El Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) -¡lo que darían en otras localidades por tener en ellas su sede!- presentó recientemente la Colección II (1966-1986) del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW), dando otro paso para la consolidación de una iniciativa extraordinaria que enriquece seriamente, y con carácter estable, la oferta cultural y museística, no sólo del Puerto de la Cruz sino de la isla entera.
El singular artista que da nombre al MACEW, allá por 1953, dio carta de naturaleza a una idea, “la más natural consecuencia de la vida íntima de las islas, de su espíritu abierto, de su inquietud universal”.
Y en efecto, la calidad y la originalidad de las obras expuestas son rasgos sobresalientes de la capacidad creativa de nuestros artistas o de quienes vinieron desde otras latitudes y bebieron de las fuentes de inspiración que brotan en nuestro territorio.
El Museo está emplazado en la Antigua Casa de la Real Aduana, en cuyas operaciones de adquisición y restauración por parte del Cabildo Insular de Tenerife algo tuvimos que ver en el ejercicio de nuestras responsabilidades edilicias. La Casa, ya saben, es el último vestigio, la última superviviente de un extraordinario conjunto arquitectónico que entornaba el refugio pesquero de la localidad.
La perseverancia de los dirigentes del IEHC logró que se materializara una muy noble pretensión: hacer honor a Westerdahl -y también a Alberto Sartoris, célebre arquitecto suizo- y recuperar la valiosísima obra de artistas de renombre y de primer nivel que vivieron temporadas en el Puerto o expusieron su obra en el Instituto, desde los primeros años de la década de los cincuenta del siglo pasado.
La Colección I abarca precisamente desde este año hasta 1965. La segunda entrega, sencillamente formidable, comprende hasta 1986, tres años después del fallecimiento de Eduardo. Son dos espacios expositivos: en uno, hay un conjunto de pinturas, grabados, dibujos y fotografías junto con tres esculturas. En el otro, hay una decena de obras, junto con una escultura que, pese a estar fechadas antes de 1966, la trayectoria de sus autores y el nivel de las mismas, son merecedoras de figurar en ese espacio.
En el acto de apertura estaban Eladio de la Cruz, Renate Müller, Vicky Penfold, Fernando Garciarramos, Arminda del Castillo, Imeldo Belllo y Ana Luisa González Reimers que recibió merecidos piropos a sus desvelos y a su sensibilidad con la causa museística. Todos ellos, creadores y estudiosos, todos comprometidos de alguna manera con el Instituto a cuyas llamadas jamás se negaron.
En aquel caluroso mediodía portuense gozamos de otra explosión artística, disfrutamos de la originalidad creativa y de poder compartir aquí, en nuestra ciudad, la realidad de un museo que, sencillamente, debe enorgullecernos.
domingo, 19 de octubre de 2008
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