las razones y sinrazones de materias en las que volcó la experiencia de su oficio y para aventurar, incluso, el rumbo o la resolución de no pocos asuntos. Ha sido la suya, pues, una palabra o una escritura de referencia en el periodismo canario de las últimas décadas.

El bagaje periodístico de Angel Tristán pesa lo suyo. Ha tenido frente a frente a destacados personajes públicos pero también a los anónimos o a los menos relevantes que también entrañaban situaciones o historias dignas de ser plasmadas periodísticamente o, más sencillo, encauzadas desde un punto de vista humano o social. Ahí también estuvo su mano y su sensibilidad.

Vivió no de cerca sino desde dentro el nacimiento de la Comunidad Autónoma de Canarias. Y luego, cuando hubo de optar, entre el periodismo y la política, el primero pudo más, la vocación ganó aquella disyuntiva existencial tan natural como legítima. El periodismo y la literatura de estas islas han visto fluir desde entonces un canal de ideas impresas que hay que reconocer.

Tristán ha sido y sigue siendo un periodista de pensamiento. Defensa, seguridad, energía, justicia, medio ambiente, transportes..., las asignaturas que quieran. Y no digamos las canarias. Del tardofranquismo, la Transición, el autogobierno o de todos los acontecimientos de estos años. O las de la ciudad que le hace hijo predilecto, precisamente por eso, por su constancia, por su dominio, por su capacidad para entender sensibilidades y vislumbrar el porvenir.

Crítico y mordaz, cuando ha sido necesario serlo; riguroso y mesurado, como exigían muchas de las situaciones que comentaba, y consecuente con su propia formación y sus fundamentos ideológicos, Angel recibe con todo merecimiento esta distinción que viene a reconocer una singular trayectoria profesional y humana, otra que pone de relieve su valía intelectual y creativa mediante algo tan difícil en la sociedad de nuestros días como es comprometerse y rubricar con nombre y apellidos.

Ahora, en plena joven madurez, seguirá brillando como observador que escruta de forma incesante al saber que el periodismo, con licencias irónicas incluidas, se demuestra ejerciéndolo como el primer apunte: escribiendo.


miércoles, 23 de junio de 2010

RÁNKING DE COMPETITIVIDAD TURÍSTICA

En un ránking hasta ahora poco conocido, hecho público en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menénez Pelayo (UIMP), el denominado Monitor de Competitividad Turística Relativa (MONITUR) de las las comunidades autónomas, Canarias aparece en sexto lugar, por detrás del País Vasco, Madrid, Cataluña, Andalucía y Baleares.

Se trata de una clasificación hecha con el fin de propiciar un instrumento objetivo dirigido a la valoración de factores transversales que determinan la capacidad competitiva de las actividades turísticas de las diecisiete comunidades. El MONITUR 2009 ha medido la posición relativa de éstas en sesenta y seis indicadores distintos -agrupados en siete pilares de competitividad- que recogen los elementos que más condicionan dicha competitividad en unos mercados turísticos como se sabe cada vez más complejos y entre unos turistas cada días más exigentes y con más alternativas.

Habrá que seguir de cerca las características de este informe que sitúa al archipiélago canario por encima de la posición que suele ostentar en otras clasificaciones basadas en el desarrollo económico y social existente en nuestro país. No es, a falta de un estudio más pormenorizado, para lanzar cohetes, sobre todo si tenemos en cuenta las regiones que nos anteceden pero, al menos, algunos indicadores son moderadamente favorables de modo que invitan a potenciar muchos conceptos, a seguir corrigiendo enfoques y a trabajar con un claro afán de superación si es que se quiere ganar cuotas de mercados justamente desde criterios de calidad
Entre los buenos registros que destaca el MONITUR 2009, destacan los resultados que obtiene Canarias en términos de ingresos turísticos. Lo que son las cosas, porque hasta ahora habíamos escuchado quejas de lo contrario a representantes empresariales del sector. Pero, de acuerdo con el análisis del informe, parece ser que el incremento en la llegada de turistas de mayores efectos multiplicadores por su mayor gasto en destino, se extiende durante la mayor parte del año, debido, clarto es, a la baja estacionalidad.

Y es que gracias a estos ingresos procedentes de las actividades turísticas, Canarias se sitúa en segundo lugar en términos de su impacto social por habitante.

El informe se detiene también en la existencia de márgenes de mejoría para fortalecer los niveles de competitividad turística, entre los que sitúa la necesidad de incrementar e innovar el trabajo que ha de realizarse en los espacios turísticos, especialmente en los destinos de primera generación, con el fin de atender adecuadamente las demandas de unos turistas cada vez más exigentes y con más alternativas.

La nota inquietante del MONITUR 2009 es la referida los recursos humanos. La posición relativa de las que condicionan la competitividad, la menos adelantada, es la que revela la menor eficiencia de los recursos humanos, sobre todo si se compara con los de otros destinos turísticos. O sea, que el discurso de algunos empresarios que hacen hincapié en la formación, en la necesidad de mejorar ofertas, programas y planes de estudio, en ámbitos público y privado, está en plena vigencia teniendo en cuenta este aspecto concreto del estudio.

En definitiva, que no hay que dormirse. La depresión está haciendo ver al sector turístico de las islas que es indispensable moverse, dinamizar y cambiar para no ser arrastrados por la corriente de la resignación y de la rutina.

martes, 22 de junio de 2010

SIN BRILLO

La producción ofensiva de España frente a Honduras fue notable pero la diferencia de tan sólo dos goles a su favor hace dudar, mejor dicho, hace que se hable de una victoria sin brillo y puede que insuficiente, supeditada a los tanteos de la última fecha, cuando a Chile le basta el empate y cuando Suiza intentará echar el resto ante los centroamericanos para aguardar la clasificación cuyo horizonte vislumbró el día que superó a España contra todo pronóstico.

La superioridad de la escuadra española se hizo patente desde el primer minuto pero un bajón en el rendimiento físico experimentado en el segundo tiempo, a raíz del fallo de Villa en el lanzamiento de un penalty, sembró la incertidumbre. Puede que el espíritu conservadurista predominara en los hombres de Del Bosque, ya con la papeleta resuelta, pero ni siquiera los cambios dispuestos por el seleccionador nacional proporcionaron frescura.

Ganó España porque era su obligación, por la lógica, por la diferencia abismal en el fútbol de los dos países. A favor de Honduras hay que decir que cayó con honor, tratando de tocar y jugar, lejos de cerrojos o de intenciones más defensivas que las impuestas por las circunstancias.

Villa hizo los dos goles. Pudo haber aumentado la cuenta pero un tiro suyo fue repelido por la madera, erró el lanzamiento del penalty y falló una ocasión muy clara. Pudo haber sido su gran noche, similar a aquella de Emilio Butragueño frente a Dinamarca, cuando voló hasta cuatro veces sobre el nido de Querétaro. Hubo de conformarse el jugador asturiano con un doblete que, en todo caso, acredita su condición goleadora.

