martes, 31 de marzo de 2009

GRATITUD EN PRIMAVERA

Termina marzo. Lluvioso. Desapacible. Como si quisiera estar a tono con la crisis y sus circunstancias. Los versos de Angel González ("Lluvia sobre la nieve en primavera") son siempre significativos:
"El frío se corrompe por los bordes,
se fatiga, se ensucia,
pierde gracia y materia, sobrevive
en improbable espuma".
Adiós a marzo. Y gratitud a cuantos visitan el blog. Y mucho mayor a quienes dejan sus comentarios. Es la primera vez que expresamos este reconocimiento. El bloguero precisa de seguimiento. No para coleccionar flores, que se agradecen, por supuesto, sino para leer voces críticas, discrepantes, para contrastar puntos de vista. Así que anímense.
Canta Angel González que, en estos tiempos primaverales, la nieve hace un desesperado esfuerzo para intentar aferrarse a la blancura. El bloguero, luchando contra la escasez de tiempo y buscando inspiración en cualquier rincón, en cualquier imagen, en cualquier lectura, siente esa necesidad de contar y comentar cosas, ya sean las más cercanas, localmente, o las más poéticas, o las más actuales.
"...La lluvia recupera el color para la tarde...
...y la tierra es la tierra como nunca".
Y es que la primavera continúa.

lunes, 30 de marzo de 2009

JUBILACION DE DOMINGO PERERA

Domingo Perera Hernández se jubila hoy. No es una jubilación más. Es la de un trabajador nato, de un hombre hecho a sí mismo, de una persona seria y cabal, gran conocedor del pueblo y protagonista, a su modo, muy en silencio, muy en segundos planos, de importantes episodios de la vida democrática municipal felizmente recuperada en abril de 1979.
Miembro de una familia de seis hermanos, Perera se fajó siempre con la parte más dura de las cosas difíciles. La tosquedad de su apariencia guardaba una gran humanidad, la que afloraba en las situaciones más delicadas, traducida en lágrimas de emotividad que no podía controlar y que, en el fondo, era un rasgo natural de su talante.
Perera jugó a baloncesto, sin brillar, en los años sesenta. Pero siempre estaba allí: para marcar el campo en la plaza del Charco, para suplir a un compañero ausente ese día y para expresar su disconformidad con ese vozarrón que Dios le ha dado y que, muchos años después, fue convertido en una suerte de himno murguero que Carmelo Encinoso terminó de arreglar:
>.
Domingo siempre recordaba que se inició laboralmente con Galán y que desde entonces se interesó por las reivindicaciones obreras. No le gustaban las injusticias y por eso se afilió a la Unión General de Trabajadores, allá por la Transición. Se forjó también una agencia de automóviles de carácter familiar, hasta que, impulsado por los vientos democráticos, se incorporó al Partido Socialista Obrero Español.
Era uno de los fichajes jóvenes de aquella generación (Alfonso Carrillo, Julio Espinosa, José Filpes, Nicolás López García, Rafael Abreu, Antonio Masot...) que de forma tan entusiástica como sapiente imprimió un sello indeleble al socialismo del Puerto de la Cruz al que vieron triunfar electoralmente para vivir una segunda juventud, ya en pleno disfrute de las libertades.
Perera aprendió pronto los vericuetos de la hacienda municipal y se codeó con los ediles y consejeros cabildicios más avanzados en las discusiones sobre los repartos de la célebre Carta Municipal, la antesala de la tan controvertida participación de los ayuntamientos en los ingresos de la nonata Comunidad Autónoma y del Estado.
Pero la vena social podía más y en el segundo mandato municipalista (1983-87) Paco Afonso le designó concejal delegado de Bienestar Social. Domingo entendió perfectamente la sensibilidad de los portuenses. Aún se recuerda la atronadora ovación que le dedicacron los asistentes a un mitin en la plaza Pérez Galdós. Fue su noche triunfal, cuando palpó lo que era amor de un pueblo.
Luego asumió la dirección política económico-financiera del Ayuntamiento, cuando la escasez de recursos llegó a ser asifixiante. Y aún le quedó tiempo para ejercer la secretaría general de la Agrupación Local donde se esmeró en el dominio de los estatutos que luego extendería a los ámbitos insulares de la organización.
En ellos, en época de Juan Carlos Alemán, ocupó la vicesecretaría general desde la que lidió algunas de las peculiares situaciones que ha vivido el socialismo tinerfeño. Dio el salto al Cabildo Insular cuando el PSOE iniciaba su larga travesía del desierto. Y ahí puso el punto final a su trayectoria como cargo público.
Domingo Perera es uno de los pocos casos en que un político vuelve a civil. Es decir, concluido el ejercicio activo, se incorporó a una empresa hotelera que le abrió las puertas. El supo corresponder a esa confianza con los atributos que adornan su personalidad: entrega, responsabilidad, sacrificio... Un caso, desde luego, muy meritorio.
Ahora, al cabo de catorce años, ya abuelo, cierra otro ciclo: el de su período laboral activo. Se jubila como los grandes: sin alharacas, con la modestia de quien sabe que los ideales progresistas han sido y serán su norte.
Disfruta, compañero.

