lunes, 29 de junio de 2009

PUNTO DE INFLEXION

¿Habrá firmado esta mañana antes de tomar el avión el presidente del Gobierno de España, Rodríguez Zapatero, el talón de 600 millones de euros? Porque esa es la cantidad fijada por el Gobierno de Canarias para afrontar la reconversión turística y la reindustrialización de la Comunidad Autónoma. ¿Lo traerá?
En caso afirmativo, aún parecerá poco y ya estará preparada alguna reivindicación que desfigure el grado de cumplimiento y que queden mal los socialistas. Si no hay talón -es un decir- volver a empezar: insensibilidad, insuficiente, desatención, tirantez, más REF, la deuda histórica, otra comisión de estudio y los flecos del plátano, de la ZEC… de lo que sea. Y siguen quedando mal los socialistas.
Aquellas lunas de miel con Madrid, sobre todo cuando gobernaba el Partido Popular, sólo tienen el valor de efímeros titulares de prensa. Ahora, ya se sabe, ciertos sectores nacionalinsularistas entienden que la clave de la tensión es sostenible según la cuantía de lo que se reclame, a tenor de la cual, por cierto, algún planteamiento proindependentista basado en la autosuficiencia de los recursos y de los atractivos, salta hecho añicos. Si después de haber hecho del turismo un monocultivo explotado por arriba y por abajo, a estas alturas ha de intervenir eso que en abstracto se llama Madrid para sufragar una reconversión, pues algo no se ha hecho bien. Y que sea ahora, en plena recesión y en franco deterioro del modelo productivo, cuando nos demos cuenta de que hay que ocuparse con más fundamento del sector secundario, es que bastante cómodos hemos andado.
Lo cierto es que llega la reunión de hoy en Las Palmas de Gran Canaria entre los dos presidentes y miembros de los respectivos gobiernos en un clima extraño. Aparentemente, sosegado; aunque en el fondo se sepa que se está librando más de una batalla que interesa, incluso, en alguna clave interna. Luego, a la espera de ver quién administra mejor los alisios que teóricamente siguen soplando, pues ya hemos atravesado el ecuador de la legislatura, se avecina la presidencia española de turno en la Unión Europea y son tiempos en que, además de importar los gestos, la eficacia y la traducción de las acciones resultan decisivas para enderezar rumbos, recuperar confianzas y transmitir a los agentes sociales y a la ciudadanía en general -tan mermada la credibilidad de la clase política- hechos que realmente la hagan recobrar un mínimo de ilusión, de cambio o de simple (¿simple?) salida de la crisis.
La cita de hoy se enmarca en las coordenadas políticas de una Coalición Canaria que exprime sus dos votos en el Congreso en vísperas de cuentas presupuestarias del Estado; que contrasta su estancamiento en la provincia oriental tras el fracaso en las elecciones europeas; que prefiere rehuir cualquier debate sobre la unificación (que siempre aparece cuando las cosas se ponen verdaderamente feas) y que barrunta una alternativa en Ana Oramas.
Su socio gubernamental en las islas, el Partido Popular, se mantiene a la expectativa, confiado en la tendencia alcista de Tenerife y en los frutos de una progresiva implantación. Es como si hubiera dado un paso al costado, sin molestar o sin querer interferir, a la espera de que estas negociaciones ofrezcan una cosecha que también les reporte dividendos políticos. Se fía, ‘ma non troppo’.
Y el socialismo canario, que parecía tenerlo todo a favor desde su resonante triunfo hace dos años, comprueba que el capital va disminuyendo y que, contextualizada esta reunión en un marco estrictamente institucional, su papel palidece y hasta se complica a la espera de despejar las incógnitas de inestabilidad interna que van brotando. Menudas paradojas las suyas: reafirmar los apoyos en el Congreso, cumplir con los compromisos asumidos, no incurrir en contradicciones en Canarias, ejercer aquí una oposición parlamentaria sin bandazos, superar ciertos atisbos de desmoralización… Menuda papeleta.
Igual la cumbre de Las Palmas es un punto de inflexión para todos. Dependerá de resultados tangibles, de su visualización y de la administración que se haga de los mismos. De la insuficiencia, de los pendientes y de la tensión. Ahí, ya todos sabemos quién tiene la delantera y con qué sólidos soportes cuenta. Así que la pasividad, menos que nunca, es aconsejable. Con talón o sin él.

