viernes, 30 de agosto de 2013

JARDINES PORTUENSES (II)

Consignado en la primera entrega de esta serie que las actuaciones en espacios ajardinados tienen un capítulo concreto de conservación en la Adaptación del Plan General de Ordenación (PGO) del año 2000, en el que se especifican las condiciones de protección, hay que tener en cuenta también que el Plan de Mejora y Mantenimiento (PMM) promovido por el Consorcio de Urbanístico de Rehabilitación Turística del Puerto de la Cruz contiene un programa para desarrollar la red de jardines de interés y rincones con encanto del municipio. Sus responsables técnicos, conscientes de la importancia que pueden tener en programas de gestión y planificación, y hasta en iniciativas promocionales, a efectos de integración y dinamización de productos turísticos, han confesado haberse tomado este capítulo con el máximo cariño. Habrán de trasladarlo a la práctica.
            La anterior denominación, por cierto, jardines de interés y rincones con encanto, se corresponde con un producto específico, es decir el único propio del Puerto de la Cruz respecto al resto de la isla. Tales lugares con encanto son jardines o tienen jardines. Están en tres tipos de propiedad, según los autores del PMM, lo que equivale a distinguir, a la hora de ejecutar las actuaciones previstas, entre las del espacio público (el Taoro, por ejemplo), del equipamiento de espacio privado (Risco Bello, dentro del mismo parque) y de establecimientos de alojamiento (jardines del Tigaiga o la Chiripa).
            Pero nos centramos en el aspecto actual y en las previsiones de actuaciones en espacios libres y viarios. Las plazas del Doctor Víctor Pérez (popularmente San Francisco) y Concejil deben ser, por sus características, referencias identitarias, rincones que reflejen la propia trayectoria de la ciudad, abierta a los visitantes, y el esmero de sus cuidadores. Son rincones apacibles, frecuentados a cualquier hora, aptos para el solaz o el remanso. El lugar de los enamorados o de los lectores, de la contemplación o de los primeros juegos.
            En San Francisco, una pequeña pileta sostiene una ñamera y unos berros. Unos bancos a su alrededor y una verja de color plata de cerramiento. Parterres pequeños y bien cuidados con diversidad de especies. Antaño, echaban monedas a la pila, a la espera de que acompañara la suerte. Es un enclave lleno de sugerencias, junto a Quintana, una de las arterias peatonales más transitadas de la ciudad, y junto a la ermita de San Juan Bautista e iglesia de San Francisco, la primera construcción civil del municipio, que data de los primeros años de 1600.
            Por lo que respecta a la plaza Concejil, si bien el criterio técnico de despejar la visión de la fachada del antiguo colegio de los padres agustinos, considerado Bien de Interés Cultural (BIC), sería asumible, habrá que confiar en que eso no signifique la desaparición de especies arbóreas ni el traslado del busto en memoria de Francisco Afonso Carrillo, colocado en su día con un amplísimo grado de consenso.
            En la plaza del Charco, se hace necesaria, una intervención claramente orientada a mejorar su estética. Téngase en cuenta, por ejemplo, que ninguna de las palmeras derribadas en los últimos tiempos por temporales de viento ha sido repuesta. Los restos de sus troncos, tan desnudos y visibles, no son la mejor estampa. Cabe dudar del estado de salud del resto del palmeral, en otro tiempo, tan copioso y llamativo, por lo que sería procedente una actuación técnica integral, con el fin de salvar las unidades existentes o de trasplantar e incorporar otras nuevas con un claro sentido de uniformidad.
            Para el resto de este punto neurálgico de la ciudad, es probable que los expertos esgriman el criterio de que la vegetación a utilizar debe ser autóctona o endémica de piso costero (menor gasto de agua), estando  los jardines y alcorques dotados de sistema de riego de agua por goteo, lo que supone un ahorro considerable.

(continuará).

jueves, 29 de agosto de 2013

EL RODILLO, LA MAYORÍA ABSOLUTISTA

El rulo de la derecha. El rodillo popular. El abuso de la mayoría. La mayoría absolutista. Se está ganando a pulso el Partido Popular todos esos reproches para frenar iniciativas de los grupos de oposición con el fin de tratar asuntos de distinta naturaleza en sede parlamentaria, pero principalmente aquéllos que tengan que ver con el esclarecimiento de la trama de financiación irregular del partido gubernamental. Está así incumpliendo uno de los principios elementales del parlamentarismo: luz y taquígrafos, esto es, claridad y constancia de lo que está pasando para saber cuál es el alcance de lo sucedido y de las determinaciones de responsabilidad. Y lo que es peor: con ese bloqueo, con esa sistemática negativa, la formación conservadora –aunque le dé igual- echa por tierra todo aquel discurso de favorecer la transparencia en la gestión de los asuntos públicos. Esa pretendida Ley de Transparencia, Acceso a la información pública y Buen gobierno, ¿tiene razón de ser, ofrecerá algún tipo de garantías con estos antecedentes, o por el contrario, estamos ante un nuevo episodio de incoherencias y nacerá desinflada?
No hace bien el PP estas cosas. A la larga, no le son políticamente favorables. Nadie discute el uso de tacticismos y recursos para proteger, en este caso, al presidente del Gobierno, e impedir quedar en evidencia. El riesgo de incurrir en contradicciones, de no saber salir de trances apurados y de una evolución desfavorable de un problema político –nada menos que en sede parlamentaria- es clamoroso. Pero no se despeja haciendo uso de la mayoría numérica. Para ciertas situaciones, y ésta es una de ellas, no basta. Además, el hecho de tener mayoría absoluta no equivale a tener razón. Hasta de eso parecen haberse olvidado quienes, en su día, explotaron hasta la última gota aquellas mayorías socialistas de los ochenta, aderezándolas con profusas dosis de prepotencia y arrogancia, vocablos de fácil asimilación en cualquier conversación coloquial, aunque no se conozca su real significado.
Todos los grupos estaban de acuerdo: el presidente debe aclarar lo que manifestó la secretaria general de su partido ante el juez Ruz. Pero el rulo de la derecha o el rodillo popular se ha opuesto. Y siguió funcionando, por cierto, al impedir que los ministros fueran interpelados sobre los efectos del ex tesorero del Partido Popular. Ya puestos, hasta el presidente de la Cámara, por voluntad unipersonal, impide que se trate una iniciativa de Izquierda Unida para explicar en qué condiciones funciona el Tribunal Constitucional después de descubrirse que su presidente era militante del PP.
Así las cosas, como se puede comprobar, será difícil que las instituciones funcionen como tienen que hacerlo. Especialmente, aquellas a los que se encomienda la tarea de fiscalizar al ejecutivo. ¿Qué van a controlar si literalmente no dejan que lo hagan quienes legítimamente tienen la obligación de hacerlo?

Se enroca el PP y no le conviene. La democracia no se robustece con estos comportamientos basados en la mayoría absolutista. Si no se respeta lo esencial, terminará no siendo una democracia. 

miércoles, 28 de agosto de 2013

TURISMO JOVEN

La Wyse Travel Confederation (WYSE), un organismo internacional que agrupa empresas, asociaciones y destinos interesados en el mercado turístico joven, estudiantil y educativo, con más de quinientos miembros originarios de ciento veinte países, va a celebrar el próximo mes de septiembre su asamblea anual a la que habrá que estar muy atentos después de algunos datos que han sido dados a conocer con respecto a este segmento, el turismo joven.
            Los datos proceden de un sondeo de opinión hecho entre treinta y cuatro mil viajeros menores de treinta años. El estudio identifica las tres claves del comportamiento de los viajeros jóvenes.
            Una sería la capacidad de reservar ‘on line’ a través de dispositivos móviles, después de conocido el precio. Se constata que los jóvenes están utilizando tabletas o ‘smartphones’, luego el uso de las nuevas tecnologías sigue aumentando su peso en el negocio turístico.
                Antes de escoger el destino o emprender el viaje, más del 70 por ciento de los jóvenes consumidores consultaron sitios web en los que podían consultar información, críticas o comentarios sobre las características de aquél, hecho que revela la importancia que conceden a la información previa al desplazamiento. O sea, aventura, sí; pero menos.
            El tercer factor estriba en la variedad de métodos de comunicación utilizados durante el viaje que se ha incrementado una enormidad durante los últimos cinco años. Las redes sociales se sitúan, en ese contexto, en primerísima línea de preferencia de los vehículos empleados.
La conclusión es evidente: la tecnología ocupa un espacio relevante entre los viajeros jóvenes. Y quienes quieran captarles habrán de tener en cuenta esa circunstancia, independientemente de la oferta que se haga. Téngase en cuenta que según las previsiones de la Organización Mundial de Turismo (OMT), hacia el año 2020 habrá unos trescientos millones de viajes internacionales realizados por menores de treinta años.
Según el estudio aludido, el turismo joven no solo representa alrededor del 20 por ciento de los desplazamientos internacionales sino que resiste de forma notable a situaciones desfavorables de crisis y coyunturas negativas.

