Italia naufraga tras la convocatoria electoral. Siempre fue pintoresca, peculiar, la política italiana. Antes y después de Tangentopoli, aquella operación que en 1992 desmontó una auténtica trama de corrupción, en realidad, el propio y putrefacto sistema político del país en el que todos los partidos estaban implicados en algún escándalo. Era la corrupción institucionalizada. De ahí brotó ‘Manos limpias’ (Mani pulite, ¿recuerdan?), una operación que decenas de magistrados emprendieron para sanear aquella putrefacción y que miles de personas apoyaron en manifestaciones masivas. Desaparecieron las dos grandes organizaciones políticas, Democracia Cristiana y Partido Socialistas, y a la escena saltó Silvio Berlusconi. La cosa siguió igual o peor. Y los italianos, acostumbrados a convivir con todo eso, empezaron a pasar de política porque no hallaban excepciones a esa generalización de políticos iguales.
Italia naufraga. É una fatalitá. Una de las principales economías de la Unión Europea se tambaleó durante meses tras los sucesivos desastres de Berlusconi. Se pensó en Monti, un tecnócrata, como solución. Pero la austeridad y la contención no han bastado.
Ahí están las pruebas: los resultados electorales que anticipan una ingobernabilidad. Y eso que los italianos han acudido a las urnas. Entre las interpretaciones que se hacen desde la distancia, asistimos a varias de las consecuencias de ese ‘austericidio’: el estrepitoso fracaso de Monti; la propia reaparición (popularmente respaldada) del ex presidente Berlusconi y la irrupción de Beppe Grillo, con sus comicadas y su cántico antisistema. É una fatalitá.
No pregunten qué pasará ahora: no hay respuesta. El ‘austericidio’ sigue cobrando víctimas políticas.
jueves, 28 de febrero de 2013
miércoles, 27 de febrero de 2013
PERIODISMO NO SUPEDITADO
El coordinador de informativos de la Cadena de Ondas
Populares Españolas (COPE), Ángel Expósito, manifestó que, en el marco de la
crisis que también afecta al periodismo, lo único bueno es que éste ya no puede
vivir de la Administración. Añadió que, “con las empresas también ahogadas, es
difícil para los periodistas cumplir con la ética y la calidad necesarias”.
Pone
Expósito el dedo en una de las llagas que, pese a todo, aún supuran pero que
han sido determinantes para entender uno de los males de la órbita mediática,
especialmente la más cercana. Fueron decenas los proyectos y las empresas de
comunicación nacidos al calor del soporte de la administración pública y que
durante años crecieron o sobrevivieron con sus periódicas aportaciones que
sirvieron para sufragar espacios y hasta producciones de distinta naturaleza.
Eran los
años de vacas gordas en los que se terminó concediendo más importancia a las
habilidades para captar recursos económico-financieros que las dedicadas a
consolidar un producto de contenidos serios y con proyección del propio medio.
Claro que en las habilidades entraban las relaciones amistosas y puede que de
algún otro signo. Como cierto es que algunos terminaron abusando de la confianza,
no sólo para exprimir el pomo del que en buena medida dependían sino
pervirtiendo el mismo sistema hasta degenerar en una suerte de chantaje: si no
me das publicidad, prepárate para una línea de hostilidad manifiesta. Lo peor
era ceder: las consecuencias eran inimaginables. Y casi siempre, negativas para
quienes tenían responsabilidad institucional o administrativa. El problema para
éstos se agravó, en efecto, a la hora de distribuir las cantidades previstas y
de afrontar campañas de comunicación. Más
demanda, más presión, menos recursos: difícil papeleta, ciertamente.
El caso es
que, entre limitaciones normativas, limitación progresiva de recursos y
actuación fiscalizadora cada vez más potente, las partidas publicitarias fueron
mermando. Y de qué manera. Puede que aún hoy, principalmente en épocas
preelectorales, se den situaciones delicadas, no sólo porque hay que orillar la
legalidad sino porque se elevan los grados de compromiso en la relación
amistosa -llamémosla así- que caracteriza a las partes. Muchas empresas y
muchos medios cerraron por inviables. Sólo aquellos cuyos responsables fueron
capaces de abrir otras puertas e incursionar en otras fuentes de ingresos han
logrado sobrevivir.
De ahí que
la manifestación de Ángel Expósito entrañe un importante valor: “El periodismo
ya no puede vivir de la Administración”. Ahora mismo es impensable y es bueno
que así suceda, por seguir el mismo adjetivo que el periodista emplea.
Expósito, que ya advirtió, siendo director de ABC, del cambio que se operaba en el proceso informativo cuando
brotó Wikileaks mientras distinguía
entre los medios serios y los que no lo eran tanto, observa el lado positivo de
esta neonata situación de independencia, aun cuando reconozca implícitamente
que eso puede condicionar premisas de calidad profesional y rigor periodístico.
Pero está
claro que supeditarse a las regalías de la Administración pública ni era
saludable ni iba a durar toda la vida, de modo que el periodismo tendrá que
subsistir desde ese punto de vista sin ciertas ataduras.
He ahí lo
positivo que concluye Expósito.
martes, 26 de febrero de 2013
GROTESCO
No se sabe qué resulta peor, si afrontar la gobernabilidad
del municipio sin un programa alternativo que corrigiera el supuesto
descabalado mal rumbo que habían encarado; o haber dado pie, con una infeliz e
inapropiada declaración pública, a un episodio grotesco que, pese a todos los
matices y a la palpable voluntad de recular, pone de relieve desde la
superficialidad dialéctica hasta la impericia política.
Ha ocurrido
en San Juan de la Rambla, una muesca más en el pastizal de las instituciones
canarias, desde que José Carlos Mauricio, allá por 1991, colocara la primera en
el Cabildo de Gran Canaria para desbancar a Carmelo Artiles y sembrar no solo
las raíces del nacionalismo insularista sino la inestabilidad en los poderes
públicos locales de Canarias. En el pueblo norteño, en efecto, una alianza
entre PSOE y PP acabó en las elecciones de 2011 con la supremacía de
veinticinco años de la Agrupación Independiente de San Juan de la Rambla (AIS),
cercana o integrada a su manera en Coalición canaria (CC). Pero la entente se
fracturó, pese a que quienes la sostenían parecían haber reconducido las formas
y el fondo de la gobernabilidad de un municipio correspondiendo así a los
deseos de cambio político expresado por los rambleros en las urnas.
Y otra vez
la censura para instrumentalizar el nuevo cambio. Nada que objetar a su
utilización legítima y legal. Pero cuestionable hasta interpretar que se trata
de una autocensura: el alcalde entrante formó parte del gobierno anterior. No
quiso, no supo o no pudo dirimir las teóricas discrepancias en donde tenía que
hacerlo, en el seno del grupo gobernante, y prefirió, seguramente escuchando
todos los cantos, además de los de sirena, optar por la ruptura para calzarse
la alcaldía con sus doscientos diecisiete votos, los que propiciaron su acceso
al consistorio como único representante de su formación política. Para que se
compruebe, por enésima vez, la importancia de un sufragio.
Poco o nada
se sabe de un programa de mínimos para gobernar, de otro modo, San Juan de la
Rambla, teniendo de aliados, precisamente, a quienes al principio del mandato
eran adversarios irreconciliables, por emplear una expresión benevolente. Pero
eso, como en otros sitios, parece importar poco: se trata de tocar poder -en
este caso, desde lo más alto- y ya seguirá saliendo el sol. De ahí, la duda del
principio, agravada por una arrebatadora confesión, acaso dicha ante las
cámaras creyendo que no iba a trascender pero que resulta acreedora de acciones
judiciales y de inevitables puntualizaciones para arreglar el desaguisado.
El estreno
del nuevo alcalde, desde luego, no ha podido ser más infortunado. Mientras, los
vecinos, muchos de ellos, seguro que estarán preguntándose qué han hecho para
merecer esta suerte.
lunes, 25 de febrero de 2013
SONRISAS Y SUSPENSO
El ministro de Educación y Cultura, con sonrisas esmoquinadas que bordeaban la carcajada, pareció estar a la altura en la tan criticada por el derechío mediático gala de los Goya. Seguro que hubiera preferido no estar pero, ya asistidos, era cuestión de aguantar el chaparrón -bueno, el aguacero- con la actitud más consonante posible. Que las encuestas -su fuerte, qué casualidad- no le dan bien y no era trance de empeorarlas con un rictus de seriedad o un gesto de contrariedad que, captado por alguna cámara, la realización no tuviera tiempo de desviarlos.
El caso es que José Ignacio Wert salió muy malparado de la última entrega demoscópica del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Apenas es conocido por el 11% de los encuestados. Y suspende en valoración: se queda en un significativo 1,95%, o sea, un suspenso sin contemplaciones. Entre las descargas en Internet y la tramitación de la nueva Ley de Educación, aquellas sonrisas del ministro deben trocarse en pensamientos de preocupación e incertidumbre: está claro que las comunidades de afectados rechazan, y de qué manera, su gestión.
Lo ocurrido con la propuesta de financiación de dicha Ley, presentada a las comunidades autónomas, es revelador: a la oposición más o menos rotunda de las no gobernadas por el Partido Popular, hay que unir las objeciones de aquellas que, bajo responsabilidad política conservadora, no han ocultado discrepancias con los criterios de distribución. El consejero de Castilla y León, por ejemplo, llegó a hablar de diferencias importantes. Parece que los cálculos no se sostienen.
Y es que el coste de la reforma educativa, según Wert, será de 408 millones de euros, cantidad que discuten algunas comunidades que la dejan en 257 millones si se tiene en cuenta la disminución operada con los profesores de bachillerato como consecuencia de la especialización curricular. Son cuatro mil ochocientos profesionales menos, luego estaríamos ante un recorte de 151 millones de euros que habría que restar al coste inicial de 408 millones.
Es decir, el problema va ser la propia Ley, o lo que es igual, el modelo educativo que se pretende imponer y con el que discrepan la comunidad educativa, los sindicatos de enseñanza y los partidos políticos en la oposición, cansados a estas alturas de la legislatura del uso absolutista de la mayoría parlamentaria del PP. El dato que los socialistas ponen sobre la mesa es que el Gobierno dedica a la educación 4.000 millones de euros menos que en la etapa anterior.