Ante un ataque bastante endeble, la defensa española se lució. Con autoridad. Algo descolocado Pujol pero firme e inexpugnable tanto Ramos como Piqué. Los mediocampistas también son acreedores de una mención positiva: los Alonso manejaron el balón y se aprovecharon del mucho terreno que encontraron, a los que contribuyeron Navas y Villa, pegados prácticamente a la línea de cal.

A España le sobraron ocasiones para aumentar su ventaja. Pudo haber sido una goleada similar a la de Portugal frente a Corea del Norte. Pero, por lo general, faltó acierto. Torres estuvo negado, en una de sus típicas tardes en las que apenas aporta. Se quedó el equipo español con una ventaja exigua.

Eso obliga a jugar a tope frente a la temible Chile de Marcelo Bielsa, un hombre que conoce muy bien las características del fútbol español. Bielsa es un obseso del movimiento sin balón y de la velocidad. Ha logrado imprimir a Chile -también denominada su selección 'la Roja'- un sello propio. Dos encuentros, dos victorias, con la mínima diferencia, de manera que, pese a tener seis puntos, aún no tiene la clasificación matemáticamente asegurada, bien es verdad que depende de sí misma. Su gran problema es que España está obligada a ganar, tiene que salir a por todas.

Primera victoria española en Sudáfrica, primeros goles y primeros puntos. Con un marcador más holgado, es probable que hubiera más optimismo o más confianza para la jornada final del viernes. Pero con el 2-0 sobre Honduras, pese a la superioridad sobre la cancha, esa victoria sin brillo hace que, al menos, frene el triunfalismo y obligue al personal de Del Bosque a esmerarse.

Para pasar y ver qué depara el cruce de octavos.

lunes, 21 de junio de 2010

NO ES BALADÍ

El anticipo del dictamen del Consejo Consultivo de Canarias sobre el contencioso que mantienen los cabildos insulares con el Gobierno autónomo, a cuenta de la distribución de los fondos del Régimen Económico Fiscal entre las corporaciones insulares y locales, acentúa los riesgos de una confrontación interinstitucional que, tal como están las cosas, no es buena para nadie. Pero, también dada la situación, a ver qué presidente, consejero, alcalde o concejal con directas o delegadas competencias en materia económico-financiera renuncia a la posibilidad de unos ingresos -lleguen ahora por la vía que sea- que aliviarían (no más) las tribulaciones que padecen las haciendas locales.

Desde el punto de vista estrictamente político, la posición de los cabildos se configura estricta si, al final, agotadas todas las negociaciones, se cumple el vaticinio hecho por el presidente del tinerfeño en el sentido de residenciar el asunto en vía judicial. Un asunto, ya saben, que tensionó la convivencia en la alianza gubernamental, más concretamente entre Paulino Rivero y José Manuel Soria. Los modos y la interpretación de éste no gustan al cabildismo (si se nos permite la expresión), con lo que el conflicto se hizo carne de titulares de prensa. De ahí, y como un elemento más de otros considerandos que hacen recelar a presidente y vicepresidente económico del ejecutivo, no había pasado. Están en juego 75 millones de euros con los que se quiere equiparar los recursos obtenidos en 2002, de acuerdo con una interpretación de una Disposición Transitoria de la Ley de Medias Tributarias y de Financiación de las Haciendas Territoriales Canarias. Esta, para el Gobierno y ahora para una parte del Consejo Consultivo, no está en vigor. Los cabildos y los ayuntamientos y ahora otra parte del mismo Consejo -sin olvidarnos de algún prestigioso jurista- sostienen que sigue vigente.

Hasta que se supo, efectivamente, cuál sería la resolución del Consultivo. Por primera vez, al menos en esta legislatura, se registra una diferencia mínima a la hora de la determinación: un 4-3, con el presidente como ponente, favorable a las tesis del Gobierno y con las tendencias de los componentes como muy consecuentes y muy acentuadas. Cabe recordar que la decisión no es vinculante, pero viniendo de donde viene, pese a las condicionantes, debe ser tenida en cuenta. Como algo tendría que decir también -y clarificar- esa otra institución que es la Audiencia de Cuentas.

Y entre las lecturas que procede hacer de este hecho, de indudable repercusión política para lo que resta de legislatura -vayan o no a los juzgados quienes han dicho tener intención de hacerlo-, figuran las connotaciones de la propia institución que emite su resolución. Así, mientras algunos han descubierto ahora la existencia del Consultivo, otros minimizan el impacto que puede tener, sobre todo pensando en el escaso interés de la población aunque ésta, curiosamente, se vea afectada pues sobre los administrados a los que prestan servicios las corporaciones locales recaen los perjuicios de una menor capacidad financiera para gestionarlos.

El Consejo Consultivo de Canarias, recordemos, es una de las instituciones autonómicas afectadas por ese impresentable bloqueo o por esa cierta incapacidad de los grupos parlamentarios para acercar posiciones y alcanzar un acuerdo que sea consecuente, lisa y llanamente, con la voluntad de los electores canarios en mayo de hace tres años y cumplir con la norma. No se ha respetado esa voluntad. La soberanía popular, aunque parezca crudo, está en cuestión. El funcionamiento del bloque institucional está adulterado y es el sistema democrático el que sufre las consecuencias, no ya perdiendo calidad sino viéndose dañado en uno de sus sagrados principios. Pero en Canarias pasan estas cosas y, paradójicamente, no pasa nada.

La determinación de este órgano, que actúa en funciones y algunos de cuyos integrantes querrán continuar por lo que mediatizados sí que andan, podrá tener pues repercusiones políticas de desigual estimación pero llega en un momento de la legislatura en que es preciso hilar fino por todas las partes implicadas. Al Gobierno no le interesa una confrontación con los cabildos y ayuntamientos y éstos ganarán muy poco si el contencioso empieza a atravesar los vericuetos judiciales. En esa tesitura, y con el horizonte electoral ya en la mira de todos, este asunto, que ha refrescado ciertas carencias e inconsecuencias de la política canaria, parece tener a corto y medio plazo, pese al escepticismo, una repercusión interesante. No es baladí, no.

jueves, 17 de junio de 2010

CURA DE HUMILDAD

Es inevitable escribir de la gran decepción que ha significado la derrota española ante Suiza. Después de llevar semanas y semanas envueltos en la más triunfalista espiral que se recuerda, el cuadro helvético hizo morder a España el polvo de un tropiezo que obliga, ciñéndonos a la aritmética resultadista, a ganar los dos encuentros siguientes, ante Honduras y Chile, para acceder a la siguiente ronda.

Euforia desmedida, exceso de confianza... En el Mundial, estos pecados suelen tener penitencia de derrota dolorosa. España tuvo la posesión pero no remató lo suficiente y careció de fluidez para desbordar el bien ordenado muro suizo. Ni siquiera cuando Del Bosque tiró de los jóvenes, y de Torres, para poblar el área y abrir la defensiva de Suiza, el conjunto español mejoró su producción ofensiva.

