jueves, 28 de febrero de 2019

CLAREA LA PISCINA


El Consejo de Gobierno del Cabildo Insular de Tenerife aprobó en su sesión del pasado martes el proyecto para la construcción del denominado Centro Insular de Natación de Tenerife, antigua y en desuso piscina deportiva municipal del Puerto de la Cruz, ubicada junto al campo de fútbol El Peñón.
La actuación comporta una inversión de 12,6 millones de euros que serán sufragados íntegramente por la corporación insular con un plazo de ejecución de cuarenta meses. El proyecto será sometido a información pública durante veinte días y aunque los grupos políticos anden a estas alturas muy ocupados con los preparativos de la próxima cita electoral, sería interesante que examinaran las incidencias en el Plan General de Ordenación del término municipal y otras normativas complementarias pues hay aspectos que deben quedar meridianamente despejados al tratarse de una infraestructura localizada en un espacio determinante de la ciudad del futuro, entre el futuro parque marítimo y Playa Jardín. Igual -no lo sabemos aún- serán precisas algunas alegaciones que también podrían formular los agentes sociales y hasta los propios clubes deportivos. Cumplido el trámite de la información pública las obras podrán ser licitadas.
La primera idea que albergamos al repasar la información era que, al tratarse de una inversión íntegra del Cabildo, la titularidad de la instalación pasaría a ser de la corporación insular. Según la gerencia del Consorcio de Rehabilitación Urbanística, no será así dado que, tras la cesión de uso para ejecución de obras de iniciativa y promoción pública por parte del Ayuntamiento, las obras correrán por cuenta del Cabildo Insular. El Ayuntamiento mantiene el régimen de propiedad o de concesión en caso de suelo de dominio público de otra administración.
Esto significa, a primera vista, que el Cabildo se muestra muy generoso con la operación. Veremos qué ocurre cuando finalice la ejecución pero está previsto que la gestión de las instalaciones será compartida, ajustada las condiciones de funcionamiento y modalidad de gestión que concierten ambas instituciones. En ese contexto, se anticipa que el mantenimiento será asumido por cada administración, según se establezca en el convenio de colaboración para la puesta en funcionamiento, gestión y conservación. En principio, según las fuentes consultadas, el carácter insular del centro significará la asunción por el Cabildo de la mayor parte de los gastos.
En este convenio resultará fundamental garantizar el uso de las instalaciones por parte de los clubes con sede en el municipio y que fueron usuarios de la anterior instalación.
Cuestión, pues, de empezar a tomarse en serio esta actuación. El Puerto de la Cruz, que no anda sobrado precisamente de infraestructuras deportivas, alberga una respetable tradición natatoria, interrumpida en varias ocasiones, la última de las cuales coincide con las averías que causaron el cese de actividades en la antigua piscina, donde el Club Natación Martiánez hizo cuanto pudo, con mucho entusiasmo, para prolongar esa tradición y consolidarse en lo más alto del waterpolo español.
Desde entonces, negros nubarrones, con algunas frustraciones y anuncios incumplidos, por no consignar otras tribulaciones. Ahora parece que clarea.