Este rechazo de oposición, autonomías del mismo color político (al menos parcialmente) y comunidad educativa -la marea verde de protestas en la calle tiene mucho que ver con lo que hablamos- debería hacer reflexionar al ministro Wert. Su modelo no convence. Y no solo porque reduce becas y eleva tasas universitarias, no. También porque elimina profesores, gasta en pruebas de acceso, suprime colegios rurales y demuestra tener ciertas preferencias por la enseñanza privada. Igualmente, la segregación por sexos en las aulas es causa de desacuerdo.
El suspenso tan irrebatible que el ministro cosecha en los exámenes demoscópicos debería frenar sus gestos y sonrisas para la ocasión de la cita cinematográfica.
El caso es que José Ignacio Wert salió muy malparado de la última entrega demoscópica del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Apenas es conocido por el 11% de los encuestados. Y suspende en valoración: se queda en un significativo 1,95%, o sea, un suspenso sin contemplaciones. Entre las descargas en Internet y la tramitación de la nueva Ley de Educación, aquellas sonrisas del ministro deben trocarse en pensamientos de preocupación e incertidumbre: está claro que las comunidades de afectados rechazan, y de qué manera, su gestión.
Lo ocurrido con la propuesta de financiación de dicha Ley, presentada a las comunidades autónomas, es revelador: a la oposición más o menos rotunda de las no gobernadas por el Partido Popular, hay que unir las objeciones de aquellas que, bajo responsabilidad política conservadora, no han ocultado discrepancias con los criterios de distribución. El consejero de Castilla y León, por ejemplo, llegó a hablar de diferencias importantes. Parece que los cálculos no se sostienen.
Y es que el coste de la reforma educativa, según Wert, será de 408 millones de euros, cantidad que discuten algunas comunidades que la dejan en 257 millones si se tiene en cuenta la disminución operada con los profesores de bachillerato como consecuencia de la especialización curricular. Son cuatro mil ochocientos profesionales menos, luego estaríamos ante un recorte de 151 millones de euros que habría que restar al coste inicial de 408 millones.
Es decir, el problema va ser la propia Ley, o lo que es igual, el modelo educativo que se pretende imponer y con el que discrepan la comunidad educativa, los sindicatos de enseñanza y los partidos políticos en la oposición, cansados a estas alturas de la legislatura del uso absolutista de la mayoría parlamentaria del PP. El dato que los socialistas ponen sobre la mesa es que el Gobierno dedica a la educación 4.000 millones de euros menos que en la etapa anterior.
Este rechazo de oposición, autonomías del mismo color político (al menos parcialmente) y comunidad educativa -la marea verde de protestas en la calle tiene mucho que ver con lo que hablamos- debería hacer reflexionar al ministro Wert. Su modelo no convence. Y no solo porque reduce becas y eleva tasas universitarias, no. También porque elimina profesores, gasta en pruebas de acceso, suprime colegios rurales y demuestra tener ciertas preferencias por la enseñanza privada. Igualmente, la segregación por sexos en las aulas es causa de desacuerdo.
El suspenso tan irrebatible que el ministro cosecha en los exámenes demoscópicos debería frenar sus gestos y sonrisas para la ocasión de la cita cinematográfica.
viernes, 22 de febrero de 2013
CARNAVAL MENGUANTE
El Carnaval de 2013 ya es historia, liviana y desmadejada,
como la mayor parte de los festejos populares. En el caso de los portuenses,
sin mayor novedad desde la introducción del ‘Mascarita, ponte tacón’ -por
cierto, no estaría nada mal que se revisara a fondo los preparativos y el
desarrollo del acto antes de que se pierdan sus atractivos y su divertimento-,
casi todo se reduce a verificar ciertos estándares de originalidad y calidad y
si hay algunas circunstancias que alteren la rutina de cada año.
En esta
edición, dos hechos llaman la atención: por un lado, la ausencia de la
delegación de Düsseldorf; y por otro, que el coso del sábado no fuera
televisado por primera vez en décadas, siquiera por alguna despistada emisora
local. No por tales carencias dejó de haber carnaval, se dirá. Pero tanto una
como otra significan un déficit en los valores del Carnaval portuense, incluso
por los no estrictamente festivos.
Y es que con
la ciudad alemana, en Renania-Westfalia, no sólo existe un hermanamiento que
estaba orientado, precisamente, a perpetuar los lazos que hace algo más de
cuarenta años establecieron emprendedores y profesionales del turismo que
“visualizaron” un excelente conducto de promoción turística. Los lazos fueron
reafirmándose cada año con un intercambio que se convirtió en un clásico para
las poderosas organizaciones carnavaleras de Alemania y el Ayuntamiento del
Puerto de la Cruz que, con la colaboración del Cabildo Insular y alguna empresa
local, entendió que se trataba de una excelente inversión. El modelo, por
cierto, fue literalmente copiado por otras localidades peninsulares pero
ninguno tuvo la solvencia y el aprecio que los alemanes dispensaron a la
presencia de la reina del Carnaval portuense y su corte de honor, así como a
los grupos folklóricos que acompañaban y participaban en gigantescos cosos y
amenas cabalgatas donde fueron siempre objetivo de admiración.
Se supone
que la crisis habrá sido determinante de las restricciones o supresiones. El
gobierno local debería dar una explicación convincente, a fin de cuentas
hablamos de un hermanamiento y de un intercambio que lo sustancia durante más
de cuatro décadas. Cierto que otras ciudades de la Renania-Westfalia, como
Neuss y Vechta, dieron un cierto aire de continuidad -hay que agradecer el
interés y el esfuerzo, sin duda- pero resulta que ha faltado el nexo principal.
Y a la espera de que pueda ser restituido en el futuro, a corto o medio plazo,
se ha echado en falta. Menos opciones de proyección, ahora que la ciudad tanto
la necesita y menos brillo en desfiles y actos que aportaba la siempre llamativa
representación germana, concertada también con otra ciudad importante,
Duisburg, de modo que los príncipes vendrán los años pares y los de Neuss, los
impares.
La pretendida
apoteosis del Carnaval portuense, el coso del sábado tarde, trasladado a esta
fecha desde hace años como consecuencia de algunas exigencias del Ayuntamiento
de Santa Cruz de Tenerife, careció de cobertura televisiva. No es que no
interesara a las dos cadenas públicas sino que los canales locales pasaron
olímpicamente. En miles de hogares, del Puerto y de toda la isla, esperaron sin
fruto una señal que llegara desde Martiánez. En otros tiempos, se multiplicaban
las dificultades para emplazar a los equipos y cámaras. Otra circunstancia del
coso: muchas sillas y buena parte del graderío, vacíos.
Y así ha ido
menguando el Carnaval del Puerto de la Cruz, al que no ha faltado polémica, una
más de esas domésticas que reflejan el estado de permanente descontento. A
través de redes sociales fue convocada una concentración después del coso con
el propósito de reivindicar la ubicación de los chiringuitos, en esta edición
más cercanos al recinto del refugio pesquero donde, presumiblemente, causarían
menos molestias. Pero parece que ni el ambiente ni la respuesta fueron los
adecuados. Independientemente de los arreglos sobre la marcha y de que prospere
la petición popular en años sucesivos, es otra prueba de esa fiesta necesitada
de una reactivación en casi todos los sentidos.
jueves, 21 de febrero de 2013
CASA AMARILLA
Es una de las personas que más esfuerzos ha volcado en la recuperación de la Casa Amarilla, que albergó, allá en el límite del término municipal con La Orotava, y en las primeras décadas del siglo XX, el primer centro de investigación primatológica.
Melchor Hernández Castilla, el psicólogo portuense, no ceja en su empeño. Y por eso gratifica verle conferenciar, reciclando material y aportando cualquier testimonio novedoso, como hizo días pasados en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Allí acudieron compañeros, profesores, investigadores y personas interesadas en el asunto. Es curiosa la presencia de tantos extranjeros, muchos más que nativos.
Sin duda, tiene mucho que ver la figura de Wolfgang Khöler, que da nombre a una fundación que, poco a poco, va extendiendo su radio de acción en círculos científicos y universitarios. Khöler y cuanto le rodeó, que no es poco, incluso alguna novela que imprime más interés a sus importantes investigaciones en el comportamiento de los primates.
Pero es el entusiasmo de Melchor lo que se quiere ponderar. Con toda justicia. Esta es una causa que se abraza porque personas y profesionales como él dedican afanes incesantes, pese a los imponderables y las penurias convertidas en auténticas tribulaciones cuando de aguardar respuestas de la Administración se trata.
Se le nota en su exposición, tan metódica como fresca, a veces espontánea, intercalando vivencias o comentarios de gráficas que ha ido obteniendo durante tantos años de estudio. Melchor amasa prudentemente su sueño de ver reconstruida la Casa Amarilla que, ahora mismo, tiene el mismo aspecto ruinoso y destartalado que conocemos desde hace meses. Una prudencia que no quiebra cuando tiene que hablar del doctor Mas, de su colegio profesional, de Jane Goodall, de Manuel ‘el de los machangos’ o de cualesquiera otras autoridades científicas con las que ha ido relacionándose para acentuar su entusiasmo y sus ganas.
El empeño es que el Puerto de la Cruz renueve la sede del que fuera primer laboratorio de investigación de los chimpancés. El abandono y eternos pleitos judiciales han ido condicionando la materialización de un proyecto ambicioso que merece respuestas que, al menos, signifiquen que algo marcha.
Por eso, siempre se agradecerán testimonios como el de Melchor Hernández Castilla ahora que se cumplen cien años del comienzo de las investigaciones de Khöler, ahí mismo, en La Paz, donde su huella ha quedado para siempre.
Aunque los portuenses aún no sean plenamente conscientes de ello.
