martes, 8 de enero de 2008

DE UNA COMPARECENCIA TELEVISIVA

Al día siguiente de la semanal comparecencia en Teidevisión (una televisión local que consolida sus índices de audiencia y a la que acudimos para comunicar y opinar desde octubre del pasado año), un amigo maestro en la privada, metido a agricultor y madridista empedernido, pregunta en la calle por nuestros conocimientos del medio agrícola.
Le habían llamado la atención algunas explicaciones sobre las causas de los riesgos de desertización en el territorio insular canario, publicadas en un informe de auténtico interés que debe ser convenientemente divulgado para intentar frenar tales riesgos.
Confesó que trasladó el grado de sorpresa/extrañeza a su hija, ocasional televidente, a la que recordó nuestro ejercicio de periodismo deportivo y la actividad política por ahí desplegada. No nos veía el hombre, vamos, hablando de erosión, aridez, incendios, rentabilidades agrícolas a corto plazo y destrucción del suelo o medio natural por el empleo inadecuado de sustancias químicas.
Y claro: uno se sorprende -gratamente- de que haya espectadores de una televisión local a esas horas de la noche. Que lo digan o lo reconozcan y comenten, además, los contenidos. Al final, por un elemental sentido exponencial, eso de las cifras de audiencia -pese a la pluralidad de opciones generalistas y digitales- va en serio.
Cauto y hasta temeroso, pregunté al amigo (por lo demás, siempre crítico) si había dicho algún disparate:
-Todo lo contrario. Ojalá que se pudieran escuchar opiniones así más a menudo-, afirmó sin rodeos.
Y me tranquilizó, claro. Hasta el punto de aceptar la invitación de ir a verle sus naranjos, manzanos y cirueleros.

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