sábado, 27 de junio de 2009

DON CELESTINO

La Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife ha hecho socio de honor a Pedro Luis Cobiella Suárez, destacado profesional de la medicina y empresario turístico-sanitario, si se admite la ambivalencia. La predisposición de colaborar desde el grupo hospitalario que preside con el gremio periodístico, plasmada en un convenio que ya dura años, ha sido la prueba inspiradora de este reconocimiento.
Un reconocimiento que se hizo público en un acto celebrado en la sede del Cabildo Insular, donde el eximio paisano Juan Cruz Ruiz, conversó con Cobiella en torno a su vida y a su trayectoria, tan ligadas al Puerto de la Cruz, a la medicina, a la sanidad, al mundo de la empresa y al turismo.
El diálogo refrescó la figura de don Celestino Cobiella Zaera, padre de Pedro Luis, médico entrañable que viviera y compartiera las carencias de la ciudad en la posguerra así como el despegue y esplendor de la misma al eclosionar el turismo, la industria sin chimeneas -así nos gustaba definirlo- que marcó definitivamente el modelo y el devenir de aquélla.
La vecindad hizo que la relación amistosa fuera notable desde aquellos años en que los números 1 y 6 de la calle Blanco se intercomunicaran con frecuencia. Desde los amplios ventanales nos asomábamos, cuando sonaban el claxon de algún coche o la sirena de las primeras ambulancias, para ver al herido o la urgencia que había que atender en aquella suerte de clínica que era su consulta cercana. “Don Graciano” (en alusión al abuelo paterno), me llamaba don Celestino cuando tocaba en la puerta después de almorzar para pedir prestado el periódico.
Don Celestino era el médico para todo. Durante muchos años. Su peculiar forma de ser; su mirada, entre socarrona y amable; su modo de caminar… eran señales de una personalidad muy respetada. El médico permanentemente al alcance, asequible. El doctor humanista que sanaba con una simple ojeada, con una sencilla expresión.
Uno recuerda cómo hubo de atender sobre una camilla maltrecha a un futbolista finlandés del Upon-Palo que se había lesionado de gravedad en un encuentro amistoso en “El Peñón”. Y cómo hubo de comunicar el fallecimiento de su esposo a una ciudadana británica en la desaparecida cafetería “Oasis” de la avenida Colón, después de que estuvieran bailando. Qué aplomo, qué naturalidad la suya mientras Chano, el brigada de la Cruz Roja, se desgañitaba buscando un conductor para la ambulancia que ya no hacía falta.
Sobre Cobiella circulan hasta leyendas urbanas, situaciones inventadas pletóricas de gracejo. Como aquella, cuando atendió a un pescador de la localidad y conociéndole de sobra, le recomendó que se curaría yendo “a casa de las niñas en Santa Cruz”. Cuentan que al terminar el acto sexual, al reclamar la meretriz lo tarifado, el pescador exclamó:
-¡Qué te voy a pagar, si me mandó don Celestino por el seguro de enfermedad!
Fue uno de los habituales de la “cámara alta” de la recordada “tertulia del Dinámico”. Allí acudía y aguardaba la llegada del periódico “La Tarde”. Con frecuencia le llamaban al teléfono del bar para atender una urgencia. Era un lector empedernido de “Abc” cuyo ejemplar lucía cuando alguien lo traía de Madrid, antes de que los rotativos madrileños fueran distribuidos con cierta regularidad. Los años le hicieron más sabio y más solícito, hasta que abrió la clínica en San Fernando, donde en el recibidor cuelga un modesto retrato que refleja su permanente bonhomía, reflejada hasta el nombrete -¿quién en el Puerto escapa?- que algunos en privado y en voz baja le reconocían: “Guaguana”.
Su fallecimiento fue muy sentido. Se había ido el médico de todos. Su trayectoria bien merecía un recuerdo perpetuo, de ahí el nombre de la calle que en su día promovimos y que es, no más, un acto de justicia.
En aquel diálogo entre su hijo Pedro Luis y el escritor Juan Cruz Ruiz -¡quién les iba a decir a sus respectivos padres que ellos estarían en el Cabildo hablando de sus andanzas!-, la memoria de su figura de viejo y atento galeno flotó gratamente.