sábado, 28 de marzo de 2009

"MUECA", PESE A LA LLUVIA

La lluvia empapa “Mueca” y es una pena porque se respira auténtico ambiente lúdico y participativo y porque los contenidos del programa son muy atrayentes.

“Mueca” es el arte en la calle. El arte que revive entre aires de creatividad plena. Comicidad, interpretación, disfraces, música, representación, funambulismo, circo, desenfado, invención...

Aún recordamos la primera edición, allá por el año 2000. Desde la alcaldía, impulsamos la idea que había concebido Angeles Marrero, psicóloga que ejerció en aquel mandato (1999-2003) como una aguerrida e imaginativa concejala de Educación y Cultura. No se detenía ante nada. Las adversidades, en forma de limitación económica y de recursos materiales, eran pan comido para su entusiasmo.
La suya, desde luego, fue una contribución extraordinaria al acento sociocultural que quisimos imprimir en aquel período para tratar de convertir al Puerto de la Cruz en una referencia diferenciada de la producción intelectual y de la oferta de actividades en un municipio que requiere tener permanentemente un escaparate.

Angeles lo hizo bien, vaya que sí, y la prueba es la continuidad y la madurez de la convocatoria. Uno se alegra, por el bien del Puerto, por el progreso y los avances de la cultura. Aquello, en el año 2000, empezó como una cita con el teatro de humor. La pareja de actores belga Les Founambules hizo las delicias de los curiosos, más que nada curiosos, que nos acercamos al parque San Francisco. Al año siguiente, las compañías Nakupelle e Yllana ya nos anticipaban que la cosa iba en serio, que “Mueca” podía crecer hasta resultar algo grande.

La propia Angeles Marrero se encargó de recabar el apoyo de otras instituciones. Se sumaron el Gobierno de Canarias y el Cabildo Insular. Los presupuestos de aquellos años eran un quebradero de cabeza pero, por fin, parecía que el Puerto había encontrado uno de esos acontecimientos que proyectaban su nombre y que cada año, en fechas cuidadosamente programadas, constituía un reclamo valioso.

Fue una apuesta diferenciada por la cultura, fue una incursión en el vasto campo de las manifestaciones artísticas. Quedó abierta a múltiples variables, algunas de las cuales hemos visto reflejadas en el programa de la presente edición. Su productor, Mario Vega, la ha definido como una “verdadera fiesta de la cultura”.