En definitiva, los datos y las conclusiones confirman que el turismo joven se ha convertido en un segmento estratégico para empresas y destinos. Ya veremos si así es entendido por estos pagos o llegaremos también tarde.

martes, 27 de agosto de 2013

'HANDICAP' SOCIALISTA

Un problema, no menor, que han de afrontar los socialistas en varias federaciones (también la canaria) es el de las relaciones humanas. Lo que influyen éstas luego en la cohesión  interna, en la asunción de decisiones, en el cumplimiento disciplinario y, definitivamente, en el funcionamiento de la organización, que se pretende sea más aperturista, más participativa y más a la altura de las exigencias de la sociedad que se apresura a rechazar los inmovilismos pero tarda en asimilar nuevos esquemas a los que seguramente falten sustratos ideológicos.
            Ya no es cuestión de que coexistan las familias o de dar cabida a las distintas sensibilidades o de canalizar orgánicamente las denominadas corrientes de opinión. Así fue en el pasado para que cuajara una suerte de pluralismo que favoreció la resolución de criterios divergentes. Pero ahora se trata de un asunto que es básico para la convivencia interior: las enemistades y los recelos se vienen acentuando, hasta el punto de que no restañan las heridas producidas en determinado momento. Con ese hándicap, es difícil avanzar, es complicado abrir caminos para recuperar espacios políticos y ganar la confianza de sectores ciudadanos. En ese clima de discrepancias y desconfianzas, es delicada la toma de decisiones. Encontrarse que, por un quítame allá tal parcela conquistada siquiera a escala local o por una revancha de aquella decisión ¿te acuerdas?, se vean frenadas o condicionadas las medidas cuya legitimidad se da por sobreentendida, debilita poderosamente la capacidad y hasta la propia credibilidad de la organización.
            Es ahora cuando hay que combatir la desafección política con solidez y con firmeza. Pero, sobre todo, pensando en el exterior, en la ciudadanía a la que se dirigen propuestas o alternativas. Se trata de ganar la calle, sumar adeptos, no de hacerse fuertes y superar (también vale controlar) asambleas o comités.
            Menos personalismos y más tolerancia, sería una primera receta. La generosidad ha de ser también cualidad decisiva. El socialismo debería ser un proyecto colectivo, un espacio en el que las diferencias se salden de otra manera y en el que son precisos los sacrificios y las cesiones para engrandecerlo. Comprensión y entendimiento, desde el diálogo leal y fluido, segunda prescripción. Otra cultura, otra ética. Y un tercer factor a tener en cuenta: el respeto. Solo así será posible restituir relaciones humanas erosionadas. Hay que distinguir bien, siempre, los perfiles personales de los políticos. El socialismo ha ido perdiendo muchos valores en un proceso que lo ha situado en un trance delicado en un momento histórico. Tiene que dar, por tanto, una respuesta que empiece, aunque parezca elemental, por llevarse bien y sortear envidias y discordias.
            Proseguir en dirección contraria equivale al deterioro quién sabe si irreversible.

            

lunes, 26 de agosto de 2013

LO LOCAL, AUN PENDIENTE

Ya se verá si en el otoño caliente que se avecina tiene un papel destacado la tramitación parlamentaria de la nueva Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. No sería nada bueno, a la vista de las dificultades con que fue parida en el Consejo de Ministros y de las divergencias que aún separan a los principales partidos políticos, que fuera utilizada como táctica recurrente, esto es, que sirviera para calentar el ambiente o como válvula de escape de alguno de los asuntos que tensan el controvertido marco de la política nacional. Hemos superado el ecuador del mandato, los alcaldes y concejales que aspiran a la reelección saben que deben dedicar buena parte del tiempo a la proyección de su trabajo y, por consiguiente, abordar con superficialidad y condicionadas por los apremios e intereses del momento, las materias que, en el ámbito de la normativa local, aún siguen pendientes de negociación y concreción política, puede ser muy contraproducente.
            El Partido Popular se siente confiado en la ancha peana de su mayoría absoluta en las Cortes. La oposición socialista y los grupos parlamentarios minoritarios ya han expresado su disconformidad general con el texto aprobado por el ejecutivo y, en consecuencia, es de esperar que se hagan notar en el período de tramitación de enmiendas. Ahora mismo, tal como están las cosas, es difícil vaticinar si la nueva Ley entrará en vigor en el curso del presente mandato, o lo que es igual, si todos acuden a los próximos comicios locales bajo el paraguas de esta misma norma y para contrastar, en definitiva, si ha cambiado algo para que todo siguiera igual.
            De momento, algunos municipalistas se dan por satisfechos con haber frenado algunas intenciones del Gobierno. Así lo ha manifestado recientemente el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), el popular Iñigo de la Serna, alcalde de Santander. Ni la supresión de municipios, ni la reducción de un número de ediles que podía alcanzar el treinta por ciento, ni la intervención  de municipios de menos de cinco mil habitantes serán medidas consignadas en el articulado de la norma.
            Pero aun así, el municipalismo debe seguir siendo beligerante con otros hechos, como por ejemplo, la privatización de los servicios sociales. En el caso canario, también está pendiente de consolidar el espacio y el papel de los cabildos insulares, sorprendentemente desaparecidos del texto original.
             Las cautelas del presidente de la FEMP son, pues, absolutamente naturales, pese a los avances y acercamientos que, al final de una primera etapa negociadora, se registraron. Pero se siguen apreciado flancos críticos: la clarificación de competencias está en veremos; las duplicidades aún flotan; se está lejos aún de la simplificación de la estructura de la administración local y, por supuesto, los problemas de financiación de los ayuntamientos siguen latentes.
            Es destacable que, a lo largo de los últimos años, las medidas de contención del gasto en el ámbito de personal o de eliminación de entidades empresariales, por ejemplo, hayan propiciado un  ahorro del 9% en el sector público local. O que más del 80% de los cargos electos no perciban ningún tipo de retribución, lo que pone de manifiesto que no es en lo local donde se concentra el excesivo gasto que se le atribuye.

            De ahí la importancia de lo que aún resta por concretar a la espera del texto definitivo. Lo ideal sería una Ley avanzada que robustezca la autonomía municipal, que impulse los intereses generales en el nuevo marco que ha de emprender la Administración local y que favorezca a los ciudadanos, de modo que no tengan que pagar servicios más caros y menos eficientes, como desgraciadamente ya se ha puesto de relieve con algunas prestaciones.

sábado, 24 de agosto de 2013

JARDINES PORTUENSES (I)