Y así Suiza propinó una cura de humildad, expresión con la que un rotativo español anuncia el revés en su portada. Sin figuras, sin individualidades sobresalientes. Sólo orden, firmeza y disciplina táctica. España había ganado en los anuncios publicitarios, en los comentarios triunfalistas, en los teoremas que saltan por los aires en cuanto vayas en desventaja, en la controversia de las primas millonarias... En una emisora de radio, terminaron echando la culpa al presidente del Gobierno. ¡Lo que hay que oír!

Demasiada evanescencia en una España que tuvo la posesión, nada más. Hasta la fortuna fue esquiva con aquel trallazo de Alonso devuelto por el travesaño. Luego, para Suiza fue la oportunidad más clara. A medida que pasaban los minutos, se mascaba el fiasco. Cuando éste se consumó, la realidad abofeteó la creencia de superioridad, el que hasta ese momento era crecido ánimo español.

Si de las derrotas se aprende -eso dicen, siquiera a modo de consuelo-, la cosechada por España ante Suiza debe servir, primero que nada, para que se bajen de la nube quienes llevan exprimiendo la teoría de que España iba a ganar el Mundial sin empezar a jugar. Quienes tienen que asumirlo son el técnico y los jugadores que ya habrán experimentado en carne propia que no caben más confianzas y que a Sudáfrica, como a cualquier Mundial, se va a trabajar, no importa que el rival de enfrente sea, sobre el papel, menos potente.

Un tropezón cualquiera da en una competición pero, cuidado, porque los de un Mundial se pagan caros. Es normal que no se hable tanto del juego como de las circunstancias que han envuelto la derrota ante Suiza. Puede que persevere la filosofía del toque pero cuando no está acompañada del gol, brotan las complicaciones y se juega a remolque.

Cura de humildad, pues. Ahora, a echar el resto ante Honduras y Chile. Jugando sobre el terreno. Ya veremos si suben de nuevo a las nubes.

miércoles, 16 de junio de 2010

ESCOLARES A LA COLA

Hay informaciones preocupantes, desde luego. Y ésta es una de ellas: tras la primera Evaluación General de Diagnóstico realizada por el ministerio de Educación para determinar el nivel de competencia de los escolares de cuarto de Primaria en lingüística, matemáticas, interacción con el medio y habilidades sociales y ciudadanas, Canarias suspende de forma notable. El estudio fue realizado el año pasado, participaron casi veintinueve mil escolares y los resultados más positivos se registraron en La Rioja, Asturias y Castilla León.
O sea, que disponemos de otro lugar poco agraciado en un nuevo 'ranking': estábamos a la cabeza del índice de desempleados y a la cola de los sueldos más bajos. Nuestra posición no es mucho más brillante en la aplicación de la Ley de dependencia y no digamos en las listas de espera. Y ahora, los niños canarios no sobrepasan las materias señaladas en el párrafo anterior.
Ya tiene la comunidad educativa, próximo a iniciarse el período vacacional, un serio motivo de reflexión, por mucho que se quiera relativizar el estudio y sus resultados. Profesores y maestros, aquellos que disponen de blog o se afanan en tareas complementarias para ir constratando la evolución del rendimiento de los escolares, tienen en este diagnóstico escolar un campo donde plasmar sus impresiones. Aguardaremos con interés sus apreciaciones: a fin de cuentas, sobre ellos recae una parte de la responsabilidad.
Habrá que saber si se trata de una tendencia y si es posible operar correcciones. Estamos ante materias básicas que, según el diagnóstico, no terminan de ser asim8iladas o superadas por los escolares de diez años. En competencia linguística y matemática, los resultados, desde luego, son desconsoladores. Y preocupantes.
Porque en la sociedad del conocimiento, cuando todos coincidimos en la importancia que tiene la formación individual para afrontar las exigencias de esa misma sociedad, las limitaciones y las carencias van produciendo unos desequilibrios y una desigualdad ciertamente inquietantes. Lo hemos palpado a partir de un hecho casi doméstico en Canarias: estudios de Primaria o Secundaria inacabados, luego el acceso al mercado laboral -salvo contadas y afortunadas excepciones- se hace cada vez más complicado. No es necesario insistir en las consecuencias de esa situación.
Lo fácil es decir que nuestros niños ni hablan ni calculan bien, se resisten a sensibilizarse y a actuar coherentemente con el medio y fallan en las bases del comportamiento o conducta social. Pero puede parecer exagerado y hasta demagógico. A ver qué dicen los responsables y los propios maestros. Con este diagnóstico, desde luego, es muy importante conocer sus impresiones y sus planteamientos para que el futuro, a la vista de los datos, sea más despejado.
De momento, la preocupación de la información no la quita nadie.

martes, 15 de junio de 2010

CRISIS Y PREPOSICIONES

Nos encanta vivir con, contra, de, en, para, por, sobre y tras la crisis. Perdón por la sucesión de preposiciones: igual sale un texto que, comenzado así, parece un juego de palabras, cuando no es eso lo que se pretende.

Si en tiempos de bonanza, ya hablábamos de penurias y carencias, y nos defendíamos, o sea, convivíamos con las dificultades y cualquier recesión era lidiada con entusiasmo e imaginación; es decir, sin exageraciones, si casi toda la vida hemos andado entre recortes y limitaciones, ahora que estamos viviendo una auténtica depresión social, económica y financiera como nunca antes habíamos conocido, hemos de ser consecuentes. De verdad, encantados. O casi.

Con la crisis, se aprende a ahorrar. O a gastar lo necesario. Vivíamos por encima de nuestros reales niveles de ingresos. Derrochábamos. La crisis pone muchas cosas en su sitio. Hasta las frases hechas recobran pleno sentido: hay que ajustarse el cinturón.

Contra ella, porque no hay que rendirse y por muy dura que sea, hay que estrujar la imaginación y sobreponerse a las adversidades. Se trata de poder más que ella, de luchar con los recursos al alcance y con los que lícitamente puedan surgir para buscar oportunidades y encontrarlas.

De la crisis viven unos cuantos, incluidos quienes la crearon o la provocaron con sus desmanes y fechorías. Abusadores. Actuaron inescrupulosamente. Eran (son) conscientes de la debilidad humana y de lo dados que somos a consumir por encima de lo que ingresamos, hasta que perdieron el control. Pusieron a prueba el sistema y lo que hicieron fue que brillara el fracaso del capitalismo que, por cierto, no previó este escenario. Y si lo hizo, más ruin todavía.

En la crisis se conoce más. Hasta las entretelas de todo aquello que parecía prohibido o inalcanzable. Se contrasta la realidad económica, desaparece la artificialidad de medios o negocios pensados para crecer sin sentido de la medida. Lástima que en la crisis, aquello que se creó como medio de vida, sucumba víctima de créditos y otras figuras bancarias caracterizadas por la explotación. Los autónomos, desde luego, los grandes perdedores.

Para la crisis trabajan quienes la jalean, quienes hacen bueno aquello de cuanto peor, mejor. Algunos políticos, por ejemplo, están haciendo un master.