Pues de eso se trataba, sí señor. Una creatividad desbordante al aire libre, en un espacio físico siempre atractivo, siempre transitado, otro valor añadido. Risas, gestos, aditamentos, sustos, interrogantes, ejecutorias, sonidos, pruebas, experiencias, bullicio, diseños... “Mueca”, una cita distinta. Aunque sea pasada por agua.

lunes, 23 de marzo de 2009

ANÓMALAS E INCÓMODAS

Primera: había decidido inmolarse desde el escaño Carmen Guerra, diputada del Partido Popular por la provincia de Las Palmas, porque acaso no contenta del todo con algunas entregas anteriores de simplonerías y dislates dialécticos, se empeñó en rizar el rizo de las mismas y repitió, como si sus señorías estuvieran necesitadas de un ejercicio de divertimento, que ni ella ni su partido iban a recibir lecciones de corrupción. Ni subido sobre de la silla, aludió en persona al ministro Pérez Rubalcaba. Vaya anomalía para contrastar la credibilidad de la argumentación popular sobre la corrupción en Canarias. Y vaya incomodidad para el grupo parlamentario de la señora Guerra, expuesto sin más al ridículo. La diputada, probablemente, volvió en sí, recuperó la consciencia al terminar el episodio, cuando empezó a recibir palmadas y besos de ¿felicitación? y cuando algún alma caritativa le dijo que repasara el video del rifirrafe o el diario de sesiones de la cámara.
Segunda: había considerado Willy García, director general de RadioTelevisión Canaria, que la única vía de escape de una de esas meteduras de pata que se tornan célebres era el reconocimiento de la misma. Admitió la manipulación de una cifra, fruto de “una acumulación de errores”, y, además de hacer más exitosa la manifestación en contra del puerto de Granadilla, dejó abiertas muchas sombras sobre la propia línea informativa del medio. Si para consignar el probable número de participantes en la manifestación -¿tan difícil era remitirse a las cifras que aportan policía y organización?- se produjo una suma de yerros -no saben contar, sería un chiste fácil; no saben cómo asimilar las consignar y contentar, es más verosímil-, cabe preguntarse qué no pasará con otras informaciones y piezas más gruesas. Vaya anomalía para contrastar la credibilidad del medio. Y vaya incomodidad para el propio director general, empecinado en que los informativos suban la audiencia. ¿Así?
Tercera: había querido dar José Miguel Barragán, portavoz de Coalición Canaria en el Parlamento de Canarias, una vuelta de tuerca a las especialidades de su propia formación política y optó por servir en bandeja a su colega de la oposición una réplica muy fácil: “Pero si no lo digo yo, pero si no somos nosotros los que afirmamos que el de ustedes es un mal gobierno. Es usted quien le da un aprobado ‘raspado’ y encima sugiere cambios”, un suponer de Manuel Marcos. No convencen a Barragán las medidas del ejecutivo para paliar la crisis en el Estado Libre Alocado, por lo que, en vísperas del debate sobre el estado de la nacionalidad -en realidad, tratándose de Canarias, mejor llamarlo el estado de la impunidad- prefirió alegrarlo por su cuenta y riesgo -ya se encargó él a comienzos de la legislatura de escenificar la inutilidad de aquellas conversaciones para la gobernabilidad, consciente de que todo había quedado atad y bien atado- a sabiendas de que no va a trascender mucho más que el almacenamiento en el disco duro de los afectados y ya nos encontraremos en la bajadita. Vaya anomalía, en cualquier caso, para un pacto acostumbrado al aceite de la balsa y vaya incomodidad para el presidente del Gobierno que se apresuró a negar en público los planes de remodelación que otros, entre ellos Barragán, ven inevitable con tal de acabar con esa impresión de mediocridad que ya arrastra el ejecutivo.
En fin, éstas eran las situaciones anómalas e incómodas de una semana que culminaba con uno de esos conejos que saltan de la chistera en momentos más o menos delicados, esta vez de la mano empresarial: la deuda histórica con el Estado. Otra vez el traje del REF -lo rescató ahora Blas Trujillo, como en el pasado lo hiciera Augusto Brito, pero cediendo el estandarte a pactos gubernamentales de distinto signo partidario- y otra vez la discriminación. De nuevo las dudas sobre las condiciones económico-financieras para afrontar la etapa de recesión.
O sea, sin novedad, aún en el debate: Canarias plagada de anomalías e incomodidades.

