viernes, 25 de enero de 2008

SURREALISMO

Fuimos de los primeros en aplicar -junto con Armas Marcelo, José Luis Torró, Julio Pérez, Pedro Lasso y algún otro- el término surrealismo a la política canaria. Aquella movida de Fernando Fernández, aquella insólita investidura de Lorenzo Olarte, aquella sopa de siglas que confundió a Rosa Conde en una noche electoral, los experimentos insularistas y todo lo que desencadenó la moción de censura a Carmelo Artiles en el Cabildo Insular de Gran Canaria generaron tal suerte de situaciones peculiares que fue consecuente emplear aquel concepto que se identificó con uno de los fenómenos culturales de los vividos en las islas en la primera mitad del siglo pasado.
Ya en los años noventa, cuando las ambiciones de los insularistas se desbordaron y José Carlos Mauricio -¡quién lo iba a decir!- impulsó el emergente nacionalismo haciendo ver que sólo cristalizaría la operación si se tocaba poder, el surrealismo de la política canaria iba creciendo a ritmo imparable.
Tras la censura a Saavedra -medio gobierno se autocensuraba pero no importaba; Hermoso, vicepresidente hasta entonces, era el sucesor- todo cambió. Que nadie hablara de ideología pues era preferible acuñar lo de "gobierno de obediencia canaria". Obediencia: ni más ni menos. En la ideología cabía todo hasta el punto de que la organización política cuajada a raíz de todos aquellos vaivenes se asemejaba mucho al peronismo argentino: había empresarios financiando la cosa y compartiendo afanes con sindicalistas, comunistas conversos y derechistas desengañados.
Nacía Coalición Canaria que iba a por todas, políticamente hablando. Quería el control de las instituciones, de los agentes sociales, de las organizaciones cívicas, de los fenómenos de masas, incluido el carnaval. No dudaba en utilizar lo que fuese -hubo censuras en corporaciones locales verdaderamente inauditas- para satisfacer una auténtica voracidad de poder. Una voracidad insaciable.
El Partido Popular, desesperado por su escasísima implantación en la islas pero consciente de que había un electorado expectante que aguardaba la caída del socialismo, se subió al carro actuando muchas veces como muleta. El curso de la historia demuestra que no han escarmentado los populares pese a muchos impoderables y muchos reveses auspiciados o propinados por sus aventajados socios.
Y así se han sucedido episodios insólitos, contradictorios, inconsecuentes. Los personalismos y los intereses de grupos, de sectores, de islas han prevalecido en la política canaria. La lista es larga.
Pero sería bueno apuntar el último de esos episodios. Por si no han reparado, en los próximos comicios del 9 de marzo en las candidaturas al Senado por la isla de Tenerife aparecen Ricardo Melchior (CC), actual presidente del Cabildo Insular, y Antonio Alarcó (PP), actual vicepresidente de la institución en virtud del pacto de gobernabilidad suscrito tras las elecciones de mayo del pasado año.
O sea, que presidente y vicepresidente, socios y todo lo que ustedes quieran en el Cabildo, son rivales en las elecciones. Lo han leído bien: concurren en opciones políticas distintas. No digan que Buñuel no lo hubiera imaginado mejor. Pregunten lo que quieran, hasta en plan sarcástico se pudiera: ¿cómo se lo montarán Melchior y Alarcó? ¿Pactarán los ataques? ¿Concurrirán en un mismo debate? ¿Dejarán al Cabildo de sus amores al margen? ¿Lograrán impedir uno y otro la impresión generalizada de que PP y CC la misma cosa es?
Y no adelantemos nada en cuanto a posibles resultados. ¿Han pensado ustedes las consecuencias de que Alarcó, vicepresidente, aventaje en votos a Melchior? A ver, los defensores de las listas abiertas, que se definan. Ahí tienen.
Es una situación para genio de la lámpara, desde luego.
P.S. En las últimas horas se ha sabido que hay una nueva moción de censura está en marcha en un Ayuntamiento lanzaroteño. Y se ha sabido que se debatirá ¡el martes de Carnaval! No está claro que los ediles tengan que ir disfrazados.
Surrealismo, puro surrealismo.