Se dirá que es cuestión de sensibilidad, de esmero y de mantenimiento. Y es verdad. Que no hacen falta normas ni consignaciones específicas de protección en planes generales. Que basta con tener una buena y efectiva brigada de operarios, con un responsable atento y despierto, consciente de la valoración que merecen esos espacios urbanos.
            Pero, aceptados éstos como elementos identitarios, válidos para el esparcimiento, el solaz y hasta para la estética, es necesaria una normativa que recoja las singularidades y las características y contribuya a su conservación.
            Hablamos de jardines, que siempre en el Puerto de la Cruz merecieron una consideración especial, posiblemente más de los visitantes que de los propios nativos. Los que forman parte del paisaje urbano constituyen todo un reclamo, lo enaltecen. Los visitantes siempre destacan, independientemente del tamaño, las formas, el cuidado y la variedad de los contenidos de los parques y las zonas ajardinadas de una ciudad.  El verdor, la frescura, la heterogeneidad de las especies arbóreas y florales, los parterres y ese inevitable bucolismo confieren unos rasgos siempre ponderables. Algunos recordarán que durante nuestra etapa en la alcaldía fuimos obsesos de esa dotación. Llegamos a acuñar el concepto ciudad-parque o ciudad-jardín del que no faltaron detractores ni ánimos de mofa que, con el paso del tiempo, variaron de opinión y terminaron asumiendo la idea más allá de un eslogan recurrente.
            Se trata ahora, ante las previsiones de ejecución de algunas actuaciones en espacios céntricos del término municipal, de actuar consecuentemente, de aplicar la normativa proteccionista vigente y de reactivar la sensibilidad de los ciudadanos. Que no ocurra como con  la plazoleta Pérez Galdós que, sin ser un espacio ajardinado propiamente dicho, fue objeto de remodelación con un resultado bastante insatisfactorio. Cuando se vinieron a dar cuenta de que apenas se podía pasear por el interior o que una pileta, hecho insólito, no estaba centrada sino emplazada en un lateral, ya era demasiado tarde.
            Las actuaciones a las que hacemos referencia son las plazas del Charco, de la Iglesia, del Doctor Víctor Pérez (San Francisco) y Concejil. Si la memoria no traiciona, salvo la tercera mencionada, las otras se encuentran en el catálogo de conservación de Jardines de Interés del Puerto de la Cruz, del que hay un capítulo concreto en la Adaptación del Plan General de Ordenación (PGO) al Decreto-Ley 1/2000 (Documento Refundido). Las condiciones de protección, que se reproducen para ilustrar y para que sean tenidas en cuenta, no sea que haya algunas tentaciones rupturistas, son las siguientes:
“1.- No podrán realizarse obras que supongan incremento de la superficie pavimentada o enarenada.
2.- Las instalaciones provisionales permitidas no podrán ocupar una superficie superior a doscientos metros cuadrados.
3.- Se permiten actuaciones de mantenimiento y restauración, y mejora que no alteren el trazado del jardín, las especies existentes o su disposición
4.- No podrá modificarse el emplazamiento de estatuas y otros elementos del mobiliario urbano, cuando sean de carácter histórico o consustancial con el diseño del parque.
5.- No se permiten obras subterráneas de ninguna clase aunque no alteren las condiciones estéticas del jardín, ni aunque restauren en la cubierta el jardín anterior.
6.- Los cerramientos del jardín si existiesen no podrán ser modificados en su diseño y características.
7.- Se admiten obras de reconstrucción de elementos de ornato desaparecidos, respetando su emplazamiento, diseño y material original.
8.- Si se produjeran ampliaciones del jardín se ajustarán en su trazado y jardinería a la del área objeto de ampliación.
9.-El arbolado existente, sea de la clase que fuere, deberá conservarse, cuidarse, protegerse de las plagas y deterioros que pudiesen acarrear su destrucción parcial o total; siendo precisa para la transformación o cambios de cultivos arbóreos, talas o replantaciones la previa solicitud de licencia al Ayuntamiento, quien podrán recabar asesoramiento de los organismos competentes.
10.- El abandono o negligencia en el cumplimiento de lo aquí exigido dará lugar a infracción urbanística, con las responsabilidades y sanciones a que hubiera lugar; siendo obligado, en cualquier caso, plantar cinco nuevos árboles de igual especie por cada uno talado, dejado secar o arrancado sin licencia”.

(Continuará).

viernes, 23 de agosto de 2013

CONTROVERSIA DEL VERANO

En el verano que se agota, hay una controversia en torno a Iker Casillas, portero del Real Madrid y de la selección española. La polémica va más allá de los estrictos ámbitos deportivos que serían los naturales. Los antecedentes están en la temporada anterior cuando el inefable técnico portugués, José Mourinho, le cuestionó todo lo que pudo tras la lesión que el guardameta había sufrido. La situación actual, a raíz de su suplencia en la primera jornada de Liga y después de gestos y reacciones proclives a cualquier interpretación, no es menos complicada. 
Casillas tiene de su lado el prestigio, la valía, la trayectoria y el afecto hasta de quienes no son madridistas. Si cuando fue relegado por Mourinho tuvo un comportamiento ejemplar, de deportista que entendió y admitió las circunstancias que concurrían, ahora debe acreditar exactamente lo mismo. Aquello agrandó su leyenda. Ahora debería, sin resignarse, mantener una postura similar.
Porque nadie puede negar a Diego López, su sustituto, un rendimiento estimable. Y más que eso, el respeto que merece. Seguro que es consciente del ingente respaldo popular de Iker, convertido en mito, pero le ficharon para jugar, para resolver una papeleta y para estar a la altura de las exigencias a un equipo obligado a ganar siempre. López tiene el mérito de no haberse arrugado y de haber respondido con paradas e intervenciones, hasta de no haber entrado en los nudos de la polémica.
La controversia del verano, en cualquier caso, ya ha desatado una adversidad en el seno del Madrid de muy difícil superación, mientras en el rival blaugrana ya hablan de la recuperación de las excelencias. Esa es la sustancial diferencia.

jueves, 22 de agosto de 2013

MÁS RICOS, MÁS POBRES

Se consumó. La voluntad del Gobierno de la Comunidad de Madrid (PP) ha cristalizado. De poco, mejor, de nada, sirvió el clamor que, durante semanas, pudo seguirse en toda España: una protesta muy extendida, expresión de no aceptar la sanidad pública en manos privadas. O lo que es igual, como aquí hemos escrito, la atención sanitaria convertida en un negocio: según tengas o pagues, así serás tratado. Eso no iba en el programa electoral de los conservadores, pero a estas alturas, quién se va a ocupar de esos incumplimientos.
El Estado del bienestar ya es historia y decisiones como la privatización de tres hospitales públicos en Madrid sólo confirman el acoso y derribo de las conquistas sociales. Lo peor es tener que tragar con el argumento del ahorro: es tremendo. Es mercantilizarlo todo y encima justificarse con criterios economicistas. Ojo, aplicados a la salud. Tremendo.
Ya podrían haberse esmerado los populares en otras medidas ahorrativas. Restituir el impuesto del patrimonio, que grava la riqueza. ¡Ah, no! Ese no se toca. Claro: con razón ya se ve que los ricos aumentan y son cada vez más ricos, en tanto que los menos pudientes no sólo son también más numerosos sino que empobrecen a marchas forzadas.

Tremendo.

miércoles, 21 de agosto de 2013

NO HAY REMEDIO

El presidente de la todopoderosa CEOE, Juan Rosell, pide supresión de los privilegios de los trabajadores fijos y, ya puestos, hasta la reconversión de las pensiones de las viudas. Un lince Rosell. Claro: sin muchas posibilidades de especular en el sector inmobiliario, en la construcción o en las disminuidas obras públicas, no queda más remedio que atacar a los de siempre. La misma cantinela. Vaya porvenir.
Unas ganas ya de leer y escuchar a empresarios ideas innovadoras, alternativas imaginativas. Algo más que los lamentos de siempre ante los impuestos o los gastos de la Administración. Unas ganas de verles aportar soluciones concretas para generar empleo, para hacer que se correspondan, por ejemplo, las buenas cifras turísticas con la creación de puestos de trabajo.
Pero no: a estas alturas, aún se permiten introducir el concepto privilegios en sus discursos. O avisar a las viudas que hay que revisar el carácter de su pensión. Eso sí: del fraude fiscal al erario público, concentrado en un 75% de las empresas integradas en la gran patronal, no se dice nada.

No hay remedio. 

martes, 20 de agosto de 2013

BELAIR, PECADO DEL DESARROLLISMO

Fue el símbolo del desarrollismo portuense por antonomasia. Un rascacielos. Construido en los años sesenta y ubicado en un punto estratégico del municipio, justo en uno de los accesos principales. A todo el mundo le parecía una desmesura pero lo cierto es que la fiebre turística subía progresivamente y nada parecía detener aquel afán edificatorio para ponerlo al servicio de la entonces denominada industria sin chimeneas. Era la expresión del poderío de entonces. El Puerto de la Cruz iba reafirmando una transformación considerable en el marco de su indeclinable vocación turística.
El rascacielos de la Punta de la carretera, el ‘Belair’, fue hotel en un complejo llamativo y modernista, con otros bloques para alojamiento de menor altura, piscina con amplio solario y una espaciosa zona verde en la que convivían pavos y otras aves. Su contemplación desde el borde de la carretera del Botánico y desde lo alto de la calle Las Damas se convirtió en un ejercicio común. El espacio lúdico de la azote se convirtió en uno de los más frecuentados de aquel ‘Puerto Cruz la nuit’. Una de las diversiones de entonces, ligues aparte, fue arrojar vasos, llenos o vacíos, desde tamaña altura, veintitrés pisos.
Con el paso del tiempo, la explotación del hotel dejó de ser productiva, razón por la que surgieron conflictos de propiedad. Hasta que se reconvirtió en una comunidad de bienes. Las habitaciones dejaron paso a apartamentos. Pero la alargada figura del ‘Belair’, remozado en los años noventa, seguía dominando muy buena parte de la ciudad. Menos mal que se optó por esa solución residencial y ese remozamiento pues si no, a estas alturas, sería la más gráfica expresión de la decadencia, un ícono de barro, un mastodonte abandonado.
Aún así, el edificio es capaz de agitar ánimos e impresiones estos días en las redes sociales. Se ve que sigue sin dejar indiferente a nadie. Se quejan muchos, y no les falta razón, de la edificación que constituye un impacto y resulta poco estética. Otros muestran su desolación al contemplar aquellas atractivas zonas ajardinadas.
Lo cierto es que el ‘Belair’ de los pecados del desarrollismo, cuando no había instrumentos de planeamiento ni nociones de disciplina urbanística ni controles de fiscalización, emergió y aún hoy exhibe su perfil gigantesco como señal de grandeza o esplendor de otra época.


