lunes, 27 de febrero de 2012

LA DACIÓN: DEPENDE

Ha habido escenas desgarradoras y reacciones sociales de todo tipo, muchas alumbrando un sentido de la solidaridad poco conocido. El problema de los desahucios judiciales de viviendas, derivado de impagos, se ha ido desbordando poco a poco. Se habla de unos ciento cincuenta mil afectados en todo el país: números mayores.
En el contexto del problema, predomina una expresión, la dación en pago, que viene a ser algo así como la entrega de la casa por incapacidad de pago, sin que sus propietarios sean responsables posteriormente de lo que quede por pagar del préstamo concertado sobre el que se formalizó la hipoteca.
El Gobierno ha amagado una solución que, en cualquier caso, no es sencilla. Acuciado para mitigar su desgaste en los cien primeros días, máxime cuando están cerca las elecciones autonómicas de Andalucía y Asturias, permanecer cruzado de brazos era una actitud muy pasiva, máxime después de haber regado la campaña de hace un par de meses con soluciones para todo, de modo que, por medio del ministro de Economía, ha esbozado una medida que, por ahora, no pasa de ser una declaración de buenas intenciones que somete -faltaría más- a la consideración de los poderes bancarios (Es llamativo: la reforma laboral se impone; la dación en pago, se pondera con la banca. Vaya equilibrio y vaya defensa del interés general).
Para limitar los desahucios, el Gobierno piensa, además de la dación del inmueble, en el abaratamiento de los intereses moratorios y el desalojo demorado por dos años, en casos de propietarios con familias todos cuyos miembros estén listas de desempleo. También sugiere que los primeros pagos que se realicen reduzcan el capital en lugar de los intereses.
O sea, sí; pero… Buenas intenciones pero notables cautelas. Voluntarismo e insuficiencia: a ver qué dice la banca, en vez de plasmar en una norma legal la complicada situación. La banca ha coleccionado últimamente un malestar social que sigue ‘in crescendo’ y precisa de gestos o bondades que alivien esa imagen deteriorada. La cuestión es saber si está predispuesta en esta materia y, en cualquier caso, si su actitud, presumiblemente favorable, echará por tierra lo del “duro a cuatro pesetas”. Permitan que aflore la duda, a la espera de los resultados de las buenas prácticas: que la dación la apliquen o practiquen aquellas entidades financieras que voluntariamente quieran hacerlo es una clara invitación a la duda.
Es normal la reacción de organizaciones sociales y de afectados: no se lo creen o consideran los anticipos insuficientes y muy limitados, posiblemente generadores, además, de evidentes desequilibrios o discriminaciones.
Tras el amago, veremos hasta dónde se pliega la banca -¿se pliega la banca?- pero lo consecuente sería una normativa que formalice la figura, esa dación en pago; y que haga viable durante el período de ejecución hipotecaria, cuando exista una situación de desempleo o de manifiestas limitaciones económicas, la reestructuración de la devolución del crédito para no perder la vivienda.
Eso será más estable y serio que cualesquiera otras expectativas, mucho más di dependen de los banqueros, por muy incentivados y ‘bienpracticados’ que anden.

martes, 21 de febrero de 2012

ESTIGMA

Arrecia la crítica hacia las centrales sindicales. Campaña o no, se escuchan y leen cosas gruesas. “Se les acabó el ‘business’”, ha llegado a decir una diputada del Partido Popular en el Parlamento de Canarias. El derechío mediático lleva poniéndose las botas desde hace algún tiempo sin reparar en gastos de descalificación y descrédito. Si por ellos fuera, el mejor sindicato es el que no existe. O igual añoran y resucitan el “verticato”.No son buenos tiempos, desde luego, para la lírica sindicalista pero hay que escucharla, guste más o menos a los detractores. Por el bien de la democracia y de la clase trabajadora -y desempleada, es obligado precisar- que empieza a reaccionar, entre agresivas penurias reformistas y pronósticos contradictorios catastrofistas de quienes las apadrinan en medio de las meflifluas sonrisas de la patronal, desengañados tras comprobar que el martes después del 20-N ni disminuían las colas de las demandas de empleo ni se abrían las puertas de empresas, industrias y centros de trabajo para satisfacer todas aquellas predicciones de dos semanas de campaña electoral y meses y meses de inflar las condiciones ‘medioambientales’ para ganar la confianza mayoritaria y decidir luego, eso sí, bajo el manto de la respetable voluntad popular. Si es mayoritaria, mejor. Menos debate.

Pero, bueno, ya dijimos que en la digestión de la huelga general de octubre de 2010, los primeros en hacer una reflexión obligatoria sobre su papel, presente y futuro, debían ser los sindicatos. Vaticinamos que iba a ser una digestión pesada: al impacto menor que causó en la población y en la opinión publicada -nada que ver con el de diciembre de 1988, cuando el apagón televisivo de medianoche hizo comprender a muchas personas cuál es el alcance de un conflicto de este tipo-, hubo que emplear mucha sal de frutas para sobrellevar la progresiva desconfianza de la población, más preocupada, sin duda, en conservar lo que quedaba, laboralmente hablando, en una suerte de ‘virgencita, que me quede como estoy’ antes que luchar para defender lo que tanto ha costado conseguir. Así que, independientemente de la coyuntura, tendrán que replantearse su funcionamiento en la sociedad. Lo ocurrido a lo largo de los últimos meses ha estigmatizado a los sindicatos. Y si antes, salvo honrosas excepciones, no había una conciencia y una cultura sindicalista, el rechazo a ciertos métodos, a sus dobleces, a los vicios internos, a la tibieza y a la falta de eficacia en la resolución de problemas reales ha ido acentuándose. Se ha llegado a hablar de los liberados en el tono más despectivo posible, se ha considerado que han creado una nueva casta de dirigentes privilegiados o acomodados…

