El machismo criminal se ha cobrado cincuenta y siete víctimas mortales en lo que va de año. Es una cifra elevada. Si hubiera una sola víctima, también sería elevada. Es un hecho inasumible, una lacra social de la que deriva una forma de discriminación social.
Hoy habrá concentraciones, convocatorias, declaraciones y actos con los que recordar una fecha que entraña sensibilidad. Las mujeres siguen reivindicando solidaridad. Aspiran, con toda legitimidad, a que no haya una agresión, una víctima más. La respuesta debe seguir siendo numerosa y debe significar algo más que una demanda de seguridad. Ha de ser un mensaje para impulsar un cambio de cultura, de conducta y de comportamientos.
Se dispone de una herramienta potente en el estado de derecho, la Ley Integral contra la violencia de género. Hay que perseverar en su aplicación y en su desarrollo pues resulta evidente que en cada ocasión que se pone en peligro la integridad física y psíquica de una mujer se produce una vulneración de los derechos fundamentales desde todo punto de vista inadmisible.
No estás sola, mensaje de una iniciativa de comunicación con la que se quiere acentuar la sensibilidad e implicar a la ciudadanía en la lucha contra la violencia machista. Es claro que la responsabilidad no debe recaer únicamente sobre las víctimas. La mujer no debe sentirse sola, de ahí que las instituciones públicas impulsen acciones que condenen los hechos y contribuyan a cambiar esos hábitos y esa cultura.
Lo importante: el rechazo a la violencia, fomentar valores de igualdad, seguir trabajando para que la repulsa sea indiscutible y lograr esa tolerancia cero ante la violencia contra las mujeres.
Porque no están solas.
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