lunes, 3 de octubre de 2016

RIGOR Y RASGOS LOCALES EN 'CATHARUM'

Tuvimos ocasión de presentar días pasados el número 15 de Catharum, revista de ciencias y humanidades que edita el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC). Dijimos lo siguiente:

Cecilia Domínguez Luis aporta un inconfundible acento poético: La sed que no acaba.
Rui Campos Matos nos mete de lleno en la relación entre Madeira y Canarias en el siglo XIX, antecesores de la oferta de los ‘health resorts’ atlánticos orientados al turismo terapéutico.
Gabriel Bello Reguera profundiza en un asunto de actualidad que tanto llama la atención: el burka y las mujeres-bomba musulmanas.
Alberto Javier Báez García reseña, en unos ilustrativos apuntes, el modelo actual de la isla Guam: una economía dependiente.
Manuel de Paz Sánchez escribe del trigo de los pobres. La recepción del maíz en el Viejo Mundo.
Y Braulio Manuel Fraga González relata la trayectoria del profesor Eric R. Allen, un científico inglés nacido en ‘Puerto de La Orotava’.

Estos son los seis autores y sus correspondientes trabajos que dan contenido a las setenta y cuatro páginas del número quince de la revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Catharum, cuya dirección está a cargo de Miguel Machado Bonde.

La nueva entrega de la publicación está repleta de sugerencias, elementos informativos y frutos de sesudas investigaciones que confirman la vocación que alumbró desde el primer número: el cientificismo y el rigor se abrazan en un producto apto para todos aquellos que quieren enriquecer sus conocimientos y contrastar las aportaciones de quienes acreditan sus respectivas trayectorias con interesantísimos textos.

Textos que van desde la poesía a la prosa descriptiva; desde la investigación historicista a la expresión de experiencias subjetivas; desde los análisis minuciosos al descubrimiento de un estudioso de la contaminación atmosférica nacido en esta localidad.

Las páginas de Catharum se desmenuzan con avidez lectora, incluso para profanos en las materias que abordan los trabajos de los que hablamos.

Porque la orotavense Cecilia Domínguez Luis, maestra y filóloga, académica de la Canaria de la Lengua, premio Canarias de literatura, transmite su sensibilidad desde la sed que no acaba, la figura poética que toma de unos versos de Luis Feria incluidos en su libro espléndidamente titulado, Cuchillo casi flor. La escritora bebe también de las fuentes de Pedro García Cabrera -afortunada oyente en directo del recitado “Con la mano en la sangre”- y de una suerte de pugilato literario entre Isaac de Vega y Rafael Arozarena, vivido en una cafetería de la santacrucera avenida Anaga, en “tiempos de amistad bajo un solo cerezo”.

Domínguez confiesa que, con ellos y otros poetas, aprendió que “la escritura es indagación constante en lo invisible y en lo oscuro, una inacabable búsqueda de espacios en los que extraviar nuestros pasos”. Por eso descubrió a Feria, “niño y adolescente”, en sus Fábulas de octubre, uno de cuyos ejemplares le regaló para labrar una sincera amistad pese a algún altibajo anecdótico.

Entre esos otros poetas también figura el inolvidable Arturo Maccanti, cuya poesía le pareció llena de melancolía y tristeza, acaso influida por algunas adversas circunstancias familiares. “Amor o nada”, un célebre soneto de Arturo, es reproducido por Cecilia Domínguez que, cruzando correspondencia con el autor lagunero -profesional del turismo que se desenvolvió muchos años en esta ciudad-, le contestó a esa proclama poética con una décima que no llegó a completarse. Ni tarde ni temprano, como el título de uno de sus poemas.

La autora orotavense sigue teniendo sed pero su generosidad nos regala esta bellísima composición final:

“No sé si realmente fue así pero sí tengo la certeza de que el doncel de Guerea habita ahora en un bosque sin dolor; Luis Feria habrá reencontrado al niño que siempre fue; Rafael estará brindando en el banquete de los ajustadores y acompañando a Isaac que seguirá recorriendo los barrancos de ‘ljuana’; y Pedro habrá encontrado por fin sus naranjas en ese otro mar infinito”.

