martes, 28 de enero de 2014

DISCULPAS, SEÑAL DE RESPETO

La conclusión es bien sencilla: asegúrate con tres o cuatro fuentes antes de escribir lo que quieras plasmar, lo que van leer al día siguiente, compruébalo por ti mismo, a ser posible, y no correrás riesgos de errores o de desmentidos. Y así no tendrás que rectificar.
    Parece una obviedad aplastante pero no es tal. Entre la precipitación, el afán de anticipo, la negligencia o la falta de profesionalidad resulta que a menudo metemos la pata (ahora se dice la gamba, no se sabe muy bien si con propósito atenuante), o sea, publicamos una falsedad, un hecho que no se produjo; o damos por cierta una situación noticiosa que aún no se había consumado; o reciclamos una información pasada sin precisar las circunstancias de fecha o de consecuencias, o ponemos en boca de alguien una manifestación que en realidad había sido hecha por otra persona.
    Pero, ¿qué ocurre si el error se publica? ¿Qué hacer con una información falsa que ve la luz, cuando el fallo ya es un hecho? Para quienes aprendimos en las redacciones, estaba muy claro: no se publican falsedades. Como no se debe basar una información en rumores, por mucha antesala de la noticia que éstos quieran dar a entender. Es imprescindible asegurarse, hay que verificar.
    Nos dijeron entonces que The Times presumía de no haber rectificado jamás a lo largo de su historia. Hasta que una buena fecha publicó la noticia del fallecimiento de un miembro de la Cámara de los Lores, la Cámara Alta del Parlamento del Reino Unido, cuando no se había producido. Al día siguiente, comprobado que el hombre seguía vivo y coleando, y para mantenerse fiel al principio de no rectificar jamás, publicó una información titulada “Ayer volvió a la vida…, miembro de la Cámara de los Lores”.
    Este ejemplo, según hemos contado en alguna ocasión, fue utilizado por la dirección de Diario de Avisos cuando se nos ocurrió escribir la necrológica de un repartidor del periódico, muy popular y apreciado. Hasta tres personas, en el trayecto que mediaba entre la redacción y el domicilio, nos dijeron que había fallecido. En principio, no había duda. Pero la extrema gravedad y una intervención quirúrgica no culminaron en fatal desenlace, como alguien se encargó de hacer circular. El personaje sobrevivió hasta a una caída de su camilla. En la mañana de un festivo Jueves Santo, con el periódico circulando a tope, no se hablaba de otra cosa en el pueblo. “Adiós, Esteban” fue el título del obituario. En medio de la desazón y temiendo la bronca de la dirección, ésta se despachó con un “Hola, Esteban” para tratar con amabilidad y la mejor manera posible “la vuelta a la vida” del repartidor.

    La periodista y profesora peruana Esther Vargas, especializada en social media y máster en periodismo digital en el Instituto Universitario de Posgrado, en España, ha subrayado la importancia de pedir disculpas, dentro y fuera de las redes sociales. “La audiencia que hoy nos sigue en las redes sociales –escribe- no es tonta y eso es bueno para el periodismo y para los periodistas. La audiencia –que se indigna a veces sin razón y a veces con mucha razón- es crítica con el mal periodista pero creo que es mucho más severa con ese periodista que luego de cometer un error mayúsculo, evita pedir disculpas”.

lunes, 27 de enero de 2014

UN PECADO DE DESARROLLISMO

Fue el símbolo del desarrollismo portuense por antonomasia. Un rascacielos. Construido en los años sesenta y ubicado en un punto estratégico del municipio, justo en uno de los accesos principales. A todo el mundo le parecía una desmesura pero lo cierto es que la fiebre turística subía progresivamente y nada parecía detener aquel afán edificatorio para ponerlo al servicio de la entonces denominada industria sin chimeneas. Era la expresión del poderío de entonces. El Puerto de la Cruz iba reafirmando una transformación considerable en el marco de su indeclinable vocación turística.


El rascacielos de la Punta de la carretera, el Belair, fue hotel en un complejo llamativo y modernista, con otros bloques para alojamiento de menor altura, piscina con amplio solario y una espaciosa zona verde en la que convivían pavos y otras aves. Su contemplación desde el borde de la carretera del Botánico y desde lo alto de la calle Las Damas se convirtió en un ejercicio común. El espacio lúdico de la azotea se convirtió en uno de los más frecuentados de aquel Puerto Cruz la nuit de intensa y frenética actividad que envolvió a media isla y trascendió las fronteras. Una de las diversiones de entonces, ligues aparte, fue arrojar vasos, llenos o vacíos, desde tamaña altura, veintitrés pisos.



Con el paso del tiempo, la explotación del hotel dejó de ser productiva, razón por la que surgieron conflictos de propiedad. Aun llegada la democracia, en el Ayuntamiento afrontaron algún supuesto de especulación. Dos o tres cadenas asumieron la gestión del establecimiento, donde también se curtieron buenos profesionales. Pero fue de los primeros en cerrar sus puertas como tal. Hasta que se reconvirtió en una comunidad de bienes. Las habitaciones dejaron paso a apartamentos, algunos adquiridos por ciudadanos portuenses. Pero la alargada figura del Belair, remozado en los años noventa, seguía dominando muy buena parte de la ciudad. Menos mal que se optó por esa solución residencial y esa rehabilitación pues si no, a estas alturas, sería la más gráfica expresión de la decadencia, un ícono de barro, un mastodonte abandonado. Aún así, el edificio ha sido capaz de agitar ánimos e impresiones en las redes sociales. Se ve que sigue sin dejar indiferente a nadie. Es llamativo que se multipliquen las opiniones proclives al derribo. Como si fuera un chiste fácil. Se quejan muchos, y no les falta razón, de la edificación que constituye un impacto y resulta poco estética. Otros muestran su desolación al contemplar aquellas atractivas zonas ajardinadas, hoy visiblemente abandonadas.



Lo cierto es que el Belair de los pecados del desarrollismo, cuando no había instrumentos de planeamiento ni nociones de disciplina urbanística ni controles de fiscalización, emergió y todavía exhibe su perfil gigantesco como señal de grandeza o esplendor de otra época. Hoy, lo más probable, no hubiera sido construido. Aunque viendo los pecados de modernidad y aprovechamiento urbanístico, cualquiera sabe.