Melchor Hernández Castilla, el psicólogo portuense, no ceja en su empeño. Y por eso gratifica verle conferenciar, reciclando material y aportando cualquier testimonio novedoso, como hizo días pasados en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Allí acudieron compañeros, profesores, investigadores y personas interesadas en el asunto. Es curiosa la presencia de tantos extranjeros, muchos más que nativos.
Sin duda, tiene mucho que ver la figura de Wolfgang Khöler, que da nombre a una fundación que, poco a poco, va extendiendo su radio de acción en círculos científicos y universitarios. Khöler y cuanto le rodeó, que no es poco, incluso alguna novela que imprime más interés a sus importantes investigaciones en el comportamiento de los primates.
Pero es el entusiasmo de Melchor lo que se quiere ponderar. Con toda justicia. Esta es una causa que se abraza porque personas y profesionales como él dedican afanes incesantes, pese a los imponderables y las penurias convertidas en auténticas tribulaciones cuando de aguardar respuestas de la Administración se trata.
Se le nota en su exposición, tan metódica como fresca, a veces espontánea, intercalando vivencias o comentarios de gráficas que ha ido obteniendo durante tantos años de estudio. Melchor amasa prudentemente su sueño de ver reconstruida la Casa Amarilla que, ahora mismo, tiene el mismo aspecto ruinoso y destartalado que conocemos desde hace meses. Una prudencia que no quiebra cuando tiene que hablar del doctor Mas, de su colegio profesional, de Jane Goodall, de Manuel ‘el de los machangos’ o de cualesquiera otras autoridades científicas con las que ha ido relacionándose para acentuar su entusiasmo y sus ganas.
El empeño es que el Puerto de la Cruz renueve la sede del que fuera primer laboratorio de investigación de los chimpancés. El abandono y eternos pleitos judiciales han ido condicionando la materialización de un proyecto ambicioso que merece respuestas que, al menos, signifiquen que algo marcha.
Por eso, siempre se agradecerán testimonios como el de Melchor Hernández Castilla ahora que se cumplen cien años del comienzo de las investigaciones de Khöler, ahí mismo, en La Paz, donde su huella ha quedado para siempre.
Aunque los portuenses aún no sean plenamente conscientes de ello.
miércoles, 20 de febrero de 2013
RADIO NUESTRA QUE ESTÁS EN EL AIRE
La radio llega a más del 95% de la población mundial, que ha
superado los siete mil millones de personas. Los menores de treinta años
representan más de la mitad de este número. Con estos datos aportados por la
UNESCO, la celebración en fechas pasadas del Día Mundial de la Radio (13 de
febrero, según aprobó la ONU) cobró el relieve preciso para seguir considerando
este medio de comunicación como uno de los más importantes en la sociedad de
nuestros días, cada vez más caracterizada por el empleo de las nuevas
tecnologías.
Pues ni así
está en peligro al predominio de la radio que resulta especialmente apropiado
para llegar a las comunidades alejadas y a los sectores de población más
vulnerables. Allí donde las pantallas son escasas o la red no ha logrado
extender sus amplios e inagotables tentáculos, está la radio, con su magia, con
su cercanía, con su mensaje universal, con su palabra y con su música. Sea cual
sea la condición social de los oyentes, su nivel de formación, la radio
continúa siendo la puntual y sempiterna compañía. Con vetustos aparatos, con
transistores potentes, con exiguos y modernistas modelos, versiones clásicas y
vanguardistas, la radio hace frente a la formidable expansión de las redes
sociales y acerca a la gente, a la ciudadanía concentrada en la masa urbana o
en los núcleos rurales más recónditos. En la hiperconectada época de las redes
sociales, ninguna de ellas puede con la radio, al menos por ahora. Para eso se
ha sumado a la revolución digital, de modo que ha ampliado su poder, su
capacidad de emisión y su propio alcance. Es más, según datos de la propia
UNESCO, los costos de emisión se están reduciendo en tanto que aumenta el
número de emisoras. O lo que es igual: la radio llega a más personas que la
televisión… e internet.
Bendita
radio que estás en el aire, con tu música, tus fórmulas, tus cadenas, tus
informaciones, tus transmisiones, tus tertulias y tus servicios. Seguimos
valorando tu vocación de servicio público, tus prestaciones en momentos
delicados o de emergencia social, tus afanes de noble competencia. Bendita
radio, la radio de todos nosotros, con tu alcance y tu inmediatez. Con tus
maestros de la locución, con tus voces inconfundibles y las que van emergiendo.
Lo dijo la
radio. Me enteré por la radio. Pon la radio. Cuánta verdad en esas frases
cotidianas para interpretar su valor. Su señal, los sonidos… El poder de la
comunicación, tan accesible, tan local y tan universal a la vez. El poder que
no cede ante los avances de otros medios y de otras tecnologías: al revés,
compatibiliza, se suma o se pone por delante. Y eso que aún faltan mil millones
de personas para conectarse.
Bendita
radio. Para disfrutar en privado o en público, en solitario o en compañía. Para
informarse, para entretenerse, para evadirse, para integrarse o captar
sensaciones. Para una escucha reflexiva tan solo pensando que al otro lado del
receptor hay personas, hay alguien que está haciendo posible esa magia
inigualable. Alguien que se queda sin respuestas directas de gratitud pero que
es incomparablemente fiel.
Ni más ni
menos que el noventa y cinco por ciento de la población planetaria.
martes, 19 de febrero de 2013
EL DESNUDO COMO PROBLEMA
Lo han intentado arreglar pero igual ha sido peor el remedio.
Querían abrir un debate, se justifican; pero con las cosas de comer (o de
exponer), a estas alturas de la crisis, no se juega o no se experimenta. Total,
como para contrastar y prolongar la cadena de deslices y despropósitos
empresariales de las últimas fechas, la Federación Canaria de Ocio (FECAO) se
ha lucido con su visión del “problema del desnudo” que rebrota a raíz de la
decisión del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana de permitir el nudismo
en todas las playas del municipio.
Primero,
porque su secretario ejecutivo, Antonio Vélez, se lanzó al estrellato
empleando, en una declaración pública, unas descripciones, cuando menos,
discutibles. “Hombres o mujeres (viejos) de carnes flácidas o voluminosas
masas”, decía el hombre, “sinónimo de desnudo grosero y repulsivo”. No faltó la
dosis de puritanismo: “Pasear desnudo puede despertar nuestras más bajas
emociones y suele interponerse en el comportamiento recto de todo hombre o
mujer, dando un segundo plano al pensamiento racional”. Qué antiguo, le habrán
dicho.
Y después,
porque respetando su parecer que seguro es respaldado por muchas personas, no
se sabe muy bien con esas premisas cuáles serían los derroteros del debate
pretendido. Habla, ya en su reconsideración, de problema para Canarias y la
necesidad de regular el derecho de ir vestidos. Reconsideración paradójica, por
cierto: perdón por herir la sensibilidad, nada en contra de la opción nudista y
los mismos derechos para guapos, feos, delgados u obesos, jóvenes o mayores.
¿Qué es entonces: una cuestión de moralidad, de rechazo, de perversión?
Posiblemente, un anacronismo.
El debate va
a ser, ya lo verán, acotar zonas de playa, señalizarlas adecuadamente. Y para
ese viaje, no necesitaba tales alforjas la patronal del ocio que ya puede ir
calibrando las repercusiones que su “cruzada” va a tener en destinos turísticos
emisores si a la canallesca le da por estrujar los adjetivos empleados y advertir
que se acabó en las playas canarias tamaña permisividad. Retorno al pasado.
Cómo les dé por cargar las tintas y sugerir desvíos hacia otros destinos más
tolerantes, preparémonos.
Con dialogar y negociar con las
autoridades municipales tenía más que suficiente. Que les hubiera trasladado
quejas o demandas de clientes a los que disgusta visualizar directamente o
tener al lado partes pudendas y que, temiéndose un rechazo contagioso,
advirtiera la conveniencia de establecer unos mínimos parámetros de modo que
todos tuviéramos la fiesta del sol y playa y la armonía naturalista en paz.
Porque turgencia y flacidez pueden convivir.
Seguro que
hubiera sido más eficaz y menos “trascendente”. Ahora, desatado “el problema
del desnudo”, evaluaciones éticas y estéticas incluidas, a ver cómo se viste.
Por incongruente que parezca.
lunes, 18 de febrero de 2013
MUNICIPALISMO EN PRECARIO
La presente legislatura pasará a la historia como la de los recortes y la corrupción política en medio de la recesión que ha cabalgado a galope tendido. Como la de la crisis de institucionalidad y de la liquidación del Estado de bienestar. Como un ciclo social, político y económico convulso, lleno de zozobras y plagado de penurias.
A la agitación registrada en sectores como la educación, la sanidad o la prestación de los servicios sociales, hay que añadir ahora la que con toda probabilidad se registrará en el ámbito local, fruto de la reforma que emprende el Gobierno de Mariano Rajoy, amparado -y no es baladí la apreciación- en su mayoría parlamentaria, demasiado proclive, por cierto, al abuso absolutista.
El consejo de ministros aprobó la semana pasada el texto de la pomposamente denominada Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, sometido de inmediato al dictamen del Consejo de Estado antes de iniciar su tramitación en las Cortes Generales. El acuerdo gubernamental cuenta, desde ya, con el desacuerdo del principal partido de la oposición y de la Federación Española de Municipios (FEMP), con quienes no hubo manera de acercar posiciones y conseguir unas bases mínimas de entendimiento. Ello hace prever más discordias y mucho ruido durante el procedimiento parlamentario.
Así cabe deducirlo de la primera acogida que han dispensado al texto formaciones políticas y algunos medios. El sistema de financiación de las haciendas locales sigue siendo una asignatura pendiente al no consignarse novedades sustanciales en las fuentes de ingresos que vengan a paliar las pérdidas o el estancamiento de los recursos propios. Los cálculos de ahorro hechos sobre la base de reasignación de competencias o de gastos políticos, además de ser bastante discutibles, tampoco dibujan despejados horizontes económico-financieros.