jueves, 25 de junio de 2009

MENOS SOECES, MAS RIGOR

Daisy Tourné era ministra del Interior de Uruguay hasta que en un discurso público empleó un lenguaje soez, poco menos que una auténtica retahíla de insultos. No fue necesario que el presidente del país tomara una determinación: Tourné presentó antes su “indeclinable renuncia”, una vez se diera cuenta del acto irreflexivo e inadmisible que había cometido.

La ex ministra, en efecto, utilizó unos términos absolutamente inasumibles. Rivales políticos y miembros de su propia formación política, el Partido Socialista, integrado en la coalición gubernamental de izquierdas, fueron destinatarios de calificativos irreproducibles (no es para escandalizarse ni para ir de puritanos pero, la verdad, cuesta escribirlos y publicarlos), aderezados con explicaciones no menos groseras sobre cómo la ven aquéllos que fueron víctimas de sus improperios.

O sea, que debió ser todo un espectáculo, zanjado de la forma más cabal y consecuente: dimisión, porque es insostenible que toda una ministra se exprese de la forma que lo hizo. El peor ejemplo, sin duda. “Me ganó la pasión”, afirmó Tourné cuando el mal ya estaba hecho y la difusión de sus vocablos había generado evidente malestar político y social.

El episodio sirve para medir situaciones más cercanas que no se han saldado de forma tan drástica. Una lástima que el debate político sea vea desvirtuado por el empleo de un lenguaje tabernario y barriobajero que, por lo general, se vuelve contra quienes, más o menos conscientemente, hablan de forma irrespetuosa. Sobre todo, cuando se personaliza, es decir, cuando más allá de las ideas y hasta de los actos merecedores de crítica o de reprobación, se adjetiva (mejor, se descalifica) o se desconsidera a quien los ha protagonizado o promovido. Es una tendencia que se agrava en las proximidades de campañas electorales.

Es (junto con la corrupción) la peor parte de la política, la más desagradable. A la que, por cierto, no escapan, por extensión, cierto periodismo o ciertas formas de comunicación (en algunas radios y televisiones locales, sobre todo) que no van a la zaga a la hora de encontrar palabras gruesas y acabar patentándolas o acuñándolas cada vez que haya que referirse a un personajes público concreto. Desde luego, el uso de este “expresionismo” mediático influye también lo suyo, tiene su efecto nocivo y acaba hasta forjando un cliché de la persona puede que injusto.

Era lógico pensar que a medida que maduraba la democracia, estas cosas iban a desaparecer o, cuando menos, a corregirse. Sin embargo, no ocurre así y por tanto, hay que preocuparse. En Canarias, desde hace ya varias legislaturas y varios mandatos, en prácticamente todos los niveles del ámbito político, y en casi todas las formaciones con mayor o menor representación, hemos visto casos muy lamentables de desconsideraciones dialécticas personales. Es cuando se confunden los planos. Que tire alguien la primera piedra.

Y es cuando se contrastan las composturas. Toda esa imagen de educación, de bondad, de guardar las formas, se torna en agresividad, malcriadez y descortesía. Luego están las interpretaciones, lo que se considera insulto y lo que no. Lo que es sacado de contexto. La intencionalidad. La preterintencionalidad, incluso. La reacción: desde el 'y tú más' hasta la búsqueda de algún vocablo ingenioso que hasta obligue a manejar el diccionario. Y hay que consignar la capacidad de encaje, cualidad muy digna de valor, pues el silencio, no devolver la descalificación o recomendar simplemente 'un poquito de por favor', o sea, de educación, suele ser señal de inteligencia y hasta de elegancia en el comportamiento público.