jueves, 23 de enero de 2014

ALIVIO INDUCIDO

El informe del Consejo de Estado era bastante explícito: el copago aplicable sobre ambulancias no urgentes, que son las que utilizan habitualmente los enfermos de diálisis y otros crónicos que acuden a centros para recibir los correspondientes tratamientos; y sobre las prótesis como sillas de ruedas, bastones y otras, no produce ahorro ni garantiza eficacia. Y lo que es más grave: resulta más costoso todo el dispositivo para recaudarlo. Conclusión: el Gobierno se ha visto obligado a renunciar a su aplicación.
         El hecho refleja, ante todo, que la percepción de malestar social no es ajena al ejecutivo. Confiado en la resignación de amplios sectores ciudadanos y en el uso indiscriminado de la mayoría absolutista, el Gobierno de Rajoy, sin importarle un ápice la ristra de incumplimientos y fraudes electorales, ha venido desoyendo quejas y rechazos de amplios sectores de población y, por supuesto, ha hecho caso omiso de enmiendas y planteamientos realizados por los grupos de oposición. Sin ir más lejos, conocido el dictamen del Consejo, el socialista pidió al presidente Rajoy que suprimiese todos los copagos que ha impuesto en materia sanitaria, entre ellos, el hospitalario y farmacéutico a los pensionistas.
         Claro que, a estas alturas, y cuando los registros demoscópicos empiezan a arrojar resultados inquietantes de expectativas, no le importa rectificar al Gobierno en materias tan sensibles. Esa derecha retractándose de sus propias medidas, después de haber desmantelado prácticamente el Estado del bienestar: ahí es nada. Quizá las cosas llegaron demasiado lejos y la situación se tornó insostenible, máxime con la sombra de la justicia acechando el proceso privatizador de hospitales y centros en la Comunidad de Madrid. Cuando han dado marcha atrás es por poderosas razones electoralistas.
         Y es que al visible rechazo de la ciudadanía, especialmente de los segmentos directamente afectados por estas medidas, hay que sumar la inquietud advertida en presidentes autonómicos y destacados dirigentes del PP que, sin alcanzar grados de rebelión, es sinónimo de disgusto que, o se ataja por la vía de la rectificación o se enquista en gobiernos y órganos decisorios hasta producir efectos de deserción.
         No gustan al ala más dura del electorado popular ni a la del empresariado que respalda al Gobierno que éste dé marcha atrás en las medidas adoptadas. Terminarán aceptándolo como un mal necesario a la espera de que ese triunfalismo discursivo derivado de las mejoras advertidas en ciertos indicadores económicos vaya calando y proporcionando márgenes más holgados. Ya habrá tiempo de volver a subir.
         Igual ocurrirá, un suponer, en las comunidades donde gobierna el Partido Popular que se niegan, como en Castilla y León y Madrid, a implementar el copago hospitalario, en vigor desde octubre pasado, y han acudido a los tribunales. Castilla-La Mancha, con María de Dolores de Cospedal al frente, viendo también las orejas al lobo, lo aplicará pero con una curiosa fórmula consistente en no cobrarlo directamente a los ciudadanos.

         En fin, un alivio inducido por la rectificación de quienes habían dicho que la asistencia sanitaria poco menos que no se tocaba y que de copago, nada. A lo peor, hasta presumen de haber producido un volumen de ahorro a costa, ni más ni menos, que de la salud de los ciudadanos.

miércoles, 22 de enero de 2014

UN TRIBUTO EN VIDA PARA SAAVEDRA

Los que hemos tenido el privilegio de trabajar a su lado siempre apreciaremos el hecho de haber sido escuchados. Alguna explicación, criterios, algún chisme, frecuentes consultas, justificaciones, planteamientos… Y él, siempre atento: para discrepar, para precisar, para evidenciar, para despachar, para absorber o para seleccionar… Pero poniendo atención en cada momento, liberado de prejuicios, tolerante sin igual. Un rasgo de su forma de ser, una cualidad para acentuar el respeto hacia su figura humana, política e intelectual.
            Siendo escuchados, también aprendíamos, de ahí el valor de cada conversación, de cada ocasión que hubo para hacer lo que procediera, hasta el punto de improvisar alguna solución tras un cruce de miradas o un cuasi imperceptible gesto en la cercanía o en la distancia.
            Quizá por eso, una razón principal, se ganó el afecto de tanta gente, entre la que cabe incluir no solo los adversarios políticos y los críticos de sus numerosísimas decisiones sino los compañeros de su propia formación política. Aún recordamos cuando periodistas y profesores reían en torno a un adverbio que brotó como un recurso (‘jerónimamente’ hablando); o cuando en reuniones orgánicas alguien le reprochaba afanes ‘viscontinianos’ y otro le atribuía estar abducido por tendencias megalómanas y él, sin mover un  músculo mientras oía aquellas lindezas y reprobaciones, se sumaba a las carcajadas con otro vocablo alusivo a los presentes y respondía de forma indirecta soltando alguna carga de profundidad.
            Quizá por eso escogió a Ulpiano y sus sencillos códigos de conducta para sustanciar la alocución que dirigió después de que una sala polivalente del auditorio ‘Alfredo Kraus’ quedase rotulada con su nombre para la posteridad por iniciativa del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, refrendada por los representantes de las instituciones que tutelan el recinto. Un tributo en vida, como tiene que ser, pero que no es fácil de cosechar y ejecutar. Hasta bromeó el alcalde, después de reconocerle como padre del Festival de Música de Canarias: “De todas las inversiones que hiciste con el Plan Zapatero, ésta es la más destacada”. El coordinador del área de Cultura del Cabildo Insular de Gran Canaria, Larry Álvarez; y el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, expresaron otras consideraciones de reconocimiento a la personalidad del agasajado que confesó sentirse colmado, “lo máximo que podía esperar”.
            Trazó en pocos minutos su trayectoria existencial, tan pegada a la música desde que sus padres le inculcaron los valores inspirados más en el oír que en el hablar, robustecidos luego por los principios de la Revolución francesa. Como siempre ha hecho, para evitar encasillamientos, y con ese aperturismo que abonó sin reservas, trascendió las fronteras de la música clásica porque otras corrientes, otros géneros y otros estilos que convergen en el auditorio y en aquella sala imprimirán la universalidad musical que ha contrastado con directores, compositores, intérpretes y críticos.

            Oyendo, escuchando… Esta vez, hasta el imponente silencio con que fueron seguidas sus palabras se dejó sentir. Todo se sumaba para enaltecer aquel compromiso constante de Jerónimo Saavedra, el canario de las siete islas, con su tierra, con la política, con la cultura… y con la música. 

martes, 21 de enero de 2014

EXCLUIDA LA SER, LA IMAGEN FUE DE MILÁ

Está el Gobierno tan necesitado de menciones positivas que es natural que haya exprimido las supuestas bondades del viaje del presidente Rajoy a los Estados Unidos, en busca de la bendición de Obama. Algunas imágenes e informaciones, aunque con cierto sabor anecdótico, sirvieron para contrapesar los tratamientos mediáticos obsesionados con el éxito, pasara lo que pasara, y de algún modo acercaron la realidad.
         Dos hechos que llamaron la atención, periodísticamente hablando. La dirección de Comunicación de la presidencia del Gobierno excluyó a la cadena SER, al diario El Mundo y a dos emisoras de radio catalanas de la comparecencia que harían los dos presidentes en el célebre Despacho Oval de la Casa Blanca. En el caso de la SER, recordemos que, con diferencia, es la radio más escuchada del país.
         Todo da a entender que la decisión del Gobierno español refleja la particular obstinación con la cadena del grupo Prisa. Hace años, aun estando en la oposición el Partido Popular, ya rompió relaciones o dejó de hablar ante sus micrófonos en señal de protesta por el tratamiento que no gustaba a los populares. Ahora, es como si quisiera poner en evidencia a la cadena, aislarla o castigarla dado su alcance de audiencia. A pesar de ello, hace poco se pudo constatar la importancia que el Gobierno concede. Fue en ocasión del viaje de Rajoy a Sudáfrica para asistir a las exequias de Mandela: apenas bajarse del avión y nada más acceder a su vehículo dio, en directo, los buenos días e hizo las primeras valoraciones en el curso del programa matinal que logró esa oportunísima conexión. La SER, por cierto, lleva esperando más de dos años para que el presidente Rajoy conceda una entrevista, a pesar de las numerosas solicitudes cursadas. Significativo.
         Por supuesto, la presidencia del Gobierno es libre de fijar su política de comunicación y de priorizar las atenciones de las demandas mediáticas. Pero actuar de esta manera refleja un claro signo excluyente que, a la larga, le perjudica pues equivale a perder la opción de lanzar su mensaje a una audiencia millonaria. Salvo que prefiera correr el riesgo de las críticas por tal razón pues ya se siente seguro y tranquilo con la afinidad de otros medios.
         El otro hecho fue una imagen que emocionó, ciertamente. Ver al delegado de Televisión Española en Washington, Lorenzo Milá, arrodillado, tomando notas como podía apoyado en el cabezal de un sofá y flanqueado por el resto de profesionales que captaban todos los detalles de aquella comparecencia. Decimos emocionó especialmente pensando en las nuevas generaciones de periodistas, acostumbradas a comodidades y a una confortabilidad para el desempeño que algunos tragan a duras penas y no dudan en expresar su queja. Para que vean que hay que sufrir, no importa la veteranía ni la magnitud de la convocatoria.
         El papel de Milá es el que podía esperarse de un periodista de raza, haciendo aquello por lo que un día reprobaron a Pilar Miró, justo cuando tras tomar posesión, según cuentan, cursó su primera orden consistente en que los redactores salían a cubrir la noticia con lápiz y papel, no para exclusivamente dar indicaciones a los cámaras.
         Allí, como uno más, entre apretujones y en postura poco apropiada, aparecía uno de los grandes, un Lorenzo Milá a quien se puede admirar todavía más después de esa lección de humildad y de saber estar, pese a los imponderables.