lunes, 19 de agosto de 2013

CONFERENCIA SOCIALISTA

En el otoño que se avecina, tan caliente como siempre se ha pronosticado, habrá que estar muy atentos, por varias razones, a la conferencia política del PSOE. El impredecible curso que seguirá la crisis derivada del asunto Bárcenas, el alcance que tengan las primeras resoluciones judiciales del caso de los ERE andaluces, los preparativos de las elecciones al Parlamento Europeo y la presión para remontar encuestas, en medio de un clima de desafección política general, son frentes abiertos que requieren de una estrategia bien coordinada y de una acción política pertinaz y eficiente para intentar recuperar espacios políticos y apoyos sociales. Vale: los socialistas pretenden generar esperanzas y vencer la resignación en la sociedad actual. Pero, tal como están las cosas, se trata de un doble objetivo cuya consecución posiblemente sea la más difícil empresa que ha de acometer desde su legalización tras los largos años de clandestinidad.
            Por si fueran pocos y de intrincado fondo los escenarios en los que habrá de desenvolverse, hay otro que empieza en la propia casa y pone a prueba su misma madurez política: debatir y plasmar mecanismos de democracia interna que no solo signifiquen un revulsivo y un salto a la hora de entender un nuevo y modernizado funcionamiento de la organización sino que, en algún caso, se traduzcan en leyes que sirvan para consolidar esquemas normativos que refresquen y cualifiquen el propio sistema democrático, en el que es necesario, por cierto, seguir creyendo, viendo los ataques que sufre, impregnados de escepticismo y desnaturalización interesada.
            Uno de esos hitos -junto a la determinación de no incluir en listas electorales a imputados que contribuirá a erradicar el tópico de que son las ejecutivas y comités, los aparatos, en definitiva, quienes manejan a su antojo la elaboración de las candidaturas- será la selección de candidatos mediante un proceso de elecciones primarias o internas. Si se quiere que el principio de igualdad sea efectivo y creíble -otra manera de estimular la participación política-, será esa aperturista canalización democrática la que favorezca nuevas corrientes y nuevos hábitos de los que tan necesitados están las organizaciones políticas. Y eso debe servir no solo para el PSOE: que luego se intente plasmar en una ley, de modo que todas aquellas sigan la misma directriz, sería muy saludable.

            Cuando algunos dirigentes socialistas hablan de “grito ciudadano”, su formación está obligada a dar una respuesta cabal y consecuente, lo suficientemente sólida, participativa y creíble como para aventurar que ese nuevo proyecto de país puede ser realidad, mucho más importante que resignarse a una más que evidente alternativa de poder.

sábado, 17 de agosto de 2013

MANCOMUNIDAD A LA ESPERA

“La Mancomunidad del Valle no es ningún  fósil” pretendía ser algo más que una frase de titular, publicado hoy hace treinta años en la primera página de “Jornada Deportiva”. Era el pensamiento principal con el que accedíamos a la presidencia: el entusiasmo, las ganas de hacer cosas en aquella entidad supramunicipal nacida a mediados de los años sesenta en un intento de mejorar la prestación de dos servicios básicos en la vida del valle de La Orotava de entonces: la recogida y eliminación de los residuos sólidos y la atención sanitaria desde las casas de socorro, lo que hoy serían los centros de salud de atención primaria.
            En aquellos días de agosto de 1983, dimos los primeros impulsos, uno de los cuales, por cierto, estaba orientado a la reincorporación del ayuntamiento de Los Realejos que había abandonado la Mancomunidad durante el primer mandato, al entender sus gestores que costaba demasiado para lo que realmente resolvía. Era una señal clara de lo que siempre ha faltado en la institución supramunicipal: una cultura específica sobre su funcionamiento, más participación, más visión de futuro y mayor solidaridad. De hecho, esas carencias se han mantenido, han latido -salvo honrosas excepciones- durante años y han frenado los nobles intentos de revitalizar aquélla para cohesionar las vecindades respectivas y abaratar, en la medida de lo posible, la prestación de servicios.
            Nos correspondió, mandato 1999-2003, una segunda presidencia de la Mancomunidad del Valle de la Orotava. Se había consolidado la integración de Santa Úrsula y se había materializado la reincorporación de Los Realejos. Era necesario actualizar los estatutos y se avanzó en ese sentido. Quedaron sentadas las bases: ahora se trataba de acreditar voluntad política y llevar a cabo decisiones que, políticamente, hicieran ver a la población que la entidad podía prestar unos servicios beneficiosos. La democracia había madurado y las corporaciones locales parecían disponer de un espíritu más aperturista, más constructivo en ese sentido. Y lo que es más: en determinado momento (1995) los alcaldes eran del mismo color político, lo que, supuestamente, facilitaba las cosas a la hora de entenderse y plasmar acuerdos.
            Hasta nuestros días, cuando todo parece condicionado a la suerte que definitivamente corran las mancomunidades de servicios en la nueva Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, aprobada ya por el Gobierno y pendiente de la tramitación parlamentaria que hace augurar, cuando menos, una gran controversia a la vista de los disensos registrados durante la negociación del primer texto que contó, recordemos, con serios reparos del Consejo de Estado.
            Los responsables actuales de las corporaciones del valle representadas en el órgano ejecutivo mantuvieron, durante la primera parte del presente mandato, varias sesiones de trabajo con el fin de plasmar algunas soluciones, incluso experimentando en áreas como transportes, cultura o fiestas. Pero paralizaron sus afanes a la espera de saber qué pasaba con la nueva norma. Por cierto, el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, declaró en su momento que la intención del Gobierno era suprimir todas las mancomunidades de servicios y que serían las diputaciones (no dijo nada sobre los cabildos) las que asumirían las competencias de los municipios que no cumplieran lo establecido en la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
            Y ahí se ha quedado, a la espera, claramente, de despejar las incertidumbres y las incógnitas de la nueva Ley. Que no son pocas. De todos modos, no hay que hacerse muchas ilusiones con el futuro: superado el ecuador del mandato, a los munícipes interesa mucho más la ejecución del presupuesto y la culminación de algunas actuaciones, principalmente a quienes tengan planes de volverse a presentar en candidaturas locales. Aun así, deberían reflexionar, deberían avanzar teóricamente en planteamientos de futuro. Se apruebe la ley o no en los términos inicialmente redactados, el ámbito local va a experimentar una sustancial transformación en los próximos años y la misma requerirá de ideas y de una alta capacidad de gestión.

