jueves, 26 de noviembre de 2009

ANTES Y DESPUES DE HAIDAR

Alakrana y Haidar, vocablos que terminan haciéndose familiares, que se memorizan a fuerza de leerlos en titulares o de escuchárselos a locutores y presentadoras de espacios informativos audiovisuales. Pero, más que vocablos, son problemas de envergadura que brotan y crecen con soluciones que se van complicando a medida que avanzan los días y la multiplicidad de opiniones en el universo mediático es otro sumando de dificultades.
Problemas que se enquistan para un Gobierno que debe actuar con mucho respeto, conforme a las reglas del Derecho Internacional y que no puede resolver a su antojo ni por las tremendas como parece desprenderse de algunos testimonios, unos (en el caso del pesquero secuestrado) movidos por un trasnochado anhelo autoritario casi belicista y otros (en el de la activista saharaui) por una solidaridad con la causa, acentuada si se quiere por un victimismo añadido que despierta adhesiones y enreda aún más cualquier sendero de solución.
En pleno debate político tras la liberación del barco -ni siquiera en resultados gratificantes llueve a gusto de todos; y más: vaya ingratitud la de algún tripulante-, detengámonos en la situación de Haidar, entera responsabilidad del Gobierno de Marruecos que retiró su pasaporte y le impide entrar en El Aaiún. Haidar es una activista saharaui, ahora mismo la cara visible de un problema muy serio en el que está en juego la autodeterminación de un pueblo. Defiende sus ideas de forma pacífica. Aboga por el cumplimiento de los derechos humanos.
He aquí, entonces, que las soberanas decisiones del Gobierno marroquí suenan, cuando menos, a arbitrariedades. Y el Gobierno español que no quiere ni debe ser cómplice del autoritarismo con que se conduce Marruecos. Pero Haidar, en huelga de hambre en el aeropuerto español de Lanzarote, no quiere acogerse al Estatuto del Refugiado (opción concedida por ejecutivo español), una de las posibles salidas al contencioso, y la tuerca da una nueva vuelta. La activista, además, pone en juego su propia vida, un hecho que hace más inquietante la situación.
El legítimo posicionamiento de Haidar, con un esfuerzo personal considerable que entrará en la historia del pueblo saharaui, merece respeto. Se va conociendo su pasado, plagado de penalidades y tribulaciones. Es probable que marque un antes y un después en las relaciones entre las partes del contencioso entre Marruecos y la República Saharaui Democrática. Es de esperar que, en medio de la tensión creciente, alguien le haya explicado que el Gobierno español no tiene competencias sobre la decisión de terceros estados de admitir o rechazar la entrada en su territorio.
Como es de esperar que el Gobierno de España agote todos los recursos diplomáticos a su alcance para lograr que Marruecos revise sus decisiones de modo que sea posible el retorno de Haidar -acaso heroína sin querer- al Sahara Occidental. Ha de ser una acción firme y persuasiva. Porque el Gobierno de Marruecos también se la juega ante la opinión pública internacional: debe respetar la Convención de derechos políticos y civiles de Naciones Unidas.
Lo preocupante, en el centro del conflicto, ahora mismo, la vida de una mujer. Hay que salvarla.
Qué problema.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

NO ESTAS SOLA

El machismo criminal se ha cobrado cincuenta y siete víctimas mortales en lo que va de año. Es una cifra elevada. Si hubiera una sola víctima, también sería elevada. Es un hecho inasumible, una lacra social de la que deriva una forma de discriminación social.
Hoy habrá concentraciones, convocatorias, declaraciones y actos con los que recordar una fecha que entraña sensibilidad. Las mujeres siguen reivindicando solidaridad. Aspiran, con toda legitimidad, a que no haya una agresión, una víctima más. La respuesta debe seguir siendo numerosa y debe significar algo más que una demanda de seguridad. Ha de ser un mensaje para impulsar un cambio de cultura, de conducta y de comportamientos.
Se dispone de una herramienta potente en el estado de derecho, la Ley Integral contra la violencia de género. Hay que perseverar en su aplicación y en su desarrollo pues resulta evidente que en cada ocasión que se pone en peligro la integridad física y psíquica de una mujer se produce una vulneración de los derechos fundamentales desde todo punto de vista inadmisible.
No estás sola, mensaje de una iniciativa de comunicación con la que se quiere acentuar la sensibilidad e implicar a la ciudadanía en la lucha contra la violencia machista. Es claro que la responsabilidad no debe recaer únicamente sobre las víctimas. La mujer no debe sentirse sola, de ahí que las instituciones públicas impulsen acciones que condenen los hechos y contribuyan a cambiar esos hábitos y esa cultura.
Lo importante: el rechazo a la violencia, fomentar valores de igualdad, seguir trabajando para que la repulsa sea indiscutible y lograr esa tolerancia cero ante la violencia contra las mujeres.
Porque no están solas.

martes, 24 de noviembre de 2009

PREU 1969-70

Llegamos en el curso 1969-70, una vez finalizado el bachillerato, en el colegio 'Gran Poder de Dios'. Ibamos a cursar el Preuniversitario, el popular 'Preu', con su prueba de madurez para acceder a la Universidad.

Llegamos con alguna incertidumbre pero confiados en los comentarios convergentes: buen ambiente, adecuada organización, excelente profesorado... El colegio San Agustín, de Los Realejos, nos abría sus puertas. El centro tenía la buena fama de haber formado a centenares de alumnos de varias localidades de la comarca.

Allí llegamos, junto con otros compañeros portuenses, Andrés Carballo Rodríguez, Domingo Perera Pérez, Gerardo González Movilla, Mario Torres Rodríguez y Manuel Mederos González. Con los dos primeros habíamos escogido Letras a la hora de cursar el bachiller superior. Desde el Puerto de la Cruz también se incorporaba Astrid Breittenstroter, a la que reconocíamos porque acompañaba constantemente a su madre cuando ésta disfrutaba de las aguas de Martiánez.

Y allí conocimos a compañeras y compañeros que, al cabo del primer trimestre, ya formábamos un grupo compacto y bien compenetrado. Empezábamos a madurar, había diferencias y seguro que hasta algún recelo pero la calidad humana se impuso. La prueba es que, con el paso del tiempo, situados ya cada cual en el lugar elegido en los órdenes de la vida, y alguno hasta jubilado -curiosamente, parece que ninguno abuela ni abuelo, por ahora-, nos seguimos respetando y viendo una vez al año para desgranar las vivencias y los recuerdos de nuestro paso por el San Agustín realejero.

Al colegio llegábamos cada mañana en un microbús que hacía un recorrido por el valle para recoger a los alumnos. El aula estaba a la izquierda, según se entraba. Era una suerte de garaje habilitado. Don Rafael Yanes, el director constante y celoso, seguía siempre atento tanto la entrada como la salida. Creo recordar que eran más numerosos los que cursaban Ciencias. Había horarios y espacios distintos para quienes seguíamos Letras.

Allí tradujimos La Ilíada y La Eneida, guiados por una excelente profesora, doña Orencia, que enfermó durante el curso una breve temporada y fue sustituida por Jerónimo, ya licenciado, que había sido también alumno suyo. Inglés enseñaba Félix Calzadilla, que venía desde La Orotava y caminaba desde la parada de las guaguas como un auténtico 'lord'. Don Félix pronunciaba de forma exquisita las terminaciones -ted y -ded y en su método aparecía la traducción de textos del 'Reader's Digest' cuyo número en inglés comprábamos en alguna librería portuense. Dos hermanas, Conchita y Mari Carmen, enseñaban sus asignaturas de forma muy pragmática: nos hacían leer libros y textos sobre los que habríamos de elaborar algún trabajo que serían archivados para su reutilización en cualquier momento.

En aquel curso se produjo un hecho muy llamativo: la inauguración de un polideportivo descubierto en unos terrenos próximos al colegio. Era lo que faltaba al centro y la constancia de don Rafael fue decisiva para su materialización por fases. En el polideportivo algunos hasta hicimos pinitos arbitrales de baloncesto.

