Hay informaciones preocupantes, desde luego. Y ésta es una de ellas: tras la primera Evaluación General de Diagnóstico realizada por el ministerio de Educación para determinar el nivel de competencia de los escolares de cuarto de Primaria en lingüística, matemáticas, interacción con el medio y habilidades sociales y ciudadanas, Canarias suspende de forma notable. El estudio fue realizado el año pasado, participaron casi veintinueve mil escolares y los resultados más positivos se registraron en La Rioja, Asturias y Castilla León.
O sea, que disponemos de otro lugar poco agraciado en un nuevo 'ranking': estábamos a la cabeza del índice de desempleados y a la cola de los sueldos más bajos. Nuestra posición no es mucho más brillante en la aplicación de la Ley de dependencia y no digamos en las listas de espera. Y ahora, los niños canarios no sobrepasan las materias señaladas en el párrafo anterior.
Ya tiene la comunidad educativa, próximo a iniciarse el período vacacional, un serio motivo de reflexión, por mucho que se quiera relativizar el estudio y sus resultados. Profesores y maestros, aquellos que disponen de blog o se afanan en tareas complementarias para ir constratando la evolución del rendimiento de los escolares, tienen en este diagnóstico escolar un campo donde plasmar sus impresiones. Aguardaremos con interés sus apreciaciones: a fin de cuentas, sobre ellos recae una parte de la responsabilidad.
Habrá que saber si se trata de una tendencia y si es posible operar correcciones. Estamos ante materias básicas que, según el diagnóstico, no terminan de ser asim8iladas o superadas por los escolares de diez años. En competencia linguística y matemática, los resultados, desde luego, son desconsoladores. Y preocupantes.
Porque en la sociedad del conocimiento, cuando todos coincidimos en la importancia que tiene la formación individual para afrontar las exigencias de esa misma sociedad, las limitaciones y las carencias van produciendo unos desequilibrios y una desigualdad ciertamente inquietantes. Lo hemos palpado a partir de un hecho casi doméstico en Canarias: estudios de Primaria o Secundaria inacabados, luego el acceso al mercado laboral -salvo contadas y afortunadas excepciones- se hace cada vez más complicado. No es necesario insistir en las consecuencias de esa situación.
Lo fácil es decir que nuestros niños ni hablan ni calculan bien, se resisten a sensibilizarse y a actuar coherentemente con el medio y fallan en las bases del comportamiento o conducta social. Pero puede parecer exagerado y hasta demagógico. A ver qué dicen los responsables y los propios maestros. Con este diagnóstico, desde luego, es muy importante conocer sus impresiones y sus planteamientos para que el futuro, a la vista de los datos, sea más despejado.
De momento, la preocupación de la información no la quita nadie.
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