Los fondos del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdhal (MACEW) están expuestos en el Museo de Arte Contemporáneo Conde Duque de Madrid.
La colección, ya saben, fue donada por el genial artista sueco al Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias y pudo se rescatada, cuando el abandono y la falta de conservación amenazaban con estragos irreversibles, hasta su emplazamiento en la Casa de la Aduana, junto al refugio pesquero, allí donde el letrado José Arozena, en cierta ocasión de plena efervescencia oratoria, interrumpió su pieza al aparecer el profesor Antonio González:
-¡Un momento! Está entrando don Antonio, el primero de todos nosotros.
La colección, de arte surrealista, abstracto y moderno, es un canto a la creación insólita, a los conceptos vanguardistas de la década de los años treinta del pasado siglo que eclosionó en la primera exposición surrealista que se celebró en el mundo y que tuvo marco el Círculo de Bellas Artes de la capital tinerfeña.
Es una serie digna de admiración que prestigia al Instituto y distingue a la ciudad en su acervo cultural y patrimonial y en la oferta estable que puede hacer a lo largo del año. Se la han llevado a Madrid, para darla a conocer y para proyectarla. Para Westerdhal, y los surrealistas todos, los encasillamientos estaban prohibidos, de ahí que la universalización de su producción mereciera escenarios como el dispuesto en la capital del Reino.
La colección reúne obras de Oscar Domínguez, de Manolo Millares, de Felo Monzón, de Ferrant y de Juan Ismael, entre otros autores. “La gente tiene que saber cuánto esfuerzo hubo que hacer para que un hombre solo [Westerdhal] tuviera la generosidad de trabajar de esta manera a favor de una idea: la del arte para todos”, dijo Eduardo Alamitos, director de museos de arte contemporáneo de la capital madrileña.
Esfuerzo también el del Instituto de Estudios Hispánicos cuya dirección lleva tiempo empeñada en enriquecer y dar consistencia a la actividad cultural del municipio que, después de haber alcanzado unos niveles más que estimables, parece que empieza a declinar y a interesar bastante menos, precisamente por falta de opciones y alternativas.
La colección, ya saben, fue donada por el genial artista sueco al Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias y pudo se rescatada, cuando el abandono y la falta de conservación amenazaban con estragos irreversibles, hasta su emplazamiento en la Casa de la Aduana, junto al refugio pesquero, allí donde el letrado José Arozena, en cierta ocasión de plena efervescencia oratoria, interrumpió su pieza al aparecer el profesor Antonio González:
-¡Un momento! Está entrando don Antonio, el primero de todos nosotros.
La colección, de arte surrealista, abstracto y moderno, es un canto a la creación insólita, a los conceptos vanguardistas de la década de los años treinta del pasado siglo que eclosionó en la primera exposición surrealista que se celebró en el mundo y que tuvo marco el Círculo de Bellas Artes de la capital tinerfeña.
Es una serie digna de admiración que prestigia al Instituto y distingue a la ciudad en su acervo cultural y patrimonial y en la oferta estable que puede hacer a lo largo del año. Se la han llevado a Madrid, para darla a conocer y para proyectarla. Para Westerdhal, y los surrealistas todos, los encasillamientos estaban prohibidos, de ahí que la universalización de su producción mereciera escenarios como el dispuesto en la capital del Reino.
La colección reúne obras de Oscar Domínguez, de Manolo Millares, de Felo Monzón, de Ferrant y de Juan Ismael, entre otros autores. “La gente tiene que saber cuánto esfuerzo hubo que hacer para que un hombre solo [Westerdhal] tuviera la generosidad de trabajar de esta manera a favor de una idea: la del arte para todos”, dijo Eduardo Alamitos, director de museos de arte contemporáneo de la capital madrileña.
Esfuerzo también el del Instituto de Estudios Hispánicos cuya dirección lleva tiempo empeñada en enriquecer y dar consistencia a la actividad cultural del municipio que, después de haber alcanzado unos niveles más que estimables, parece que empieza a declinar y a interesar bastante menos, precisamente por falta de opciones y alternativas.
P.S.- Una felicitación cordial y sincera para quienes han sido Premios Canarias 2010. La Obra Social Acogida y Desarrollo (Acciones Altruistas y Solidarias), Manuel Medina Ortega (Internacional) y José Antonio Pardellas Casasa (Comunicación) han sido distinguidos. Una trayectoria ejemplar les avala. ¡Enhorabuena!
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