lunes, 31 de mayo de 2010

LOS MISMOS PERDEDORES

En la complejidad de la depresión, sin duda la más grave desde que tenemos uso de razón, se constata que no termina el sistema de encontrar las alternativas, pese a disponer de todos los recursos de ingeniería y mecánica financiera. Han exprimido tanto los poderes -los visibles y los que siguen operando en la sombra- que, una de dos: o aún les parece poco y no descansarán hasta la última gota, o, en efecto, se han visto desbordados y ahora no se sienten capaces de enderezar el rumbo, aunque la inestabilidad política, la incertidumbre, la hipoteca por décadas, las estructuras tambaleantes y la ruina de mucha gente sean moneda corriente. Ya sólo falta una guerrita o que el precio de los combustibles se descontrole nuevamente para que la depresión alcance magnitudes irreversibles.

Y el caso es que, entretenidos como estamos en acentuar tanto responsabilidades como decisiones políticas que gravitaron sobre las previsibles consecuencias en caso de que medidas gubernamentales no hubieran sido convalidadas parlamentariamente, nos vamos olvidando del origen de todas estas tribulaciones como si la impunidad de quienes las causaron fuera una patente de corso y el gran manto de la tolerancia acogiera sin mayores tropiezos actos de manifiesta irresponsabilidad.

Lo ha expresado recientemente Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada y consultor del Banco de la Reserva Federal de Chicago: “Muchos administradores parecen olvidar que cuando se pertenece a un consejo de administración, se forma parte de la gestión activa de una entidad y eso implica también responsabilidad, para ejercerla y para exigirla, si llega el caso”. Y es entonces cuando, descendiendo hasta las raíces de la realidad actual, nos acordamos de que en ellas está la crisis financiera: fue en el otoño de 2008 cuando quebraron bancos y las que parecían todopoderosas firmas financieras en Europa y en Estados Unidos, curiosamente no en España. Entonces, los gobiernos y las alianzas de todos los colores políticos salieron en auxilio de los bancos que se hundían para garantizar la viabilidad del sistema financiero. Tales inyecciones fueron determinantes para salvar la delicadísima e insólita situación, un auténtico fiasco planetario y sistémico cuyos mentores y ejecutores, salvo excepciones, pese a las indubitadas imputaciones, gozan de cierta impunidad judicial. Sólo unos pocos, en efecto, han dado con sus huesos en prisión.

La crisis del sistema financiero causó, a su vez, una grave crisis económica porque se paralizó el crédito y, por consiguiente, las inversiones de las empresas. De nuevo los gobiernos en acción, haciendo uso del gasto público para mantener empresas, para disponer de más recursos públicos con el fin de proteger a los desempleados y para dinamizar la actuación de la administración local para mantener empresas y empleo.
Tras el extraordinario esfuerzo de endeudamiento, los vaivenes de los mercados de hace unas semanas -en una interesante entrevista televisiva, Felipe González advirtió de la incubación en plena catarsis griega- destaparon nuevamente los riesgos de no poder afrontar las obligaciones y las responsabilidades del pago de la deuda. Así, los gobiernos han ganado enteros en la impopularidad de medidas que resultan inevitables para salir del trance. Algunos han intercambiado expresiones de solidaridad moral y organismos internacionales han lanzado hasta algún mensaje de plausibilidad pero el coste político es evidente: mociones de censura, huelgas generales, pactos 'in extremis', malestar creciente de segmentos de población, anuncios y negociaciones de reformas...

Y mientras todo eso ocurre, los “pecadores” originales observan la intrincada evolución de muy incierta conclusión. El propio Santiago Carbó habla de la lucha entre la necesidad de depurar responsabilidades de los supuestos culpables ante la sociedad y la lucha del fortísimo lobby financiero que sigue jugando “con astucia en la delgada línea que separa el riesgo de la imprudencia e incluso del fraude”.

Al final, aquella frase que acuñamos hace tiempo en debates municipalistas, sigue vigente: “Siempre perdemos los mismos”.

domingo, 30 de mayo de 2010

SANTOS QUE DAN NOMBRE

Vías, parques, plazas, bloques de viviendas, instalaciones...

Santos de ambos sexos dan nombre en el Puerto de la Cruz a lugares que se conocen precisamente por su denominación, bien por ser consustancial su identificación bien por la popularidad que con el paso del tiempo ha ido adquiriendo.