El Atlántico es el inmenso espacio donde coexisten las islas de la Macaronésia, un concepto biogeográfico y botánico que engloba a Açores, Madeira, Canarias y Cabo Verde con algunos de cuyos representantes legislativos tuvimos oportunidad de convivir en las Jornadas Parlamentarias Atlánticas del pasado mes de junio en la cámara autonómica.

Clima agradable, reducidas oscilaciones térmicas, naturaleza rica y variada… De esas premisas climáticas arranca el arquitecto portugués Rui Campos Matos para acercarnos a la arquitectura del turismo terapéutico en la Madeira y Canarias del siglo XIX, calificados como dos ‘health resorts’ atlánticos.

Quien quiera conocer los orígenes y las características tipológicas de las célebres quintas madeirenses, tiene en esta publicación un valioso documento de consulta, en el que también se alude a la comparación con las fincas o casas de veraneo canarias.

“La quinta de Madeira -concluye Campos Matos- parece proceder de la ‘casa bloque’ -un tipo compacto, en que todas las dependencias de la vivienda, establos y almacenes se situaban bajo el mismo tejado- mientras que en las islas Canarias prevaleció la ‘casa patio’, donde cada uno de estos usos se organizaba en torno a un patio”.

Para el autor de este trabajo, la casa tradicional madeirense, tipo compacto y rodeado por un jardín, fácilmente se adaptó a las exigencias de confort de los visitantes británicos. “Estos contrastes -señala- más allá de los más diversos factores de orden histórico, social y económico que aproximaron o alejaron los dos archipiélagos atlánticos, nos ayudan a percibir mejor las especificidades de cada uno de ellos, así como el papel que desempeñaron -y aún hoy desempeñan- en la historia del turismo europeo”.

La interpretación que hace el catedrático de Filosofía Ética y Política de la Universidad de La Laguna, Gabriel Bello Reguera, de la aparición del burka y sus consecuencias, de su significación transcultural, nos introduce en una controversia de actualidad que no termina de cerrarse. Las respuestas al uso de la prenda son muy dispares, entre la intransigencia o la tolerancia.

Y es que el burka parece estar envuelto en una cierta vulnerabilidad desde tiempos preislámicos, cuando comenzó a ser usado -tal como hemos sabido de la investigación del profesor Bello- por hombres y mujeres en países desérticos como protección contra la arena movida por la fuerza del viento. A partir de ahí, habría sido utilizado para proteger a las mujeres jóvenes de ser raptadas con fines sexuales y procreativos por varones pertenecientes a grupos tribales diferentes.

Su texto incluye una casuística que desmenuza razones y sinrazones de la propia identidad y de las consecuencias fatales, sean cuales sean las formas que predominen. Las creencias, independientemente de las diferentes expresiones culturales, teológicas o filosóficas, para Bello Reguera “encubren una significación estructuralmente política”.

Guam, la isla mayor del archipiélago de las islas Marianas, denominadas así en honor a la reina Mariana de Austria. Situadas al este de Filipinas, descubiertas en el siglo XVI. Guam mantiene una posición relevante debido al mayor número de habitantes residentes.

Hasta allí ha llegado el investigador predoctoral Alberto Báez García, profesor adjunto en la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte, dependiente de La Laguna y con sede en nuestra ciudad, para escribir sus apuntes de una economía dependiente referida a Guam. Relata primero una sinopsis histórica, en la que destaca la influencia de los Estados Unidos y la presencia militar. Hablamos de un territorio no incorporado de Norteamérica. Los ciudadanos de la isla disponen de pasaporte estadounidense y de libre movilidad dentro de la Unión. Pero aún no pueden votar en las elecciones presidenciales, tan próximas en el tiempo. Desde hace cinco años, Guam forma parte del Foro de Islas del Pacífico como miembro observador.

Y luego entra en detalles del peculiar modelo de este territorio insular que depende de gastos gubernamentales e inversiones militares debido a una balanza comercial negativa. Lo que son las cosas: casi todos hablando del gigante asiático y luego encontramos esta isla de apenas setenta y cinco mil habitantes activos cuyo Producto Interior Bruto (PIB) ronda los cuatro billones de dólares anuales, aunque la mitad responde a instituciones gubernamentales.

