viernes, 29 de abril de 2011

RÚBRICA Y FOTO

Van Gobierno de Canarias, confederaciones empresariales de las dos provincias y las centrales sindicales UGT y Comisiones Obreras, se citan y se ponen de acuerdo para una rúbrica y una foto que, teóricamente, viene muy bien en estas fechas. ¿Muy bien para quién? He ahí el dilema.
Es un acuerdo de readaptación del denominado “Pacto por la economía y el empleo”, destinado a fomentar e impulsar la emprendeduría y la empleabilidad así como a dinamizar las iniciativas para optimizar y modernizar los servicios públicos. Si la memoria no falla, la principal crítica política que recibió, cuando ese Pacto fue suscrito en 2009, fue su carencia de contenido presupuestario. Es elemental: a estas alturas de la película, cualquier iniciativa, cualquier idea que surja, por muy bien redactada que esté, por muy benevolentes efectos que vaya a producir, si no está acompañada de ficha financiera, esto es, recursos, consignación y plazos, es papel mojado.
En el momento de los plácemes, tras la firma, apreciaciones en la línea de triunfalismo y complacencia para la ocasión: tirón del turismo, mejor posición que el resto del Estado, todo va a mejor, aprovechar la coyuntura…, o sea, autos de fe sobre mensajes facilones de entender. Igual cuelan en el fragor de los actos de campaña y en el inagotable torrente de información interesada de estas fechas.
Y está muy bien que se hable de emprendedores y de empleo, de modernización de los servicios públicos, de simplificar la legislación, de los esfuerzos para optimizar los recursos y de formación, sobre todo, de formación que buena falta hace para cualificar el mercado laboral y hacer más competitiva la productividad económica.
Porque claro, mientras se revelaba la foto -perdón, se digitalizaba- y se editaban las piezas informativas, latían los datos: casi el 30 por ciento de paro en las islas y algunos sectores productivos subsistiendo gracias a las subvenciones. Las políticas activas de empleo siguen siendo una materia sin aprobar ni madurar. Y la gente, más allá de las fotos y de las imágenes, quiere ver y palpar la plasmación de esos acuerdos, necesita medidas concretar para salir del marasmo.
El documento suscrito, por otro lado, salvo en la apariencia formal de mantener encendida las conexiones del diálogo social, no ha sido conocido ni aprobado por el Parlamento que reabrió sus puertas exclusivamente para dar luz verde a la ley póstuma de las cajas de ahorros, por lo que mucho nos tememos que la readaptación, o lo que sea, aún teniendo de positivo lo señalado, apenas sirva para salir del trance, dada su evidente desnudez presupuestaria y su fragilísima cobertura.
Una rúbrica y una foto ¿para qué? No son la primera ni la última de los múltiples actos análogos en período electoral. Dejémoslo ahí. Y en octubre, ande quien ande, preguntaremos por el precio de las garbanzas.

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