Hay antecedentes sobre este particular. En septiembre de 2005, cuando ejercíamos tareas de concejal en el Ayuntamiento portuense, ya en la oposición, el Grupo Municipal Socialista presentó una propuesta para garantizar la gestión pública del Jardín. Su texto era el siguiente:
“Algunos medios de comunicación se han hecho eco a lo largo de los últimos días de la posibilidad de privatización del Jardín Botánico, enclavado en nuestro término municipal.
Se trata de un recinto de profundo valor histórico y científico cuya gestión corresponde a la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias.
El Ayuntamiento del Puerto de la Cruz cedió hace unos años unos terrenos colindantes con el destino finalista de la ampliación del Jardín, hecho consignado en algunos ejercicios presupuestarios de la Comunidad Autónoma de Canarias aunque no materializado completamente.
El Jardín Botánico debe constituir un recurso primordial no solo de conservación e investigación sino un soporte promocional que contribuya a la proyección turística del municipio.
En ese sentido, hay que esmerarse en la consecución de su ampliación, negociando ante quien proceda la agilización de los proyectos correspondientes.
Las características de este recinto, por otro lado, aconsejan que siga siendo de titularidad pública, incluso en lo que a gestión se refiere.
En consecuencia, se propone que el pleno adopte acuerdo del siguiente tenor:
1º Trasladar al Gobierno de Canarias la oposición a que el Jardín Botánico del Puerto de la Cruz sea privatizado, siquiera parcialmente.
2º Solicitar al mismo Gobierno de Canarias que agilice los proyectos previstos para la ampliación del Jardín Botánico, asegurando su realización en el horizonte temporal 2006-2008.
3º Facultar al alcalde-presidente para que disponga lo que sea procedente con el fin de producir y ejecutar el acuerdo adoptado.”
El acta de la sesión señala que “sometido a votación el referido dictamen, una vez debatido el asunto, fue rechazado, por mayoría (8 votos a favor de su aceptación de los concejales del Grupo Municipal Socialista, 11 votos en contra de los concejales del Grupo de Coalición Canaria y del concejal no adscrito D. Luís Gómez Pérez, y 2 abstenciones de los representantes del Partido Popular). En consecuencia, el Excmo. Ayuntamiento Pleno acuerda, por mayoría, desestimar la propuesta anteriormente transcrita del Grupo Municipal Socialista”.
El debate aportó una vertiente interesante, válida incluso para contrastar la voluntad y la visión política. El alcalde-presidente de entonces, Marcos Brito Gutiérrez, asumió -solía hacerlo- la negativa de su Grupo y anunciaba la recuperación de una iniciativa consistente en promover la declaración del Jardín Botánico como Patrimonio de la Humanidad. Replicamos -figura en el acta de la sesión- ofreciendo “nuestro apoyo ciego” a esa iniciativa. “Esperamos con ello no incurrir en excesos o que no incurran otros en excesos”, dijimos antes de rematar: “¡Qué contraste sería el ver en manos privadas una parte de la gestión de un Patrimonio de la Humanidad!”.
De la iniciativa nunca más se supo. De las obras de ampliación, ahí las tienen, inacabadas. Y ahora vuelve a hablarse de la privatización, con la que se han mostrado en desacuerdo los grupos de oposición en el consistorio local. La controversia aflora. Los responsables deben informar, aclararse y fijar posición política. El Jardín Botánico, desde luego, merece, de una vez por todas, un tratamiento a la altura de sus valores histórico, científico y turístico.
Febrero de 2009. Título ‘El Botánico, de la nostalgia a la ampliación’. Escribimos el enésimo reclamo. Decíamos:
“Es una joya, es lo que quisiera tener cualquier alcalde en su municipio. Uno lo recuerda como aquel lugar exótico y llamativo, casi el único al que excursionar durante los años de adolescencia y juventud. “Vayan con cuidado, que esa carretera es muy peligrosa y los coches pasan volando”, aconsejaban quienes intentaban disuadir de la visita recurrente. A ver el árbol de Tarzán. Y a juguetear con los pavos reales. A gozar de la frondosidad y del olor a verde. Aquel fue el escenario, además, de alguna clase de ciencias naturales en el bachillerato.