Por ella se mueven hilos y decisiones inextricables, manos negras y poderes ocultos que creen que hay que profundizar y que el fondo del pozo no cubre, o no se hace pie. Exprimen, porque es lo suyo, y porque les gusta que los asalariados sufran. Es probable que no sean conscientes de lo que está en juego.

Sobre la crisis se mueven quienes no la han padecido. Los poderosos que lo siguen siendo. Los de empleo estable. Los dueños de la tierra y los señores de la guerra. Sobre ella flotan y reman banqueros y ricachones, quienes siguen trabajando en clave de cuenta de explotación que no merma.

Favorecidos ellos porque siempre tendrán la moneda a su favor.

Y tras la crisis, arrastrados por la ola de pesimismo y de escepticismo, vamos casi todos. Desde luego, todos aquellos que luchamos para superar desequilibrios y somos conscientes de que es la peor época. Pero que no nos rendimos. ¡Hombre! Tampoco es para preguntarse lo de Supertramp, “Crisis. Qué crisis?” (traducido), pero mientras se pueda cumplir con una de las más sencillas pero más atinadas recomendaciones del ya célebre ingeniero Leopoldo Abadía, gastar menos, mejor y más propicia actitud habrá para hacer frente a todas las preposiciones.

lunes, 14 de junio de 2010

¿DÓNDE ESTÁN?

Llegó González y lanzó potente mensaje: “Cuando las cosas vienen mal, militancia pura y dura”. Frase corta para que todo el mundo la memorice y frase ilustrativa para animar el valle de desazón que la depresión ha ido configurando. Necesitaba el socialismo una inyección de moralina y nadie mejor que el ex presidente para aplicarla. Es el mismo que dijo que cuando las cosas vienen bien, “distancia crítica”; luego, ese grado de la sabiduría, exhibido en algo más que clave interna pese al escenario escogido -celebración del primer centenario del Grupo Parlamentario Socialista-, se robusteció automáticamente: palabra de González, la más clara, por cierto, que ha podido escucharse en torno al papel de los mercados y de los especuladores que no se han conformado con las ayudas públicas que en su día recibieron y siguen oprimiendo el botón del exprimidor.

La invitación de Felipe González a un papel activo de la militancia socialista debe ser convenientemente interpretada y administrada por la dirección federal y la cascada de órganos, hasta llegar a los cargos públicos menos relevantes. Ese papel, un suponer, quiere huir del marasmo. Se trata de evitar incurrir en la resignación, esa que prende tan fácilmente a poco que las reacciones de la población estén inspiradas por titulares de prensa y opiniones audiovisuales que, reflejando tendencias y querencias sin dobleces, se ceban en las tribulaciones o por resultados de encuestas que, hechas en caliente, sólo pueden arrojar indicadores de malestar y rechazo en porcentajes más altos.

Como también cabe en la pureza y en la dureza una apelación a la unidad y la cohesión, ya pueden ir tomando nota quienes, amparados en el empuje -más que en el relevo- generacional y en la paridad, fueron prescindiendo de valores que encarnaban, sencillamente, la experiencia. Lo hicieron de muy distinta manera, a veces de forma descarnada y cruel; en otras, más sutilmente. Pero, situaciones personales al margen de esos modos de operar, es evidente que ello contribuyó a abrir una brecha y a producir alejamientos, de militancia, precisamente. Ello conllevó desánimo, indolencia, descontento y desinformación, justo lo que ahora se trata de corregir si es que hacen caso y aplican el mensaje de González. No son pocos, en efecto, los que se han sentido infrautilizados y hasta marginados, aquéllos a los que no se consultó ni pidió opinión, igual porque entendían -y entendían mal- que se les había parado el reloj. Resulta que no, que la madurez también es una virtud y que el esfuerzo y la dedicación bien son acreedores de respeto. Y que su reloj sigue marcando las horas.

Que tomen buena nota en Canarias los diputados y senadores socialistas, de las dos provincias, de todas las islas, casi desaparecidos del todo de la escena público-mediática. Ya se ha escrito en alguna ocasión que ese problema de presencia y de implantación en la sociedad y su tejido -principalmente en Tenerife- es el principal de los que deba afrontar un partido que, desde las últimas elecciones autonómicas, ha tenido que superar la sustitución de su secretario general y empezar a diseñar su futuro sin que los vaivenes de la alianza gubernamental le favorezcan demasiado, entre otras razones porque el hastío y la desilusión que esa alianza genera invita más al pasotismo político y al absentismo que otra cosa.

Pero, lo dicho: aún cuando se parta de la premisa de que diputados y senadores del partido gubernamental, del signo que sea, siempre están condicionados y su labor puede resultar más efectiva intramuros o en la canalización de asuntos y proyectos de su respectiva circunscripción, no es menos cierto que en situaciones como las vividas en la presente legislatura deberían aparecer más y transmitir algo que, sin estar al nivel de González, permitiera identificarles y saber que aún están en activo. Que perdonen, pero, salvo alguna honrosa excepción, se han convertido en los grandes desconocidos quienes ostentan la representación socialista provincial e insular en las Cortes Generales. A la hora de dar cuenta de su gestión, aquéllos que al menos tengan la intención, tendrán que hacer un trabajo de imaginación y de recopilación. Igual es cuestión de oportunidad y parecemos demasiado exigentes.

Pero no. También les corresponde ejercer como militantes activos, comenzando por realizar autocrítica. Que utilicen después, como crean más conveniente, los recursos que están a su alcance no ya para justificar su cometido y su dedicación sino para mantener la conexión con la sociedad a la que se deben y el contacto con los órganos más directos y la gente de las agrupaciones locales, a las que siempre viene bien unas palabras de aliento o ser escuchadas, sencillamente. Por fortuna, son múltiples las formas de comunicación. Pero hay que activarlas sin reservas.

Porque en tiempos como los que corren, y después de lo dicho por Felipe González, ni rutina ni conformismo ni inhibición. Tomen nota, señorías.

viernes, 11 de junio de 2010

¡PAREN! ES EL MUNDIAL

Hasta 1962, hasta ahí llega la memoria personal del Campeonato Mundial de Fútbol. Como cualquier otro chiquillo, próximo a cumplir entonces diez años, este deporte ya empezaba a interesar y a apasionar. Coleccionábamos cromos e íbamos directamente a las páginas de deportes de los periódicos, en tanto que escuchábamos la inolvidable “RadioGaceta de los Deportes” y veíamos los escasos resúmenes que ofrecía la televisión en blanco y negro.

Y de Chile, donde DiStéfano no pudo jugar con la selección española, conservamos el recuerdo de la consagración de Pelé y la bronca de un partido entre Italia y Chile. La bronca mereció un titular eterno “La batalla de Santiago”. Pudimos seguir algunas transmisiones radiofónicas, con el gran Matías Prats y con Martín Navas haciéndonos imaginar remates, despejes, paradas… en fin, la evolución del juego que, a través de las ondas, tenía enormes encantos. Escartín publicó “lo de Chile fue así”.