miércoles, 27 de febrero de 2019

EXCELENCIAS DE UN MERCADO


Se avecina la Feria Internacional de Turismo (ITB) de Berlín, otra de las citas anuales importantes para el sector turístico, a la que suelen acudir los representantes de las administraciones públicas canarias, acompañando a empresarios y ejecutivos de la esfera privada, conscientes de que la promoción allí es determinante para la próxima temporada invernal.
Hay cifras indicadoras (fuente: Instituto Canario de Estadística) de la pujanza del mercado alemán para Canarias. El pasado año, sin ir más lejos, su aportación bruta alcanzó los tres mil quinientos dieciséis millones de euros. El gasto medio, que engloba el viaje y alojamiento, supera en ciento veinticinco euros (1.279-1.154 €), el promedio anual. Y acaso el dato más relevante, los visitantes de Alemania disfrutan de una estancia media más larga, al pasar 11,3 días frente a los 9,7 días del resto. Parece claro que el mercado germano es el que más gasta y el que más tiempo permanece en las islas.
Los responsables de las políticas turísticas del Gobierno de Canarias enfatizan a la hora de señalar el gran objetivo: mejorar la conectividad aérea con Alemania con el fin de impedir la formación de un cuello de botella a la hora de preparar el desplazamiento a las islas, sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias que concurren en el sector del transporte aéreo, caracterizadas por las fluctuaciones de las compañías aéreas.
Las estadísticas señalan que un 75 % de los alemanes salen de vacaciones, al menos, una vez al año.  Es un porcentaje que por sí solo motiva a tratar de asegurar la incorporación del destino Canarias en sus rutas viajeras. Si a ello se une que, actualmente y a corto/medio plazo, el entorno económico en aquel país es favorable, sobran razones para desplegar en la ITB todas las capacidades para seguir captando ese mercado.
La próxima edición de la ITB, entonces, se presenta como un escaparate en el que hay que volcar esfuerzos, energía e imaginación para seguir presentando a los alemanes una oferta atractiva y competitiva. Los registros comentados son difíciles de superar; incluso, de igualar. Pero es indiscutible la importancia de los contingentes de alemanes en la economía de los canarios. De ahí que la presencia y la promoción en Berlín, con vistas a las próximas temporadas, aún cuando los destinos de la ribera mediterránea se siguen recuperando, revistan una trascendencia de primeros niveles.


martes, 26 de febrero de 2019

AYUDAS Y VICIOS

El periodista y profesor Juan Carlos Blanco justifica en elpostblanco.wordpress.com la concesión de ayudas de los gobiernos y de las instituciones públicas en general a los medios de comunicación que quieren superar la crisis estructural y afrontar los procesos para las alternativas de un modelo de negocio bien fundamentadas, en dos supuestos: primero, en ciudades, regiones y hasta países “donde el andamiaje periodístico se ha precarizado hasta el punto de que casi no hay cabeceras que hagan las cobertura de sus lugares de referencia”; y segundo, “si se centran en apoyar la búsqueda de nuevos modelos de negocio que permitan sobrevivir en el nuevo entorno digital y móvil en el que se relacionan con los medios”.
Pero la tentación habita en la facilidad para acceder a esas ayudas, en un descontrol más o menos palpable, en que se trata de una cuestión que no interesa sino a los afectados y que, entre la impunidad y la falta de transparencia, termina enquistándose de modo que después, cuando ya se cuenta con tales ingresos, es difícil desembarazarse de las inyecciones digamos económico-financieras.
Sí, el fondo de reptiles, existente desde tiempo inmemorial y que algún tribunal ha llegado a considerar como un desprecio al Estado de Derecho, ahora, con la crisis, las conexiones, las amistades, las necesidades, la sostenibilidad, los insumos, los equipamientos, los costos de producción, las reconversiones y otras moderneces, tiene otras versiones.
Blanco es tajante al afirmar que las ayudas no deben generalizarse “si se quiere evitar los riesgos y hasta los vicios de que estos mismos medios terminen cambiando sus modelos, y no porque hayan encontrado alternativas viables a los sistemas tradicionales (grandes audiencias que sujetan el negocio de la publicidad), sino porque hayan hecho de las ayudas y de las subvenciones más o menos disfrazadas de publicidad institucional un modelo de ingresos tan atípico como peligroso a largo plazo”.
El propio autor abunda en las razones que obligan a no generalizarlas. “Los medios no pueden depender para su supervivencia de las ayudas, vengan de donde vengan”, escribe. Es evidente que si aspiran a mantener unos índices mínimos de independencia y de calidad, habrán de moverse con recursos de otra naturaleza, única forma de hacer un producto digno, decente y profesional a la altura, como mínimo, de las elementales exigencias de los consumidores de la información.
Y aunque sea una obviedad, habrá que subrayar que depender de los gobernantes de turno, de cualquier signo, equivale a ver muy mermado y condicionado el ejercicio de crítica y fiscalización. Juan Carlos Blanco llega más lejos: “En el peor de los casos, convertirá a estas marcas informativas en bandas de cornetas y tambores a mayor gloria de quien más les pague”.
No nos engañemos: si la calidad, el saneamiento, la mayor independencia y la competitividad de los medios son factores fundamentales para una sociedad democrática que se desenvuelve con aspiraciones de progreso, hay que superar tentaciones y vicios. ¿Ayudas? Sí, pero con condiciones, transparencia y plazos.