         Fue la auténtica imagen periodística de ese encuentro entre Obama y Rajoy.

lunes, 20 de enero de 2014

PRIMARIAS Y ABIERTAS

Quienes estaban asidos al mantra de las elecciones primarias abiertas en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para escoger candidato a la presidencia del Gobierno en las legislativas de 2015 –si no hay un anticipo, que todo puede suceder- ya pueden ir aplicándose en dimensionar adecuadamente la medida desde todos los puntos de vista. Primero, la Conferencia Política; y después, el Comité Federal del pasado sábado ya han prefigurado los trazos de una iniciativa que vuelve a situar a los socialistas por delante en el escenario político nacional, en un intento de respuesta a la demanda de la ciudadanía -y de buena parte de la militancia- de acabar con viejos convencionalismos y de producir un salto que favorezca la recuperación el interés por la política.

         Hay precedentes en la historia de la organización con resultados desiguales. Elecciones internas las llamaron. Ahora, con una reglamentación diáfana que facilite la participación y el desarrollo del proceso, hay que perfeccionarlos porque el paso es determinante, más allá de la disponibilidad fortalecida de un candidato para unos comicios. El PSOE es consciente de que no corren buenos tiempos para la lírica, por lo que el discurso de la regeneración y la renovación hay que empezar a llevarlo a la práctica para volver a ser un espejo de la sociedad en el que se miraban con cierto orgullo sus votantes en tanto que los de otras opciones también reconocían valores de organización, disciplina y desenvolvimiento democrático. Con sus vicios y excepciones, que también los ha habido.

         La obra es mayor que unas primarias abiertas, paso que ha de servir para que en el ámbito interno haya un funcionamiento menos rígido y menos ‘aparatista’. Es un buen punto de partida para que la extendida desafección hacia la política se transforme en el interés más o menos crítico que debe tener todo ciudadano por las medidas que se adopten desde cualquier escalón del poder político. Por historia, por bagaje y por experiencia, sin aventurerismos extraños y sin pugnas intestinas residenciadas en medios tan mal asimiladas por la población, corresponde esa tarea a los socialistas.

         El carácter abierto del proceso confiere mayores garantías y hasta mayor legitimidad. Los avales para ser candidato, un 5% de la militancia, son lo suficientemente bajos como para que la aspiración no se vea condicionada por exigencias numéricas. La participación de los no afiliados queda supeditada a la inscripción previa en un censo, al abono de dos euros y al compromiso de asumir el ideario del partido. Es lo menos que se puede pedir con tal de sortear tentaciones de duplicidad y de picarescas que, consumadas, serán interpretadas como una proclividad a las componendas y a la desnaturalización. Y no está el panorama como para entretenerse demasiado en desaguisados.

         Mucho menos después de que el partido gubernamental, aún en horas bajas, ya ande exhibiendo su poderío de triunfalismo y autocomplacencia; y después de que las consultas demoscópicas apunten una recuperación en intención de voto y en la valoración de dirigentes. El arranque se ha producido y todo da a entender que el trayecto es imparable. Pero de aquí a conseguir la velocidad de crucero aún tiene mucho que recorrer el socialismo.


viernes, 17 de enero de 2014

ALGO SE MUEVE EN EL PUERTO

Concluyen algunos asistentes que algo se mueve en el Puerto cuando se registra una nutrida asistencia y ésta rezuma sensibilidad. Del pasotismo al ánimo participativo y al ambiente reivindicativo. En las redes sociales, es verdad, volvió a quedar reflejado. Quizá haya sido otro paso más para salir de los efectos de la anestesia, de esa extraña esclerosis que parece tener maniatada a la sociedad portuense. Ojalá sea, en efecto, otro síntoma de mostrar una actitud más positiva, más identificada con las cosas y los hechos del lugar, con su patrimonio, en definitiva, al que habrán contribuido de alguna manera.


Cuentan esos asistentes que bordearon el entusiasmo con las palabras del responsable del Departamento Pedagógico de la Fundación César Manrique, Alfredo Díaz, quien llenó días pasados la sala ‘Timanfaya’ para hablar de la obra y del legado del genio lanzaroteño que dejó en el Puerto de la Cruz un sello indeleble. Su obra no se está cuidando como se debiera: la falta de mantenimiento se está notando. Hay que frenar esa pérdida porque, lastimosamente, se refleja, es muy visible. César no nos perdonaría, desde luego, que la desidia inspirase el descuido y la carencia de un seguimiento para un adecuado y cuidado uso de todas las creaciones que podemos disfrutar.

Acaso la mejor prueba es la revelación hecha por el propio Díaz: había remitido al alcalde una carta en la que expresa la necesidad de adoptar urgentemente medidas de conservación de la obra manriqueña y aún no ha obtenido respuesta.

El repaso es bien sencillo: en San Telmo, hay elementos como pavimento, bancos e isletas en zonas de baño que se identifican claramente con el estilo de Manrique. En Playa Jardín debió advertir niveles de deterioro alarmantes “pues la situación es de juzgado de guardia”. Cuestionó la privatización del complejo turístico “Costa Martiánez”, la obra cumbre de César, donde el desgaste y la desatención afectan visiblemente al conjunto escultórico y monumental.

En fin, después de hablar de la figura de Manrique en términos de modernidad y de la falta de receptividad de las administraciones, se lamentó de esta deficiente conservación de su legado. “Salvar el patrimonio de todos es una labor colectiva”, afirmó en un mensaje directo. Es evidente que si no hay una respuesta activa y comprometida, más allá incluso de la que puedan promover las administraciones, el patrimonio -como ya ha ocurrido con alguna obra- se perderá definitivamente.

Por lo tanto, hay que aplicarse en esa tarea común. Sectores de la ciudadanía portuense creen que hay alternativas en grandes dotaciones o infraestructuras vinculadas al mar. Es respetable esa apreciación pero deben tener en cuenta que es imprescindible cuidar y atender debidamente lo que ya se tiene, lo que ha configurado la personalidad y el devenir socieconómico del municipio durante las últimas décadas.

