lunes, 31 de octubre de 2016

TABURIENTE, NOMBRE DE CALDERA Y PREMIOS

Iñaki Gabilondo revindicaba la decencia; Olga Ramos acreditaba que cualquier edad es buena para el mejor arrorró; Pedro Guerra continuaba sin parecerse a nadie en su inagotable y tierna contaminación; Vicente del Bosque lucía señorío de seleccionador aún sin ejercer; la mamá de Lucy seguía saliendo al aparato del mejor Palmera… y Lucas Fernández desvelaba la próxima innovación, en forma de fundación, de su grupo empresarial.

Todo ello, en el curso de la gala de entrega de los premios ‘Taburiente’, de Diario de Avisos, en su segunda edición, en el marco de un teatro Guimerá abarrotado para escuchar con atención, para emocionarse, para interrumpir con aplausos una intervención y para pedir un bis. Los ‘Taburiente’, nombre palmero con el que hacer honor a los orígenes del medio, empiezan a ser un toque de distinción en el contexto de la comunicación insular.

Pero hubo más. Juan Luis Calero, en clave de humor moderada, confesó haber recuperado la filosofía a través de la radio y socializó el valor del galardón con quienes le ayudaron a lo largo de su vida. Fernando Marín Menis, visiblemente nervioso, con voz entrecortada, agradeció el primer premio que recibía fuera de la arquitectura, la que ha convertido en un laboratorio de innovación y turismo avanzado. No pudo asistir, y hubo que conformarse con su testimonio en video, Alberto Vázquez Figueroa, el escritor tinerfeño que ha vendido veinticinco millones de libros, pero también el periodista, el cineasta y el inventor que confió a la sangre de Rial para que su sobrina/nieta Marjorie recogiera la distinción. Y Santiago Puig, el economista visionario que, de la mano de su padre, hizo posible el milagro del sur insular, advirtió del error que supondría volver al turismo de los años sesenta y pidió a los políticos que tuvieran responsabilidad en sus actos a la hora de tomar determinaciones de planificación.

Como el del año pasado, el discurso de Lucas Fernández entrañaba una noticia. Le pareció que el momento escogido para darla a conocer era el adecuado. Primero, envió un mensaje a la sociedad canaria en el sentido de que los premios son fruto del talento y del trabajo colectivo. Ponderó la creatividad como “la luz que realmente alumbra nuestro camino, la luz de esta tormenta perfecta que aún llamamos crisis”. Después, tras apuntar que el periódico tiene ya ciento veintiséis años, dijo que “no entendemos el compromiso a medias”, razón por la que quiere implicar a los agentes en una gran plataforma digital. El mensaje proseguía: “A esta realidad le queda mucha vida por delante. Y es que la información es un bien público que no puede ser abducido ni apadrinado por el poder político ni por la mano que mece la cuna de los recursos públicos.”. El presidente del grupo Plató del Atlántico dijo tener claro que en el futuro inmediato “la clave será la marca, mantener y mejorar la calidad; eso hay que hacerlo desde el pluralismo”.

Enfatizó a la hora de referirse al próximo gran proyecto de Diario de Avisos: una fundación que llevará su nombre para fomentar el talento y el emprendimiento, para estimular el quehacer individual y colectivo y ayudar a los más desfavorecidos. Habló de “la ética de nuestras acciones” para esmerarse en la creación de sinergias y alianzas con otros agentes sociales y para consolidar el derecho de los ciudadanos de estar informados. La fundación se encargará también de gestionar los premios.

La iniciativa es una de las estrellas que Calero dice ver desde la calle y de las azoteas, “donde late la vida”. El recuerdo de Pedro Guerra padre, cuando compuso “Guitarra de mi pueblo para competir con “El hombre del tiempo”, afloró en el momento que su hijo, “un pibe de Güímar que tocaba la guitarra en el Puertito”, agradeció a Luis Morera (Taburiente), su maestro, que le entregase el premio. Gabilondo recibió uno de esos aplausos que se adivinan cálidos cuando sube al escenario y cuando interrumpen su confesión de que “moralmente estoy empadronado aquí”, por aquello de las circunstancias familiares. Quedaban Aristóteles, Lledó y su madre para reivindicar la decencia: “Sin ella, todo naufraga”. Fernando Martín Menis dejó el sello emotivo del autor de una obra arquitectónica que ha desplegado por el mundo. Olga Ramos sigue allí, en el olimpo de las voces canarias, mientras Manolo y Sebastián, su padre y su tío, igual escuchan sin cansarse los aires canarios que la “puntera” entona. A Vázquez Figueroa le hubiera gustado estar, “por mi isla y por mi gente” pero el video testimonial y la presencia de Marjorie compensaron. El liberal Puig se llevó el reconocimiento de una de las transformaciones más exitosas. Y Vicente Del Bosque -que recibió el premio de manos de Miguel Ángel Ramírez, presidente la U.D. Las Palmas, mientras todo el mundo se preguntaba el por qué- revalidó su condición de humilde y tranquilo triunfador que dejó otro mensaje potente: “Hay que tener fortaleza para relativizar todo”.

Para él fue una de las grandes ovaciones de la noche. Y para Tomás Pacheco, de Palmera, que después de interpretar las canciones de idilio y de desamor, junto a Dani Pacheco, Óscar Santana y Carlos Real, se acordó del jurado de los premios, ponderó su papel y dedicó el suyo a las respectivas esposas del mítico grupo.


En definitiva, una velada de reconocimientos, nostalgia, mensajes y novedades. “Taburiente” es nombre de caldera inigualable y de premios prestigiosos.

sábado, 29 de octubre de 2016

EVOLUCIÓN FAVORABLE. ¿CAUSAS?

Más cifras positivas para el sector turístico y más concretamente para el Puerto de la Cruz. Hay que congratularse, naturalmente, aunque cueste desentrañar las verdaderas razones de esa recuperación. No es querer amargar los registros de la favorable evolución que denotan los registros del presente año pero habrá que preguntarse si se debe a los excedentes de otros destinos, a una eficacia inusitada de los soportes promocionales, a la dimensionada confianza que representa la marca, a la progresiva implantación del Plan de Modernización o a los reclamos que constituyen determinadas actividades locales de indudable proyección. Porque innovaciones en la oferta no se han producido y la realidad municipal de ciertas prestaciones y servicios tampoco ha sobresalido. Frente a la satisfacción que deparen los registros, sería bueno conocer más a fondo -y debatir, incluso- las causas.

Pero, bueno, algo tendrá el agua cuando la bendice un 16% más de visitantes desde enero a septiembre del presente año sobre el mismo período de 2015, en total 664.509 turistas. Llaman la atención en las Estadísticas de Turismo Receptivo del Cabildo de Tenerife datos como el crecimiento a ritmo de dos dígitos de los mercados británico y
alemán o el sensible aumento del turismo nacional, cifrado en un 7%, mientras desciende en el resto de la isla.