Una lástima. La historia de los sindicatos en nuestro país está plagada de lucha, de resistencia y hasta de heroísmo. Desde la clandestinidad han venido coadyuvando a la consolidación de las libertades y de la propia democracia. Su concurrencia en la vida pública está consagrada constitucionalmente, cuando se les reconoce, junto a las organizaciones empresariales, su contribución a la defensa y promoción de los valores de los intereses económicos y sociales que les son propios. Se diría incluso que algunas de las críticas recibidas son manifiestamente injustas pero lo cierto es que se impone un período de autocrítica y de sensible renovación. Sin llegar a la reinvención, pero sí a una trasformación que, en la praxis, permita recuperar, sobre todo, la credibilidad perdida. Debe ser una revisión profunda que dé respuestas a los cambios que se están produciendo o se avecinan en el tejido productivo y los nuevos sectores; que tenga alternativas a las exigencias de la sociedad de hoy y de mañana y que sepa adaptarse a los mercados laborales y a sus peculiaridades. Las centrales sindicales españolas, las grandes, las de implantación nacionalista y las de menor grado de representatividad, han de ser conscientes de que han de modernizarse. Han de construir nuevos discursos, han de funcionar de forma más transparente y participativa, han de comunicar mejor y han de operar medidas que propicien la recuperación de la conciencia sindicalista. Estamos ante un punto de inflexión, desde luego: sin perder el ánimo reivindicativo, sin alejarse de su finalidad básica, sin renunciar a señas de identidad ni a defensa de los valores laboralistas, se impone un nuevo papel. Los tiempos difíciles ya están aquí. Y exigen lucha.


lunes, 20 de febrero de 2012

MANCOMUNIDAD, ENÉSIMO INTENTO

Lo vuelven a intentar. Es la enésima vez. Parecía que ya no la reanimaba ni la coramina de los sentimientos pues otra entidad supramunicipal, con más integrantes y más recursos, había recibido hace poco su carta de defunción. Y sin embargo, los responsables han decidido concederle una oportunidad. Una más. ¿Acaso la última? La Mancomunidad del Valle de La Orotava, por ahora, sobrevive. Es como si nadie quisiera pegar el tiro de gracia.

A principios de cada mandato, es una estampa que se repite. Los alcaldes y concejales representantes de los municipios de la comarca se reúnen para hacer no un acto de contrición ni un finiquito político-administrativo sino propósito de reactivar una estructura nacida en los años sesenta del pasado siglo para prestar, de forma mancomunada, los servicios que entonces resultaban tan limitados -o inexistentes- como costosos. No han tenido suerte. O lo que es igual, han querido pero no han podido ni han sabido. Los intentos se perdieron por el camino, entre la desidia o la priorización de otros menesteres. Ni siquiera en las formas, como ocurrió en 2007, acertaron. Ni antes la coincidencia del color político de los gobernantes facilitó las cosas. La Mancomunidad cobró caracteres de fósil, hasta el punto de que algún Ayuntamiento, Santa Ursula, llegó a salirse y ahora parece dispuesto a reincorporarse.

Los hechos históricos ponen de manifiesto, por un lado, lo difícil que es entenderse, pese a la cercanía y los problemas comunitarios a los que dar alternativa; y por otro, una escasísima cultura de intercambios o prestaciones que pueden ser afrontados de forma solidaria para abaratar costes y beneficiar a un mayor número de ciudadanos. Siempre, desde sus orígenes, se acusó a los municipalistas del valle de no ver más allá de sus límites territoriales. Los escasos avances fueron siempre a cuentagotas y apenas trascendieron.

En la experiencia cosechada se constata que hay que tener más voluntad política. Cuando no se tiene esa cultura, hay que crear las condiciones para ir labrándola. Hay que tener altura de miras y generosidad. Hay que cultivar hábitos, hay que perseverar. Hay que hacer propias las iniciativas mancomunadas si se quiere que esa pretendida revitalización sea una realidad palpable.

Ahora lo vuelven a intentar los alcaldes y la alcaldesa de La Orotava, Los Realejos, Puerto de la Cruz y Santa Úrsula, respectivamente. Deben ser conscientes de la coyuntura: son los tiempos en que se habla -sin fundamento, vale- de fusión de municipios pero también de reorganización administrativa de las administraciones públicas. Precisamente, de las fórmulas mancomunadas o supramunicipales se ha hablado como alternativa a la fusión imposible. Son, igualmente, tiempos de arriesgar, imaginar y plasmar soluciones para ciudadanos que se han hartado de anquilosamientos y de comprobar cómo cada año pagan tasas y tributos más altos sin que mejore la calidad de los servicios.

Ojalá que no caiga en saco roto el propósito de trabajar con estatutos actualizados y con redimensionamiento competencial consensuado y operativo. Desde transportes terrestres a recogida domiciliaria de residuos, desde saneamiento en general a programas culturales o recreativos. Y todo, sin perder señas de identidad propias: se trata, justamente, de crear unas nuevas.

Por eso, aquel viejo espíritu de la reinstaurada democracia tiene plena vigencia: Mancomuna, que algo queda.

sábado, 18 de febrero de 2012

FUTURO DE MARTIÁNEZ

Se vuelve a hablar de una actuación de regeneración de la playa Martiánez, la que cantara de forma sublime Sebastián Padrón Acosta. No es la primera que se acometería en esta franja del litoral portuense, abierta a partir del final del complejo turístico “Costa Martiánez”, identificada con dos denominaciones populares: el charco La Soga y La Barranquera, conectada ésta con una zona de acantilado bajo, justo en la parte inferior de la antigua fuente y próxima al túnel de la vía de acceso rodado a la ciudad por el este. En el pasado ya hubo varias actuaciones de tratamiento y reacondicionamiento de la línea de dominio público marítimo-terrestre, algunas de ellas inútiles pues algún temporal y las mareas altas causaron daños y hasta destrozaron varias reposiciones. Las inyecciones de arena dejaron paso a la invasión de piedras y la playa volvía a recobrar un cierto aspecto salvaje y hasta inhóspito, poco propicio para el baño. La desembocadura del barranco fue, de siempre, un obstáculo serio para pensar en proyectos de diques de protección o similares.

