martes, 30 de marzo de 2010

MARASMO

A ver cuánto dura esa ‘pax política’ que parece resultante del debate sobre el estado de una Comunidad Autónoma que el pasado mes de enero sumó otro registro negativo que pone de manifiesto que la recuperación, si es que se produce, va tan lenta que apenas se nota: Canarias fue ese mes la comunidad donde más cayó la cifra de negocios del sector servicios (-9,4%), mientras el mismo concepto sólo descendió en el conjunto del país un 4,1% en comparación con enero del pasado año.

Otro dato del Instituto Nacional de Estadística (INE): Canarias experimentó una nueva caída en lo que a empleo respecta (-5,1%). Precisamente, ésta se agudiza en el mismo sector servicios y si a ello se añade que se redujo la facturación del comercio, y que las cifras en la aplicación de la popularmente conocida como ley de Dependencia, por muchas sumas inapropiadas que se hagan, siguen situando a la Comunidad en uno de los puestos bajos de la clasificación correspondiente, pues la conclusión es esa frase hecha tan ilustrativa que se emplea cíclicamente: no mejora el enfermo.

A ver si en ese clima de ‘pax’ se impulsan ahora las soluciones que la ciudadanía está demandando o todo se agota en la coyuntura: los representantes políticos deben ser conscientes de que el personal está bastante harto de sus diatribas (qué si no parece la reconvención de Australia Navarro tras su invocación a la divinidad) y de que han aumentado su escepticismo y el desapego. A estas alturas, con problemas latentes que afectan directamente a sus necesidades más perentorias y con muchas asignaturas troncales aún pendientes, la gente agradece que bajen el diapasón de los embistes y las descalificaciones pero quiere algo más. Quiere que ese clima propicie medidas y decisiones que favorezcan los intereses generales y permitan superar los escollos que atenazan a la sociedad canaria de forma cada vez más preocupante.

No mejora el enfermo cuando hay que aparcar de nuevo la reforma del sistema electoral o cuando reescribir el REF parece una mera declaración voluntarista. Dentro de nada, nos metemos ya en el último año de la legislatura, cuando los apremios de los partidos políticos (estrategias, recelos, listas, propagandas, relaciones, querellas internas, balances institucionales, robustecimiento del clientelismo, penetración en redes sociales y resoluciones judiciales) difuminarán el verdadero norte de las soluciones.


Y así, nos preguntaremos por el fomento del empleo y por la mejora de la competitividad. Como si lo primero fuera un hecho menor en las presentes circunstancias y lo segundo quedare para entretenimiento de técnicos y expertos que elaboraran los informes convenientes. Ojalá que dejen un hueco para llenarlo siquiera con alguna formulación teórica sobre la renovación del modelo de productividad. Revisar el sistema financiero seguirá siendo un logro complicado. Y reducir el déficit público, otra quimera, salvo reconversión (casi revolución) administrativa.

Unos, en el gobierno, esforzándose en mantener las apariencias y la sintonía, teniendo a eso que genéricamente llaman Madrid para redimir sus culpas; y otros, en la oposición, tratando de recuperar tiempo, espacio y crédito, con una estrategia que debe ir más allá de la escrupulosa fiscalización que exige un ejercicio del poder prolongado en el tiempo.

La ciudadanía queda a la expectativa, aunque poco espera de proyectos ya agotados y de traducción de discursos repetidos hasta la saciedad sin resultados prácticos. Canarias precisa algo más que una coyuntura política pacífica, consecuencia de un arrebato de madurez, y algo más que un revulsivo social y económico para salir del marasmo que la anquilosa.

El problema es que ya son muchas expectativas y pocos los avances.

martes, 23 de marzo de 2010

SUPERAR LA CRISIS DE UN DESTINO

Cayetano Barreto y Raúl Sánchez firman un trabajo sobre la crisis del Puerto de la Cruz (El Día,domingo 21 de marzo), con datos y números que reflejan un preocupante presente y un incierto porvenir. Baste este ejemplo, con la Alianza para la Excelencia Turística (EXCELTUR) como fuente: el barómetro de la rentabilidad de los destinos turísticos sitúa al portuense en el último lugar de España, con 31,8 euros de ingresos por habitación disponible, un 17% menos que en el año 2008.
Puerto de la Cruz, la crisis de la ciudad sin fin. El informe de Barreto y Sánchez escruta la realidad local y la decadencia del destino turístico, en tanto que plantea algunas alternativas casi como rayo de esperanza para alumbrar el futuro, entre ellas la constitución y puesta en marcha del Consorcio para la Rehabilitación Turística que prevé una inversión de veinticuatro millones de euros, no del todo asegurada.
La verdad que el debate sobre el futuro del Puerto es complejo y apenas escapa a condicionantes de todo tipo. Se acumulan muchos negativos. Y para colmo, ese estado de perenne crisis se ha convertido en rutina, de modo que es fácil hablar sobre ella sin que se aporten muchas soluciones y sin que se contraste una acción encaminada a superarla. Se han hecho ya todos, o casi todos los diagnósticos, los voluntaristas y los más empíricos, pero ha faltado ejecutar para que se viera que algo se mueve, que se avanza en cualquiera de las direcciones propuestas para recuperar espacio y competitividad. Se critica much, pero se hace poco. Y cuando se aportan ideas, a reventarlas, a menospreciarlas, a descalificarlas...
Barreto y Sánchez nos preguntaron, en condición de ex alcalde, si ya el Puerto de la Cruz ha tocado fondo. Respondimos que toda mala situación tiende a empeorar, como reza un viejo principio, pero no parece que sea el caso del municipio que, eso sí, tiene que superar un proceso de decadencia. Lo tienen que protagonizar los propios ciudadanos. Que nadie piense que otros vendrán a arreglarlo. Hemos vivido mucho tiempo de las rentas, se ha apoderado de mucha gente un sentimiento de nostalgia y ambos hechos no son productivos. Hay que ir mejorando: ya están hechos los diagnósticos; ahora sólo falta pasar a la acción. Y que se note. Ojo: no es cuestión de unos pocos o sólo de los políticos. Arrimemos el hombro todos. Por razones de municipio.
Y claro, a la hora de trazar las perspectivas de futuro para la ciudad, sostenemos que hay que superar el espíritu acomodaticio, implicarse más en la solución de problemas. Sencillamente, plantearse: ¿qué puedo hacer por el Puerto? Primera contestación: cambiar el ánimo, desterrar ese escepticismo. Acabar con el derrotismo, modificar los discursos políticos. Es una ingente tarea de reconstrucción, hay que ser consciente de ello. Las visiones alicortas, los anacronismos, el encono inducido o la intolerancia y los personalismos no sirven de nada. Sólo embrutecen y desmotivan.
Los tiempos de esplendor no se repetirán. Y los que están por venir han de ser distintos. Al Puerto llegó la crisis antes que a otros sitios, luego las oportunidades y las alternativas deben buscarse y producirse también antes. Una actitud positiva es primordial, siquiera para invertir los escepticismos y las impresiones de la crisis interminable.
Se puede, pero hay que querer y hay que demostrarlo.

lunes, 22 de marzo de 2010

UN TREN PARA UN INSIGNE PORTUENSE

Es uno de los portuenses insignes, de los que ha entrado en la Historia por derecho propio, por su condición de sabio, por su inmensa contribución a la ciencia y porque su obra trascendió nuestras propias fronteras.

Desde hace unas pocas fechas, un tren de alta velocidad de la serie “Smena”, que une las ciudades de Moscú y San Petersburgo, lleva el nombre de ese hijo del Puerto de la Cruz que tanto enorgullece a la ciudad, Agustín de Betancourt.

Así lo decidió la dirección de la compañía “Ferrocarriles Oktiabrski”, en el marco de los actos conmemorativos del 200 aniversario de la apertura de la Universidad de Ingeniería de Ferrocarriles de San Petersburgo. Betancourt fue su primer rector y su fundador, en diciembre de 1809, durante el reinado del emperador Alejandro I.

Agustín de Betancourt (Puerto de la Cruz, 1758-San Petersburgo, 1824) fue también el mentor principal de las escuelas ingenieros de caminos y canales de España y de la Rusia zarista, donde vivió y trabajó durante dieciséis años. En su legado al Imperio ruso, hay que incluir el Picadero de Moscú, el proyecto y la construcción del Nizhni Nóvgorod del principal recinto comercial del siglo XIX, el diseño y la construcción de la fábrica de papel moneda y la modernización de la factoría de armas de Tula.

