martes, 24 de noviembre de 2009

PREU 1969-70

Llegamos en el curso 1969-70, una vez finalizado el bachillerato, en el colegio 'Gran Poder de Dios'. Ibamos a cursar el Preuniversitario, el popular 'Preu', con su prueba de madurez para acceder a la Universidad.

Llegamos con alguna incertidumbre pero confiados en los comentarios convergentes: buen ambiente, adecuada organización, excelente profesorado... El colegio San Agustín, de Los Realejos, nos abría sus puertas. El centro tenía la buena fama de haber formado a centenares de alumnos de varias localidades de la comarca.

Allí llegamos, junto con otros compañeros portuenses, Andrés Carballo Rodríguez, Domingo Perera Pérez, Gerardo González Movilla, Mario Torres Rodríguez y Manuel Mederos González. Con los dos primeros habíamos escogido Letras a la hora de cursar el bachiller superior. Desde el Puerto de la Cruz también se incorporaba Astrid Breittenstroter, a la que reconocíamos porque acompañaba constantemente a su madre cuando ésta disfrutaba de las aguas de Martiánez.

Y allí conocimos a compañeras y compañeros que, al cabo del primer trimestre, ya formábamos un grupo compacto y bien compenetrado. Empezábamos a madurar, había diferencias y seguro que hasta algún recelo pero la calidad humana se impuso. La prueba es que, con el paso del tiempo, situados ya cada cual en el lugar elegido en los órdenes de la vida, y alguno hasta jubilado -curiosamente, parece que ninguno abuela ni abuelo, por ahora-, nos seguimos respetando y viendo una vez al año para desgranar las vivencias y los recuerdos de nuestro paso por el San Agustín realejero.

Al colegio llegábamos cada mañana en un microbús que hacía un recorrido por el valle para recoger a los alumnos. El aula estaba a la izquierda, según se entraba. Era una suerte de garaje habilitado. Don Rafael Yanes, el director constante y celoso, seguía siempre atento tanto la entrada como la salida. Creo recordar que eran más numerosos los que cursaban Ciencias. Había horarios y espacios distintos para quienes seguíamos Letras.

Allí tradujimos La Ilíada y La Eneida, guiados por una excelente profesora, doña Orencia, que enfermó durante el curso una breve temporada y fue sustituida por Jerónimo, ya licenciado, que había sido también alumno suyo. Inglés enseñaba Félix Calzadilla, que venía desde La Orotava y caminaba desde la parada de las guaguas como un auténtico 'lord'. Don Félix pronunciaba de forma exquisita las terminaciones -ted y -ded y en su método aparecía la traducción de textos del 'Reader's Digest' cuyo número en inglés comprábamos en alguna librería portuense. Dos hermanas, Conchita y Mari Carmen, enseñaban sus asignaturas de forma muy pragmática: nos hacían leer libros y textos sobre los que habríamos de elaborar algún trabajo que serían archivados para su reutilización en cualquier momento.

En aquel curso se produjo un hecho muy llamativo: la inauguración de un polideportivo descubierto en unos terrenos próximos al colegio. Era lo que faltaba al centro y la constancia de don Rafael fue decisiva para su materialización por fases. En el polideportivo algunos hasta hicimos pinitos arbitrales de baloncesto.

Aquella promoción de Preu 1969-70 forjó maestros, arquitectos, médicos y profesionales de distinta ramas. Las mujeres, encabezadas por Milagros Palmero, que era muy memoriona y sabía mucho latín, eran todas encantadoras. A ellas y a ellos (los Francisco, Víctor, Echagüe...) les movían los afanes de juventud, las corrientes musicales de entonces, los gustos y las modas de aquella época. De todo eso hablábamos en el desplazamiento matinal, en el tiempo de recreo o a la salida, cuando bajábamos al Puerto en el 'Mercedes' de Movilla o nos poníamos a hacer auto-stop en la intersección de la carretera general, antes de La Carrera o de Los Barros.

Aquella promoción tiene la buena y sana costumbre de reunirse a almorzar una vez al año, la última el pasado fin de semana. Era la ocasión para felicitar al presidente del sindicato internacional de futbolistas, el mismo Movilla, pero no llegó a tiempo. Hubo menos discursos que otra veces ("Es que estamos en crisis", Fernando Echagüe dixit) pero recuperamos anécdotas, escuchamos chistes y pasamos un rato muy agradable, de sana amistad.

Y echamos en falta, nuevamente, a dos compañeros: Juan Rodríguez y Domingo Domínguez. Ellos también aportaron su sello personal a la promoción del Preu 1969-70 del colegio San Agustín de Los Realejos.

Al final, posamos de esta guisa.



1 comentario:

Salvador García Llanos dijo...

Queridísimo Salvador:

Mi marido me envió el e-mail que contenía tu crónica sobre nuestro “preu”…¡No sabes lo bien que me siento, al ver la suerte que tenemos de contar con un periodista de lujo como tú!

Me ha encantado (aunque me llames memoriona- ¡yo que creía que no se me notaba tanto!).

No sé si los otros compañeros la habrán leído; intentaré hacérsela conocer a cuantos pueda.

Sinceramente, está maravillosa.

Un fuerte abrazo y ¡Felices Pascuas!

Milagros Palmero.