Ahora se trata de una regeneración que, por ahora, parece contar con una declaración de impacto medioambiental favorable. Una nueva inyección de arena, la construcción de un espigón y un pie de playa, la accesibilidad y las dotaciones mobiliarias conforman esencialmente un proyecto cuantificado en cinco millones cien mil euros en números redondos. De aquí a su ejecución, seguro que aumentará. Porque falta la financiación, claro, y esa dependerá de las aportaciones que hagan Gobierno de la nación y Gobierno de Canarias. Ya se sabe que el Ayuntamiento no está en condiciones económico-financieras para asumir nuevas obligaciones de este tipo. De modo que ya debe esmerarse el gobierno local en la búsqueda de recursos y en la agilización de la tramitación del proyecto

En cualquier caso, estaríamos ante una actuación que hay que seguir de cerca pues conllevaría una transformación apreciable de este sector del litoral portuense. Seguir de cerca equivale a estudiarla con mimo. Debe tener el máximo consenso posible de instituciones y agentes sociales, no sea que ocurra, como otras veces, a medida que se vayan viendo los resultados, se desate alguna de esas controversias que termina minando la propia realización. Y como en el Puerto es tan fácil pasar del cero al infinito, al final el resultado no contente a nadie. Recordemos por ejemplo que mucha gente rechazaba, por antiestética y poco funcional, la antigua edificación que culminaba la avenida Colón. Su derribo fue recibido con alborozo pero la posterior solución arquitectónica no satisfizo y generó todavía más rechazo. De hecho, la polémica se mantiene pese a que buena parte de la población, acaso más preocupada por otras circunstancias, evolucione como aletargada o anestesiada y hasta haya perdido la chispa y el espíritu que la caracterizaron.

Hay que procurar acertar. No será fácil. Desde el principio, según advierte el propio ministerio de Medio Ambiente, con la ejecución habrá un impacto negativo sobre la actividad turística y recreativa de la zona, por no contar los riesgos y daños para el ámbito natural, algunos puede que irreversibles, así como la incidencia que en los trabajos pueden tener las mareas altas anteriormente aludidas. Todo da a entender que los surfistas deberán buscar alternativas.

Ojalá que los resultados finales sean satisfactorios y provechosos. Aunque seguiremos evocando los versos de Padrón.

martes, 14 de febrero de 2012

FECHAS DEL SIMBOLISMO

Es probable que algunos digan que se exagera. Y que interpretación de la persecución es fruto de obsesiones y cegueras varias. Pero tras conocer la noticia de que el Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno de los jueces, ejecutará la sentencia que inhabilita al juez Garzón por haber prevaricado y, por tanto, para expulsarle de la carrera judicial, el próximo 23 de febrero, no podemos por menos que expresar una cierta estupefacción. Si no han respetado los plazos de los recursos, ya es para mear y no echar gota. Y todavía hay quien niega el corporativismo y la saña que luce cuando se tercia.

Por si quedaban dudas del simbolismo político de la que se puede considerar una persecución, ahí tienen la fecha señalada. Es que nos quieren hacer olvidar hasta el golpe de Estado del 81. Delendum est Garzón! Pero, no conformes, parece que también quieren borrar cualquier vestigio del autoritarismo encarnado en aquel episodio vergonzante de la historia de España y de la que entonces era su joven democracia.

Ahora que ha madurado, nos perdonan pero tanta coincidencia da que pensar. En cualquier caso, no lo conseguirán. Del basurero de la historia es difícil reciclar. Y mucho menos, rescatar.

lunes, 13 de febrero de 2012

TALÓN DE AQUILES

‘Delendum est Garzón’, permitan el latinajo para glosar el gran suceso de la semana pasada, la sentencia del Tribunal Supremo (TS) condenatoria del juez Garzón, que ‘debía ser destruido’, parafraseando a Catón quien resumía, en su célebre pensamiento, todo el odio que Roma profesaba a Cartago. A la espera de las otras dos resoluciones de su procesamiento y de los recursos que seguro van a ser presentados para agotar todas las vías que en derecho le asistan, otra frase histórica, ‘Consummatum est’, por ahora la materialización de una suerte, ‘todo está cumplido’, que, en el contexto de los considerandos, era la que podía aguardarse.

Por supuesto, el máximo respeto a la decisión del TS, faltaría más. Hasta la unanimidad que la sustenta la hace más respetable. De la solidez de la misma hablan profesionales del derecho y de la judicatura. Pero algún talón de Aquiles debía tener y entre tantas opiniones como hemos leído y escuchado, hay un hecho que nos ha llamado la atención, por si el alcance de la sentencia llega a la mismísima nulidad de las actuaciones -es previsible que los abogados de los encausados por Gürtel esgriman el argumento para pedir su absolución- y entonces asistiríamos a la más insólita evaporación de una presunta trama de corrupción política.

¿Qué ha pasado, se ha tenido en cuenta el parecer del ministerio fiscal? Recordemos que era absolutorio. Tras la lectura de la sentencia y la consulta de algunas fuentes jurídicas, se desprende que no sólo no refuta la tesis de la fiscalía sino que ¡ni siquiera la menciona! Y hay que preguntarse, claro, si eso es normal. Es tan improbable la omisión por olvido como ignorar que las apreciaciones del fiscal vienen respaldadas, en casos como el que nos ocupa, por el resto de los fiscales del Tribunal Supremo. De ahí la pregunta.