Porque, no nos engañemos: hay a quien le guste. Y es más, considera que un político, si no va pertrechado de sal y pimienta dialéctica, tiene poco que hacer, o hasta un punto menos de credibilidad.

Pero no: a estas alturas, cuando la gente esta harta de diatribas entre políticos, cuando también pasa olímpicamente de “predicadores” que ante cámara o micrófono se despachan con absoluta impunidad -¡que grandes son la democracia y la libertad de expresión!-, lo que se quiere, lo que se espera es argumentación o expresión de ideas en público que persuadan y convenzan sin necesidad de recurrir a insultos y adjetivaciones personales inapropiadas. Menos soeces y más rigor en el lenguaje, sin que eso signifique pérdida en la contundencia o convicción de lo que se quiera transmitir o defender.

Por ahí también gana calidad la democracia. Y respeto el político.



martes, 23 de junio de 2009

POR SAN JUAN

Preparan las celebraciones de San Juan, con menos presupuesto, por razones obvias, y hay que congratularse, sobre todo, de que se cultiven las tradiciones.

San Juan es sinónimo de fiesta y también de magia. Hasta hace poco, el baño de cabras en el refugio pesquero, promovido y orquestado por el recordado Chucho Dorta 'Benahúya', nos recordaba lo del solsticio y todo eso.

Después, se fueron introduciendo elementos que engrandecieron la fiesta y la proporcionaron otra dimensión, más lúdica, más espectacular. Música de la buena, representaciones artísticas, montajes... Playa Jardín se convirtió en un escenario natural de primer nivel.

Las concentraciones humanas se fueron sucediendo año tras año hasta requerir un dispositivo especial de seguridad, asistencia, información… Riadas de gentes de localidades cercanas se acercaban al litoral portuense para vivir la fiesta a su modo y para gozar de esa vertiente espectacular que mereció honores de transmisión televisada en directo y de tratamientos informativos singulares en muchos medios.

San Juan siguió siendo una fecha llamativa para los portuenses bien porque iniciaban la temporada veraniega bien porque encontraban una nueva opción en ese surco festivo que invade nuestra convivencia desde hace años.

Atrás quedaban -puede que alguien todavía mantenga esas tradiciones- los arcos en las casas, hechos con frutos tempranos, pequeñas imágenes o estampas; las excursiones a algún punto cercano o los papelitos húmedos de las vísperas con los nombres de personas amadas. El costumbrismo doméstico.

Ahora la fiesta tiene esa otra dimensión tan proclive al populismo. Igual la crisis, con sus restricciones, nos devuelve a hábitos más modestos.

Pero es bueno que San Juan alegre corazones y espíritus. Porque su nombre también rotula una céntrica vía de la ciudad, tan triste, tan vacía últimamente, después de que cerraran los cines y haya desaparecido una de las cafeterías que tanta vida le daba a la zona. Otros establecimientos también han cerrado sus puertas y San Juan, otrora la “calle de las tiendas”, es ahora una vía lánguida y con el pulso debilitado.

A ver si el fuego sanjuanero no sólo elimina malos espíritus sino que la revitaliza. Falta hace.