jueves, 24 de enero de 2008

ABSTENCION

Pedro Lasso, paisano, escrutador de registros electorales, intérprete de números absolutos y relativos, situándose siempre en las coordenadas de la lógica, por lo tanto, analizando desde el rigor y la racionalidad, dice que el sistema está en peligro.
Sí, sí, el sistema democrático. La amenaza se llama abstención. O abstencionismo. La gente está desencantada, está desertando ante las urnas. Los porcentajes revelan el hastío del electorado. Y eso es malo para la democracia, claro que sí, porque merman sus cualidades principales, entre ellas la participación.
Quede para el debate, especialmente en el seno de los partidos, las razones de esa actitud abstencionista. Algo debe estar ocurriendo para que segmentos de población, entre el desencanto, la frustración, la decepción y la protesta, prefieran ese día cualquier otra actividad antes que acudir a su colegio electoral.
Con razón Rodríguez Zapatero hace una y otra vez llamamientos para ir a votar. Ya le antecedió Felipe González en esa apelación, dirigida con énfasis a los jóvenes, a aquéllos que votaban por primera vez.
Natural si tenemos en cuenta conclusiones como las alumbradas por Lasso en su más reciente entrega sobre perspectivas, promovida por la Asociación de la Prensa de Sana Cruz de Tenerife. Una de ellas: las mayorías absolutas de Felipe González en 1982 y la de Aznar en 2000. La primera, sobre la base de la participación, una de las más altas en la historia de la democracia española. La del presidente conservador fue lograda sobre más del 30% de abstención.
Y esta otra: en las estadísticas comparadas, abstencionistas contabilizados, la ciudadanía canaria demostró estar más interesada -por tanto, participó en mayor medida- en las elecciones legislativas o generales que en las autonómicas. Que tome nota el pseudonacionalismo sumatorio de intereses insularistas.
En realidad, que tomen nota todos, porque a ver cómo explican socialistas y populares que Miguel Zerolo haya fabricado también sus mayorías con medio Santa Cruz disfrutando ese día en la playa, en el monte o en cualquiera de las segundas residencias y restaurantes del interior.
El problema es ese: que nadie haya encargado a cualquiera de las administraciones un estudio sociológico, concienzudo y riguroso, sobre las causas de la abstención. Y que conocido el diagnóstico, se pongan a trabajar para quebrar ese desapego, esa conducta indolente.
Que no es un chiste ni una concesión más al pasotismo, ¿eh? Que esto es muy serio, que es la democracia lo que está en juego, lo que peligra. Porque tentaciones para aprovecharse brotan sin cesar.
Por mucho bienestar, por mucho consumismo, por mucha romería y por mucho carnaval que inunde a todas horas calles, recintos, plazas... y televisiones. Qué barbaridad.
Pedro Lasso tiene la sensación de que predica en el desierto. Al menos los que tienen la paciencia de seguirle habrán comprobado que detrás de la parafernalia, de las maniobras, del derroche y de los debates estériles o insustanciales, están las verdades del barquero electoral.
¿No decían -y dicen- cada vez que se dan determinados resultados que el pueblo es sabio? Pues ahí lo tienen.

miércoles, 23 de enero de 2008

Montajistas

Montajista. Nos llamó la atención el término hace unos meses, cuando lo empleó alguien en plena euforia de los supuestos escándalos que pululan por algunas cadenas televisivas, en esos programas que asocian a la basura para distinguirlos.
Nada o casi nada de sus contenidos es casual. Se necesita a alguien, o a más de uno, para gestar la situación y darle luego rango de información o noticia.
No está el vocablo en el diccionario, salvo que lo hayan incorporado en alguna de esas recientes revisiones y no nos hayamos enterado todavía. Por lo tanto, el neologismo -si es que así puede ser considerado- tiene tintes de un derivado: de montaje.
Así que montajista debe ser el que, en un contexto de comunicación, se presta a hacer cualquier papel en la fabricación de una supuesta información o de una pieza, como decían en televisión. Puede ser, por ejemplo, el conductor o la sirvienta de algún personaje público que, habiendo cesado en su cometido, por despecho o porque les pagan una cantidad, van y cuentan las interioridades de aquel trabajo o de aquella relación con sus jefes.
Montajista es también la persona que, ansiosa de notoriedad, sin escrúpulos y con ánimo malévolo, se presta a una situación mínimamente urdida para perjudicar o dañar premeditadamente a alguien que un día no hizo declaraciones o produjo cualquier negativa al medio, a un profesional del mismo o al entorno del mismo. Resquemores, revanchismos, móviles políticos y aprovechamientos personales también forman parte del sistema. O de la trama.
Se le busca un vínculo, se le dice lo que tiene que decir, se le prepara convenientemente, se le obnubila con cifras millonarias de audiencia, se le ofrece un talón... Y ya está: ya es partícipe, ya forma parte del montaje.
A este paso, viendo que el caudal de réditos no cede, con el tiempo no es de extrañar que se consigne: de profesión, montajista.
El último episodio es el de TeleMadrid a propósito de una ruta de inmigración ilegal desmantelada hace unos meses en el aeropuerto de Barajas y reactivada por un reportaje de dicha televisión pública para tratar de evidenciar poco menos que un coladero por donde es fácil entrar en el país sorteando controles y demás trámites legales.
Cómo habrá sido el montaje, que los trabajadores de la cadena han manifestado públicamente su vergüenza. La manipulación descarada mina su propia ejecutoria y merma -un poco más- la credibilidad del medio. Ya se están rasgando las vestiduras de las consecuencias políticas pero veremos en qué queda.
De momento, el montajista, los montajistas, han vuelto a oficiar. No les importa nada: ni el fenómeno de la inmigración ni la función policial ni la seguridad en una instalación aeroportuaria. Ya consiguieron lo que querían: sus minutos de gloria (¿de gloria?) y el supuesto desprestigio de quienes deben velar para que esas cosas (la red, la ilegalidad, el coladero...) no sucedan.
Les han descubierto. Pero no se engañen: ellos -éstos u otros- lo volverán a hacer. Ya son montajistas profesionales.