Cuatro años después, llegó la cita de Inglaterra. Ya era la época en que memorizábamos y recitábamos las alineaciones, bajo el esquema del 3-2-5. Intentamos hacer un periódico doméstico. Televisión Española, aún en blanco y negro, ofrecía los partidos en diferido, muy tarde. Nos rendíamos en el descanso, pensando en las clases del día siguiente. Un nuevo fracaso de España. Sólo la victoria sobre Suiza, con goles agónicos de Amancio y Sanchís. Fue el Mundial de Eusebio y de Bobby Charlton. A Pelé lo liquidaron búlgaros y portugueses. Ganaron los ingleses, con un gol muy polémico que concedió un linier soviético. Conservamos el nuevo libro de Escartín, “El Mundial defensivo”.

Y así podríamos ir desgranando los recuerdos de cada convocatoria. Porque el Mundial fue un acontecimiento que interesó siempre. Y no sólo por el juego, los marcadores, las figuras, los técnicos y la clasificación final sino por la dimensión económica y sociológica que iba cobrando. Félix, Carlos Alberto, Brito, Piazza; Clodoaldo, Everaldo; Jair, Gersson, Tostao, Pelé y Rivelino. Otra alineación memorizada, la de Brasil, “la sinfonía fantástica” de México 70.

El penal a Cruyff a los dos minutos en la final de Alemania; la dictadura argentina dándole el tinte patriótico al éxito de la albiceleste dirigida por Menotti; el fiasco español del 82, después de uno de los partidos más bonitos que recordamos aquel año, el Italia-Brasil del desaparecido campo “Sarriá”, en Barcelona; la “mano de Dios”, cuatro años más tarde; después, en Italia, DiStéfano, comentarista de TVE, con una de sus más célebres sentencias: “Para no ver ese penalty, hay que trabajar en la ONCE”; la aventura en Estados Unidos, para incrementar la popularidad del fútbol, cuando Brasil ganó en la tanda de penalties y cuando el colombiano Andrés Escobar fue asesinado al regresar a su país; y el gran éxito de Francia en su país, en 1998, con dos goles de un auténtico astro, Zinedine Zidane, la dulzura de la miel, futbolísticamente hablando.

Ya en el siglo XXI, en 2002, Corea del Sur y Japón organizaron conjuntamente el campeonato, el de las nuevas tecnologías, el la inversión multimillonaria (el costo fue superior a los 4.500 millones de dólares) y el un Ronaldo consagrado que elevó a Brasil a la condición de pentacampeón. Y, finalmente, la cita de Alemania, aquella final de Berlín donde el gran Zidane perdió los papeles y cabeceó al italiano Materazzi dejando a la orgullosa Francia en inferioridad, aunque la contienda no se resolvió hasta la tanta de penalties.

Retazos, chispazos de la memoria justo en la fecha en que se inicia una nueva edición del Mundial, por primera vez en el continente africano. Y donde por primera vez, España acude con la condición de favorita. Ojalá que los peligros de la euforia desmedida no influyan en un equipo serio y homogéneo que ensambló Luis Aragonés y continuó Vicente del Bosque, en medio de una imponente racha de resultados positivos.

Es verdad que nunca antes se vivió un clima tan expectante en torno a la selección española popularmente conocida por “la roja”. Aquella conquista de la Eurocopa, aquel clima en las calles y plazas de toda España, revalorizó el fútbol de la selección. Cada una de sus citas, desde entonces, está revestida de un ambiente extraordinario, hasta en los amistosos. Una España que aglutina, que concentra, que no es interpretada por separado, por la aportación de los clubes.

Y una España que deslumbra, con un juego preciso de toque y desmarque que es admirado y reconocido por los técnicos y la prensa de otros países. A ver hasta dónde llega. Porque para muchos, ésta es la gran oportunidad: ahora o nunca.

Que aguanten las señoras contrariadas y los profanos. Desde hoy y hasta julio, pase lo que pase, rueda el balón con interés general. Ya está aquí, ¡paren! ¡Viva el Mundial! ¡Viva el fútbol!

jueves, 10 de junio de 2010

BARBARIDADES

“Hoy he dicho barbaridades”, se le escapó a Esperanza Aguirre días pasados en el Congreso, condensando de forma tan ilustrativa sus críticas al presidente Rodríguez Zapatero. Otra vez el maldito micrófono abierto, otra vez los duendes de la técnica que juegan una mala pasada, otra vez una representante del Partido Popular.

Pero no pasa nada. El aserto ha pasado inadvertido. No es que escandalice: al pobre jefe del ejecutivo le vienen cayendo todas seguidas desde hace algún tiempo. La estrategia del PP, instalada en el puro y duro interés electoralista, se resume en “leña a ZP, que es de goma”. Igual sube un punto la ventaja en las encuestas que igual dentro de unos meses, si cambia la tendencia y se reduce la distancia, empezarán a ser cuestionadas. Ahora, aparte del tratamiento en primeras páginas, tienen todas las bendiciones.

La afirmación de la presidenta de la Comunidad de Madrid ha sido recibida con indiferencia. Deben estar acostumbrados en la Villa y Corte a sus acerbas críticas y a sus dichos altisonantes, por lo que “las barbaridades” apenas se han notado. Si a la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, por ejemplo, se le hubiera escapado la misma manifestación, cómo se hubiera cotizado en columnas, titulares y tertulias, sobre todo después de aquel parangón planetario que tan poco gustó a quienes parece doler que el presidente español se vea con el de los Estados Unidos.

No es que escandalicen “las barbaridades” sino que llama la atención el reconocimiento de las mismas por sus propios autores. Cosas más gruesas y más graves dicen algunos dirigentes populares y de otros partidos, en lo que ya no un intercambio de mensajes sino un cruce de descalificaciones y reproches que ríanse ustedes de los programas televisivos donde la mesura, la prudencia y la racionalidad son cualidades proscritas. Y lo dicho: no hay que sobrecogerse ni llevarse las manos a la cabeza.

Que el término de marras sea objeto de vítores o ponderación en una reunión de compañeros de partido, en una charla de café o en el saludo de alguien que pasaba por allí, vale. Pero que quien manifieste públicamente sus denuestos y sus dardos dialécticos contra un presidente de gobierno, admita a renglón seguido que son “barbaridades”, es un ejercicio de sinceramiento que, paradójicamente, hace dudar de la credibilidad del mensaje o de esas apreciaciones críticas.

A la señora Aguirre podrían recordársele algunas de aquellas cosas que afirmaba en tiempos de ministra o senatoriales y entonces entenderíamos mejor los barbarismos, incluidos los de la desinformación o de la ignorancia. Aquellas cosas enriquecieron el anecdotario mediático porque, claro, hay que reír las gracias, es la mejor fórmula para restar importancia a las “boutades”, a los absurdos y a las simplonerías.

