miércoles, 13 de diciembre de 2017

PASIVIDAD ANTE LAS EXPLOSIONES



Que se sepa, solo el presidente del Cabildo Insular de Fuerteventura, Marcial Morales, ha alzado su voz en demanda de explicaciones por las explosiones sónicas detectados por buceadores profesionales en aguas majoreras, tanto frente a Las Salinas como Puerto del Carmen.
Es, cuando menos, extraño. El hecho inspira curiosidad. Pero en las islas, ya se sabe, depende de lo que se airee un asunto de esta naturaleza, en medios y en otros foros, para que termine calando en la población, para que ésta se interese de verdad. Teóricamente, con los antecedentes obrantes, debería haber despertado más atracción y hasta algún grupo político podía haber hecho bandera. A ver hasta dónde se llega. Pero si ni siquiera las cianobacterias del pasado verano en varias islas fueron más allá de algunas denuncias mediáticas y de algunas muy respetables explicaciones científicas -se supone que alguien, en alguna administración competente, las tendrá en cuenta-, tampoco debe asombrar que las explosiones, de origen desconocido, se hayan evaporado en las profundidades abisales.
Solo Morales se ha preguntado qué pasa aquí. “No queremos ni pensar que esto sea cierto o esté vinculado al petróleo”, en referencia a las pretendidas prospecciones petrolíferas de una compañía, frenadas como consecuencia de la movilización de la sociedad canaria que expresó su disconformidad, postura que compartió con el gobierno autónomo entonces presidido por Paulino Rivero.
Pero, claro: la interrogante del dirigente majorero suena inquietante, a la espera de alguna respuesta. ¿Tiene conocimiento el Gobierno de España de que se está desarrollando una actividad vinculada a la extracción de hidrocarburos en aguas canarias? Claro que sería muy delicado en cualquiera de las dos opciones, afirmativa o negativa.
En el Cabildo Insular de Fuerteventura promovían requerir del Gobierno presidido por Mariano Rajoy una información precisa. Pero que no se engañen en Maxorata: bastante ocupados andan en el ejecutivo con lo de Catalunya. De todos modos, a la vista de la pasividad política y social advertida, sería bueno insistir: no puede ocurrir que ahí debajo, en los fondos del Atlántico, cerca de los peñascos, estén apreciando explosiones y se desconozca el origen. ¿O también olvidaron el refrán, más vale prevenir que curar?



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