Es natural que los rusos (en ocasión del 250 aniversario del nacimiento editaron un sello postal dedicado al ilustre ingeniero) estén agradecidos y tengan a Betancourt como algo suyo. Lo palpamos en primera persona en dos ocasiones: en nuestra primera etapa en el Ayuntamiento portuense (1983-97), el diputado por Santa Cruz de Tenerife, Luis Fajardo Spínola, hizo gestiones ante autoridades soviéticas para trasladar los restos mortales desde San Petersburgo hasta la ciudad natal. Aquéllas se opusieron rotundamente.

En el ejercicio de la alcaldía (1999-2003), lo volvimos a intentar pues habían llegado informaciones sobre el mal estado de conservación del mausoleo del cementerio de la ciudad rusa. No sólo cosechamos, vía diplomática, una tan gentil como razonable negativa sino que el Ayuntamiento fue invitado a participar en las tareas de remodelación del panteón. Cumplimos con una aportación económica.


Ahora, uno de los trenes que une Moscú con San Petersburgo lleva el nombre de Agustín de Betancourt. Es otra forma de perpetuarlo. Es otro tributo que se rinde a este insigne ingeniero e inventor portuense, por fortuna cada vez menos desconocido.

viernes, 19 de marzo de 2010

SIN GASOLINA

El próximo mes de junio se cumplirá un año de la firma del denominado Pacto Social por la Economía y el Empleo, suscrito en Canarias por el Gobierno, la patronal CEOE y dos centrales sindicales, Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras. Los escépticos de entonces, posiblemente escamados con iniciativas de este tipo en la Comunidad Autónoma, tenían razón: el acuerdo no incluía una ficha financiera, a la espera de que los Presupuestos Generales consignaran las partidas correspondientes para afrontar las actuaciones concertadas. No ha sido así, en términos generales. Se va a cumplir un año y, salvo que se demuestre lo contrario, el Pacto apenas entraña una voluntad.
Lo ha definido muy bien Pepe Yanes, un veterano sindicalista en las filas de la UGT: "El pacto social canario es una hoja de ruta sin gasolina".
La crisis -siempre la crisis- justifica el incumplimiento de este acuerdo, concebido inicialmente para afrontar los rigores de aquélla. Ahí estaban los agentes sociales para estampar la rúbrica que debía anteceder a la ejecución de medidas, a hechos tangibles que favorecieran una mínima recuperación de la motivación y del optimismo por parte de amplios sectores ciudadanos. Visualización, pragmatismo, constatación, avances... eso es lo que la gente quiere apreciar.
No parece que haya sido así... porque faltaba -y falta- gasolina, según Yanes. No es que esté cara. Es que no hay, tal como se desprende de las manifestaciones del sindicalista, preocupado, por cierto, con el mal funcionamiento de los mecanismos que el propio Pacto dotó para el seguimiento y verificación de las acciones que teóricamente debía afrontar.
Entonces, si falta el combustible, mala cosa. Preocupante. Es el sino de Canarias cuyas previsiones -a la espera de la autocomplacencia que podremos escuchar en el próximo debate sobre el estado de la Nacionalidad- son inquietantes en cuanto a crecimiento productivo y del desempleo.
Así, cualquier hoja de ruta, en efecto, es papel mojado. Y mucho nos gustaría equivocarnos.

jueves, 18 de marzo de 2010

"NO WINTER BLUES" ¿FRIGORÍFICOS?

Internationale Tourismus-Börse (ITB), Berlín (Alemania). Junto con Londres y Madrid, la feria de promoción turística más importante de Europa. Pasa un autobús en cuyo panel lateral se lee "No winter blues" (algo así como "No invierno triste"). Un ciudadano se siente picado por la curiosidad y pregunta a otro visitante de la feria si sabe de lo que va el anuncio. Respuesta: "No sé, creo que es de un frigorífico".
La anécdota la ha contado, en primera persona, porque él es uno de los protagonistas, el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Ricardo Melchior. Le ha servido para reivindicar el nombre de la isla (y de las islas) en cualquier acción promocional. Bueno: eso y para poner de relieve la descoordinación con la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias.
Defiende Melchior su parcela o, si se prefiere, los intereses turísticos de Tenerife. Postura respetable. Y mal se debe estar haciendo las cosas cuando expone públicamente su queja y su disconformidad.
Explicación de la anécdota: "No winter blues" es el lema de la campaña que la Consejería está realizando. Sostiene el presidente del cabildo tinerfeño que en este tipo de acciones, hay que ser lo más identificativos posibles, de modo que aparezcan muy visibles y legibles las expresiones Die Kanarischen Inlsen o Canary Islands, según se ejecute en Alemania o Reino Unido. Es la única manera, dice Melchior, de que el mensaje cale o impacte. Si no, ya se ha visto: se exponen al desconocimiento o a la asociación de ideas con los frigoríficos. Tiene gracia la cosa.
En su valoración -he ahí la esencia de la crítica política- Ricardo Melchior pide que se consulte a quienes tienen experiencia en este tipo de iniciativas promocionales. "Echo de menos reuniones y negociaciones sobre este asunto", afirma desnudando una carencia que, de consolidarse, puede dejar un preocupante saldo negativo para el sector y para el destino.
Sus críticas sobre lo ocurrido en Berlín (disfunciones, desencuentros, desconocimientos, incomunicación con la iniciativa privada y entre las propias instituciones...) revelan una falta de sintonía con el departamento competente del Gobierno de Canarias. Y eso es lo preocupante, porque el mercado alemán es decisivo, hay que mimarlo casi. Y porque los esfuerzos que se han venido haciendo desde hace décadas saltan por los aires en muy poco tiempo, tal como anda el negocio, donde poco cuesta poner señuelos de precios más baratos y apostar por otros destinos casi sobre la marcha.
No se ha escondido Melchior para hacer visible su malestar. Si por él fuera, y por lo ocurrido en la capital alemana, seguro que revisaban los teóricos esquemas conjuntos de promoción del producto. Un toque de atención. Atentos a los efectos que genera porque si el mensaje frigorífico se multiplica, mal asunto.

miércoles, 17 de marzo de 2010

DATOS DE SEGURIDAD EN CANARIAS

Los mejores resultados de los últimos diez años en Canarias. Son los referidos a la tasa de criminalidad en 2009, cuando sólo se incrementaron las faltas en pornografía infantil, malos tratos y tráfico. En números absolutos, 96.128 casos frente a los 98.032 registrados en 2008. Más explicativo: 45,7 faltas por mil habitantes frente al 47,2 de 2008 y al 66,5 de 2000, año en el que se contabilizaron 114.121 casos. En el año 2009, fueron detenidas en el archipiélago 20.410 personas y fueron esclarecidos 24.103 delitos. Los datos sitúan a las islas un punto por debajo de la media delictiva en España.
Partiendo de que no hay que hacer lecturas triunfalistas ni incurrir en la autocomplacencia, las estadísticas revelan una evolución positiva. Sobre todo, porque en foros y conversaciones se deduce con cierto ánimo de simplonería que, en tiempo de crisis, la tentación de infringir o transgredir la norma es mucho mayor.
La seguridad es un bien público que hay que cultivar. Y en Canarias, tan dependiente del turismo, mucho más. Un destino seguro es lo que, entre otras cosas, el viajero busca. La presencia policial en calles, playas, vías y zonas de ocio es siempre tranquilizadora. La eficacia en la atención de demandas y resolución de problemas o conflictos se pondera cada vez más.
Los datos en Canarias reflejan el buen trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado cuyas dotaciones se han incrementado sensiblemente a lo largo de los últimos siete años (2003-09), un 40,7%. Ello ha favorecido la especialización tanto entre los miembros del Cuerpo Nacional de Policía como en la Guardia Civil.
Si además de este hecho, el aumento de efectivos de las respectivas plantillas, se consigna el diseño y la ejecución de políticas activas de seguridad, responsabilidad de instituciones y administraciones públicas, llamadas a entenderse y coordinarse, la garantía de una seguridad pública será aún más perceptible por parte de la ciudadanía. Ya es significativo que en nuestro país, hace tan sólo siete años, el problema de la seguridad ciudadana fuera el principal para un 22% de los habitantes encuestados y en enero de 2010, sólo un 8,1% de los encuestados mantenga esa misma impresión.
Lo dicho: sin tirar voladores y sin creerse que "somos los mejores", los datos indican que la seguridad en Canarias mejora. Una buena noticia.

martes, 16 de marzo de 2010

UNA COLECCION PORTUENSE EN MADRID

Los fondos del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdhal (MACEW) están expuestos en el Museo de Arte Contemporáneo Conde Duque de Madrid.