Aquella promoción de Preu 1969-70 forjó maestros, arquitectos, médicos y profesionales de distinta ramas. Las mujeres, encabezadas por Milagros Palmero, que era muy memoriona y sabía mucho latín, eran todas encantadoras. A ellas y a ellos (los Francisco, Víctor, Echagüe...) les movían los afanes de juventud, las corrientes musicales de entonces, los gustos y las modas de aquella época. De todo eso hablábamos en el desplazamiento matinal, en el tiempo de recreo o a la salida, cuando bajábamos al Puerto en el 'Mercedes' de Movilla o nos poníamos a hacer auto-stop en la intersección de la carretera general, antes de La Carrera o de Los Barros.

Aquella promoción tiene la buena y sana costumbre de reunirse a almorzar una vez al año, la última el pasado fin de semana. Era la ocasión para felicitar al presidente del sindicato internacional de futbolistas, el mismo Movilla, pero no llegó a tiempo. Hubo menos discursos que otra veces ("Es que estamos en crisis", Fernando Echagüe dixit) pero recuperamos anécdotas, escuchamos chistes y pasamos un rato muy agradable, de sana amistad.

Y echamos en falta, nuevamente, a dos compañeros: Juan Rodríguez y Domingo Domínguez. Ellos también aportaron su sello personal a la promoción del Preu 1969-70 del colegio San Agustín de Los Realejos.

Al final, posamos de esta guisa.



domingo, 22 de noviembre de 2009

COFRADIA REMODELADA, PERO ¿TIEMPOS NUEVOS?

La cofradía de pescadores “Gran Poder de Dios” cuenta ya con una sede rehabilitada, donde siempre estuvo, en la calle Lonjas, junto al refugio.

No pocos avatares –algunos de verdadera complejidad- han salpicado la vida más reciente de la entidad y, aún más, del propio proyecto de remodelación que ha precisado de tres mandatos para su definitiva materialización. Es otra prueba de la mala suerte que caracteriza las obras públicas en el municipio.

En esa iniciativa algo tuvimos que ver, en los tiempos que ocupamos la alcaldía del municipio. El inmueble, muy antiguo, presentaba serias deficiencias y hasta riesgos físicos. Cuando llovía, los problemas se agravaban. Con Guillermo Guigou como consejero de Agricultura y Pesca del Gobierno de Canarias, mantuvimos unas conversaciones preliminares, avanzadas después cuando el departamento quedó a cargo de Pedro Rodríguez Zaragoza quien, en Madrid, en el curso de una FITUR, mostró su mejor predisposición, a la que se sumaba, por cierto Pilar Parejo, entonces consejera del Cabildo Insular, empeñada de hacer de este rincón de la ciudad un entorno atractivo que combinara tradición, encanto y modernidad.

Con Rodríguez Zaragoza llegamos a hablar, incluso, de previsiones presupuestarias. Antonio González Pérez, entonces concejal delegado de Urbanismo, captó muy bien las líneas maestras del proyecto que impulsó con el celo que caracterizó su gestión. Con él ejecutamos las primeras medidas de desalojo de otras dependencias o cuartos del inmueble.

Hasta que fueron surgiendo los problemas derivados de la ocupación y explotación de un pequeño bar, plasmados en un expediente que consigna actuaciones en un mismísimo 24 de diciembre. Años después, con las obras ya terminadas, y a la espera de convenir o culminar trámites jurídico-administrativos para su reapertura y entrada en funcionamiento, la sede de la cofradía era escenario de un insólito episodio -con algarada incluida que, por fortuna, no pasó a mayores- que reflejaba descoordinación, aprovechamiento político, radicalidad y hasta falta de sensatez.
Pero, bueno, después de tales avatares, los pescadores tienen ya su casa y es lógico que estén de enhorabuena, sobre todo si les sirve para tramitar aquello que es necesario hacer al margen de las embarcaciones, de las redes y de las artes de su sufrido oficio. Pero sus necesidades y sus problemas van más allá de la disponibilidad de un recurso material y humano desde el que canalizar sus apremios y mucho más allá del local social donde consumir lo cotidiano en el ambiente que se estime más adecuado.

Las necesidades y los problemas, después de un relevo generacional que ha devenido incompleto y carente de estímulos, siguen siendo de formación y de preparación para afrontar nuevas técnicas de pesca y hasta una reconversión. De poco servirá una nueva y ansiada infraestructura, por la que vienen suspirando generaciones de portuenses, si quienes tienen que utilizarla para su profesión o su medio de vida no están a la altura de las exigencias de los avances o de las transformaciones.

Dicho en otras palabras, siempre teniendo como destinatarios a los pescadores portuenses: no se puede vivir exclusivamente de la nostalgia, de cualquier tiempo pasado que fue mejor, de capillitas pletóricas de envidia, de rencillas, de celebraciones festeras anacrónicas, de creerse que algunas cosas son inmutables, de ensimismamientos, de capturas reducidas a conveniencia, de comercialización arcaica… Pensando en el porvenir, en potenciar el sector primario, en lograr que se incorporen a él jóvenes que buscan ganarse el sustento, es necesario tener una actitud distinta, una actitud abierta, emprendedora y caracterizada por la constancia.

La cofradía y su flamante sede deben estar para eso, para aglutinar e impulsar el quehacer de un colectivo que necesita renovarse, entre otras cosas, para seguir contribuyendo a la identidad del municipio, cada vez menos visible, por cierto, por culpa de otras circunstancias.

jueves, 19 de noviembre de 2009

EL MEJOR TELEDIARIO DEL MUNDO

Media Tenor, un prestigioso instituto académico de análisis de medios de comunicación, ha otorgado el Premio de Informativos 2009 al Telediario 2 de Televisión Española. El galardón, según la información de agencia, supone su reconocimiento internacional como el mejor telediario del mundo.
La segunda edición del Telediario, la de las ocho en Canarias, fue siempre de las más vistas. A ver qué ha pasado hoy en el mundo, encendíamos el televisor. Lorenzo Milá lo presentó durante cuatro años ininterrumpidamente. Ahora le ha sustituido Pepa Bueno, antes en un magazine de la mañana. Los dos son excelentes profesionales; se diría, demás, que unos comunicadores hechos para eso, para los informativos de la televisión pública. Reúnen rigor, credibilidad, fiabilidad, telegenia... Hasta quienes menos gusten de sus rostros o de su estilo no pueden negar las cualidades que inspira su estilo y su 'modus presentandi'.
El Telediario 2 ha ganado a veintitrés noticiarios del nivel que registran en Francia (TF1), Reino Unido (BBC), Estados Unidos (ABC News, CBS, NBC) e Italia (RAI). Es, por tanto, muy meritorio este éxito que viene a confirmar alguna apreciación hecha días pasados, a propósito del nombramiento de Alberto Oliart al frente de la corporación: los informativos de TVE han vuelto a ser los más vistos y eso es fruto de una visión muy profesionalizada, de unos planteamientos muy equilibrados y muy pluralistas en cuyas fuentes deberían beber los responsables de otras cadenas, principalmente las autonómicas.
La misma información de agencia relativa a la concesión de este premio detalla hasta trece criterios que sustancian la decisión de Media Tenor, entre otros, contenido de reportajes políticos, variedad de temas económicos, visión internacionalista, despliegues y coberturas. Telediario 2 se ha llevado la palma porque también han sido valoradas sus contribuciones en forma de visibilidad de las mujeres, diversidad de cuestiones locales y de tratamientos relativos a salud, educación, medio ambiente y democracia.
Lo mejor del galardón es la declaración final que hace el instituto Media Tenor en el sentido de que, gracias al Telediario 2, "El público español está en la mejor posición para construir su propia opinión sobre lo que ocurre en España y en el mundo".
Como alcanzar ese nivel es una obra compleja, en la que interviene mucha gente antes de los rostros finales, una obra de mucho tiempo, de muchos reveses y hasta de muchas incomprensiones, este galardón invita a congratularse.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

JOSE ANTONIO RIAL, LA MEMORIA DE 'FYFFES'

