¡Ay Maruja, si fuera tan fácil!
Tan fácil
como esa inversión de la almohada, como ese movimiento buscando el lado fresco,
metáfora empleada para hablar del renacimiento del periodismo o de la esperanza
de un periodismo renovado, salvable, auto exigente y cualificado como lo hemos
soñado y deseado.
Pero se
antoja complicado, Maruja Torres, siempre respetada autora, porque las
circunstancias ensombrecen el horizonte hasta eclipsar las esperanzas, en forma
de digitales o de nuevos productos. Cierto que queda la capacidad de
resistencia y que los roqueros, los
últimos, aún siguen afinando como si de teloneros se tratare; pero la
precariedad y la incertidumbre son tan grandes que hasta el conservadurismo se
ha apoderado hasta de los medianamente optimistas.
Estará
fresco el otro lado de la almohada -y hay que agradecer el alentador mensaje,
especialmente por quienes no sólo tienen vocación sino convicciones- pero no
basta. La realidad caliente, la que se palpa en el desempleo, en la reducción
de retribuciones, en las condiciones precarias y en el riesgo constante de la
pérdida del puesto de trabajo, te echa por la borda, con muy escasas opciones
de rescate, casi todos los intentos del buen reportaje, de las alternativas y
las innovaciones en los tratamientos. Ciertamente, nos hemos vuelto escépticos,
hasta los más vocacionales.
Será que
venimos palpando el dolor de compañeras y compañeros cuyos afanes se han
llevado los vientos de la crisis imparable. Dolor e impotencia para hacer algo
más que la expresión de la solidaridad. Dolor y preocupación a poco que seamos
conscientes de lo que significa la degradación de los medios en el contexto de
una convivencia democrática que necesita de ellos para mantener unas bases
mínimas de libertad y pluralismo. Claro que se necesitan periodismo y
periodistas, un clásico ya entre los lemas del gremio y de las tribulaciones
que padece. Pero los hechos tozudos -¿te suena?- están en ese lado caliente.
Vemos caer gigantes, se tambalean otras poderosas estructuras, desaparecen
títulos de toda la vida, se multiplican las redes sociales y el debate sobre el
futuro se alarga y se alarga porque el nuevo modelo no cuaja, por muchos
multimedia que se tercien.
Aún así, escépticos
por todas estas cosas, Maruja, seguiremos luchando, agradeciendo píldoras
estimulantes como las tuyas. Daremos, los que puedan y mientras puedan, vueltas
a la almohada, buscando ese lado fresco, los pliegues por incursionar,
intentando no desfallecer pero conscientes de que cada día es un auténtico más
difícil todavía.
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