lunes, 25 de febrero de 2019

EL TURISMO COMO PRIORIDAD

Elevar la prioridad e iniciativas de los gobiernos locales en favor del turismo con una visión transversal a medio plazo y con la mayor implicación y puesta en común entre todas las concejalías y demás entidades públicas implicadas”, es el primer punto del decálogo de políticas turísticas municipales de Exceltur, una asociación sin ánimo de lucro formada por veinticuatro de las más relevantes empresas de toda la cadena de valor turística y de los subsectores del transporte aéreo, ferroviario, marítimo y terrestre, alojamiento, agencias de viajes y turoperadores, medios de pago, alquiler de coches, hospitales turísticos y centrales de reservas. La organización, que en su Declaración de Principios expresa su voluntad de potenciar un mayor reconocimiento socioeconómico de lo que aporta y representa el turismo como principal sector de la economía española, ha publicitado dicho decálogo recientemente en el Barómetro de la Rentabilidad de los Destinos Turísticos Españoles (Enero-Diciembre 2018).
No es que sea muy novedoso el planteamiento pero el mensaje es muy válido para quienes se supone que a estas alturas están elaborando ofertas programáticas para los comicios que se avecinan. Está dirigido, especialmente, a los responsables y candidatos de ámbito municipal, no en vano insiste en que el turismo es cosa de todos y que, por tanto, hay que cuidarlo, fijándolo como una prioridad que requiere de una visión y de un tratamiento transversal que refleje una respuesta real y eficaz tanto para cualificar el producto y hacerlo competitivo como para atender las demandas de nativos, clientes o visitantes.
Fíjense que habla de puesta en común de las concejalías y demás entidades públicas implicadas, una idea en la que venimos insistiendo desde 1995, cuando accedimos a responsabilidades públicas locales. Un municipio turístico que se precie requiere de esa atención transversal desde su administración. No se trata de trabajar pura y exclusivamente para el turismo sino de cuidarlo adecuadamente para que ese sostén productivo, en torno al cual gira prácticamente el eje de casi todas las actividades, esté fortalecido y funcione de la mejor manera posible.
El segundo punto del decálogo de Exceltur -del que seguiremos ocupándonos en otras entradas- lo deja meridianamente claro:
Repensar a futuro la mejor hoja de ruta turística para cada destino y sus recursos precisos: Concretar/consensuar el posicionamiento estratégico diferencial que cada municipio/destino sienta más factible y socieconómicamente más rentable y deseable por todos los agentes sociales y operadores de la cadena de valor y la ciudadanía”.
Si esto se cumpliera, o mejor dicho, se tradujera en la práctica con políticas sostenibles, seguro que las promociones y las fotos en las ferias tendrían unos soportes sólidos y creíbles.

sábado, 23 de febrero de 2019

LA ANTOLOGÍA DE GRACIA

Han transcurrido casi cuarenta años de aquella primera vez. José Carlos Gracia se estrenaba en Tenerife. Y quien les habla, saltando desde la información deportiva, leía su primera presentación de una obra pictórica. Fue en La Orotava, en sede del Banco de Bilbao, entonces sin la uve de Vizcaya, siendo Sosa su director y Francisco Sánchez, también presente, el alcalde. El texto, mecanografiado, existe. Hubiera sido formidable rescatarlo para esta ocasión pero no ha sido posible. Aparecerá, seguro, entre las carpetas de documentos apilados e igual le damos alguna utilidad.