Echemos un repaso:

-Francisco: a una iglesia y a un recinto multiusos (centro de la ciudad).
-Telmo: a una ermita, a las primeras piscinas del complejo turístico “Costa Martiánez (Lido) y a una rada o zona de baño natural, en su día conocida como 'El boquete'.
-Felipe: a una calle, a un polígono urbano, a una promoción de viviendas (avenida Rosario Sotomayor), a un centro comercial, a una asociación vecinal y al espacio cultural (Castillo).
-Ramón: a una falúa histórica de propiedad privada en la que tradicionalmente es embarcada la imagen de la Virgen del Carmen.
-Antonio: a un barrio, a un polideportivo y a un equipo de fútbol-sala.
-José: a un sector del barrio de La Vera, a una capilla y a un bloque de viviendas.
-Amaro: a ermita y a una cadena de equipos de fútbol-base.
-Pablo: a una ermita en Las Dehesas y a un edificio de viviendas en las cercanías de la plaza del Charco.
-Agustín: a un antiguo colegio de padres agustinos.
-Domingo: a un antiguo convento y a una calle.
-Marta: a una festividad en el sector de hostelería y restauración y a una cooperativa de viviendas.
-Tomás: patrono del antiguo colegio de segunda enseñanza Gran Poder de Dios y un paseo del sector San Antonio.
-Santiago: a bloques de viviendas.
-Juan: a una calle céntrica, a una pequeña iglesia junto a la de San Francisco y a una fiesta popular.
-Rita: patrona de los empleados públicos, a un centro de atención a mayores en Punta Brava y Las Dehesas.
-Valentín: a tres edificios de igual tipología constructiva en El Tejar.
-Nicolás: a una ermita y a una urbanización en el límite del término municipal.
-Carlos: al cementerio católico y a una pequeña capilla en Martiánez.
-Luis: a una calle en Casa Azul.
-Bartolomé: a un camino en El Durazno.
-Fernando: a una urbanización.
-Rafael: a una calle en San Antonio.

jueves, 27 de mayo de 2010

LEY MORDAZA

La bautizaron Ley mordaza. En Italia, el gobierno de Silvio Berlusconi quiere, mediante esa norma, restringir el uso de las escuchas telefónicas en las investigaciones policiales o judiciales, así como prohibir la publicación o difusión de las mismas en los medios de comunicación.
Que en plena sociedad de la información, que en la creciente demanda de transparencia en los asuntos públicos, sea promovida, en un país como Italia, una ley para condicionar los que pueden ser elementos de información, tiene sus bemoles. En nuestro país, no se han escandalizado, de momento, los paladines y los defensores a ultranza de la libertad de expresión, tan dados a la condena radical cada vez que huelen mutilación o censura. Esos mismos, ¿qué hubieran dicho en caso de que la iniciativa legislativa, por ejemplo, la hubieran tomado Hugo Chávez o Raúl Castro?
Los italianos sí que han reaccionado y, según se ha sabido, la prensa de todos los colores y tendencias se ha unido para reprobar la intencionalidad del texto legal. Cómo será, que hasta el periódico que es propiedad de un hermano de Berlusconi ha pedido la retirada de una norma que considera "liberticida y anticonstitucional". Agentes sociales de toda condición vienen exclamando un rotundo 'no': deben intuir que por ahí se empieza. Se adivinan las tentaciones de censura y los riesgos para la libertad de expresión. Más de ciento cincuenta mil ciudadanos se han adherido a un manifiesto con un encabezado significativo: Libertad y participación informada.
En efecto, ese es el fondo de la cuestión, eso es lo preocupante: tener como soporte legitimador lo de la no interferencia en las investigaciones policiales o los procedimientos judiciales para impedir o frenar seguidamente la información. O sea, disponer de un amplio colchón (con base legal) sobre el que luego acostar otras muchas situaciones que ya dirimirán los tribunales. Hasta de Estados Unidos han hecho llegar un mensaje, no sea que las investigaciones sobre la mafia también se vean condicionadas.
La Ley mordaza prevé sanciones, faltaría más, para los periodistas que osen publicar actas judiciales o transcripciones: penas de cárcel y pecuniarias. A ver quién se atreve. Paradójicamente, al menos por la denominación, la ley es promovida por el partido gubernamental del primer ministro, denominado Pueblo de la Libertad (PDL). El más reciente de los escándalos desatados en aquel país, otro más de corrupción, esta vez en la esfera de la Protección Civil, ha propiciado, precisamente, la difusión de interrogatorios y escuchas judiciales: como se desconoce el alcance y si hasta el mismo Berlusconi puede verse implicado, los mentores de la norma se están dando prisa en la tramitación. Hay que operar.
Pero ese bisturí y ese escalpelo, que nadie lo olvide, son muy peligrosos. Una sociedad como la italiana lo sabe muy bien. Y atención: porque sentado el precedente y con los afanes de algunos, a ver quién borra después.