El Puerto de la Cruz aloja el llamativo 16% de los turistas que escogen la isla como destino vacacional. Se contabiliza más cuatro millones ochocientas mil pernoctaciones, un 18,7% más que el pasado año. La estancia media en la ciudad de esos turistas es de 7,28 días -dato siempre importante para estudiar planes vacacionales, gastos en destino y grados de satisfacción- que propicia una ocupación del 76,1% en establecimientos tantos hoteleros como extrahoteleros. El incremento en este concepto es del 20,5%.

O sea, que con estos registros, la evolución positiva del principal sostén de productividad es un hecho. Sería bueno profundizar en los motivos para extraer consecuencias que impulsen el comportamiento de actuaciones futuras. El Consorcio de Rehabilitación Urbanística sigue teniendo mucho que decir. Si los principales frutos del proceso de recuperación del destino están aún por llegar, cabe preguntarse por su revalorización a medio y largo plazo.


viernes, 28 de octubre de 2016

CREDIBILIDAD MERMADA

Muchos jueces estarán avergonzados, seguro, con lo que viene trascendiendo de los métodos y de los comportamientos de algunos magistrados y empresarios en el ámbito de la Audiencia Provincial de Las Palmas. Si no hace muchos años, la relación entre políticos y hombres de empresa se tornó reprochable por las dudas que inspiraba pisar terrenos movedizos de beneficios y por algunas otras connotaciones, la que ha ligado en nuestros días a los mismos sujetos activos, tan llena de grabaciones -se supone que ocultas y no autorizadas-, trapisondas y componendas, revela que la carne de la judicatura es débil y que pinta fea e intrincada la historia.

Era inevitable, por tanto, bautizar periodísticamente como Albagate -en alusión al apellido de uno de los jueces implicados- el caso en el que parecen concurrir personalismos, intereses espurios, afanes de revancha y ambiciones incontroladas. Sin entrar en la presunción de comportamientos ilegítimos o delictivos, demasiada sordidez. Se entiende el bochorno, que crece a medida que los contenidos de las grabaciones -la principal fue hallada por casualidad por la Guardia Civil en una papelera: como si fuera necesaria más pimienta en el pote- van publicándose, van apareciendo más personajes y van conociéndose más episodios que, de una manera u otra, les relacionan con reuniones y móviles plagados de turbidez.

Las consecuencias de todo esto son fáciles de adivinar: lo fácil sería decir que en todas partes cuecen habas y que estos hechos, llevados a la esfera política, a una organización vecinal o recreativa, hubieran significado un escándalo de aúpa con el consiguiente impacto mediático. Pero es la credibilidad de uno de los poderes del Estado, el judicial -el que damos por hecho que es independiente y que merece el máximo respeto- lo que está en juego y que tal como deviene el caudal de información específica, va mermando en proporciones considerables. “Ya no se puede creer ni en la justicia”, es una frase muy repetida en estos días en círculos sociales tras acceder a los audios y las transcripciones. Si los jueces se prestan a esto, se dice, si les graban y no se enteran, si lo hacen para fastidiar a colegas y compañeros, si se conducen de forma torticera, ¿por qué nos extrañamos de que sean políticos quienes protagonicen estos hechos? ¿O estamos, simple y llanamente, ante otra prueba patológica de la sociedad que nos ha tocado vivir?


Damos también por sentado que el gobierno de los jueces es el primer interesado en el esclarecimiento de los hechos. Y que se habrán abierto expedientes y adoptado las primeras medidas para tal fin. Pero no basta con actuaciones internas: si tanta transparencia se demanda, la población tiene derecho a saber el por qué de esta desvergüenza, quiénes sus responsables y cuáles las consecuencias. Sí, ya: lo del corporativismo y tal, la naturaleza de lo ocurrido y la delicadeza con que hay que obrar. De acuerdo, todos los condicionantes sobre los legajos y los archivos informáticos. Pero no valen silencios ni medias tintas: piense la clase judicial que está sobre el tapete su credibilidad misma, que este país anda muy escamado con todo lo que ha venido sucediendo con la corrupción. Si encima comprueba que los jueces, también justiciables, no ofician como se espera, apagará y que salga el sol por La Isleta.

jueves, 27 de octubre de 2016

ES LO QUE HAY

Surrealismo puro, sea o no cierta una presunta operación de censura en el Gobierno de Canarias, se materialice o no. Es tan alambicada que parece increíble, pero no inviable. Claro que igual se filtró a los medios para reventarla. Que todo es posible en la tierra donde tocan el tambor y la gente se mueve. Hasta el terremoto político.
La impresión es que los ciudadanos andan bastante indiferentes con una crisis de sombra alargada, interminable. Esto de ahora, con todas las reservas, terminará de hacerles más escépticos. Por ahora, parece importar más que sigan viniendo turistas y que se agoten las existencias en los centros comerciales porque hay que confirmar el consumo compulsivo.
A ver qué pasa en los plazos previstos para conocer la suerte de la alianza gubernamental que, curiosamente, trabaja en la elaboración de los presupuestos generales de la Comunidad Autónoma. Y más curioso: las partes, en plena crisis, en plena fase de incertidumbre, siguen diciendo que este es un buen pacto para Canarias. 
Lo es, desde luego, pero no se conforman, independientemente de reclamar lo que, en teoría, les pertenece porque para eso se estipuló. 
Lo cierto es que pasa el tiempo y se realimentan los recelos. Mientras, la ciudadanía comprueba que sus males siguen latentes. Y los políticos, alimentando recíprocos recelos y entrecruzando mensajes en los medios, escenario donde se libra la pugna de los juegos de poder.
Es lo que hay.

miércoles, 26 de octubre de 2016

LA MIRADA JAPONESA DE MANRIQUE

El artista lanzaroteño como no le conocíamos, desde una arista japonesa que nos descubre el economista Nicolás Laiz Herreras en su obra De Lanzarote a Kyoto con César Manrique (Veredalibros), presentada días pasados en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) por su propio hijo y por el ingeniero de montes Isidoro Sánchez García.

Laiz revela que su relación profesional con Manrique, su trabajo de asesor en materia económico-financiera, trascendió esos límites hasta labrarse una amistad que les empujó a emprender una suerte de aventura japonesa a partir de una exposición retrospectiva de la obra pictórica manriqueña, no comercial, desarrollada en un centro que con anterioridad había acogido una colección de Francisco de Goya.

Allí, según el autor, se fragua una oferta que, de alguna manera, sustancia lo que se conoce como “modelo turístico manriqueño”, que no es una concepción académica propiamente dicha. “Se trata más bien -escribe- de un conjunto intuitivo de proposiciones, como la resumida en esta apreciación: es más rentable a largo plazo limitar los alojamientos a veinticicinco mil que edificar cien mil”.