El ministerio fiscal ha hecho otra interpretación de los hechos, vale. Entonces, si la jurisprudencia sobre la prevaricación de los jueces exige absoluta colisión de la actuación judicial con la norma aplicada al caso, de forma que no se puede explicar de manera razonable, aquí cabe colegir que algo ha fallado. Es decir, no hay prevaricación cuando el asunto sea discutible. Al pie de la letra jurisprudencial, con el talón de Aquiles aludido, aún a costa de arriesgar mucho, se puede opinar que la prevaricación es, cuando menos, cuestionable. Es una mera apreciación, no más, seguro que rebatible pero que brota al calor de la flagrante y llamativa omisión que ha significado en este caso la solicitud de la fiscalía del TS, el cuerpo de élite de esa carrera.

Como quiera que sea, la inhabilitación es firme y recurrible. Tal determinación, ya se ha visto, ha generado toda suerte de críticas y descalificaciones, algunas tan gruesas que tanto el Consejo General del Poder Judicial como el propio Tribunal Supremo han tenido que manifestarse públicamente pidiendo respeto. Han hecho bien. Pero debían haber procedido de la misma manera cuando el propio juez Garzón ha sido vituperado y vilipendiado desde algunos altavoces, políticos y mediáticos, que no han regateado dicterios para ponerle en evidencia. Una fisura del corporativismo.

Pero las instituciones y los órganos judiciales sabían que la lluvia de críticas, las reacciones populares y un malestar creciente eran inevitables. Claro que la imagen de la justicia se sigue deteriorando. No hay más que ver los primeros ecos que llegan de la mismísima Organización de Naciones Unidas (ONU) y de un rotativo poco sospechoso, ‘New York Times’, que, en una pieza editorial, a propósito de la causa de las víctimas del franquismo, concluye: “Procesar a Garzón es una ofensa a la justicia y a la historia”.

sábado, 11 de febrero de 2012

AUTOCRACIA PEDESTRE

‘Vecinos por el Puerto’, con dos concejales en el consistorio portuense, ha venido a refrescar un hecho en el que personalmente insistimos desde la constitución de la actual corporación municipal: la ausencia de documento escrito que sustente la alianza entre Coalición Canaria y Partido Popular para compartir el gobierno municipal. Hay un acuerdo, verbal no más, plasmado en el reparto de áreas, competencias y delegaciones. Pero no está documentado: ni eso ni el alcance ni las condiciones ni el programa de gobernabilidad que es lo que ahora demandan los dos ediles de ‘Vecinos’, en un ejercicio natural y necesario de lo que debe ser transparencia política. Los portuenses tienen derecho a conocerlo porque es natural que quieran saber cómo van a ser -cómo están siendo, mejor dicho- gobernados.

Lo dijimos y lo hemos reiterado desde junio del pasado año: lo normal, en democracia, es que cuando dos opciones políticas están predispuestas a entenderse para afrontar la gobernabilidad, estudien, debatan y reflejen por escrito sus intenciones. Es bueno para ellas, es indispensable para el pueblo. Esas intenciones hay que conocerlas para someterlas luego al tamiz del seguimiento y los cumplimientos, de los desvíos y de los costes. A estas alturas de la democracia, parece elemental y obvio. Menos en el Puerto de la Cruz, por lo que se ve, en este caso, por lo que no se ve.

Señalarán que es un pacto de caballeros o que se confía recíprocamente en las palabras de las personas, como si fuera un retorno al pasado o no se supiera que en la política de nuestros días esos valores están más que cuestionados o que los celos y recelos son una fuente de discordia cuyas emanaciones se contienen y controlan por múltiples razones. La caballerosidad se demuestra con la firma de un documento que explicite las razones y los objetivos de la alianza. Y la rúbrica, con luz y taquígrafos. Lo ideal sería luego dar cuenta periódicamente de cómo se van desarrollando los planteamientos. Pero eso es mucho pedir, una auténtica utopía, entre quienes no han sido capaces de redactar siquiera una declaración de intenciones.

Así se funciona en democracia, a menos que se quiera dejar abiertas las puertas a una autocracia pedestre, situación que ya se ha vivido en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, con resultados evidentemente nefastos para quienes la practican, para la institución y para el propio pueblo.

Cuando comentamos la perplejidad que producía este hecho en un par de comparecencias televisivas, les costaba a muchos ciudadanos creer la inexistencia de ese ‘basamento democrático’ para funcionar. Ocho meses después, ‘Vecinos por el Puerto’ -con un ejercicio de oposición muy digno y ponderable- reivindica la información sobre el pacto de gobierno porque, en efecto, los portuenses tienen derecho a saber en qué condiciones o con qué objetivos están siendo gobernados. Es lo menos que se puede pedir.

Pero, seamos realistas: documento, como tal, no hay. Y elaborarlo ahora y darlo a conocer ahora sólo revelaría la incapacidad de los grupos gobernantes.

Se evitarían, eso sí, consignar nada, por ejemplo, respecto al incremento de tasas y tributos, ya consumado.

Pero estos mínimos de seriedad y rigor -insistimos: elementales en una democracia moderna- parecen chocar con la voluntad de los gobernantes que parecen preferir el estilo compadre, encomendándose, claro, a la desmemoria, a la pasividad, a la abulia, a la resignación y al pasotismo. Quizá porque eso era lo que propiciaban con esos vacíos programáticos: una población anestesiada e indolente.