miércoles, 18 de marzo de 2009

LAS "RAY BAN" HAN VUELTO

Hace décadas era uno de los complementos esenciales: las gafas marca "Ray Ban".
Han vuelto.
Jóvenes y menos jóvenes, preferentemente hombres, las lucían hasta como una señal de distinción. El modelo clásico, ya saben: cristales verdosos, finas varillas doradas... El estuche, bien en la mano bien entrelazado al cinturón, igualmente tenía su encanto.
-Estoy ahorrando para las "Ray Ban"-, se escuchaba entonces.
Y es que, en aquellos años, no eran baratas. Y sólo se podían adquirir en determinados establecimientos. Además, había que sortear las imitaciones o las falsificaciones. Los avispados descubrieron pronto las señas de identidad: unas minúsculas iniciales tintadas en blanco sobre la parte superior de los dos cristales y la inscripción de la marca sobre el soporte central que unía las monturas de las lentes. Algunos actores las popularizaron y contribuyeron a las ansias de posesión, cuando el término "look" no se empleaba para estas cosas de la estética y de la imagen.
Luego apareció otro modelo y en distintos tamaños: todo en un negro rompedor.
Pasó el tiempo y surgieron nuevas marcas, otros diseños, otras líneas. "Ray Ban" perdió la carrera y se convirtió en una reliquia, en un vestigio del pasado.
Hasta que alguien las ha rescatado y de nuevo se las ve en circulación. Es el turno de las mujeres, puede que las mismas que impulsaron su arrinconamiento y se dejaron llevar por el vanguardismo. Es el toque "fashion". Lo han rescatado y les toca a ellas lucir complemento ocular y así se las ve, guapas y atractivas, rostros al viento en las mañanas y mediodías primaverales.
Otra vez los cristales verdes y las finas varillas doradas.
Han vuelto.

martes, 17 de marzo de 2009

LONGEVOS

Se le veía feliz esta mañana en la tele a Francisco Ayala, que ayer cumplía 103 años, 103.
El escritor agradecía tanto afecto, tanta felicitación, sin perder ese tono conspicuo que le caracteriza.
-He hecho lo que creía que tenía que hacer a lo largo de mi vida-, resumía su pensamiento esbozando una sonrisa.
Son admirables los centenarios. Mejor dicho: las personas que los alcanzan en plena lucidez, como le ocurrió al portuense Rafael Abreu, hombre de memoria prodigiosa, plenamente consciente de lo que decía hasta el último de sus días.
Y en el Puerto también tuvimos oportunidad de conocer a doña Anselma, una mujer que memorizaba los nombres de sus nietos y los reconocía sin error. Nos correspondió, desde la alcaldía entonces, participar en el austero homenaje a esta "abuela del Puerto", que diría Agustín González.
Cumplir un siglo, alcanzar el siglo... Hablar de las tres guerras era una manera de marcar el tiempo, de controlarlo, de decir "confieso que he vivido". Era abarcar el tiempo. Era como marginarlo, hacer añicos conceptos tales como la vejez, los mayores, la senectud...
Llegar a los cien o superarlos es una prueba de longevidad extraordinaria. Cada quien sabrá su secreto para llegar ahí, a la centena, cuando las nieves del tiempo tiene más que plateada la sien y cuando corresponder a tanto afecto, tanto cariño, como le ocurría a Francisco Ayala ante las cámaras de televisión, es otra prueba del reconocimiento y de la admiración ante tamaña longevidad.

sábado, 14 de marzo de 2009

MEDIO SIGLO DEL HOTEL "TIGAIGA"