sábado, 19 de enero de 2008

CALENDARIOS DE DESNUDOS

Abundan los almanaques o calendarios de desnudos. Los promueven o editan cualquiera: un equipo deportivo, un colectivo profesional, un grupo representativo, casi siempre como reclamo, o sea, obtener fondos para financiar desplazamientos o para completar presupuestos de alguna iniciativa relacionada con su actividad. Puede incluso que en alguna ocasión haya servido para mitigar precarias condiciones o circunstancias económicas, no de subsistencia, pero casi.
Es ocioso decir que mucho han cambiado nuestros hábitos y nuestra visión de las cosas. Hace décadas, los almanaques venían presididos por la foto o las fotos de alguna mujer despampanante en pose sugerente, ya fuera con ropa interior o bikini ya desnuda integral o casi. Colgaban en cualquier lado y tanto las madres como las abuelas se cuidaban de que no estuvieran muy a la vista. Era material pecamionoso y rompía las coordenadas del decoro. Con el tiempo, los calendarios alcanzaron la natural sofisticación y constituyeron ediciones singulares que algún exagerado tildó de obras de arte. Fama sí que han alcanzado: el calendario Pirelli, por ejemplo. El de revistas como Penthouse e Interviú. Y no digamos los que circulan desde hace unos años por la red.
En la sucesión fotográfica de desnudos (prácticamente totales pero a salvo o cubiertas adecuadamente en el montaje las partes íntimas y los atributos) se encuentra de todo en ambos sexos: jóvenes y mejos jóvenes, gordos y flacos, estilizados y deformados, atractivos y poco estéticos. El caso es llamar la atención sin demasiado sentido de la trascendencia, ese que significa quedar ahí para la posteridad, término que se empleaba a menudo hace unos años cuando andábamos lejos de los adelantos tecnológicos y obtener una fotografía, ya fuera de un equipo de fútbol, de una novia en la playa o de una excursión juvenil, era poco menos que un auténtico logro.
El último de los casos que nos ocupa es el de los "Corazones de Tejina", auténticas realizaciones artesanales que plasman la creatividad que debe adornar todas las tradiciones si es que éstas desean ser conservadas. Ahí se ve a los miembros de la comisión de fiestas (sic), hombres y mujeres tan entrados en años como en carnes -lo cual no es ningún desdoro- que debieron pasárselo muy bien mientras posaban. Sonrientes, el resultado debió complacerles y ya explicarán a familiares y amigos su experiencia. Para ellos, seguro que algún valor guarda.
En fin, que entre bromas y veras, a este paso, la cuestión se resumirá en eso, en ponga un calendario de desnudos en su vida. Échele algo de valor, muéstrese tal como es, sonría (para que no se note el supuesto nerviosismo del trance), no tenga pudor (ya puestos) y disfrute.
Después, que los receptores o destinatarios del producto hagan lo que quieran. Habrá de todo. Y si alguien pregunta ¿cómo te atreviste?, la respuesta está en la foto.