miércoles, 26 de mayo de 2010

NI UN PUGILATO QUE ALUMBRAR

Rivero versus Soria. Paulino frente a José Manuel. Presidente contra vicepresidente. Las malas lenguas dicen que la cosa venía mal y que este choque de ahora, a cuenta del adelgazamiento de la administración autonómica, sólo ratifica que las relaciones, a un año justo de las elecciones, empiezan a ser tirantes.
Pero no pasa nada y habrá unos pelillos a la mar dentro de poco, quizá cuando usted ande leyendo esta entrada. Siempre ocurre lo mismo: Partido Popular y Coalición Canaria difícilmente se tragan y se soportan, recelan, se distancian todo lo que pueden pero hay intereses en común y la argamasa del poder termina uniéndoles. Es cierto que los populares andan de un entreguismo subido y no escarmientan -el ejemplo de lo ocurrido en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife es el más claro-, como también lo es que la estrategia de CC siempre tiene la máxima de acogotar, de exprimir al máximo. A fin de cuentas, los dos luchan por el mismo espectro político, por el mismo electorado. Y a los dos les cohesiona el mismo objetivo: impedir que el socialismo acceda al gobierno de la Comunidad Autónoma.
La depresión de ahora, teóricamente, ha de obligar a los socios gubernamentales autonómicos a adoptar de consuno medidas que prueben la coherencia. Es decir, no puede pasarse el PP reclamando al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, que reduzca, que acabe con lo que para los conservadores es despilfarro y derroche, que suprima ministerios, que elimine cargos y servidumbres, y no aplicar el mismo discurso y la misma acción política en aquellas comunidades o instituciones donde gobierna.
Es el caso de Canarias. El vicepresidente Soria afirma que hay que revisar el organigrama y borrar dos o tres consejerías, a imagen y semejanza de lo que ha hecho el presidente Barreda en Castilla-La Mancha o de lo que han anunciado los responsables de otras seis comunidades. Pero el presidente Rivero no está por la labor, le replica en los medios que no hay que improvisar y que no por reducir se es más eficaz. La oposición, que viene marcando el paso de Soria desde hace algún tiempo, lo tiene fácil con poner a prueba las contradicciones públicas de los primeros espadas del ejecutivo.
Además, llama la atención la fraseología de Rivero, muy propia suya, o sea, la previsible para situaciones como ésta: desacuerdo con medidas para la galería, aplazamiento del clamor hasta el año que viene y consideración de que hay otros asuntos más importantes en los que ocuparse. A ver qué hacen todos con la oferta electoral: doble contra sencillo que lo incluyen en los programas que el profesor Tierno dijo un día que nacían para ser incumplidos.
Pues ambos los dos a dúo, que diría Carmen Ruano, se lo han buscado y no sólo porque hagan de la materia un pulso sino porque se trata de ser consecuentes en todo lo que uno y otro han venido planteando, principalmente a la hora del manido recurso de echar culpas a lo que genéricamente llaman Madrid. Las diferencias no alumbran un pugilato.
Por eso, que nadie se asuste. Pronto volveremos a interpretar "En Canarias, sin novedad, señora baronesa".