El hotel “Tigaiga”, nombre indisolublemente ligado a la historia reciente del municipio, cumple cincuenta años. Es el pequeño gran imperio de los Talg: el que inició Enrique Talg Schultz, el que siguió su hijo Enrique Talg Wyss y del que en la actualidad se ocupan los tres hijos de éste, Ursula, Irene y Enrique, personas encantadoras que pueden sentirse plenamente orgullosos de sus antecesores y que son fieles continuadores de su obra.
El “Tigaiga” es un hotel distinto, no sólo porque es gestionado familiarmente sino por las peculiaridades del entorno, por la misma distribución de sus espacios, por el cuidado de los recursos naturales y por la esmerada atención de todo su personal. “Tigaiga” es el timbre de un modelo turístico que caracterizó al Puerto de la Cruz, cuando alcanzó su esplendor en las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo. Aún registra clientes que vinieron entonces a pasar su luna de miel y no han conocido otro alojamiento cada vez que repiten sus visitas.
Talg Wyss tuvo mucho que ver con todas esas cualidades, reflejadas en una colección de premios y distinciones que sirvieron de excelentísima promoción en cualquier feria.
Entrañable personaje, Enrique Talg Wyss, nacido en Vigo, por cierto, hecho que se apreciaba en algunos rasgos de su carácter. Observador, meticuloso, amable, celoso, modesto, atento: era el arquetipo de empresario hecho a sí mismo, consciente de lo que significaba la amabilidad personal para ganarse la confianza de los clientes y seguir captándoles. Como era consciente de la relevancia que adquirieron las prestaciones hoteleras en la evolución de la industria hotelera. Amante empedernido de la naturaleza, no había reunión en la que no sacara a relucir los senderos turísticos por lo que tanto se preocupó.
Compartimos algunos viajes, muchas reuniones y varias citas en el hotel con personajes de postín. Sólo con algunos íntimos, y siempre en nuestra presencia, revelaba que el hotel fue construido sobre los terrenos de una antigua propiedad familiar. Lo decía con voz queda, como para que no trascendiera demasiado. Y se acordaba, naturalmente, de que el descubrimiento en el subsuelo de una cueva volcánica dificultó la construcción, basada en un proyecto del arquitecto Félix Sáenz Marrero Regalado, tal como destaca el escritor orotavense Juan del Castillo León que es un asiduo visitante los fines de semana para gozar de las exquisiteces del establecimiento.
Y en el hotel, el celo de Enrique, que llamaba puntualmente, nos permitió entrevistar a monseñor Bruno Heim, el arzobispo suizo que es autor del escudo heráldico del municipio del Puerto de la Cruz y de los escudos de armas de los cuatro anteriores papas difuntos. La entrevista, con fotos de Enrique Serrano, fue publicada en Diario de Avisos. Monseñor Heim, el primer nuncio apostólico en Gran Bretaña, nos remitió unas líneas de gratitud.
Otro episodio en el “Tigaiga”. Gerhard Schröder, canciller que fuera de la República Federal de Alemania, se preparaba para suceder a Helmut Khol y recuperó fuerzas en el hotel en las navidades de 1997. Aún estaba fresco en el Puerto el insólito episodio de la censura registrado en 1995. Enrique Talg se lo contaba a Schröder mientras tomábamos café en los jardines, atendiendo su gentil invitación. El que iba a ser hombre fuerte de Alemania se extrañó. Mucho más cuando, tras explicarle las características de la ley lectoral española de régimen local, le dijimos que nuestro triunfo electoral había sido obtenido con el 42% de los votos. Shröder espetó:
-¿Y qué clase de ley es esa que no permite gobernar con ese porcentaje?
De modo que el “Tigaiga” nos guarda imborrables y gratificantes recuerdos, algunas vivencias enriquecedoras. En ellas merodea Enrique Talg Wyss, entrañable personaje, sí, a quien dedicamos una intervención pública en ocasión de un acto celebrado en Icod de los Vinos promovido por Antonio García Fleytas, en el que no faltó la lluvia que él tanto agradecía.El texto debe andar entre los contenidos del blog conmemorativo de este medio siglo de existencia de un establecimiento señero, timbre de orgullo, claro, para los portuenses y para el turismo tinerfeño.