La colección, ya saben, fue donada por el genial artista sueco al Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias y pudo se rescatada, cuando el abandono y la falta de conservación amenazaban con estragos irreversibles, hasta su emplazamiento en la Casa de la Aduana, junto al refugio pesquero, allí donde el letrado José Arozena, en cierta ocasión de plena efervescencia oratoria, interrumpió su pieza al aparecer el profesor Antonio González:

-¡Un momento! Está entrando don Antonio, el primero de todos nosotros.

La colección, de arte surrealista, abstracto y moderno, es un canto a la creación insólita, a los conceptos vanguardistas de la década de los años treinta del pasado siglo que eclosionó en la primera exposición surrealista que se celebró en el mundo y que tuvo marco el Círculo de Bellas Artes de la capital tinerfeña.

Es una serie digna de admiración que prestigia al Instituto y distingue a la ciudad en su acervo cultural y patrimonial y en la oferta estable que puede hacer a lo largo del año. Se la han llevado a Madrid, para darla a conocer y para proyectarla. Para Westerdhal, y los surrealistas todos, los encasillamientos estaban prohibidos, de ahí que la universalización de su producción mereciera escenarios como el dispuesto en la capital del Reino.

La colección reúne obras de Oscar Domínguez, de Manolo Millares, de Felo Monzón, de Ferrant y de Juan Ismael, entre otros autores. “La gente tiene que saber cuánto esfuerzo hubo que hacer para que un hombre solo [Westerdhal] tuviera la generosidad de trabajar de esta manera a favor de una idea: la del arte para todos”, dijo Eduardo Alamitos, director de museos de arte contemporáneo de la capital madrileña.

Esfuerzo también el del Instituto de Estudios Hispánicos cuya dirección lleva tiempo empeñada en enriquecer y dar consistencia a la actividad cultural del municipio que, después de haber alcanzado unos niveles más que estimables, parece que empieza a declinar y a interesar bastante menos, precisamente por falta de opciones y alternativas.
P.S.- Una felicitación cordial y sincera para quienes han sido Premios Canarias 2010. La Obra Social Acogida y Desarrollo (Acciones Altruistas y Solidarias), Manuel Medina Ortega (Internacional) y José Antonio Pardellas Casasa (Comunicación) han sido distinguidos. Una trayectoria ejemplar les avala. ¡Enhorabuena!

lunes, 15 de marzo de 2010

MANDATO CONVULSO

¿Creían ustedes que ya se había agotado la capacidad de asombro en la política canaria? ¿Creían haberlo visto todo? Pasen, señores, pasen por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y comprobarán lo contrario, que aún queda margen para la reconsideración, la contradicción, la incoherencia, las componendas, los repartos a conveniencia, los intereses partidistas aún a costa de la dignidad elemental, los personalismos mal entendidos y peor traducidos… en fin.

Ha sido un mandato municipal ciertamente convulso en la capital tinerfeña. La estabilidad de los gobiernos mayoritarios ha dado paso a sucesos políticos de todo tipo, rupturas de alianza política incluidas pese a que fueron concebidas para la defensa suprema y poco menos que sagrada de los intereses generales de los santacruceros. El día a día se encarga de dinamitar las grandilocuencias.

Puede entenderse que el desgaste y el agotamiento, tras tantos años en el poder, eclipsen las iniciativas y la ideas, la capacidad misma para sobreponerse a las adversidades, principalmente las derivadas de la crisis que es una situación que pone a prueba a gobernantes de cualquier signo. En el Ayuntamiento de Santa Cruz, cuando se han dado tantos tumbos y no se atisban las soluciones, queda la sensación de que andan exhaustos y sin resuello político quienes han de transmitir a la ciudadanía algo más que parches o soluciones poco consistentes, más aptas para salir del trance que otra cosa.

Porque no olvidemos que los problemas prevalecen. No son ya los residenciados en vía judicial, de suerte por tanto bastante incierta, sino los que ha ocasionado, sociológicamente hablando, la problemática aprobación inicial del Plan General de Ordenación (PGO). Consignada, por supuesto, aquella controvertida y aún vigente declaración de emergencia social -¿no sería mejor decir emergencia institucional?- que debería obligar a los gobernantes a concentrar sus esfuerzos y energías en la aplicación de medidas que favorezcan la resolución de algunos apremios cada vez más agobiantes. Y sin olvidarnos de que sigue pendiente la financiación resultante de la condición de cocapitalidad autonómica.

Ni siquiera con este último asunto, por cierto, tienen a su alcance los gobiernos locales que se han sucedido, incluido el minoritario de CC, el clavo ardiente de una instancia gobernada por otro color político al que atribuirle todos los males y el estancamiento.

En cambio, sí que les vale la habitual desmemoria del personal, el desapego de la ciudadanía hacia la política por tantos y tantos acontecimientos que le repelen y la inconsistencia estructural y programática -por no hablar de liderazgos carentes- de los adversarios políticos que, entretenidos en sus debilidades, sus cuitas y sus pugnas intestinas, se empecinan en desaprovechar las bandejas servidas plenas de errores, agotamiento y penuria.

Uno de ellos, el Partido Popular, no escarmienta. Con lo que pasa en Santa Cruz y en otros sitios donde tiene que hacer grandes sacrificios de dudosa rentabilidad político-electoral. Basta remitirse a posiciones tan dignas como las de Alfonso Soriano para entender no ya la supeditación y el cada vez más difícil mantenimiento de las propias señas sino lo que puede estar interpretando la gente del PP entre la que, seguro, hay más descontentos que los satisfechos con la última de las salidas encontradas, ese pacto recompuesto.

Otros adversarios, los socialistas, siguen errando, de yerro en yerro, sin rumbo, como perseguidos por una extraña maldición que les impide depositar la confianza en una persona más de un mandato. Una visión alicorta del hecho municipal, una manifiesta incapacidad para hacer y vertebrar equipos humanos… Y eso que su organización estructural y la experiencia de siete ciclos en la oposición -que se dice fácil el numerito- les debería permitir la materialización de una estrategia mínimamente orientada. Ni por esas…

Y no vale, conste, eso de refugiarse en las mayorías basadas en el abstencionismo o en la propia indolencia de los ciudadanos ya apuntada. Precisamente, por todas estas cosas y por muchas más, y porque Santa Cruz se merece otra cosita, ahora es cuando hay que afirmar que votar, más que un deber, resulta una obligación.

sábado, 13 de marzo de 2010

CONTORNO DE LA PLAZA DEL CHARCO: AYER Y HOY

Les invitamos a dar una vuelta a la plaza, como aquel movimiento reflejo que caracterizaba a tantos y tantos portuenses sobre todo los domingos por la tarde y que terminó convirtiéndose en un auténtico uso social. Chicos y grandes, padres e hijos, novios y novias, aburridos y divertidos, pedantes y desenfadados, quien más quien menos, en algún momento de su vida, dio vueltas a la plaza del Charco.

Será una vuelta peculiar en todo caso. Se trata hacer un recorrido por el perímetro, por el contorno de ese espacio urbano que alguna ocasión hemos definido como médula espinal de lo portuense. ¿Qué hubo, qué había en las calles que rodeaban la plaza? Casas, comercios, bares, sedes, personajes… Es, si quieren, una licencia para la nostalgia.

El recorrido comienza en el lateral este, impecablemente adoquinado, donde un tiempo paraban las guaguas y quedó luego establecida la parada de taxis. Por allí discurrían procesiones y actos lúdicos, como la carrera de sortijas y la batalla de serpentinas y confettis. Y allí estaba una casona que habitaba la familia González de Chaves. Juan Molina y Pepe el pintor ocupaban los locales que daban a la vía, luego reformados para “Bo-Ti-Su”, el nombre de una tienda-boutique que lucía gran escaparate. El zaguán de la casa fue utilizado en alguna ocasión como vestuario improvisado para los jugadores de equipos de baloncesto que competían en la misma plaza. Cuando la vieja edificación fue derribada, surgió el edificio “Luna” en cuya primera planta, durante muchos años, funcionó en determinadas épocas del año un excelente restaurante, “Belmann”.

El comercio de José Bercedo, quien más tarde se trasladó a Santa Cruz, era el inmueble que seguía, luego sede del Banco Exterior de España, con sus peculiares puertas y ventanas. Allí vivieron las familiaa Lasso-Purriños y de Aurelio Sanz. Cuando la entidad se mudó, los locales han tenido distintos usos comerciales, actualmente un perfumería.