            Aunque ahora no se haga nada, por las limitaciones presupuestarias, por temor a la impopularidad o porque conviene seguir ceñidos a la política de campanario, al menos que sienten otras bases. Porque algunos debates, que algunas conclusiones deben aportar, como la reordenación del territorio o las dotaciones comarcales, van a efervescer.

viernes, 16 de agosto de 2013

MANTENIMIENTO

La segunda acepción del diccionario de la Real Academia Española es bastante clara: “Conjunto de operaciones y cuidados necesarios para que instalaciones, edificios, industrias, etc., puedan seguir funcionando adecuadamente”.
Así se define o entiende el mantenimiento, una palabra repetida hasta la saciedad en el Puerto de la Cruz… por su carencia, por su inexistencia. En otras ciudades seguro que se registra el mismo problema, o similar. Pero a lo largo de los últimos tiempos, en la localidad norteña, a propósito de actuaciones que se proyectan o de realidades con las que se convive, se ha convertido casi en un vocablo maldito.
¿De qué vale renovar tal o cual servicio, tal o cual dotación pública, si luego no hay mantenimiento?, es la pregunta más fácil y más repetida. Por las razones que sea, lo cierto es que las mejoras introducidas, incluso las innovaciones, pronto van perdiendo su valor… porque no hay mantenimiento.
Y admitamos que no todo depende de los preparativos y de los dispositivos con que cuente la administración pública responsable. El comportamiento de los usuarios, su civismo y su sensibilidad, también son determinantes para que el desgaste y la erosión no sean tan visibles, al menos en un breve lapso de tiempo.
Pero no hay que dar muchas vueltas: jardines, mobiliario urbano, espacios públicos, parques, paseos, báculos, bancos, señalética… todo eso requiere de mantenimiento y de cuidado. Y de todo eso ha de encargarse la administración pública, con sus propios recursos o los convenidos con otras entidades. Teóricamente, no debería ser difícil la posible solución: crear o disponer de una brigada de personal específica de mantenimiento, aquella que, convenientemente alertada, ofrece una respuesta rápida a esa realidad física que hace fruncir el ceño a un montón de personas que se lamenta de transitar por el mismo lugar todos los días al encontrarse con los mismos desperfectos, con los mismos desconches, con la reiterada estampa de abandono y desidia.
Cuando eso sucede, siempre hemos dicho lo mismo: es imposible que un edil, un funcionario, una persona de la plantilla laboral o de las empresas a las que se encomienda una tarea concreta o un policía local no haya pasado por aquí últimamente y haya tomado una iniciativa para arreglar o solucionar la situación.
Lo peor es que para una ciudad que, en todo momento, debe ser un escaparate -por razones que no es necesario explicar- esas estampas son tan poco edificantes que tanto los nativos como los visitantes van acumulando una sensación de desagrado difícil de superar.

Y todo, por falta de mantenimiento.

jueves, 15 de agosto de 2013

COLOSAL ESTRATAGEMA

Hubo un tiempo en que las grabaciones no tuvieron valor probatorio en  un procedimiento judicial. Podían tener toda la certeza, todos los datos de su registro podían estar perfectamente verificados. Pero no servían. Alguien consideró -y no faltaba razón- que la tecnología podía manipularse y, en consecuencia, se obtendrían resultados susceptibles de hacer dudar al más convencido.
Y así, con un juez aferrado a esa posición, escaparon hace años en el Partido Popular en Valencia con un caso de financiación irregular que pasó a la historia sin repercusiones políticas.
Ahora, con el caso Bárcenas abierto en canal, vuelve a hablarse de grabaciones cuya existencia, por cierto, ni confirma ni desmiente el abogado del ex tesorero, para echar más pimienta al pote, o sea, abonando el terreno de las suspicacias y la incertidumbre. Si salieran a la luz grabaciones incriminatorias -independientemente del curso judicial que tomen-, las cosas se volverían aún más insostenibles para el partido gubernamental.
Si, además de grabaciones, apareciera ese “soporte documental” al que se refiere el letrado defensor de Bárcenas para advertir que, cuidado con los ardides, Watergate puede ser un bebé en pañales en el conjunto de los escándalos políticos surgidos al calor del poder y de las fuentes de financiación de un  partido político.
Pero, por ahora, solo interpretaciones y conjeturas. Una colosal estratagema de final impredecible, en la que se afanan unos y otros, aferrados a la supervivencia, a las opciones de escapatoria, al silencio, a la memoria selectiva o a la amnesia sobrevenida.


miércoles, 14 de agosto de 2013

PROCLIVE AL OLVIDO

Cada declaración, cada noticia, parafraseando al poeta, "es un jirón de piel". Aquí, de piel política. Es un enredo mayúsculo, de impredecible final, aunque algunos se salgan por la tangente y digan que más da, esto no interesa, esto es dinero de ellos, que se las arreglen...
Es un calvario, pesadilla en 'PPstreet'. Normal: muchos años de malas prácticas, concluidos -pendientes de las resoluciones judiciales- de la peor manera posible. Normal que, al cabo de tanto tiempo, no se recuerden cosas. En serio: no es abonar la justificación. Al contrario, si se estima, menudo precedente para futuros declarantes y para futuros casos en plena judicialización. No se recuerda porque se admite el descontrol y esa se convierte en la mejor prueba.
El cerco se estrecha para el partido gubernamental y los argumentos o son cada vez menos consistentes o no quedan. Las evidencias, deducidas incluso de las contradicciones, son ostensibles. Tiene razón un portavoz socialista: "Al final, todo va a ser cierto... salvo alguna cosa", invirtiendo así aquella célebre declaración del presidente, casi en el principio del caso. 
Lo peor del calvario es que aún quedan muchas vueltas de tuerca. Y si la situación, desde hace semanas, es insostenible, imaginemos cómo puede tornarse. A la espera, claro, de que llegue el fútbol y se sepa algo más concreto del caso de los ERE andaluces, que impacientes y ansiosos están para tomar resuello. 
El embrollo es de tal magnitud que la amnesia ha florecido entre los responsables. Que ahora no han tirado por elevación, por cierto, sino descansando en ejecutivos en quienes confiaban. Da igual: aunque eso no sea reflejo de descontrol. Pero sí proclive al olvido. 

martes, 13 de agosto de 2013

CHIVATOS, DELATORES

Gibraltar para entretener, Olli Rehn (encima, apoyándose en Bob Dylan) y el FMI para fastidiar a los trabajadores, fin de la cita como canción del verano y el fútbol de competición que se asoma aun cuando todavía algunos no sepan en qué categoría van a jugar, pasatiempos del estío. Pero está discurriendo inadvertido uno que, bien mirado, nos devuelve a la pandereta nunca perdida del todo, nos retrotrae a aquellos tiempos en que se llamaba acusicas o acusetas a los escolares que llevaban cosas a la señorita o al maestro; y chivatos o chulos de la Guardia Civil a quienes delataban ante el cuerpo policial algún comportamiento ni siquiera delictivo pero que se consideraba indecoroso o lesivo para ciertos intereses, cuando no, desafecto para la causa.
            Es el buzón de la ministra de Empleo, Fátima Báñez. Un buzón electrónico para denunciar -dicen que de forma anónima: permitan dudarlo- conductas fraudulentas en el ámbito laboral. O sea, que por inspiración ‘bañezca’, surge la figura del policía laboral. O la del espía. Grande, ministra. O sea, que no hay mejor método para luchar contra las irregularidades que traspasar la papeleta a los ciudadanos, a los desempleados y a quienes no lo están también, para advertir de posibles irregularidades o infracciones. Convertirles en delatores potenciales de sus vecinos, amigos y hasta de familiares que sospechen de algún aprovechamiento. Cabe dudar, desde luego, de los precedentes de esta iniciativa en democracia y de las bases jurídicas que puedan sustentarla. Y más: que sea un procedimiento apropiado para el desenvolvimiento de una sociedad avanzada. Nos creíamos que con las máquinas y las tecnologías avanzadas bastaba. Se ve que no cuando recurren a este método.
            Tamaña ocurrencia, desde luego, no parece seria y quizá por eso mismo no ha sido esgrimido hasta ahora por las centrales sindicales como factor para calentar el otoño que viene. Que sepamos, la legislación reguladora de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social es tajante a la hora de no da cobertura a la tramitación de denuncias anónimas referidas a un presunto fraude o a algún incumplimiento de normativa laboral. Los expertos laboralistas que han expresado su opinión alertan del desastre que se avecina, con una colisión evidente entre los propios inspectores -de cuya competencia y capacidad parece que se duda, cuando lo lógico sería fortalecer sus medios- y los mismos ciudadanos. Hasta el principio de la presunción de inocencia parece que entra en riesgo con este sistema.
            De todos modos, que lo traten de poner en marcha quienes ofrecieron aquella explicación del despido en diferido de un tesorero, no deja de ser paradójico, otro toque de la pandereta esa que suena a rancia animación veraniega.