Y a ello cabe añadir la cada vez más flagrante vulneración de la autonomía local. La repesca de la tutela de administraciones supramunicipales es la demostración más inquietante de la regresión que caracteriza la entrega original de la norma. Es como si en ese afán reformista del partido gubernamental latiera un ánimo de acabar con todo. El problema es que esa pretensión propicia la reaparición de fenómenos como el caciquismo. Ni la teórica potenciación de fórmulas mancomunadas de prestación de servicios despeja tales perfiles caciquiles.
Por otro lado, una primera fase del aterrizaje de la iniciativa del Gobierno en la opinión publicada ha generado titulares que inspiran negros nubarrones. Que un elevadísimo porcentaje de concejales se quede sin régimen retributivo contribuye al desconcierto y produce un efecto disuasorio entre quienes piensen dedicarse a la cosa pública. Cierto que para muchos resultaba un trabajo o un medio de vida y cierto también que en alguna percepción de haberes se han cometido auténticos abusos. Pero para eso se puede establecer -y pactar, sobre todo pactar- una tabla racional que siente a las claras los límites y las opciones. Nadie se opone a la racionalización de medidas en el ámbito local y mucho menos las que afecten al gasto político. Pero planteado así, hasta se deja entreabierta la puerta de las tentaciones, esa que nunca se cerró, es verdad, pero que ahora parece más accesible. El dato inicial de un ahorro del 3% en cargos y sueldos es, en ese sentido, llamativo.
No parece que la nueva norma llene de satisfacción al municipalismo, precisamente. Ni siquiera a los propios alcaldes del PP. A ver cómo les convencen de las supuestas bondades de la reforma. Ya pulsaremos las reacciones a medida que se vayan conociendo más detalles y se vaya interpretando el texto articulado. Es seguro que una buena parte de la controversia se centrará en la privatización de los servicios públicos municipales, un recurso que se guardaba el Gobierno para contentar y tranquilizar a la iniciativa privada. En un plazo de cinco años, los ayuntamientos deberán cambiar la titularidad de las competencias de sanidad y educación, que pasarán a ser exclusivas de las comunidades autónomas, en tanto que disponen de un año para devolver asuntos sociales.
Incertidumbre en Canarias
Por lo que a Canarias concierne, el rechazo será notorio si tenemos en cuenta las posiciones anticipadas por los munícipes de las islas, en su inmensa mayoría aglutinadas en torno a la Federación Canaria de Municipios (FECAM). La norma no recoge el hecho insular diferencial canario y omite algunas especificidades, circunstancias que favorecen un alejamiento de los ciudadanos a las administraciones que más cerca tienen para la canalización de sus demandas. He ahí otra prueba de la vulneración de los principios de autonomía.
Y para preocupar, desde luego: recordemos que son sesenta y uno los municipios con población inferior a los veinte mil habitantes y que, de acuerdo con lo dispuesto en el texto aprobado por el Gobierno, tendrán que ceder los servicios a otra institución, en este caso, los cabildos, cuando incumplan su prestación o cuando haya contrastadas dificultades económicas que impidan o dificulten una prestación regular y estable.
En fin, que en las islas, a la vista de las precariedades que se barruntan, también habrá ‘movida’ municipalista.
sábado, 16 de febrero de 2013
EL PEÑÓN, ALGO MÁS QUE LA FORJA GOLEADORA
Hace
un par de semanas, un árbitro suspendió un encuentro de la competición oficial
de Segunda categoría regional, al estar una zona del campo El Peñón poco
iluminada. El problema ya lo conocen quienes nos siguen habitualmente pues,
antes de esa suspensión, lo planteamos aquí como consecuencia de una prolongada
deficiencia surgida tras un temporal de viento que derribó una torreta, hace ya
unos dos años. La directiva del equipo local se olía los riesgos, había sido
previsora y asumió de su propio peculio el gasto de unos focos que instaló con
el propósito de paliar las deficiencias. No tuvieron suerte: el árbitro se
mostró inflexible. Había una nutrida asistencia de aficionados. Desconsuelo
entre todos, perjuicio claro para el club y seguidores visitantes.
Si estuviéramos en un municipio donde
las soluciones a problemas como éste no se demorarían más allá de lo razonable,
a esta hora estaríamos hablando de una complicación menos. Pero no parece que
se esté en disposición de que así ocurra, o al menos no ha trascendido que el
gobierno local haya emprendido medidas para poner punto final a un déficit
vergonzante que puede seguir amargando la existencia de los equipos usuarios de
la instalación. La
Federación , se supone, se cuidará de no programar partidos
nocturnos. Y si lo hace, el Colegio Territorial de Árbitros cursará las debidas
indicaciones a sus componentes. O sea, que de persistir las circunstancias, las
probabilidades de nuevas cancelaciones son elevadas. El precedente ya está
sentado.
Tanto pasotismo, tanto abandono, tanta
insensibilidad -apreciados también con el estado de vestuarios y el
mantenimiento de la cancha: algunos equipos juveniles de la Liga Nacional se han quejado
amargamente- contrasta con los afanes que en el pasado acreditaron los
portuenses para disponer de un campo de fútbol digno. En algún momento, fue una
auténtica lucha de todo un pueblo para sobreponerse a los imponderables y a las
dificultades que, en muy distinta naturaleza, provenían de latitudes
federativas y otros centros de poder.
La historia del campo, en efecto, además
de registrar tantos memorables, resultados históricos, títulos para los
respectivos palmareses, celebraciones inigualables, lesiones dolorosas y
episodios de todo tipo, es rica en
voluntad emprendedora, en sacrificios individuales y colectivos, en
aportaciones que forjaron un carácter más allá del gol y su grito. Sonrisas y
lágrimas, éxitos y frustraciones, a todas las edades, a la sombra del risco. Si
se tuvieran presentes los valores de esa historia, seguro que no se andarían
con tanta desidia.
De modo que motiva rescatar testimonios
y vivencias y ejercitar la memoria personal para comprender mejor la dimensión,
lo que ha supuesto el campo El Peñón en la historia del deporte local. Hasta
los años 20 del pasado siglo hay que remontarse para acercarnos a los orígenes:
así lo dejó escrito Santiago Rodríguez. Las remodelaciones posteriores. “La
noche más corta”, título de un trabajo de Pedro Afonso Pérez, para rememorar
cómo centenares de personas trabajaron sin cesar durante una noche del otoño de
1945 con el fin de que el campo estuviera en condiciones de ser homologado.
Cómo se pasó de los muros pedreros a los graderíos modernos para que el día del
célebre partido aquél pareciera un estadio de superior fuste. Los destrozos
causados por un temporal marítimo. La construcción de las casetas para los
equipos de base. El derrumbamiento de un graderío completo, con solo daños
materiales. Hasta llegar a la dotación del césped, natural y artificial.
Son algunas noticias para la historia
de El Peñón, en el fondo, algunos hitos, algo más que la forja goleadora.
Pensar que ahora se suspenden encuentros porque la luz artificial está
incompleta casi mueve a la indignación. Y a la depresión.
viernes, 15 de febrero de 2013
ABUSO DE LA MAYORÍA
En varios foros se alude a la reconsideración de algunas posturas del Partido Popular (PP) durante las últimas fechas. La presión de la calle, algunos luctuosos sucesos, el clima político irrespirable… han hecho que hasta la mayoría absolutista se muestra más flexible y hasta termina admitiendo a trámite una iniciativa legislativa popular que, para tratar algo tan delicado y apremiante como la dación en pago, venía avalada por casi millón y medio de firmas.
El problema es ese: ¿qué necesidad de complicarse la vida, disponiendo de holgada mayoría parlamentaria, para acoger una iniciativa que es reflejo de un clamor popular? Ese telón de fondo no es difícil de adivinar: gobernar de espaldas a la cale, a la realidad, al está pasando. En vez de admitir, que ya habrá tiempo de enmendar, perfeccionar o rechazar, se ponen en plan inflexible, como si hiciera falta una nueva demostración de quién manda aquí.
Viene a la memoria aquella célebre frase de Manuel Fraga: “El Gobierno sólo acierta cuando rectifica”. Lo ocurrido días pasados, con este asunto, cuando por la mañana un diputado popular se mostró taxativo en su negativa y por la tarde, después de haber sido expulsado del Congreso un grupo de promotores de la iniciativa, el Grupo Parlamentario Popular revisaba sus posiciones y terminaba, aunque fuera a regañadientes, admitiendo que se iniciara la tramitación parlamentaria, es revelador, cuando menos, de lo débil o inseguro que anda el Gobierno, celoso de que la impopularidad no crezca más enteros.
Y ojo, que personalmente siempre hemos considerado que no es malo rectificar. Será siempre más beneficioso, si con ello se atiende de verdad el interés general, que empecinarse o mantenerse en una postura que tanta repulsión termina generando.
El abuso de la mayoría absoluta queda, una vez más, en evidencia.
El problema es ese: ¿qué necesidad de complicarse la vida, disponiendo de holgada mayoría parlamentaria, para acoger una iniciativa que es reflejo de un clamor popular? Ese telón de fondo no es difícil de adivinar: gobernar de espaldas a la cale, a la realidad, al está pasando. En vez de admitir, que ya habrá tiempo de enmendar, perfeccionar o rechazar, se ponen en plan inflexible, como si hiciera falta una nueva demostración de quién manda aquí.
Viene a la memoria aquella célebre frase de Manuel Fraga: “El Gobierno sólo acierta cuando rectifica”. Lo ocurrido días pasados, con este asunto, cuando por la mañana un diputado popular se mostró taxativo en su negativa y por la tarde, después de haber sido expulsado del Congreso un grupo de promotores de la iniciativa, el Grupo Parlamentario Popular revisaba sus posiciones y terminaba, aunque fuera a regañadientes, admitiendo que se iniciara la tramitación parlamentaria, es revelador, cuando menos, de lo débil o inseguro que anda el Gobierno, celoso de que la impopularidad no crezca más enteros.
Y ojo, que personalmente siempre hemos considerado que no es malo rectificar. Será siempre más beneficioso, si con ello se atiende de verdad el interés general, que empecinarse o mantenerse en una postura que tanta repulsión termina generando.