viernes, 18 de enero de 2008

HIMNO SIN LETRA

¡Adiós España, que te quedas sin himno!
Bueno, para ser exactos, sin letra para el mismo
Por si aún no lo saben, el concurso convocado para poner letra al himno nacional, pese a haber sido fallado -esto es, hay (hubo) un ganador- no ha servido absolutamente de nada. El resultado se reveló plenamente insatisfactorio: alimentó controversias, generó críticas considerables y pasó a ocupar uno de los lugares negativos en la historia más reciente del país. El Comité Olímpico Español (COE) determinó retirarlo ante el evidente disenso. La obra preferida del jurado no mereció la aprobación mayoritaria y su autor, una persona desempleada, ha echado las naturales maldiciones después de conocer la decisión.
Se está escribiendo, pues, la crónica de una frustración. La idea de poner letra al himno de España estaba muy asociada al deporte. En las confrontaciones internacionales o en las ceremonias de entregas de títulos o medallas, siempre llamaba la atención y hasta resultaba emotiva la imagen de los deportistas susurrando o cantando, a veces mano en el pecho y gesto solemne, mientras izaban las banderas. Los espectadores hacen un coro excepcional (Sin ir más lejos, los cinco mil norirlandeses que accedieron el año pasado al estadio de Gran Canaria cantaron en dos ocasiones el 'God save the Queen' y aquello ponía los pelos de punta). Lo hacían todos, o casi todos...menos los españoles.
Entonces, porque la imagen valía más que las mil palabras del refrán, brotó toda una demanda. Se fue extendiendo, se fue multiplicando. ¿Por qué los demás países tienen letra, sus deportistas la memorizan y se lucen cantándola, y España no? Alguien sintonizó con la reivindicación y trató de colmar, por la consecuente idea del concurso público, la aspiración. Más de doscientas obras presentadas. Una fue la elegida. Pero no ha servido, no satisface. Tendremos que seguir emitiendo sonidos, estilo lorailo, mientras discurren los compases del himno oficial de España. O lo que es igual: cantar sin letra. Que ya es difícil, ya.
Desde luego, no hay que desesperar por no disponer de estrofas que completen una pieza musical tan solemne, pero algo de frustración late a la vista de lo ocurrido. Claro que para un resultado mediocre o vulgar, mejor así: la carencia. Se puede continuar como hasta ahora: con las miradas orientadas al cielo, con el gesto adusto y en actitud respetuosa en tanto los espectadores desahogan su cántico iletrado. Acaso sea una buena alternativa.
Pero el deporte, que había sido en cierta medida el impulsor de una iniciativa o de un sentimiento que unía al pueblo y hasta fomentaba ciertas dosis de patriotismo, se ha quedado sin los tangibles resultados de una letra. Lástima. Aunque la experiencia -y quizá un momento político más apropiado, todo hay que decirlo- han de servir para llenar ese hueco que, guste o no, sigue existiendo. Por eso, hubiera sido histórico -sí señor, histórico- que el deporte catalizara e hiciera cristalizar una demanda ciudadana significatva.
Hasta el próximo intento.

miércoles, 16 de enero de 2008

UNAS HORAS EN MADRID

Unas horas en Madrid. Frío, niebla, brisa antipática… Toda una invitación para quedarse en el hotel, algo distante del centro por cierto. No pudo ser el paseo por las rutas acostumbradas, aquellas para rememorar una etapa inolvidable de la vida profesional, mediados los años noventa, interrumpida por la aventura de la alcaldía.
Desde el interior de una cafetería, se ve cómo la gente corre bajo paraguas y salta charcos y evita chapoteos. Hay colas en las marquesinas y muchos se refugian bajo viseras o voladizos de tiendas y grandes almacenes. El territorio de los escaparates aparece despejado y no hay buhoneros.
La ciudad, la gran ciudad no se detiene. La empujan, un decir. Se nota en los atascos del tránsito rodado, en los autobuses repletos, en las prisas de peatones enfundados en abrigos o gabardinas.
Añoranzas de la capital, salpicadas con la noticia de la muerte de Angel González, escuchada en la voz del mismísimo presidente del Gobierno cuando saluda a los paisanos asturianos del poeta de la libertad y del compromiso.
Con esa triste noticia y con la lectura de En ausencia de Blanca, de Antonio Muñoz Molina, tan realista, tan atrayente que sus páginas van levantando auténtica pasión lectora.
El libro sirve para llenar las horas de espera en el inmenso y moderno terminal, acariciadas por el tibio sol de la tarde invernal, y para escapar del asedio televisivo donde se habla y pontifica sobre algún suceso en las islas.
Unas horas en Madrid, esta vez sin teatro ni una película de estreno. Pero allí estaban todos sus elementos de siempre, sus grandezas y sus miserias, sus convencionalismos, sus posibles e imposibles, todos los que, de vez en cuando, producen una natural añoranza.

martes, 15 de enero de 2008

BRUTALMENTE

Ha escapado bien Miguel Arias Cañete, responsable de política económica del Partido Popular, tras apuntar públicamente que su solución para afrontar la desaceleración económica -que se lo digan a los consumidores que 'barrieron' en las grandes superficies durante las pasadas celebraciones navideñas- era la aplicación de un "decreto brutal". Textual: "decreto brutal".
Ha escapado bien porque las críticas no han sido feroces. Alguna, incluso, ha sido formulada en clave sarcástica. Es posible que en su partido le hayan llamado al orden, o la atención, porque cosas así, dichas a dos meses de elecciones, producen escalofríos, sobre todo, cuando de brutalidad se trata.
Es probable que den a Arias Cañete por perdido después de que ahí más atrás declarara también que era de los privilegiados que "llega a fin de mes, pero justo, justo". Para que siga escapando, para no apretarle más tuercas, baste aludir a la relación de cargos públicos que ha ejercido, entre ellos los de europarlamentario y ministro. La confesión, en fin, es todo un insulto a la inteligencia, especialmente a la de aquellos que, en efecto, hacen filigranas, horas extra o apaños diversos para cubrir los gastos del mes.
No dice el señor Arias, no, en qué consiste la brutalidad. Pero si para la economía, para buscar soluciones a los problemas del común, para defender los intereses generales que siempre se dice, se recurre a la brutalidad, habrá que preguntarse cuál es el modelo o cuál es la oferta que el Partido Popular guarda para los ciudadanos ante la próxima cita electoral, principalmente porque si para las cuestiones de dinero se las van a gastar así, brutalmente, qué podrá ocurrir con otras materias, asuntos sociales por ejemplo, o igualdad de derechos, otro ejemplo. Mejor no imaginárselo, aún con la incógnita del alcance de la brutalidad.
El autor de la ocurrencia debe ser consciente -no lo fue en el momento de manifestarla, evidentemente- de que ha servido a sus adversarios políticos y a sus críticos una suculenta bandeja de contrataques fáciles. Del hecho habrán tomado nota también los prebostes del Partido Popular: Arias Cañete no volverá a decir "esta boca es mía", al menos hasta después de 9 de marzo.
Por bruto, claro.