La conclusión de Báez es nítida: “Para los Estados Unidos, Guam es una isla central en la política de defensa ante posibles ataques procedentes del continente asiático; de ahí la posición de máxima relevancia de una pequeña isla en medio del océano que no necesita de ayuda económica constante, en la que el ejército tiene y tendrá un papel fundamental”.

El relato que hace el catedrático de Historia de América en la Universidad de La Laguna, Manuel de Paz Sánchez, para describir la recepción del maíz en el Viejo Mundo es una pletórica explicación de los orígenes, del ir y venir de la simiente. Los múltiples emplazamientos geográficos y la sucesión de fechas, así como de los testimonios que cita, hacen el relato aún más atractivo.
Una referencia a nuestros lares para invitar a la lectura. Escribe de Paz: “Una alusión similar, aunque mucho más tardía, fue la que realizó en 1812 Alonso de Nava, marqués de Villanueva del Prado, promotor de la Real Sociedad Económica tinerfeña erigida en 1777 y; por otra parte, principal mentor del jardín botánico del Puerto de la Cruz que se fundó por orden real en 1788:

Los griegos conocieron el gofio pues no parece que es otra cosa la masa de que hacían uso, y que Hipócrates menciona quando ordena que en la enfermedad del hígado, que llama hepatites, se dé al enfermo después de la crisis pan o masa según aquello a lo que esté acostumbrado.

Hasta en la poesía desgrana Manuel de Paz Sánchez el maíz de los pobres, cuyo cultivo se extiende por España después del Descubrimiento de América. De la península pasa a Italia y a otros países europeos y del norte de África. Al mismo tiempo, pudo llegar a Francia, Inglaterra y los territorios alemanes a través de diversas vías, lo que debió influir en los diferentes nombres que se le otorgan a la planta.

La conclusión del autor es que “la frecuencia de la utilización de la voz maíz en los vocabularios, en la poesía y en las obras dramáticas, debido a su impacto popular, parece contribuir a la idea de que el cultivo del vegetal americano se consolida, en España, y seguramente, en el resto de Europa, en el tránsito de los siglos XVI al XVII, aunque el gran boom de su cultivo y consumo es un fenómeno más tardío y paralelo al crecimiento demográfico”.

Finalmente, todo un descubrimiento. El profesor de investigación del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Braulio Fraga González, nos brinda la oportunidad de conocer a Eric Raymond Allen, un científico inglés nacido en el denominado “Puerto de La Orotava”, en 1932. En el trabajo se explica el por qué de esa localización. Falleció en 2009, año en que se publica su obituario en una prestigiosa revista científica. Cuando Fraga lee “Puerto de La Orotava”, se siente atraído e indaga sobre la personalidad de quien era un investigador de la contaminación atmosférica, campo distinto al suyo, la química de los productos naturales.

Y a partir de ahí, toda una narración sobre este portuense que de niño, por traslado familiar, residió en Gran Canaria, que terminó licenciándose en Ciencias Químicas por la Universidad de Liverpool y que alcanzó un gran prestigio en el ámbito de la investigación e impartió clases en distintas universidades norteamericanas. En una de ellas, Florida, el profesor Allen desarrolló técnicas para caracterizar los niveles de contaminación del aire con hidrocarburos aromáticos, policíclicos y llevó a cabo una destacada investigación en el campo de la biofiltración.

Braulio Fraga hace hincapié en que el portuense Allen estuvo muy interesado en el estudio del impacto de los contaminantes atmosféricos en los montes meridionales de los Estados Unidos. Y en los efectos producidos por las emisiones de terpenos e hidrocarburos de sus pinares en el cambio climático.

¡Ah! Sus aficiones personales: los modelos de trenes, la fotografía, la música clásica y el jazz. Fue un entusiasta seguidor del equipo de béisbol de la Universidad de Colorado, heredando el interés por el deporte de su padre, Víctor Albert, uno de los promotores, junto con otros compatriotas ingleses, de la Unión Deportiva Las Palmas, fundada a finales de los años cuarenta del pasado siglo.
En fin, seis enjundiosos trabajos para hacer del número quince de Catharum una publicación cuyos contenidos sobresalen por el rigor no exento de concesiones a rasgos locales que, una vez descubiertos, siempre son de agradecer.

Enhorabuena a los autores y a los responsables de la edición.


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