El abuso de la mayoría absoluta queda, una vez más, en evidencia.
jueves, 14 de febrero de 2013
FRENAR LA CAÍDA LIBRE
El dato es llamativo. Lo aporta el representante de Izquierda Unida Canaria (IUC) en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz en el contexto de una iniciativa que aboga por un gran pacto local por el turismo: en seis años, el número de turistas que llegan a la ciudad se ha reducido en un 31%. De los 986.466 visitantes de 2006, se ha pasado a los 684.289 del pasado año.
Dato tan llamativo como preocupante y que se corresponde con la reducción de la planta alojativa portuense a la que ya nos hemos referido en más de una ocasión: el cierre de establecimientos hoteleros o la disminución de su capacidad por distintos motivos.
Si tuviéramos certeza científica o algún soporte empírico de que se trata de un proceso de racionalización de la oferta, habría razones para estar tranquilos. Pero muchos nos tememos que esa progresiva pérdida es fruto de una decadencia que se ha ido prolongando y que requería respuestas como las que, a duras penas, se intenta dar desde el Consorcio Urbanístico de Rehabilitación Turística.
El dato pone de relieve que el Puerto de la Cruz puede estar perdiendo competitividad, o lo que es igual, es un producto que interesa menos y cuesta mucho que los mercados se interesen por él. Porque está muy visto o porque le faltan atractivos. También inquieta que desciende el grado de fidelización de su clientela, un activo que, hasta hace poco, robusteció su oferta, especialmente en determinados segmentos de edades y nacionalidades.
Algo más de trescientos mil visitantes menos en seis años prueban que, posiblemente, se haya tocado fondo. Y que es necesario revisar planteamientos y tomar iniciativas para remontar. Tranquiliza saber que se está en ello, aún cuando sea desesperante comprobar resultados. No es resignación pero hay cosas que se alargan inevitablemente. Que las cifras coincidan con los niveles más críticos de la recesión económica, complica a su vez la realidad.
Independientemente de la suerte que corra la iniciativa del representante de IUC en el consistorio portuense, lo cierto es que, si se quiere seguir siendo competitivos en un ámbito productivo decisivo para la subsistencia, hay que recuperar mercados. En otras palabras, hay que poner fin a la pérdida de visitantes. Frenar la caída.
Dato tan llamativo como preocupante y que se corresponde con la reducción de la planta alojativa portuense a la que ya nos hemos referido en más de una ocasión: el cierre de establecimientos hoteleros o la disminución de su capacidad por distintos motivos.
Si tuviéramos certeza científica o algún soporte empírico de que se trata de un proceso de racionalización de la oferta, habría razones para estar tranquilos. Pero muchos nos tememos que esa progresiva pérdida es fruto de una decadencia que se ha ido prolongando y que requería respuestas como las que, a duras penas, se intenta dar desde el Consorcio Urbanístico de Rehabilitación Turística.
El dato pone de relieve que el Puerto de la Cruz puede estar perdiendo competitividad, o lo que es igual, es un producto que interesa menos y cuesta mucho que los mercados se interesen por él. Porque está muy visto o porque le faltan atractivos. También inquieta que desciende el grado de fidelización de su clientela, un activo que, hasta hace poco, robusteció su oferta, especialmente en determinados segmentos de edades y nacionalidades.
Algo más de trescientos mil visitantes menos en seis años prueban que, posiblemente, se haya tocado fondo. Y que es necesario revisar planteamientos y tomar iniciativas para remontar. Tranquiliza saber que se está en ello, aún cuando sea desesperante comprobar resultados. No es resignación pero hay cosas que se alargan inevitablemente. Que las cifras coincidan con los niveles más críticos de la recesión económica, complica a su vez la realidad.
Independientemente de la suerte que corra la iniciativa del representante de IUC en el consistorio portuense, lo cierto es que, si se quiere seguir siendo competitivos en un ámbito productivo decisivo para la subsistencia, hay que recuperar mercados. En otras palabras, hay que poner fin a la pérdida de visitantes. Frenar la caída.
miércoles, 13 de febrero de 2013
FORTINES APACHE
Ha dicho Rosa Montero en jotdown.es
que “las redacciones se han terminado convirtiendo en fortines apaches”,
ilustrando así el proceso vivido en el periodismo español durante las dos
últimas décadas, período en el que “los medios de comunicación, las estructuras
se han vinculado demasiado a los grupos políticos”. Ahora que las finanzas
internas del partido gubernamental están dando tanto que hablar y su
tratamiento permite contrastar a diario las tendencias y las líneas
informativas que siguen los periódicos, seguro que acierta de lleno la periodista
y escritora madrileña. En plena crisis de empresas y medios, de la profesión
periodística en fin, un asunto de esa naturaleza propicia el rescate del género
de investigación, tan en boga en otro tiempo y últimamente, por diversas
circunstancias, muy apagado. Trabajar en esas condiciones, presionados por las
circunstancias, urgidos por la necesidad de verificar las fuentes hasta el
tuétano antes de escribir y editar nada, apremiados para que la credibilidad
caracterice el producto y preocupados para mejorar las prestaciones de la
competencia, y encima escrutados por las millonarias audiencias audiovisuales
que quieren llegar al mismísimo fondo de la cuestión y del método que se sigue,
trabajar así, decíamos, tiene que ser muy sacrificado.
Es verdad
que el periodista debe saber moverse en el alambre y que temas como el que
ocupa la mayor parte de la actualidad de las últimas semanas son los que
verdaderamente desea para poner a prueba su capacidad y madurar en el ejercicio
profesional. Pero las circunstancias son muy peculiares, tanto como para ser
conscientes de lo que significa informar y opinar con el máximo rigor ante
exigencias evidentes. Por un lado, apasionante: la jungla intrincada en la que
hay que avanzar, adrenalina a tope. Por otro, sentido deontológico de la
responsabilidad y de la trascendencia: posiblemente, estemos ante un episodio
de la historia democrática de España más delicado que el mismísimo 23-F.
Entonces,
brota ahí ese paisaje de Rosa Montero, esos fortines apache donde hay que
resistir y contratacar, operativos de defensa, donde hay que estar organizados
para librar la pugna horaria y diaria, con uno mismo, con los núcleos de
información que se resisten y se van encerrando en sí mismos, con los contactos
que, dada la evolución de los acontecimientos se van desmarcando, con los
consultores que igual se construyen una situación a conveniencia o les gusta
que su tesis sea la que prevalezca en titulares o en el texto final… Claro que
hay flechas y fuego cruzado, quién sabe si hasta fuego amigo. Mensajes que
vienen y van, ajustados o intencionados; documentación en la reserva;
testimonios para acreditar una información anterior; expectativas pendientes de
una última prueba o de una persuasión definitiva…
Pero esa es
la redacción candente, viva y dinámica. Ese es el periodismo librado en las
calderas, en el lugar donde es verdad que, por distintas razones, como dice
Montero, se han agrandado “problemas pequeños que no eran los problemas de la
realidad de los españoles, haciendo un guirigay de una mota de polvo,
convirtiéndola en una bola de nieve”. Ahí, en esa sala de deliberaciones y de
ordenadores, de infinitas consultas y de innumerables y heterogéneos ‘rings’
telefónicos, de informaciones y pensamientos volcados entre premuras horarias,
ahí “se ha perdido el sentido de lo real”, según la periodista, para “no ver lo
que la gente necesita en la calle”.
No es el
caso, teniendo en cuenta la dimensión del asunto que nos ocupa, pero esto,
ciertamente, es lo peor que puede suceder: no sintonizar con las demandas
ciudadanas, con lo que verdaderamente importa a esa otra masa que está hastiada
de la política y de quienes la manejan a conveniencia y aguarda soluciones de
la propia política que no leen o no escuchan ni ven en las páginas ni en los
informativos.
Seguro que más de uno se pregunta por
qué no salen. Quizás porque en el fortín haya flancos que sólo piensan en la
cuenta de resultados. Es la otra realidad.
martes, 12 de febrero de 2013
ESPERAR QUE ESCAMPE
Resulta evidente que el Gobierno espera a que escampe para
materializar la aprobación de la reforma del régimen local. Ya ha dado unas
cuantas vueltas, incluso las más optimistas, aquéllas que -por lo visto, sin
mucho fundamento- hicieron concebir alguna entente con los socialistas que,
tras un más detallado conocimiento del texto, prefirieron desmarcarse augurando
pérdidas para el municipalismo y, por consiguiente, para los ciudadanos.
Lo ha puesto
de relieve Gaspar Zarrías, secretario de Política Municipal de la comisión
ejecutiva federal del PSOE, al significar que la reforma supondrá, en la
práctica, un desmantelamiento de muchos ayuntamientos y la pérdida, ni más ni
menos, de unos doscientos mil empleos públicos, que se dice pronto. Y para
satisfacción, un suponer, de Juan Rosell, presidente de los empresarios
españoles, empeñado como está el hombre en denostar el sector público y, en
concreto, la Administración.
La
reasignación de competencias, la gran cuestión de la reforma, tiene como telón
de fondo la privatización de los servicios públicos. El sustrato ideológico de
la medida es fácil de adivinar después de haberse agotado fuentes de
financiación que obligan a los poderes empresariales a buscar otras nuevas. Y
en ese telón se dibuja la prestación de los servicios sociosanitarios. Dicen
los socialistas que se opondrán -seguro que armarán mucho ruido porque la
naturaleza de la causa, tal como están las cosas, será interpretada
favorablemente por agentes sociales- y es probable que sean secundados por
alcaldes del Partido Popular que son conscientes de lo que eso significa. Sobre
ellos también recae el descontento, la protesta y la impotencia de los vecinos.
Una
incógnita, en ese sentido, el papel de la Federación Española de Municipios y
Provincias (FEMP) que modula su ánimo reivindicativo en función de las
respuestas que va obteniendo del gobierno de turno. Pero su interlocución es
decisiva, especialmente a la hora de trazar las líneas rojas que traten de
defender los postulados municipalistas que son intocables.