El caso es que en el curso de estos cuarenta años han sido varias las ocasiones en que hemos repetido aquel cometido y hemos presentado otras colecciones de este pintor madrileño que se inició en el género del cómic y terminó convertido el retratista mayor de la realeza, según puede comprobarse con diecinueve de los sesenta y cinco cuadros que integran esta Antológica (1960-2018), la antología de Gracia, reflejo de la fecunda producción de diferentes etapas.

Así, hemos visto y contemplado, hemos admirado y glosado, en algunos casos, series que reafirmaron la personalidad artística de un pintor que conoció la calle, como ha recordado en su blog el historiador del arte, natural de Tenerife y afincado en Barcelona, Zoilo López Bonilla; se movió en los entresijos de los medios de comunicación; recorrió pasillos palaciegos; recreó ambientes romeros para actualizar el costumbrismo vernáculo y nos obsequió su particular visión de goyescas no sin antes plasmar los paisajes rurales y urbanos de la isla; registrar para una excepcional obra editorial ejemplares de numerosas razas de perros (acaso todas); exaltar la plasticidad aquietada o galopante de los caballos; y acercarnos a parterres y zonas de vegetación frondosa o ajardinadas, sin olvidar su querencia por el mar y las marinas.

Aunque su gran obra son los retratos. José Carlos Gracia captó miradas y gestos de personajes históricos, de reyes y reinas, de figuras de la vida pública y política, de las ciencias, del arte, de la cultura, del mundo empresarial y profesionales de toda condición. Pero también de uno más de cualquier romería, del bodeguero, del campesino, del mago, de los niños en su inocencia y de jóvenes en la eclosión de su proceso vitalista.

Dicen los cánones que el retrato es la representación de una persona en su esencia, en donde se expresan características que le identifican y que van desde el género a los rasgos fisonómicos o a su identidad social. Es entonces cuando el artista lleva al lienzo su esencia, su capacidad para componer, la fuerza de la pincelada, los trazos, los tonos, configurando, en definitiva, su propio estilo.

El retrato, según la leyenda contada por Gayo Plinio segundo, conocido como Plinio el Viejo (escritor, científico naturalista y militar romano), nace el día en que una joven fija con carboncillo la sombra del perfil del rostro de su amado que la luz proyectaba sobre la pared, antes de que este partiera a tierras lejanas. Ese deseo de capturar la presencia anclando lo efímero fue lo que la ayudó a vencer la ausencia de su amado, el origen legendario del retrato unido así al mito del amor.

En los retratos seleccionados para esta Antológica, se descubre una máxima de José Carlos Gracia: quiere representar la esencia interior del sujeto, no solo la apariencia externa. De ahí la fuerza de sus miradas, de ahí los valores que transmiten, como si de una invitación se tratara para ser adivinados. El retratista, en ese sentido, traduce los pensamientos de Aristóteles: “El objetivo del arte -escribió- no es presentar la apariencia externa de las cosas, sino su significado interno; pues esto, y no la apariencia y el detalle externos, constituye la auténtica realidad”.

Si en el retrato podemos encontrar el reflejo de una época, sus rasgos, los arquetipos, la estilística, la situación de un momento determinado, Gracia lo acredita en una memorable aportación, su colección de alcaldes que, desde los años ochenta, cuelga en el salón noble del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, la primera de las vistas en Canarias, emulada a posteriori en otras instituciones.