viernes, 11 de enero de 2008

TODOS A LA VEZ

Un paseo, mejor, un 'zapeo', a ver qué hay en pantalla, antes de acostarse, y se queda uno cada vez más horripilado no ya ante los contenidos de la programación -alguna honrosa excepción y la pluralidad de la oferta digital frenan las ganas de leer las últimas páginas del día- sino ante las vergonzosas y tabernarias discusiones que se registran en algunos espacios, allí donde algunos quieren coloquiar o aparentar que participan en una tertulia televisada mientras los llamados a moderar se ven literalmente desbordados, incapaces de poner orden, arbitrar o dilucidar nada.
Pero lo que espanta, de verdad, es esto: cuando todos los intervinientes hablan a la vez, sin respetar sus turnos, interrumpiendo, apostillando y, a veces, berreando. Todos a la vez, en un guirigay ininteligible, absurdo, en las antípodas de una conversación plural y amena.
Lo hemos dicho todos en alguna ocasión: el problema de este país es que nadie escucha. Se chilla, se grita, se corta... pero no somos lo mínimamente tolerantes para dejar acabar a quien está en uso de la palabra.
Alguna experiencia tenemos en la dirección de debates y el principio básico que siempre aplicamos era dejar hablar, aunque la interlocución fuera disparatada, provocadora, irreverente o, simplemente, no se estuviera de acuerdo con ella. Eso significa armarse de paciencia y aún a riesgo de que la otra parte abuse, es preferible el método antes de enzarzarse en una discusión atroz que termina reflejando una impresión de mala educación o un comportamiento inapropiado.
Cuando el 'zapeo' ese, en la muy discutida Televisión Canaria, la moderadora ni aparecía en pantalla. Fíjense que no podemos precisar de qué hablaban (perdón: discutían) quienes estaban en el plató. Seguro que el realizador no sabía a quién enfocar. Todos al unísono, pisándose, elevando el tono porque así creen que tienen más razón o esa va a ser la imagen y la 'boutade' que va a quedar grabada en el espectador, si es que a esa hora, en aquellos momentos, aún quedaba alguno con dosis de paciencia para soportar aquel esperpento. Era puro y duro ruido, como hemos escrito en otra entrada parafraseando unos versos de Joaquín Sabina.
¿Por qué no aprendemos a escuchar? ¿Por qué no respetamos? A ver si enseñan algo de eso en "Educación par la ciudadanía".
Por cierto, y aunque duela escribirlo a estas alturas de la democracia y de la sociedad de la información: Es tan necesaria.