En 1987, César Manrique era el artista revolucionario que se recuerda, el eterno crítico, el disconforme permanente. En abril de ese año, antes de partir a Japón, desde Alemania envía un mensaje personal al pueblo nipón. El original es reproducido fotográficamente en una de las páginas del libro:

Yo, en Lanzarote viviendo, en las antípodas de Japón, me parece realmente emocionante dirigirme a ustedes. MI MENSAJE, COMO INTEGRACIÓN DE LA CREACIÓN ARTÍSTICA EN EL ESPACIO VITAL, se lo dedico al pueblo japonés, que creo que es el más organizado,, sensible y trabajador a través de la exposición de mi obra en SEIBU.
Mi mensaje, producto de la inspiración cósmica, , expresado por medio del trabajo creador, deseo que enriquezca vuestra cultura y que vuestra cultura mejore mis conocimientos.
Me considero CIUDADANO DEL UNIVERSO y todas las culturas me parece mis culturas. Y todos los seres humanos los considero hermanos míos.
Siempre he sentido una gran admiración por el pueblo japonés, por lo que me encantaría seguir en contacto (con) todos ustedes en el futuro”.

Desde el primer capítulo se desgrana la memoria de aquella experiencia nipona en la que tuvo mucho que ver el holding SEIBU, una potente firma que se empeñó en el sello manriqueño para caracterizar una parte de la ciudad de Kyoto, célebre años más tarde por ser el escenario de la firma de un protocolo internacional que se marcó como objetivo reducir las emisiones de gases de invernadero que causan el calentamiento global.

El área de actuación lindaba con la zona tradicional protegida. Recorrió templos, pagodas y la zona civil o de recreo veraniego imperial. Laiz interpreta en su libro el mensaje qan ue al creador lanzaroteño le inspiraba la urbe que recorría para dejar su impronta:

Quiero que el Japón occidentalizado, comercial, industrializado y tecnológico, no se olvide de su patrimonio urbanístico tradicional y simbólico. Las nuevas tecnologías y los nuevos materiales pueden utilizarse conjuntamente con los elementos tradicionales. Con talento, se pueden mezclar todos esos elementos y generar ideas y proyectos originales sin perder ese carácter, ese estilo inmemorial”.

A Manrique le propusieron diseñar y realizar nuevos centros comerciales, tipo La Vaguada, de Madrid; diseñar y crear espacios lúdico-turísticos para las islas del Pacífico, al estilo del Lago Martiánez, en el Puerto de la Cruz; y reformar y diseñar viviendas de estilo tradicional japonés, ubicadas en una urbanización dentro del área protegida de Kyoto.


Anécdotas, confesiones, vivencias… se van desglosando en las páginas de esta obra prologada por el profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Germán Santana Henríquez y que tanto Nicolás Laiz hijo como Isidoro Sánchez condensaron con precisión para invitar a su lectura, para descubrir otro César Manrique.

lunes, 24 de octubre de 2016

SI SIRVIERA PARA ALGO...

Si sirviera para algo la catarsis del PSOE...
Unos entenderían que las posiciones irreductibles, si no van acompañadas de alternativas sólidas y viables, valen poco o nada.
Otros no se embarcarán en pasos rupturistas que coquetean con la transgresión estatutaria.
Los primeros no antepondrían ambiciones unilaterales ni personalismos ni harían apelaciones desesperadas a la militancia cuando no se han acordado de ese recurso en otros trances ni tienen presente que el partido no es asambleario.
Los segundos serían conscientes de que será necesaria la mas inmensa obra de pedagogía y cohesión política para que el escenario resultante sea o parezca menos desgarrador.
Si sirviera para algo la catarsis del PSOE...
Todos serían conscientes de que suenan las alarmas habidas y por haber, de que nadie vendrá en auxilio (al contrario, serán miles los que se presten al descabello) y de que el sentido de la responsabilidad hay que acreditarlo en situaciones cuyas exigencias lo requieren.
Todos deberían embarcarse en una empresa complicada que exige rearme ideológico,  y eliminación de prácticas viciadas derivadas de un modo de administrar la organización evidentemente caduco y pernicioso, hasta la resistencia a nocivos virus territoriales.
Todos deberían apreciar la trascendencia de la búsqueda de un liderazgo, un proceso que no es sencillo, que requiere esfuerzos, diálogo, negociación y respaldos consiguientes.
Todos deberían asumir que la ciudadanía convive y es indiferente a la corrupción (al menos, cuando afecta a la derecha) y luchar contra ella, además de ser un deber cívico y ético, requiere de otras estrategias y acciones sostenibles que favorezcan una recuperación del crédito político.
Si sirviera para algo la catarsis del PSOE...
Unos y otros aceptarían que no es tiempo de aventuras ni de mas saltos en el vacío y que, tras el paso dado en el máximo órgano, es menester andarse con cordura, con animo constructivo y sin rencores, conscientes de la esterilidad que supone andar a la greña en las redes sociales y carecer de debate interno en los órganos y en las agrupaciones donde teóricamente se fragua o cultiva el autentico espíritu partidista. Recuperarian algo mas que un concepto: el compañerismo..
Interpretarían que los intereses generales del país implican a veces, como es el  caso, tragos amargos e indeseables. Que una abstención en un debate de investidura -precedida  de otra votación negativa- no equivale a otorgar confianza y que hay que seguir luchando contra quien no se la merece. Que es un ejercicio de alta responsabilidad democrática y política afrontar sin mas reservas la oposición al nuevo y lastrado gobierno. Que solo con flagelo no se llega a ningún lado ni se ganan batallas políticas. Que las fracturas solo sueldan con autentica voluntad. Que los adversarios están en otros frentes y prevalecerán en sus empeños.
Si sirviera para algo la catarsis del PSOE...
Ya estarían hablando de haber dado otra lección  de democracia interna, confrontando con respeto y tolerancia, debatiendo con madurez y pragmatismo.


