martes, 27 de enero de 2009

AUNQUE TODO QUEDE EN NADA

Siempre, pero sobre todo en el ejercicio activo de la política, fuimos respetuosos con la vida interna de las organizaciones, de modo que no va a haber excepción en esta visión de lo que viene ocurriendo en el Partido Popular de Madrid. Tiene, debe tener esta organización política resortes y mecanismos propios para resolver lo que todavía no es crisis pero sí desgaste, lo que ha tenido una trascendencia mediática considerable y que, independientemente de la suerte final que corra, no conviene minimizar.
La vida interna de los partidos tiene estas cosas: juegos de poder, ambiciones, bloques, familias, influencias, aspiraciones, treguas, pactos, tacticismos y, de vez en cuando, operaciones de gran calado. Es curioso, porque las direcciones tienen a su alcance un recurso para luchar contra esos factores pero no lo emplean, lo emplean poco o dan la batalla por perdida.Es el recurso de las ideas y con éstas, el de la formación. Así de llano: formación, con la multiplicidad de variables que hoy se registran, para guiar, enseñar y pulir a quienes ejercen responsabilidades públicas y orgánicas. Se concede tal escasa importancia a la asignatura que no es de extrañar que el personal se dedique a otras cosas: zancadillas, codazos, envidias, insidias, ponzoña, empujones, trepas, conspiraciones... Y ya puestos, cuando se abre el grifo, cuando todo el monte se ha convertido en orégano porque no se ha sabido cortar a tiempo, nada detiene ese afán destructivo, tales vicios, esa corrosión interna encarnada en las luchas intestinas que tanto daño causan a la organización misma y a su credibilidad.
En ese submundo, por cierto, algunos se mueven como pez en el agua. Es su hábitat. A falta de redactar una moción o de llevar a la práctica un mínimo programa de difusión de una iniciativa o de releer las resoluciones congresuales para aplicarlas allí donde se disponga de legitimidad para hacerlo, se especializan en enredar, crispar, engañar y sesgar de modo que, convertido en moneda corriente, o te subes al carro o ya sabes cuáles son las consecuencias del romanticismo. Malos vientos, malos tiempos. Y después se permiten hablar de los nuevos modos de hacer política o de que ésta es la política del siglo XXI. Habráse visto...
Lo del PP de Madrid responde a algo, está claro. El control de Caja Madrid, las consecuencias derivadas incidentales en la Administración o en las instituciones, las apetencias personales... a algo. Que sea el propio partido conservador el que, con sus averiguaciones y sus decisiones, despeje las incógnitas abiertas con un tratamiento periodístico sobre espionaje político interno. Igual se cumple ese vaticinio de la presidenta Esperanza Aguirre: "Al final todo quedará en nada".
No es de extrañar ni lo uno ni lo otro. Ni las suspicacias ni las coacciones ni los aniquilamientos del mensajero ni las atribuciones enfermizas a los contrincantes políticos, por lo que algunas evidencias -desde luego, las declaraciones de algunos altos cargos populares echan más pimienta al pote- aconsejan mesura, templanza, transparencia y "otros modos de hacer política". Desde hace años sostenemos que el problema de las derechas -especialmente en los ámbitos territoriales reducidos- es que, en su seno, todos saben de todos por haber practicado los mismos o parecidos métodos, por haber convivido en las mismas coordenadas y por haber compartido una cultura necesitada de inyecciones democráticas.
Entonces, cuando un conflicto se desata o estalla por algún lado, como es el caso, afloran determinados comportamientos que, de ser ciertos, sirven para mostrar el lado más oscuro y menos grato de la convivencia interna de una organización política. Este Madridgate del PP está servido pero es probable que Aguirre tenga razón: quedará en nada. Más le vale. Hasta la próxima.