martes, 25 de mayo de 2010

CUANDO MENOS, PARADÓJICO

Evaristo Fuentes, profesor orotavense, siempre atento, siempre inquieto, se extraña de un fenómeno registrado en la Villa y seguro que en muchas otras localidades canarias hace dos domingos, cuando terminó la Liga de fútbol: el mismo día en que el Tenerife perdía la categoría, los seguidores del Fútbol Club Barcelona exhibían su alegría por la conquista del campeonato. Y no eran tres ni veintitrés, ni era en cuatro o cinco localidades: eran bastante más, según la duración de los festejos, la invasión de las pilas, las camisetas y banderas blaugrana, las caravanas de vehículos que iban de pueblo en pueblo a las zonas céntricas, el sonido de los claxons y, en fin, los aditamentos propios de una celebración de este tipo. ¡Oh! cómo que algunos hasta cantaban ¡en catalán! el himno del equipo culé. Es verdad que hay en éste dos jugadores tinerfeños, Pedro y Jeffren, pero el contento trascendía mucho más, tenía otra dimensión, más bien de fenómeno sociológico.
Se extraña Fuentes pero nuestra gente es así. Es probable que muchos de quienes festejaban el título de la escuadra catalana lo hicieron también cuando el Tenerife regresó de Girona, hace ahora un año, con el ascenso garantizado. Ello confirmaría que muchos tienen dos equipos de fútbol en su vida: uno de los grandes, de los de siempre, y otro, el de su tierra. Cuando compiten entre sí, ya se verá, ya se timoneará ese "corazón partío", aunque siempre hay una mayor inclinación hacia los colores de casa.
Pero hay un terreno ahí para el análisis sociológico, para averigüar el por qué de esos comportamientos después de que el club representativo juegue en la misma categoría. Pero, sobre todo, después de tanto sarampión nacionalista y de esas esporádicas inyecciones independentistas. Los festejos señalados prueban que los equipos grandes siguen despertando muchas simpatías y que sus individualidades o la excelencia de su juego despiertan tanta pasión como interés.
A las hipotéticas claves y explicaciones deben estar muy atentos los dirigentes de partidos políticos nacionalistas porque, visto lo visto, es claro que el sustrato ideológico deja mucho que desear. Es absolutamente débil. No es que haya que identificar fútbol con política pero como algunos se han especializado en la manipulación y en la exacerbación de los sentimientos, sobre todo en determinados momentos, reacciones como las comentadas y extrañezas como la de Fuentes (al menos la explicita públicamente) dan que reflexionar.
Seguro que hubo pesar por el descenso del Tenerife en el ánimo de miles de aficionados pero no es menos cierto que el jolgorio por el éxito del Barcelona -igual hubiera sucedido si el campeón hubiese sido el Madrid- evidenció que los sentimientos también guardan orden clasificatorio. Y que cuando hay que dar rienda suelta, no hay miserias.
Cuando menos, paradójico. aunque eso, en nuestro territorio surrealista, no es de extrañar.

lunes, 24 de mayo de 2010

ASI EN EL CIELO COMO EN CANARIAS

No es que haya mala relación pero esto de los intangibles y de las abstracciones se está poniendo cada vez más complicado. Al final, se convierten en un factor recurrente, sirven igual para un roto que para un descosido y permiten salir de algún trance puede que hasta de forma elegante. Basta estrujar un poco la imaginación para encontrar una respuesta 'ad hoc' y, si apuran, hasta persuasiva, difícil de objetar, de esas que terminan contentando a todo el mundo, incluso a los que, un tanto incrédulos, fruncen el ceño cuando se enteran.

El cielo es la prueba más reciente. Hay que situar los antecedentes en el inefable cura Antonio María Hernández -a quien deseamos, por cierto, un pronto restablecimiento-, el párroco de Punta Brava-Las Dehesas, metido a protector de ancianos desvalidos y de mayores que conviven su última curva en alguno de los establecimientos que ha ido construyendo a base de una solidaridad inagotable, de ayudas públicas, de recalificaciones y operaciones de compraventa, de aportaciones individuales que son respuesta a su tesón, de endeudamientos suponemos que controlados y de unos cuantos contratiempos ya sea en forma de paralización de obras, de licencias pendientes, de dificultades laborales, de lotería devuelta, de negociaciones que se alargan o bloquean y de disgustos que van quebrantando.

Pero como él es inasequible al desaliento, muchos de esos imponderables ha querido sortearlos, en su día, mediante reclamos como la venta en parcelas del mismísimo cielo; bueno, de pedacitos o trocitos -valgan los diminutivos- cuya adquisición de boletos era la caritativa contribución a la causa. La fórmula, por original e insólita, tuvo su repercusión mediática y la respuesta de la gente debió ir siempre acompañada de alguna sonrisa: “Ya tengo mi pedazo de cielo”, y no era letra de bolero.

Y hace unos días hemos sabido que del cielo de La Palma va a colgar la medalla de oro de Canarias, otorgada por el Gobierno de la comunidad a propuesta de su presidente. No se sabe cuáles son los límites del firmamento palmero, donde empieza y donde acaba, ni cómo o en qué unidades físicas se calcula su superficie, pero, gracias a esa decisión, hemos sabido que hay un cielo palmero, lo que, en buena lógica, permite deducir que las demás islas también lo tienen, o sea, que lo de una sobre el mismo mar es también válido, ya puestos, bajo el mismo cielo. “Así en el cielo como en la tierra”, con permiso de José Luis Cuerda y Juan Luis Galiardo, director y protagonista de aquella célebre película.