Heterogénea actividad comercial

La calle Quintana, popularmente conocida por “Canal de Suez”, que unía de forma peatonal Blanco con San Juan, era el límite de la manzana. Al otro lado, estaba otra casona, donde vivieron las familias González, Reverón y de Tomás y Martí. Uno de los locales comerciales, el de la esquina, estuvo regentado por Carlos Perera, a quien siguió “Kashmir”, siempre tan a mano para los últimos regalos de Navidad y Reyes. En otro estaba la agencia “Ford”. A su lado, la popular barbería de don Ignacio, continuada por su hijo Servando. Parte de la casona, la que ocupaban los González, fue destruida por un incendio en Semana Santa de 1984. La restauración del edificio dio origen a una prestigiosa galería comercial, “Columbus”, y a un restaurante-heladería de próspera trayectoria.

La librería de Fernando Luis, la librería “Tenerife”, fue otro lugar emblemático para los portuenses. Hay que recordar aquellas colas de lunes para comprar “Aire Libre”, el semanario deportivo que despachaba el mismo propietario, cuando no, su esposa Antoñita. Los viejos y artesanales escaparates, bajo una singular balconada, dieron paso a una transformación modernista del negocio en la segunda mitad de la década de los sesenta. Un banco ocupa actualmente aquella superficie.

Al lado, otra firma de renombre insular, “Las Afortunadas”, una ferretería que, con el tiempo, y ya disponiendo de todo el inmueble (Blanco, 1), resultó ser algo más. Allí tuvieron su primer trabajo muchos jóvenes portuenses, dirigidos por el siempre serio Juan Méndez Reverón. Cuando cambió la localización del establecimiento, se sucedieron otros usos y actividades comerciales, hasta nuestros días, con otra entidad bancaria y un consultorio médico.

Fue la casa familiar de quien suscribe, donde estuvo una escuela memorable. Antes de “las Afortunadas”, el citado Fernando Luis dispuso allí de un pequeño comercio de bebidas y otros productos, en el que también trabajó Ramón García Carballo, posterior emigrante a Venezuela.

Residencia “Isora” completa este lado del perímetro. Popularmente conocida como “Casa del coño” (seguramente por la tipología y la altura de la edificación), fue de los primeros establecimientos dedicados a albergar turistas. Allí trabajó uno de los personajes urbanos más populares del Puerto de la Cruz, Gilberto Hernández. A finales de los sesenta, la azotea de “Isora” acogió los primeros guateques estudiantiles en las tardes de sábados y domingos. Hoy, viviendas, oficinas y tiendas.

Sur y oeste: edificaciones que cedieron

Estamos ya en el costado sur. En la manzana estaba la gran edificación que acogía las viviendas de Diego Arroyo y Andrés Baeza y sus respectivas familias. Allí estuvieron emplazados el depósito del bar “Dinámico” y los comercios de ultramarinos de don Julián así como los de Manuel Pérez Perdigón y Sixto Trujillo. El desarrollismo dejó paso a la antigua residencia “Centro” y al edificio “Plaza del Charco”. De los locales comerciales, aún se evoca la barbería de Pedro Lorenzo que continuó su hijo Luis hasta su fallecimiento. Boutique, tienda, pequeños comercios y, sobre todo, farmacia, se localizan actualmente en uno los pasajes más transitados de toda la ciudad.

Lateral oeste. Allí estuvo el empaquetado de Verdugo, destruido por un voraz incendio en la década de los cincuenta. A principios de la década siguiente, surgió un edificio de viviendas. En el local de la planta inferior, primero estuvo el “Oasis Centro”, de Otto Welsch, concebido para hacer competencia al “Dinámico”. Después, sedes de bancos y actualmente una pequeña sala de juegos recreativos.

Junto al empaquetado estaba la vivienda de don Juan Ruiz, con un generoso patio interior. Tras su desaparición, edificaron la residencia “Tropical”, unida interiormente desde hace años con la antigua “Franpérez”, hoy “Park Plaza”.

Lugares para usos y hábitos sociales

La calle Puerto Viejo delimita otra manzana. En ésta hay que consignar la vivienda de doña Clementina Peraza y familia. En una de las estancias de la planta baja, estuvo abierta la escuela de José González Méndez, donde aprendieron a leer y escribir centenares de portuenses. La alineación del planeamiento mermó considerablemente el espacio edificado ya en los años ochenta.

“…y un mal Círculo de Iriarte, donde cuatro ranilleros hablan de ciencias y artes”, dice la copla popular. Allí estuvo la sede de la sociedad que acogió también la vivienda del conserje Juan Mesa y familia. Debieron ser apasionantes y atrayentes las actividades sociales del Círculo. Allí hay que localizar los bares de Benito y Germán Molina. Años después, la residencia “Plaza”. Y donde estuvieron los bares, un salón de recreativos con los primeros futbolines electrónicos y las máquinas traganíqueles. Otro pequeño local, dedicado a la venta de electrodomésticos, sobrevivió a las reformas aún permanece abierto.

Estamos ya en la casona que acogió la sede Falange Española y del Frente de Juventudes. Junto al gran patio en cuyo centro estaba plantada una generosa palmera, estaba un local muy largo sirvió primero de taller-garaje y luego de carpintería, donde trabajó el maestro Barroso. En la parte trasera, antes de una pequeña cancha donde hacían la educación física los alumnos del antiguo Instituto Laboral, estaba el taller de Salvador Acosta, don Boro, enseñando a su hijo a hacer insólitos trabajos metálicos y de soldadura. Porfirio y familia ocupó una de las viviendas. En otras habitaron funcionarios docentes y de justicia.

Muy popular, en la fachada que daba a la plaza y ante la parada de guaguas urbanas que estuvo allí emplazada unos años, fue el “cafetín” -así le decían- de Manuel González “el Rolón”. Sus hijos continuaron su laboriosidad, contrastada en el despacho de cortados, pasteles y pachangas antes y en el descanso de cada sesión cinematográfica. Apenas transigió con un futbolín que causaba mucho ruido y voces altisonantes de jugadores y espectadores. Pero gozó con el célebre duelo entre Juan Roberto Ríos y Gilberto Hernández a ver quién comía más dulces.

Y al lado, el “cinema Olympia”. Ver los cuadros fue un ejercicio -un auténtico uso o hábito social- constante durante décadas. Pronunciamos unas palabras la noche de su clausura. Durante su existencia, las proyecciones cinematográficas alternaron con algún combate de boxeo y bailes en Carnaval y Fiestas de Julio, apodados como “los baños turcos”, tal era el calor que concentraban. En un trabajo publicado en un programa de las citadas fiestas se cuentan sustanciosas anécdotas registradas en un peculiar recinto, dividido en dos partes de butacas y que llegó a tener, cuando cerraron el “Topham” hasta su posterior reconstrucción, la exclusiva de las proyecciones cinematográficas de la ciudad. Un decorador santacrucero, un interiorista, Ignacio Lutzardo, impenitente seguidor del Club Deportivo Tenerife, tuvo a su cargo la reforma. Tras el cierre, un edificio de locales comerciales, despacho y oficinas y que también da a la calle Pérez Zamora.

Recta final: de bares, ferretería y bancos

Siguiendo esta línea, llegamos a la esquina del “Bar Capitán”, de don Francisco Fernández. El inmueble acogió también, en su época, una pensión. Claro que antes hay que consignar el paso de los hermanos Manuel y Domingo González con su padre, así como aquella denominación curiosa, “La isla de enfrente”, sólo explicable porque su poseedor era natural de Gran Canaria.

Finalmente, ya en la franja norte, se recuerda el edificio del establecimiento conocido como “Viuda de Yanes”, destinado a ferretería y materiales de construcción. Allí vivieron las familias de Cándido Gil y de los hermanos García González. Como tantos otros de los alrededores, el edificio también cedió al desarrollismo y tomó el testigo otro más moderno de viviendas y oficinas, rematado por espaciosas dependencias primero del Banco Exterior de España y después de Argentaria y BBVA, actualmente vacías, por cierto.

En fin: éste ha sido el recorrido, seguro que con alguna omisión, totalmente involuntaria pero que obliga a presentar disculpas. Imposible, por ejemplo, haber conseguido alguna identificación y hasta algún apellido.

Plaza del Charco y su contorno. Así ha evolucionado. Y así seguimos evocando.

viernes, 12 de marzo de 2010

CUALQUIER TIEMPO PASADO...