domingo, 25 de enero de 2009

CONTROVERSIA JUDICIAL

La semana que se inicia podría esclarecer la incertidumbre y la inquietante dinámica de la que se ha teñido la justicia española. Huelga, sí; huelga, no. Reivindicaciones, deficiencias estructurales, falta de medios, paro, protestas… Pocas veces una sentencia y sus consecuencias dieron para tanto. Desde aquel mal día en que un pedófilo, presunto violador y asesino de una menor, no ingresara en prisión porque así lo había decidido un juez, el asunto, de notable trascendencia mediática, no ha hecho más que enredarse y complicarse, hasta el punto de seguir siendo uno de los más serios problemas vividos por la democracia española que acaba de cumplir treinta años constitucionales.
Ya conocen las consecuencias: sanción económica al magistrado e incesante reacción corporativista. Todo en cuestión, menos la convergencia de conservadores y progresistas para salvar al compañero magistrado, conscientes de que un precedente sancionador ante un hecho de esta naturaleza produciría efectos imprevisibles. En tela de juicio, nunca mejor empleado, desde el propio sistema de elección de los jueces para componer el Consejo General de Poder Judicial hasta la comparecencia de su presidente en sede parlamentaria solicitada por la representación del partido gubernamental.
Es obvio significar la importancia del poder judicial en el funcionamiento, en el mejor funcionamiento posible, del Estado de derecho. La confianza de los ciudadanos y de los justiciables todos en la justicia, o en la Administración de Justicia, es determinante no ya para la convivencia misma sino para la propia salud del sistema democrático que tanto ha costado consolidar.
Esta controversia, por tanto, es inquietante, es algo más que un pulso. Por eso interesa sobremanera la conclusión que se alcance, especialmente si es duradera, si entraña una solución estable en orden a atajar los problemas estructurales que padece esa Administración de Justicia, objetivo en el que, curiosamente, sí que coinciden jueces, fiscales y secretarios judiciales. Otro cantar es qué hacer y cómo llegar a esa solución.
Malo, en ese sentido, si las partes se mantienen en una cerrazón a ultranza o si no ceden o si no hay garantías de que ciertos déficit van a ser enjugados. Malo si no hay reflexión por encima de posturas maximalistas o de componendas políticas que sólo vendrían a perturbar más las relaciones y a agravar los problemas que ahora mismo significan la acumulación de sumarios y la tardanza de los fallos.
Las carencias judiciales no son de esta legislatura. Desde hace muchos años viene suscitando periódicamente un debate (Canarias, uno de los escenarios favoritos) que se zanja con medidas coyunturales, bien nuevas sedes bien más personal. Juzgar y ejecutar o hacer cumplir lo juzgado: de eso se trata. Para ello hacen falta más recursos humanos, materiales y técnicos. Corresponde al Gobierno -con el obligado concurso de algunas Comunidades Autónomas con competencias en la materia- afrontar una acción decidida para, cuando menos, ir mitigando las carencias. Seguro que el ejecutivo podría aportar cifras y datos sobre previsiones presupuestarias, inversiones y convocatorias desarrolladas durante los últimos años. Han debido ser insuficientes o no han servido para cambiar el modelo.
Entonces, cabe confiar en la sensatez y en el diálogo. Cordura y entendimiento para evitar algo que la ciudadanía no entendería. Una huelga de jueces es difícil de digerir. Volvemos a plantear el funcionamiento del Estado de derecho: las mejores condiciones para trabajar desde una administración vital para todos; pero conciencia también de que no hay estamentos privilegiados ni intocables, cuyos componentes, proclives también al error, como al análisis crítico y público, han de valorar que, muy por encima de los blindajes o de intereses de cuerpo, está el servicio público. Está, en definitiva, la justicia.

sábado, 10 de enero de 2009

CALLE LA VERDAD: PROYECCION TELEVISIVA

Su nombre es calle La Verdad. Pero popularmente, en todos lados, se la conoce o identifica -nadie sabe por qué- como “callejón cagado” (y no hay más remedio que entrecomillar). Es peatonal, está en pleno casco, en pleno centro del Puerto de la Cruz y une las vías San Felipe y Puerto Viejo.
La Verdad, “callejón cagado” o “Caca street” -que ésta es otra denominación reciente aportada por uno de sus vecinos y que sin duda representa uno de esos geniales toques sarcásticos que identifican al portuense- ha sido noticia durante las pasadas fiestas navideñas porque fue el escenario escogido por el Gobierno de Canarias para ambientar su felicitación que emitían las televisiones.
Los creativos se inspiraron, sin duda, en la particular celebración que desde hace años hacen los vecinos de la calle en la tarde/noche del 2 de mayo, vísperas de la fundación de la ciudad. Allí montan mesas y tableros y degustan las especialidades que hacen las amas y los amos de casa: todos comen de todos, todos intercambian y saborean a su gusto exquisitos manjares, auténtica comida casera.
Allí se reúnen, en un clima de sana cordialidad, chicos y grandes, abuelos y nietos, padres e hijos, que han ido fomentando un clima vecinal apropiado en una de las más singulares vías del municipio. Y allí se suman muchas personas, bien invitados bien curiosos bien vecinos de calles próximas, que participan de la cuchipanda y del jolgorio que caracterizan la tradición.
Singular por su fisonomía: angosta (tanto, que en la intersección con San Felipe apenas pueden cruzarse dos personas sin rozarse), con diversas tipologías constructivas (casas terreras o de planta alternan con edificaciones más modernas), con dos establecimientos comerciales y una antigua pequeña carpintería. No falta la cruz, una más de las que son enlucidas o engalanadas en todo el término municipal precisamente en las vísperas de la festividad aludida.
La calle está adornada con plantas y vegetación en las fachadas de las viviendas hasta configurar una suerte de exotismo o de notorio cuidado medioambiental.
Pues ese escenario y ese espíritu alegre y desenfadado de los vecinos de La Verdad son los que el Gobierno de Canarias quiso plasmar para transmitir al resto de la Comunidad. En la calle, al aire libre, con iluminación especial, con ambientación apropiada -cabe rescatar el célebre “¡Música, luz y alegría!” que rubricaba ciertas fiestas locales- y con mensaje de participar o compartir, esta tradición vecinal -¡quién se lo iba a decir a los promotores!- adquirió rango televisivo para la posteridad. Muchos de los propios vecinos hicieron de figurantes en el spot.
Así, la calle de denominación tan rigurosa y solemne, paradójica y escatológicamente vulgarizada, irónicamente rebautizada con deliciosa finura anglicista, ha ganado también proyección por esos valores que unos creativos asimilaron sin excesivas complicaciones.
Otro motivo, otra contribución. El Puerto, siempre el Puerto.