El Botánico, siempre el Botánico. La auténtica denominación, la que aún conserva es el Jardín de Aclimatación de La Orotava. Es el segundo en antigüedad de toda España. Sus orígenes hay que situarlos en el reinado de Carlos III, fruto de las actividades desarrolladas durante la Ilustración o el Siglo de las luces. La finalidad científica era muy clara, según el interesantísimo trabajo histórico elaborado por Arnoldo Santos Guerra, jefe de la Unidad de Botánica de este singular recinto: la Corona deseaba contar con un lugar donde poder sembrar las plantas de mayor interés existentes en las colonias de Filipinas y América, tratando de conseguir su aclimatación a condiciones más frías que permitieran su posterior traslado a Madrid y a los jardines reales de Aranjuez.
El profesor Santos aporta otros datos de la gestación del Jardín. La Real Orden para su establecimiento fue firmada en el palacio de La Granja (Segovia), como resultado de las gestiones hechas por Alonso de Nava y Grimón, apoyadas por el ministro de Justicia, Porlier Sopranis. Al fallecimiento de Carlos III, la memoria y los planos de los que se disponía fueron remitidos por Nava a la Corte para el emplazamiento definitivo y la construcción del Jardín, hasta que fueron aprobados por el sucesor, el Rey Carlos IV.
El Botánico ha sido un recurso sorprendentemente olvidado, excluido en otros tiempos hasta de las promociones turísticas. Recuerdo haberlo reivindicado en ocasión de una convocatoria científico-didáctica que llevó a cabo la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, cuando pudimos dar las primeras noticias del proyecto de ampliación que habíamos impulsado desde la alcaldía (1999-2003), iniciativa que mereció el respaldo de Manuel Fernández Galván, un excelente director general de la Consejería de Agricultura y Pesca del Gobierno de Canarias.
Con él, trabajamos sobre el primer proyecto, logramos consignación presupuestaria en las cuentas generales de la Comunidad Autónoma y asistimos a los primeros movimientos de tierras y acopio de materiales. Parecía que lo más difícil, desbloquear y poner en marcha una ambiciosa actuación, estaba logrado. Lamentablemente, las obras quedaron interrumpidas en el siguiente mandato.
La
broma de don Juan Carlos
Hay
una anécdota que contar sobre el espacio destinado a la ampliación,
durante unos cuantos años utilizado como recinto deportivo en el que
la Administración competente, con buen criterio, jamás dejó
construir, razón por la cual hubo que recurrir a un vestuario
ambulante que, si mal no recordamos, llegó a ser criticado por José
María García cuando éste andaba por Antena 3 Radio.
Ocurrió en 1985, el año de la inauguración de las instalaciones del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), hecho que congregó a representantes de las casa reales europeas y varios jefes de Estado. Los terrenos fueron acondicionados -se hizo una siembra de césped en un tiempo récord- para que allí aterrizaran los helicópteros que habrían de trasladar a las personalidades al hotel de alojamiento (el Botánico, en concreto) y a los recintos del Astrofísico.
Cuando llegó el helicóptero de los (entonces) Reyes de España, las aspas produjeron tal ventolera y levantaron tal polvareda que hubo miembros de la corporación municipal que tuvieron que asirse de unos mástiles allí instalados en tanto que las señoras agarraban sus faldas y trajes. Una bandera nacional se desprendió y salió en volandas. Duró poco pero la situación debió ser muy cómica, porque don Juan Carlos y doña Sofía bajaron muy sonrientes y cuando saludaban a las autoridades locales, don Juan Carlos bromeó sin reservas:
-Desde
el aire se os veía muy apurados, ¡eh!
Proyección
científica y turística
Parece
que la ampliación es una realidad y sólo hay que congratularse. En
su día, cuando la reivindicación aludida, nos propusimos que el
Jardín Botánico se convirtiera en un recurso de primer orden y que
la ampliación habría de servir precisamente para eso. Argumentamos
una doble proyección: la científica y la turística.
La primera, con un formidable campo para proseguir las investigaciones, para profundizar en estudios sobre la biodiversidad y para analizar -se empezaba a hablar de ello entonces- la evolución del cambio climático. Con instalaciones apropiadas, desde el renovado Jardín se habría de contribuir decisivamente a esos fines.
Y en cuanto a la turística, es evidente que el recinto constituye un reclamo para cualquier visitante y por tanto se convierte en un elemento sustantivo de la oferta que haga el municipio allí donde quiera que se promocione.
El Jardín Botánico, en fin, esa joya que precisa de un pulido. Y que cuando concluya la ampliación de la que es objeto, lucirá en todo su esplendor.