Ha llegado desde Caracas la triste noticia del fallecimiento de José Rial, el célebre autor de "La prisión de Fyffes", una novela fundamental para entender los primeros días de la represión franquista tras el golpe de estado de 1936.
La primera referencia de esa obra que albergamos en la memoria se remonta a los años sesenta del pasado siglo, cuando le traían a la abuela desde Venezuela un ejemplar de forma clandestina y que ella forraba con un papel muy grueso para que no apreciaran las tapas. La iba prestando a personas de estricta confianza a las que requería su devolución. El ejemplar aún está entre los libros conservables y resistentes a las mudanzas. "Monte Avila" hizo varias ediciones, que se agotaban. Hasta que el Gobierno de Canarias, al cabo de los años, asumió una reedición de este clásico en el que se ven retratados quienes padecieron reclusión por culpa de pensar diferente a los golpistas.
A José Antonio Rial le concedieron la medalla de oro de Canarias. El que fuera senador socialista por la isla, José Vicente González Bethencourt, promovió aquella distinción que otorgó Adán Martín. Rial la recibió con emoción. Como emocionados quedaron los asistentes al acto ante su entereza.
Le conocimos en un viaje que hizo a la isla, ya recuperada la democracia, para intervenir en alguna actividad del Instituto de estudios Hispánicos de Canarias con sede en el Puerto de la Cruz. Aquí aceptó nuestra invitación para participar en el programa "La Tertulia" que conducíamos cada sábado en Radio Nacional de España. Su testimonio fue muy ilustrativo, haciendo gala de una memoria y de una sensibilidad extraordinarias.
Allí estaba el intelectual, el novelista y el historiador, el hombre al que apasionaba el teatro. Fueron cincuenta minutos de conversación analítica, sentida. Una lúcida memoria la suya. Es de esperar que la grabación se conserve en los archivos de Radio Nacional.
Dejó de existir en Caracas, a los 98 años. Allí había estudiado a Simón Bolívar para interpretar su papel en la historia venezolana. Y allí tuvo que contar en innumerables ocasiones las peripecias de una cárcel que inmortalizó en una novela extraordinaria.
Hay que releerla.

martes, 17 de noviembre de 2009

LA PESADILLA DEL BARRANCO, CUARENTA Y UN AÑOS DESPUES



Los ciudadanos del norte de Tenerife, especialmente los del Puerto de la Cruz, experimentaron ayer tarde-noche, casi con exactitud de almanaque, lo que se vivió un 24 de noviembre de 1968, cuando lluvias torrenciales que se prolongaron durante toda una noche hicieron que corrieran los barrancos. Se registró una víctima mortal y los daños en infraestructuras, viviendas, instalaciones y terrenos de cultivo fueron tan extraordinarios hasta el punto de que nunca hubo una evaluación exacta.
La que sigue es una crónica retrospectiva de aquella jornada de verdadero impacto en la sociedad tinerfeña de entonces y que dejó visibles secuelas durante mucho tiempo. Las actualizaciones de esta entrada en este blog, aparecida en noviembre del pasado año, son mínimas.

-¡Está corriendo el barranco!
Recuerdo perfectamente que estábamos en el porche del colegio esperando al siempre ponderado Alfonso Trujillo Rodríguez para recibir nuestra clase de griego. Llovía intensamente. El profesor orotavense, en lo que no era habitual, se retrasaba. Hasta que apareció conduciendo su Volkswagen beis, modelo escarabajo. Cuando descendió, con sus sempiternas gafas negras, enfundado en una gabardina y protegiéndose con un paraguas, exclamó:
-¡Está corriendo el barranco! Lo he visto desde la carretera. Era imponente.
Los pocos alumnos que habíamos acudido a clase nos enteramos por él. El agua caída durante toda la madrugada había producido la escorrentía, un fenómeno natural que siempre llamaba la atención y despertaba incertidumbre e inquietud en la población.
Cuando terminó la clase, habían llegado otros profesores y alumnos que confirmaban la crecida del barranco en proporciones poco menos que desconocidas. De inmediato se dijo que, a la vista de la escasa asistencia, lo procedente era suspender las clases. El profesor Trujillo seguía hacia la Villa y ofreció su coche para desplazarnos hacia la zona de las barriadas. Fuimos, en efecto, dos o tres compañeros. Al llegar a las inmediaciones del cauce, el ruido era atronador, estruendoso, y la corriente, de color negro, era avasalladora. Una imagen irrepetible. Para recordar toda la vida.
Se cumplen cuarenta años y un años del aluvión de noviembre de 1968 que azotó el norte de Tenerife, el valle de La Orotava, para ser concretos. El aluvión que produjo una crecida sin igual del barranco San Felipe y unos daños humanos y materiales considerables.
Fue un suceso extraordinario. Para los niños y los jóvenes de la época, muy impactante. Estuvo lloviendo sin cesar durante horas. Cundió la alarma. Los habitantes de los bloques de viviendas San Felipe y Carlos Arias -popularmente conocidas por las barriadas- estaban en la calle, algunos de ellos, con unos pocos enseres. La fuerza del barranco arrastraba cuanto se encontraba su paso. Acabó con una vía de reciente construcción (Blas Pérez González) y destruyó parte de las viviendas más próximas.
Al mediodía, la lluvia había remitido pero la zozobra y el disgusto eran palpables.
-¡Hay un cuerpo sin cabeza en el salto del barranco!-, exclamó alguien con evidente alteración.
Y hacia el lugar fuimos unos cuantos. En efecto, un cuerpo humano al que faltaba su cabeza, yacía en un lateral, había quedado atrapado entre las piedras y un montón de maderas. El gentío se agolpó en la carretera de Las Arenas. Los guardias civiles y los municipales, alguno sin gabardina, se esforzaban en la distribución del tráfico y en impedir que los curiosos traspasaran las líneas de seguridad establecidas. La carretera de Las Dehesas quedó cortada. Se supone que un juez ordenó el levantamiento del cadáver decapitado. Los propios guardias y algún voluntario, ayudados de unas mantas, lograron rescatarlo. Se trataba de un vecino de Los Realejos.
El suceso empezó a adquirir su auténtica dimensión a medida que avanzaban las horas. El periódico "La Tarde" publicó una crónica de Luis Castañeda titulada "Impresiones de una angustiosa noche de vísperas", actualizada al día siguiente y reproducida años después en la desaparecida "Revista Local" que editaba el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz. Resultaba impresionante el relato de Castañeda: una denuncia en toda regla, impregnada de atinada literatura descriptiva.
En los alrededores de las barriadas había compañeros y compañeras de clase, algunos cuidando bolsas de ropa que habían logrado sacar de sus casas amenazadas por la furia del barranco. Después, volvimos a verles en su alojamiento provisional del empaquetado de Yeoward, actuales dependencias del Ayuntamiento. Hubo otros improvisados albergues.
Alguna fuente señaló que al menos cuarenta viviendas se habían visto afectadas. También se dijo que el campo de fútbol de La Vera había quedado completamente destrozado. Y que los pastores habían perdido muchos animales. Los periódicos de fechas posteriores, muy demandados, fueron dando cuenta del alcance del aluvión. La corta depresión asfaltada que servía de enlace para el camino a Punta Brava desapareció. Las playas de las cercanías eran un montón de desechos. El agua del mar estuvo varios días ensombrecida.
El pleno del Ayuntamiento se reunió días después, el 4 de diciembre, en sesión extraordinaria. Era alcalde Felipe Machado del Hoyo. El pleno analizó y evaluó lo ocurrido. El acta de la sesión recoge que siete viviendas quedaron literalmente desaparecidas. Las obras de encauzamiento se vieron notablemente destruidas, de modo que el "Ministerio de Obras Públicas ha tomado ya las medidas urgentes que el caso requiere para reponer los fuertes del barranco que han desaparecido y garantizar las propiedades públicas y privadas de sus riberas ante futuras crecidas". Los suministros del servicio eléctrico y de abastecimiento de aguas se vieron también interrumpidos, hasta el punto de que, durante unos días, fue necesario atender a los damnificados con una o dos cubas.
El alcalde anunció en ese pleno que desde Madrid había recibido noticias de que saldrían de inmediato a subasta 222 viviendas programadas para el municipio y que las Mutualidades Laborales de Santa Cruz de Tenerife habían ofrecido una aportación a fondo perdido de quinientas mil pesetas, destinadas a los mutualistas siniestrados que habían perdido enseres y mobiliario.
Están a punto de cumplirse cuarenta y un años de aquel fenómeno natural que es recordado por los supervivientes -y no es exagerado el término- de forma muy singular. Historias y situaciones personales caracterizadas por la inquietud, la incertidumbre y el dolor. Y nadie se olvida del estruendo ni del torrente de color negro.
-¡Está corriendo el barranco!
Ayer, casi con exactitud de almanaque, mucha gente supo lo que eso significa. Y la historia se repetía.