lunes, 15 de junio de 2009

ABSTENCION PREPONDERANTE

En los estados mayores de las organizaciones políticas se sigue haciendo la digestión de los resultados electorales del pasado domingo, en tanto se suceden las valoraciones de destacados dirigentes y las opiniones de expertos y analistas.
Volvieron a ganar todos (cada cual a su manera) pero la primera evidencia que salta es el triunfo de la abstención y en ella hay que detenerse, en la confianza de que en esos estados mayores y en esos órganos de dirección haya habido alguien que, al calor de los porcentajes, se pregunte: ¿Y qué hacemos con la abstención?
En España se abstuvo el 54% del electorado y en Canarias se elevó ese registro cinco puntos, curiosamente cuatro y medio menos que en el año 2004. Pese a todo, es mucha abstención que prueba el hastío del electorado, su desmotivación. Se dirá que es la resultante de un conjunto de factores (desde la oportunidad de castigar a la indiferencia que entraña la convocatoria, pasando por el enfoque de la campaña de los partidos contendientes y por la fractura de las opciones progresistas) pero no vale refugiarse en esa ancha peana de comodidad cuando tanto se decide en las instituciones comunitarias. No nos importa Europa, donde se cuece casi todo lo que nos interesa (Iñaki Gabilondo dixit), y eso es lo que verdaderamente debe preocupar.
Porque la inhibición en unos comicios, plasmada en las cantidades que se contabilizan, es siempre una señal inquietante. ¿O es que no hay que tomarse como tal el avance de organizaciones de extrema derecha en el Parlamento Europeo? Sobre eso, teniendo en cuenta antecedentes como el francés o el austríaco, habrán de reflexionar los estrategas más allá del simplismo de núcleos radicalizados inasequibles a la desaparición total o de grupúsculos que progresivamente se van diluyendo.
Es mucha abstención, desde luego, con la merma de calidad democrática que ella entraña. Por mucha recesión, por mucho descontento, por muchos escándalos, por mucha desmotivación y por mucha desmoralización, hay que pensar no sólo en la evolución y en las tendencias de los electorados sino en la capacidad de movilización que los actores políticos activen, superior en este caso los del Partido Popular (PP) que, pese a todo, no cosecha un margen de victoria demasiado holgado. Precisamente, el partido derechista ha necesitado que baje 30 puntos la abstención para aumentar en uno su porcentaje de voto en cinco años, de ahí que no hayan faltado voces críticas a una cierta vanagloria de Mariano Rajoy al aludir a la derrota del PSOE tras haber logrado más votos que el socialismo desde al año 2000. Es cierto, pero que no olvide el líder conservador -ya que anduvo en clave nacional todo el tiempo- que anteriormente fue derrotado en las urnas dos veces.
Ello, de todos modos, no resta brillo al triunfo de los suyos en Tenerife, donde obtuvieron un 2,5% más de votos que en las mismas elecciones de hace cinco años. Los resultados para los populares fueron mejores en la provincia occidental, de modo que, tendencias al margen, con los incrementos habidos en municipios de ambas franjas, quienes argumenten que ese crecimiento es fruto de una paulatina pero eficaz implantación territorial no van descaminados.
Tales resultados, desde luego, no son para tirar voladores pero sí para estimular al personal y cuajar una estabilidad interna, siempre muy necesaria cuando ya hay que ir preparando estrategias y objetivos para próximas consultas que, festivos y vacaciones aparte, están, como suele decirse, a la vuelta de la esquina.
Hasta entonces, que alguien se pregunte qué estamos haciendo mal y que nadie olvide a Europa, que se tenga en cuenta la realidad de sus problemas, necesitados de una concertación internacional para construir un nuevo modelo productivo y de crecimiento económico así como para superar la recesión con políticas que defiendan las conquistas sociales y los derechos de los trabajadores.
Y eso, con la abstención, no se logra, no.

