martes, 22 de junio de 2010

SIN BRILLO

La producción ofensiva de España frente a Honduras fue notable pero la diferencia de tan sólo dos goles a su favor hace dudar, mejor dicho, hace que se hable de una victoria sin brillo y puede que insuficiente, supeditada a los tanteos de la última fecha, cuando a Chile le basta el empate y cuando Suiza intentará echar el resto ante los centroamericanos para aguardar la clasificación cuyo horizonte vislumbró el día que superó a España contra todo pronóstico.

La superioridad de la escuadra española se hizo patente desde el primer minuto pero un bajón en el rendimiento físico experimentado en el segundo tiempo, a raíz del fallo de Villa en el lanzamiento de un penalty, sembró la incertidumbre. Puede que el espíritu conservadurista predominara en los hombres de Del Bosque, ya con la papeleta resuelta, pero ni siquiera los cambios dispuestos por el seleccionador nacional proporcionaron frescura.

Ganó España porque era su obligación, por la lógica, por la diferencia abismal en el fútbol de los dos países. A favor de Honduras hay que decir que cayó con honor, tratando de tocar y jugar, lejos de cerrojos o de intenciones más defensivas que las impuestas por las circunstancias.

Villa hizo los dos goles. Pudo haber aumentado la cuenta pero un tiro suyo fue repelido por la madera, erró el lanzamiento del penalty y falló una ocasión muy clara. Pudo haber sido su gran noche, similar a aquella de Emilio Butragueño frente a Dinamarca, cuando voló hasta cuatro veces sobre el nido de Querétaro. Hubo de conformarse el jugador asturiano con un doblete que, en todo caso, acredita su condición goleadora.

Ante un ataque bastante endeble, la defensa española se lució. Con autoridad. Algo descolocado Pujol pero firme e inexpugnable tanto Ramos como Piqué. Los mediocampistas también son acreedores de una mención positiva: los Alonso manejaron el balón y se aprovecharon del mucho terreno que encontraron, a los que contribuyeron Navas y Villa, pegados prácticamente a la línea de cal.

A España le sobraron ocasiones para aumentar su ventaja. Pudo haber sido una goleada similar a la de Portugal frente a Corea del Norte. Pero, por lo general, faltó acierto. Torres estuvo negado, en una de sus típicas tardes en las que apenas aporta. Se quedó el equipo español con una ventaja exigua.

Eso obliga a jugar a tope frente a la temible Chile de Marcelo Bielsa, un hombre que conoce muy bien las características del fútbol español. Bielsa es un obseso del movimiento sin balón y de la velocidad. Ha logrado imprimir a Chile -también denominada su selección 'la Roja'- un sello propio. Dos encuentros, dos victorias, con la mínima diferencia, de manera que, pese a tener seis puntos, aún no tiene la clasificación matemáticamente asegurada, bien es verdad que depende de sí misma. Su gran problema es que España está obligada a ganar, tiene que salir a por todas.

Primera victoria española en Sudáfrica, primeros goles y primeros puntos. Con un marcador más holgado, es probable que hubiera más optimismo o más confianza para la jornada final del viernes. Pero con el 2-0 sobre Honduras, pese a la superioridad sobre la cancha, esa victoria sin brillo hace que, al menos, frene el triunfalismo y obligue al personal de Del Bosque a esmerarse.

Para pasar y ver qué depara el cruce de octavos.

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