sábado, 22 de octubre de 2016

FLORES COMO MOTIVACIÓN

Un Puerto de la Cruz floreado. Bien. Otro intento de promocionar la ciudad y elevar la autoestima de sus habitantes, con una oferta que debe resultar atractiva. En medio de una impresión muy extendida de desidia y falta de limpieza o mantenimiento en amplias áreas del municipio, la quinta edición del festival ‘Puerto de la Cruz en flor’ (del 23 al 30 de octubre) debe servir para estimular la sensibilidad por los cuidados y adecuada exhibición de los recursos naturales, especialmente aquellos que están a primera vista. Si se quiere mejorar de verdad el aspecto de vías, plazas y rincones, esta es una excelente oportunidad, a sabiendas de que hay que sembrar, generar una cultura de un adecuado y cuidado uso de esos elementos naturalistas. No basta con estar una semana adecentando, regando o embelleciendo entornos: hay que hacerlo de forma sostenible, de forma que en ello se involucren jóvenes, estudiantes, colectivos y agentes sociales.
Cuando ejercíamos responsabilidades públicas municipales, abogamos por un modelo de ciudad-jardín o ciudad-parque, allí donde lucieran permanentemente sus encantos, donde la conservación del patrimonio botánico o la imagen exterior de núcleos urbanos, ya consolidados o emergentes, fuera una razón de ser, para cultivarla con esmero hasta que sonara a timbre de orgullo local. El Puerto es una ciudad de servicios, proclive a los multiplicados consumismos rápidos que generan hábitos desordenados que, a su vez, deterioran el medio ambiente y producen tantos residuos como indolencia a la hora de cuidarlo.
Ahora, el Ayuntamiento y el Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) tratan con esta convocatoria bianual exaltar estos valores, incluyendo en la programación, por cierto, un concurso de patios, balcones y circuitos peatonales/comerciales, apto para medir la respuesta de propietarios y vecinos.
En el Puerto siempre hubo recintos ajardinados merecedores de admiración. El Botánico, Sitio Litre, Risco Bello… La influencia británica fue decisiva, dejó huella. Su playa principal, inspiración de César Manrique, lleva también la denominación de jardín. Algunos establecimientos hoteleros, como el Tigaiga, concedieron a sus zonas verdes una esmerada atención. Desde hace varios años en ocasión de fiestas y conmemoraciones, se celebran concursos de ornamentación y cultivo de bonsais y otras especies.

O sea, que hay razones para que el Puerto floreado sea una motivación común que supere un festival bianual. Tiene que ser una seña de identidad sociocultural que enriquezca los atractivos de la ciudad. En todos los sentidos.

viernes, 21 de octubre de 2016

¡QUÉ VALIENTES!

Puede que muchos de ellos anduvieran en pañales cuando accedió a la presidencia del Gobierno en 1982 (Ahora se comprende que en un acto con estudiantes de secundaria en la última campaña electoral en Santa Cruz de Tenerife uno preguntara, para mayúscula sorpresa, quién era Felipe González). Es probable que otros muchos no recuerden la fecha en que nos dimos una Constitución que garantizaba, entre otras cosas, la libertad de expresión y el pluralismo político (Ahora se entiende que una referencia próxima sea la del puente festivo y… poco más; porque si les interrogan quién fue Tomás y Valiente, asesinado en la misma facultad de los incidentes, se contaría con los dedos de una mano los que sabrían contestar). Seguro que si de una hipotética investigación para determinar la autoría material de la protesta se derivaran imputaciones individuales, unos cuantos no dudarían en recurrir a amigos y conocidos policiales para salir del trance (Ahora abundan el irrespeto y la algarada, incluso en recintos teóricamente intocables como son las universidades).

En fin, esa crispación que anida en buena parte de la sociedad española, esa tirantez política llevada al extremo por interesados en que ese sea el ambiente de la convivencia y por eso fomentan el caldo de cultivo, han vuelto a alcanzar niveles preocupantes: no han dejado hablar en un acto académico programado en la Universidad Autónoma de Madrid a un ex presidente del Gobierno y a un empresario de la comunicación (Juan Luis Cebrián). Con todas las antipatías que hayan podido acumular, con todo el rechazo que sus respectivas trayectorias hayan podido inspirar, nada justifica la intemperancia y las características del escrache cuyas imágenes habrán seguido con estupor en otras latitudes. Que a un político que ejerció durante trece años la más alta magistratura institucional y al presidente del grupo de comunicación más importante de nuestro país no les haya sido permitido hablar de materias que seguro interesaban a quienes protagonizaron el tenso y reprobable episodio, revela que, a estas alturas de la democracia y del siglo XXI, no se tenga claro, siquiera, cómo y dónde se debe protestar o expresar públicamente una discrepancia.

Debe preocupar que en el cuerpo social reaparezcan brotes de intransigencia. Pero, sobre todo, que se pierdan o no se guarden elementales principios de respeto. Aprovechemos para poner énfasis en los peligrosos radicalismos. Y hasta en la irracionalidad. España ya experimentó funestas consecuencias y fue capaz de superar, con esfuerzo, sangre, lágrimas y sudor -si nos permiten la expresión de Churchill- situaciones de máxima incertidumbre que llegaron a poner en peligro la democracia misma.


Como es inquietante y desalentador que los autores, materiales e intelectuales, hayan escogido la Universidad como escenario de sus hazañas. Si esa es una muestra del debate público que comportaría la nueva política, la vieja gana bendiciones. Y eso que el episodio no es nuevo para González que ya sufrió, durante su etapa presidencial, alguno similar. Pero ni la Universidad ni España están para violencias de este tipo, anticuadas e innecesarias. Esa “valentía cívica o intelectual” de la que algunos quisieron presumir bajo caretas y disfraces de un vulgar carnaval es todo menos un acto de heroísmo y de positivas consecuencias. En todo caso, lo que cabe concluir es que la democracia de nuestros días no está exenta de amenazas y riesgos. Quién lo iba a decir.

jueves, 20 de octubre de 2016

PREVISIONES TURÍSTICAS

El hecho turístico sigue de récords. Si se confirman las previsiones, Canarias culminará el presente año con más de catorce millones de turistas. La potencia del destino, coyunturas incluidas, se fortalece. Cantan las cifras: en septiembre pasado, un millón tres mil dieciocho extranjeros, ciento cuarenta y seis mil seiscientos veintiuno más, esto es, un incremento del 17,12% en el interanual. Eso significa que Canarias, por primera vez, en el ciclo enero-septiembre, los nueve millones y medio de pasajeros, un aumento del 14,12% sobre el mismo período de 2015.

Y los registros son los que hacen vaticinar a la consejera de Turismo, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, María Teresa Lorenzo, que el presente ejercicio se cerrará con catorce millones de visitas. El listón se pone muy alto, desde luego.

Favorables augurios al margen, la misma consejera abre nuevamente el debate sobre el modelo y los límites de crecimiento que debe cobrar otra dimensión, en efecto, cuando estén aprobadas todas las normativas turísticas y se hagan las primeras estimaciones sobre el desarrollo cuantitativo y cualitativo de la oferta en islas que, hasta el momento, por las circunstancias que sea, han visto frenadas sus opciones de abrir o ampliar mercados. Se necesita mucho rigor científico en ese debate: tratar este asunto a la ligera, bajo la filosofía del crecer por crecer, con la experiencia adquirida y con muchas cuestiones aún por despejar o resolver, sería un error de proporciones considerables. Así han vivido en Baleares muchos años: solo velaron o se esmeraron en el negocio y aunque las islas mediterráneas son una potencia consolidada, turísticamente hablando, hay aristas que necesitan una revisión. Recordemos, sin ir más lejos, que el pasado verano, al desbordarse la llegada de turistas, se dudó hasta de la capacidad de carga del territorio, por no hablar de los niveles de servicios públicos que se prestan.

