miércoles, 26 de mayo de 2010

NI UN PUGILATO QUE ALUMBRAR

Rivero versus Soria. Paulino frente a José Manuel. Presidente contra vicepresidente. Las malas lenguas dicen que la cosa venía mal y que este choque de ahora, a cuenta del adelgazamiento de la administración autonómica, sólo ratifica que las relaciones, a un año justo de las elecciones, empiezan a ser tirantes.
Pero no pasa nada y habrá unos pelillos a la mar dentro de poco, quizá cuando usted ande leyendo esta entrada. Siempre ocurre lo mismo: Partido Popular y Coalición Canaria difícilmente se tragan y se soportan, recelan, se distancian todo lo que pueden pero hay intereses en común y la argamasa del poder termina uniéndoles. Es cierto que los populares andan de un entreguismo subido y no escarmientan -el ejemplo de lo ocurrido en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife es el más claro-, como también lo es que la estrategia de CC siempre tiene la máxima de acogotar, de exprimir al máximo. A fin de cuentas, los dos luchan por el mismo espectro político, por el mismo electorado. Y a los dos les cohesiona el mismo objetivo: impedir que el socialismo acceda al gobierno de la Comunidad Autónoma.
La depresión de ahora, teóricamente, ha de obligar a los socios gubernamentales autonómicos a adoptar de consuno medidas que prueben la coherencia. Es decir, no puede pasarse el PP reclamando al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, que reduzca, que acabe con lo que para los conservadores es despilfarro y derroche, que suprima ministerios, que elimine cargos y servidumbres, y no aplicar el mismo discurso y la misma acción política en aquellas comunidades o instituciones donde gobierna.
Es el caso de Canarias. El vicepresidente Soria afirma que hay que revisar el organigrama y borrar dos o tres consejerías, a imagen y semejanza de lo que ha hecho el presidente Barreda en Castilla-La Mancha o de lo que han anunciado los responsables de otras seis comunidades. Pero el presidente Rivero no está por la labor, le replica en los medios que no hay que improvisar y que no por reducir se es más eficaz. La oposición, que viene marcando el paso de Soria desde hace algún tiempo, lo tiene fácil con poner a prueba las contradicciones públicas de los primeros espadas del ejecutivo.
Además, llama la atención la fraseología de Rivero, muy propia suya, o sea, la previsible para situaciones como ésta: desacuerdo con medidas para la galería, aplazamiento del clamor hasta el año que viene y consideración de que hay otros asuntos más importantes en los que ocuparse. A ver qué hacen todos con la oferta electoral: doble contra sencillo que lo incluyen en los programas que el profesor Tierno dijo un día que nacían para ser incumplidos.
Pues ambos los dos a dúo, que diría Carmen Ruano, se lo han buscado y no sólo porque hagan de la materia un pulso sino porque se trata de ser consecuentes en todo lo que uno y otro han venido planteando, principalmente a la hora del manido recurso de echar culpas a lo que genéricamente llaman Madrid. Las diferencias no alumbran un pugilato.
Por eso, que nadie se asuste. Pronto volveremos a interpretar "En Canarias, sin novedad, señora baronesa".

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