lunes, 16 de noviembre de 2009

NORTE Y SUR, SIN HOSPITALES

El disgusto de unos vecinos, sorprendidos en plena madrugada con la repentina dolencia de un pariente que fue diagnosticada como isquemia cerebral, puso de relieve que la atención sanitaria de aquellos que andan un poco lejos de los centros hospitalarios significa un serio problema cuyas perspectivas de solución, según se desprende de algunas decisiones presupuestarias recientes, seguirán siendo bastante complicadas.
Ya saben: susto, nervios, prisas, llamada, petición de datos, ambulancia que tarda lo suficiente para desesperar, traslado, ingreso, urgencias, hospital, espera, pasillos… hasta que llega la información que alivia, si se ha llegado a tiempo, como parece que fue el caso.
Hechos como el descrito -es innecesario pormenorizar- contrastan la necesidad de que entren en funcionamiento cuanto antes los centros hospitalarios del norte y del sur de Tenerife. Quienes vivimos isla adentro sabemos muy bien lo que aumentan las ansias y las distancias en ocasiones como la relatada. Quizá en la capital no tanto. Esos centros han terminado convirtiéndose en un objeto ansiado, más que una reivindicación o una demanda que termina reclamando justicia social.
Ya se sabe que la salud es un derecho irrenunciable y que la sanidad es uno de los pilares del Estado de bienestar. En Canarias, pese a los avances, y teniendo en cuenta quejas, debates y registros estadísticos, da la sensación que ambas obviedades, cuando menos, se tambalean. En Tenerife, tan sólo, se habla de casi veinte mil personas en listas de espera, donde seguro que pasarán meses hasta ser atendidas. Cuentan que hay lista de espera hasta para el transporte de los pacientes y que el porcentaje de éstos se va incrementando notablemente. Y que en atención primaria también hay lista de dos o tres días para ser atendidos por el médico de familia.
Los problemas se agravan si, como parece, la tijera de los recortes en los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma que hoy empiezan a ser debatidos en el Parlamento termina extendiéndose en los capítulos dedicados a la asistencia sanitaria, con lo que la apertura de los hospitales del norte y sur tinerfeños seguirá demorándose. La cadena de consecuencias es fácil de colegir. Y que se convenzan: no es la eterna cantinela, el tono lastimero de la ciudadanía del interior. Es una demanda que hay que agradecer no haya traspasado los límites de la paciencia -¡benditos límites!- del respeto y de la tolerancia. Claro que esos límites reflejan también una pasividad social preocupante, un conformismo existencial que ni siquiera muta en tiempos de crisis. Que quede claro que las infraestructuras o las dotaciones hospitalarias son una conquista y no un regalo. Y más claro debe quedar aún en qué fijan sus prioridades quienes tienen la responsabilidad de administrar recursos públicos.
Los recortes son la sustancia del debate político y del presupuestario en concreto, en las cuantías que sea, enmienda arriba, rectificación abajo. La gente, tan hastiada de la política, no estará muy pendiente, más que nada porque no espera grandes cosas. Pero que sepan los gobernantes que los equilibrios y la cohesión social se resienten a poco que asuntos tan esenciales como la atención sociosanitaria siguen sin tener respuestas directas y concretas. Si las previsiones contables del Gobierno de Canarias no son buenas para Tenerife, teniendo en cuenta el volumen de las competencias y de las prestaciones del Cabildo Insular, puede que estemos al borde de un colapso, dicho sea sin exageraciones.
Se resiste uno a creer y admitir que la apertura de los centros hospitalarios del norte y del sur de la isla depende en alguna medida de la oportunidad, de la proximidad electoral por ejemplo. Será ingenuidad y hasta una cierta benevolencia, pero más allá de la coyuntura y de esa visión alicorta, es evidente que se necesita un nuevo modelo sanitario en Tenerife, basado en planes integrales de salud y en centros mejor dotados tanto con recursos humanos como materiales que sirvan, incluso, para aliviar esa pesada carga de los actuales hospitales.
Lo que no es ingenuidad, en lo que hay que ser tajantes es que la sanidad no puede ser un negocio. Porque entonces sí que los desequilibrios y las discriminaciones fomentarán esa desvertebración o esa descohesión hasta límites insoportables.

sábado, 14 de noviembre de 2009

PARADAS DE GUAGUAS

Ahora que las guaguas vuelven a operar salidas y llegadas en una de las avenidas del polígono San Felipe-El Tejar, a la espera de una nueva estación, la memoria nos devuelve algunos antecedentes. Quienes hemos sido y seguimos siendo usuarios del transporte colectivo de viajeros, hemos vivido las mudanzas y todas esas situaciones que se suceden en un lugar frecuentado por gentes de todas las latitudes, acaso donde mejor se contrasta el cosmopolitismo de una ciudad como el Puerto de la Cruz.
No alcanza la memoria pero cuentan que la primera parada de guaguas en el municipio, propiamente dicha, estuvo en la calle Blanco, antes del espacio donde estacionaban los taxis que aún tienen en la plaza del Charco su parada principal. Popularmente eran conocidas como "jardineras".
Donde sí recordamos un lugar parecido a una estación es en las inmediaciones del refugio pesquero, en el exterior del establecimiento conocido por "Viuda de Yanes" y de "El Fielato". La calle era amplia y adoquinada. Allí maniobraban los conductores para orientar la salida hacia la calle Santo Domingo. En una edificación allí construida a principios de los años setenta del pasado siglo, albergaron en un pequeño local las oficinas de atención al público o de recogida de envíos. Allí se hacían las reservas o se despachaban los billetes para desplazarse a La Laguna y Santa Cruz en el denominado "exprés" o "expreso", en realidad un microbús marca "Commer" de once o doce plazas que salía a las y cuarto y menos cuarto y no hacía paradas prácticamente.
Eran los tiempos de "Transportes de Tenerife", la empresa que prestaba los servicios y que no resistió los avances de la modernidad y las demandas crecientes de los usuarios. En aquella zona próxima al muelle, se vivió algo parecido a una huelga. Fue un paro, ciertamente, al frente del cual se puso Liborio Zamora, más conocido por "Cheché". Se concentraron unas decenas de personas, sin violencia, sin que la algarada pasara a mayores.
Y en aquel pequeño local, por cierto, depositaban los paquetes del desaparecido diario "La Tarde" por cuyos ejemplares esperaban habitualmente los contertulios de la 'cámara alta' del "Bar Dinámico". Y hasta que aparecían los repartidores. Curioso, porque había quien compraba "La Tarde" a la mañana del día siguiente. Y es que, a veces, ni llegaba.
Cuando el tráfico se fue intensificando, la parada fue trasladada hasta El Penitente, en la explanada adoquinada junto al mercado municipal. Lo que hoy sería el tramo de plaza de Europa más próximo a la fachada de las casas consistoriales. Los turistas, cada vez más numerosos, demandaban información y entonces colocaron unos originales cartelones de madera que solían caerse con una ligera brisa y donde estaba inscrito el lugar del destino. Las guaguas seguían saliendo Santo Domingo arriba para girar hacia la Punta de la carretera pasado el que era conocido como empaquetado de los "Betancores".
En los alrededores de la plaza del Charco habían dejado espacio para que estacionaran las guaguas que cubrían el trayecto hasta las barriadas y Punta Brava, éste casi siempre con Agustín Rodríguez al volante. Salían cada media hora desde el exterior de la sede de Falange, cerca del cinema "Olympia". Los retornos, por la calle Puerto Viejo, se hicieron cada vez más complicados -practicamente las guaguas no cabían entre obras y aparcamientos- de modo que fue necesario buscar otro emplazamiento que funcionó durante un tiempo al comienzo de la calle Nieves Ravelo, frente al monumento a Bonnín, donde incluso construyeron una isleta de protección y acceso de los usuarios.
Se materializó años después otro traslado: hasta la avenida Hermanos Fernández Perdigón, en un área que concentraba los núcleos de prestación de servicios públicos más importantes. El turismo había eclosionado en la ciudad. Instalaron unas pequeñas casetas, unos módulos, donde despachaban billetes, paquetes y mercancías y en cuyos alrededores se concentraban los conductores, cobradores e inspectores.
Había desaparecido "Transportes de Tenerife", sustiuida por TITSA después de un doloroso parto en el Cabildo Insular en el que mucho tuvo que ver el ya jubilado secretario general del Ayuntamiento portuense, Santiago Díaz Baeza. La isla estuvo sin transporte público de viajeros en la segunda mitad de los años setenta más de un mes.
En Hermanos Fernández Perdigón estaban José Abreu, Domingo Martín y Emeterio Martín Ramos, personajes con distintas responsabilidades y que, a fuerza de verles todos los días, se sabían las conexiones y los horaros de carretilla. Pedro Méndez, Domingo Ríos, Pedro Díaz, Ciriaco, Gregorio..., por citar algunos conductores. Allí aparcaban las unidades de la flota que, paulatinamente, se iba modernizando. La empresa iba introduciendo, además, nuevas líneas y nuevas frecuencias. Así surgieron los denominados "refuerzos", servicios expresos para Santa Cruz que, entre las ocho y las diez de la mañana, salían nada más llenarse la unidad prevista. La Guardia Civil se había puesto dura y vigilaba de cerca a las guaguas sobrecargadas que llevaban mucha gente de pie.
Hasta que ya en los años ochenta, en plena democracia y al principio de la autonomía, edificaron la estación de guaguas sobre un suelo que había servido para campo de fútbol rudimentario e instalación de circos y espectáculos ambulantes. Era María Dolores Palliser la consejera del ramo en el Gobierno de Canarias y Francisco Afonso, el alcalde. Estaba previsto que el acto de inauguración estuviera presidido por Jerónimo Saavedra pero alguna protesta popular o sindical aconsejó que, a última hora, anulara su desplazamiento desde La Laguna.
La flamante estación de autobuses -así fue denominada, hasta que en las letras exteriores rotularan guaguas- parecía satisfacer las exigencias. La infraestructura disponía de dos plantas en el subsuelo para aparcamientos. Pero, como algunas de las dependencias ubicadas en la principal, nunca fueron utilizadas a plenitud.
Allí vivió sus últimos días laborales Diego Rodríguez, que era inspector y fue alcalde de La Matanza en el primer mandato democrático. El inspector fue una figura esencial en el transporte interurbano de pasajeros. Aparecía en cuaquier parada, a verificar con creyón rojo y azul, la numeración de los billetes que expedían los cobradores en unos tubos cilíndricos mientras en bandolera colgaba la cartera de la que sacaban el cambio. Se trataba de comprobar que todos habían pagado. Si algun usuario no lo había hecho y estaba el inspector a bordo, tiraba de aquel cordón de cuero que se extendía por el techo de la guagua y hacía sonar la campanilla que avisaba al conductor para apearse en la parada siguiente.
Ahora han cerrado esa estación por grave deterioro de su estructura, lo que ha significado la rehabilitación de la parada de Hermanos Fernández Perdigón. Un retorno al pasado, a la espera de un nuevo edificio, se supone. Ojalá no se prolongue mucho tiempo esta provisionalidad, por el bien de todos: trabajadores, usuarios y vecinos. Y ojalá haya mejor suerte que con otras obras públicas en la localidad portuense.

