Acto de presentación de libro en Sitio Litre, ese jardín mágico, ese jardín encantado donde siempre se está a gusto. Otra vez, un cierto aire bucólico. De nuevo, un ambiente flemático. Como en tantas otras ocasiones, con la sombra de Olivia Stone. Y de la señora “Moly”, claro. Allí, como siempre, la amabilidad y la calidez de John Lucas y familia. Buena asistencia pese a que, a esa misma hora, todavía se esforzaban en apagar -¡vaya susto!- las llamas de una parte del centro ‘Santa Rita 1’ en Punta Brava.
Libro y algo más porque la convocatoria servía para dar a conocer la Sociedad para la Promoción Cultural de Canarias en Europa, presidida por Jerónimo Saavedra Acevedo, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria. Entre él e Isidoro Sánchez, vicepresidente siempre al quite, describieron contenidos, alcance, filosofía y contenidos de un instrumento para proyectar la creatividad y la esencia cultural de Canarias. Milagros Luis Brito, consejera de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, también presente, dio las atinadas bendiciones y hasta anticipó la viabilidad de alguno de los proyectos.
A la llamada acudieron familiares y amigos del protagonista del libro así como de sus autores, intelectuales, gentes de Santa Cruz y de La Orotava, artistas, cineastas… Los habituales en las citas culturales portuenses tampoco dejaron escapar la oportunidad.
El libro se titula “Tomás Felipe Camacho. Un canario ilustrado del siglo XX”, escrito por Xiomara Brito de Armas, María Victoria Hernández y el propio Isidoro Sánchez García, con epílogo de Miguel Cabrera Pérez-Camacho, sobrino de una figura clave en la emigración canaria, un palmero que dejó huella y del que ahora, merced a esta obra, cuya edición, por cierto, corresponde a la ya consolidada y siempre efervescente Asociación Cultural “Pinolere”.
María Victoria y Miguel hablaron con la pasión que el personaje despierta. Tomás Felipe Camacho (1886-1961) no fue uno más entre los numerosos emigrantes canarios a Cuba. Todos los testimonios coinciden en su rica personalidad, en su valor intelectual y emprendedor. Abogado de prestigio, escritor, periodista, coleccionista y asesor empresarial. “Ejercía en Cuba una especie de honorario consulado espiritual de nuestro archipiélago. Ni un solo canario se acercó a su puerta que no fuera bien acogido, bien agasajado, bien favorecido si la ocasión se prestaba”, escribió Juan Rodríguez Doreste en una bellísima necrológica publicada en “Diario de Las Palmas”.
Se habló de Soroa, naturalmente, el lugar donde dejó un sello indeleble, el Rancho Pilila, su orquidario, la niña de sus ojos, jardín botánico, un lugar de obligada visita en la provincia de Pinar del Río, lleno de magia y de aromas.
María Victoria enfatizó sobre la sensibilidad de Tomás Felipe Camacho. Miguel puso el acento al valorarlo como la aportación más brillante de la emigración canaria. Las páginas de la obra que era presentada estaban ya abiertas para conocer mejor la vida y obra de este palmero singular.
Los Huaracheros, los descendientes, la última generación, pusieron el broche musical. ¡Vaya broche! Sus canciones de siempre, mezcladas con las dedicadas a La Palma y la emigración, terminaron emocionando al mismísimo Saavedra cuando entonaron las folías alusivas al Puerto de La Luz.
Y allí, en el Sitio Litre, siempre tan señorial y distinguido, la Asociación para la Promoción Cultural de Canarias en Europa dejó otra prueba de sus afanes.
Se percibían los aromas orquidarios de Soroa.
sábado, 11 de octubre de 2008
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