martes, 6 de febrero de 2024

Juan Cruz Ruiz, una vida entre escrituras

 

No es la primera vez que sucede: entrevistar al maestro o glosar su trayectoria o algún aspecto de su vasta producción periodística, es un encargo que no se despacha fácilmente. Apremia la obligación de hacerlo bien, estar a la altura de lo que ha significado e influido en las decisiones unipersonales y corresponder a la singularidad de su aportación y los valores de su compromiso periodístico.

Ya ocurrió otras veces. Y lo solventamos como mejor pudimos. O supimos.

De manera que hoy, cuando toca reconocer desde la Asociación de Periodistas de Tenerife su denso y rico trayecto por los vericuetos del oficio y de la profesión, habrá que esmerarse.

Porque Juan, además, se lo merece.

Son tantas las pruebas de ayuda indiscriminada, de solidaridad, de respuestas, siquiera in extremis, para atender las solicitudes que le han llegado, tantas las respuestas afirmativas a las peticiones que venían de todos lados (aceptar ser jurado, corregir un texto o elaborarlo para la ocasión, asesorar en alguna iniciativa, participar activamente en foros, coloquios o presentaciones y sugerir, sugerir ideas, muchas de las cuales cristalizarían a posteriori), son tantas las pruebas, decíamos, que hablan por sí solas del talante de un periodista inquieto, siempre motivado, rebelde ante las injusticias y desprendido ante las causas nobles.

Ese es el Juan Cruz Ruiz irrepetible. Al que muchos siguen - seguimos- llamando Juanito, como si el diminutivo quisiera asegurar que sus esencias son inconmovibles y conservar todas las cualidades que se adivinaban en quien, desde muy pronto, tuvo claro que la vocación se cultivaba entre periódicos, libros y librerías, y un aparato de radio que forjaba su carácter junto al cauce del barranco mientras la magia encendía todas las ilusiones y todos los avances a favor de su vocación.

Ese es, grosso modo, el premio ‘Patricio Estévanez’ que hoy concedemos. El periodista que casi todo lo sabía -mejor: lo sabe- enamorado de las islas, de todas las islas, a las que siempre ha tenido presente en cada una de sus apariciones y entregas, sin tener que presumir de ello.

El periodista nacido en 1948 en el Puerto de la Cruz de su alma, donde un colegio, por cierto, lleva su nombre. Estudió Periodismo e Historia en la Universidad de La Laguna.

Comenzó a escribir en prensa a los trece años, en el recordado semanario Aire Libre, de Julio Fernández, donde pronto entendieron que Juan apuntaba más alto. Poco después entró sucesivamente en las redacciones de La Tarde y El Día. Alfonso García Ramos y Ernesto Salcedo, sus grandes valedores.

Fue uno de los fundadores de El País donde ha sido corresponsal en Londres, jefe de Opinión y redactor jefe de Cultura. Fue el coordinador de los proyectos del Grupo Prisa para 1992. Ha sido también director de Coordinación Editorial del Grupo Prisa. Luego ejerció como adjunto al presidente del Grupo Prensa Ibérica, al que sigue vinculado.

Como novelista, fue premio Benito Pérez Armas de novela en 1972, con Crónica de la nada hecha pedazos; premio Azorín con El sueño de Oslo (1988) y ha sido galardonado con el Premio Canarias 2000 de Literatura. También es premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias 2009 por Egos revueltos. La vida literaria: una memoria personal, así como Premio Nacional de Periodismo Cultural en 2012.

En total ha publicado unos treinta libros que abarcan desde la memoria personal, cuentos o ensayo y varios sobre periodismo.

Ya en la década de los setenta perteneció a la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife. En los años ochenta pidió su ingreso en la Asociación de Madrid, al desarrollar su trabajo profesional en la capital de España. Como miembro de la APM, que le otorgó en 2016 su Premio de Honor, forma parte de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, FAPE.

La de Juan Cruz Ruiz, por tanto, es una vida entre escrituras, cosidas insistentemente mientras preguntaba a todo el mundo de forma incesante, porque las interrogantes le han acompañado siempre en una suerte de un inagotable ejercicio de búsqueda. En la escritura habita también la pasión, de hecho es la que ha guiado al galardonado en un desempeño prolijo, motivador. Respetable, no; lo siguiente.

Estimado Juan: recibe este galardón de la Asociación de Periodistas de Tenerife con la seguridad de que te alcanza con méritos sobrados, pero también con el afecto de cientos y miles de lectores/seguidores que se identifican con tu estilo, con ese peculiar gusto por contar las historias, por tu respeto a la pluralidad y a los códigos no solo deontológicos sino los de la construcción de cada género periodístico y con la generación de criaturas en las que brilló el afán por la superación, por el compromiso adquirido para ejercer un noble oficio y para ensamblar las ideas que han marcado una época en la realidad periodística y literaria de las islas y de nuestro país.

Los que te acompañamos esta noche de un invierno que no es tal, en vísperas de la máxima expresión isleña del divertimento popular, los que nos reunimos para expresarte el afecto y la admiración, continuamos convencidos de las cualidades de tu quehacer y de tu arte.

Por eso, periodista de raza, corazón y vida te seguimos queriendo y admirando.

1 comentario:

Graciliana Montelongo Amador dijo...

Un gran y sencillo hombre que no para de preguntar y eso hace que desprenda esa alegría que le caracteriza y sobre todo una gran humanidad. Gracias por este magnífico artículo.