viernes, 13 de noviembre de 2009

HIJOS ADOPTIVOS

El Cabildo Insular de Tenerife entrega hoy el título de hijo adoptivo de la isla a Francisco Sánchez Martínez, José Sánchez Rodríguez y Luis Balbuena Castellano. La trayectoria de los tres es el reflejo de una personalidad comprometida con la ciencia, con el trabajo, con la empresa, con la investigación y la docencia.
Quienes les conocemos sabemos, además, de su amor por la isla, a la que han dedicado sus iniciativas, sus energías y sus bríos. A veces, como en el caso de Balbuena, cuando ejercía como consejero de Educación del primer gobierno autónomo, con la incomprensión de algunos sectores que luego ni siquiera han valorado el retorno a civil y a su profesión de un matemático que es y ha sido todo un ejemplo.
También lo es Francisco Sánchez Martínez, el hombre que ha hecho que miremos al cielo desde las islas con ganas de saber qué contiene. Nos ha acercado a las estrellas, a las novas, a las galaxias... Todo eso ha parecido más cercano merced al impulso materializado a través de los más potentes y avanzados telescopios del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), un lujo -ese sí- de las islas para el mundo.
Y en cuanto a Pepe Sánchez Rodríguez, uno de los más populares empresarios canarios, pese a que él no lo ambiciona, entre otras razones porque la humildad es la principal cualidad de su carácter, se ha ganado a pulso el reconocimiento y la admiración. Sánchez, baluarte de JSP, es la modestia y la seriedad a la vez. Es el afán emprendedor y el amor por la obra bien hecha al mismo tiempo. Sus fábricas, sus cadenas de producción, su trato con los trabajadores, su atención y su presencia en innumerables actos sociales, políticos, culturales y de todo tipo le han granjeado la estima y el afecto de todos. Desde Güímar también ha irradiado esos rasgos.
Una buena parte de su trabajo la han desarrollado en Tenerife, la isla donde encontraron cariño y respeto, donde trabajaron con ilusión, explorando y procurando bienestar y contribuciones a sus respectivos campos.
El Cabildo les nombra hijos adoptivos. Qué bien. No es que se lo merezcan, es que da gusto tenerles como uno más.

jueves, 12 de noviembre de 2009

EL GRADO DE LA VETERANÍA

81, 81 años tiene Alberto Oliart, el nuevo presidente de la corporación RadioTelevisión Española (RTVE). La noticia no sólo es la edad, de acuerdo, pero esa edad ha desbordado la sorpresa y ha roto muchos esquemas. Una profesional de la casa, prejubilada, nos explicaba ayer tarde su desazón: "Me he marchado, con arreglo a las circunstancias, apenas superados los cincuenta y ahora preside un respetable señor de ochenta. Entenderás cómo me siento". No le falta razón. Pero habrá que aguardar cierto tiempo para contrastar los resultados de la gestión de este abogado y culto poeta que fue ministro hasta de tres departamentos en plena transición política. Siempre se habló del perfil intelectual de Oliart que se dedicó a sus cosas después de aquella experiencia política. Su nombramiento es fruto de consenso entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición. Llega en un momento clave para la corporación, después de su ERE y de las decisiones que afectan a la emisión de publicidad. La financiación futura es la gran piedra de toque. Para ello se requiere un gran consenso, de ahí, posiblemente el nombramiento.
Le aguarda, pues, un cometido que no será sencillo. Durante los últimos tiempos, RTVE dejó de ser un asunto recurrente en debates y demás: sus informativos volvieron a ser los más vistos, palidecieron las quejas sobre falta de pluralismo o tratamientos sesgados y las intromisiones políticas dejaron de ser noticia. Buenas señales que ahora Oliart deberá mantener encendidas.
Pero, bueno, la edad. Uno, en el fondo, se alegra de que la sapiencia y la experiencia sean siempre valoradas. Ese afán menospreciativo de muchas personas -¿qué dirán ahora?- de excluir por la edad no es de recibo. Gente que a los cincuenta y a los sesenta, en plena madurez vital y profesional, pueda aportar el caudal de conocimientos y experiencia que haya acumulado, es útil desde todos los puntos de vista.
Como algunos lo hemos demostrado en la práctica, nada se tiene en contra del rejuvenecimiento, de la incorporación de personas que merecen oportunidades y que ha de contribuir con su empuje y con sus conocimientos más recientemente adquiridos a la renovación o al desarrollo de organizaciones cuando se les confía tareas de dirección.
Eso, que se ha registrado en algunas esferas de la política española últimamente, quiebra de forma simbólica con este nombramiento de Alberto Oliart que estimulará, en cierta medida, a los de su generación y a los que tienen setenta.
Eso, en fin, debe hacer reflexionar a quienes esgrimiendo juventud y una discutible carta de renovación o corriente modernista se precipitan y quieren hacer tabla rasa, poco menos que excluyendo y rechazando.
No, si ya lo dice el refrán: La veteranía es un grado.
Que lo tengan en cuenta.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL 11 DEL 11 A LAS 11 Y 11