Es en el
seno de la FEMP, por ejemplo, donde deben quedar claras la eliminación de
duplicidades, la evitación de solapamientos y la financiación de las haciendas
locales. Está en juego buena parte de la autonomía municipal, concepto
determinante para entender el peso social y político en el sistema democrático.
Sólo hay que repasar la trayectoria de estos treinta y cuatro años de
municipalismo democrático para entender lo costoso de muchas conquistas, la
inmensa mayoría invocando esos principios de autonomía que tantas amenazas
reciben desde distintos ámbitos.
Por lo que a
Canarias respecta, la Federación Canaria de Municipios (FECAM) va recelando
cada vez más de la pretendida reforma. Incide en el nudo competencial como
principal causa de su desconfianza. Para entender el carácter regresivo de la
propuesta que han manejado los munícipes canarios, baste tener en consideración
que no consigna el hecho diferencial canario y así es difícil acercar
posiciones. Que no se alcancen determinados estándares de calidad en la
prestación de los servicios por los ayuntamientos y, por tanto, sean asumidos
por los cabildos, puede suponer, de facto, una auténtica convulsión en la
esfera local pues los riesgos de desapoderamiento competencial y de pérdida de
autonomía son evidentes.
A la espera,
pues, de que escampe y el Gobierno valore la oportunidad de poner en marcha el
procedimiento para que la reforma de la Ley de Bases de Régimen Local sea una realidad,
todo da a entender que estamos ante una batalla política en la que ojalá no
salgan perdiendo los ciudadanos.
lunes, 11 de febrero de 2013
FRIVOLIDAD EMPRESARIAL
Ganas de meterse en jardines… o fiel reflejo del patronato
rancio, el de toda la vida. A Juan Rosell, presidente de la Confederación
Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), se ve que no le gustan la Administración
pública ni los funcionarios. Y ya por contrariar -“encantado de abrir debates”,
ha declarado-, hasta de las cifras de desempleados, sobre todo las resultantes
de la Encuesta de Población Activa (EPA). Porque con las otras, las del paro
registrado, sí parece estar más de acuerdo.
Lo cierto es
que el presidente de los empresarios se ha descolgado con un planteamiento que
levanta ampollas, pese a los inevitables matices posteriores surgidos cuando el
alcance de lo manifestado se desborda y se convierte en un clamor de rechazo o
protesta. Aboga Rosell por un subsidio (sic) para que los funcionarios se
queden en casa y no acudan a sus puestos de trabajo donde consumen papel,
teléfono y tienen que hacer normas. “Saldría más barato”, afirmó. Claro que la
culpa de que no trabajen, la tiene la propia Administración, “que no les da
trabajo”, según la válvula de escape que encontró para justificarse cuando ya
empezaba a empapar el aluvión de críticas. Curiosa manera de tirar por
elevación, al abstracto, que ya se verá.
Hay algo de
menosprecio a la condición funcionarial en las palabras de Rosell. Por esa
razón lleva tragándose las reacciones de sindicatos y políticos de todo el
espectro. Particularmente dura ha sido la de la Central Sindical Independiente
y de Funcionarios (CSIF) que no se ha conformado con decir que el presidente de
la patronal demuestra no tener ni idea de lo que es la función pública ni de
entender el papel de los empleados que en todo el sector prestan servicios. Le
pide también que asuma sus responsabilidades en el proceso de destrucción de
empleo. El chasco se lo habrá llevado Juan Rosell cuando el secretario de
Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, ha salido en defensa de
los empleados públicos y le ha pedido prudencia y mesura a la hora de valorar su
trabajo. Es decir, que hasta los jardineros aliados también se han desmarcado,
no sea que el lodo les salpicara, que tal como está el patio, es lo menos
conveniente.
Pero esa
frivolidad de la que en este caso ha hecho gala el jefe de la patronal igual
esconde el renovado afán privatizador que se aprecia en la propuesta de reforma
de la administración local, aparentemente paralizada por el Gobierno hasta que
escampe el vendaval político que sacude al país. Si así fuera, se comprobaría
que, en tiempo de crisis, también es posible hacer negocios. Y si es con
despojos del sector público, mejor. Igual debería preocuparse más por esa
implicación de colegas en tramas de financiación. O de por qué la reforma
laboral no da ni para mantener los puestos de trabajo.
Dicho: lo de
toda la vida.
sábado, 9 de febrero de 2013
SAN TELMO BULEVAR
Hace años, en Diario de
Avisos, a raíz de una remodelación, lo bautizamos como “San Telmo bulevar”. Rescatemos
el título. No era muy exacta la denominación si tenemos en cuenta las
acepciones del Diccionario de la Real Academia Española: “Calle generalmente
ancha y con árboles” o “Paseo central arbolado de una avenida o calle ancha”.
Pero la fisonomía había cambiado de forma tal que aquel nuevo tratamiento que
sustituyó a un callejón estrecho y destartalado nos acercó a esa definición de
bulevar.
Ahora, el paseo San Telmo
va a ser objeto de una nueva actuación urbanística. No es que rechine su
aspecto pero en los contenidos del Plan Especial del Casco (PEC) quedó fijado
como un área susceptible de mejora teniendo en cuenta sus características. El
paseo, en efecto, se extiende desde la Punta del viento hasta la ermita. Une,
por tanto, el casco de la ciudad con el corazón turístico de Martiánez. Desde
el paseo se domina el horizonte atlántico y los límites de una franja del
litoral portuense. Constituye un auténtico balcón sobre la pequeña cala, el
antiguo ‘Boquete’, una de las zonas naturales de baño más apreciada por nativos
y visitantes.
Mejorar la accesibilidad
-tanto en el curso del paseo como a las terrazas y al mar-, dotación de
servicios públicos, incorporación de vegetación y nuevo mobiliario urbano son
los elementos esenciales de la actuación en una superficie de casi siete mil
metros cuadrados. Los materiales a emplear son losas de pavimento basáltico y
adoquines de textura lisa. La actuación consigna, asimismo, el tratamiento de
rehabilitación de fachadas y la integración de los espacios comerciales y
edificaciones privadas. Se quiere, naturalmente, que todo tenga un carácter
global que proporcione un acabado homogéneo y armonioso. El presupuesto
asciende a 1,7 millones de euros. Tres son las administraciones concurrentes:
Gobierno de Canarias, Cabildo Insular y Ayuntamiento.
Dos apuntes breves sobre la
actuación: ya en algunas redes sociales se han emitido opiniones de los
habituales de San Telmo, de la zona de baños, queremos decir. Son muy celosos y
como que no quieren demasiados experimentos (De hecho, recordamos su oposición,
cuando estábamos en la alcaldía y sometimos a su consideración un proyecto de
reacondicionamiento de la terraza inferior izquierda. Se opusieron a un murete
transparente antipánico a instalar en el borde. Favorecía la seguridad en todos
los sentidos, pero…). En cualquier caso, a tener en cuenta sus apreciaciones
antes de los hechos consumados que den pie a protestas o malestar ciudadano.
Lo otro: a ver qué
criterios se tienen para la ocupación de la vía pública. Si se llama paseo o
bulevar, si se quiere hacer honor a este nombre, si se va a remodelar esta
pequeña pero importante arteria de tránsito peatonal, que se vaya elaborando
desde ya una ordenanza específica -si no es de aplicación la vigente- para que
el espacio sea el más diáfano posible, para que no haya obstáculos, para no
propiciar condiciones de inseguridad, en definitiva, para que se pueda
disfrutar de verdad. No parece muy difícil, la verdad.
viernes, 8 de febrero de 2013
CANDIDATA EN LLAMAS
El drama vivido en el curso de la gala de elección de la reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife propende a dilemas difíciles de resolver. ¿Hubiera usted suspendido el espectáculo?, por ejemplo. Pues vaya a saber: hombre, por respeto y porque en ese momento había damnificados –entre los que se encontraba una aspirante- que requerían atención prioritaria, puede que sí. Pero, de no haber actuado con exquisita profesionalidad -vaya papeleta para los presentadores- vaya a saber también: cómo hubiera reaccionado el público presente: ¿desbandada, protestas? Hubiera sido peor el remedio, quizás.
Era difícil decidir en aquellos momentos, desde luego. A posteriori, en frío, con sentido más reflexivo y de forma incluso más colegiada, ya era distinto, de modo que sí es un acierto suspender los actos programados para el viernes. Aunque haya perjuicios evidentes.
En todo caso, cuando pasen los disgustos, concluya la investigación abierta y todo se normalice -deseemos el pronto restablecimiento de la candidata y de los damnificados- la organización sabe que, entre sus tareas prioritarias, figura la revisión de las bases de participación de las aspirantes al reinado carnavalero. De la misma manera que se limita la altura de los diseños o el ancho, de la misma manera que se impide el empleo de utensilios rodados o suplementos lumínicos, también habrá que regular el adoso de artefactos o sustancias que conlleven un riesgo para la integridad física de las actuantes y del equipo de personas que se necesita para que, por fin, puedan acceder al escenario.
No es una cuestión menor. Teniendo en cuenta lo ocurrido, extremar las medidas de prevención y todas las cauciones posibles es una obligación. La creatividad carnavalera es un torrente inagotable, de acuerdo; el espíritu de superación es evidente. Y se ha alcanzado un grado tal de sofisticación, en alegorías y diseños, que sube y sube año tras año. Pero ya se han conocido los peligros. Y las consecuencias.
Luego, habrá que mirar esas bases con lupa, aunque les duela a los modistos y diseñadores.
Era difícil decidir en aquellos momentos, desde luego. A posteriori, en frío, con sentido más reflexivo y de forma incluso más colegiada, ya era distinto, de modo que sí es un acierto suspender los actos programados para el viernes. Aunque haya perjuicios evidentes.
En todo caso, cuando pasen los disgustos, concluya la investigación abierta y todo se normalice -deseemos el pronto restablecimiento de la candidata y de los damnificados- la organización sabe que, entre sus tareas prioritarias, figura la revisión de las bases de participación de las aspirantes al reinado carnavalero. De la misma manera que se limita la altura de los diseños o el ancho, de la misma manera que se impide el empleo de utensilios rodados o suplementos lumínicos, también habrá que regular el adoso de artefactos o sustancias que conlleven un riesgo para la integridad física de las actuantes y del equipo de personas que se necesita para que, por fin, puedan acceder al escenario.