La pregunta, a día de hoy, es cuándo estará finalizada. Porque, claro, en junio de 2022, hubo otra ocasión para abordar la ampliación frustrada desde el ángulo periodístico. Decíamos:
La idea de que el Jardín de Aclimatación de La Orotava (más conocido como Jardín Botánico de Puerto de La Cruz) sea un recurso ambivalente, científico y turístico, cobra fuerza. El proyecto fue presentado días atrás por el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, y por la consejera de Agricultura, Ganadería y Pesca, Alicia Vanoostende, ambos acompañados por el alcalde de Puerto de la Cruz, Marco González, y la consejera de Gestión del Medio Natural y Seguridad en el Cabildo de Tenerife, Isabel García, entre otras autoridades. Se trata de un centro de visitantes que deberá estar en funcionamiento en el segundo semestre del próximo año.
El presidente Torres, tras observar el vídeo que muestra cómo quedarán las instalaciones, señaló que existen muchos motivos para “estar contentos porque es maravilloso ver lo que será la realidad de un proyecto integral que comenzó en 2007, que ahora desarrollará su tercera fase y que tiene un plazo de once meses. Como siempre decimos, intentaremos que sea lo más corto posible para que se pueda abrir en el verano de 2023” (Otro verano -decimos ahora- en la crónica de la frustración).
Los trabajos, que cuentan con ese plazo de ejecución y un presupuesto de 2,9 millones de euros, consisten en dotar al centro, ya construido, de los elementos expositivos y divulgativos necesarios para poder abrirlo al público, de forma que pueda desarrollarse la actividad de divulgación para la que ha sido concebido. La realización de los trabajos corre a cargo de la empresa pública estatal Tragsatec, adjudicataria del proyecto.
El Jardín de Aclimatación de La Orotava, que depende del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), organismo adscrito a la Consejería de Agricultura, plantea este proyecto con el fin de consolidar un medio para la sensibilización con mensajes claros acerca del mundo botánico y vegetal. También con la finalidad de que el público adquiera conciencia sobre el hecho de que las plantas y los árboles son seres vivos. Además, habrá contenidos sobre la evolución y adaptación vegetal ante distintos factores y el papel de la flora en el desarrollo global de la vida.
Los usuarios del centro de visitantes podrán hacer un recorrido bajo el lema ‘La vida secreta de las plantas’. En torno a ello, los contenidos se han distribuido en cuatro bloques, que son: Las plantas y nosotros, Evoluciones, Inteligencia vegetal y Sentido y sensibilidad.
Según informaba el gobierno municipal de entonces, el aspecto más innovador del espacio es que el modelo expositivo se centra en piezas de arte, concretamente en esculturas de gran impacto visual que apoyan los mensajes educativos que se quieren transmitir.
El proyecto está pensado para contribuir a la interacción del visitante, desde la concepción de los espacios hasta los usos a los que se destinarán todos ellos, pasando por el diseño, el mobiliario, las estructuras expositivas y la redacción de contenidos.
El centro de visitantes ofrecerá un espacio multidisciplinar donde esculturas y montajes artísticos faciliten la interacción de los visitantes. Así, el recorrido favorecerá que el público analice y reflexione sobre los mensajes que se quieren transmitir a través de los elementos plásticos.
La infraestructura tiene una superficie aproximada de dos mil quinientos metros cuadrados, distribuidos en un sótano y dos plantas. El sótano acoge una sala de exposiciones, otra para escolares y un espacio para laboratorio de prácticas, así como una sala de audiovisuales.
En cambio, la primera planta acogerá una pequeña tienda, una cafetería y un restaurante, mientras que la última consistirá en una cubierta a modo de mirador hacia el Valle de La Orotava y el propio Jardín Botánico.
En el mismo recinto, también se dispondrá de áreas de descanso pensadas como zonas de contemplación de los bloques escultóricos. Estas pretenden ser zonas de reflexión, aprendizaje e interacción gracias a los recursos expositivos de las que están dotadas.
El alcalde entonces, Marco González Mesa, agradecía el que parecía ser impulso definitivo a un espacio que comenzó su construcción hace quince años y “que ahora por fin -decía- cuenta con proyecto, financiación y lo que es más importante con una idea y un objetivo claro para que sea un nuevo espacio único y atractivo para la ciudadanía y nuestros visitantes”.