El 11 del 11 a las 11 y 11. O sea, el 11 de noviembre a las 11 y 11 minutos de la mañana. Tantos 'unos' juntos simbolizan el arranque del Carnaval en Düsseldorf, una de las ciudades más importantes de Renania-Westfalia, norte de Alemania, hermanada con el Puerto de la Cruz por un intercambio carnavalero a punto de cumplir cuarenta años y que significó, casi sin querer, la primera promoción turística seria del destino portuense.
O sea, que dentro de unas horas, allí estarán de celebración. Es una fiesta muy participativa, nada ostentosa, en la que ya estarán los príncipes del Carnaval. Autoridades locales y representaciones de las sociedades y entidades carnavaleras viven a fondo, en un ambiente muy musical, el primer acto de unos festejos que los alemanes disfrutan a su modo, con su riguroso respeto horario, con sus formalidades protocolarias y demás. Se divierten, sí, compartiendo alegría y bullicio que alcanzarán su máximo esplendor allá por enero y febrero cuando las carnestolendas envuelvan a media humanidad.
Así que los 'unos' simbolizan el primer paso, es el ritual de cada año, una suerte de pregón pero en versión alemana. Allí se lo toman muy en serio. Su Carnaval, el de los alemanes, es una fiesta que se caracteriza por su rigor organizativo. Hace unos años, en ocasión de la materialización del hermanamiento anual, cuando se celebraba el "Lunes de rosas", su día grande, nos dijeron: "La carroza de Tenerife pasará ante la puerta principal del Ayuntamiento a las 14.23 horas". Y allí, en ese preciso momento, estaba la carroza, con la reina y su corte de honor del año anterior a bordo, arrojando flores, caramelos, serpentinas y cofettis mientras las televisiones del país se detenían especialmente en el paso para comentarlo con exhaustividad.
Durante nuestra estancia en la alcaldía portuense, intentamos llevar a cabo una fiesta similar, en la calle, el primer domingo de diciembre. Siempre pensando en otro atractivo turístico y en motivar a grupos carnavaleros. La acogida fue buena, empezó bien pero faltó tiempo para consolidar la iniciativa.
Ahora todo estará preparado en Düsseldorf, dentro de unas horas, en el Ayuntamiento, vivirán la alegría de la primera cita carnavalera, entre ritmos heterogéneos de fanfarrias y brindis de champán con naranja o cerveza, simplemente cerveza.
Puede que esta vez la alegría sea mayor: hace nada los alemanes estaban recordando otra celebración, ese peculiar día de la libertad o de la unificación que significó la caída del muro de Berlín.

martes, 10 de noviembre de 2009

ASPIRACION DE UNA CAPITALIDAD CULTURAL

Las Palmas de Gran Canaria se embarca en el proyecto de ser capital europea de la cultura en el año 2016. Ya ha dado los primeros pasos, orientados a motivar y a ilusionar a la población, no sólo a aquella más vinculada al mundo de la cultura sino a cuantos sectores se les brinda los alicientes de trabajar por una causa que, en el fondo, fortalezca la propia identidad y la proyección de la ciudad.
Es un camino largo, seguro que lleno de dificultades, en el que hay, además, sana competencia, otras ciudades peninsulares que aspiran a esa misma capitalidad, un título concebido para contribuir al acercamiento de los pueblos europeos. Fue la griega Melina Mercouri la promotora de la iniciativa, aprobada por el consejo de ministros de la entonces Comisión Europea en 1985.
En el camino hay que lograr que los ciudadanos se identifiquen al máximo, que hagan suya esa aspiración. Es la hora de los artistas, de los creadores, de los intelectuales, de los gestores culturales, del mundo de las ciencias y de las artes, de las entidades y de los organismos que trabajan en el ámbito sociocultural, a veces subsistiendo con grandes dificultades.
Es un proyecto para aglutinar, para poner de relieve la contribución de la ciudad a un patrimonio cultural europeo común. En ese sentido, resultará decisiva la participación de los ciudadanos que se integren, sea cual sea su condición, que desempeñen un papel activo y que se sientan atraídos o interesados, incluso, para dar un salto cualititavivo en su desenvolvimiento cotidiano.
La más larga caminata comienza con un paso, decía aquel viejo proverbio árabe. Las Palmas de Gran Canaria ya lo ha dado. Un trabajo arduo que encontrará dificultades de todo tipo pero que no debe producir frustraciones de ningún tipo. Y esa tarea, independientemente del resultado de la convocatoria, es el que debe servir para poner a prueba la capacidad de trabajo de instituciones y ciudadanía sabiendo que preparar de forma seria la candidatura equivaldría a sacar provecho de la labo realizada, incluso si no obtiene ese título o sello capitalino.
P.S.- Tenerife puso en marcha algo similar hace unos años. Habrá que verificar qué suerte corrió -mucho nos tememos que la peor- después de la controversia generada, como casi siempre por móviles políticos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

REINVENTAR EL DESTINO

El cierre de otros dos establecimientos hoteleros -¿puede alguien decir oficialmente y con seguridad que se han perdido más de cinco mil camas en los últimos diez años?- y la inacabable sucesión de locales comerciales que ponen fin a su actividad hacen que el Puerto de la Cruz toque fondo en el contexto de la crisis. Algunos empresarios al borde de la angustia, preocupados con los últimos indicadores y con la propia coyuntura, han pedido -interpreta uno que casi a la desesperada- alguna alternativa, un testimonio estimulante, siquiera los apuntes -en este caso no pueden ser más- de un planteamiento que refresque la ilusión o la motivación, que no prolongue la agonía sino que sirva para pensar en que sí hay futuro, en que las oportunidades para salir del trance no se han agotado.
Trataremos de cumplir pero no tiene el comentarista recetas mágicas ni muy distintas a las prescritas hasta el momento. Las conocen los mismos promotores, empresarios y profesionales con los que hemos compartido inquietudes y con los que hemos tratado de impulsar, en distintas etapas, medidas que innovaran el producto y cualificaran el destino. Cuesta emplear lo de fracaso colectivo, en tanto que las coordenadas no reflejan un avance, pero hay que convenir que los nobles intentos, tanto del sector público como del privado, por las razones que sea, no han dado los frutos apetecidos.
“Reinventar el destino”, ha venido a decir recientemente en la isla Eulogio Bordas, presidente de una de las consultoras especializadas más relevantes del país, THR. La frase, referida a la realidad turística insular, lo contiene todo aunque no sea sencilla de traducir en la práctica. Pero deben memorizarla bien quienes aún se refugien en utilitarismos nostálgicos, quienes aún no asumen que el esplendor de aquel Puerto de la Cruz de casi tres décadas de hegemonía o vanguardia turística no volverá, no se repetirá.
Pero esto no debe significar resignación o renuncia y aunque es verdad que el relevo generacional en las propiedades o en la dirección de las empresas se ha ido consumando sin grandes innovaciones, no es menos cierto que, llegada la hora de asumir riesgos, se hace necesario afrontarlos con más decisión y valentía, con menor supeditación a las connivencias de sectores empresariales con el poder político, a fin de cuentas, una amalgama de intereses que sólo beneficia a unos pocos, los más diestros, los mejor colocados.
De ahí que Bordas hable de crear nuevas condiciones para que vuelva a girar la rueda de la prosperidad, no para nuevos hoteles sino para nuevas infraestructuras. En el caso del Puerto de la Cruz, donde no se sabe muy bien el destino de la planta alojativa que ha ido cerrando sus puertas, es indispensable propiciar esas condiciones que deben quedar plasmadas en un gran pacto y, a su vez, en un modelo que las partes (administraciones y actores sociales) asuman sin reservas para superar el largo túnel que aún hoy siguen atravesando.
Ojalá que la crisis esté dejando enseñanzas provechosas, como también da a entender, algo escéptico, el primer responsable de la consultora citada. En los destinos turísticos maduros, como es el caso que nos ocupa, se precisa de un papel más activo y más imaginativo para encarar el porvenir, o lo que es igual, para cortar la decadencia en la que están inmersos. Ya no basta el voluntarismo.
Reinventar el destino, si interpretamos bien a Bordas, no es sólo procurar nuevas dotaciones y nuevos reclamos sino invertir convenientemente para captar mercados y seguir siendo competitivos. Es también racionalizar la oferta orientándola a parámetros de calidad y confort que respondan a las exigencias de la clientela que hay que fidelizar, como así ocurrió en el pasado, seguro que no con tantos recursos. Es situarse a la altura de las fórmulas de gestión que el negocio turístico, en sus múltiples variables y en un contexto de creciente competencia, va demandando y generando. Y es, igualmente, cambiar el ánimo, adoptar una actitud distinta, menos escéptica y más emprendedora. Discutir un par de euros en el precio de una cama o si cedo tres gratuitamente para una promoción o si los comerciantes no cambian un escaparate en seis meses son ya vicios y rémoras que, o se sacuden, o no hay reinvención que valga.