A quienes guste reventar frases hechas (es un decir; con no emplearlas es suficiente), este texto se lo pone en bandeja: cualquier tiempo pasado fue mejor. Así lo sentenció Jorge Manrique en sus coplas. Sin embargo, hay hechos que, al calor de un somero análisis histórico o de una simple lectura comparativa, demuestran lo contrario. Veamos.

Porque no es un fenómeno exclusivo de nuestro tiempo. Que nadie lo piense. Mucho ha que la seguridad ciudadana comportaba problemas para las autoridades, de modo que los discursos y los tratamientos más recientes registran unos antecedentes dignos de ser tenidos en cuenta. Hay que contextualizar, de acuerdo, y situarse en las coordenadas sociohistóricas de cada momento. Pero que nadie piense que en el pasado no hubo desórdenes, tumultos, asaltos, violencia, algaradas, fechorías y malhechores, malcriados, agresividad y sensaciones de miedo en la calle o en la noche.

Jesús Hernández, docente, doctor en Ciencias de la Información y ex alcalde realejero, rescata una prueba documental de la publicación EL TEIDE Periódico de intereses generales de principios del siglo XX. Dice así la información:
“Persona que nos merece buen concepto nos dice que el lunes a la noche, en la plaza Pérez Galdós, un joven de corta edad desafiaba a pelear a otro mayor, y que un policía que se hallaba por aquellas inmediaciones para evitar que la cosa tomara importancia y al ordenar al joven que se marchara, éste se negó a ello y entonces el guardia quiso conducirlo a la prevención. El joven le siguió pero una multitud de muchachos de su edad, sin el guardia darse cuenta de ello, intentó agredir al policía. Cuando éste lo creyó oportuno, dio libertad al joven y esto le valió para no verse en un conflicto con la pollería irreflexiva. Señor alcalde: si la guardia municipal no ha de tener fuerza moral bastante para imponerse en casos semejantes, más vale que no exista”.

Del mismo rescate de Hernández, otros testimonios no menos llamativos de hechos que acontecían en el Puerto de la Cruz:
“Tenemos entendido que todas las noches se promueven alborotos por los chicuelos en la plaza de Mequinez, por lo cual llamamos la atención de la policía (¿El ‘botellón’ de la época?).
“Varios vecinos de la calle Pérez Zamora [nos ruegan] que llamemos la atención del señor alcalde y del jefe de la policía sobre los grandes escándalos que allí arman los niños de ambos sexos, profiriendo palabras deshonestas e insultando a cuantos por allí transitan (¿Anticipo de los usos presentes?).
“¿No se podría evitar que los niños anden jugando en nuestras calles en las horas de escuela? Creemos que sí y que los padres de familia y las autoridades deben ponerlo por obra” (¿Orígenes del absentismo escolar?).
O sea, que las autoridades y maestros de entonces ya lidiaban con estos problemas de hoy en día. Hace más de cien años -¡cien!- ya había alteraciones del orden, chiquillos y jóvenes díscolos o “rebeldes”, la policía era irrespetada y se pedía mano dura a las autoridades.

En Las Palmas de Gran Canaria se encuentra otra referencia. La conmemoración del 150 aniversario de la creación del cuerpo de la policía local ha propiciado la investigación de sus orígenes. En un libro que verá la luz próximamente, se consigna una de las decisiones que, en enero de 1858, se consideran básicas para afrontar el problema del orden público y la inseguridad ciudadana: la creación, mediante un presupuesto municipal adicional, de un cuerpo de serenos “como medio de limpiar el recinto de esta ciudad de los criminales que actualmente perpetran sus fechorías a mansalva”, según se recoge textualmente en los oficios de la jefatura del Gobierno Civil y en las actas del pleno del Ayuntamiento.

Obsérvese la fraseología de entonces. Más de ciento cincuenta años han trascurrido desde que ya se hablara de criminalidad y de la impunidad con que obraban los malhechores. ¿No les suena también eso de recursos extraordinarios para mejorar la seguridad en las calles “del recinto”?

Lo dicho: viendo estos precedentes, cualquier tiempo pasado no parece que fuera mejor, no.

jueves, 11 de marzo de 2010

LECCIÓN DE DEMOCRACIA Y CABALLEROSIDAD

Se ha ido despacio, como llegó, como si quisiera emular a su Serrat del alma. Se ha ido como un demócrata y como un caballero, acreditando que, por encima de él, estaba la asociación que contribuyó a fundar y que presidió durante más de dos décadas. Se ha marchado evidenciando que le importaba más la unidad de los futbolistas profesionales que su permanencia al frente del gremio.

Es probable que algún lector aprecie sesgo o tendenciosidad en este texto: habla de un paisano, de un amigo y de un compañero de juegos y de estudios. Mas no podrán los factores emocionales anular los valores y el papel de Gerardo González Movilla, ex presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE).

Movilla se presentaba a la reelección, aspiraba a la continuidad basándose en la experiencia y en un respaldo presumiblemente mayoritario. Se comprometió hasta el punto de ofertarle a Luis Rubiales, su sucesor, un acompañamiento en la renovada dirección del sindicato; y de anunciar su dimisión irrevocable el próximo mes de mayo si para entonces no hubiera alcanzado los objetivos que se había propuesto de liquidar cuentas con la Federación y atender los apremios económicos de los jugadores de Segunda “B” y Tercera que peor lo están pasando allí donde la crisis también golpea al fútbol de menor rango.

Todo eso lo planteó Movilla de forma transparente, su código personal desde que jugaba en infantiles, en El Peñón, al lado de la marea. El ejercicio del cargo, contrastado además en foros internacionales, robusteció su condición de cabeza visible de los profesionales del balón. Desde chico tuvo dotes para la persuasión, que exhibía sin reservas en cada mesa de negociación.

Habló y transó con presidentes y directivos. Con ejecutivos y con ministros. Se codeó con las grandes figuras y se ganó el respeto de todos. Siempre tuvo talante para saber escuchar y para saber aportar la alternativa. Y si había que bajar al área, también lo hacía, esto es, a los vestuarios donde había deportistas encerrados a la espera de cobrar nóminas o a las sedes de los modestos donde las crisis se prolongaban. En esa área, Movilla despejaba, sin aspavientos, siempre de forma constructiva procurando una solución. Y cuando hubo de ser expeditivo, lo hizo: haciendo uso de normativas y de cláusulas de contrato, advirtiendo de buenas maneras que los pactos están para ser cumplidos y los plazos debían ser respetados.

Toda esa experiencia, ganada a pulso, le granjeó el respeto y una alta consideración por parte de la clase dirigente. Movilla acreditó en las canchas su condición de goleador, su profesionalidad, y en los despachos lidió con solvencia las complicadas situaciones a las que hubo de hacer frente.

Para la historia queda la defensa que asumió de la libertad de movimientos de futbolistas europeos entre países miembros de la Unión Europea (UE) sin que ello significara ocupar plaza de extranjero, el célebre caso del jugador belga Jean Marc Bosman, resuelto con una sentencia del Tribunal de Justicia que revolucionó el mercado.

No menos importante, por cierto, fue la aplicación del Real Decreto 1006/1985 que regula la relación laboral de deportistas profesionales, otra disposición legal que habría de resultar decisiva para su estabilidad.

Con un bagaje pues muy sustancioso y muy significativo, González Movilla pone punto final a su prolongada presidencia, todo menos ineficaz y anodina. Antepuso los intereses generales y la unidad del colectivo de jugadores a su vanidad (que nunca le conocimos) y a cualquier planteamiento personal. Ha dado una lección de cómo se debe terminar en un cargo cuando, después de haberlo ejercido y habiendo apreciado que no se disponía de la confianza necesaria para seguir, prefirió marcharse.

Despacio, como llegó. Con humildad y sin estridencias. Una lección de democracia y de caballerosidad para culminar una obra relevante de dedicación y conquistas sociales.