De manera que todos encantados con los récords pero consignando que hay asignaturas pendientes. Innovación y cualificación de la oferta, asegurar y enriquecer la conectividad, delimitar muy bien la especialización, mejorar los activos diferenciadores -por los que, según parece, cada vez viene más gente- como la naturaleza, la gastronomía y los acontecimientos culturales y deportivos que sustentan los elementos principales de cualquier plan de márquetin que se precie. Para el año próximo, por cierto, debe haber uno nuevo. Se supone que, ante la incidencia del ‘brexit’ en el mercado británico, habrá de concentrar acciones en otros mercados emisores, sobre todo para tomar la delantera.

Las previsiones son favorables pues. Y como tales, ojalá se vean correspondidas con beneficios empresariales y con la creación de empleo digno y estable. Es la gran oportunidad, desde luego, para que el principal sector productivo de la economía canaria siga ganando credibilidad y confianza. Y reiteramos: no es crecer por crecer -igual un aumento desproporcionado y permisivo de la oferta termina causando una distorsión irreversible- sino de tener unos horizontes bien trazados y sólidos recursos para alcanzarlos.


miércoles, 19 de octubre de 2016

UN MULTIMEDIA EN EL NOROESTE

Tanto que hablamos de crisis en la profesión, de tantos empleos destruidos, de tantas cabeceras desaparecidas y de tantas pequeñas o medianas empresas que han echado el cierre, que pasa desapercibido algún ejemplo de tenacidad y resistencia, acreedor de reconocimiento para constatar que cuando se dispone de vocación y entrega los imponderables pueden ser superados.

Es el caso de Ycoden Daute Radio, la marca que ha patentado y ha consolidado, en solitario y con la valiosa ayuda de colaboradores, Narciso Ramos, hijo del inolvidable Rafael, al lado de cuya mesa nos sentábamos en la redacción de Suárez Guerra del vespertino La Tarde. La marca ha cumplido ya diez años que, dadas las circunstancias, tiene mucho mérito: haberse abierto camino en un ámbito comarcal (noroeste de la isla), sorteando restricciones y desafiando al mismo mercado publicitario que ha contribuido a expansionar, produciendo programas dignos y atractivos e incorporando voces que los han cualificado, significa, al cabo del tiempo, una trayectoria merecedora de respeto, consideración y credibilidad.

No son elogios oportunistas, de verdad. Narciso Ramos se ha hecho a sí mismo, ha
experimentado en carne propia reveses que, lejos de arrugarle, le estimularon para reponerse y avanzar, en busca de un nuevo programa o de un nuevo anuncio. Su radio es la de estilo clásico pero abierto a corrientes modernistas e innovadoras. El medio le apasiona y es consciente, desde que lo puso en marcha, del papel que le correspondía en una franja de la isla también condicionada por la influencia mediática. Su constancia ha propiciado que no solo interesen el suceso, algún escandalete político manejado según los intereses de turno o un certamen de belleza o la novedad de una fiesta local: Ramos ha operado el milagro de la sostenibilidad radiofónica.

Mejor dicho, mediática. Porque, consciente de las limitaciones, de las exigencias tecnológicas y de los cambios en los hábitos de los consumidores de la información, también puso en marcha un digital en el que desarrolla una oferta informativa muy plural que abarca desde San Juan de la Rambla a Buenavista del Norte y Santiago del Teide. Ycoden Daute Radio es ya una referencia: ha acercado el noroeste insular, la isla baja y las latitudes que parecían más lejanas aún precisamente porque escaseaban los medios, los profesionales y las opciones dar a conocer el vasto quehacer de la comarca.

Doce programas semanales de producción propia (91.4 de la FM), información dinámica, plural y actualizada en elperiodicodeycodendaute.es (sustituto de lavozdeicoddelosvinos.net, cuya hemeroteca se puede consultar)y una ventana abierta en La Voz de América para este continente y su ámbito de influencia en la sociedad insular, conforman un modesto pero digno multimedia en el que también se accede a un canal de videos que completa unos contenidos generalistas muy estimables.

Ramos se lanzó a la aventura hace diez años. De los elementales esquemas de los inicios ha pasado -con sufrimientos y estrecheces pero con emprendimiento y aperturismo, sin decaer- a productos informativos que reflejan una superación profesional muy apreciable. Diez años trabajando sin descanso para ganar audiencia y lectores. Con sus recursos para garantizar el pluralismo y acreditar la independencia. Lo ha conseguido.


Y continúa esmerándose. Aún le queda mucho por hacer.

martes, 18 de octubre de 2016

NO HAY TRUMP EN ESPAÑA, PERO...

Imaginemos por un momento la campaña electoral de Estados Unidos (USA) extrapolada a España. ¡Jesús! Un candidato a la presidencia haciendo de su discurso una permanente defensiva de sus apetitos y desafueros sexuales, más o menos basados en su poderío capitalista. Imaginemos: en los debates no se habla de política exterior ni de igualdad ni de fiscalidad ni de proteccionismo económico ni de seguridad nuclear ni de carrera armamentística ni de seguridad social ni de innovación tecnológica ni de avances aeroespaciales… Y si se habla, no nos hemos enterado porque la prioridad son los devaneos y los caprichos de uno de los aspirantes, la supuesta alternativa para gobernar. Eso, en nuestro país, sería el acabóse, con los Sálvame, Ana Rosa, Zapeando (miren que es feo el gerundio), Cita a ciegas y demás farándula incorporados al fragor de la campaña comentando sin parar sobre los excesos del macho alfa (o del ibérico), del acosador, del dandismo, del histrionismo, del ligón trasnochado o, simplemente, del insaciable.

Cierto que a finales de los años ochenta, el candidato demócrata Gary Hart hubo de renunciar cuando algún medio descubrió su relación sentimental con una modelo. Son muy suyos los norteamericanos en esto de la doble moral y de castigar severamente los deslices en plena carrera electoral pero habrá que aguardar a los comicios para saber si el comportamiento va a ser el mismo de aquellos antecedentes de Hart, una vez comprobado que siguen apareciendo testimonios de maltratadas o vilipendiadas por el inefable -no por este hecho sino por otras extravagancias más- Donald Trump. Aún así, hay mujeres ‘trumpistas’, ¡eh!