sábado, 7 de noviembre de 2009

JUEGOS DE UNA GENERACION

Cada generación tuvo su juego. O sus juegos, mejor dicho. Porque se ajustaban a las estaciones o eran recurrentes temporalmente. Juegos de infancia, alejados, muy alejados de las tecnologías. Algunas manualidades, todo lo más, con materiales rudimentarios, escondidos muchas veces y cultivados con ingenio. Juegos donde la imaginación se ponía a prueba, donde bastaba la voluntad para pasarlo bien, para divertirse, para rivalizar y hasta para refinar las técnicas de lo lúdico.
Los escolares teníamos en la plaza del Charco un escenario formidable para los juegos. ‘Montalachica’ era uno de ellos. Consistía en doblar el cuerpo y pegar la cabeza al compañero de delante, mientras uno aguantaba sobre una pared o un árbol. Se iba saltando, al grito de ‘Montalachica’, sobre las espaldas de quienes ya habían doblado el espinazo. Se trataba de resistir. Quienes caían, quedaban automáticamente eliminados.
Allí jugábamos también a la ‘piola’, saltar sobre alguien que había perdido un sorteo e inclinaba su cuerpo hasta casi doblarse o irse turnando mientras se avanzaba en determinada dirección. Las dificultades, obviamente, surgían con las diferencias de estatura.
Una variante, más original, y con un punto de brutalidad, era “Sintoquelis”. Consistía también en saltar sobre alguien pero ejecutando algún “añadido” que causara algún dolor a la persona que estaba debajo. Había como unas diez opciones para hacer sufrir, con la posibilidad de que si se producía algún error en la materialización de la figura, vamos a decir brusca, se quedaba eliminado. “Segunda, la catajunda (perdonada o sin perdonar: nalgada); “Cuarta que te parta” (golpe de cadera sobre los glúteos); “Quinta, el piruliqui” (patadita -a veces tremenda patada- sobre las nalgas); “Sexta pa’testa” (palmada sobre la cabeza); “Septi, septimoro, si te cojo el culo te lo perforo”; “Octava, octava Puerto Cruz y La Orotava”, eran las frases o los gritos que decía el saltador mientras ejecutaba sus maldades.
Estaba el tiempo de los boliches, algunos de barro, fabricados artesanalmente. Se conservaban de un ciclo para otro en bolsas o pequeños recipientes. Luego estaban las vidriolas (así las denominábamos) y las metras que venían de Venezuela. Eran acristaladas con relieves o elementos interiores llamativos. Las había de distintos tamaños, por cierto. Los expertos y los coleccionistas guardaban también las bolas de plomo o de acero, extraídas de alguna pieza mecánica o de algún instrumento en desuso. La superficie terrosa de la plaza del Charco era una especie de cancha superpoblada de bolicheros pero también era común verles en otros rincones, en otras calles.
Sobre esa superficie se hacían a mano hoyos de distintos tamaños. Meter los boliches en el hoyo, con los límites que previamente se pactara, era uno de los juegos preferidos. Una especie de golf en versión arcaica. Piche y palmo era otra modalidad, consistente en impactar y alcanzar las posteriormente las dos piezas mediante la extensión máxima de los dedos. En ese caso, el premio era doble. Y hasta los contendientes fijaban a menudo la recompensa: piche y palmo, cuatro.
También, entre los mayorcitos, se introdujo otro modo de compensar: si no se disponía de boliches o metras suficientes, el perdedor podía abonar en el acto con perras (los cinco o diez céntimos de peseta de entonces).
Otro juego: el del trompo. Los vendían en los carritos y en algunas tiendas, acompañados del hilo o liña. Había virtuosos que lo bailaban sobre la mano o sobre otra superficie. Pero se prefería el juego, por lo general trompo contra trompo, es decir, golpear al contrario con fuerza de modo que el punzón metálico, una especie de clavo, quebrara la madera hasta romperlo. Una costumbre: cuando se compraba el trompo, a modo de ritual, se le ponía o dibujaba en el saliente del cabezal una cruz. Cuando alguien incumplía y era descubierto sin cruz, su trompo pasaba a mejor vida al grito de: “Perrús, perrús, este trompo no tiene cruz”.
Policías y ladrones. Fácil: dos bandos que sorteaban previamente los papeles. Unos, los malos, apostados en determinado lugar. Los otros, con distintas tretas, a detenerlos o rescatarlos.
El escondite o la escondidilla. Según el número de jugadores, uno o dos a los que se obligaba a contar hasta diez o veinte y cerrar los ojos, aguardaban a que el resto se escondiera en un radio más o menos corto. Se trataba, obviamente, de averiguar dónde se habían ocultado. “La libro por todos mis amigos”, uno de los gritos para indicar que el juego había terminado.
Los carros o camiones de verga fueron uno de los grandes juguetes de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. No es exagerado decir que algunos fabricaron auténticas obras de arte. Con alambre, cartones, palillos, lona y otros adminículos, en distintos tamaños, los carros eran un verdadero lujo para quienes los disfrutaban.
Con los carros, por ejemplo, se jugaba a otra cosa: madurar dátiles. Previamente, eran recolectados en la plaza o en lugares donde caían de las palmeras y luego eran trasladados a lugares recónditos (paredes de casas viejas, rincones de zaguanes, huecos en escaleras de madera…) hasta que maduraban y se hacían comestibles.
Cada generación tuvo sus juegos que siempre serán una referencia de cualquier evocación. Juegos de niñez, de infantiles y hasta de talluditos. Los de aquella época que hemos nombrado tenían los alicientes señalados. Muchos si se tienen en cuenta la escasez y las limitaciones de entonces.

jueves, 5 de noviembre de 2009

JUBILO POR UNA CARRETERA

La población aplaudía y algunos echaban voladores. Otros se subieron a los camiones, grúas y tractores. Hasta el alcalde hubo de acercarse para compartir aquella insólita escena. Abrazos, besos, alegría... espontánea manifestación de contento popular.
Y todo, por una carretera que van a empezar a construir.
Ocurrió en La Aldea (Gran Canaria), el municipio más alejado o más aislado. Llevan años suspirando por mejores comunicaciones terrestres y padeciendo todas las incomodidades de la distancia y de las pobres y hasta peligrosas infraestructuras. Llevan años los aldeanos pidiendo un túnel, una vía decente y segura que les una con Agaete.
Debía ser tan alta la incredulidad con la ejecución del proyecto que la llegada de la maquinaria, anticipo del comienzo de las obras, fue celebrada como una auténtica conquista popular. El júbilo se desbordó, interpretación de que el aislamiento toca a su fin.
Bajo el macizo de Andén Verde, irá el túnel de unos dos mil cuatrocientos metros. En los diez kilómetros de la primera fase de la nueva carretera (nueva total, por su trazado) se incluyen siete viaductos. Hay dos enlaces y una intersección. Sirvan los datos para entender la complejidad de la infraestructura y los accidentes que hay que salvar. El presupuesto inicial supera los ciento diez millones de euros.
Es así de peculiar y paradójica la sociedad canaria. Mientras en la localidad de una isla constituye una fiesta la llegada de la maquinaria para comenzar las obras de una carretera, en otra hay concentraciones y distinntas manifestaciones de protesta para impedir que se ejecuten las que teóricamente habrían de facilitar la movilidad y el desplazamiento entre vertientes. Sin olvidar que en esa misma isla, la paciencia de los conductores es infinita con colas diarias de varios kilómetros que ya son reseñadas hasta en los informativos radiofónicos nacionales.
¿Por qué tan distintos? ¿Cuál es la razón de esa actitud o de esas reacciones tan dispares si la necesidad o la demanda son prácticamente iguales?
¡Ah! las interrogantes de siempre, que sirven para ilustrar esa diversidad últimamente tan ponderada en algunos círculos. Júbilo en La Aldea, gritos de protesta en Icod, silencio sufrido en La Matanza o Tacoronte... Es difícil de entender, ¿a qué sí? Ya lo decía el eslógan: "Canarias, una tierra única". ¡Glub!