jueves, 10 de enero de 2008

LAS MANOS DE VICKI PENFOLD

Ha cumplido noventa años Vicki Penfold y Eliseo Izquierdo le dedica con tal motivo una deliciosa glosa en Diario de Avisos, una atinada síntesis de la rica biografía de esta mujer universal que escogió para vivir y trabajar la sombra de la montaña de Las Arenas, en La Asomada, en el Puerto de la Cruz cuya corporación municipal la hizo Hija Adoptiva en 2004, en reconocimiento a su trabajo y a su trayectoria. La Real Academia Canaria de Bellas Artes la había elegido miembro correspondiente en 1998, año de una inolvidable exposición antológica de su obra.
Vicki es la personificación de la sensibilidad a la hora de concebir el arte, ya en la pintura ya en la escultura. Pero esa sensibilidad es también la que ha acreditado en sus relaciones humanas. De ello puede hablar con pleno fundamento una buena amiga, Dori Tamajón, que la conoce muy bien y ha sido una eficacísima colaboradora e impulsora de la dimensión de su obra.
Vicki es dulzura, la dulzura de la miel artística, plasmada en lienzos, en bronce, en grabados y cartones donde quedó reflejada la interpretación de la realidad. En cada trabajo suyo, una visión delicada, un tratamiento esmerado que refleja la finura de la artista.
Acompañamos a Penfold cuando hizo entrega a Su Majestad el Rey de un busto que impresionó a don Juan Carlos. Tuvo el detalle de enseñármelo antes, recién acabado, cuando explicó pacientemente las características del proceso de elaboración.
Hablaron en inglés y el monarca le dirigió palabras tan emotivas como cariñosas. La obra era digna de admiración. Debe andar su busto, tan realista, tan certero, en algún lugar distinguido del Palacio de La Zarzuela.
En otras ocasiones, cuando hemos coincidido en actos y exposiciones, Vicki Penfold, excelente observadora, ha desgranado sus matices con una sutileza fuera de lo común.
Desde 1964 reside entre nosotros después de haber recorrido medio mundo y de no ser ajena a las intrigas, a las persecuciones y a las inconsecuencias de los humanos. Vicki, sin alharacas, echó valentía a la vida y quiso producir en La Asomada, donde la luz compensa el incipiente frío del valle de La Orotava, una obra artística extraordinaria.
Ha cumplido noventa años. Y sus ojos y sus manos siguen hablando.

miércoles, 9 de enero de 2008

EN MEMORIA DE ANTONIO CASTRO GARCIA

Unas líneas en memoria de Antonio Castro García, alcalde que fuera del Puerto de la Cruz, fallecido hace ya una semana, pocos días después, por cierto, de que le mencionáramos con Juan Cruz Ruiz en una conversación televisada a propósito de su activa presencia en la "Tertulia del Dinámico", una suerte de foro urbano en pleno franquismo al que concurrían a diario portuenses de distinta condición para hablar de política -¡de política!- y de sus cosas, llegando a distinguir incluso -¡qué avanzados!- entre la "cámara alta" -¿los cultos, los doctos, los informados?- y la "baja", acaso quienes representaban las capas sociales más populares y tendían a hablar más de fútbol o de juegos de mesa sobre los que había, por cierto, auténticos expertos.
Desde joven, siempre hubo una buena y afectiva relación con este hombre emprendedor y empresario, hijo de otro alcalde, profesor de aquella materia en bachillerato denominada Formación del Espíritu Nacional, política, popularmente entre los escolares.
Antonio Castro, por lo que se veía y comentaba, era entonces lo que podía darse en llamar "un animal político". Miembro de la corporación municipal, vivió con pasión los afanes de un municipio en pleno desarrollismo. Accedió a la alcaldía y desde ella acentuó ese quehacer que reforzó con su presencia en el Cabildo Insular y en la Mancomunidad Interinsular.
Un infarto le alejó de la política mediados los años setenta. Felizmente, se recuperó pero empezó a ver los problemas y los cambios democráticos desde la distancia. La Cruz Roja española reclamó sus servicios y él no pudo negarse. Por vecindad, por amistad y por compromiso. También ejerció como responsable local de la Sociedad General de Autores.
Atrás quedaba una activa trayectoria vinculada a Falange y al denominado Movimiento Nacional. Ahí gestó su participación y su ejercicio de responsabilidades públicas, en las que fue siempre un avanzado. Se movió con destreza y fundamentos tácticos en las pugnas intestinas que tenían mucho de personalismo en las elecciones de tercios.
"Te voy a dar una lección, Pérez", le escuché decir en cierta ocasión en el exterior de la antigua casa sindical, aludiendo al hijo de un popular dirigente municipal de la época.
Castro destacó por su oratoria si bien algunos críticos le reprochaban el empleo reiterado de frases hechas. Pero enfatizaba muy bien su discurso, improvisaba e imprimía una energía verbal desconocida entre los políticos de entonces.
Confió mucho en la juventud portuense. Lo proclamaba. En cierta ocasión, en el antiguo colegio de los agustinos, cuando un conferenciante santacrucero no pudo venir y el malogrado Chicho Vázquez, dirigente del desaparecido Cima Club, se desgañitaba para ver cómo se salía del trance, Antonio Castro se ofreció para sustituirle hablando del papel de la familia y de la juventud en una sociedad moderna. Vázquez, que ofició de presentador, memorizó uno de los asertos de Castro y lo estuvo repitiendo hasta el final de sus días: "Me siento plenamente identificado con la corporación y apelo a una mayor coordinación entre ella y la juventud portuense".
Muchos años después, Antonio Castro seguía paseando por la plaza del Charco y alrededores. Hablando y escuchando. Se me ofreció para cualquier asesoramiento que precisara en el ejercicio de la alcaldía. Siempre con modestia: "Poco puedo hacer ya pero aquí estoy para brindarte lo que conservo de mi experiencia. Tú eres el alcalde de todos y por este pueblo hago lo que pidas", me dijo en una oportunidad, visiblemente emocionado.
Nos sentamos juntos, hace unos meses, cuando Santiago Estévez, interventor accidental, se despedía de compañeros y amigos con motivo de su jubilación. Allí, Antonio Castro -con voz algo cansada- volvió a rememorar algunos episodios de la vida municipal.
Se ha ido en silencio. Y en silencio, con la impresión generalizada de que había fallecido un buen hombre, un portuense de pro, le dijeron adiós cientos de amigos, compañeros y alumnos.
Descanse en paz.