No es una cuestión menor. Teniendo en cuenta lo ocurrido, extremar las medidas de prevención y todas las cauciones posibles es una obligación. La creatividad carnavalera es un torrente inagotable, de acuerdo; el espíritu de superación es evidente. Y se ha alcanzado un grado tal de sofisticación, en alegorías y diseños, que sube y sube año tras año. Pero ya se han conocido los peligros. Y las consecuencias.
Luego, habrá que mirar esas bases con lupa, aunque les duela a los modistos y diseñadores.
jueves, 7 de febrero de 2013
EL QUE NO SE CONSUELA...
Luis María Ánson pidiendo el retorno de Aznar para poner orden en el partido y Pío Moa señalando que la regeneración democrática pasa por un reconocimiento al franquismo.
Está la derecha revuelta, encajando los golpes que ponen al descubierto algunos de sus métodos pero sin reponerse o sin saber muy bien cómo contratacar porque los escenarios son otros y porque la gente, fieles aparte, se ha vuelto muy incrédula ante tantas evidencias.
Está la derecha como el boxeador que flota sobre el ring, que se mueve porque aún le quedan recursos como el de una mayoría absolutista, pero sin saber muy bien si el grado de resistencia le permite hallar una salida antes de que suene la campana y se vuelva a sentar en la esquina. No escapa a la guerra sorda y sin cuartel que libra contra sí misma, ahora que gozaba del poder omnímodo.
Y entonces invoca la derecha al pasado, a la supuestas glorias del pretérito. Primero, negar la mayor, decir lo contrario de lo que parece eviente. Después, inventarse enemigos o atribuir indecibles maniobras a sus demonios, los atavismos para envolver el victimismo. Trata de demostrar que no está noqueada, aún. Se revuelve, no quiere perder lo ganado en las urnas con tan amplio margen, no importan los engaños, aquel fraude masivo, los incumplimientos flagrantes y las decisiones contrarias a las programadas.
No está noqueada. Pese a tramas coruptas. Pese a la caída y condena judicial de conspicuos representaes. Siempre nos quedará un Rubalcaba. Y dentro de nada, González 'again', ya lo verán.
Mientras tanto, catarsis para todos. Oscuridad y chitón en el Parlamento. Faltaría más. Y la invocación al pasado para arreglar el desaguisado: uno, para ordenar y mandar en la organización, que ya se sabe eso de la auctoritas. Otro, para otorgar -¡a estas alturas!- carta de bondad a aquel régimen de cada vez más infausto recuerdo.
El que no se consuela...
miércoles, 6 de febrero de 2013
NO MATEN AL MENSAJERO
Puede entenderse que, en su legítima defensa, el Partido
Popular (PP) proponga medidas con las que intentar paliar el desaguisado. Pero
los estrategas deberían contar con un estado mayor donde una de las máximas sea
pensar y pensar antes de contratacar a los medios de comunicación, antes de
arremeter contra el mensajero e incurrir en lo que tantas veces han criticado
porque es lo que otros han hecho. Por supuesto, cada quien es libre de proteger
su honor si considera que éste ha sido lesionado públicamente. Y de interpretar
si se han traspasado los límites del artículo 20 de la constitución. Ya tienen
los conservadores aquella experiencia de hace unos años cuando decidieron poner
la proa a los medios del Grupo Prisa que no les fue tan positiva. Pero así como
la mejor táctica de defensa es un buen ataque, según un viejo aforismo
balompédico, en este caso, tales las circunstancias que concurren, no parece
que sea buen recurso el empleo de acciones judiciales con las que pretender
frenar la escalada de informaciones.
Cierto que
los elementos que se van acumulando hacen que el “Barcenasgate”, como ha sido
bautizado el caso de la controvertida contabilidad del partido gubernamental a
partir de la aparición de una cuenta millonaria en Suiza y del papel de su ex
tesorero, Luis Bárcenas, sea difícil de tratar desde cualquier flanco. Y aunque
los populares tienen los antecedentes del asunto Naseiro-Sanchís-Palop -es
inaudito que Pedro J. Ramírez afirme que el comportamiento de entonces fue lo
que catapultó al partido a la presidencia del Gobierno-, no es menos cierto que
ahora hay múltiples aristas que complican el tratamiento y la defensa, sobre
todo las que tienen que ver con el apremio de la credibilidad.
En La
Moncloa y en la sede de Génova tienen un problema, cada vez más agudo. Aunque
cierren filas, la percepción de que en el partido gubernamental se libra una
guerra interna sorda y sin cuartel es inevitable. Nadie lo ha ordenado pero un
sálvese quien pueda circuló cuando el diario El Mundo publicó una información relativa a sobresueldos como
práctica reservada habitual durante unos años. Es curioso pero el periódico no
publicó pruebas de ese hecho. Sin embargo, que se sepa o haya trascendido de
forma notoria, nadie ha anunciado acciones contra el medio por una información,
cuando menos incompleta. Y delicada: la sustancia de una presunta comisión
delictiva.
Dejan El Mundo en paz. Al menos, por ahora.
Por el contrario, el PP advirtió de acciones judiciales en plena emisión en
directo de un programa de Tele 5, El gran
debate. Claro: ese hecho tenía un significado que las organizaciones
periodísticas profesionales señalaron a la hora de criticar la actitud de los
responsables del Partido Popular: cortar, impedir la emisión del programa,
frenar o restringir su continuidad… y sembrar para los demás. “Intento
intolerable de censura previa”, llegó a afirmar el portavoz de la Asociación de
Prensa de Madrid (APM), Nemesio Rodríguez. “Lo que no puede hacerse es evitar
la emisión de un programa”, dijo por otro lado el dirigente de la Federación de
Sindicatos de Periodistas de España (FSPE), Agustín Yanel. Antes de la emisión
del programa, según se ha publicado, dirigentes conservadores avisaron al canal
televisivo de que iban a estar muy pendientes de lo que se dijera. Fueron
congruentes: cuando escucharon aquellos testimonios -basados, según la cadena,
en lo publicado en El Mundo y otros
periódicos-, lanzaron sus advertencias.
Después fue
el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, el que anticipara acciones
legales contra el diario El País por
una alusión en el contexto de lo que publicaba sobre los papeles de Bárcenas.
Es lo único que se sabe, por cierto, del señor Aznar, presidente de honor, en
medio del desaguisado. Si lo que ha ocurrido o está ocurriendo le merece alguna
otra reflexión, al menos por ahora, se desconoce. Hasta Pedro J. Ramírez le
afeó -¿sinceramente?- la iniciativa en una entrevista televisada.
La
publicación posterior en este mismo periódico de supuestos reflejos contables,
anotaciones y cifras de puño y letra de Luis Bárcenas, también mereció, aunque
comedidos, anuncios de estudio de iniciativas judiciales por parte de Dolores
de Cospedal. Se puede entender como normales en medio del apocalipsis que vive
la organización popular, necesitada de que escampe cuanto antes. Ya se verá en
qué paran.
La forma
utilizada por el presidente Rajoy, es decir, aprovechar la comparecencia ante
su comité ejecutivo, para que la ciudadanía quedase enterada de medidas a
emprender o de apreciaciones políticas a exponer públicamente, es bastante
discutible. En cierto sentido, es hasta humillante para el periodismo. Algún
medio, consecuentemente, decidió no cubrir el acto en la sede del partido.
¿Para qué? En las redes sociales, la forma ha sido criticada sin reservas. Y
alguien, atinadamente, escribió: “Sin preguntas, no hay periodismo”.
Es verdad
que esto no debe extrañar: desde el principio del mandato, desde el arranque
del Gobierno, cuando lo anunció sin ni siquiera explicar la composición, y con
alguna convocatoria posterior en la que tampoco ha admitido preguntas, se nota
claramente que Rajoy prefiere eludir al periodismo. Por no recordar aquel
bochornoso episodio de la salida del Senado por el garaje, esquivando cámaras,
micrófonos y bolígrafos.
En el PP
deben ser conscientes de que no es cuestión de añadir más pimienta al pote, es
decir, abrir nuevos flancos con demandas o querellas contra los medios de
comunicación. Ocioso insistir en el papel de éstos en la sociedad de la
información, en una democracia moderna y en un cuerpo social como el español al
borde de la fractura. Pero es ineluctable insistir en lo importante que resulta
la fiscalización de la cosa pública, cada vez más insuficiente, al menos en
España, con los mecanismos de que dispone. O lo que es igual: ¿para qué hablar
de transparencia si luego no se admiten preguntas tras la comparecencia de todo
un presidente del Gobierno para que explique, ni más ni menos, si la contabilidad
y las finanzas de su partido registran o no supuestas irregularidades? Tal como
evolucionan las cosas: lo mejor que puede hacer el PP es debatir qué hacer con
su ex tesorero, superar las diferencias intestinas y apuntar desde dentro en la
búsqueda de soluciones.
Le han recordado -y no sobra, desde
luego- a dirigentes del PP que Richard Nixon, en su inútil defensa cuando Watergate,
arremetió también contra la prensa, a la que culpabilizó y la tachó
de irresponsable.
Luego pasó lo que paso.
martes, 5 de febrero de 2013
VICKI PENFOLD, LA SUTILEZA
Había recorrido medio mundo y no era ajena a las intrigas, a
las persecuciones y a las inconsecuencias de los humanos. Hasta que en 1964 se
afincó en el Puerto de la Cruz, donde a la sombra de la montaña de Las Arenas,
en La Asomada, trabajaba en silencio y con una delicadeza fuera de lo común,
apoyada en todo momento por Dori Tamajón, una buena amiga y una eficacísima
colaboradora. Nacida en Polonia, alumna del célebre pintor Oscar Kokoschka, le
echó valentía a la vida, residió en varios países africanos y cuando retornó a
Europa, fue atesorando la sutileza que distinguió su producción artística, la
que valió un generalizado reconocimiento de crítica y público. Había ingresado
en la Academia Real de Bellas Artes de Londres y la de San Miguel Arcángel de
Tenerife la había elegido miembro correspondiente en 1998, año de una
inolvidable exposición antológica de su obra. La corporación municipal
portuense la hizo Hija Adoptiva en 2004: su trabajo y su trayectoria se veían
merecidamente recompensados.