sábado, 7 de marzo de 2009

NUEVO RELOJ, VIEJAS CAMPANADAS


Parece que están en plena tarea de sustitución del reloj de cuatro esferas de la iglesia de la Peña de Francia.
El reloj estuvo detenido o sin funcionar meses, otra clara señal de la parálisis que ha afectado a la ciudad, como si fuera una prueba irrefutable, como si los hechos fueran consustanciales.
No es la primera vez. Ya ocurrió así hace unos años y nos correspondió, desde la alcaldía, impulsar una solución. Monetaria, por supuesto. La parroquia no podía, así que las quejas de la feligresía y de los ciudadanos en general se residenciaban en el Ayuntamiento a la espera de que alguien asumiera el arreglo.
El reloj, desde luego, fue una especie de guía durante décadas. Cuando la ciudad era más silenciosa y cuando el inconfundible tañido de las campanas servía hasta para que los abuelos enseñaran a contar a sus nietos, en tanto llegaba a apartados rincones del municipio.
Doblaban, para avisar de una persona fallecida y de su sepelio. Repicaban para llamar a misa un cuarto de hora antes. Señalaban el final de carantoñas y arrumacos para los enamorados. Y hasta se disparaban anunciando fuego, algún incendio.
Y encima, daba las horas repetidas, uno o dos minutos después, casi siempre aprovechados para que estudiantes, trabajadores y amas de casa se tomaran las cosas con paciencia. O sea, un estandarte del costumbrismo portuense.
Una noche, el reloj, que no tenía culpa sino de marcar el tiempo, de guiar a nativos y turistas, se vio afectado por un acto bárbaro. En la segunda mitad de la década de los años setenta del pasado siglo, cuando las veleidades independentistas y cuando la resistencia ultraderechista al advenimiento de la democracia, alguien/algunos colocó/colocaron un artefacto explosivo en la coqueta sede de la oficina de información turística y la onda expansiva hizo añicos las esferas y el crono se detuvo. Estuvo así años.
Hasta que fue repuesto. De fabricación valenciana, creo recordar. Claro que ya no daba las repetidas. Y a menudo se atrasaba y no coincidían las campanadas con las señales horarias de Radio Nacional de España. Entonces surgía algún conflicto por un quítame allá esa puntualidad.
Las averías eran costosas. Algunas piezas ya no eran fabricadas. Los intentos de reparación se saldaban con horarios dispares en las esferas. Hasta que el reloj se cansó y el badajo calló. Así se prolongó el silencio me atrevería a decir que durante años.
Alguien/algunos tomó/tomaron la iniciativa y se cansó/cansaron de mirar inútilmente hacia arriba y hallar la misma posición de los punteros o de no saber qué responder cuando la pregunta se multiplicó: ¿cuándo arreglan ese reloj?
Fue cuando volvieron a sonar las campanadas, aunque parecía que tocaban a muerto y se confundían con el siempre agradable sonido de las de la iglesia de San Francisco, unos metros más abajo.
El reloj, exhausto, no pudo más. Alguien habrá certificado su defunción, un suponer. Y he aquí que está siendo reemplazado. Uno nuevo, da igual la procedencia de su fabricación. Lo importante es que funcione, que su tictac imperceptible vuelva a ser referencia visual y sonora de una ciudad que se lo toma todo con mucha paciencia, influenciada, sin duda, por el espíritu acomodaticio al que se acostumbró cuando las vacas gordas.
Ahora no las hay. Pero vuelve a tener reloj en la Peña de Francia.
P.S.- El portuense Zoilo López Bonilla, afincado en Barcelona, deja un comentario y, además, una foto de la torre de la Peña y del reloj que viene pintiparada. Gracias por tu ilustración. Pincha aquí para verla:

lunes, 2 de marzo de 2009

ESTADO LIBRE ALOCADO

A estas alturas, puede que sea perfectamente estéril el debate de la justicia en la política, sobre todo cuando brota a cuenta de un cese o cuando es un tercero el perceptor de los perjuicios que no ocasionó.
Por eso son admirables la discreción, la mesura y la naturalidad con la que Julio Pérez acogió su relevo en la Secretaría de Estado de Justicia. Ni la incomodidad del hecho descompuso a quien llevó el peso de una negociación con los jueces encaminada a evitar uno de los más insólitos paros en la historia de la democracia española. Aportó cordura y equilibrio, talante -el que siempre lució en su actividad pública y profesional-, pero las circunstancias ajenas a su responsabilidad pudieron más.
Sin Julio Pérez, Canarias se queda sin su único representante en la Administración General del Estado, hecho que no ocurría desde el triunfo socialista en las elecciones legislativas de octubre de 1982. Independientemente de los factores, objetivos y no tanto, que hayan incidido en su cese, queda una sensación de orfandad de apoyo desde algunos niveles canarios de la organización.
Pérez había dejado de ser candidato a la presidencia del Cabildo Insular -llegó a intervenir como tal en un acto público- para atender la llamada de Mariano Fernández Bermejo. El hecho se presta a todas las interpretaciones que se quiera pero lo cierto es que era el tren y no podía dejarlo pasar. Ha tenido que apearse, injustamente, y lo ha hecho ratificando aquella impresión dicha cuando su nombramiento: “La justicia en España necesita sosiego y reflexión”.
Como también lo precisa Canarias, liberada ya hoy de la principal sacudida carnavalera, pero no de la crispación que empieza a ser crónica. Mientras la guerra dialéctica entre políticos alcanza caracteres inusitados, cuando irresponsablemente se lanzan sombras de sospecha sobre los cuerpos policiales, mientras no hay una mísera dimisión con la que calmar las aguas turbulentas, en tanto no se despejan judicialmente pleitos sustanciados en presuntas corrupciones, los problemas se agudizan, los indicadores empeoran y la incertidumbre se apodera de la práctica totalidad de los agentes sociales, surge la voz del alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, que proclama la aspiración de Canarias como Estado Libre Asociado. ¿Y asociado a quien?, le pregunta Francisco Pomares. “A España, por supuesto”, respondió el alcalde. Como faltaba la guinda, va José Manuel Bermúdez y dice que basta con la identidad, que el Estado español no es necesario.
No, no: mejor hablar de Estado Libre Alocado, con todos los respetos. Es lo que se encontrará Julio Pérez a su regreso. Ya no cabe hablar de la comunidad de nuestras tribulaciones o desdichas sino de una suerte de delirio que, como diría el nativo, allá por los años sesenta del pasado siglo, cuando no entendiendo lo que el extranjero expresaba, se encontraba ante un galimatías, concluía con un “Mi no comprender”.
De modo que con una economía subsidiada por arriba y por abajo, con unos quistes pleitistas que acentúan el dislate de independencia de unas islas excluyendo a otra, con un montón de asignaturas pendientes equivalentes a la incapacidad para administrar bien los recursos después de cinco lustros de autonomía o para concertar la modificación de una de las normas electorales más injustas y poco democráticas que se conocen, con las amenazas de los recortes en las ayudas europeas para sectores productivos, con el principal de éstos (el turismo) debilitado y amenazado por factores exógenos sin perjuicio de la ‘recepción’ de la consejera del ramo, con un déficit de formación que no termina de enjugarse, con el empecinamiento absurdo en una policía propia que es innecesaria y que el Gobierno no reconoce, con un intervencionismo mediático que asusta, con el más reciente sonrojo que causa la aplicación de Ley de Dependencia (Canarias, según el Observatorio Nacional, suspende con un 2’5 sobre 10, la misma nota que Valencia y Madrid, qué casualidad), con un anuncio de pleno empleo para 2013 que es sal gruesa, con un Gobierno rebuscando fondos adicionales para sufragar las sentencias de casos perdidos en los tribunales, con dudas extenuantes sobre fuentes energéticas, con casi treinta casos de corrupción pendientes de sentencia, con las incertidumbres que supone la supresión de paraísos fiscales…, de modo que, con todo eso y con mucho más, se piensa que el modelo, que la alternativa, que la panacea es el Estado Libre Asociado.
Eso sí: cuando venga la Casa Real, los monarcas, los herederos o cualquiera de sus miembros, todos a salir en la foto. Al menos servirá para ilustrar y aportar algo de cordura en el Estado Libre Alocado. Bienvenido, Julio.