miércoles, 4 de noviembre de 2009

CORRUPCION EN CANARIAS

Pedro Guerra firma un reportaje revelador en 'La Provincia': el balance en los juzgados de la corrupción en Canarias, tercera comunidad del país (por delante sólo están Madrid y Andalucía), en lo que a procedimientos se refiere. 64 cargos públicos y 147 millones de euros bajo sospecha. Más números del informe de Guerra: de los 800 imputados por corrupción en el país, 182 están en Canarias, donde al menos han sido detectadas 15 tramas objeto de investigación en Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote. "El cáncer salpica a nueve municipios, dos cabildos y al Gobierno regional", título de un despiece que condensa la localización de las presuntas comisiones delictivas.
Desde que vendieron el viento hace unos años -se dice fácil, parece imposible, pero es así: vendieron el viento- buena parte de la vida política en las islas transcurre entre sobresaltos derivados de la publicación de noticias que apuntan casos de corrupción casi todos ligados a administraciones públicas. Hasta la revista "Interviú", en su número de esta semana, inserta otro reportaje que apunta una especie de conexión "Gürtel" en esta comunidad tan singular.
Y así se extienden la decepción, el escepticismo, la desmotivación de la que hablamos hace pocos días en este mismo espacio. Una inmensa mancha que produce desazón en los canarios, proclives a las generalizaciones fáciles: los políticos son todos iguales. Y no es así, es verdad, porque son muchos quienes ejercen la actividad pública con toda dignidad y con toda honestidad. Pero, claro: la multiplicación de comportamientos corruptos a la sombra del poder político amplía la sospecha o el juicio fácil.
Pero es inquietante, en cualquier caso. Es difícil convivir así, es difícil dedicarse a la cosa pública sabiendo que, en cualquier momento, brota la chispa, surge la tentación, te envuelve la trama... y se cae en ella.
Ya quedó dicho que los partidos políticos deben ser los primeros en propiciar estrictos mecanismos legales de prevención, limpieza y hasta de penalización interna sin interferir el curso de la vía judicial. El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, lo ha sentenciado públicamente: "La corrupción es el mayor cáncer de la democracia y tenemos que combatirla con toda nuestra energía". Nada que objetar; manos a la obra.
Y que los partidos sean conscientes también de lo que significa perpetuarse en el poder: las redes, los negocios, los intereses... Es legítimo intentar volver a ganar elecciones pero cuidado con las correas de transmisión y los fines espurios. En el fondo, muchas veces, intereses inconfesables.
Acordémonos de aquellas manos limpias en Italia. Y tengamos claro que los valores de la democracia no merecen ser castigados con esta plaga, con este cáncer del que hablaba el ministro.
Canarias, ahora mismo, es una comunidad autónoma que proyecta una realidad social y económica preocupante. A los males conocidos, a los efectos de la recesión, se une la corrupción política que está pasando factura sin saber hasta dónde se puede llegar.
Cuidado.

martes, 3 de noviembre de 2009

MAS DE LO MISMO

Sin novedad. Esa es la conclusión de la lectura de la encuesta publicada este fin de semana en dos periódicos canarios. Los resultados son los previsibles. Y algunos titulares, también.
El sondeo, hecho a medida de quien lo ha encargado, cocinado hasta donde ha convenido para que el reflejo sea el que más conviene, viene a plasmar que, al cabo de treinta años de autonomía, las tendencias sociológicas de esta tierra siguen siendo las mismas. ¿Para qué harán encuestas entonces?
Si en una legislatura como la presente, donde los casos de corrupción afloran como hongos y donde los problemas que afectan a la ciudadanía siguen sin estar resueltos, donde la actuación del gobierno no contenta ni a sus propios componentes, que una de las interpretaciones sea que los partidos de la alianza gubernamental se recuperan, no tiene que extrañar ni al que asó la manteca. Da igual que que prosiga el desfile de cargos públicos en los juzgados, que un vicepresidente sea condenado en los tribunales tras una acción frustrada contra periodistas, que el desempleo siga creciendo, que haya menor afluencia de turistas, que el malestar de los docentes no decaiga, que no mejoran los indicadores de atención sanitaria, que no se sepa mucho de cómo evoluciona el sector primario, que las censuras en las instituciones estén motivadas por ambiciones ilimitadas de poder... da igual. Pese a eso, y a muchas cosas más, se recuperan CC y PP. ¡Faltaría más! Cuanto peor, mejor.
Es lo mismo: diputado arriba, escaño abajo. En cada isla, lo de siempre. Ni cambiando algunos rostros se rompen las tendencias. Y mientras el sistema electoral sea el que es, pues las urnas consagrarán lo que las entregas demoscópicas, con su margen de error, anticipan. Canarias, comunidad irredenta.
Hubiera sido interesante que preguntaran a los encuestados -más de tres mil, no es broma- si tienen ganas abstencionistas. Porque ese es un lugar común en cualquier conversación: la próxima vez, me quedo en casa; la próxima vez, no va ni Dios a votar; la próxima vez, gana la abstención seguro.
Porque eso es lo que se percibe: decepción, cansancio, hartazgo, indolencia, indiferencia, desmotivación... La política, con todos sus vaivenes, interesa poco a la ciudadanía. Y aquélla que es preguntada pues responde con la vena de conservadurismo que se hizo patente cuando el tardofranquismo y la Unión de Centro Democrático (UCD), ahora trufada de nacionalinsularismo sin sustrato ideológico.
En Canarias, ni siquiera es cambiar algo para que todo siga igual.
Es más de lo mismo. ¿Para qué hacen encuestas?

lunes, 2 de noviembre de 2009

MEJOR DISOLVERLA

Lo que iba a ser una investigación quedó en estudio y ya ven cómo resultó la primera entrega (decir lección hubiera parecido hiriente). La nunca bien ponderada comisión parlamentaria creada para saber qué pasa o qué se hace con los niños desaparecidos en Canarias se estrenó con uno de esos patinazos que se harán tristemente célebres y que evidenciaron la condición de partiquino del diputado Fernando Figuereo (PP): el anuncio de una tercera desaparición, hecho de forma negligente y sin contrastar tras la información aportada por una criminóloga y perito judicial también convocada por la comisión de marras.

Pero el partiquino Figuereo no se había conformado con el papel asignado -en el fondo, un marrón- y acaso llevado por un ataque de ansiedad mediática proclive a la notoriedad, quebró uno de los propósitos que, teóricamente, los promotores de la comisión se habían encargado de airear a modo de justificación: nada de alardes, nada de alarmas, aquí se viene a estudiar y hay, además, un grado de secretismo que debemos preservar, dada la naturaleza de los casos.

Pero la tentación es muy alta, de modo que, hecho el anuncio, desencadenado el desastre, mitigado por el reconocimiento del error en la información suministrada por una de las partes. Pero los daños, directos y colaterales, ya estaban hechos. La Delegación del Gobierno, en el más natural y comedido de los estilos que se debe emplear en estos casos, negó la existencia de la tercera desaparición y tachó de irresponsabilidad lo ocurrido.

Que no es de extrañar, por cierto, En esta tierra, tan dada a la exageración, donde la crisis encuentra una válvula de escape en el dolor ajeno, en el drama de los demás, aderezados con dosis de morbo administradas sin rubor y sin límite por algunos medios de comunicación, se veía venir este sol para llover, se barruntaba que era una infeliz iniciativa residenciar en vía parlamentaria los sucesos de las desapariciones de niños, en otras palabras, sus señorías estudiando -e investigando, porque de algo han de servir los testimonios de las personas convocadas- luctuosos casos cuya incertidumbre o su irresolución son causa más que suficiente para no hurgar y para que trabajen en ellos quienes tienen que hacerlo.

En suma, una comisión inapropiada, en marco y en funciones, como vaticinamos algunos. Ni la rectificación del estudio por la investigación, para sostenella y no enmendalla, ha valido. Esta vez ni siquiera podrán echar la culpa a los socialistas, acertados con su ausencia. Y el partiquino Figuereo no es el responsable en exclusiva. Tras el dislate, no obstante, ya está pidiendo otro papel. Y con la comisión, con tales antecedentes, lo mejor es disolverla.