Al menos, en este caso, la iniciativa de ‘Vecinos’ permite rescatar ciertos principios.

viernes, 10 de febrero de 2012

AGRESIVIDAD EN LA REFORMA

Que no hay manera: primero, el presidente del Gobierno, vislumbrando la huelga general; y ahora, el ministro De Guindos anunciando la agresividad de la reforma laboral que se supone es el primer plato del consejo de ministros de hoy. Los micrófonos son una tentación para el ejecutivo. Dos opciones: un alarde de sinceridad o una incontinencia de mucho preocupar. Se acabaron los confidenciales, el 'off the record' o el 'que no salga de esta sala': al vuelo las campanas, al diablo las formalidades y el buen rollito. Y el que venga detrás, ya sabe...


O sea, que con la agresividad, preparémonos para cualquier cosa: la flexibilidad en el despido puede quedarse en un chiste de Jaimito. A ver, dentro de unos meses, cuántos puestos de trabajo se van a generar si el marcaje al obrero o al desempleado es de los que no admiten respiro. A ver cuántos convenios colectivos no merman conquistas sociales con los avances de la flexibilidad anticipados por De Guindos. Y si se reduce la indemnización por despido -el beso de la adaptación de 'Resistiré', en 'El Intermedio', cobra cada vez más fuerza- el que supuestamente se quedaba para apagar la luz también lo va a pasar mal.


Los empresarios, que el día anterior no sabían hacia dónde mirar con lo del equilibrio advertido por la ministra de trabajo, están aguardando esa reforma, agresividad implícita.


Y los trabajadores, optantes y desempleados, acentuado su desconcierto por las contradicciones ministeriales -¿o no es un contrasentido pasar en veinticuatro horas del equilibrio a la agresividad?- tienen cada vez mayor desazón.



jueves, 9 de febrero de 2012

JUSTO LO CONTRARIO DE AQUEL ANUNCIO

La impresión que se alberga es que, a partir de aquel anuncio, cayó en desgracia. O por una posible implicación en una de esas presuntas tramas de corrupción política que se pasea por los tribunales sin pena ni gloria. Lo cierto es que desapareció del escenario. Y eso que salió a saludar desde el balcón en la noche triunfal.

Lo cierto es que poco o nada se ha vuelto a saber de Esteban González Pons, dirigente del Partido Popular, portavoz de esta formación política del que podía pensarse que anda en expectativa de destino. Por ahora, no ha sido así, salvo el refugio del ostracismo a la espera de que escampe.

Pero aquel anuncio, un suponer, lo echó todo a perder. Dijo el hombre que en una legislatura el Gobierno de su partido iba a crear tres millones y medio de puestos de trabajo. En plena campaña y mientras se seguía destruyendo empleo, González Pons se atrevió con esa magnitud y hasta hizo un cálculo: un millón de empresarios multiplicado por tres puestos... Las cuentas no salían.

En el PP debieron darse cuenta: años y años maniatando y mofándose de Felipe González, cuando en 1982 ofertó la creación de ochocientas mil plazas de trabajo, ahora esa cifra de González Pons, con la que sigue cayendo y con el eje francoalemán girando a sus anchas, poca verosimilitud albergaba. Era subir el listón de las expectativas: muy bien para seguir sumando y asegurar la mayoría, pero la imposible traducción a la realidad se encargaba de lapidar al anunciante.

Las manifestaciones, realistas y pesimistas, del presidente del Gobierno, sobre la tribuna del Congreso de los Diputados, unidas a uno de esos informes de una poderosa firma bancaria, son algo más que un jarro de agua fría sobre las predicciones de hace mes y medio, sí, sí, cuando la campaña lectoral. El presente año, venían a coincidir manifestaciones presidenciales e informe bancario, avanzará con elementos destructivos en los sectores productivos.

Los desempleados y quienes corremos el riesgo de serlo habrán aumentado la desazón, evidentemente. El panorama sigue siendo sombrío, muy oscuro.

Porque a ese paso, el quimérico pronóstico de González Pons -vaya patinazo- se convertirá -perdón por la exageración-en justo lo contrario.

miércoles, 8 de febrero de 2012

EL GÉNERO MURGUERO

Se resalta en un espacio radiofónico un menor gancho en la comparecencia de las murgas en el preámbulo carnavalero. Ha bajado el nivel de originalidad e interpretación, según dicen. Como que ha descendido también el grado de interés del personal, otrora convertido en una suerte de termómetro de la gran fiesta popular.

Será que la crisis ha afectado al género. Es difícil no sólo superar los registros sino consolidarlos. La murga siempre atrajo, hasta cuando los carnavales eran dóciles Fiestas de Invierno, allá por los sesenta. Eclosionaron muchos años después, entre el convencionalismo de algunas y los tintes revoluciionarios que aportaron otras, incorporando elementos escénicos, esmerándose en la composición letrista y dando ciertos aires de agrupación coral en búsqueda de una conjunción vocal que no sonara como desafinada.

Las murgas hasta han sido también objeto de atención política. Entre la recluta de militantes o simpatizantes, la identificación con determinados colores, la intensidad de la crítica, más o menos benevolente, se medía por la cercanía a colores gubernamentales. O por tratamientos determinados: desde la ausencia de visitas a locales de ensayos a resultados de concursos o similares considerados repulsivos.

Pero, por lo escuchado, hay menos ambiente, menos interés y hasta menos tensión. Puede que el público también se haya cansado, haciendo una lectura simplona: todos los años, lo mismo. Bien es verdad que en esta evolución tiene mucho que ver el factor generacional. Consta que las murgas de toda la vida han cuidado la cantera y han ido propiciando que los niños vayan adquiriendo su condición de murgueros pero no es suficiente ante la avalancha de opciones, tecnológicas y de las otras, que se dan en nuestros días.

(A propósito, las letras de las murgas infantiles: esa es otra. Entre las palabras soeces y las desnaturalizaciones fonéticas, mucho habrá que cuidar ese flanco. Menos mal que alguien ha alertado en redes sociales).