martes, 8 de enero de 2008

DE UNA COMPARECENCIA TELEVISIVA

Al día siguiente de la semanal comparecencia en Teidevisión (una televisión local que consolida sus índices de audiencia y a la que acudimos para comunicar y opinar desde octubre del pasado año), un amigo maestro en la privada, metido a agricultor y madridista empedernido, pregunta en la calle por nuestros conocimientos del medio agrícola.
Le habían llamado la atención algunas explicaciones sobre las causas de los riesgos de desertización en el territorio insular canario, publicadas en un informe de auténtico interés que debe ser convenientemente divulgado para intentar frenar tales riesgos.
Confesó que trasladó el grado de sorpresa/extrañeza a su hija, ocasional televidente, a la que recordó nuestro ejercicio de periodismo deportivo y la actividad política por ahí desplegada. No nos veía el hombre, vamos, hablando de erosión, aridez, incendios, rentabilidades agrícolas a corto plazo y destrucción del suelo o medio natural por el empleo inadecuado de sustancias químicas.
Y claro: uno se sorprende -gratamente- de que haya espectadores de una televisión local a esas horas de la noche. Que lo digan o lo reconozcan y comenten, además, los contenidos. Al final, por un elemental sentido exponencial, eso de las cifras de audiencia -pese a la pluralidad de opciones generalistas y digitales- va en serio.
Cauto y hasta temeroso, pregunté al amigo (por lo demás, siempre crítico) si había dicho algún disparate:
-Todo lo contrario. Ojalá que se pudieran escuchar opiniones así más a menudo-, afirmó sin rodeos.
Y me tranquilizó, claro. Hasta el punto de aceptar la invitación de ir a verle sus naranjos, manzanos y cirueleros.

lunes, 7 de enero de 2008

EL CARRO O CAMION DE VERGA

Un amigo, de nombrete indecible, ha regalado un carro de verga. Los hace, los confecciona él mismo. Lo ofreció y en vísperas de Epifanía apareció para restituir por momentos estampas del pasado o de la infancia en la misma fecha, cuando la imaginación y lo artesanal suplían otras carencias.
Con carros como aquellos, daba igual los juguetes más avanzados. Es más: entre las muchas o pocas cosas que dejaban, aquélla, el carro o camión de verga era el regalo por antonomasia, con el que te quedabas para jugar en el patio o la azotea, o ir a la plaza y lucirlo ante los amigos. Lo querías, vaya que sí. Y hasta te incomodabas cuando se zafaba alguna atadura y era complicada la reparación.
El regalo del amigo sirvió para contrastar el esmero de su elaboración. Los detalles, hasta la filigrana, sobresalen. Los mismos materiales utilizados son un compendio de aprovechamiento y reciclaje.
El carro de verga, antecedente de los coches de fricción y de los prototipos en miniatura radiocontrolados, habrá sido un entretenimiento para algunos pero también la ilusión hecha realidad en muchos niños y en muchos hogares isleños.
Cuentan que en la posguerra española, los años del hambre, el regalo de Reyes a los hijos mayores era una naranja, una bolsita de higos, unos calzoncillos o unos calcetines, todo logrado con sacrificios. Ya en los años sesenta, cuando las limitaciones empezaban a disminuir y los avances en la técnica también se medían con los juguetes, algunos de aquellos hijos pudieron hacer felices a las nuevas generaciones con los carros o camiones de verga, hechos con alambre y residuos o materiales de desecho.
A ellos, a cuantos han continuado la tradición, habrá que agradecerles no sólo la felicidad producida sino que hayan mantenido a lo largo de años de imparable e inagotable desarrollo tecnológico esa capacidad, ese quehacer imaginativo, pacienzudo y artesanal.
Un quehacer digno de admiración. Gracias, amigo.