domingo, 14 de junio de 2009

ALEGRIA FUTBOLERA

En la quietud de la madrugada se apaga la explosión popular que ha significado el ascenso del Club Deportivo Tenerife. En el Puerto, en toda la isla, en toda Canarias y en muchos puntos del exterior, el sentimiento se ha desbordado: es el cuarto ascenso a Primera en la historia. Quienes han vivido todos estos trances dicen que ninguno como el primero; pero el segundo, decenas de años después, frente al Betis, en una promoción, fue espectacular. El tercero, en dura pugna con el Atlético de Madrid, tuvo también ribetes épicos.
Y ahora éste, en Girona, donde el Tenerife culminó felizmente su trayectoria en el campeonato. Pujó por el ascenso desde que se convirtió en aspirante cualificado, allá por febrero pasado, cuando ganar en la península empezó a resultar asequible. Coronó su meta, meses depués, con solvencia.
El ascenso que apaga la crisis porque el fútbol es así, pasión popular que eclipsa las adversidades sociales. Las penurias van a ser menos por unas horas, por unas fechas.
Hoy, tras la parálisis experimentada en el blog -sencillamente porque hace falta sosiego para escribir y no siempre se tiene-, toca hablar de fútbol. La alegría, el contento, el júbilo... Aquel "venga, venga, venga... vamos, vamos, vamos" deja paso a otros cánticos que incluso ilustran camisetas, anticipando la visita de los grandes, de los 'cracks', de los clásicos... Hay en España una catarsis deportiva que aquí, en la isla, alcanza también su máximo nivel.
Hay sangre portuense en este Tenerife de Miguel Concepción (presidente) y José Luis Oltra (entrenador). Ricardo y Ayoze son la contribución local a esta gesta deportiva. Dos profesionales jóvenes que hacen vibrar con su entrega, con su quehacer tan técnicamente dotado. Ellos son continuadores de Domínguez, Movilla, Real, Alberto, Diego, Toni. Chelo, Oti, Kiko, Cherubino (perdón por alguna omisión) que lucieron la vestimenta albiazul en distintas etapas.
Una felicitación para ellos por aquello del paisanaje.
Cuando en la madrugada de diluyen los sonidos, el ruido heterogéneo de una fiesta balompédica, se percibe que el fútbol haga que un pueblo se congratule. Es un valor efímero si se quiere pero hay que respetarlo, en la confianza, sobre todo, de que no desvíe otras realidades.

sábado, 6 de junio de 2009

"OASIS" SECO

“Oasis”, una de las cafeterías más populares del Puerto de la Cruz, ha cerrado sus puertas. Otra víctima de la crisis.
Cayetano Barreto ha escrito una excelente glosa de la trayectoria de este establecimiento, localizado en una de las vías más céntricas pero cada vez más apagada, a medida que van cerrando locales y centros de producción de distinta actividad allí emplazados.
Y es que Barreto frecuentó ese lugar, como lo hicimos otros periodistas que tuvimos en “Oasis” una especie de redacción alternativa. Allí, en efecto, no sólo hicimos entrevistas y cubrimos ruedas de prensa -convocadas, precisamente, para facilitar el trabajo de los que allí nos concentrabámos- sino que hasta pujamos para transmitir la información.
El local tenía todos los atractivos de una terraza accesible, diáfana, con una zona ajardinada, bien ambientada, muy agradable en cualquier época del año. Justo al lado de la antigua casona de los Reimers. El lugar idóneo para citarse, encontrarse y ultimar cualquier gestión. Heredero de los mejores valores que habían concentrado sus antecesores, las cafeterías del mismo nombre ubicadas en la avenida Colón y en la plaza del Charco. Otto Welsch, el empresario y propietario hasta su fallecimiento, supo interpretar tanto el sentido de la ubicación como del espacio al aire libre.
La cafetería siempre a mano, la más recurrente. El “Oasis” se ha secado. Lástima. Allí se quedan buenos recuerdos, de amigos y de hechos. De anécdotas. Y hasta de algún suceso. Allí celebramos el bautismo de una hija y hasta el primer acto público de una campaña electoral. Durante años los buenos jugadores de dominó libraron allí sus partidas. Desde luego, cuando el periodista, en su glosa, habla de usos múltiples, habla con propiedad y acierta.
“Oasis” vivió momentos de esplendor con las sucesivas ediciones del recuperado Festival de Cine Ecológico y de la Naturaleza. Con la apertura de la delegación de Diario de Avisos y de una entidad bancaria como vecinos de puerta con puerta. Por allí pulularon, desde primeras horas de la jornada, gentes de toda condición social. Gentes que allí se concentraban para el paso de una procesión. Cortados, vinos, cañas, aperitivos, bocadillos, nutrida carta para almorzar y cenar, bebidas… La música de ejecución humana, incluso algunos ratos de ameno baile los fines de semana, remataban el peculiar estilo de “Oasis”. Sus propietarios lograron ofertar unas cenas de fin de año muy bien consideradas, por cierto.
Todo eso ya es historia. Se secó el “Oasis”.
Uno, la verdad, no quiere incurrir en el pesimismo pero al felicitar a Barreto por su glosa, no he podido evitar la pregunta:
-¿No sientes cómo el Puerto va muriendo poco a poco?

lunes, 1 de junio de 2009

A PESAR DE TODO...