Alguien debería hacerlo, sencillamente para que la señora presidenta sea más prudente. Porque no es cuestión de formas -¿tanto cuesta callar hasta que los micrófonos se cierren del todo?- sino de fondo. Ahí donde habitan las barbaridades.

miércoles, 9 de junio de 2010

REFLEXION SINDICALISTA

En el día después de la huelga convocada en el sector público, cuando ha pasado al terreno de la anécdota el choque de cifras, los dirigentes de las centrales sindicales están obligados a reflexionar. Lo estaban antes del paro, cuando debían percibir las nítidas señales de un rechazo social alentadas por la derecha y por agentes que jamás han querido saber de sindicalismo; pero ahora, con los resultados en la mano, mucho más.
Porque tales resultados, la respuesta a la convocatoria, no ha sido especialmente favorable. En términos generales. Y si se trataba de un ensayo para afrontar luego un paro general, a imagen y semejanza de los planteados en los tiempos gubernamentales de González y Aznar, pues no salió bien, sencillamente. Y con ese ambiente, arriesgarse a la convocatoria es arriesgar mucho.
Porque no parece que la gente esté por la labor. De hecho, es como que se acumulan los testimonios de trabajadores que no se sumaron porque no están dispuestos a descuentos en nómina, tal como están las cosas y tales son las necesidades de estos tiempos en que, por fin, se va generando una cierta cultura de evitar despilfarros y de vivir con los pies en la tierra y en la depresión que nos afecta a todos.
La protesta sindical, supuestamente, era sinónimo de expresión de malestar. Pero esta expresión no cuenta con un gran respaldo social. El papel de las centrales sindicales se ha visto cuestionado a lo largo de los últimos tiempos. Muchas personas se han olvidado de que ese papel fue determinante en el pasado en momentos sociohistóricos decisivos. Y de la aportación que han hecho para consolidar la democracia. Después, hay un cliché que ha ido cobrando consistencia: liberados, subvenciones, desestabilizadores, escasas conciencia sociolaboral, enchufismo, aprovechamiento, desvirtuamiento de identidades y finalidades...
Sobre todo ello han de reflexionar los dirigentes sindicales, colocados en una posición incómoda y necesitados de recuperar credibilidad para seguir desempeñando el papel que les asigna la Constitución. Más debate interno, más formación, más autoexigencia, corrección de vicios... recetas para dar el salto que se requiere.
Eso, o tener que aguantar a dirigentes del Partido Popular, subidos al carro del descontento para proclamar sin sonrojarse que ahí están ellos ¡para defender a los trabajadores! o para manifestar su deseo de participar en la huelga tras pasarse meses exigiendo al Gobierno medidas para frenar el exceso de gasto público.
En un país de paradojas y contrasentidos, con estas experiencias, en pleno siglo XXI, la reflexión sindicalista es un deber ético y cívico.

martes, 8 de junio de 2010

ENCIMA, HACER EL PAYASO

Ahora les ha dado por hacer el cómico, hasta reírse de sí mismos. No les bastaba abusar de la palabra, decir barbaridades, no respetar el turno, hablar todos a la vez, descalificar, gritar, gesticular, señalar, difamar, amenazar, insultar, mentir..., no. Ahora se ponen en pie, intercambian carantoñas, cantan, bailan, lucen modelito, juegan, corean, insinúan, comen, se atragantan, lloran, fingen, amagan con desvestirse...

Algunos programas televisivos del fin de semana, del género 'reality' -¡vaya género!-, han degenerado hasta extremos de auténtica insolencia al telespectador. Los contertulios habituales han olvidado las reglas más elementales del periodismo y la comunicación, mejor dicho, las del sentido común que debe inspirar el comportamiento ante el público. Han hecho caso omiso del respeto.

Y como hacerlo sentado debía resultar muy aburrido e igual la audiencia -maldita audiencia- se apresuraba a cambiar, pues ¡hala!, a mantener su interés mediante reclamos y comportamientos payasescos. Los realizadores y directores de los programas se olvidan de que por ahí entró en barrena aquel espacio estelar del 'late night' que rompió moldes y consagró a Xavier Sardá, Crónicas marcianas. Terminó tan quemado el presentador -extraordinario comunicador, desde luego- que en sus incursiones posteriores jamás alcanzó aquel nivel.

En consecuencia, los programas -cada vez más merecedores de esa denominación, telebasura- se van desgranando como si de un incesante carrusel de mofa y befa se tratara. La fórmula, bien exprimida, está agotándose. Ya no hace gracia, ya no hay chispa. Flota una clara sensación de gran mentira. Y se asiste, a menudo, a auténticos montajes. Comoquiera que a los mismos se prestan personas de toda laya y condición que, pagadas o sin pagar, no tienen inconveniente ni reparo en airear sus intimidades, sus vicios, sus debilidades, sus frustraciones, sus relaciones y sus devaneos, de poco hay que lamentarse.

Y menos ahora, cuando es moda pasear por el plató, marcarse una pieza de baile, cantar -bueno, malcantar-, arrodillarse, echarse al suelo..., hacer algo, lo que sea, en fin, para dar vida a la mediocridad. Esa parte de la farándula española que se exhibe sin vergüenza en cadenas televisivas parece el monstruo que, alimentado a conveniencia, está devorándose a sí mismo después de haber degradado al medio en buena medida.

Si ya los contenidos eran discutibles y apenas concentraban interés, ahora que los invitados y contertulios habituales interpretan y hacen lo que los niños en el colegio o los chicos en el instituto, cabe confiar en que alguien alumbre alguna idea para superar esta moda y dignificar los productos televisivos.

Porque tanta payasada repetida, desde luego, es como para reivindicar seriedad, compostura y desenfado del bueno. Que lo hay: aunque no “venda”.

lunes, 7 de junio de 2010

EL TURISMO EN LA HISTORIA

Ahora que la sensación de desánimo imperante en el Puerto de la Cruz amenaza con no dejar eclosionar una controversia en principio suscitada por el anuncio del presidente del Cabildo Insular consistente en destinar el inmueble del antiguo hotel y casino Taoro a sede del Instituto Volcanológico de Canarias, la publicación de un libro que desmenuza el papel del turismo en la historia de la ciudad a través de sus protagonistas no sólo viene a llenar un hueco sino a quebrar una tendencia de esclerotización resignada e indolencia contagiosa que debe preocuparnos a todos. Otra vez el rigor de la historia para hacernos reflexionar y corregir, para avanzar e incursionar con solidez fundamentada en adversas circunstancias económicas que obligan a un ejercicio de imaginación e iniciativa.

Llama la atención, en efecto, que apenas hayan brotado un par de testimonios con respecto a la primera determinación, sobre todo cuando existen antecedentes relativos a la restitución del uso residencial turístico que tuvo originariamente el Taoro desde finales del siglo XIX. En el contexto de tales antecedentes hay también informes técnicos que avalan el intento de cualificar la oferta alojativa del Puerto de la Cruz para incentivar los atractivos como destino turístico. Parecía que, independientemente de los matices y de las demoras para afrontar el proyecto, aquella era la finalidad -en una operación similar a la del hotel “Mencey” según defendimos en su día- pero ya cabe colocarla entre signos de interrogación. Mientras tanto, recordemos que el edificio sigue vacío, desaprovechado y en fase de deterioro natural.