Con razón dicen que los desmanes de éste han provocado cortocircuitos en el periodismo de Estados Unidos. Además de las circunstancias señaladas, al candidato republicano se le atribuyen mentiras sistemáticas, tantas que ya casi nadie opta por rebatir. Así, el eterno debate en el ámbito periodístico, información versus opinión, ha adquirido colateralmente notoria relevancia. Claro: a falta de sustancia política, de confrontar ideas y modelos, los medios hacen ejercicio de autocrítica y sientan premisas para luego fijar posiciones ante la elección: apoyar a Clinton o a Trump.

No hay que dar muchas vueltas: si todos esos factores tuvieran prolongación carpetovetónica, estaríamos hablando del bajo nivel, de la devaluación de la política, de la democracia de menguante calidad, de retroceso de incalculables proporciones, de ‘no-nos-queda-nada’, de un escándalo creciente al galope tendido… Pero es en la democracia USA cuyas fortalezas, históricas, sociales y políticas, no vamos a cuestionar. Lo malo es que por los resquicios de esas fortalezas se cuelen los estrafalarios o la telerrealidad misma de manera que la imagen del país -el más poderoso del planeta, siguen diciendo- y de la propia democracia se van deteriorando a pasos agigantados. Habrá que aguardar a los resultados pero las reacciones desde las filas republicanas hacen intuir desde ya daños de muy costosa reparación. Que vayan socializando las pérdidas.
Claro que aquí, trescientos días y dos investiduras fallidas después, todavía se debate qué es menos malo, si abstenerse o negarse; si la mayoría absoluta, en caso de nuevas elecciones, es posible (cuanto más corrupción descubierta, mejor); o si las encuestas -cada vez más sesgadas- entreveran adelantos que, sin duda, serían carne de titulares.

No hay Trump en España. Pero siempre tendremos peculiaridades.


lunes, 17 de octubre de 2016

VIAJES Y AVENTURAS DEL PERIODISMO

Las vueltas que da la vida: hace unos pocos años, eran ellos los que preguntaban a uno, durante nuestra estancia en la Delegación del Gobierno en Canarias, cuando la crisis de la migración irregular desde África, a duras penas controlable, devenida en tragedia humana. Cada cayuco, cada embarcación, una noticia en el momento más insospechado: número, mujeres y hombres, menores, procedencia, supervivientes y fallecidos.

Y ahora estaban allí, en una calurosa tarde otoñal, en el marco de la cuarta edición de Periplo, el Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras, para explicar sus peripecias y experiencias personales y profesionales en un ámbito del que terminaron siendo especialistas aventajados con la máxima licencia de credibilidad pues para eso estuvieron en lo que era algo más que un teatro de operaciones: era el escenario del dolor desgarrado de miles y miles de personas de ambos sexos que emprendieron la aventura a alguna parte, a la tierra de promisión, con enormes sacrificios personales o familiares y con el trajín inescrupuloso de traficantes de seres humanos.

Nos fundimos en un abrazo con Nicolás Castellano (Cadena Ser) y José Naranjo (‘free-lance’, referenciado en La Provincia y El País, premio Canarias de Comunicación 2015), para condensar todos aquellos desvelos informativos de entonces, para evocar los espacios de los sucesos convertidos también en efímeros refugios donde se hacinaron, donde lloraron su impotencia y donde aguardaron el retorno al punto de partida o a otro muy distinto.

Castellano llevó a las ondas, tras la inmediatez de la información, multitud de testimonios -en su versión original, traducida- que desmenuzaron el dolor o el desespero, acaso la esperanza de una, de una sola oportunidad. Nico pregunta y opina con la solvencia de quien conoce el terreno -y la imprevisible suerte del mar-, de quien se ha curtido entre refugiados de distinta duración y de insólitos destinos.

Responde Naranjo de la forma comprometida que es su ejercicio profesional, animado también por el auxilio a los necesitados. Por eso, escribió Los invisibles de Kolda; por eso, sus desplazamientos continuos a lugares donde la tragedia tiene forma de oscuridad, escasez, hostilidad, condiciones infrahumanas y supervivencia sin más; por eso, sus riesgos allí donde en la proximidad estallan las bombas (“...pero yo no soy un reportero de guerra, que conste...”) y donde el ébola machacaba en áreas donde había un médico por cada quince o veinte mil habitantes.

Aún así, no pierde el optimismo. Sabe que hay cosas que están cambiando, que África empieza a dejar de ser el continente maldito, que sus pueblos quieren avanzar, que el empoderamiento es un hecho, que hay leyes de algunos parlamentos que garantizan la paridad y que el liderazgo femenino crece incesantemente. Todo, contado de forma natural, sin estridencias y sin afanes de lucimiento personal. El suyo y el de Castellano, cada quien en sus cometidos, son el relato de viajes forzados.

Les siguió, en un enjundioso aperitivo de clausura de la cuarta edición de Periplo,Rosa María Calaf, a quien conocimos en la embajada de España en Buenos Aires allá por 1992, cuando ejercía como corresponsal de TVE. Rosa reveló su pasión por los viajes, transcontinentales, de norte a sur, del frío boreal al tórrido Ecuador, acaso labrada cuando aprendió a leer, junto a su padre y abuelo, en los muelles del puerto de Barcelona, su ciudad natal en 1945.

Hizo autostop para recorrer Europa a principios de los sesenta. Diez años después, en 1973, con furgoneta y compañero, se adentró en África por Marruecos, cruzó el Sahara y terminó en Ciudad del Cabo. América, sus paisajes, su cultura, su monumentalidad y el dengue peligrosamente contraído allí donde la asistencia estaba bajo mínimos, vinieron luego. No satisfecha, le aguardaba Asia, donde el supuesto paraíso, entre el Tigris y el Eufrates, estaba ya sensiblemente deteriorado acaso porque Saddam Hussein no tenía conciencia de la estética naturalista ni de la protección medioambiental. Y donde en la mismísima línea fronteriza de las Corea fue capaz de saltarse los rígidos cánones diplomáticos para obtener la insólita imagen de representantes gubernamentales volviendo del sur al norte por un quítame allá unos metros o unos segundos. Timor, aquel proceso de autodeterminación tras el rechazo de la población a ser un territorio autónomo dentro de Indonesia, con los movimientos separatistas, los juegos de poder y de guerra hasta el acceso a la independencia, fue posiblemente su escenario más peligroso.

Rosa María Calaf, en medio de un clima atento y expectante, desgranó episodios, peripecias y situaciones de sus recorridos y estancias. Naturalmente, también de las profesionales. Son más de veinticinco años de carrera en el exterior, informando de conflictos y catástrofes, de cultura, de sociedad, economía y política, descubriendo idiosincrasias y llevándose sorpresas. Destacados personajes públicos de distintos países respondieron a sus preguntas a lo largo de las últimas décadas. Felizmente jubilada (“...pero no de la vida, ¿eh?...”), conserva, enriquecido, el afán de curiosear y conocer otras latitudes.

