viernes, 4 de febrero de 2011

CIVISMO Y MÁS CIVISMO

"La verdad, tenemos un pueblo muy cochino". La frase es de un destacado dirigente empresarial tinerfeño ante las cámaras de televisión, hace unos años, evaluando unas encuestas de opinión sobre el grado de conservación, limpieza y mantenimiento de nuestros espacios públicos. Lo resume todo.
Y se ve que no hay manera, que no mejoramos. Los informes de los responsables del Cabildo y del Parque Nacional del Teide tras la jornada festiva del pasado miércoles, día en que -con todos los respetos- la nieve pudo a la Virgen de Candelaria, no pueden ser más demoledores y desmoralizantes. Se batió el récord histórico de coches y basura en un solo dia. Lo de menos fue el colapso de la circulación rodada -se calcula que unos veinticinco mil vehículos pudieron acceder a la zona, a ver la nieve, a divertirse- sino el volumen de residuos de todo tipo que hubo de acumular y recoger el personal. Seguramente, otro récord. Hasta en las cunetas de las carreteras aparecían los restos de la excursión lúdica de la festividad.
Es una falta de civismo evidente. Y eso que hubo advertencias. Y que el Cabildo dispuso un operativo de prevención. Y que la Guardia Civil desplegó efectivos para intentar impedir el desaguisado. Pero claro, cuando se lee que los efectivos pararon y detuvieron a decenas de vehículos que circulaban en doble sentido que, en esa fecha, estaba expresamente prohibido, no hay más que explicar.
Decididamente, no nos comportamos. Ni respetamos ni sabemos dar una respuesta consecuente para un hecho como el que comentamos. Vale la novedad de la nieve, su atractivo para gentes de todas la edades. Pero no vale una conducta negligente y perjudicial desde el momento en que no se respeta lo elemental y se convierte el paisaje en un auténtico vertedero. ¿Seremos conscientes de que estamos ante un Patrimonio de la Humanidad?
Vaya ejemplo, desde luego. Que en un solo día se haya producido tan "edificante espectáculo" prueba que es necesario educar en valores y exprimir asignaturas como Educación para la ciudadanía.
Civismo y más civismo. No ya para apreciar y cuidar mejor nuestras cosas, nuestros activos patrimoniales, sino para acreditar un comportamiento que no merezca la reprobación generalizada.

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