El fútbol profesional español le estará agradecido. Seguro. ¡Enhorabuena, “Movi”!

miércoles, 10 de marzo de 2010

TACHADO POR LA CENSURA

Cabe preguntarse por qué ese empeño de sectores o dirigentes del Partido Popular (PP) en censurar. A estas alturas, aquel título de la inolvidable "Codorniz" vuelve a estar vigente: "Tachado por la censura".
El último caso es el de Valencia -otra vez Valencia- donde ordenaron retirar parte de una exposición fotográfica -la que, en el contexto de la colección, estaba dedicada al caso Gürtel que escuece- promovida por la Diputación de Valencia, gobernada por el PP, y la Unió de Periodistes Valencians en el Museu Valenciá de la Ilustració y la Modernitat (MUVIM). Vaya honor, por cierto, le han hecho a la denominación del recinto de la exposición.
El revuelo ha sido considerable: dimisión del director del museo, protesta de las gentes de la cultura, petición de dimisión del presidente de la Diputación, retirada del gremio periodístico valenciano, silencio entre los conservadores... En fin, otro escándalo en la tierra valenciana, la tierra de las flores, de la luz y del amor, como se canta en el pasodoble de José Padilla.
Pero no son flores ni luz ni amor las que se cosechan con este hecho desgraciado, sin duda, un ataque a la libertad de expresión y a la creatividad. Inexplicable empecinamiento el de los conservadores valencianos cuando no hace mucho se ufanaban de que ni siquiera los escándalos de presumible corrupción mermaban las expectativas electorales. No debe ser así cuando el consejero Caturla, a quien se atribuye la decisión de retirar las fotos, se lio la manta a la cabeza y lanzó sus "¡Fotos, fuera!", desde cualquier rincón en el que se encontrase.
Eran diez fotos de temática política. Su retirada -sin explicaciones convincentes, además- es un hecho antidemocrático, otra prueba de la rancia intransigencia y del autoritarismo mayúsculo con que se conducen algunos en las filas conservadoras. Es una decisión contra la cultura, contra el trabajo de un fotógrafo y contra quienes han plasmado una visión de la realidad.
Pareciera un retroceso, ¿verdad?, una vuelta a aquellos tiempos en los que publicar una opinión o exhibir una imágen poco convencional o poco favorable al poder establecido estaba proscrito, era perseguido. El mandamás de turno, alertado por alguien, o motu proprio, actuaban sin reservas: esto no va porque lo digo yo y no hay más explicaciones. Y así, hasta llegaron a arrancar páginas de libros o catálogos, cuando no, a retirar cuadros y posters.
Se creían superados esos tiempos y ya ven, en Valencia, las flores y las luces de la libertad de expresión están marchitas o se han apagado. El amor se desvía hacia prácticas restrictivas y mutiladoras de la realidad.
Censurar, mutilar... En Valencia no son un hecho aislado: lo ocurrido con la exposición del MUVIM es una involución. Hoy, siglo XXI, se quiere una cultura sin censura. Algunos no se han enterado todavía de la sociedad del conocimiento. Es más fácil impedir que propiciar. Los tachones o las tachaduras corresponden a tiempos pretéritos cuyos fantasmas parecen agitarse allí donde quiera que habiten.

martes, 9 de marzo de 2010

ACOSO A GARZÓN

Entre las aristas incomprensibles que suelen ofrecer algunos casos sometidos a la administración de justicia y de notable repercusión mediática, llama la atención que algún imputado entable acciones contra el magistrado que investiga, diligencia o instruye. Si el asunto es de naturaleza política, es normal que se quiera aumentar la revoltura desarrollando una estrategia con una finalidad muy clara: sembrar el proceso de todos los vicios y todas las dudas posibles y anularlo. Entonces, todos los recursos formales y tácticos al alcance son válidos, aunque uno de ellos sea denunciar al mismísimo juez que acusa. O sea, el acusado se convierte en acusador.

Así ocurre con el principal imputado en la presunta trama de corrupción que sustancia el caso Gürtel, Francisco Correa, que ha interpuesto en el Tribunal Supremo una querella contra el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón. El ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, ha subrayado la perplejidad que causa el hecho. “Algo falla cuando eso ocurre”, ha dicho Blanco. Cuidado, porque si esos fallos son síntomas de quebranto de la salud del sistema judicial, hay que estar en alerta. Cuando el político socialista confía en que lo que considera “triquiñuelas” no impida el juicio de un hecho tan controvertido que ha causado “estupor y repugnancia al conjunto de España”, está abundando en la perplejidad.

Y es que de escuchas va la cosa. Naseiro, Valencia, ¿se acuerdan? Entonces, para esclarecer un caso de presumible financiación irregular del Partido Popular, las grabaciones eran determinantes. Pero tales pruebas fueron destruidas por orden del juez instructor, si la memoria no falla.

Ahora, la defensa de Correa, independientemente de las conexiones políticas que posea, parece empeñada en jugar la baza que significa seguir la corriente contraria a Garzón que algunos, por fas o por nefas, se han encargado de generar. En el caso que nos ocupa, el juez había ordenado intervenir las conversaciones de los implicados con sus abogados, el hecho desencadenante de la querella que el Supremo debe decidir si admite o no, aunque ya haya aprobado la personación de Correa como acusación. El juez instructor, Antonio Pedreira, avaló y prorrogó las intervenciones pero no importa ni como tampoco la advertencia de la Fiscalía, en el sentido de que los imputados intentan declarar nulas posibles pruebas obtenidas durante esa fase de escuchas (es lo que sus letrados esgrimen como fraude de Ley). El objetivo parece claro: anular el proceso con tacticismos basados en recursos y alegaciones registrados en cascada, ganando tiempo, a ver si cae Garzón.

Se siente éste perseguido, de modo que ha solicitado al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que no le suspenda cautelarmente de sus funciones. Ha llegado a afirmar, con toda razón, que la estrategia de “desprestigio acoso y desautorización” de su tarea jurisdiccional no tiene precedentes en la historia judicial española. Es consciente de que, en la complejidad de este caso, se quiera cuestionar la regularidad de las instrucciones, la vía para producir la impunidad de las presuntas conductas delictivas que han sido objeto de investigación. De ahí que se aguarde con mucha expectación la resolución de su escrito de alegaciones ante el órgano de gobierno de los jueces.

Será una decisión fundamental para la propia carrera del juez Garzón y para la evolución de este caso de presunta corrupción política. Ha llegado a pedir en ese escrito que dos de sus compañeros se abstengan de participar en las deliberaciones. Quizá parezca exagerado decir que está en juego algo más que la credibilidad del sistema judicial pero la naturaleza del caso Gürtel, los protagonistas del mismo, las decisiones que se han sucedido y esas aristas que afectan a un magistrado de la Audiencia Nacional hacen prever, cuando menos, un punto de inflexión.

De momento, que en plena tramitación, uno de los acusados se haya convertido en acusador es bastante llamativo. Continuará.

lunes, 8 de marzo de 2010

PREMIOS GASTRONOMICOS

Manolo Iglesias, su promotor, puede sentirse satisfecho. Los premios de gastronomía que instituyó Diario de Avisos cumplen hoy veinticinco años. Han sido, en efecto, cinco lustros reconociendo el esmero y el quehacer de profesionales y de establecimientos que han acreditado su espíritu de superación, el afán creativo, la oferta de calidad y la contribución al reconocimiento de una de las divisas de la convivencia tinerfeña.
Aún recordamos las primeras ediciones, cuando incluso intervinimos en los actos de entrega, siempre tan serios y tan formales. Años después, Iglesias consultaba nuestro parecer y pedía información sobre las características de quienes luego iban a ser distinguidos.
Cuando su iniciativa se consolidó, los premios eran aguardados cada año con mucha expectativa y se convirtieron en un singular timbre para quienes los recibían.
Han pasado veinticinco años. En una suerte de carta fundacional de los premios, Iglesias ya señalaba la necesidad de abandonar el pesimismo y animaba a "levantar la ilusión de todo el sector mediante la dignificación de toda la profesión y los reconocimientos a los esfuerzos de todos, plasmados en las distinciones a unos pocos. Y al término, será el público quien otorgue los más válidos galardones".
La satisfacción viene dada no sólo por alcanzar esta vigesimoquinta edición sino porque los objetivos han sido razonablemente alcanzados: el apartado gastronómico es citado como uno de los reclamos de nuestro producto global turístico. La aspiración -más que la sensación- de comer bien, crear una cultura en torno a la buena mesa, saber apreciar los valores de la creación y de la innovación, interesar a las generaciones más jóvenes en el mundo de la cocina, impulsar la inclinación de los emprendedores hacia la restauración y hacer de ésta un ámbito dinámico que se enriquece merced a su propio desarrollo son metas estimulantes para los directamente implicados y para la consumidores en general.
Quienes tienen el premio de gastronomía del periódico tinerfeño en cualquiera de sus modalidades, lo lucen con orgullo. Les sirvió para seguir trabajando con ánimo de superarse y de hacer honor al galardón. En esta oportunidad, tratándose de una edición especial, los premios han recaído en personas y entidades que durante todo este tiempo simbolizan ese amor por la obra bien hecha y la preocupación por lograr niveles estimables a la hora de proyectarlo.
En efecto, Ferrán Adriá, la Real Academia de Gastronomía, el Cabildo Insular de Tenerife, el Colectivo de la Restauración de Canarias y Ashotel reciben hoy los galardones que reflejan los mejores valores de la sensibilidad por el arte culinario. Sus aportaciones han sido meritorias y decisivas.
Lo dicho: tiene razones Iglesias para sentirse contento y satisfecho. Seguro que la respuesta volverá a ser la de siempre: uno de los actos sociales más atrayentes de entre los que se celebran en la isla. Su iniciativa, que es la del periódico, al cabo de veinticinco años, es plausible y enjundiosa.

sábado, 6 de marzo de 2010

LAS VENTAS DE OTRORA

Aún hay quien habla de la reciente apertura de una nueva superficie comercial en el término municipal, dedicada, en principio, a la alimentación.