Los ojos y
las manos de Vicki Penfold dejaron de hablar en la festividad de Nuestra Señora
de Candelaria. Era, por encima de todo,
una excelente observadora. De ahí la finura de su concepción artística,
ya en la pintura ya en la escultura: quedó plasmada en lienzos, en bronce, en
grabados y cartones donde se reflejaba su interpretación de la realidad. En
ocasión de su noventa cumpleaños, subrayamos su dulzura, la dulzura de la miel
artística apreciada en cada obra suya, fruto de un tratamiento esmerado que
exaltaba la sutileza de su personalidad creadora.
Acompañamos
a Vicki Penfold cuando hizo entrega en el hotel Mencey a Su Majestad el Rey de
un busto que impresionó a don Juan Carlos. Tuvo el detalle de enseñármelo
antes, recién acabado, cuando explicó pacientemente las características del
proceso de elaboración. Hablaron en
inglés y el monarca le dirigió palabras tan emotivas como cariñosas. La obra
era digna de admiración. Debe andar su busto, tan realista, tan certero, en
algún lugar distinguido del palacio de La Zarzuela.
Era otra
expresión de sutileza de una artista polifacética, capaz de dominar varias
técnicas pictóricas y de esculpir con golpes certeros. Por siempre Vicki.
lunes, 4 de febrero de 2013
TURISTA DE TERCERA GENERACIÓN
Debe haberse hablado en FITUR del que ha dado en llamarse
“turista de tercera generación”, una nueva modalidad de cliente que personaliza
una de las nuevas tendencias de mercado ante la que los titulares del negocio
turístico deben posicionarse. Lo previene la Organización Mundial de Turismo
(OMT): “Es un viajero experimentado buscador de experiencias”. A partir de ahí,
ya pueden deducir que, tal como avanza la implantación de nuevas tecnologías en
los terminales del sector, hay que lanzarse a su captación.
Claro,
porque la experiencia que atesora no sólo le impulsa a explorar nuevas rutas,
ofertas distintas y hasta sensaciones diferentes. Le lleva también a elevar su
propio techo de exigencias pues para eso se supone que se desenvuelve bien en
el ciberespacio y en las redes sociales. El “turista de tercera generación” es,
pues, un cliente muy tecnificado e hiperconectado, muy exigente y muy sensible
a las deficiencias que le cuesta aceptar o pide que se resuelvan a un clic, de
modo que si no ocurre así, se sentirá incómodo y con ganas de probar en sitios
mejor dotados. Pensemos que viene de utilizar una panoplia tecnológica más o
menos avanzada desde que preparó su viaje, luego pedirá establecimientos
accesibles y sostenibles, más allá de los recursos convencionales.
El factor
tecnológico es, pues, primordial. No iba a quedar el sector al margen de esta
revolución. Otra cosa es el ritmo al que vaya. Pero que debe estar preparado
para fenómenos como el que comentamos, seguro. Quien quede excluido de esta carrera
-que tomen nota los destinos turísticos maduros- estará quedándose desfasado y
desplazado, con muy reducido margen de competitividad.
Vendrá luego
el debate: si este tipo de turista está menos humanizado o se va a comportar de
forma mecánica o cómo hacer frente a clientela de dos velocidades. Que sus
gustos son otros, es un hecho. El mismo secretario general de la OMT, Taleb
Rifai, afirma que el eje turístico mundial se está desplazando. Entonces, hay
que hacer frente a mercados de clientes caracterizados por las exigencias de su
experiencia y de su diversidad. Hasta hace nada, hablábamos de turismo
cultural, gastronómico, naturalista, de senderismo o de aventura. Habrá que estar preparados
para identificar y conocer a fondo al turista de tercera generación, ese que
tiene un sustrato de diversidad etnográfica, religiosa, cultural y
costumbrista, alimentado cada vez más por el uso de las nuevas tecnologías.
Valga este otro dato: en la última edición de la World Travel Market (Londres),
una encuesta entre empresas reveló que sólo el 27% de las mismas está preparada
para atender, como lo esperan, los nuevos mercados.
No queda
trabajo ni nada.
sábado, 2 de febrero de 2013
VERSOS DEL ESPÍRITU BURLÓN
Hemos rescatado versos populares, algunos de los cuales
circularon en cierta época de forma clandestina, robusteciendo el dicho ‘En
lenguas del Puerto te veas’, al que hemos aludido también en varias ocasiones.
Eran curiosas creaciones, cargadas de ironía y hasta de un sentido satírico que
perseguía la burla y descalificación de personas. Hubo quien las memorizó, para
repetirlas en conversaciones, hasta hace unos años en voz baja, por temor a
ofender a algún posible pariente o allegado. Y hubo quien conservó manuscritos
esos versos curiosos que, aflorando nuevamente, despiertan gracia y permiten
entender las claves de diversión de la época.
Así ocurrió con un personaje que aparece en el Puerto de la
Cruz en plena guerra española. Un turista, elegante, vestido de negro, al
parecer de origen cubano, que se alojó en la pensión “Thomsom” que, junto a la
de Machado y “Brisas del Teide”, constituían parte de la planta alojativa de la
ciudad, donde ya lucían los hoteles Taoro, Martiánez, Marquesa y Monopol.
Se llamaba Cienfuegos. Cuenta Manolo Álamo, haciendo alarde
de memoria, que trabó amistad con varias personas del pueblo, con sus apodos,
faltaría más, como Pepe el Negro, (a quien llamaba Chepe), Heleno Pérez (a
quien identificó como Miguel Ligero), Cándida la Figurina y Fernando el Gato, a
quien Cienfuegos bautizó como Fernandito el Cantinero del cinema aristocrático
(en referencia al teatro-cine Topham). Es el propio Álamo quien evoca al
verseador.
Algo le debió pasar con Pepe o Chepe el Negro, cuando le
dedicó estos versos:
“Chepe el Negro, relamido, con palabras traicioneras/ falso
que nunca ha tenido/ otro norte que el dinero/ si lo invitas a tu casa/ cierra
bien todo con llave/ porque puede ser que se abra/ llevándose unas cositas/
para después saber decir:/ ¡fue por las copitas!”.
Cuando escribió la Figurina, es probable que se refiriera a
una entrañable mujer portuense, Cándida apodada la Pirulina. En estos términos:
“La Figurina/ aquella mujer pálida, flaquilla/ que en otro tiempo
fue bella/ y vive por La Ranilla…”.
Finalmente, a Heleno Pérez le identificó como Miguel Ligero:
“Al cuco Miguel Ligero/ si no domina su risa/ por burlón y
majadero/ le taparé el agujero/ del cuello de la camisa”.
En fin, versos para una época de tribulaciones y penurias,
para animar la vida de un pueblo de espíritu burlón. Gracias a Álamo por su
aportación.
viernes, 1 de febrero de 2013
CUÁNTO ABSURDO, CUÁNTA INCONGRUENCIA
Cada vez más complicada la política catalana, cuanto la envuelve es poco seductor, poco atractivo. Resignación o no, lo cierto es que, desde hace algún tiempo, damos por hecho que algún día Catalunya dejará de ser parte de España. No sabemos cuándo ni con qué fórmula, ni con cuantas fracturas. Pero lo será: el sentimiento chocará con todos los obstáculos pero no se detendrá y seguirá apremiando y extendiéndose. Hasta que llegue a su meta.
Entretanto, episodios para reír o para llorar, según se quiera.
Resulta que cuando la toma de posesión de Artur Mas, hace pocas semanas, un cuadro de Su Majestad el Rey fue tapado con tela negra. Otra raya del tigre ese al que todo el mundo acepta. O da por imposible.
Y ayer, el presidente de la Generalitat visita al monarca en una reunión “que forma parte del trabajo, de la cortesía y del diálogo”.
Imposible mayor contradicción, por ser benevolentes con lo que de verdad inspira la situación. Entonces, aquel acto de toma de posesión, con el retrato real velado, no era parte del trabajo, no era una expresión de cortesía ni era base de diálogo.
Era otra manera de simbolizar la rebeldía, el separatismo, lo inaceptable de una forma de democracia y de una jefatura de Estado que no se quiere reconocer.
Semanas después, el retrato se hizo carne y fue saludada ‘in person’. Trabajo, cortesía y diálogo, justificantes; o sea, justo lo que no se quería hacer o aparentar cuando, saltándose el elemental respeto, taparon con tela negra un cuadro que debía molestar.
Cuánta falsedad, cuánta estupidez, cuánto absurdo, cuánto contrasentido, cuánta incongruencia…
De charanga y pandereta.
Entretanto, episodios para reír o para llorar, según se quiera.
Resulta que cuando la toma de posesión de Artur Mas, hace pocas semanas, un cuadro de Su Majestad el Rey fue tapado con tela negra. Otra raya del tigre ese al que todo el mundo acepta. O da por imposible.
Y ayer, el presidente de la Generalitat visita al monarca en una reunión “que forma parte del trabajo, de la cortesía y del diálogo”.
Imposible mayor contradicción, por ser benevolentes con lo que de verdad inspira la situación. Entonces, aquel acto de toma de posesión, con el retrato real velado, no era parte del trabajo, no era una expresión de cortesía ni era base de diálogo.
Era otra manera de simbolizar la rebeldía, el separatismo, lo inaceptable de una forma de democracia y de una jefatura de Estado que no se quiere reconocer.
Semanas después, el retrato se hizo carne y fue saludada ‘in person’. Trabajo, cortesía y diálogo, justificantes; o sea, justo lo que no se quería hacer o aparentar cuando, saltándose el elemental respeto, taparon con tela negra un cuadro que debía molestar.
Cuánta falsedad, cuánta estupidez, cuánto absurdo, cuánto contrasentido, cuánta incongruencia…
De charanga y pandereta.
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