Seguro que el debate -si lo hubiera- ocuparía un lugar en la historia del turismo de la localidad portuense. De situaciones similares, de decisiones y frustraciones, de querencias, realizaciones, errores, logros, ideas, visiones, sueños y entretelas, de razones y sinrazones, escriben Nicolás González Lemus y Melecio Hernández Pérez en El turismo en la historia del Puerto de la Cruz a través de sus protagonistas, volumen que, prologado por el ingeniero Isidodro Sánchez García y editado por la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte, será presentado esta tarde en el ayuntamiento de la ciudad turística, en un acto que bendice un insigne hijo del pueblo, Juan Cruz Ruiz.

Era ésta una obra necesaria. La indeclinable vocación turística del municipio y su trayectoria, contrastada en distintos ciclos históricos, venían reclamando un estudio riguroso que salvara tópicos y lugares comunes y desglosara la importancia de un sector productivo en el devenir de la ciudad. Los autores lo firman con la autoridad que les confiere la investigación, el estudio, la sensibilidad y el amor por lo portuense. Aportan, además, capacidad analítica y amenidad descriptiva de modo que el volumen se convierte no sólo en una fuente de consulta sino en un relato indispensable para entender el ayer, el presente y el futuro de una ciudad llamada a superar, en cualquier caso, el proceso de decadencia que la afecta.

Ha quedado inacabada la lectura de sus veintiún capítulos, una conclusión y quinientas cuarenta y dos páginas, lo que deja abiertas las puertas de otras apreciaciones futuras, puede incluso que aclaratorias, pero puede afirmarse que Nicolás González y Melecio Hernández hacen un interpretación muy lograda -y en buena medida, crítica- de la formación y evolución del primer centro turístico de Canarias, surgido entre bondades climáticas, encantos naturales e idiosincrasia pluralista y tolerante, aún en los tiempos más difíciles. Promotores y emprendedores privados y cargos públicos e institucionales que volcaron sus afanes, conscientes de la importancia de un sector que avanzaba con una brújula de competitividad en cierta parte desconocida, hicieron cuanto estuvo a su alcance para mantener al Puerto en la vanguardia del concierto de las ciudades turísticas españolas, curiosamente más apreciada en el exterior que en las propias islas y por sus propios agentes sociales y habitantes.

La incorporación de documentos y actas, de cuadros estadísticos, de ilustraciones inéditas y de síntesis de acontecimientos como la I Asamblea Turística de Canarias, los festivales de la canción y de cine, completan y hacen aún más ameno el trabajo de los autores que se han esmerado, incluso, para esbozar un mensaje optimista con vistas al futuro. El Puerto de la Cruz, en efecto, sigue disponiendo de potencialidades y fortalezas que merecen ser procesadas para revitalizar su oferta. El volumen de González y Hernández, una aportación fundamental a la historia local, así lo confirma.

sábado, 5 de junio de 2010

RESA, UNA ALEMANA SINGULAR

La entereza y la dignidad con que sobrellevó el cáncer no tiene parangón. No recordamos, de verdad, un caso igual.
Una mujer emprendedora, generosa y dinámica. Llena de encanto personal. Comprometida con los más desfavorecidos, con las causas nobles y justas, con el medio ambiente, con la salvación del planeta, con el progreso de los pueblos.
Atenta, perspicaz, documentada, desprendida...
Resa, Teresa von Levetzow, llevaba entre nosotros unos cuantos años. No parecía alemana si se la escuchaba hablando en español. Respiraba canariedad. Le encantaba el costumbrismo y su curiosidad la impulsó siempre a preguntar los orígenes y las raíces de nuestras tradiciones. Hizo del periodismo un oficio serio. Máxime cuando tenía que traducir. Obsequiaba su sonrisa de forma gratificante. Pero también otorgaba su mirada de disconformidad o de disgusto con un implícito sentido de la tolerancia.
Resa estaba enferma pero no lo aparentaba. Lo sabíamos pero no lo comentábamos. La veíamos tan alegre, tan predispuesta, que cualquier referencia estaba proscrita de antemano. Se ha ido despacio y en silencio, el sol vino a buscarla temprano, allá en Innsbruck, Austria. Está previsto un último adiós el próximo sábado 19, en la ermita de San Telmo. Sin flores ni luto: ella sólo quiere que quienes aquí se quedan sigan luchando, en la medida de sus posibilidades, en la investigación contra males cancerígenos.
Aquí, entre nosotros, deja una obra interesantísima de dedicación y sensibilidad. Pionera en ediciones periodísticas alemanas, junto a Hannelore Lindner y Ulrike. Der Wochenspiegel, primero; y Wochenblatt, después. Un trabajo riguroso el suyo.
Qué pena: ahora mismo hemos de borrar sus señas del directorio de 'mails'. Pero siempre la recordaremos como una periodista de casta y una mujer generosa. Descanse en paz.

jueves, 3 de junio de 2010

PILAR MIRÓ QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

Cuentan que su primera orden, nada más tomar posesión, fue el detonante de un marcaje implacable, de una persecución inmisericorde. Había indicado que los redactores saldrían a cubrir la noticia, lo que fuera información con bolígrafo y papel. Eso no gustó, claro, entre quienes ya lucían posiciones acomodaticias aparcando la profesionalidad en una pléyade de pluses personales que importaban mucho más que cualquier tratamiento de edición.

Y en ese no dejar pasar ni una encontraron facturas de un traje y de un bolso de marca. El plus de vestuario: lo podían tener locutores y locutoras pero la directora general que habría de acudir a reuniones, actos, recepciones y demás servidumbres del cargo, no podía permitírselo. Aunque fuera transparente su actuación, aunque ésta tuviera cobertura, aunque nada ocultara...

La sacrificaron, en algún caso con saña. Era de las mejores, si no la mejor; pero no se podía consentir que aquella “servidora del felipismo” -acaso la expresión más suave que pudieron dedicarle- luciera modelito y complementos a costa del erario público. Su excelente dirección cinematográfica en El crimen de Cuenca o Gary Cooper que estás en los cielos o El perro del hortelano y las innovaciones vanguardistas que intentó llevar a cabo en RadioTelevisión Española, fueron incluso vituperadas. A Pilar Miró recordamos.

Algunos verdugos de entonces, tan sapientes y tan críticos, callaron luego cuando la televisión pública fue condenada judicialmente por sesgado tratamiento informativo o miraron para otro lado ante escándalos que probaban que aquel “felipismo” denostado sin reservas quedaba empequeñecido ante otros desmanes de la derecha conservadora. Y mantienen esa actitud más recientemente. Lo de siempre: la doble vara de medir: las exigencias más apremiantes ante todo aquello que huela a progresismo y la indiferencia o la indolencia, el dejar hacer o no tienen de qué quejarse porque ahora mandamos nosotros.

