sábado, 31 de diciembre de 2011

MÁS EMPEÑO Y MÁS SENSIBILIDAD CON LA UPM

A principios del pasado mes de octubre, con el título Timbre de alarma: la UPM vegeta, publicamos un artículo en el que aludíamos a la preocupante situación que suscitaba el evidente abandono que registraba -y registra- la Universidad Popular Municipal Francisco Afonso. Ahora, coincidiendo con el último pleno del año de la corporación local, el asunto recobra pulso, aunque no se sabe si a peor la mejoría, como se verá más adelante.

Y es que, tras aquel comentario, la reacción se produjo en forma de rueda de prensa del alcalde para dar a conocer la programación -con apenas dos o tres días para cerrar las inscripciones- y de iniciativa del Grupo Municipal Socialista que, tras quedar inicialmente sobre la mesa y pendiente de dictamen de comisión informativa, fue elevada al máximo órgano del consistorio con el loable propósito de reactivar el funcionamiento del centro. De acuerdo con las informaciones periodísticas sobre la sesión, la moción fue rechazada, aunque se aprobó impulsar una convocatoria del consejo del Organismo Autónomo Local (OAL) que es donde están residenciadas las competencias que afectan a la UPM.

A la espera de conocer detalles de los debates suscitados y la argumentación esgrimida para fijar posiciones, ni una cosa ni la otra son buena noticia ni resultan positivas. La propuesta del primer grupo de la oposición tenía su razón de ser y auqnue adoleciera de inconcreción era un primer paso para empezar a trabajar, para redimensionar adecuadamente una entidad que, lastimosamente, palideció durante el mandato anterior sin que se apreciaran sensibilidades suficientes para impedirlo.

Las razones que determinaron el rechazo por el bipartito (CC+PP) debían ser muy poco persuasivas cuando de inmediato asume que debía ser convocado el órgano correspondiente del OAL. Y cabe preguntarse: ¿cómo es posible? ¿Es que no viene reuniéndose con regularidad, conforme a su propio reglamento de funcionamiento, el consejo que debe velar por la planificación de actividades y por la gestión político-administrativa de los presupuestos y recursos públicos que le han sido asignados? Entonces, ¿han tenido que ser un artículo periodístico y una propuesta de uno de los grupos de oposición los que impulsen la reanudación de las actividades?

Ni crisis ni maldita crisis para justificar esta desgraciada desidia. Sabido es que estas fórmulas, salvo honrosas excepciones, no gustan a quienes hoy detentan el gobierno municipal. Por lo tanto, poco puede esperarse en orden a que hagan funcionar los mecanismos que favorezcan la materialización de políticas sectoriales que, vertebradas en un modelo adecuado, forman parte de la convivencia y del desarrollo local. Históricamente, han creído poco, muy poco, Coalición Canaria y Partido Popular en opciones o estructuras con contenidos para gestionar la cultura, el deporte y la participación social. No les gusta, no creen en eso y ahí se explica su abandono.

Y más, mucho más, desde luego, debe esperarse de quienes ahora en la oposición han de valorar los orígenes, la trayectoria, la dedicación y la capacidad de innovación atesorados desde la fundación de la UPM. Al menos, su iniciativa de ahora ha servido para que sea convocado el consejo; pero ¿es que no se habían percatado de la clamorosa ausencia de actividad?

Sea como fuere, no basta con ello. No ha cesado el sonido del timbre de alarma. Y la UPM, que sigue vegetando por lo que se ve, no está para parches con una reunión del consejo del OAL, una declaración de buenas intenciones y lo que te rondaré morena, cuando te vuelva a ver o cuando a alguien se le encienda la bombilla. Con eso no se verá siquiera brotes verdes.

Unos, el gobierno municipal, con ideas, capacidad y ánimo ejecutivo; y otros, la oposición, dispuestos a incentivar con más ideas -si no las hace el gobierno, prodúzcanlas-, velar por cumplimientos y fiscalizar debidamente, están llamados a hacer mucho más.

Si es que no quieren que la UPM desaparezca.

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