martes, 6 de enero de 2009

QUÉ ILUSOS

Ya resultaba extraño, sí, ya era raro que no especulara con eso.
No hay legislatura en la Comunidad Autónoma de Canarias que no registre rumores, conjeturas, posibilismos de todo tipo para producir una modificación de la situación con que arrancó después de todo el ajetreo que significó el acuerdo para la gobernabilidad.
Pero claro, es el Gobierno de Canarias tan anodino, da para tan poco -aún consignando el inefable populismo del presidente-, que es inevitable que los analistas, los observadores y, en fin, los que tienen ganas de animar el cotarro -nunca mejor dicho- se lanzaran, superada la tregua navideña, a producir rumores y especies que desemboquen en una ruptura del actual statu quo y dar paso a otra situación con la que entretener al personal y acentuar la falta de credibilidad en la política. En otras palabras: dibujar otra alianza gubernamental a la que, pasados los cien días de gracia, empezar a darle palos, sobre todo si entran los socialistas.
Ha tardado unos meses en romperse el hielo, ese hielo que dan las componendas de las derechas, fraguadas con una argamasa de aquí te espero y en la que han envuelto al mismo socialismo hasta engañarlo, pero ya está: Canarias prolongará la inestabilidad, los recelos predominarán y, al final, nada se moverá.
Muy sencillo: por muy agotada que ande Coalición Canaria, por muy debilitado que sufra el Partido Popular y por muy necesitado que esté de poder el PSC-PSOE, ni a la primera ni a los conservadores interesa apearse del machito, en tanto que los socialistas sin patrón estratégico, bastante desconcertados que se desenvuelven, tal es así que la oportunidad que sus adversarios gubernamentale les están sirviendo en bandeja, la están desperdiciando de forma visiblemente cantada.
Por tanto, los rumores, las cábalas, las conjeturas... No hagan caso, de verdad. Simplemente, las cosas discurren por sus cauce de normalidad. Habían tardado en aparecer los vaivenes, sencillamente. Ya están aquí de nuevo. Ni el desvarío independentista los altera: en Canarias todo sigue como siempre.
Juegos de poder, lo llaman algunos. Qué ilusos. Como si les pareciera poco lo que ya han jugado y como s la ciudadanía canaria fuera menor de edad.