miércoles, 2 de enero de 2008

LUCES Y SOMBRAS DE 2007

Pedían en comparecencia televisiva una síntesis de 2007: nombres, hechos y situaciones que fueron noticia o sobresalieron.
Es difícil condensar estas cosas, entre otras razones, por la carga de subjetividad y porque en el ejercicio mismo de la memoria, seguro que se escapa algo merecedor de ser consignado en cualquier selección.
Pero bueno, nos pareció que la frase del año fue el célebre "¿Por qué no te callas?", espetado por Su Majestad el Rey don Juan Carlos al presidente venezolano, Hugo Chávez. Y que el reconocimiento de 2007 fue el otorgado por la UNESCO al Teide como patrimonio natural de la Humanidad.
El patinazo fue la inexistencia del cambio climático, en versión familiar, cuando Rajoy consultó a su primo. El acontecimiento musical fue la gira 'Dos pájaros de un tiro', protagonizada por Serrat y Sabina.
El tinerfeño Julio Pérez Hernández, como secretario de Estado de Justicia, encarnó el nombramiento del año. Y la elección quedó para otro tinerfeño, Gerardo González Movilla, desde noviembre presidente de la FIFPRO, la organización sindica que aglutina a los futbolistas profesionales de todo el mundo.
El deportista de 2007 fue el tenista suizo Roger Federer. Y la boda, por su fastuosidad y peculiar ritual, fue la celebrada entre los actores indios Ayswarya Raí y Abhisek Bachchan, sin perder de vista a la que vivieron Paulina Rubio y Nicolás Vallejo-Nájera.
La política nos dejó una doble despedida: la de Manuel Marín, presidente del Congreso de los Diputados; y la del diputado de Coalición Canaria, Luis Mardones.
Fueron varios los sucesos del año: el atentando en el T4 de Barajas, que costó la vida a dos ecuatorianos. La muerte de Antonio Puerta, jugador del Sevilla F.C. Las desapariciones, aún no esclarecidas, de la niña inglesa Madeleine McCann y de Sara Morales y Yeremi Vargas, en Gran Canaria. Los asesinatos de Yulitza Pérez (dominicana, 18, en Arrecife de Lanzarote) y de Fernanda Urzúa (chilena, 15, en Arona-Tenerife) nos estremecieron a todos. Los incendios forestales del verano en Gran Canaria y Tenerife también resultaron impactantes.
Una cifra de 2007 fue la que aportó el súbdito indio Kumar Phani, de 48 años: recorrió 22.581 kilómetros, una media diaria de 61,8 kilómetros.
Entre los hechos políticos sobresalientes en Canarias, consignemos la estéril victoria electoral del PSC-PSOE y el pacto de las derechas perdedoras (CC+PP) para gobernar las islas.
La aventura o la veleidad independentista cobró carta de proyecto constitucional ante el vergonzante silencio de la derecha empresarial. Los escándalos de corrupción, vinculados a financiación irregular, negocios turbios o pelotazos urbanísticos, se sucedieron para quedar a la espera de resoluciones judiciales. Y la detención de un espía que puso en peligro la seguridad nacional, según un auto de la Audiencia de Madrid, significó que todo es posible en Canarias.
Finalmente, la frustración del año. Eso de que el premio 'gordo' de la lotería en el sorteo más importante, estuviera en una administración del Puerto de la Cruz y no haya sido vendido, es para lamentarse un rato.
En fin, un 2007 con sus luces y sus sombras que ya es historia.

martes, 1 de enero de 2008

AÑO NUEVO, BLOG RECUPERADO

Hola, saludos a todos. Bienvenidos a 2008, un año par y electoral. Un año, como todos los años, lleno de propósitos, de ganas, de iniciativas y de conclusiones. Sobre todo, al principio, en las primeras fechas, aún envueltas por esa que llaman magia navideña que, en todo caso, una cosa buena tiene: la multiplicación infinita del deseo de salud. Que la haya, vaya que sí. Y que todos esos planes, o esos plantamientos, se materialicen. Sobre todo, si es para progresar o para poner punto final a un ciclo, a una obra, a algo que agoniza o ya no se desea.
Aquí estamos, como anunciamos el 24 de diciembre del pasado año -ya hay que hablar del pasado año-, después de unos meses sin producir entradas en el blog, agobiados como andábamos y sin el sosiego suficiente para escribir con fundamento de continuidad, que es un ejercicio no sencillo, como en varias ocasiones hemos explicado.
Aquí estamos, cuando despunta el alba, recordando aún la original bienvenida de hace unas horas (solos ante el televisor, siguiendo el concierto madrileño de Serrat y Sabina, con los pelos de punta mientras entonan 'Para la libertad'); cuando se han apagado los volúmenes de la música de celebraciones cercanas; cuando jóvenes de ambos sexos, luciendo vistosos atuendos negros seguramente manchados, arrastran por las calles los efluvios de sus alegrías en busca de chocolates reparadores o de camas nunca mejor acogedoras... Es el turno del descanso. Vale escribir: la historia se repite.
Aquí estamos para procurar comparecer día a día, contando experiencias, plasmando impresiones o reflexiones, comentando eso que acaece a nuestro alrededor o llama la atención.
Primer día del año, primera entrada.
Esperamos alegrar -y tranquilizar- a quienes nos aguardaban y a quienes preguntaban por la parálisis del blog. Reanudamos la actividad. Año nuevo, blog recuperado.
Sean felices.