Nicolás Castellano, José Naranjo y Rosa María Calaf brindaron en Periplo sus respectivas experiencias, en el fondo, un modo de interpretar el periodismo, entre viajes y aventuras, desde los lugares buscados o insospechados.


sábado, 15 de octubre de 2016

PAPEL INVERTIDO

Se ha reducido -en medida variable, supeditada a voluntades y circunstancias- esa inveterada costumbre de ofrecer un ágape, un brindis, un refrigerio o una copa de vino español/canario tras la celebración de algún acto público de muy distinta naturaleza, desde una conferencia a la presentación de un libro, desde la apertura de una exposición artística a un breve concierto vocal o de cuerdas. La crisis -es fácil echar la culpa, pero influyó, desde luego- sirvió para la supresión, una medida de contención de gastos que, independientemente de cuantías, justificaba por sí misma la medida. Y casi todo el mundo la entendía y la aceptaba.

La costumbre se había hecho casi consustancial. La copiosidad de algunas ofertas hacía el resto. Se llegó a decir que muchos asistentes o espectadores acudían atraídos por el dichoso brindis (Las malas lenguas señalaban que eran fijos y que se ponían morados). Había quienes interpretaban que se trataba de un simple detalle de agradecimiento, de correspondencia a quienes asistieron, de homologación de usos extranjeros similares. No faltaron quienes creían que se trataba de un reclamo más para garantizar la asistencia de unas cuantas personas más.

El caso es que empezaron a sucederse los actos… sin más, sin la propina de ‘manises y aceitunas’, coloquial fórmula simplista con la que englobar la dichosa costumbre. Las instituciones o entidades promotoras -al menos las habituadas a la convocatoria y promoción de actos públicos- vieron aliviadas sus cargas.

Pero ha surgido una alternativa para quienes se resisten a no tomar algo tras la convocatoria o a no corresponder a los invitados que han tenido la deferencia de asistir: son los propios artistas, conferenciantes o ponentes, de lo que sea, quienes cargan con los gastos de un brindis, aunque sea modesto. Ellos mismos traen los productos, las botellas, los vasos plásticos, el menaje siquiera rudimentario. Además de pintar, unas tortillas, otros canapés y botellas de vino, que tampoco es cuestión de entretenerse demasiado con otros alcoholes. Así, la entidad se libera de un gasto, los promotores quedan bien y a los invitados les cunde en tanto no se marchan de vacío.

No deja de ser curioso (gastos aparte) el papel invertido para que la costumbre siga siendo inveterada. ¿O lo apuntamos definitivamente en las consecuencias de la crisis?


viernes, 14 de octubre de 2016

MENOS EXPLOTACIÓN

Pues parece que va en serio ese denominado Plan contra la explotación laboral que promueve la vicepresidente del Gobierno de Canarias y consejera de Empleo, Políticas Sociales y Vivienda, Patricia Hernández, cuyos objetivos son plausibles: el cumplimiento de las jornadas laborales previamente concertadas, regularización del régimen de la Seguridad Social, impedir la artificialidad y las irregularidades del empleo temporal y aplicar fijeza en la contratación eventual que sea susceptible de ello.

Muchas quejas, en efecto, se acumulan en distintos segmentos del mercado laboral, referidas a las condiciones de trabajo. No han sido estas mejores en el marco de nuevas contrataciones o empleos generados, no. El ‘precariato’ es moneda corriente en cualquier discurso sindicalista. Las circunstancias, salvo excepciones que seguro las habrá, no juegan a favor de los trabajadores, de su motivación y estabilidad. Al contrario, propician desgana e incertidumbre. Eso de no disponer de recursos para promocionar, realizarse, contribuir a la sostenibilidad del sistema de pensiones y aguardar la jubilación con unas mínimas garantías, ha sustanciado ideas condicionantes tanto desde el punto de vista anímico como ocupacional o profesional a la hora de evaluar el rendimiento.

Se trata, por tanto, de ir acabando con los supuestos de irregularidades o injusticias laborales. Aunque no falten detractores, el Plan -a la espera de sus resultados prácticos- es un avance hacia la dignificación de las condiciones de trabajo. Y eso es positivo para todos, para empresarios, emprendedores y empleados. Si se quiere poner fin a situaciones de fraude o rayanas en la explotación, si se quiere transparentar y cualificar el tejido empresarial -hasta hacer ejemplar su funcionamiento desde este punto de vista, desde su propia imagen- y si se pretende evitar la competencia desleal, el Plan era (es) necesario. En Canarias, con una economía productiva muy terciarizada, se arrastra un déficit muy considerable en ese sentido.

El Plan, consistente en la realización de unas inspecciones en empresas y centros de trabajo orientadas a la regularización de incumplimientos o de prestaciones no ajustadas, aspira a fomentar la legalidad. Se debería tener, por tanto, una actitud positiva y nada recelosa. Es posible que sea difícil en algunos casos, acaso demasiado acostumbrados a obrar en la impunidad. Tienen que convencerse los reticentes de que este Plan va a favor de todos: lo que es bueno para la producción, lo es también para todos sus agentes. Es tontería hablar de modernismo, de innovación y de competitividad si no se acaba con los vicios y si no se consolidan los estimulantes que favorezcan la dignificación laboral, en todos los sentidos.

Si en Canarias no se abona un sesenta por ciento de las horas extraordinarias, por citar un dato aportado por la vicepresidenta, y si el contrato temporal es sistemáticamente vulnerado, sin que pase nada, o solo para prolongar y constatar las faltas de cumplimiento, hay que actuar. Esa es la filosofía teórica del Plan: a favor de la legalidad. Salen todos ganando.

jueves, 13 de octubre de 2016

LOS CANARIOS EN EL SANTO DOMINGO COLONIAL



Rompió algunos esquemas la conmemoración del 12 de octubre en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), que trasladó su rigor academicista al patio/carpa exterior del Museo Arqueológico Municipal (MAM) para contextualizarse en la programación de la cuarta edición de Periplo, el festival internacional de literatura de viajes y aventuras cuya programación del fin de semana, por cierto, está llena de atractivos.

Pero el presidente del IEHC, José Juan Cruz Torres, en un sofá junto al profesor titular de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel Hernández González, hizo una presentación ajustada y apeló por enésima vez a las ayudas económicas del Ayuntamiento para poder subsistir y mantener una oferta de actividades sobre mínimos de dignidad.

Después, Hernández desglosaría la presencia de “Los canarios en el Santo Domingo colonial”, título que dio sentido a la conmemoración de una fecha determinante para la Hispanidad. El profesor Hernández González ha publicado más de sesenta libros, diez de ellos en América, más de cincuenta ediciones con estudios críticos y más de cien artículos. Es miembro de las academias de la Historia de Canarias, Cuba, Venezuela y República Dominicana. Ha ganado seis premios de investigación histórica. Sobre el Santo Domingo colonial, es autor de una trilogía, integrada por La colonización de la frontera dominicana, Expansión fundacional y crecimiento en el norte dominicano y El Cibao y la bahía de Samaná y el sur dominicano. Cambios Sociales y transformaciones económicas, que abarcan distintos períodos históricos de  aquella República.