González se congratuló asimismo que todas las administraciones han llevado a cabo la tarea para hacer realidad “este proyecto que aúna a la historia y al legado de la ciudad, una visión vanguardista que habla no solo de la ciudad y su pasado, sino también del futuro que queremos para nuestra ciudad y para nuestras islas”.
En fin, el nuevo Botánico. Un dotacional que enriquece la oferta turística del municipio y proyecta la realidad científica y cultural desde este mismo espacio. Muy válido.
Desconoce quien les habla si algunas de las características consignadas siguen siendo válidas o son aprovechables para acometer la actuación. Que continúa pendiente, que representa una auténtica frustración, como hemos ido desglosando.
En un cuadro sinóptico, para ir concluyendo, situaríamos algunos hitos.
En 1988, comienzan las obras que han sufrido más de treinta años de vaivenes, retrasos y modificaciones.
En 2019, hay una primera recepción de las obras; pero se constata que no existe proyecto para su desarrollo botánico de la infraestructura.
En 2020, el Gobierno de Canarias destina quinientos mil euros a mejorar el Botánico.
En 2022, es presentado el nuevo proyecto para el centro de visitantes. Los trabajos cuentan con un plazo de ejecución de once meses y un presupuestos de 2,9 millones de euros. Los objetivos que se pretenden son:
. Poner en valor los recursos naturales y culturales de la zona.
. Fomentar el desarrollo de un modelo de turismo sostenible.
. Crear un espacio que transmita al visitante una concienciación clara de respeto y cuidado hacia el medio ambiente.
. Se quiere favorecer la interacción de los visitantes, a la vez que recorren un recinto a modo de parque temático.
Pero estamos a mediados de 2025 y aquella escena de la guagua se podría reeditar. Estamos ante una frustración, de esas que caracterizan a la ciudad donde, por las razones que sea, los proyectos se eternizan. No falta imaginación pero se estanca el emprendimiento. Hay voluntad pero la capacidad de gestión -y aquí somos culpables todos- hay que acreditarla. Más y mejor seguimiento, más y mejor acción resolutiva. Nos gustaría que la causa de la ampliación del Botánico fuera abrazada por todos y hasta se convirtiera en una suerte de canto de rebeldía que rompiese el conformismo, la resignación o la indolencia.
Perdonen si estas palabras suenan a utopía pero hay hechos y motivos que en la vida exigen una toma de posición y estamos, sin duda, ante uno de ellos. No puede ocurrir que pase más tiempo sin una voluntad política clara, acompasada por una cooperación interinstitucional eficaz y operativa, orientada a la consecución de una meta que haga honor a un esfuerzo histórico e impulse nuevos afanes científicos, sociales, culturales y turísticos.
La asociación de vecinos Botánico, en colaboración con el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, ha dado hoy este paso que ojalá despertara conciencias. Nuestro reconocimiento por su iniciativa que ojalá sea correspondida.
La descripción emocionada del paisaje nativo encuentra en los versos del insigne poeta portuense Luis Rodríguez Figueroa tiene su propio espacio poético que nos permite seguir imaginando, entre madreselvas y azahar:
“Tendido al pie del valle, como el aduar del moro,
pareces un modesto tranquilo palomar,
cuyos aleros cubre magnífico tesoro
de blancas madreselvas y flores de azahar”.
Pero también al valle de Taoro cantó el poeta con entusiasmo fervoroso por el maravilloso ambiente natural en uno de sus sonetos:
“¡Salud! valle risueño, que grabado
va siempre en mi ardorosa fantasía,
yo en tu seno tranquilo he despertado;
y al sentir en mi ser tu poesía,
con amante fervor la lira mía
entono el himno del hogar sagrado”.
Ampliación, jardín, valle risueño, ardor fantástico, hogar sagrado… No se trata de volver al pasado: eso es imposible. Se trata de acabar con las frustraciones, construir y acceder al futuro como las exigencias de la sociedad ameritan.
Así sea.
1 comentario:
A vueltas con el Puerto y sus problemas. La ampliación del Botánico; el edificio Iders; el pulpo de Las Cabezas; el solar de San Francisco; los hoteles Martianez, Chiripa, Xibana Park o Los Principes, sin olvidarnos de la anterior Estación de Guaguas. Solo pensarlo cansa. Pasan los gestores, da igual del color que sean y nada cambia.
Eso si, siempre nos quedará para invertir la enésima rehabilitación de la Playa Martiánez. Oiga Don Salvador, un clásico.
Saludos
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