Una marca internacional que se implanta en las islas tras una controversia judicial y tras una campaña publicitaria. Entre la novedad y la novelería, más las ganas de aparcar la crisis siquiera por unas horas, ni la incomodidad del aparcamiento ni los peligros potenciales de la carretera próxima disuadieron al personal: aquello fue otra fiesta, una excursión mercantil, otro canto al consumismo.

Lo que va de ayer a hoy: en el Puerto siempre hubo tradición de comprar en ventas pequeñas, en establecimientos domésticos o familiares atendidos por propietarios y empleados que casi toda la población conocía. Los turistas, ya acostumbrados en los sesenta del pasado siglo a los grandes almacenes o supermercados, que transitaban por los alrededores y veían a niños y amas de casa comprando o haciendo cola, se sentían seducidos por un encanto que les hacía adquirir cualquier artículo o mercancía.

En las estrechas calles de la ciudad, en las manzanas de cualquier sector, abrían aquellas ventas con escrupuloso respeto al horario. En las casas, eran frecuentes las voces:

-¡Elías! Vete a la venta y trae medio kilo de papas y un litro de aceite.

Y siempre estaban. Y siempre atendían. Y siempre había.

Curioso tiempo aquel de las ventas, precursoras de las que luego serían pequeñas y medianas empresas. Curioso porque hasta marcaron una cierta impronta en las costumbres y en los hábitos sociales de la ciudad: horario, presupuesto, pesetas y céntimos exactos, libreta para pagar en una próxima compra, papel grueso de envolver, la cuenta hecha a mano en el dorso, carga y descarga de mercancías, peculiar fidelización de clientes…

Ahora que la gente poco menos que discutía y acreditaba las prisas y el egoísmo en esa nueva superficie comercial, bueno será evocar el ambiente sosegado de aquellas ventas, la paciencia, el respeto, la atención, los recuerdos… Fue el Puerto de la Cruz ciudad de ventas y tiendas, allí donde la actividad mercantil se veía salpicada por conversaciones que luego fueron más propias de bares y peluquerías, allí donde todo trascendía sin molestar, donde se hacía efectivo el dicho: en lenguas del Puerto te veas.
Productos de la época
En el centro fueron célebres los establecimientos de Gundemaro González y Daniel Martín, quienes acompañados de Milagros y doña Lola, sus respectivas esposas, en la intersección de las calles San Felipe y Pérez Zamora, concentraron el consumo de muchas familias. Gundemaro despachaba con fruición azúcar, mantequilla, queso, aceite… productos que ya iban adquiriendo cierta fama. Daniel vendía chochos y sardinas secas saladas o en aceite con las que se hacían unos bocadillos espectaculares.

Pérez Zamora arriba estaban Ramón Padilla y Antonio Padrón. Y en Puerto Viejo, doña Gumersinda. Siguiendo este particular circuito del casco, en la esquina de esta última calle con Teobaldo Power, atendía don Manuel ‘el Colorado’. Y en esta vía, don Félix y doña Esperanza solían tener soluciones al alcance. Cerca de la actual estación de guaguas, esquina El Pozo, era muy frecuentada la pequeña venta de doña Loreto Alvarez, viuda de Delgado. En la ruta hacia El Peñón, doña Bárbara, hermana de Cayetano Martín, eterno trabajador de Imprenta Rodríguez. Antes del campo, en la calle Lomo, don Manuel ‘el Pantano’, y ya en Mequinez, Julián Rodríguez y actualmente su hermano Paco, acaso la última de estas ventas tradicionales.

Blanco, una arteria muy comercial
En los alrededores de la plaza del Charco se localizaban, en el mismo emplazamiento, las ventas de don Julián, Manuel Pérez Perdigón (quien cambió los enlatados por la mecánica) y Sixto Trujillo. Los tres actuaron siempre como serios comerciantes, igual que Marina, la de la media cuesta, y Carlos Perera. Sixto llegó a estar en tres locales diferentes: en Blanco, en los bajos de la casa de los Bazo; en la plaza, esquina con Blanco y en Nieves Ravelo, esquina doctor Ingram. Siguiendo por Blanco -donde podía encontrarse a un siempre solícito Agustín Rodríguez Perera-, hacia arriba, ya próximos a Las Cabezas, Pepe Yanes y María Castilla despachaban a granel. La aceitera, sobre el mostrador, era un elemento identitario.

En el otro extremo, en los alrededores del muelle, estaba El Fielato, regentado por don Juan Ríos y su sobrino Pepe.

Si se subía por la calle Quintana, popularmente conocida como “Canal de Suez”, al menos en el tramo que unía Blanco con San Juan, se podía adquirir productos importados y encontrar marcas (inglesas, se solía decir) de prestigio donde David Peláez Cámara primero y Vicente Lima Alvarez después. Ya en la subida hacia la plaza de la Iglesia, Juan Polegre Robles (con la pomposa denominación de ultramarinos) y Octavio Toste hicieron de sus comercios un estable medio de vida.

Mayoristas
La práctica totalidad de quienes hemos citado hasta aquí podían ser considerados minoristas. Además de los Ríos, ya citados, el comercio de mayoristas, con su propia red de distribución, estaba reservado a Ruperto Peña (calle San Juan), Tomás Reid (junto a la plaza Concejil) y Melchor Martel Oramas (padre de Enrique), cuyo local estaba ubicado en la calle Agustín de Bethencourt.

Pero sigamos con más ventas a donde los portuenses acudían para comprar y proveerse. Siempre fue muy concurrida la de Casiano Verano Flores, al borde de la plaza de la Iglesia. En la de Rafael Torres Cabezas, en la calle La Hoya, trabajaba sin desmayo su esposa María del Carmen Santana. Cerca, en Benjamín J. Miranda, estaban las hermanas Josefa y Lala Rodríguez Alvarez, don Federico y don Luis Matheu, alternando el despacho de garbanzas y lentejas con las conversaciones sobre el Real Madrid. Muy cerca de allí, sobre el Atlético, el eterno rival, quien más sabía era el sin par Alfredo García Martel a quienes compraron preservativos con mucha vergüenza tantos y tantos colegiales y jóvenes portuenses. Otro gran aficionado colchonero, Gabriel García Ojeda, también tuvo su pequeño comercio en la Punta del Viento.

Suministros y ‘mandados’
Perdón por las omisiones, que seguro las habrá, en este apresurado y memorístico paseo por las ventas portuenses, aquellas donde se podía encontrar de casi todo, incluso en horas y fechas inusuales. Aquellas donde sus propietarios estaban siempre tras el mostrador para atender personalmente los suministros, los ‘mandados’ y los encargos que realizaban gentes de todas las edades y de toda condición social.

El tiempo, la edad, el desarrollismo, los supermercados y no digamos las grandes superficies, las nuevas fórmulas de comercialización fueron menguando sus capacidades hasta prácticamente hacerlas desaparecer. Hoy, en menor cuantía, sobreviven espacios o locales de reducidas dimensiones que también resuelven apuros y que por cercanía o buena relación con los vecinos mantienen abiertas sus puertas, domingos y festivos incluidos.

En cierto sentido, son herederos de aquella pujante actividad, de aquel comercio tradicional que ha de competir con el empuje y las potencialidades de otros conceptos y de otras fórmulas muy distintas.

