miércoles, 2 de febrero de 2011

MÁS ALLÁ DE SU PAJARITA

Hay personas que son reconocidas por algún hecho inconfundible. A estas horas, seguro que no quedará conversación ni recuerdo sobre Buenaventura Machado Melián, don Ventura, en que no se aluda a su corbata de pajarita o pitiguay.

Era el hombre impecablemente trajeado, casi todos los días, casi todas las horas, complementado su terno con aquella prenda que le hacía aún más respetable. Era el médico amable, el cardiólogo que atendía a sus pacientes con esmero. Su visita a los domicilios de los enfermos o necesitados era un bálsamo reconfortante para ellos y para las familias. Sus palabras de aliento y sus tratamientos, por supuesto, prologaron los latidos de muchos corazones del valle de La Orotava.

Gran persona don Ventura, gran persona.

A la historia pasará también como el presidente del remozamiento del campo municipal “Los Cuartos”, donde sembró césped, para que el fútbol regional diera un salto cualitativo, para que la isla no se ciñera, en esos términos, al “Rodríguez López” y “La Manzanilla”.

Y como uno de los promotores del Trofeo Teide, uno de los pocos que ha logrado sobrevivir en el panorama balompédico veraniego de este país.

Presidió, en efecto, durante muchos años, la Unión Deportiva Orotava. Como dirigente futbolístico, se ganó el aprecio y el respeto de todos. A principios de los años 70, echó un pulso a la entonces casi intocable Federación Tinerfeña de Fútbol y encontró eco en el mismísimo diario Pueblo y en la inolvidable Hora 25 de José María García. En los círculos futbolísticos de entonces era conocido y aludido como Machado.

Probó fortuna después en la política local, pero no tuvo fortuna, mejor dicho, respaldo popular para acceder a la alcaldía de su pueblo.

Pero siguió siendo el profesional apreciado, el hombre tranquilo, el médico de todos. “¡Voy a ver a don Ventura!”, la frase más socorrida.

Esposo y padre ejemplar, llevaba a su Villa en el alma, sin tener necesidad de alardear ni de sentir complejos. Sus cualidades merecía los honores, el reconocimiento institucional.

Por todo eso será recordado. Por todo eso que es bastante más que aquella pajarita inconfundible y que le ha acompañado hasta el final de sus días.

Hasta siempre, doctor, presidente… don Ventura.

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