Puede que el género haya alcanzado su cenit y ahora atraviese esa etapa de bajón que experimenta cualquier manifestación popular. Cierto que cualquier capacidad creativa puede mermar y si se ha encendido el timbre de alarma sólo los propios afectados o implicados pueden detenerlo. Porque ese género es parte esencial de la fiesta.

Puede que la edición de este año marque un punto de inflexión para las murgas. Y para todo el Carnaval. Atentos.

martes, 7 de febrero de 2012

LEALTAD INSTITUCIONAL

A estas alturas debería estar claro eso de la lealtad institucional, es decir, cuando se está en signos políticos distintos, es natural que se discrepe o se tenga criterios diferentes, que se negocie, que se busque la mejor solución; pero que todo eso se haga con nobleza, con transparencia y con limpieza. Al menos, hasta donde se pueda, poniendo todos los recursos disponibles a favor del interés general.

Sin embargo, no está tan claro, a tenor de los desencuentros que se van sucediendo entre instituciones gubernamentales, el último entre la canaria y la nacional a cuenta de una reunión desconvocada a última hora, según dicen, por orden expresa del ministerio o del ministro de Industria, Energía y Turismo, que viene a ser lo mismo.

Lealtad institucional es, o debe ser, entendimiento recíproco, coordinación, identificación de objetivos, capacidad de resolución de problemas comunes, emprendimiento beneficioso para ambas partes. Y esa figura hay que practicarla, hay que demostrarla con hechos, no con meras declaraciones de principios que luego, llegado el caso, no se cumplen ni por aproximación.

Estamos hablando, además, de un hecho de indiscutible importancia como es el turismo. Tantos años clamando algunos empresarios por un ministerio para el sector y ahora, nada más creado, sólo crea disgustos y es germen de distanciamientos. Para ese viaje, no hacía falta las alforjas de visibles discordias. Y mucho menos, por un quítame allá esa reunión sobre promoción o lo que sea.

Pero la lealtad institucional, que tanto se predica en programas y discursos, en la efímera teoría de los titulares de prensa, hay que hacerla efectiva y traducirla en la práctica, con acciones que la sustenten, con decisiones que revelen la cristalización de objetivos comunes y que, en el fondo, transmitan a los agentes sociales y a la ciudadanía en general la confianza de que es posible hacer cosas juntos y, además, hacerlas bien.

No están los tiempos para perderse en fruslerías, en obstáculos, en eso que coloquialmente se denomina 'putadaditas', zancadillas, chinas, palos en la rueda, desgastes; en fin, para dilatar, poner nerviosa a la otra parte o hacerse valer a base de esas prácticas.

El turismo bien merece una consideración ajena a caprichos y batallas particulares.

Y no parece difícil cultivarla.

lunes, 6 de febrero de 2012

MAS RESPETO PARA MENOS TELEBASURA

Ha definido Gloria Serra, que conduce el programa “Equipo de investigación”, en Antena 3 (antes estuvo en “La Noria”, de Tele 5, aportando con mucho rigor los planteamientos documentales y de análisis), que “la telebasura es hacer un programa sin respetar al público”.
Y no hace falta extenderse mucho más, en efecto, para comprender de una vez por todas que tantos subproductos como circulan por algunos canales televisivos están elaborados no sólo sin unos mínimos patrones de calidad sino que parecen concebidos para espectadores a quienes se toma por tontos o discapacitados culturales, tal es el grado de superficialidad, tendenciosidad, manipulación y lenguaje inapropiado que se utiliza. O sea, todo menos rigor periodístico. Todo, menos la debida consideración hacia quienes están ante la pantalla.
La propia Serra llega más lejos al señalar que “hay espacios informativos, mal llamados informativos que son telebasura misma”. Pensar que el telediario de una de esas cadenas privadas, según dicen, es el segundo más visto del país, es para temblar y para preocuparse seriamente.
Pese a que algún rayo de luz penetre en las intrincadas y cuasi imposible medidas correctoras, como fue aquella reacción de publicistas y anunciantes que respondieron a la idea de boicot lanzada desde una red social digital, no hay que hacerse demasiadas esperanzas. Ya se advirtió hace unos años, cuando fue firmado aquel Código de autorregulación sobre contenidos televisivos e infancia, poco respetado y con flagrantes incumplimientos, principalmente en lo concerniente a determinadas franjas horarias, cuando se supone que hay niños ante el televisor. Ni las sanciones pecuniarias frenaron la incontinencia de guionistas, presentadores, programadores y tertulianos.
El problema, por cierto, se acentuaba en Canarias, por aquello del horario que dejaba aún más desprotegidos a los menores, como pusieron de relieve las representaciones sindicales y, si la memoria no es infiel, el mismísimo Enrique Múgica cuando ejercía como Defensor del Pueblo.
Se podrá decir que es una cuestión de gusto o sensibilidad pero hay que compartir la apreciación de Gloria Serra: no se tiene en cuenta el otro lado de la pantalla, quiénes están ahí. El respeto, en esos espacios, en esas telepredicaciones insufribles, en esos informes sesgados, en esa sucesión manejada de imágenes, en esas pseudotertulias donde a veces no se entiende nada porque los intervinientes gritan o guardan un mínimo orden, en esos programas donde preponderan las descalificaciones y los improperios, el respeto, decíamos, brilla por su ausencia acaso porque se parte de una premisa: todo vale.
Y no es así.
Claro que, contra eso, sólo queda la libertad y la facultad de elegir. Menos mal.

sábado, 4 de febrero de 2012

LA HORA DE LOS HOTELEROS

Reinventar la oferta hotelera. A ver si cunde la idea, principalmente entre quienes deben asimilarla y llevarla a la práctica, esto es, los propietarios y compañías de los establecimientos. La han parido entre la patronal hotelera, Ashotel, y el Consorcio para la Rehabilitación Turística que parece empezar a moverse con resultados operativos, los suficientes como para intentar salir del marasmo. Lo hemos repetido hasta la saciedad: es la última oportunidad para una ciudad con ansias de revitalizar su oferta turística pero con enormes limitaciones, no sólo económico-financieras sino también de tipo anímico: el carácter acomodaticio de muchos emprendedores, la falta de un relevo generacional y de recursos para mantener niveles de competitividad así como la convulsión político-institucional de los últimos años más la carencia de ideas y la escasa capacidad de gestión han propiciado un estancamiento del que se quiere salir.

