miércoles, 14 de agosto de 2013

PROCLIVE AL OLVIDO

Cada declaración, cada noticia, parafraseando al poeta, "es un jirón de piel". Aquí, de piel política. Es un enredo mayúsculo, de impredecible final, aunque algunos se salgan por la tangente y digan que más da, esto no interesa, esto es dinero de ellos, que se las arreglen...
Es un calvario, pesadilla en 'PPstreet'. Normal: muchos años de malas prácticas, concluidos -pendientes de las resoluciones judiciales- de la peor manera posible. Normal que, al cabo de tanto tiempo, no se recuerden cosas. En serio: no es abonar la justificación. Al contrario, si se estima, menudo precedente para futuros declarantes y para futuros casos en plena judicialización. No se recuerda porque se admite el descontrol y esa se convierte en la mejor prueba.
El cerco se estrecha para el partido gubernamental y los argumentos o son cada vez menos consistentes o no quedan. Las evidencias, deducidas incluso de las contradicciones, son ostensibles. Tiene razón un portavoz socialista: "Al final, todo va a ser cierto... salvo alguna cosa", invirtiendo así aquella célebre declaración del presidente, casi en el principio del caso. 
Lo peor del calvario es que aún quedan muchas vueltas de tuerca. Y si la situación, desde hace semanas, es insostenible, imaginemos cómo puede tornarse. A la espera, claro, de que llegue el fútbol y se sepa algo más concreto del caso de los ERE andaluces, que impacientes y ansiosos están para tomar resuello. 
El embrollo es de tal magnitud que la amnesia ha florecido entre los responsables. Que ahora no han tirado por elevación, por cierto, sino descansando en ejecutivos en quienes confiaban. Da igual: aunque eso no sea reflejo de descontrol. Pero sí proclive al olvido. 

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