Una vez más, han tenido que venir de fuera para recordárnoslo. Y menos mal que, con actos como ese y movilizaciones modestas pero significativas, algo se mueve en el Puerto. O eso parece.



miércoles, 15 de enero de 2014

A LA ESPERA DE NUEVA ESTACIÓN

Los usuarios de la mal llamada estación de guaguas del Puerto de la Cruz, en la avenida Hermanos Fernández Perdigón (las dependencias y las características de lo que hay no responden exactamente a eso) padecíamos la semana pasada las inclemencias meteorológicas y las carencias de aquélla. Apenas dónde acomodarse o refugiarse. El problema dura todo el año: llueva o reviente el sol del mediodía durante el verano. La actual solución es provisional después del cierre judicial del edificio por razones de seguridad (Por cierto, han instalado en la plaza superior que da a la citada avenida tinglados y puestos de feria, con lo que se suscitan las dudas sobre la misma seguridad y el aspecto de la provisionalidad se acentúa).
            Hemos dicho que extraña considerablemente el que no haya una demanda social más intensa respecto de una dotación que es una especie de puerta de entrada y salida a la ciudad, con miles de nativos y turistas utilizando el transporte público colectivo. Si se compara con la efervescencia advertida en otra expectativa (la construcción de una infraestructura marítimo-portuaria de muy dudosa rentabilidad, digan lo que digan), no hay color. Pero entre el pasotismo, la indolencia y la resignación, la sociedad portuense se va acostumbrando, de modo que le da igual ilusionarse en vano y dejarse llevar por la confusión que tragar con una provisionalidad prolongada en pleno centro de la ciudad para algo tan serio como el desplazamiento o la movilidad.
            El caso es -y de ello hay que congratularse- que el Consorcio Urbanístico para la Rehabilitación del Puerto de la Cruz lleva tiempo trabajando en la materialización del proyecto de una nueva estación que se ejecutaría en el suelo de la ya clausurada y en terrenos colindantes que tienen un uso dotacional. Los avances en la tramitación, aunque su trascendencia haya pasado inadvertida, se plasmaron en el encargo del Estudio de Viabilidad y Anteproyecto, coordinado con Gobierno de Canarias, Cabildo, oficina técnica municipal y la compañía TITSA. Paralelamente, desde la propia gerencia del Consorcio se inició el procedimiento para adjudicar la asistencia técnica que ha de sustanciar la redacción del proyecto de la nueva estación. Según los planes previstos, en la primera quincena del presente mes se debía ultimar verificaciones técnicas para someterlo a aprobación. En lo que respecta a financiación de las obras (que si no hay complicaciones, comenzarán a lo largo de la próxima primavera), se hará según lo ya convenido entre el Consorcio y el Cabildo, sin perjuicio de la recuperación de lo que aporte el primero con cargo al canon que se establezca en la adjudicación de la concesión para la construcción y explotación de la superficie comercial y aparcamiento subterráneo a construir en el resto de la manzana.
            Confiemos en no haya más trabas ni demoras. La ciudad necesita esa estación de forma perentoria. La estampa de la provisionalidad actual es impropia y muy poco edificante.


martes, 14 de enero de 2014

CIERTO: PAGAR POR TRABAJAR

Pues hay que creérselo. Y además, nos ha tocado a los periodistas. Luego, aquello que, medio en broma medio en serio, decíamos en cualquier conversación no hace mucho tiempo, ‘llegará un día en que haya que pagar por trabajar’, ya se cumple.  Que lo tenga presente el Gobierno, a propósito de la nueva reforma laboral.
            No es broma. Esos niveles hemos alcanzado, impensables hace unos años, aun cuando los índices retributivos, en la mayoría de los casos, fuesen bajos. Pero poco era más que nada y ese poco servía para ir tirando, para estimular el quehacer, para sentirse motivado y obligado y para terminar sumándolo a otro ingreso con el fin de ir tirando y subsistiendo.
            El caso es que desde finales del pasado año circula un anuncio cuyo texto señala que, en Barcelona, se buscan periodistas deportivos para nuevo formato radiofónico. “El coste para el periodista -precisa- sería de 100 euros por mes para poder aguantar los gastos de la radio como el alquiler del estudio, la presencia de un técnico de sonido y los gastos tangibles que tiene el medio”.
            Y se añade en el insólito texto: “Como retorno, cada periodista será libre de buscarse unos patrocinadores que le garantizarán un retorno sobre la inversión realizada de 100 euros por mes”.
            Es que ni siquiera la vieja fórmula de por sí discutible, ya empleada en algunos medios, especialmente emisoras de radio, la de alquilar el tiempo a cambio de una cantidad fija que se ingresaba en las cuentas de la casa, resiste una comparación con esta opción que surge en plena sangría profesional, en plenos procesos de destrucción de empleo. Porque, fíjense que el planteamiento, al traspasar la frontera de la dignidad laboral y profesional, para nada prima los contenidos informativos. Al contrario, lo que busca, lo que quiere es el ingreso económico. Es decir, búsquense la vida como agentes comerciales, armen una cartera de clientes, sean además recaudadores. Antes financieros que periodistas. Ni siquiera el señuelo de los cien euros, que parece una cantidad ridícula, justificaría la supuesta ganga.
            Pagar por trabajar en la España del siglo XXI. Ya no es la destrucción de empleo como una característica de la presente legislatura, ya no es el aprovechamiento descarado de las circunstancias por parte de algunos empresarios inescrupulosos, ya no son las sensibles reducciones aplicadas en el ámbito de la comunicación que han desembocado en la desaparición de cabeceras, medios, programas y puestos de trabajo sino la configuración de recursos como el que comentamos y que reflejan la sangría, la carencia de horizontes y hasta la cercanía a algo parecido al esclavismo. Triste pero real: el estado de desesperación y sumisión ha generado opciones como esta, bastante inaceptable.
            Este otro revelador anuncio: “Se busca periodista para periódico digital libre. La oferta no es remunerada pero se ofrece la oportunidad de escribir en estos tiempos tan difíciles en los que este trabajo desaparece, cuando más noticias tenemos que dar. Anímate y participa en esta aventura”.

            Que encima sea calificado como aventura algo tan inefable, desborda la capacidad de sorna con que afrontar este asunto. Claro, ha llegado el día de pagar por trabajar. Inaudito.

lunes, 13 de enero de 2014

PARALIZACIÓN MOMENTÁNEA

No debe pasar inadvertida la momentánea paralización de la privatización de la sanidad pública en Madrid por parte de la administración de justicia. La lucha y la tenacidad social, bien vertebradas, ejemplares para el resto de sectores, por un lado; y, por otro, la propia cautela judicial que viene a decir que todo el monte sanitario no es orégano, por mucho volumen de negocio que entrañe, son factores que han de ser tenidos en cuenta para intentar reconstruir el Estado del bienestar.
            Se ha escrito bien: momentánea, porque los afanes privatizadores no van a cesar y seguro que los interesados en ese modelo se van a rearmar para intentar conquistar las metas que se han propuesto. En los respectivos estados mayores, pero principalmente en la parte política, ya se estarán estudiando calendarios a la par que estrategias adecuadas para volver a intentarlo. El mandato se agota y la proximidad de la nueva convocatoria electoral hará que se lo piensen mucho. Y no solo pesan los antecedentes: entre las grandes incógnitas de las nuevas citas con las urnas figura la respuesta de los electores, alertados no solo con los incumplimientos de los programas de partidos políticos sino con los engaños masivos para los que habrá tentación de reproducirse a poco que alguno obtenga mayoría absoluta.
            Y la parte social, esa simbólicamente representada como la Marea Blanca, también gana tiempo. No puede dormirse, tendrá que mantener encendida la llama para seguir convenciendo y movilizando a quienes dieron una respuesta admirable, en una contestación que hizo tambalear las optimistas previsiones de algunos gobernantes que ya se frotaban las manos tras iniciarse los procedimientos que nunca pensaron iban a ser paralizados. Un notable revés para sus intereses. Fue una contestación de defensa, en sí misma un mensaje a la justicia y a quienes se empeñan en un modelo sanitario envuelto en celofán de negocio: la sanidad no se vende.
            Puede que estemos ante una pugna ideológica: los neoliberales y su persistencia en acabar con lo público, atacando principalmente aquello que pueda aportar una rentabilidad, no importa la salud quebrantada o la integridad física de los humanos; frente a quienes creen que es viable y sostenible un sistema de protección social que garantice una atención de calidad, universal y gratuita. El éxito provisional en sede judicial de quienes defienden la sanidad como un servicio público viene a significar un estímulo, por muchos discursos que desde la otra parte se hagan de las bondades y de la universalidad de la asistencia. Probablemente, a muchos usuarios no importará que se incrementen sus impuestos para esta finalidad antes que verse obligados a abonar un  seguro privado que, por lo demás, no es garantía alguna de que les van a sanar mejor.
            La salud, la vida misma, no puede depender del dinero que se tenga o se invierta en mantenerla.

