lunes, 26 de febrero de 2024

Valor de la cobertura de proximidad

 

Un joven de La Coruña, Samuel Luiz, ¿recuerdan?, fue asesinado hace unos años en vísperas de un encuentro deportivo.  Fue objeto de una agresión homófoba en grupo y omisión de socorro. Era julio de 2021.  Luiz fue increpado por una pareja en las inmediaciones de una discoteca donde había acudido con un grupo de amigos. Mientras realizaba una videollamada, Samuel fue interpelado por su agresor que, tras una agresión inicial, acudiría más tarde junto a un grupo de varias personas que le propinó una paliza en la avenida de Buenos Aires del paseo marítimo de la playa de Riazor. Tras ser trasladado al complejo hospitalario Universitario de La Coruña falleció a causa de las heridas provocadas.

El crimen, de  motivaciones homófobas,  según algunos testigos, tuvo lugar en medio de la Semana del Orgullo LGTB y provocó reacciones de muchas figuras públicas y líderes de los movimientos LGTB+, con manifestaciones que se organizaron en decenas de ciudades de España, llevando a miles de personas a las calles en protesta por el asesinato de Samuel y otros ataques recientes a personas LGTB en territorio español.

Pues bien, el suceso ha sido desmenuzado y analizado en profundidad por investigadores del grupo Novos Medios de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) tomando como base lo publicado en los medios de comunicación convencionales, el relato generado en redes en torno al suceso y el papel de los procedimientos de verificación en un contexto en el que la falta de información oficial —bajo secreto de sumario—, la polarización y la politización del caso generaron el caldo de cultivo perfecto para la desinformación. El estudio, publicado en Journalism Practice, pone en valor el rigor de la cobertura de la prensa localconocedora del contexto. Determina que no muestra un único encuadre, que maneja una mayor diversidad de fuentes y que realiza un seguimiento más intenso durante la investigación.

Según se ha publicado, “atendiendo a cuánto influye el grado de proximidad entre el medio y el suceso, el equipo de investigación —miembro del observatorio internacional de desinformación Iberifier, coordinado por Ramón Salaverría—, concluye que los medios nacionales se hicieron eco de la noticia del crimen de la madrugada del 3 de julio del 2021 en un marco ya politizado”. Interpretaron el caso como delito de odio y dieron mayor relevancia que la prensa local a las reacciones y declaraciones políticas, poniendo un foco más claro sobre el marco LGTBI.

El estudio revela que para estudiar la construcción de un debate público desinformado y polarizado alrededor de un suceso local que, rápidamente, adquirió una fuerte repercusión general, el marco teórico se construyó sobre tres piezas: la cobertura mediática, su eco en las redes sociales y el paradigma de la información falsa. La aproximación metodológica se diseñó mixta: por un lado, se analizó el contenido y el enfoque de las noticias publicadas por El País (prensa nacional) y por La Voz de Galicia (prensa local) y, por otro, se rastreó el seguimiento del tema en Twitter, llegando a filtrar más de 757.000 mensajes. Posteriormente se buscaron las informaciones contradictorias e imprecisas, para identificar cuáles eran las principales narrativas desinformativas y cómo estaban siendo tratadas por los sistemas de verificación.

Las conclusiones (en gallego) señalan que «A cobertura mediática deu lugar a unha serie de encadres que salientaron datos sobre o crime, a vítima e os agresores, por exemplo, o motivo homofóbico e os trazos [raciales] dos agresores estableceron un marco interpretativo do que participaron diversos actores máis alá dos medios e os xornalistas», explican los autores del estudio, en referencia a figuras políticas, al entorno del fallecido y a colectivos vinculados. Sobre la conversación pública, resuelven que estuvo sujeta a la polarización, también dominada por actores ajenos al periodismo. «As lagoas de información oficial, debido ao segredo de sumario, foron cubertas por contido sesgado con intereses políticos e ideolóxicos e unha notable simplificación do discurso», concluyen.

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