lunes, 8 de abril de 2024

¿Qué hacemos, señora Oltra?

 

Mónica Oltra era vicepresidenta de la Generalitat valenciana en octubre de 2022,  cuando un juez la imputó en un delito de encubrimiento de abusos sexuales a una menor tutelada presuntamente cometidos por su ex marido. La ultraderecha con mando en plaza, judicial y mediática, presionó y maniobró todo lo que estaba a su alcance para anular la presunción de inocencia. Fue un ataque feroz y despiadado, hasta que Oltra tuvo que renunciar. Días pasados se conoció la noticia del archivo de su causa. Eso sí: el ex marido fue juzgado y condenado, actualmente en prisión cumpliendo condena.

 

¿Qué se hace ahora, señora Oltra? La situación sugiere unas cuantas preguntas a la directora del periódico El País, Pepa Bueno, después de que se conociera la decisión judicial de archivar, fruto de acusaciones sin fundamento. Claro que había móviles políticos, pero el daño ya estaba hecho. ¿Qué hacemos ahora, comprobado que el itinerario seguido estaba construido sobre falsedades e inexactitudes? No es el primer caso que surge desde aquel protagonizado por el que fuera presidente del Gobierno de España, José María Aznar (PP), cuando acusó a Demetrio Madrid, entonces presidente de la Junta de Castilla y León, de un delito societario del que, al final del caso, fue absuelto.

 

Aquí surgen las preguntas de Bueno. Durante dos años –escribe- Mónica Oltra fue objeto de brutales ataques y argumento reiterado de tertulias y portadas de periódicos, algunos de los cuales, por cierto, omiten la información del archivo de la causa y veremos cuántos minutos le dedican las tertulias televisivas que hablaron de ella un día y otro también. Y quizás por aquí debería empezar la reparación, por dedicar el mismo tiempo informativo a hablar de los argumentos del juez para archivar la causa, entre ellos el no haber encontrado un solo indicio de que se dictara orden o instrucción alguna que emanara de la consejería de Oltra dirigidas a ocultar los hechos o desacreditar a la menor, que se dedicara el mismo tiempo a esto que el que se dedicó a atacar a la exvicepresidenta del gobierno valenciano.

 

Claro que hay que preguntar: ¿Quién restituye el daño personal y profesional hecho a Mónica Oltra? Las circunstancias del caso obligan a reflexionar sobre la trascendencia de la información judicial hecha sin precisión, de manera superficial y negligente, sobre todo cuando se trata de asuntos como el imputado a la que fuera vicepresidenta de la Generalitat valenciana. No se puede obrar de esta manera, siendo conscientes de que algunas afirmaciones, si no están debidamente probadas y contrastadas, pueden influir en el hecho enjuiciado. El daño personal salta a la vista pero los daños consustanciales, que no colaterales, son muy notables. La política se sigue poblando de injusticias y de disparates.

Será interesante comprobar cuántas personas, articulistas y comentaristas más o menos versados, van a presentar disculpas ante la ex vicepresidenta valenciana que la criticaron sin misericordia, seguramente después de haberla acusado, sin pruebas y sin solvencia, de una comisión delictiva que no cometió. Se lo cuestionaba Pepa Bueno, a propósito de la veracidad y la neutralidad, título de un excelente trabajo suyo aparecido en la edición impresa del diario de su dirección. “Esto debería servir de lección frente a las prácticas antidemocráticas que lamentablemente parecen haberse instalado en nuestra vida política, judicial y mediática. Pero, lamentablemente, esto no va a pasar”, concluye.

 

Lo dicho, ¿qué hacemos ahora?

 

2 comentarios:

Chema Muñoz dijo...

En realidad la respuesta al artículo de don Salvador García es muy compleja toda vez que cada uno claro tira para su propio interés y si los de izquierdas ya sabemos con qué mano se manejan los jueces tienen un gran problema para dilucidar cuál sería el camino a seguir yo padre de familia ciudadano circulante callejero Paganini de impuestos daría mi respuesta justa equitativa quizá lacerante pero lo que sí haría es continuar el programa de radio que se oía por aquellos tiempos en mi juventud de que el criminal nunca gana o dicho de otra manera nunca debiera de ganar fuera el puesto que fuera el que estuviere ocupando en la sociedad en el nivel social que le correspondiere pero el asesino el criminal el ladrón el mangante el chorizo el pederasta el disidente el corrupto el separatista no debieran de ganar si te gusta el plato te lo comes y si no te gusta vete a un restaurante o dicho de otra manera no te gusta donde estás como vivimos como exigimos nuestros derechos y en qué nos estamos basando para ello pues es muy fácil macho coge la puerta o hembra coge la puerta o ambos dos de la mano coger la puerta y largaros a donde Dios os dé a entender

Ricardo Soriano dijo...

Cabría recordar que tertulianos, cadenas de radio y tv, periodicos y periodistas atacaron a las señora Mónica Oltra y no quedarnos con el impersonal "argumento reiterado de tertulias y portadas de periódicos".
Conviene señalar con nombres y apellidos a quien miente y manipula.
Saludos