lunes, 12 de agosto de 2013

PERFILES DE TURISTAS

Los franceses, los más glamurosos. Los finlandeses, lo más educados. Italianos, los más ligones y carismáticos. Alemanes, lo más ruidosos. Los ingleses, los que más beben y los que peor visten. Escandinavos, serios y cumplidores.
Son las conclusiones de un estudio hecho por el portal especializado easyviajar.com entre más de tres mil españoles sobre los perfiles de los turistas que nos visitan según nacionalidades. El trabajo refresca los tópicos que a lo largo del tiempo nos hemos ido formando y que servían para distinguir a quienes disfrutaban de una estancia en las islas y en sus principales núcleos turísticos. Y permite profundizar en tendencias de mercado o preferencias de potenciales clientes, sobre todo a efectos de fidelización.
En otra época, tales conclusiones se obtenían del trato directo o de la relación con los turistas. Una sencilla apreciación de camarero bastaba para acercarnos al perfil: “Los alemanes son buenos porque dejan propinas”, por ejemplo. Y ésta otra: “Los británicos son puntuales y si tienen que hacer cola para entrar al comedor antes de cenar, lo hacen. Pero hay que abrirlo en punto”. De los suecos siempre se dijo: “Son exigentes pero comprensivos con nuestras limitaciones. Hay que tener en cuenta su nivel de vida”.
            Y así podríamos desgranar las características de los contingentes turísticos con los que convivimos. El cosmopolitismo de algunas de nuestras ciudades se fue fraguando a base de compartir sus gustos, de compararlos, de aprender su idioma a base de fonemas asimilados, de ser atentos y solícitos en los servicios que se les prestaba y hasta de aguantar sus estridencias, sus caprichos y sus salidas de tono.
            No sorprende, en ese sentido, que el estudio aludido destaque el refinamiento francés y el mejor conocimiento que de nuestra realidad tienen los turistas galos, si bien las islas fueron destino vacacional menos atrayente que para británicos y germanos, sobre todo desde el punto de vista cuantitativo. Y tampoco es novedad que los escandinavos reciban valoraciones positivas por parte de los encuestados. Venían -vienen- en determinados meses del año, antes de que los rigores invernales frenen las ganas. Siempre se distinguieron por un comportamiento educado y por su amor a la naturaleza. A las suecas se las recuerda por el furor que causaron en los años sesenta entre una población local que quería romper con corsés y tabúes. Los finlandeses, exquisitos en corrección y comportamiento, encontraron el vodka tan barato para sus juergas de los viernes que terminaron creando sus propios clubes.
Los italianos fueron el gran descubrimiento de los años ochenta. Llegaron con  su estilo desenfadado y siempre elegante, ávidos de diversión, aventura y casinos de juego. “Ligones y carismáticos”, concluye la investigación de easyviajar.com. También ruidosos, rasgo que comparten con los alemanes, muchos de los cuales fueron asentándose en urbanizaciones y núcleos que les enamoraron para su condición de mayores. En busca de sol y playa, principalmente, han venido siempre los ingleses que no salen muy bien parados en el estudio, atendiendo a su fama de excesivamente bebedores y mal vestidos. Sin embargo, recordemos que los primeros flujos de turismo británico que llegaban en los años sesenta del pasado siglo destacaron por su elegancia y vanguardismo en los atuendos que lucían mayores y jóvenes.
Inglaterra y Alemania siguen siendo los mercados emisores más importantes. Hasta sus ferias de Londres y Berlín, hay que acudir en busca de turistas que valoran, entre otras cosas, la naturaleza de las islas -cada vez más castigada, pero bueno-, los precios de sus vacaciones, el carácter atento y servicial de su gente y la estimable profesionalidad con que son atendidos.

Aunque las características hayan cambiado con el paso del tiempo, conviene tenerlas en cuenta. Las respuestas adecuadas en las prestaciones dependen, muchas veces, de saber interpretar el modo de ser de nuestros visitantes.

sábado, 10 de agosto de 2013

UNA CUESTIÓN DE SENSIBILIDAD

Ha sido tajante el gobierno local al señalar que no es posible acometer dos actuaciones en instalaciones deportivas del municipio al no disponer de consignación presupuestaria. Descatalogadas. Se trata del remozamiento del centro polideportivo de La Vera y de la reposición de una torreta de iluminación artificial en el campo El Peñón. En total, según informa Diario de Avisos, unos trescientos veinticinco mil euros.
Es curioso: ni en los espacios reservados a opiniones de los lectores ni en los ámbitos políticos institucionales se han registrado, que se sepa, reacciones a esta incapacidad. Y hoy se cumple una semana de la publicación de la noticia que incluye, por cierto, las explicaciones del concejal delegado: no hay consignación presupuestaria, proyecto inviable el de La Vera y a escapar con lo que se tiene y unos focos de refuerzo para que se siga entrenando y jugando por la noche en la vieja cazuela.
Será que los usuarios andan de vacaciones o esperarán a que otros hagan las reivindicaciones convenientes o se habrán resignado. Esto es lo que no hay, se dirán: pues nos aguantamos. También llama la atención que los grupos políticos de oposición no hayan formulado alguna iniciativa, al menos preguntando. Que presenten alternativa puede resultar más difícil pero cosas más raras se han visto, así que el intento de una modificación de créditos sería, cuando menos, un primer paso. Pero se ve que predomina la resignación: si el gobierno se aferra al realismo de la carencia de recursos para justificarse, la oposición no parece muy predispuesta a sacarlo de esas casillas. Y eso que se trata de instalaciones municipales.
            La situación, por otro lado, revela una cierta paradoja. Es llamativo que una población que clama aún por un puerto deportivo-comercial se muestre tan insensible con carencias tan significativas como las de una digna estación de guaguas o esta misma disponibilidad de instalaciones deportivas en buenas condiciones de aprovechamiento y uso. El ejemplo de lo ocurrido con la nueva biblioteca pública -la agitación que ha sido necesaria para que fructificasen las conversaciones de la concejala delegada con el Cabildo Insular a fin de convenir la dotación de mobiliario y adminículos- podría también servir para ilustrar ese contrasentido: el empeño en una obra de perfil faraónico y el desentendimiento de las necesidades más apremiantes y más al alcance.
            Lo malo es que esa insensibilidad se prolongue, que cuaje en indolencia o indiferencia sin reparar en la importancia que tiene contar con equipamientos adecuados, en este caso para practicar deporte. Deben ser miles las licencias federativas de deportistas locales. Y centenares de quienes no contando con una practican por su cuenta y querrían hacerlo en lugares apropiados.
            La sociedad portuense es así no es una respuesta convincente. Y si es así, hay que sugerir que cambie. El conformismo, en el caso que nos ocupa, no es positivo. El deporte local, entre otras cosas, precisa de un revulsivo. Y conste que no es exclusivamente un problema de competencia municipal ni de instalaciones inacabadas o incompletas: es cuestión de más apego, más dedicación y mejor organización.

            Una cuestión de sensibilidad.

viernes, 9 de agosto de 2013

INCERTIDUMBRE FUTBOLÍSTICA

En plena canícula, hay noticias deportivas que llaman la atención.
Eso de estar a diez días del comienzo del campeonato de Liga y no saber cuál será el rival de la primera jornada debe tener al Tenerife en un trance. Al Tenerife y al mundo del fútbol en general, especialmente en Segunda división. La situación creada en torno al Alcorcón, teóricamente el primer rival, ha generado tal incertidumbre que la falta de resolución a estas alturas, por parte de la Federación Española o de la Liga Profesional, tiene que estar motivando la natural inquietud. No se puede a estas alturas estar sin saber si el equipo madrileño -a punto de ascender el pasado año- interviene o no en la competición. Y en caso negativo, cuál será el sustituto.
Las dificultades de subsistencia en el fútbol profesional son evidentes. Las deudas acumuladas de los clubes con la Seguridad Social tienen a mal traer a dirigentes, socios y profesionales. El fútbol español, desde ese punto de vista, parece metido en un callejón de difícil salida. Las estructuras vuelven a verse debilitadas. Hace unos años era aprobada una Ley, supuestamente para evitar estas situaciones, y no parece que haya sido o esté siendo la solución.
Que nadie se extrañe de la deserción de los aficionados, entre transmisiones televisadas a granel, precios desorbitados e informaciones sobre posibles amaños de resultados. El fútbol puede con todo, es verdad, pero si lo envuelve el manto de la duda, y lo que es peor, el de la falta de seriedad, terminará siendo pasto de la indiferencia.
Es difícil aceptar que a diez días del inicio de un largo campeonato se desconozca si un equipo interviene o no. Y si hay posibilidades de sustitución, que esa es otra. Entre plazos, recursos y estratagemas, la incertidumbre se ha estirado como un chicle de los de antes.