Se supone que la decisión obedece a una cuestión de compensación. El cielo palmero se había quedado sin supertelescopio y como tal hecho se une a las consecuencias de las inclemencias meteorológicas y de los desastres que han hecho hablar de un mal fario en la isla, pues qué menos que un estímulo moral como esa presea dorada que es una suerte de vindicación. Aunque es inevitable que también suene a consolación, tal como se ha pulsado en algunos foros de opinión de la Bonita. Falta saber si el acto de imposición se hará por los cauces convencionales y en ese caso quién bajará del cielo palmero a recogerla.

De modo que con el cielo, por estos pagos, se hacen estas cosas: desde venderlo a trozos a condecorarlo. Como recurso y como reafirmación del espíritu 'canariense'. Una vez vendieron el viento y no pasó nada. Son las ocurrencias que también nos distinguen para hacer bueno, en vísperas de las celebraciones de la Comunidad Autónoma, otro título cinematográfico: “Días del cielo”, de Terrence Malick. Quede para cada cual la apreciación que sugiera esta determinación del ejecutivo autonómico a la hora de conceder sus distinciones, sin que el tono del presente texto deba ser interpretado siquiera como una aproximación de mofa y befa, pero esto de andarse con los intangibles genéricos, celestiales, globales y particularizados a la vez, es difícil de sobrellevar.

Que nadie se moleste, pues. No está la cosa para más amarguras.

viernes, 21 de mayo de 2010

CORRIENTES EN LA AVENTURA

Es una frase recurrente pero que suele cumplirse cuando se produce algún hecho en determinado contexto o ámbito:
-Estas cosas se saben siempre cómo empiezan pero nunca cómo acaban.

Y en esa carrera a ninguna parte que es el independentismo canario -mejor será escribir: el independentismo tinerfeño frente a Gran Canaria, obcecación donde las haya para los promotores- ha surgido un hecho que llama algo la atención. Es como un salto -por ahora, con todos los respetos, ni cuantitativo ni cualitativo- que le da cierta vida a la carrera, que la anima, vaya. No todo va a ser reiteraciones plúmbeas ni simplonerías de tres por cuatro.

Es que un destacado concejal de Coalición Canaria en el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Hilario Rodríguez, ha anunciado recientemente la puesta en marcha (sic) de una corriente de opinión independentista o prosoberanista en el seno de su organización política. Los prebostes nacionalinsularistas no se han manifestado ni a favor ni en contra: “La cosas de Hilario”, se habrán dicho y habrán seguido en sus ocupaciones que saben son muchas y algunas de ellas, complicadas. Ni los socios del pacto reeditado en el consistorio capitalino (PP) han rechistado, pero bueno, da igual: a estas alturas del mandato, después de todo lo ocurrido, y aparentemente superada la fase de reorganización, no van a ocuparse de esas minucias ideológicas aunque desprendan el tufo de las incoherencias: compartir gobierno con independentistas, ¡por cuánto! Virgencita, que me quede como estoy. Total: si otros ya han tragado en el pasado, no seremos nosotros quienes quebremos la evolución de las especies. ¿No es la política el arte de lo posible? Pues demostrémolo con hechos. ¿No es la política canaria el escenario surrealista por excelencia? Pues sigan bailando.

Buen tipo Hilario, bromas y 'tonicazos' al margen, a quien cuesta imaginarlo en aventuras filosoberanistas, entre otras cosas porque si con sus métodos intentan, desde esa corriente orgánica de un partido gubernamental, persuadir al personal de todas las bondades que brinda una nación archipielágica, que barrunta en esas Hespérides frondosamente menguantes, están arreglados. Pero, con las cuestiones idelógicas y no digamos con las utopías, hay que ser respetuosos. Juegan con esa ventaja pero hay que serlo, sin descuidar los derechos propios y los valores del pluralismo, que de eso parecen olvidarse algunos cuando se lanzan al estrellato.