En esta Antológica, acaso la culminación del recorrido artístico de un creador nacido para triunfar, se contrasta la capacidad para encuadrar de pies a cabeza la figura del personaje (lo que se llama el Plano entero o figura); el Plano medio, que recorta el cuerpo a la altura de la cintura; el denominado Tres cuartos o Plano americano, que se suele emplear para plasmar a varias personas interactuando; el Busto o Plano medio corto, que retrata el cuerpo desde la cabeza hasta la mitad del pecho, lo que permite concentrar la atención al aislar una sola figura dentro de un recuadro, llegando a descontextualizarla de su entorno; el Primer plano, que recoge el rostro y los hombros, empleado para mostrar confidencia e intimidad respecto al personaje y el Plano detalle que recoge una pequeña parte de un cuerpo u objeto, donde se concentra la máxima capacidad expresiva y utilizado para enfatizar algún elemento de esa realidad.

Pero el retratista mayor de la realeza, título ganado a pulso, ha inmortalizado también en sus lienzos a John Fitzgerald Keneddy, al venezolano Carlos Andrés Pérez, a Charles de Gaulle, al mejicano Miguel de la Madrid y al costarricense Figueres Ferrer, Juan Pablo II o Benedicto XVI, estadistas y líderes políticos y religiosos que los óleos de José Carlos Gracia resaltan con las características que hemos ido desgranando.

Un consumado acuarelista, además. Un artista galardonado, con el premio nacional del Ministerio de Cultura de 1988; el primer premio de la Asociación de Acuarelistas de Madrid; el de la Fundación Solana; la distinción especial Berlitz, a la mejor ilustración; el premio Notre Dame de París y el de grabado instituido por las imprentas Mougins, de los hermanos Piero y Aldo Grommelynck.

Un autor constante, en fin, que huyó del encasillamiento e incursionó en campos muy diferentes porque su inagotable capacidad para la búsqueda de los motivos le acercó, con un lenguaje pictórico muy personal, a las realidades que descubrió con fruición y la meticulosidad de los grandes. Aquí está la antología de Gracia para corroborarlo, en un marco que se corresponde, desde luego, con el valor de la exposición.

Innatas dotes pictóricas para cuadros extraordinarios de todos los tamaños que llenan los ojos. Fue historietista -si se nos permite el término- y sigue siendo un formidable dibujante, como se acredita en buena parte de la colección aquí expuesta. El Gracia antológico condensa su arte y su afán por la excelencia: “Sus pinceles y espátulas -como escribimos cuando dio a conocer la colección Color y Forma- siempre descubrieron motivos y plasmaron sobre los lienzos el talento de quien se empleó con sutileza y gallardía pictóricas”. Nunca faltó inspiración al artista, luego es natural su incesante producción. De aquel tributo al dúo de elementos primordiales en la pintura, y dado que ha rescatado para la ocasión algunas de las obras de entonces, originales de óleos y acuarelas que sobresalen por su viveza, reproducimos estas apreciaciones:

“Permiten meternos en la anatomía de una romería, por ejemplo. O descubrir miradas profundas de ancianos entre envolventes flores de mundo que desnudan la gama cromática. O contrastar las transparencias rocosas -vistas con ojos de gaviota, como atinadamente las definió alguien- en plena faena de varado. Aquí hay algunos retratos en acuarela y sus retoques de acrílicos con los que logra efectos modernistas”.

La antología de Gracia reafirma su propósito de haber querido ir más allá del artificio compositivo. Su última aportación al género del retrato, los 'chefs' que hacen gala de sus habilidades en espacios televisivos y ferias o salones gastronómicos, pone de relieve su percepción del color como un hecho estético muy llamativo. Pero en sus marinas, en su melonar, en sus niños y en sus ancianos, en las inigualables miradas de canes o caballos, en los gestos, en la gracilidad, en los envolventes ambientes bucólicos, en la severidad monumental, en la realidad palpable de sus personajes, el lenguaje expresivo del dibujo y del color de José Carlos Gracia, siempre tan pulcro, se hace arte con mayúsculas.