A ver qué pasa.

jueves, 8 de agosto de 2013

MENOS SALARIO

El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Asuntos Europeos, Olli Rhen, está empeñado en que ganemos menos, un 10% menos, argumentando que con ello se gana en competitividad. ¿Por qué será que siempre recaerán sobre los trabajadores este tipo de medidas? A nadie se le ocurre moderar el beneficio de las grandes empresas, por ejemplo, sino reducir el salario de los productores. Además, no parecen bastar a autoridades como Rhen las iniciativas similares ya adoptadas: hay que apretar más las tuercas a quienes vienen padeciendo y soportando las consecuencias de la crisis.
Si la solución a los males de la economía española es la reducción salarial, estamos arreglados. Ya la reforma laboral del Gobierno, aplaudida sin cesar por los empresarios, ha causado suficientes estragos. Pero hay que volver a penalizar y entonces se descuelgan desde Europa con otra reducción salarial. Como si eso no repercutiera en el consumo, por decir algo elemental. Como si los antecedentes no fueran suficientemente ilustrativos.
Mientras tanto, la banca luce sus beneficios millonarios del semestre. Que lo expliquen: por qué mientras tantos sacrificios siguen haciendo los trabajadores, por qué mientras los vientos de la economía y de la productividad siguen soplando desfavorables, las grandes corporaciones bancarias obtienen suculentas ganancias.

Algo no cuadra. Salvo fastidiar, como siempre, a los trabajadores.

miércoles, 7 de agosto de 2013

EL DICHO O LA RECTIFICACIÓN

Hay situaciones en las que no se sabe qué es peor: el dicho o la rectificación.
“Los condenados a muerte por Franco se lo merecían”, afirmó el alcalde de Baralla (Lugo), Manuel González Capón, del Partido Popular, durante una intervención en el curso de un pleno. Ya puestos, el regidor señaló que no se va a desdecir.
Pero apremiado, seguramente, por su propia organización, y por los más sensatos que aún quedarán en su entorno, el alcalde se retractó: “Una frase más o menos desafortunada”.
Cierto que se apreció buena voluntad en el edil del PP: “No hay inconveniente en que cuando una cosa no está dentro de un contexto más o menos de lo que uno piensa, pues se retira, se pide disculpas y se acabó”.
El problema es que el daño ya estaba causado. Y que el revuelo político, con todas sus variables, las históricas incluidas, se desató. Es lo que había que evitar.
Pero parece que estamos condenados. Pues siempre habrá dirigentes políticos dispuestos a herir susceptibilidades y a no tener el verano en paz.


martes, 6 de agosto de 2013

LA DEUDA PÚBLICA GALOPA

Dato oficial de la oficina estadística de la Unión Europea, Eurostat: durante el primer trimestre del presente año, la deuda pública española se elevó al 88,2% del producto Interior Bruto (PIB). Aún pendiente de certificar por Eurostat, el dato al cierre del segundo trimestre de 2013, se aproxima al 90% del PIB. ¿Qué significa? Sencillamente, que en el año y medio de gobierno del Partido Popular, la deuda pública ha crecido veinte puntos, lo mismo que en los casi ocho años del Gobierno que presidió Rodríguez Zapatero. Y otra aplicación: tomando de nuevo como referencia el dato de cierre del primer trimestre, la deuda pública equivale a que cada español habría de pagar veinte mil euros.
            Los registros de Eurostat son rotundos. Y no son elaborados por los partidos políticos ni digeridos a conveniencia de seguidores de las respectivas formaciones. En ese sentido, hay que valorar que España ha pasado a ser el octavo país más endeudado (entre veintiocho) de la Unión Europea, lejos aún del 160,5% de deuda griega, del 130,2% de Italia y del 137% de Portugal. Lo peor son las previsiones de Bruselas: se calcula que la deuda pública española alcanzará el año próximo el 100% del PIB. Tremendo.
            O sea, tantos recortes y tantas restricciones, tanta austeridad (supuestamente: hay quien ha repartido millonarios beneficios) y haber desmantelado el Estado del bienestar han tenido como consecuencia este escalofriante aumento de la deuda. En año y medio, el mismo aumento que con Rodríguez Zapatero durante ocho años, período claramente diferenciado con la bonanza de los primeros cuatro y la crisis galopante durante los casi cuatro siguientes. No es un buen balance, desde luego para el gobierno conservador con el que la deuda no ha parado de crecer.
            Lo preocupante para las autoridades económicas, organismos internacionales e inversores no es el nivel de deuda alcanzado sino esa subida vertiginosa pues solo en un año se elevó al 15%, ritmo solo superado por dos países quebrados y rescatados como son Grecia e Irlanda.
            Así que, debiendo casi veinte mil euros por cabeza, no es para echar campanas al vuelo. Se comprende la necesidad que tiene el Gobierno de contabilizar datos indicadores de mejora o superación pero arrastrar índices deudores tan pesados se hace cada vez más complicado. Mucho lastre, lo que da a entender que esas subastas de miles de millones de obligaciones son empeños y más empeños que atenazan las perspectivas económico-financieras del país.

            Los incontestables registros de Eurostat así lo dan a entender. Endeudados hasta las cejas.

lunes, 5 de agosto de 2013

ESTABILIZAR Y FORTALECER

Dos años se cumplieron el pasado mes de julio del cierre del hotel ‘Atalaya’, enclavado en el parque Taoro, con trayectoria destacada, con prestaciones profesionales en el pasado de muy estimable nivel. El cierre del establecimiento alargaba el agónico proceso de la pérdida cuantitativa de la oferta turística portuense que, a lo largo de los últimos tiempos, se ha agravado hasta extremos preocupantes, porque es el sostén productivo y porque no ha habido forma de frenar la desaparición de camas turísticas que es así como se expresa lo sustantivo de esa oferta.
            Junto al ‘Atalaya’, habría que colocar, pues, los nombres de otros alojamientos hoteleros y extrahoteleros (apartamentos). La información publicada ayer en estas páginas por Gabriela Gulesserian precisaba que en los últimos cinco años habían cerrado diez establecimientos, lo que, en concreto, significaba tres mil cuarenta y una camas turísticas menos. Actualmente, la oferta alojativa del Puerto de la Cruz ronda las veintiuna mil cuatrocientas camas. En la isla se registran unas ciento sesenta mil, la mayoría emplazadas en el sur. En los últimos veinte años, según datos que llegó a ofrecer en su día la patronal hotelera, la ciudad norteña pudo haber perdido unas diez mil camas turísticas.
Las cifras -y la evolución- son preocupantes, claro que sí. Los nombres de los establecimientos que han cerrado su explotación y que ya son historia significan una curva muy negativa de la oferta que va palideciendo. Ojalá sirviera para racionalizarla y ajustarla. Porque entonces se podría hablar de competitividad con todo fundamento: se sabe de lo que se dispone, luego es cuestión de afinar, mejorar, cualificar y consolidar la oferta. Con la experiencia que se atesora, teóricamente, no resultaría difícil.
            Pero debe tenerse en cuenta que las tendencias de los mercados, los perfiles y las preferencias de los turistas así como la propia competencia son diferentes, lo que obliga a al sector y a los responsables políticos no solo a cargar baterías sino a tener un papel muy activo en la innovación de los productos y en la obtención de reclamos que suplan deficiencias y fidelicen clientelas. El Puerto, en ese sentido, sigue adoleciendo de uno o dos grandes eventos anuales que proyecten su nombre y su imagen de destino diferenciado, incluso de la masificación.

            De lo que se trata es superar la idea de que la ciudad ha entrado en barrena o en caída libre. Los intentos de recuperación deben visualizarse mejor, de modo que hagan superar esa pérdida de competitividad que deriva de la merma evidente de la capacidad alojativa. No es bueno, desde luego, un goteo de supresión de camas y que trascienda con una perniciosa devaluación de conjunto. Hay que auspiciar la estabilidad y seguro que se cuenta con estudios e instrumentos adecuados. El todo es fortalecer la calidad de un destino llamado a remontar antes de que sea demasiado tarde.