Ahí, la democracia, los partidos políticos tendrán que aplicarse y asumir con valentía pactos y medidas que, primero, no pongan en riesgo la propia convivencia ni impulsen aventuras de muy incierto final; y luego, favorezcan un autogobierno sólido que madure al calor de la experiencia acumulada durante casi tres décadas. No sea que lo del Estado Libre Alocado, sarcasmo de aquel modelo asociado que un día se sacó Lorenzo Olarte de la chistera en la mismísima tribuna parlamentaria y que luego, con desigual frecuencia y volumen, ha sido utilizado en declaraciones públicas o discursos teóricos con valor efímero, sin duda. Estatuto, sistema electoral: los partidos lo tienen relativamente fácil. Sólo se precisa voluntad política y cierta visión de futuro.

De modo que el sonsonete monocorde de quienes en el delirio 'canariensis' cuentan hasta con los aliados de la indiferencia, se ha visto alterado por ese anuncio que tiene poco de ideológico. Buena falta que le hace a Coalición Canaria un sustrato que permita superar, por ejemplo, ciertos atavismos insularistas. Un sustrato que, sencillamente, favorezca la vertebración de los canarios y reduzca los índices de desapego hacia la cosa pública en general.

Pero no: parece que algunos se arriesgan a empezar la casa por el tejado. Total: si vascos y catalanes se han lanzado, por qué no los canarios. Olvidan que esos dos pueblos tienen riquísimos antecedentes de nacionalismos bien fundamentados.

Y así, el salto de Hilario cuenta con bendiciones, incluidas las que se hacen por omisión. En el fondo, otra prueba de lo que tan atinadamente definía hace poco el periodista Juan García Luján: el independentismo como entretenimiento. Claro: como está todo resuelto, como vamos a tener menos coches y menos conductores, como Madrid sigue sin entendernos, como todos los sectores productivos están contentísimos y aunque ya no circule por estos pagos López Aguilar, lo procedente es inventarse la corriente, a ver quién se deja arrastrar, porque camarones dormidos seguro que encuentra.

miércoles, 19 de mayo de 2010

LO BREVE, POR NORMA

Si Baltasar Gracián viviera, se sentiría, cuando menos, honrado: Raúl Sánchez Quíles interpreta al pie de la letra su máxima de la brevedad, la que han memorizado hasta los menos duchos en sentencias y frases célebres.

Raúl es el autor de "Hiperbreves S.A. (Sólo 175 microrrelatos"), un libro que reúne textos caracterizados por una extensión reducida. Consciente de los tostonazos y de los condicionantes de todo tipo para leer, ha elaborado una escritura alternativa y original -no con afán de inventar un género ni siquiera de economizar el lenguaje- muy válida para los tiempos que corren, apremiados hasta por las tecnologías de la comunicación.

Plasmar un pensamiento o una idea con el lenguaje preciso, sin barroquismos y sin ingredientes superfluos. Si ese ha sido el objetivo, lo ha conquistado. Las palabras adecuadas, el significado apropiado. Raúl escribe con propensión globalizadora: la oración, llana; expuesta con los accidentes justos. Lo consigue hasta enganchar, hasta lograr que atrape al lector la sensación de haber leído mucho en muy pocas líneas o en reducido número de páginas. L;o breve, por norma.
La entrada de hoy quiere hacer honor, quiere corresponder a la línea trazada. Para algunos, un auténtico descubrimiento; para quienes ya sabíamos de una inquietud literaria, reflejada en una escritura distinta, con predominio de lo breve, sólo tenemos que alegrarnos del éxito de la convocatoria de la presentación de la obra y de la buenísima acogida. ¡Enhorabuena!

NO ES UN ACCIDENTE

Lo consiguieron: apean a Baltasar Garzón de la carrera judicial. La persecución acabó con la suspensión de sus funciones en la Audiencia Nacional. Habrá quien se sorprenda de que, a estas alturas, los residuos de la extrema derecha hayan vuelto a exprimir a la democracia pero sus largos tentáculos nunca desaparecieron del todo. Es más, por ahí pululan, conquistando posiciones en sectores audiovisuales y negocios surgidos al calor de nuevas tecnologías. Pero, claro, en nombre de la igualdad de derechos, del pluralismo y de la democracia. A aguantarse. Los largos tentáculos, alimentados desde las posiciones irreductibles de un poder del Estado y por quienes ejercen toda su influencia sin escrúpulos, fueron achicando el espacio y atenazando al juez hasta dejarlo fuera de juego.