            Parece que los jueces entendieron el mensaje.

viernes, 10 de enero de 2014

¡SALVEMOS EL LAGO, PORTUENSES!

Lo más probable es que no pase nada, que todo se consume con arreglo a los designios de los gobernantes de turno que salen de rositas, por cierto, en procesos sumamente delicados: a fin de cuentas, ésta es una ciudad en la que se destruye empleo público y los damnificados apenas esbozan un gesto de rechazo. Lo más probable es que toda la disconformidad se agote en comentarios que circulen en redes sociales (¿Han leído ustedes muchas opiniones oponiéndose a la supresión  de bonificaciones fiscales y al incremento desmesurado de tasas o tarifas, ni más ni menos que un 83%?). Lo más probable es que la población termine igual de resignada, como si esto no fuera con ella o como si le diera exactamente igual que se cuestionara su valía, sus aptitudes, su sensibilidad y su capacidad para defender valores propios, lo que tanto ha costado a varias generaciones.
     Todo esto, a cuenta de la futura concesión administrativa que el Ayuntamiento producirá del complejo turístico “Costa Martiánez”, esto es, el Lago e instalaciones englobadas. Concesión administrativa equivale a gestión indirecta y ésta, en lenguaje coloquial, se entiende como privatización de los servicios que desde la titularidad municipal se quiere prestar. Un concurso público para adjudicar la gestión de los servicios de acceso, prestaciones y mantenimiento del complejo.
     O sea, que los portuenses no sabemos hacer ni esto último. Tienen que venir de fuera, tienen que ser empresarios privados quienes lo hagan. Y duele, vaya que sí duele. No es localismo de campanario ni chovinismo: hasta asumiendo los errores propios, esa decisión de privatizar es objetable. Hay que huir del tentador ‘¡que se fastidien’! pues no han sabido defender como tenían que haberlo hecho lo que es de todos, lo que ha sido de todos, lo que comúnmente se conoce como la ‘joya de la corona’, por los valores que entraña. La playa arrebatada en su día al pueblo, transformada en una de las infraestructuras más productivas, poderoso sostén de la economía municipal,  actualmente la tercera instalación más visitada de la isla, la obra de un artista genial, fuente de trabajo y de riqueza, soporte indiscutible durante muchos años de la proyección turística de la ciudad, va a quedar en manos privadas.
     Nos hemos opuesto y seguiremos oponiéndonos. En mayo de 1997, después de aquella insólita censura, estando en la oposición municipal, en una entrevista concedida a Diario de Avisos, cuando Agustín González preguntó ¿Qué le parece la idea de privatizar el complejo turístico Costa de Martiánez?, respondimos (textual):
     “Hace varios meses que dijimos que la situación del complejo es difícil de sostener y aportamos la solución inicial de constituir una comisión para estudiar soluciones. La rechazaron. Lo que no puede ocurrir es que tales soluciones pasen únicamente por el incremento de las tarifas a los usuarios, como aprobaron en el pleno de las ordenanzas. El complejo tiene que ser competitivo y hay que hallar aportaciones imaginativas, sin olvidar el concurso activo de Pamarsa. Hay alternativas a la privatización que, dicho así, parece un recurso a la desesperada. El Lago es viable económicamente: puede generar un volumen de ingresos superior a los gastos potenciales, de tal forma que contribuya a aligerar la presión fiscal de los portuenses o a generar una mayor inversión pública”.
     La declaración, en buena medida, es premonitoria. La idea de desentenderse de la gestión rumiaba desde entonces en las mentes de los gobernantes, buena parte de los cuales son los mismos que en la actualidad. No se atrevieron, pese a disponer incluso de pliegos de condiciones preelaborados. Lo impedimos en el último momento, con un discurso consecuente y nada demagógico, con el que pudimos constatar, por cierto, la indiferencia de trabajadores y cooperativas. No importó: estaban –y están- en juego el patrimonio de los portuenses, unos cuantos puestos de trabajo –se repite la cantinela, por cierto, de que es lo que van a salvar, pero ¿no fue la que escuchamos en procesos privatizadores anteriores?, ¿se cumplió ese objetivo? ¿a qué no?- y hasta el prurito de defender lo que es de todos, siquiera para que no se ponga en tela de juicio que los portuenses no sabemos vender localidades, colocar hamacas, distribuir sombrillas, ser amables, comportarse profesionalmente y mantener las instalaciones en las más dignas condiciones.
     Desde entonces, cada vez que ha resurgido el planteamiento privatizador, hemos expresado nuestra opinión. Contraria, claro. El Lago, de todos: era un mensaje nítido. Ni indolentes ni indiferentes, reforzamos. Y la hemos acompañado siempre de una alternativa para que se compruebe que ni estamos obcecados ni somos enemigos de la iniciativa privada. Pero, ¿por qué no una empresa mixta, en la que el Ayuntamiento conserve la mayoría de la participación y se posibilite la aportación de firmas privadas, especializadas a poder ser, que garanticen, para determinados fines, la profesionalidad de los servicios que presten? Pero, ¿por qué no?
     No sabemos si habrá respuesta en esta ocasión. Echan la culpa a normativas estatales pero que no lo esgriman como argumento porque suena a percha de la que fácilmente colgarse. Si antes de estas leyes, ya querían, es fácil colegir que los soportes legales dieron alas. Mejor sería reconocer haberse desentendido del complejo en cuanto a su gestión se refiere, no cuidarlo, dejarlo fenecer lentamente, propiciando de paso vicios y falencias, desidias e incumplimientos. Dejaron de pulir la ‘joya de la corona’. Esto es, sencillamente, lo que ha ocurrido. Y ahora se quiere que vengan otros a aprovecharse: parece que estamos oyendo el debate que aún no se ha iniciado: que si el pliego, que si el cánon, que si unidades de explotación, que si los trabajadores, que si la inversión se eleva, que hay que dejárselo a tal marca, que hay que poner más atracciones… O sea, el bla, bla, bla de casi siempre en la ciudad donde antes había debate y ahora parece que la anestesia predomina. O lo que es igual: indolencia e indiferencia.
     Lo peor es que si se consuma, ya no queda nada que privatizar. O ya nada será enteramente de los portuenses.

    

jueves, 9 de enero de 2014

UNA ESTACIÓN QUE REIVINDICAR

Muchas personas -lo vimos con nuestros propios ojos- buscaban refugio en las primeras horas de la mañana de hoy en las cafeterías y en los portales de los bloques de viviendas Cruz del Pino, en la avenida Hermanos Fernández Perdigón, del Puerto de la Cruz, en una mal llamada estación de guaguas porque las dependencias y las características de lo que hay no responden exactamente a eso.