Permitan entonces que esta Antológica merezca los honores de un reconocimiento señero a una trayectoria que engloba la producción desde 1960 a 2018. Déjennos agradecer a José Carlos Gracia su amistad, claro, sus reiteradas invitaciones para que nos interesáramos por cualquier actividad y por cualquier género pictórico; pero, sobre todo, agradezcamos su arte, su esmero, su creatividad, su identificación con los motivos que la inspiraron, su prestancia con quienes aceptaron posar y su amor al arte, aquí, en este Museo, tan espléndidamente manifestado.

Es toda una vida haciendo lo que la vocación le dictaba. Con sus etapas diferenciadas, su aspecto de bon vivant o de maduro intelectual, sus apariciones televisivas en plena faena, sus retratos en los periódicos tinerfeños, con su voluntad de perfeccionamiento, con sus caballetes, sus lienzos, sus pinceles, sus mezclas, sus probaturas...

Lo suyo fue una apuesta por la excelencia. Y a fe que la ganó con creces.

Salud y suerte.

viernes, 22 de febrero de 2019

INTERVENCIONISMO

  
En un foro especializado convocado en Madrid esta misma semana que versaba sobre reposicionamiento hotelero, pusieron sobre la mesa la cuestión del papel que debe tener la Administración en la reconversión de un destino turístico. Es un asunto sensible que entraña algunas controversias, como se puso de manifiesto en la  convocatoria: mientras una corriente propugna sin reservas la colaboración público-privada ,desde otros ángulos no son muy partidarios de pedir el apoyo pero sí de facilitar las tramitaciones y no poner obstáculos en el desarrollo de actuaciones e inversiones.
Los resultados son desiguales al calor de las experiencias que se han ido acumulando en distintas comunidades. Es evidente que para afrontar una reconversión se hace muy necesario un estudio  previo, bien fundamentado, que disponga del máximo consenso entre las partes para orientarlo a un compromiso y un logro colectivo. Dando por hecha la voluntad política, el impulso de la Administración -o de las administraciones, caso de los consorcios- es primordial, sobre todo cuando la iniciativa privada ha dejado pruebas de pasividad, de recelo y hasta de falta de imaginación para  dotar de contenidos a los planes y acciones que se desee ejecutar.
De modo que los sectores público y privado están condenados a
entenderse para asumir una tarea de cierta envergadura en la que es
esencial saber qué se quiere, con qué recursos se cuenta y cuál es el
modelo que se pretende diseñar o rediseñar para seguir siendo
competitivos. Claro que no es fácil: la planificación es determinante para saber integrar y encajar las acciones que se quiera  llevar a cabo. Esa planificación, cuanto más participativa y transparente, cuando más difundida, mejor. Es indispensable para sembrar las bases de concienciación de los agentes sociales. La población tiene que hacer suyos, tiene que identificarse con los procesos que requieren de una dinámica que transmita seguridad y   certeza de que los objetivos están al alcance y
son positivos. Infraestructuras, jardines, dotaciones… en todo aquello que sea competencia de la Administración, hay que ser exigentes pues la impresión que se lleven los visitantes puede ser clave para fidelizarles y proyectar el propio destino. Pero los actores privados también deben esmerarse para ofertar servicios y prestaciones al nivel de las exigencias de los clientes.
Quienes desde la otra perspectiva solo aspiran a ver culminadas sus
inversiones, (“que no entorpezcan”, dijeron en el foro de Madrid), casi al precio que sea, sin reparar en cumplimiento de directrices, deben saber que no todo el monte es orégano. No es malo que reivindiquen facilidades pero todo tiene su orden y sus límites, sus ajustes y sus respetos para que el resultado final sea óptimo.
En cualquier caso, a la Administración, más o menos intervencionista, le corresponde un papel importante. Debe transmitir eficacia y credibilidad. Y para ello se tiene que entender y coordinar con los agentes sociales.
Para que estos se identifiquen.