lunes, 5 de enero de 2009

AROZARENA

Está sin edad y sin ganas para jubilarse pero uno de esos expedientes reguladores le brinda la oportunidad de engrosar las clases pasivas.
Y así, despacio, como llegó, la jubilación vino a buscarla temprano. Deja huella, la muy trabajadora. Claro, como que es una obsesionada de la organización, de las cosas bien hechas. Al final, del trabajo mismo. Y no es un afán de controlarlo todo, según pudiera interpretarse. No: es, sencillamente, sentido de la responsabilidad, el que acreditó siempre, en todos los lugares donde ejerció y donde asumió tareas de jefatura o de dirección.
En el periodismo, donde no es fácil hallar la seriedad que distinga el oficio, la profesionalidad se acredita con rigor y perseverancia. No es que sean demasiadas cualidades, es que son las indispensables para llegar y mantenerse, para afrontar los retos y los cambios de todo tipo, incluidos los políticos.
En verdad, las reunió. Quienes hemos trabajado a su lado, lo contrastamos. Y quienes han seguido su trayectoria saben que no es una exageración. Su tío Rafael, autor de Mararía, tiene razones para sentirse orgulloso.
María Luisa Arozarena, de quien escribimos, ha sabido ganarse, además, el respeto y el afecto no sólo de la clase periodística sino de los actores sociales. Esta consideración no es un halago oportunista: es la prueba constatada de un comportamiento cabal, consecuente con el compromiso adquirido en la dirección de la radio pública en Canarias en cuyo ámbito el término pluralismo sobresalió con pleno fundamento (Ha habido ruedas de prensa donde el único medio radiofónico presente era Radio Nacional de España).
En ninguno de los cometidos que le fueron asignados, María Luisa Arozarena ambicionó más que el cumplimiento del sagrado deber de informar, de salir puntualmente, de transmitir en los momentos precisos, de realizar los encargos de otras latitudes, de facilitar la tarea de los redactores y técnicos, de velar por la pureza de las comunicaciones… Ha sido, en suma, una periodista ‘todoterreno’ a la que importó poco el brillo personal: le ponía más la labor de equipo, el engranaje organizativo de una jornada electoral, la seguridad de la presencia en las convocatorias, la cobertura rigurosa de un acontecimiento o de un suceso. Estaba atenta a todo, eso es.
La emoción del día de su toma de posesión como directora de RNE en Canarias, allá por 1994, sustituyendo a otro grande de los micrófonos canarios, José Antonio Pardellas, estaba impregnada de responsabilidad. Conocía la casa a fondo y estaba lejos de saber que un día habría de participar activamente en un proceso de restructuración y regulación de plantilla. Lo hizo sin alharacas y sin estridencias. Otro ‘máster’ que añadir a su currículum. Después vinieron los cambios gubernamentales, esos de ida y vuelta que ella lidió con entereza y profesionalidad, las virtudes que le valieron para seguir al frente de la emisora y para recibir la oferta de alguna responsabilidad superior que desechó porque igual quería culminar su carrera profesional en el cargo que ahora deja.
María Luisa, muy buena conocedora de la sociedad santacrucera por cierto, ejerció, además, con generosidad. Porque sabía discrepar y afear alguna conducta. Ha sido la suya una auctoritas ejemplar. En los periódicos, en la agencia y en la radio. Los valores que atesoró, tanto humanos como profesionales, están a la vista.
Domingo Alvarez -nos correspondió el placer de que fuera la nuestra la primera llamada que recibió como director- toma el testigo, catorce años después. Lo hará bien. Es de la vieja escuela y sabe que los pasos de Arozarena son merecedores de ser seguidos.

sábado, 3 de enero de 2009

JOSE CARLOS GRACIA, EL RETRATO

Se recupera felizmente de un grave accidente de circulación José Carlos Gracia, pintor afincado en el Puerto de la Cruz que ha hecho del retrato un género atrayente en la vida pública canaria.
Ya goza de cierta movilidad, ya baja al estudio de su coqueto chalé de San Fernando por donde han pasado -y posado- personajes de toda condición social, profesional, empresarial y política. Allí cuelgan cuadros extraordinarios, de todos los tamaños, con motivos muy diversos pero preferentemente retratos, auténticas obras maestras, obras que llenan los ojos y en las que ha volcado con esmero sus innatas dotes pictóricas.
Hay que alegrarse de la reposición de José Carlos Gracia de quien Zoilo López Bonilla ha rescatado para su blog unas fotos de los tiempos del cuplé, que diría alguno. No, más recientes: son los buenos tiempos del Puerto de la Cruz a donde Gracia llegó enamorado de su luz y de la vida nocturna.
Allí, frente al ‘Café de París’, en la avenida de Colón, junto a las antiguas piscinas de Gilbert, el pintor montó su negocio. Hasta allí llegaba en su “Morgan” descapotable para desplegar, prácticamente a diario, el mismo ceremonial: desmontar los cierres, colocar el caballete, ajustar los focos… Y cuando no había trabajo o podía tomarse alguna licencia, José Carlos acreditaba su condición de “gentleman”. Era todo un señor al que los jóvenes de la época seguíamos de cerca en nuestro deambular por aquel ambiente turístico de la ciudad, cuando Martiánez efervescía a todas horas.
José Carlos Gracia me confió la primera presentación que hice de una exposición de cuadros. Sigo buscando ese texto, por cierto, con verdadero ahínco, pero no aparece, el muy perdido. Fue en la oficina principal del Banco de Bilbao (esa era entonces la denominación) en La Orotava, siendo Sosa el director de la misma y alcalde de la villa Francisco Sánchez García.
Desde entonces, cuajó una buena relación amistosa: he vuelto a introducir parte de su producción pictórica en distintas salas y he posado en el ejercicio de los cargos públicos que me han correspondido. Es más: José Carlos empleó a mis dos hijos para ilustrar otras tantas páginas del Gran Libro de los Perros editado hace años con gran éxito.
Suyos son los cuadros de todos los alcaldes del Puerto de la Cruz que cuelgan en el salón noble de la casa consistorial y que le encargó el malogrado Paco Afonso. Gracia, después, pasó temporadas en Madrid y en Marbella. Seguro que muchos de ustedes recordarán aquellas apariciones suyas en un espacio televisivo matinal de Jesús Hermida, donde él pintaba el rostro del personaje entrevistado. Al final, mostraba su obra y el público aplaudía. En los dos principales periódicos tinerfeños, Diario de Avisos primero y El Día después, ha publicado con frecuencia semanal la reproducción de los retratos que ha ido elaborando durante décadas.
El clima y la luz del Puerto le seguían atrayendo, de modo que se volvió para prolongar una admirable trayectoria profesional: jardines, invierno, paisajes canarios, el Teide, el mundo rural, goyescas, desnudos y retratos, sobre todo, retratos… los motivos se han ido sucediendo para deleite de sus clientes y de sus seguidores, ahora muy contentos, sin duda, al saber que José Carlos Gracia se repone y vuelve a pintar.
El arte lo agradece. Y en particular, el retrato.
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Para ver foto de José Carlos Gracia, en sus buenos tiempos, pincha en el siguiente enlace (blog de Zoilo López Bonilla)