Sufren -sufrimos- los usuarios cada vez que llueve. Y también en verano, con el sol del mediodía y el calor causando estragos desde el asfalto. Los lugares para acomodarse y hacer más llevadera una espera o una cola son los mismos, con lo que el problema dura todo el año.

Cabe preguntarse si no disponer de una estación de guaguas en condiciones merece una acción sin dilaciones o es una causa en la que empeñarse desde las redes sociales. Si tantos afanes se concentran para que construyan una infraestructura marítimo-portuaria, no deberían ser menores para poder contar con un centro de salidas y llegadas de transporte público en las más dignas condiciones. Es una puerta de entrada y salida a la ciudad, es verdad; luego tendrían que esmerarse las administraciones competentes para enjugar ese déficit que tan mala imagen desprende.

Es una de las carencias más notables y se pone de relieve, lo dicho, en cualquier estación, en cualquier época del año. La estación de guaguas fue clausurada en su momento por decisión judicial y por seguridad. La actual solución es provisional, de acuerdo, pero todos sabemos en lo que se convierten las provisionalidades en el Puerto de la Cruz. Se eternizan. Ha pasado mucho tiempo desde aquel cierre y apenas han trascendido avances para materializar la alternativa. Para colmo, se siguen realizando actividades en la plaza de ese edificio que, pese a estar cerrado y bloqueado, es también posada de indigentes. Ahora mismo, en dicha plaza, han colocado tinglados y puestos de feria o mercado.

En fin, una estampa nada edificante. En pleno centro de la ciudad. Lo peor, según las apariencias, es que vaya de largo. Y también peor es que los agentes sociales y turísticos se hayan resignado. Apenas en redes sociales se advierte alguna reivindicación. De verdad, es sorprendente tanta sensibilidad por el puerto que quieren construir y tanta indolencia por otra infraestructura terrestre, núcleo de conectividad con toda la isla, cuyas actuales condiciones causan pena y lástima. Así no puede hablarse de progreso ni de transformación, desde luego, sino de estancamiento y deficiencias que se eternizan más de lo debido.

miércoles, 8 de enero de 2014

PESE A LA DEFENSA DE CÁRDENAS...

Siempre rechazamos las burlas y los menosprecios a los discapacitados, no digamos los tratamientos mediáticos de ese tenor o el que se utilice su vulnerabilidad en público para obtener algún tipo de provecho, de ahí que apreciemos ese fallo del Tribunal Constitucional consistente en amparar a un ciudadano discapacitado físico y psíquico en un 66% que había sido entrevistado en un programa, ya desaparecido, de Tele 5, Crónicas marcianas.
La resolución condena a Xavier Sardá y a su colaborador Javier Cárdenas a indemnizar a la víctima, defendida por el letrado tinerfeño Angel Isidro Guimerá, a la cantidad de quince mil euros, al entender que el derecho al honor y a la propia imagen ha sido vulnerado. “Clara y censurable intención de burlarse de sus condiciones físicas y psíquicas, atentando de esa manera no solo contra sus derechos al honor y a la propia imagen sino incluso contra su dignidad”, dice uno de los párrafos de la sentencia.
Cárdenas ha publicado un texto en defensa propia. Tiene razón en lo del tiempo transcurrido y que el fallo del Constitucional se haya dado a conocer ahora, después de otros hechos en los que él mismo exponía aristas muy críticas, estableciendo una relación causa-efecto, cuando menos interpretable. Puede tenerla en lo que relata sobre la posición familiar, interesada en la obtención de buenos ingresos siempre y cuando se llevara a cabo la entrevista. Pero no la tiene en cuanto que, aún siendo verdad esto último, por principios y teniendo en cuenta los rasgos de la persona, había que negarse a realizarla para evitar escarnios y hasta los propios riesgos jurídicos que la iniciativa comportaba.
La persistencia y buen oficio del letrado han sido determinantes. Y lo que es un caso de sentido común cobra, con esta decisión del Alto Tribunal, una relevancia extraordinaria con vistas al futuro. Que lo tengan en cuenta medios, cadenas, directores y comunicadores: no se puede atentar contra la dignidad de una persona discapacitada. En su resolución, el Tribunal Constitucional -que corrige al Supremo, por cierto- impone a los poderes públicos un mandato de protección a las personas con discapacidad.
Hay que alegrarse de esta noticia porque las tentaciones proliferan en el universo mediático sin escrúpulos. Hay “espectáculos” -y es procedente entrecomillar el término- que no se deben producir y que resultan tan reprobables como intolerables. Ya hablamos de escarnios, como si fuera un valor agregado.

Ya lo ha señalado el Tribunal Constitucional. Nada menos.

martes, 7 de enero de 2014

LEY LOCAL: YA ESTÁ AQUÍ

Van publicándose las primeras tablas, los primeros cálculos y las primeras incidencias de la nueva Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Y van proliferando las primeras dudas ante tan serias consecuencias, especialmente las referidas a la reducción de miembros de la corporación local que tengan dedicación exclusiva o el número exacto de personal eventual o de confianza que será posible contratar. Han empezado a hablar entre sí los municipalistas, han empezado a llevarse las manos a la cabeza y a concluir que, de esa forma, de confirmarse, aquí, en los ayuntamientos, no hay quien haga política. Lo demás, ya saben, es fácil deducir: no habrá quien active o gestione proyectos, no habrá quien atienda a los vecinos en sus demandas más apremiantes, será difícil atender y negociar con proveedores…
            La nueva Ley fue publicada el penúltimo día del año en el Boletín Oficial del Estado. Alcaldes y concejales de todas las competencias, de todas las categorías municipales según el número de habitantes y de todos los colores políticos se lanzaron sin reserva a desmenuzarla. Solo el cierre del ejercicio o las aprobaciones presupuestarias, las festividades de estos días y las ocupaciones derivadas de las mismas han frenado algo esa concentración de energías en torno al qué se puede hacer.
            Poco, la verdad. Quedaba la tramitación parlamentaria pero la inflexibilidad de la mayoría popular, convertida de nuevo en rodillo, mantiene sombríos horizontes. Los grupos de oposición siguen revolviéndose pero las cartas, casi todas, están jugadas. Algún dirigente del partido gubernamental, como el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, deja abierta una ventana a la esperanza pero tampoco hay que hacerse grandes ilusiones. Ha llegado a decir que la Ley es una barbaridad y que en su comunidad no se va a aplicar. Báilame ese trompo en la uña si el presidente gallego se mantiene en sus trece…
            Los municipalistas van a saber lo que son ayuntamientos tan limitados y tan condicionados como fueron los franquistas, dicho sea sin exageración. Se acabó su condición de administración territorial más próxima, con un elenco competencial propio. Ahora van a desempeñar el papel de entidades subordinadas que habrán de ejecutar las competencias que les traspasen las comunidades autónomas. Y lo que es peor: ese traspaso global de las competencias de menos de veinte mil habitantes a diputaciones y cabildos significará, en la práctica, su instrumentalización para hacer concesiones administrativas (privatizar, en economía del lenguaje) de servicios públicos y sociales, de modo que será necesario revisar y ajustar tasas y precios públicos que aseguren tanto las subidas tributarias a las familias como el lucro de empresas y compañías que presten los servicios.
            Por cierto, será una excelente oportunidad para contrastar nuestra tesis ya publicada, el mito menos del que hemos hablado: el Tribunal de Cuentas ha publicado un informe en el que contablemente se demuestra que los servicios prestados por la iniciativa privada son más caros en los ayuntamientos de menos de veinte mil habitantes que los prestados por el sector público. Y además, son de menor calidad.
            El asunto llegará al Tribunal Constitucional pero, hasta entonces, tendrán que hacer las administraciones locales un severo proceso de reorganización. Y no olvidemos que en mayo del año próximo habrá de nuevo elecciones locales. Los partidos políticos, para entonces, deberán saber muy bien qué ofertar con respecto a la nueva normativa. La vía al Constitucional va a ser utilizada, según las primeras informaciones publicadas, por comunidades como Andalucía, Asturias, Canarias, Catalunya, Galicia y Castilla-León.
            De plasmarse esta voluntad, sin perjuicio de otros caminos que pueden emprender los grupos parlamentarios y los propios ayuntamientos, y a la espera de que haya en la próxima legislatura una composición distinta que permita modificarla, está claro que la ejecución de esta reforma, tan ideologizada o más que otras emprendidas por el Partido Popular, se verá salpicada por una inestabilidad institucional que, tal como están las cosas, no favorece al conjunto de la ciudadanía, bastante harta, por cierto, de diatribas entre políticos y enconos que a nada conducen.
            No nos queda nada. 