La determinación, teniendo en cuenta la naturaleza de lo que se pretendía investigar más la iniciativa para desentrañar una trama de corrupción política, es algo más que simbólica: esto no se dice, esto no se hace, esto se toca, con permiso del poeta. Pero lo ocurrido sugiere un amplísimo y muy profundo ejercicio de debate en todo el sistema judicial español: instituciones, órganos, asociaciones profesionales y cuerpos de funcionarios están obligados a repensar los cauces y las entretelas de ese sistema, más que nada para apuntalar el Estado de derecho y para que no siga mermando la credibilidad de la propia justicia, para que no avance esa creciente percepción en amplios sectores sociales de que también se ve afectada por revanchismos, personalismos, rencillas, luchas -que no juegos- de poder e intereses inconfesables. Las reacciones populares a favor de Garzón, sin precedentes en la historia de la judicatura española, son un indicador significativo. Las repercusiones en la opinión pública de otros países, que creía ya desaparecidos algunos atavismos, son también para tener en cuenta. Que lo tengan presente sus objetores.

La hoja de servicios del magistrado es digna de respeto y reconocimiento, aunque sus críticos en tanto no perdonan el afán de notoriedad que le atribuyen -es curiosa la posición de algunos medios que otrora le consideraron un héroe y ahora la relegan a villano- en cuanto se han encargado de sembrar dudas sobre sus mismos métodos de instrucción. Terroristas, narcotraficantes y delincuentes de distinta ralea sufrieron los rigores de la acción 'garzoniana', guillotinada el pasado viernes, para gozo de unos y frustración de otros, por la determinación unánime del Consejo General del Poder Judicial, tras lo resuelto por el Tribuna Supremo. Lo ocurrido en torno a Baltasar Garzón parece, sin exageración, la crónica de una ignominia anunciada.

Tres manifestaciones, entre las muchas acumuladas a lo largo de las últimas fechas. Una, la del presidente de la Comunidad de Valencia, el controvertido Francisco Camps, quien declaró públicamente que “ya han caído dos” [en referencia a los jueces Bermejo y Garzón]. Se entiende la desazón del presidente valenciano pero pudo haber sido más cauto a la hora de expresar el contento que le produce el mal de los dos jueces.

Otra, es la del ex fiscal Anticorrupción, Jiménez Villarejo: “Lo de Garzón es como un golpe similar al 23F”. Tremendo. Aquel acontecimiento de la historia de España, otro hito de la Transición, tuvo una significación especial para todos y empujó definitivamente a los españoles por la senda democrática. Si Jiménez Villarejo aprecia similitudes, más allá del parangón plasmado en un titular periodístico, habrá que estar muy atentos y expectantes porque es cuestión de erradicar cualquier riesgo de involución. Con la depresión que se arrastra, sucesos como la caída de Garzón no sólo la acentúan sino que infunden a la gente más escepticismo.

Y conectada con esa comparación golpista, la definición del escritor Juan José Millás es tan ilustrativa como inquietante: “Le han roto las piernas pero han hecho que parezca un accidente”. Con estos parecidos -o sea, utilizando los resortes del Estado de derecho- es lo que no cabe resignarse. Lo dicho: se ha sentado un precedente para que perdure la “intocabilidad” de ciertos asuntos o de ciertas causas. Es difícil aceptar -los editoriales de periódicos como New York Times o Le Monde son referencias para interpretar la incomprensión en el exterior- que un juez que investiga los desmanes ha de sentarse en el banquillo o, más crudamente, ve la tarjeta roja de expulsión que el “gran árbitro” le enseña por unanimidad a instancias del “supremo auxiliar”.

¿Un accidente? Parece, pero no, no lo es.

martes, 18 de mayo de 2010

HÁBITO Y DISCIPLINA

Tres semanas sin escribir, sin actualizar el blog. Disculpas, pues, a todos los seguidores, a todos los que visitan o frecuentan, algunos de los cuales se interesaron directamente. ¿Qué pasa?, preguntaban. ¿Qué pasó?
Nada: obligaciones profesionales, falta de tiempo y, sobre todo, de sosiego. Ya saben que para escribir se necesita. Otros compromisos, con otros digitales y con otros medios, sí han sido cumplidos.
De modo que hoy reanudamos, con la intención de comparecer todos los días, con el propósito de retomar el hábito y la disciplina de escribir.
Así que, queridos todos, aquí me tienen, nuevamente. A contar y a comentar. A evocar y a ensayar. Siempre ganará la vocación.