La patronal turística, pues, y el Consorcio han suscrito un convenio de cooperación a uno de cuyos programas han puesto título: “Nosolocamas: modelos para la renovación”, con el fin de diseñar y llevar a la práctica innovaciones viables en el negocio turístico, de modo que favorezcan los planteamientos empresariales en orden a mejorar los atractivos de los establecimientos, especialmente para intentar captar segmentos determinados de clientes y contribuir a fortalecer de paso la condición de destino turístico diferenciado.

A la espera de la debida concreción que permitirá evaluar más detalladamente el alcance y la dimensión de los contenidos del programa, hay que incidir en el interés con que los hoteleros deben tomarse esta iniciativa. Por primera vez en mucho tiempo, la pelota está en su tejado. Y no tienen excusas. Hasta ahora, entre la desidia y el escepticismo, la resignación y el recurrente descanso de responsabilidades en el poder público, han ido escapando. Ahora les toca. Aunque ya han dejado caer que se necesitan mecanismos de financiación para traducir los proyectos y así se lo han hecho saber al ministro del ramo. Vale, pero no empecemos con adversativas, disculpa perfecta para no hacer nada y seguir anquilosados. O entienden que han de mojarse o la teoría no servirá absolutamente de nada. O aprovechan la coyuntura de afluencia sostenida durante el pasado año o dentro de nada seguiremos escuchando el lamento del hotelero.

El “Nosolocamas” es muy revelador en sí mismo: se trata de ofertar algo más. Cultura, recreo, fiestas, deportes, gastronomía, etnografía… algo con lo que motivar la estancia del visitante, hacerla más amena, instructiva y agradable. Incluso para lograr que la relación calidad-precio mejore y sea más ajustada.

El Puerto reúne características para tener ese producto diferenciado que le situó en los primeros niveles de competitividad cuando esta palabra ni siquiera era empleada. Hay que pasar de estar dormidos en los laureles al ánimo emprendedor y espartano para seguir captando y fidelizando clientela a base de cualificar e innovar, los mismos términos que venimos utilizando desde hace años y que, por fin, parece que son tenidos en cuenta.

viernes, 3 de febrero de 2012

SORIA Y LA LOTERÍA

Alguien, un empresario, precipitadamente, claro, se mostró eufórico y declaró que a Canarias le había tocado la lotería cuando nombraron a José Manuel Soria ministro, en su caso de Industria, Energía y Turismo.
Hasta el momento, puede decirse que ni la Pedrea si se toma al pie de la letra el símil lúdico o azaroso, simplificado en el hecho de que, por ser oriundo, ya están las islas beneficiándose de las decisiones ministeriales.
Tiempo al tiempo pero, de momento, con Soria titular de esa cartera ni llueve ni nieva. Aunque sea para imaginar o interpretar aquel célebre italianismo del “Porco governo”.
De momento, no hay suerte. Ni en el turismo, con la supresión de las tasas aeroportuarias bonificadas, ni con las energías renovables, suprimidas por decreto las primas a este sector, decisión política, de escaso fundamento técnico o económico y que, en el fondo, no contribuirá, según todos los indicios, a la reducción del déficit público.
Hay que aclarar que las primas que perciben las energías renovables no deben ser conceptuadas como subvenciones convencionales ya que son pagos de los consumidores de electricidad a la generación de tales energías, aumentando en todo caso el coste de la electricidad.
En Canarias hay una repercusión directa con la supresión: se dejarán de invertir 600 millones de euros en energía eólica, 500 millones en bombeo y 50 millones de energía fotovoltaica. Si suman: 1.150 millones de euros, que se dice fácil, en los tiempos que corren.
Están en peligro cinco mil empleos, habrá cierre de empresas y se frenará la expansión del sector, incrementándose la dependencia de las islas de los combustibles fósiles.
El ministro Soria argumenta que la medida propiciará que no se incremente el déficit tarifario y que se ahorren unos ciento sesenta millones de euros. Pero los empresarios y los expertos no están muy de acuerdo que digamos, a tenor de sus reacciones. Eliminar las primas, sostienen, no reduce el déficit público y la cantidad que se ahorra, independientemente de los cálculos hechos a conveniencia, se sitúa en torno a los setenta millones de euros.
No hay que olvidar, es la cuestión, que generar energía en Canarias es mucho más costoso. Soria lo sabe, pero…

La lotería no toca.

