lunes, 31 de diciembre de 2018

OBJETIVO 2019: TURISMO, ÁREA DE CONOCIMIENTO

Terminemos el año hablando de turismo. De un aspecto esencial y concreto como es la formación, en el que hay que detenerse con ánimo de sensibilizar a instituciones, organizaciones y profesionales, que todo no va a ser estadísticas -aunque fueran positivas- ni rentabilidades ni promociones exitosas ni nuevos productos ni empleo precario. La formación, a medida que crece el negocio y en el sector debe primar la competitividad, resulta primordial, sobre todo si se quiere innovar.
Y es que el turismo, en efecto, desde hace décadas se ha convertido en una actividad estratégica para la productividad económica de España: supera el 11 % en el Producto Interior Bruto (PIB) nacional y genera un volumen de empleo directo del 11,29 %.
Sin embargo, tratándose de un destino turístico de primer orden y de que su 'know how' (conocimiento, saber cómo) empresarial es valorado en todo el mundo, la situación de los estudios universitarios o profesionales específicos no es debidamente reconocida, hasta el punto de que la Red Interuniversitaria de Posgrados en Turismo (Redintur) integrada por veintiocho universidades españolas que imparten la docencia oficial de posgrado en Turismo, ha solicitado por tercera vez al Gobierno de España que acepte la creación del Área de Conocimiento en Turismo a incluir en el catálogo reconocido por la Ley Orgánica de Universidades. En las dos ocasiones anteriores, 2014 y 2016, no hubo siquiera respuesta de la Secretaría General de Universidades.
Los datos, extraídos de hosteltur.com, hablan por sí solos: en España existen diecinueve institutos y cátedras que desarrollan tareas de investigación y formación turística. Desde la década de los noventa hasta nuestros días, los investigadores españoles han publicado más de cuatro mil trescientos artículos en revistas científicas de turismo. Hay registradas más de tres mil quinientas comunicaciones y aportaciones en congresos y convenciones del sector. Hay unos dos mil doscientos libros publicados y más de tres mil capítulos en publicaciones colectivas. Ya son quinientas noventa y una las tesis doctorales en materia turística, en tanto que la dirección o participación en proyectos nacionales e internacionales supera el millar de registros.
Algunos empresarios y expertos consideran que, pese a este bagaje, es incomprensible que el Turismo no sea reconocido oficialmente como un Área de Conocimiento. Ello genera inconvenientes, claro. Por ejemplo: complicar el acceso a la investigación y a la docencia de personas que se han doctorado en Turismo. O lo que es igual: tienen limitada su carrera profesional y su acceso al cuerpo de profesores universitarios. Si se tiene en cuenta que en nuestro país en los pasados 2001 y 2007 fueron implantados los másteres oficiales y los programas de doctorado y que durante los últimos quince años más de mil doctorandos han defendido sus tesis en la práctica totalidad de las universidades españolas, el interés por la investigación y la formación de los expertos está fuera de toda duda. Pero, claro, luego quedan fuera del sistema como consecuencia de esa ausencia en el Área de Conocimiento.
Consecuencias negativas, evidente: se resienten el sector y las empresas. Las contribuciones de los expertos a la configuración de políticas públicas orientadas al sector, limitadas. La transferencia de conocimiento e innovación del ámbito científico al empresarial, muy condicionada. Riesgo de fuga de capital humano hacia otros sistemas universitarios, también. Pérdida de presencia de expertos e investigadores españoles en foros turísticos internacionales, clarísimo.
Por lo tanto, hay bagaje para que el turismo sea incluido en el catálogo de áreas de conocimiento el sistema universitario español, donde hay hay consignadas ciento noventa. Se requiere ahora voluntad política para dar un paso que ha de ser definitivo. Objetivo inmediato en el nuevo: que los buenos en “hacer” sean reconocidos en el “saber”.
¡Salud y suerte!

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