lunes, 6 de enero de 2014

AFECTOS PARA TAVÍO

“La isla te quiere”, fue la frase con la que concluyó Ricardo Melchior su canto elogioso a Ricardo Tavío mientras le hacía entrega de la bandera de Tenerife, culminando el acto de nombramiento de Hijo Ilustre, promovido por el Cabildo Insular. Fue el pasado mes de junio.  Tavío había sobrellevado la emoción con la naturalidad de su comportamiento, antes y durante el acto. O sea, que su respuesta fue la que podía esperarse. Siempre fue así: espontáneo, ocurrente, osado, desprendido… Y siempre respetando las formas.
Recordamos lo que escribimos entonces. El salón estaba lleno. Había gente de pie y en el exterior aguantaron como pudieron quienes no encontraron acomodo. La concesión del título de Hijo Ilustre había convocado a decenas de amigos, de excompañeros y de paisanos que siempre vieron en Ricardo Tavío un espejo de bonhomía y, sobre todo, de compromiso. Porque, en todo aquello que asumió, desempeñó el papel de llevar a la práctica las encomiendas que recibía. Lo hizo desde la etapa de estudiante. Y después, en todos los cometidos, profesionales o no, en los que fue sujeto activo. Lo mejor fue que todo lo hizo sin afanes de lucimiento, sin mínimas ganas de protagonismo. Un quehacer silencioso el suyo. Contribuyendo como una pieza más. Respetuoso con el pluralismo de ideas y de planteamientos. En el deporte, en la cultura (sobre todo, en la música), en el turismo, en su trayectoria profesional, en los ámbitos marítimo y empresarial, y hasta en la política, Tavío brilló por su discreción, por su eficacia silenciosa. Prefirió siempre la distensión antes que el encono. Arregló no pocas asperezas con ese modo de ser. Su tocayo presidente, después de recordar el paso por la Corporación insular, habló de un “inquebrantable amor a la tierra” y de “un ejemplar sentido de la lealtad y la amistad”.
Meses después de aquel acto nos reencontramos en otro homenaje al margen de la institucionalidad. Repetimos muchos. Lo promovió y lo hizo casi todo su buen amigo Eduardo Solís García-Talavera. Al pie del monte Las Mercedes, cuando declinaban los rigores estivales, recordamos el desarrollo de aquella convocatoria y tantos otros momentos gratos. El mundo del turismo, del norte y del sur, de la capital, sus familiares, volvieron a arroparle. Su mirada seguía siendo la misma, la que sorteaba emociones cuando seguíamos la proyección del audiovisual que definía los rasgos de una personalidad y de una trayectoria.  Fue nombrando, en evidente sentido de gratitud, a quienes identificaba. A Juanjo Iglesias, destacado profesional de la hostelería, lo volvió a llamar maestro. Habló del norte y del sur turísticos y no en claves de rivalidad, precisamente. Tavío, en su pormenorizada e improvisada intervención, navegó sobre la memoria de los presentes y ahí siempre se arranca sonrisas. Si en el Cabildo había recibido la bandera con gesto emocionado, los besos y los abrazos le llovieron en Las Mercedes como un ciudadano al que siempre animaron causas nobles. Ni la enfermedad parecía que podría con él.

Pero ha dicho adiós definitivamente. Estos afectos postreros fueron la mejor prueba de lo que supo granjearse. Hasta siempre, Tavío.

sábado, 4 de enero de 2014

VAYA SUERTE LA DEL PUERTO

Que nos perdonen los participantes pero debió tener ribetes de astracanada la reunión convocada por el Círculo de Empresarios del Norte de Tenerife, el penúltimo día del año pasado en un hotel del Puerto de la Cruz. Bien es verdad que por lo publicado y por algunas versiones que circulan, la farsa se trocó en realidad, o por lo menos se aproxima y es de agradecer que la controversia que ha envuelto durante los últimos años al proyecto de infraestructura marítima en la ciudad -una vieja aspiración, sin duda- empiece a dejar de serlo, siquiera para dejar de alimentar falsas expectativas e ilusiones vanas. Y malestar ciudadano, todo hay que decirlo.
Ni línea marítima con La Palma ni operaciones de ferries o cruceros y unas instalaciones similares a las de Garachico: ese era, en titulares, el resumen de la reunión. Los anuncios hechos por el presidente del Cabildo Insular, Carlos Alonso, debieron descomponer al alcalde Marcos Brito, sentado a su lado, y a muchos de los asistentes que creían no ya en la viabilidad del proyecto sino en que éste representa una panacea para el futuro económico y social de la ciudad.
Un fiasco, pues, rotundo y morrocotudo, del que no nos alegramos, sinceramente, aunque pudiéramos esgrimir que las conclusiones ya fueron avanzadas por quien suscribe hace algún tiempo. Las frecuencias marítimas basadas en tráfico de pasajeros no son rentables; los atraques de buques de determinadas características deben ajustarse a rutas y puertos adecuados; los rasgos del mar del norte no favorecen (al menos en una época del año) y para tener otro Garachico, aunque los propietarios de yates y embarcaciones se puedan molestar, pues no es plan. Y la gran cuestión: por el mar no llegan los turistas ni se reactivará la economía productiva.
Bien, dicho esto, fijémonos en algunos aspectos de la reunión que llaman la atención. Primero, el proyecto en sí mismo, encargado por el Cabildo Insular, con la bocana orientada al naciente, según fotocopias o reproducciones de planos de las informaciones publicadas. El presidente de la misma institución obvia que cuando ésta era competente en esa infraestructura, el anterior presidente encargó un proyecto que generó acuerdos tanto en la administración insular como en la local. En la primera redacción, en efecto, estaba enfocada hacia el poniente, hacia Playa Jardín-Punta Brava, para entendernos. Costas rechazó este modelo por entender que las operaciones y el movimiento de buques perjudicarían esa zona natural de baño y sus escolleras semisumergidas.
Segundo, ¿de quién es o será el puerto, si es que alguna vez se construye, a la vista de las declaraciones del presidente del Cabildo? En abril de 2003, fue declarado de interés general por el Gobierno de Canarias, por lo que la autonómica pasó a ser la administración competente. El gobierno insular desoyó el primer proyecto y se sitúa ahora, aparentemente, como el organismo competente. Sería muy conveniente y positivo, ocurra lo que ocurra, que se esclarezca la duda, no sea que se dé lugar a un conflicto de competencias sobre hechos consumados en los que siempre hay margen para el entretenimiento y la confusión, amén de si supera la nueva orientación la prueba de Costas.
Y en tercer término, vamos con otra cuestión de fondo ante la que hay que estar muy vigilantes: los terrenos del actual campo de fútbol El Peñón, que eran de titularidad municipal, añadidos los de la explanada, reservados en su día en el planeamiento para la realización de un proyecto de parque marítimo cuya titularidad correspondía al Ayuntamiento mediante una concesión administrativa de Costas.  El solar de la explanada ganada al mar, efectivamente, estaba defendido por una escollera construida con fondos propios de importe superior a los ochocientos millones de las pesetas de los años ochenta. Todo eso formaba parte del patrimonio municipal y que ahora mismo, sobre el papel, se ha evaporado sin ninguna contraprestación para los portuenses. ¡Vaya gestión brillante!
¿Por qué hay que estar atentos? Pues porque se trata de evitar especulaciones en el marco de una solución que, teóricamente, debe ser buena para el municipio y los intereses generales. El parque marítimo es necesario: tiene que ser a la ciudad lo que fue el Lago en los años setenta y ochenta, o sea, un complejo productivo, con atractivos suficientes para funcionar todo el año, a ser posible, las veinticuatro horas del día. Luego, hay que saber muy bien cuál va a ser su contenido. Es lógico que la gente se asuste cuando ha escuchado o leído lo del centro comercial (¡otro más!: no ha habido mucha suerte en el municipio con esta fórmula). Ese contenido, independientemente de la conexión fehaciente con el puerto a construir y de la dotación de aparcamientos, debe estar acompañado de un serio estudio de mercado y de una planificación que tenga presente el impacto sobre el comercio y la industria local. Eso y más es lo que hay que fiscalizar porque, supuestamente, estamos ante una decisión estructurante de clara incidencia en la ordenación del litoral y en la actividad social y económica de la ciudad de los próximos decenios. Los portuenses deben exigir transparencia en la tramitación de este asunto: se va a construir sobre algo que es suyo, que tiene su valor y que no puede desmerecer tal como están las cosas en la maltrecha economía municipal.
P.S.- Cuando habíamos escrito que la astracanada igual nos acercaba definitivamente a la realidad, resulta que el gobierno local, con el alcalde a la cabeza, como gustaba decir en el pasado, aparece en la escena expresando su disconformidad con el giro y las previsiones que se tienen sobre el puerto. Y aunque nada tenga que ver con lo que nos ocupa, el presidente del Cabildo Insular, casi al unísono, como si fuera para compensar o templar gaitas, suelta, con aires de ocurrencia pues, que el casino de juego puede volver al Taoro, si se acomete, claro, la actuación por la que hemos venido abogando desde hace años. ¿Dice algo el Consorcio al respecto?