jueves, 2 de febrero de 2012

NI MEDIA MEDIDA

Nunca antes los sindicatos se sintieron tan bien servidos: en bandeja de plata les brindó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la convocatoria de una huega general. Sin necesidad de pedirla. Contrastados los planes de ajuste (por llamarlos de alguna manera), barajadas por encima unas cuantas magnitudes ante los socios de la Unión, en su primera cumbre, a micrófono abierto, se le escapó, nunca mejor dicho, que la huelga general era inevitable. Así de sencillo, a las primeras de cambio. O no tan a las primeras del ejercicio gubernamental, ya se verá, que para eso habrá que maniobrar, a ver si se impide, que el derechío mediático está echando el resto tan pronto, pero qué va, mira el nuevo incremento del desempleo, y todavía el personal no ha notado las mermas en las nóminas, encima queda el Rubicón andaluz...
Antes o después, la bandeja estará sobre la mesa. Ni los acuerdos para subir un fisco el salario ni la reforma laboral impedirán el paro general. Los estrategas populares ya deben estar pensando en el plan para el día después. Con un añadido: no bastan las palabras y difícilmente se admitirán las justificaciones. Aquí venían con el indiscutible aval de unos cuantos millones de votos y con la palabra 'Soluciones' bajo el brazo.
Hasta ahora, para generar empleo, ni una sola. Qué una: ni media.
Y encima, le quedan abiertos los micrófonos.

miércoles, 1 de febrero de 2012

EL MAGISTERIO DE DON JESÚS

Don Jesús nos marcó a todos. Al menos, a todos los que nos dio clase y supimos de su rectitud. Era tan rígido como enérgico, mas también comprensivo y tolerante. Observador, analista, estudioso, creyente… Pocas cosas se le escapaban a quien no le hacía falta presumir de memoria pues él era la memoria misma: de su infancia, de su familia, de su juventud, de las carencias, de los desplazamientos a pie por caminos intransitables para ir al colegio, de las horas de estudio entre las velas. Memoria, igualmente, de hechos y episodios de la vida portuense.

Don Jesús (personalmente le llamamos siempre así, hasta el último adiós, hace nada), fue uno de los grandes docentes del Puerto de la Cruz. Varias generaciones de portuenses se formaron en su singular metodología -esto es, rigor, pragmatismo y constancia- acompañada, durante unos cuantos años, de ‘doña Tula’, aquella regla de madera con la que tomaba las lecciones o hacía correcciones en la pizarra, dejando huellas en las pantorrillas, especialmente en las chicas que terminaban prefiriendo los pantalones para no lucir aquellos sellos.

En el colegio de segunda enseñanza Gran Poder de Dios, en el de la Pureza de María (tanto en el Puerto como en Los Realejos), pero, sobre todo, en el viejo inmueble de la calle Santo Domingo, de zaguán permanentemente gélido, incluso en verano, y de amplios ventanales, con el ‘tacataca’ incesante de las máquinas de la imprenta de las que salieron tantos programas, tantos folletos y tantas entradas, tantos libros reciclados, don Jesús, Jesús Hernández Martín, ‘el Villero’, pero sobre todo ‘el Maestro’, enseñaba con su peculiar estilo a chicos y grandes. Las más diversas materias: ciencias, matemáticas, lengua, latín, historia, física y química… Cursos completos y clases de refuerzo o recuperación. En aquellas ‘aulas’ de la vetusta casa, congeniábamos todos sin importar las diferencias de edad, se compatibilizaban las enseñanzas y se escuchaban las respuestas memorizadas de carretilla y también los lamentos cuando se fallaba “porque están pensando en las musarañas”.

Pero don Jesús fue algo más que un enseñante de los de antes. Fue un deportista al que era común verle bañándose y nadando en San Telmo y Martiánez, donde con un grupo de habituales, jugaba también al fútbol sobre la arena. Antes lo hizo en el césped de los Fernández, en el barranco, en El Penitente, en El Tope o en El Peñón, en aquellos partidos anuales entre el alumnado conmemorativos de la festividad de Santo Tomás de Aquino. Un deportista, pues, que gustaba de usar calzón corto para ir de un sitio a otro hasta bien cumplidos sus ochenta. Después lució su chandal.

Fue también un entusiasta de la actividad cultural. Fue mentor de los primeros festivales lírico-musicales que se hicieron en la ciudad. Y hasta el desaparecido teatro Topham llevó la dirección de representaciones teatrales: ‘La estrella de Oriente’, ‘Casilda, reina mora’, ‘El amor en bicicleta’,’La fórmula 3K3’… En Santo Domingo también dirigía los ensayos y cooperaba en la confección de los decorados, tareas que trasladó luego al parque San Francisco, donde era frecuente verle asesorando a sus encargados.

(Una anécdota personal: nuestra primera presentación, de un festival escolar, a los once años, tuvo lugar en el antiguo colegio de los padres agustinos. Apenas cinco minutos antes de empezar, fue comunicado el fallecimiento de una componente del patronato del centro. Ante la sugerencia de suspender el acto, don Jesús mantuvo la posición contraria y nos espetó:
-Matías Prats, sal ahí y dices que, todos en pie, se va a guardar un minuto de silencio en memoria de doña Victoria Savatry, protectora de este colegio.
-Lo siento, Maestro, yo no digo eso.
Viéndonos tan negado, fue él mismo quien asomó la cabeza entre el cortinaje, acercó el micrófono y pronunció las palabras que habíamos sido incapaces siquiera de leer. En el resto del espectáculo todo discurrió normalmente y hasta nos felicitaban porque hablábamos sin papeles).

Asistimos a un par de actos de homenaje que se le tributaron, uno tras su jubilación en un hotel de la localidad, donde fluyó incesante, entre colegas y ex alumnos, el vínculo de la nostalgia; y otro, en su barrio natal, en La Florida, en torno al núcleo familiar. Se enorgullecía al señalar que el inolvidable Paco Afonso, el primer alcalde portuense de la democracia, también fue su discípulo.

Durante una época fue también delegado de la Federación Tinerfeña de Fútbol. Hizo un pregón de las Fiestas de Julio y redactaba los textos (a veces hasta los leía) de la ceremonia de adoración que culminaba las cabalgatas de Reyes Magos.

Con más de noventa años sobre sus espaldas y con esa prolija experiencia, ha dicho adiós silenciosamente.

Siempre nos quedará su magisterio.