Ya no se oyen aquellas voces ordenantes de la compra de papas y aceite. Ahora es el reclamo del niño que, desesperado en la procesión, le recrimina al padre:

-¡Vamos ‘Alcampo’.


viernes, 5 de marzo de 2010

INAPROPIADA REBELDÍA

Lo decimos sin reservas en una intervención radiofónica: un presidente de Gobierno, la máxima representación institucional, no está para llamar a la rebelión, expresión textual que empleó Paulino Rivero para discrepar de la medida que aplica la compañía privada Iberia consistente en la supresión de la denominada segunda maleta en sus trayectos aéreos.
A propósito de la compañía privada: ¿dónde estaba Rivero cuando se aprobó y se materializó ese proceso, en tiempos gubernamentales de José María Aznar y Alvarez Cascos? Lo ven: si hubier disentido entonces, siquiera testimonialmente, al menos ahora tendría plena legitimidad para protestar por esa medida. Calló entonces o no hizo grandes esfuerzos para oponerse, luego ahora, en vez de encabezar la rebelión esa, ya podría estar asumiendo un papel más ajustado a su cargo, o sea, reunirse con el presidente de la compañía y hacerle ver que tal respetable determinación -parece que seguida por otras líneas nacionales- perjudica a los canarios por tales y tales razones.
Pero no. Ha preferido el presidente llamar a la rebelión, acaso para que el personal se entretenga con otra de esas protestas y tertulias mediáticas donde se contraste, por enésima vez, la condición de víctimas a la que somos tan proclives.
Es una apelación que, en el fondo, desvela cierta añoranza del terreno en el que mejor se ha desenvuelto Rivero a lo largo de su trayectoria política: el terreno del encono, muy propio del naconalismo, aunque carezca de sustrato ideológico, o sea, buscar y encontrar un enemigo, alguien contra quien luchar, alguien a quien atribuir maldades e iniciar, recurrentemente, eso del acoso y derribo.
No ha sido una llamada feliz, desde luego, por mucho que se disfrace de populista defensa de los intereses generales de la ciudadanía, de los canarios. De un presidente se esperan iniciativas y decisiones, de acuerdo, pero el rango le obliga a demostrar equilibrio, rigor, ecuanimidad y capacidad de diálogo. Puede que hasta los más fervientes seguidores hayan fruncido el entrecejo con estas declaraciones del presidente Rivero.
Sobre todo, porque para otros menesteres, para otras asignaturas pendientes que llevan camino de no aprobarse en las islas, por cierto, no ha adoptado actitud tan beligerante.
De todos modos, que le pasen el poema de Pedro Lezcano. Igual le sirve para moderar esas rebeldías.

jueves, 4 de marzo de 2010

¿EXPLOTADORES?

Menos mal que la rectificación, en forma de retirada, se produjo sobre la marcha. Porque el anuncio se las traía. Es de esos que impactan. Negativamente, claro.
El presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, lanzó a ese universo de población desconcertado y apabullado por la crisis, las ideas de unas modalidades de contratación laboral que exasperaron: quería el patrono de patronos un despido más ágil y más barato (¡vaya obsesión ésta de muchos empresarios!; debe ser que ven en él una fuente de ahorro considerable) y un contrato especial para jóvenes menores de 30 años, consistente en una duración entre seis meses y un año, sin protección por desempleo y sin cotizaciones a la Seguridad Social. Vamos a escribir esto último otra vez, porque aunque resulte un insulto, debe quedar bien claro: un contrato temporal sin protección por desempleo y sin cotizaciones a la Seguridad Social.
O sea, si quieres precariedad, ¡toma ese contrato! Vaya visión, patrono de patronos. Si es así como se quiere generar empleo, infundir confianza, reactivar el mercado laboral y contribuir a la superación de la crisis, mejor callar. Mejor no hacer este ridículo insultante a quienes esperan por su primer empleo, a quienes desesperan después de licenciarse en la universidad, a quienes ya no saben qué hacer para orientar y hacerse con un medio de vida estable.
La reacción no se hizo esperar y el anuncio de la patronal, firmado de puño y letra por su propio presidente, parece que ha quedado congelado. O ha sido retirado, ya veremos. Eso sí que es una discriminación y eso sí que es no tener la debida solidez para afrontar la parte de solución que corresponde en un problema de envergadura como es el que se vive en miles de hogares españoles.
Sin protección por desempleo y sin cotizar a la Seguridad Social. ¡Qué fuerte! En pleno siglo XXI. Salvo que quieran los empresarios que les llamen explotadores.

miércoles, 3 de marzo de 2010

PARO Y ECONOMIA SUMERGIDA

Datos de hoy mismo. Algunos de ellos, de récord. En Canarias.
El desempleo afecta a 257.939 personas. En febrero, 4.009 engrosaron las listas del paro. El sector servicios acapara el 69% de los nuevos desocupados. La Comunidad Autónoma es, ahora mismo, la más destructora de puestos de trabajo. Según registros del Ministerio de Trabajo e Inmigración, la afiliación a la Seguridad Social en febrero disminuyó en 2.217 personas, un 0,32%, en contra de lo contabilizado a escala nacional que aujmenta en un 0,15%. O sea, que las islas no logran frenar la caída de la afiliación.
La economía sumergida alcanza el 28,7% del Producto Interior Bruto (PIB). Han leído bien: el 28,7%. Según el informe sobre esta materia, período 2000-2009, confeccionado por los técnicos del Ministerio de Economía y Hacienda (Gestha), tal porcentaje sitúa a Canarias como la segunda comunidad con un índice más alto.
O sea, el fraude que no cesa. Para entendernos, en plan coloquial, el tranque que no para.
Los técnicos han sido claros: hay que priorizar la lucha contra esa economía oculta o sumergida (¡menuda tarea!) y contra las bolsas de fraude, con una finalidad clara: elevar los ingresos y así evitar cargar o gravar a trabajadores y pensionistas. Dicho de otra forma: si los defraudadores pagaran lo que les corresponde, se evitaría que los ciudadanos que cumplen asumieran el incremento de impuestos y se lograría reequilibrar el sistema de pensiones.
A propósito: con la economía sumergida, la evasión fiscal. Dicen las autoridades hacendísticas del país que si se exige tan sólo lo que han evadido en los últimos cuatro años, habría dinero para reducir el déficit público, aumentar las pensiones y garantizar la Ley de Dependencia.
No es para bromear, desde luego, pero contrastando todos estos datos, ¿no tienen ustedes la sensación (impunidad de algunos, aparte) que vivimos de milagro?

martes, 2 de marzo de 2010

ZAPATA, VÍCTIMA

La muerte de Orlando Zapata ("Fue un asesinato premeditado", Reyna, su madre, dixit) pone al régimen castrista en la peor de las coyunturas. Un albañil que quería ser libre, que se declaró en huelga de hambre y que fue enterrado a oscuras, en medio de un desorbitado dispositivo policial, como en las peores pesadillas.
No era una escena de película; era la realidad, la peor realidad de un sistema político que dejó entrever además -con el presidente brasileño Lula presente- la peor y más repulsiva de su rostro, con unas respuestas periodísticas de Raúl Castro absolutamente inasumibles. El régimen se desmorona: hay cosas y hechos que no sólo no se pueden ocultar sino que difícilmente tienen una explicación mínimamente creíble. Si encima hay reacciones airadas, sólo se está contribuyendo a robustecer la peor de las percepciones. A estas alturas, los derechos humanos ya no son un juguete manipulable con el que lucir caprichos o autoritarismos anacrónicos.
Las circunstancias que concurren en el fallecimiento de Zapata son agravantes para una Cuba que resiste y que no sabe hacia dónde se dirige. Todo tiene su fin. La muerte de Orlando Zapata y todo lo que la ha rodeado es ya un símbolo para los demócratas cubanos que intentan liberarse de las cadenas. El símbolo de un sacrificio. Seguro que a muchos partidarios de Castro tampoco han satisfecho estos tristes acontecimientos.
Acontecimientos cuya repercusión en el exterior no se agota. Periódicos e informativos audiovisuales reflejaron parte de las circunstancias señaladas para poner al gobierno cubano contra las cuerdas. La ola de consternación y solidaridad sólo crecía y crecía. Se siguen sucediendo testimonios alusivos, los del contrataque oficial incluidos. Nada peor para un régimen autocrático que producir víctimas y que éstas resistan al límite y que haya personas o familiares que puedan contarlo. En el ámbito internacional, las simpatías que atesora el régimen castrista menguaron considerablemente. Ya puede hablar de escasez.
Orlando Zapata dio su vida por la libertad, aún discutible el método de la huelga de hambre para defenderla. Su muerte ha desnudado ciertas miserias que, da la impresión, no absolverá la Historia.