jueves, 21 de febrero de 2019

LAS MURGAS GANARON AL PLENO


Va a quedar ahí como un estigma de esos que el propio imaginario popular termina asumiendo y versionando, hasta prolongarlo ya sin medida y sin que mediaren muchas capacidades de borrarlo. Para colmo, se produce en las proximidades del final del mandato cuando se supone que gobierno y oposición pugnan por acelerar sus objetivos y, más que eso, por hacer valer planteamientos y mensajes que se hagan acreedores de la continuidad que persiguen unos y de poner en valor la condición de alternativa que se supone el empeño de otros.
Era lo que faltaba a un mandato municipal en el Puerto de la Cruz que termina -a estas alturas no tiene ninguna utilidad ni efecto práctico que saquen documento alguno, si es que lo tienen- sin que se conozca el texto que ha sustentado la alianza entre Partido Popular y Coalición Canaria, segundo y tercero en la clasificación de resultados electorales de 2015. Pero hay que recordarlo, claro: porque la población tenía derecho a saberlo para contrastar las condiciones en que iba a ser gobernada y porque se han tomado decisiones que, a sus espaldas, se prestan a críticas e interpretaciones no todas favorables. Anunciaron que lo harían público y hasta la fecha. Un incumplimiento de base. Pero la lógica, en política, ya se sabe, no siempre prepondera.
El caso es que el pasado lunes el pleno del Ayuntamiento se vio interrumpido cuando, tras haber aprobado los presupuestos generales del presente año, prosperó una propuesta del alcalde, Lope Afonso (PP), para frenar y seguir en otra fecha o convocar una nueva sesión, que las formalidades, depende, son para adaptarlas o cumplirlas con laxitud. Y si hay que incumplirlas, ya se buscará una justificación, aunque sea política y poco fundamentada en derecho.
Llevaban las señoras y los señores capitulares debatiendo unas cuantas horas cuando Su Señoría puso sobre la mesa del máximo órgano institucional la propuesta. No explicitó las razones pero luego se ha sabido que unos cuantos ediles acudieron al concurso de murgas que se celebraba en una localidad cercana. O sea, que la corporación -no hubo votos en contra- dejó sus deberes pendientes -había seis puntos más en el orden del día, casi nada- para escuchar los estribillos y ver la sandunga murguera. O sea, una carnavalada más.
Tal como están las cosas en política, con su desafección a veces ganada a pulso, tal es el grado de malestar que se palpa en amplios sectores sociales portuenses, que  la decisión es infortunada y carne de crítica, aun cuando esas mismas murgas no dispongan de tiempo ahora para adobarla. La oposición, muy en su línea de blandura y benevolencia de todo el mandato, perdió una excelente oportunidad de poner en evidencia lo que tiene mucho de negligencia. Digamos que le sirvieron en bandeja un manjar apetitoso y declinaron. Hace pocos meses, una sesión ordinaria también fue aplazada y no fue noticia. Si la oposición reclamó, tampoco trascendió. Cualquiera sabe si en los oficios internos de la institución municipal existe algún documento que lo acredite. No es que fueran a ganar mucho, probablemente; pero dejaron pasar siquiera una declaración de sentido de la responsabilidad, rigurosidad y seriedad. Ahora, a llorar en la plaza, donde, por cierto, su popular y abandonada cafetería lucía a la misma hora del ¿aplazamiento? del pleno un aspecto tenebroso y fúnebre tras el cierre, según parece, motivado por una inspección sanitaria.
Más de uno dirá que son hechos propios de un mandato agitado, pero menos. Insulso y poco edificante. Oscurantista y desabrido. La historia lo recogerá de esa manera: ahora porque un pleno fue interrumpido para que los ediles acudieran a un acto de Carnaval. Ellos sabrán. De momento, se han ido de murgas.