Se supone que andábamos en una campaña electoral pero son apreciables la desmotivación y la desmoralización del personal. Muy pocos son los que han combatido tales factores, aun en el reconocimiento de que las anteriores citas con las urnas europeas despertaron escaso entusiasmo, tratando de hacer ver que la evolución de la Unión Europea (UE) en los próximos años es determinante para superar la recesión económica con políticas que exigirán un notable grado de aplicación.
Pero, entre la atonía y la inhibición, como si este compromiso no fuera con quienes, más o menos, están directamente implicados, la campaña se va desgranando con más ruido de denuncias por comportamientos irregulares y descalificaciones personales que nueces de propuestas o planteamientos sobre creación de empleo, cambio climático o fortalecimiento del sector público.
Lo cierto es que, sumando crisis a desinterés, la adición del hastío y el pasotismo, elevado a inquietantes cotas de lejanía el objeto de la convocatoria, este período previo a la cita del próximo domingo ha desgarrado incluso a los propios militantes de las organizaciones políticas. Menos papelería, menos cartelería, menos visitas, menos anuncios, menos estampas propias de una ambientación de la que, por fortuna, hemos ido acumulando distintas experiencias. Por faltar, hasta la megafonía, tan clásica y convencional, al menos en los núcleos donde habitualmente nos desenvolvemos. Ni los resultados ni los análisis de las encuestas han venido a animar el perfil bajo de la cosa.
Para colmo, han surgido otros escenarios que, por su naturaleza, han concentrado mayor interés. Son los escenarios de las tramas de corrupción, de las filtraciones así calificadas a conveniencia, de las investigaciones policiales y de las resoluciones judiciales. Gran despliegue -según y cómo- y cobertura a la carta -es insólito el tratamiento dispensado en algún medio- en tanto los actores pasean, en una confusa y desordenada ceremonia con olor a pesadilla, sus sospechas, sus desmentidos, sus cargos y sus liberaciones y hasta sus esperanzas.
En los estados mayores de los partidos se cuenta con el impacto que puede producir una información periodística reveladora de alguna decisión controvertida y hasta de una conducta escandalosa, de modo que tienen preparado el contrataque que, convenientemente administrado, puede aplacar efectos en las propias tendencias del electorado. Eso, en plena campaña electoral, pone a prueba no sólo el temple sino la capacidad de reacción. Es una especie de prueba de algodón para quienes tienen las responsabilidades decisorias más allá de la organización de los actos públicos o de la contratación propagandística.
Pero es que esta vez hay un contagio preocupante. Que si aviones, que si franquismo e inquisición, que si descalificaciones personalizadas... Vamos a ver si en el segundo debate entre los dos primeros candidatos de las principales organizaciones políticas se habla de Europa. Vamos a ver si hay menos política nacional y más visión europeísta, siquiera desde el sustrato ideológico. Y si a una de las partes no le interesa, porque está en sus claves y porque los estrategas aconsejarán que hay que seguir por ahí dadas las tendencias, a ver si la otra sale de ciertos terrenos cenagosos, no entra a ese trapo, defiende la decencia como bandera y expone y explica lo que a la ciudadanía, tan harta de diatribas entre políticos, le importa de verdad.
Quedan unos pocos días para rescatar a buena parte del electorado de su indiferencia. Es el futuro inmediato lo que está en juego, luego se trata de ofrecerle algo novedoso y atractivo que, además, refleje la exigible madurez democrática de quienes están en primera línea y significan la encarnación de medidas que han de condicionar el porvenir en importantes ámbitos de decisión política y económica.
Desde luego, los que albergábamos la ilusión de que se puede hacer política de otra manera, con este panorama descrito a grandes rasgos, andamos un tanto cariacontecidos. Aún así, a pesar de todo, hay que ir a votar. La comodidad y el abstencionismo, la indolencia o la lejanía no favorecen ni casan con Europa ni con la democracia, ¿vale?.