En 1517 fueron llevados desde Canarias diez maestros y oficiales para la fabricación de ingenios. Ahí empezó todo. Posteriormente, la Corona otorgaría una Real Cédula en 1558 en virtud de la cual le serían concedidas a cada español que se trasladase a Santo Domingo entre seiscientas y setecientas hectáreas. El profesor Hernández, tirando de capacidad memorística, fue desglosando los hitos de la presencia canaria: la fundación de San Carlos de Tenerife, por ejemplo, en 1684. Fue centro abastecedor de productos agrícolas a la capital. Luego, la agregación de familias a la población de la segunda ciudad del país, Santiago, en el fértil valle norteño del Cibao.

Destacó el conferencianteel eje cardinal de la expansión en la región fronteriza: la fundación con familias canarias de la villa de Hincha, en 1704. Años antes, en 1691, había tenido lugar la de Banica. Los isleños también tuvieron papel fundacional en Puerto Plata, en el norte del país. Asimismo, en la villa de Samaná, en 1756; y en Sabana de la Mar, en 1760. La localidad de Azua también fue reforzada con el aporte de varias decenas de familias insulares. En 1768, surgieron otras dos villas de frontera con gentes de las islas. Además, con un cometido determinado: poner freno a las usurpaciones francesas. Se trata de San Miguel de la Atalaya y Las Caobas, a las que más tarde se uniría en el norte Dajabón, convertida en parroquia en 1776.

Según Hernández, el extraordinario impacto de la migración canaria se puede apreciar en el vertiginoso crecimiento de Santo Domingo entre 1740 y 1760, ciclo en el que llega a duplicar su población. La media de miembros por familia era de 6,25, valor elevado; pero llega a un incremento aún mayor en las isleñas, con 8,69 en Banica como máxima.

El asentamiento de familias de la elite mercantil lagunera, como los Saviñón, los Lousell, los Núñez Loysell o los Pitaluga significa otra prueba de la aportación tinerfeña. Estos apellidos aún subsisten en la elite local. Otro dato: la apertura del libre comercio con La Habana lleva a la conversión del puerto norteño de Montecristi
-como ocurrirá también con el de Aguadilla, en Puerto Rico-, a ser un punto de escala en el comercio canario-cubano.

En definitiva, una conmemoración del 12 de octubre en un marco distinto al de los últimos años, con un formato también distinto. Pero todo, no menos interesante. Sobre todo, para medir la presencia canaria en aquella isla y su iniciativa para fundar núcleo poblacionales, como bien indicó el profesor Manuel Hernández González.

miércoles, 12 de octubre de 2016

LA SONRISA EN LA TELEVISIÓN DE HOY

El escritor segoviano Andrés Sorel, fundador en 1984 del diario Liberación y director de la revista República de las Letras, publica un artículo pesimista titulado “La política ya es solo televisión”. Es una reflexión interesante que plantea hasta qué punto la degradación de la política se ve acentuada por el abuso del medio televisivo, al que se acude para fines no puramente informativos ni explicativos siquiera sino para aprovecharse de su fácil accesibilidad, de su indiscutible poder de penetración -ya nos gustaría ver los índices de audiencia si estos dependieran de la lectura de diez páginas de un libro, no más-, de los efectos persuasivos en el lucimiento personal, de la frecuente complicidad de entrevistadores y conductores, de la sutil o descarada propaganda y hasta de las redifusiones dichosas, en el caso de canales autonómicos y locales.

En las dos últimas campañas de las elecciones legislativas que no arrojaron luz sobre la gobernabilidad del país, ya pudimos contrastar el empeño de las cadenas en ofrecer productos distintos: candidatos ‘humanizados’, tratados desde una dimensión más personalizada, sus gustos, sus habilidades… Parecía interesar más su contribución a las tareas domésticas, sus hábitos de lectura de prensa deportiva o el supuesto manejo en redes sociales que las medidas a adoptar para frenar el déficit público o un nuevo modelo territorial y, por ende, de financiación autonómica. No es que lo primero esté mal, pero… “¿Qué hará para evitar que colapse el sistema educativo?”, como que interesa más proviniendo la respuesta de quien aspira a gobernar o de hecho es responsable público de departamentos y políticas sectoriales.

La naturalidad, la distensión, la apariencia de cercanía, el atuendo (por supuesto) son cualidades indispensables. Se trata, sobre todo, de sonreír, sostiene Sorel. Se pregunta: “¿Quiénes no sonríen en el cansino espectáculo de las fotos histéricas que han enterrado el diálogo, la controversia; quiénes no aplauden ante la turbamulta que levanta las manos y se aprietan en masas que, da igual, se congregan en un partido de fútbol, ante una bandera -cualquiera de ellas- el líder político, hombre o mujer que ya parece figura del celuloide, o en el recinto en que se contorsionan, saltan, aúllan aquellos que dicen ser músicos?”.

Sonreír o cómo fracasar en el intento. O cómo perder equis puntos en la percepción de los cientos, miles de seguidores, muchas veces convenientemente aireados para que el post-debate o la post-entrevista adquieran determinado sesgo favorable. Sonreír como síntoma de seguridad o como expresión de aplomo y dominio en el plató. Sí, ya: todo eso se llamaba antes telegenia. Pero ahora hay que poner énfasis en la sonrisa, “porque la única batalla ideológica que ya se plantea en el plató de la representación -escribe Sorel- es el bien asimilado ensayo de ver quién sonríe más, quién se muestra más simpático, atractivo, sea hombre o mujer, aunque como siempre no hay regla sin excepción...”.

Y claro, es fácil adivinar las consecuencias. Los destinatarios de la prolífica sonrisa, de los mensajes acartonados, de los lugares comunes, de los discursos plúmbeos y de las acusaciones aprovechando la ausencia, eso que llaman la gente, la sociedad, los vecinos o la ciudadanía, carecen ya de opinión propia. Es tremendamente crítico Andrés Sorel cuando escribe que “son fieles de la religión que impregna su tiempo de ocio y que, a su vez, es programada y divulgada por los burócratas políticos invitados por los burócratas mediáticos. Eso sí, todos al servicio del gran Profeta y señor del tiempo, la Publicidad. Porque necesitan fieles mudos, pasivos como buenos consumidores, para conquistar el Poder o, al menos, vivir en la bien remunerada burocracia que conforma sus aledaños”.


De los conductores pro y anti y de los insultadores impunes es preferible no hablar. A ellos también (por fortuna, no todos) les sonríen.