Como éramos pocos… Vaya suerte la del Puerto. Siga la astracanada.

viernes, 3 de enero de 2014

RESPETAR A LOS DISCAPACITADOS

Siempre rechazamos las burlas y los menosprecios a los discapacitados, no digamos los tratamientos mediáticos de ese tenor o el que se utilice su vulnerabilidad en público para obtener algún tipo de provecho, de ahí que apreciemos ese fallo del Tribunal Constitucional consistente en amparar a un ciudadano discapacitado físico y psíquico en un 66% que había sido entrevistado en un programa, ya desaparecido, de Tele 5, Crónicas marcianas.
La resolución condena a Xavier Sardá y a su colaborador Javier Cárdenas a indemnizar a la víctima, defendida por el letrado tinerfeño Angel Isidro Guimerá, a la cantidad de quince mil euros, al entender que el derecho al honor y a la propia imagen ha sido vulnerado. “Clara y censurable intención de burlarse de sus condiciones físicas y psíquicas, atentando de esa manera no solo contra sus derechos al honor y a la propia imagen sino incluso contra su dignidad”, dice uno de los párrafos de la sentencia.
La persistencia y buen oficio del letrado han sido determinantes. Y lo que es un caso de sentido común cobra, con esta decisión del Alto Tribunal, una relevancia extraordinaria con vistas al futuro. Que lo tengan en cuenta medios, cadenas, directores y comunicadores: no se puede atentar contra la dignidad de una persona discapacitada. En su resolución, el Tribunal Constitucional -que corrige al Supremo, por cierto- impone a los poderes públicos un mandato de protección a las personas con discapacidad.
Hay que alegrarse de esta noticia porque las tentaciones proliferan en el universo mediático sin escrúpulos. Hay “espectáculos” -y es procedente entrecomillar el término- que no se deben producir y que resultan tan reprobables como intolerables.

Ya lo ha señalado el Tribunal Constitucional. Nada menos.

jueves, 2 de enero de 2014

LA CRISIS EN LOS MEDIOS

El año que todo el mundo quería que acabase se saldó con un balance desolador para los medios de comunicación: casi cuatro mil quinientos periodistas perdieron su empleo en España, en tanto que se registró el cierre de setenta y tres medios de comunicación. Números para desasosegarse, desde luego. Como lo son los que se contabilizan en el sector en el quinquenio 2008-13: doscientos ochenta y cuatro medios que desaparecieron y once mil ciento cincuenta y un puestos de trabajo que ya no están.
Tremendo. La crisis en el sector ha impactado de forma brutal y las expectativas de remontada son bastante limitadas. Quienes creían que el sector audiovisual resistiría, han comprobado que una cadena radiofónica, Punto Radio, también echó el cierre en 2013; que una cadena autonómica de televisión como Canal Nou, en la Comunidad Valenciana, se fue a negro; que TeleMadrid ha aplicado un expediente de regulación de empleo que afecta a casi novecientos trabajadores; y que alguna cabecera privada del Grupo Intereconomía anda pidiendo agua por señas para tratar de evitar el cierre.
Pero es en la prensa donde se ceba la crisis. El informe de la Asociación de la Prensa de Madrid refleja que desde 2008 han desaparecido ciento ochenta y dos cabeceras, treinta y un periódicos, once publicaciones gratuitas y veinte medios digitales. Los ingresos en los medios escritos, según este mismo informe, han disminuido un 32%.
Malos tiempos, desde luego, para un sector que sigue debatiéndose en las incertidumbres del futuro. Las consecuencias ya se han contratado en todos los órdenes: menos empleo, más precarización en el que sobrevive, menos calidad en los productos, menos opciones, menos pluralismo, menor capacidad, en fin, para el ejercicio del periodismo y de la comunicación.

Malos tiempos. Y lo peor, que la cosa se prolonga.

miércoles, 1 de enero de 2014

SÍ SE PUEDE...

En las primeras luces del nuevo año, mientras se apagan las voces y los ecos de quienes se resisten a poner punto final a la fiesta, la vida recobra los propósitos en tanto se comprueban las hojas del almanaque y evoca a quienes ya no están entre nosotros y a quienes lo dieron todo y amaron sin límite sin ser correspondidos.
Qué injusta la vida, ¿verdad? Siempre abriendo brechas de desigualdad y dejando en el camino afanes e intenciones. Dentro de nada, con el concierto de Viena en la tele, con las llamadas y los mensajes de quienes ayer no tuvieron tiempo o quedaron en el olvido, con las primeras anotaciones en la nueva agenda, con una infusión aliviadora, todo volverá a ser como antes. Como siempre.
Y hay que seguir, reflexiones incluidas. Porque aletargarse y resignarse parece de conformistas demodé. Ya luce el sol y la nieve del pico se adivina sugerente. El mar espera.

Bienvenido 2014! Se te otea empinado, luego hay que tener suerte, motivación y perseverancia para rebasar la cuesta. Sí se puede… Claro que sí.