http://zoilo-lopez.blogspot.com/2008/12/jose-carlos-pintor-y-retratista.html

viernes, 2 de enero de 2009

LOS AMIGOS, SIEMPRE

Qué cosa tan fastidiosa cuando surgen las pegas para cualquier iniciativa, por muy doméstica que sea. Se preparan o se hacen las cosas (por ejemplo, una comida navideña) y van apareciendo contratiempos. Los sacan a escena lo humanos.
Y claro, se empieza a apoderar de uno la desazón. Pero si lo que se quiere es pasar un rato distendido, olvidarse de los problemas cotidianos, rememorar episodios, reír, echar en falta a quienes ya no están entre nosotros... Pero no: cuidado porque aquél se molestó el año pasado, atento porque este otro no se habla con aquél, a aquélla no le gusta el pescado, fulano no viene porque el año pasado no le avisaron, ¿llamaste a aquélla?, no me siento al lado de tal... Y así sucesivamente.
Con lo fácil que es reservar la fecha en la agenda, aceptar la invitación (o pagarla), comer, reír, contar, cantar (si se tercia y hasy instrumentos), animarse y prolongar la celebración de forma sana hasta que las circunstancias lo determinen.
Pero no. Nos empeñamos en las trabas y brotan las complicaciones. Menos mal que para superar el mal sabor o la contrariedad sobresale la actitud. La actitud positiva, la actitud desenfada. Y así se prolonga la tradición, conservando las esencias e incorporando caras nuevas, sin necesidad de regalos ni amigos invisibles.
Porque los amigos están allí, fieles o puntuales a la cita. Sin intencionalidad sectaria y sin desvirtuar o pervertir la convocatoria. Esa es la prueba de la amistad.

jueves, 1 de enero de 2009

¡1 DE ENERO!

¡Hola 2009, bienvenido!
Hace un día luminoso, radiante...
Aunque el terrorismo sigue golpeando, como si quisiera recordarnos que su barbarie es inagotable.
Hay turistas desde muy temprano en pantalón corto en las calles, en tanto los últimos resistentes de la fiesta, con esmóquin o traje negro y ya descorbatados, buscan un refugio reparador. Los carritos están cerrados, no hay periódicos, el pan sale y llega calentito y en la cercana farmacia de guardia han agotado las reservas de 'alka-seltzer' antes del mediodía. Alguien apura unos billetes de lotería para el sorteo inmediato. Un par de sms (mensajes telefónicos a móviles) reflejan que aún quedan personas con sentido de la sincera amistad.
¡Parece 1 de enero!
No, lo es...
Por eso, por el optimismo que advirtieron los visitantes del blog -y a quienes agradezco francamente sus comentarios- y porque la actitud debe propiciar un año distinto del anterior, menos raro, más positivo, se destapa el ánimo para escribir desde el primer día del año.
Rumian tres o cuatro ideas... Irán brotando, espero. Y plasmándose.
¡Parece 1 de enero!