martes, 21 de noviembre de 2023

Caravanas por doquier

 

A vueltas con la ocupación de la vía pública en el Puerto de la Cruz.

 

Hace pocas noches, recorrimos, acompañados por el presidente del Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) de la localidad, Juan José Hernández Melián, a través de los terrenos destinados al futuro parque marítimo, la distancia que va desde el castillo San Felipe hasta el refugio pesquero. Nos cansamos de contar los vehículos caravana que estaban estacionados. Nada que objetar pues nada lo impedía. Allí existe ya una reserva de espacio para tales vehículos: estaba lleno. Unos discos de señalización vial indicaban las fechas de la presente semana en que no se podía aparcar, parece ser que como consecuencia de la celebración de una prueba atlética.

 

Una primera aproximación a la naturaleza del problema significa que todo el mundo (una manera de decir) quiere venir al Puerto, por muy incómodas que sean las circunstancias (Cuentan que algunos propietarios de caravanas ya las utilizan como residencia habitual, una suerte de segunda vivienda… que está prácticamente en un lugar accesible y cercano de la geografía urbana portuense).

Después hay que valorar las limitaciones del espacio público en la misma. Cada vez queda menos. Claro, la abundancia de estos vehículos no solo resta lugar a otros conductores sino que van alimentando la sensación de que allí se puede y no se paga nada.

 

Las autoridades competentes tendrían que hacer un ejercicio de coordinación y tomar decisiones al respecto. Estamos ante un espacio público --prácticamente el único por el que se ha producido un mínimo crecimiento de la superficie territorial-- que, a la espera de que se materialice el proyecto predestinado y por el que habrá que esperar según todos los indicadores, requiere un mínimo acondicionamiento, o lo que es igual, una provisionalidad decente (En el recorrido aludido, pudimos comprobar que la superficie pavimentada tiene demasiadas fallas, de modo que no es difícil pronosticar que unas lluvias medianamente intensas harían más intransitable la zona. Para coches y viandantes).

 

Caravanas por doquier. Quede claro: nada se tiene contra los propietarios y sus modos de vida. El Puerto atrae, de acuerdo, luego es necesario adoptar medidas que pongan fin a un estado de cosas que no gusta, que no es ni cómodo ni agradable. El suelo público va menguando, hay que ser conscientes de ello. Su acondicionamiento es fundamental si no se quiere que el abandono aumente los factores que espantan o dejan de atraer a los usuarios de vehículos que buscan un lugar donde estacionar.

 

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