sábado, 3 de agosto de 2013

GALINDO

Aún se le puede ver, junto a sus hermanos, caminando por las calles portuenses, de Punta Brava (donde reside) a Martiánez y viceversa, correspondiendo a las decenas de saludos y manteniendo las conversaciones que entabla, casi todas futboleras, evocadoras de un pasado en el que tuvo cierto protagonismo.
            Porque primero fue jugador, sin prodigarse, y luego destacó como entrenador, especialmente de juveniles e infantiles. Todos creíamos que podía llegar más lejos pero lo cierto fue que se estancó. Le gustaba trabajar con la base, la prefirió antes que dar el salto a categorías superiores y tratar de asumir otras responsabilidades.
            José Galindo Ríos, Pepe Galindo, en cierto modo un popular personaje del fútbol local, en el que destacó por numerosas anécdotas. Y también por su carácter afable, por su predisposición a dedicar horas y horas a la formación de quienes soñaban jugar en el primer equipo de Puerto Cruz, cuando éste andaba por la Preferente o el grupo canario de Tercera división.
            Los chicos, sus discípulos, casi terminaban tomándole el pelo, pero él se dejaba querer y participaba en una armoniosa relación que sustanciaba el espíritu de equipo que debe caracterizar toda formación futbolera. Galindo, ante todo, era un deportista y procuró inculcar esos valores a cuantos enseñó a desenvolverse en una cancha y en un colectivo. En el fondo, dicho ahora con perspectiva, era consciente de sus limitaciones pero empleaba todo su saber con ganas y con deseos de contribuir a la formación deportiva de los jugadores.
            Le vimos jugar muy poco. De defensor central, al que no gustaba despejar alocada o contundentemente. En un equipo llamado Pérez Galdós y en algún equipo de hostelería o aficionados. Después entrenó a varios juveniles, entre ellos los principales filiales de varias temporadas. Con el Juvenil Puerto Cruz, en efecto, logró varios títulos y estimables niveles de juego, favorecido sin duda por las generaciones de futbolistas que tuvieron continuidad. Era un habitual de El Peñón y opinaba con soltura de cuanto veía. Que no era poco, por cierto.
            Ya en edad madura hubo de sustituir al entrenador del primer equipo. Alguna vacante por ausencia o dimisión. Teóricamente era su gran oportunidad. Se trataba de acreditar lo que había atesorado en categorías inferiores. Pero no hubo suerte: no era igual. Ni los niveles de exigencia eran los mismos. Puso el mismo entusiasmo de siempre, le animaron, pero el papel ya no era el mismo.
            Tuvo Pepe Galindo siempre un carácter distendido. Por eso fue protagonista de algunas anécdotas y situaciones que aún hoy son recordadas -principalmente por quienes fueron sus discípulos- con agrado y digresión. Incluso, por repetidas, se han convertido en elementos recurrentes de conversación, no importa el tiempo ni el lugar.
            Algunos dichos terminaron siendo célebres. Los chicos los repiten con complacencia generalizada. “Camisetas y medias primero”, dicen que dijo en cierta ocasión preparándose en el vestuario, en cuanto al método de equiparse. “Los interiores nuestros marcan a los interiores de ellos y no hablo más porque perdemos el partido”, explicó con brevedad la táctica a seguir ante un rival inferior. “Pepe Galindo y la temporada venidera”, fue un titular de prensa que alguien le repetía incesantemente. “Menos mal que hemos ganado en este campo maldito. No sé ni cómo le llaman La Suerte”, afirmó en voz alta en la Cruz Santa, una plaza que se le resistía.
            Los chicos le respetaron. Y cuando llegó la hora de la retirada, no fue necesario empujarle: él dio un paso, consciente de que su ciclo tenía un punto final. Se fue alejando poco a poco, cumpliendo responsablemente como operario municipal temporal y contemplando el fútbol casi exclusivamente con acento nostálgico.

            Un buen elemento Galindo.

viernes, 2 de agosto de 2013

PAISAJE TRAS LA COMPARECENCIA

El agosto que empezaba igual continúa igual. El paisaje que queda después de la comparecencia es sencillo: la credibilidad del presidente no parece haber subido, la sospecha de que algo ha ocurrido -porque algo ha ocurrido, ¿verdad, presidente?- y no ha sido aún esclarecido prevalece y los órganos mediáticos gubernamentales siguen a lo suyo: ¡Somos los más mejores! Bárcenas permanece en prisión, quien sabe si refocilándose o maldiciendo las cosas que ha tenido que escuchar -¡vaya libro de memorias el suyo cuando esto alcance el cenit!- a la espera de las declaraciones testificales de mediados de mes. 
¡Ah! Y una apostilla para la historia: fin de la cita.

jueves, 1 de agosto de 2013

LA IDIOSINCRASIA PORTUENSE ES OTRA

¿Exacerbado localismo?¿Larvada xenofobia?¿Inapropiado fundamentalismo?¿Desmesurado rechazo?¿Ciega pasión?
    Cuidado. Los hechos sucedieron durante la convocatoria pública que en el salón de plenos del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz trató sobre el proyecto de remozamiento del paseo San Telmo. Y son preocupantes: algunas manifestaciones denotaban hasta un cierto irrespeto por el trabajo profesional de quienes no nacidos en la localidad intentan aportar con lealtad su saber, su creatividad y su competencia.
    Ojalá queden en brotes perecederos aquellas expresiones poco gratificantes, conocida la tolerancia de los portuenses como una de sus virtudes consustanciales y como uno de los factores derivados de la convivencia histórica con gentes de otras latitudes y de otras culturas. No es de extrañar que los aludidos -muy consecuentes y condescendientes durante la sesión, aunque la procesión fuera por dentro- se sientan con ganas de abandonar e invertir sus afanes en causas donde, al menos, no se desvirtúen de forma tan inadecuada.
    Deben saber, en cualquier caso, que la idiosincrasia de los portuenses no es así. Puede que el estado de ánimo, la decepción ante la incapacidad de la ciudad para despegar y superar la decadencia, el desencanto ante la gestión pública y el conformismo privado influyan negativamente y generen no sólo desconfianza o recelo sino también rechazo. La falta de soluciones prácticas y la insensibilidad para identificarse con los hechos propios han desembocado en una incredulidad que va adquiriendo, por lo visto, estas inquietantes formas de repulsa. Pero, por lo general, los ciudadanos han sido receptivos con ideas de foráneos, sin necesidad siquiera de preguntar el lugar de procedencia. Si en algún lado de Canarias la internacionalización eclosionó fue en el Puerto de la Cruz.
    Pero ni un ataque de autoestima sobrevenida justificaría esa negativa evolución. Y mucho menos aceptaríamos la influencia que se pueda estar ejerciendo desde una pantalla donde se suceden impunemente los dicterios y los denuestos hacia la ciudadanía capitalina, por ejemplo. El cosmopolitismo de la ciudad se contrasta, precisamente, en una convivencia pluralista como en muy pocos lugares puede registrarse. Su indeclinable vocación turística cristalizó a partir de una relación humana universalista, alentada día a día por el diálogo, por el trabajo, por la integración, por la mejor impresión que debían llevarse quienes nos visitaban.
    No, los portuenses no somos localistas hasta la irritación o el enojo de quienes reciben encargos o invitaciones para dejar su huella entre nosotros. Ahí están los ejemplos de Manrique, Amigó, Olcina, Díaz de Losada, Alfonso Eduardo Pérez-Orozco, Jalvo… por citar solo algunos que interpretaron muy bien el sentir de los portuenses y sus aspiraciones. Y tampoco, a estas alturas, va a estar cuajando una cierta hostilidad hacia todo lo que nos venga de fuera. Con fundamentalismos ya es sabido que únicamente se generan enconos y odios. La pasión jamás debe cegar y descalificar las vías de la pericia. De modo que una actitud de rechazo, que puede ser comprensible supeditada a las circunstancias, tiene que ser lo suficientemente moderada como para producir efectos correctores y revisiones consecuentes. Pero ni política de campanario ni localismos trasnochados.
    Es duro tener que escuchar que se debe abandonar un trabajo o una iniciativa “porque ustedes no son de aquí”. Al contrario, puede que los portuenses estén, por primera vez en muchísimo tiempo, dando importancia a cosas que menospreciaron: sus valores, su personalidad, su porvenir. Hay que agradecerlo, desde luego, después de décadas descansando responsabilidades en terceros o desentendiéndose de aquello que le era consustancial. Pero que esa reivindicación no signifique exclusión ni repulsión. Ni siquiera bronca coyuntural.
    Lo cantó Alberto Cortez: “No me llames extranjero, que es una palabra triste. Es una palabra helada, huele a olvido y a destierro”. Aquí, los extranjeros han sido aliados. Y salvo excepciones, no han inspirado tristeza. Si el respeto, la tolerancia, la liberalidad y la generosidad fueron virtudes, practicadas históricamente en mayor o menor medida; si en otros tiempos, puede que tan o más difíciles que los presentes, fueron los portuenses capaces de ponerlas en práctica, ahora hay que volver a hacer gala de ellas.

    Hay que lucirlas. Que no se diga que la cumbre diaria, como alguien definió hace unos años el quehacer de la ciudad, se ha convertido en una lona inhabitable.