Los verdugos interpretan su papel. Inescrupuloso y desmemoriado. Predispuestos para la ejecución sin piedad en un caso; y en otro, pasivos o en estado de hibernación cuando gobiernan los míos. Lo peor es cuando expiden carnés de ética o se llenan la boca defendiendo valores de pluralismo y objetividad. O cuando les da por socializar las pérdidas ahora que descubren que los suyos también hacen mala gestión o manipulan con descaro y cometen tropelías e irregularidades.

Los verdugos saben diferenciar -un decir- entre héroes y villanos. Callan cuando les interesa. Por eso no son justos y se descubren solos. Basta tan sólo con refrescarles la memoria. Aunque la suerte les siga sonriendo. Y Pilar Miró que estás en los cielos se carcajee.



miércoles, 2 de junio de 2010

AFÁN DE ANTICIPO

Es uno de los hechos más llamativos que caracteriza a la sociedad portuense: esa cierta manía de anticipar el fallecimiento de las personas, de aquellas que están enfermas o llevan un tiempo ausentes de los lugares cotidianos que frecuentaban. De pronto, con una facilidad y con una velocidad pasmosas, se extiende la noticia de la muerte que, en muchos casos, no se ha producido, luego esa es la realidad, gozosa, siquiera por unas horas o por unas fechas, que la gente se apresura a destacar, en un ejercicio colectivo de desmentido digno de encomio.

Nos pasó en primera persona. Rescatamos el episodio porque cobró trascendencia pública y costó el natural disgusto personal y profesional. Hace muchos años, ya abierta la delegación de Diario de Avisos en su actual sede de la calle San Juan, al finalizar la jornada y en el trayecto a casa, hasta tres personas nos anunciaron el fallecimiento de Esteban de León González, un personaje popular que era repartidor de periódicos. Llevaba hospitalizado varias semanas. Al llegar a casa, telefoneamos al director del periódico con la noticia. Leopoldo Fernández indicó que volviera a la delegación y escribiera una necrológica que él mismo tomaría por teléfono.

Era miércoles santo. Redactamos treinta líneas glosando la personalidad de Esteban, que se había inventado una canción parafraseando a Micky en “Enséñame a cantar”. Era así: “Esteban, concejal/ Esteban, concejal. Y el que no quiera a Esteban/ que se mande a mudar”. La nota, escrita con todo el afecto del mundo, se titulaba “Adiós, Esteban”.

Al día siguiente, festivo, por la mañana, un amigo nos esperaba en la plaza:
“¡Muchacho! ¿Tú escribiste en el periódico que se murió Esteban? No es cierto. Se lo encontraron tirado en el suelo de la habitación de la clínica pero lo recuperaron. Está todo el mundo comentándolo, que cómo es posible que se publicara eso, cuando no es verdad”.

Como se suele decir, el alma se vino a los pies. No sabíamos cómo proceder mientras barruntaba una explicación llena de disculpas para los familiares. Aguardamos a la llegada del director para contarle lo sucedido. No teníamos otra justificación que hasta tres testimonios distintos habían informado de un óbito no producido. Desde entonces, nos hemos hecho cargo de todas las bromas y chanzas que generó la situación. En la clínica, hicieron fotocopias de lo publicado que circularon de mano en mano. Al día siguiente, Viernes Santo, el periódico insertó otra glosa titulada “¡Hola, Esteban!”, en la que se congratulaba de que Esteban de León siguiera con vida y en la que se explicaba lo que había sucedido. Fue una rectificación muy 'sui géneris', con un texto en el que se aludía a aquella célebre nota del “Times” londinense, diario que presumía de no rectificar jamás. En cierta ocasión, cuando publicó la noticia del fallecimiento de un 'lord' inglés, fallecimiento que no se había producido, en el número posterior insertó una breve nota que empezaba así:
“Ayer volvió a la vida...”.

Bueno, pues valga el episodio de Esteban para contrastar cómo en el Puerto de la Cruz se precipitan a menudo rumores e informaciones que dan cuenta de la muerte de las personas. No es un afán morboso, no. Ni ganas de “matar” antes de tiempo. Todo lo más, afán de anticipo. Aparte de que sirven para contrastar lo pequeño o lo reducido de la ciudad, en la que tan rápido circulan dichos y noticias, aunque sean falsas, es como si se desataran las ganas de transmitir algo que, por doloroso siempre, causa sorpresa o llama la atención.

Luego, empiezan los comentarios y las preguntas. ¿Dónde está? ¿Cuándo es el sepelio? ¿Dónde lo llevan? Ya no quedan más hermanos, se lleva X días con tal pariente, me enteré esta mañana, me lo dijo mi cuñado, ya descansó...

Pero, a menudo, se dan situaciones de este tipo que, en cierto modo, dan sentido a la frase: “En lenguas del Puerto te veas...”. Y es que la muerte, otro dicho, siempre trae disculpas.


martes, 1 de junio de 2010

RAPSODIA PAISAJÍSTICA DE OSMAN

Paisajes de plenitud titula el pintor egipcio Osman su cita con el Liceo Taoro en vísperas del Corpus orotavense, cuando ya se habla el lenguaje de los pétalos, que diría Juan del Castillo.
Ahora son los paisajes de Osman lo que dicen, los que sugieren, los que llena, efectivamente, porque nada falta en las estampas polícromas que culmina con el esmero de los grandes artistas. Los ojos del pintor transmiten a sus pinceles las órdenes precisas, las sensaciones más creativas para plasmar calles, fachadas, balcones, ventanales, vegetación, techumbres y cúpulas y cualesquiera otros elementos que dan vida a cuadros que reflejan la sensibilidad de un artista que se enamoró de los encantos de nuestra naturaleza, de nuestra gente y de nuestros pueblos.
Así, el paisaje pictórico de Osman es exquisito, tanto como para recrearse en la visualización de cualquiera de sus obras. El autor sabe que apenas hay distancia entre el mar y la cumbre. Por eso busca el lado amable del paisaje, el lado de la contemplación sosegada.
Lo escribe Francisco Galante, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, en el formidable tríptico que anuncia la exposición: “Pero el artista interpreta el paisaje a su manera: genio y creatividad; capacidad de ver, sentir y expresar”. Habla Galante, en su visión del paisajismo de Osman, de “atmósferas inquietantes y envolventes, de contrastes y matices reveladores”. De ese modo logra, siempre en palabras del profesor Galante, “paisajes ilimitados por la plenitud de la luz”.
El pintor, en efecto, ve, siente y expresa. Capta y plasma sobre el lienzo el universo de un rincón urbano o de un ambiente rural en el que sobresalen las peculiaridades morfológicas que aparecen integradas como nunca antes lo habíamos percibido.
Es la sutil madurez del artista, algunas de cuyas entregas anteriores tuvimos oportunidad de introducir. Paisajes de plenitud es una rapsodia de la obra más completa de Osman, cantada con dominio, con un manejo lumínico extraordinario, el que les confiere un sabor singular, digno de ser apreciado para redescubrir sus excelencias y para producir una inagotable sensación de armonía.