lunes, 28 de mayo de 2012

DE TELENOVELA Y "NO-DO"

Ahora que algunos se han encargado de poner en evidencia lo que el partido gubernamental quiere de Radio Televisión Española y lo que debe hacer, bueno será echar una mirada a México donde los estudiantes, con otra iniciativa de indignación popular, están poniendo en tela de juicio el previsible triunfo electoral del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Francisco Peña Nieto.


Resulta que el tratamiento dado por el canal televisivo de mayor audiencia, Televisa, a unos incidentes surgidos en el curso de una convocatoria para dar a conocer los postulados estudiantiles, apoyados por alumnos de centros públicos y privados, encendió la chispa del rechazo a la manipulación informativa. El asunto cobró tal fuerza -deben estar cansados en el país azteca de tantos sesgos- que de inmediato se alzaron gritos de protesta y eslóganes que han ido conquistando el sentimiento de muchos mejicanos: “Abajo la democracia de telenovela”, era uno de ellos. De él derivaron otros textos y otros planteamientos que ponen en evidencia el hartazgo de los estudiantes y de amplios sectores de la ciudadanía: “Infórmate, vota y apaga la caja idiota”, por ejemplo.

Llama la atención esa denominación ‘telenovelesca’ de la democracia. Cierto que México es uno de los países donde la producción audiovisual de series popularmente conocidas por ‘culebrones’ se desbordó, literalmente, generando una industria potente, incluso con proyección exterior. Que la saturación haya invadido la convivencia política, como claramente se advierte, debe haber menguado tanto la calidad democrática que han recaído abusos e influjos hasta límites que han merecido la repulsión de estudiantes y ciudadanos que les apoyan en esas protestas.

Ya veremos cómo evoluciona y qué repercusión cobrará ese ‘basta ya’ al sesgo, a la manipulación informativa lanzado al aire por los mejicanos, pero no deberíamos perderlo de vista. Uno de los logros de Rodríguez Zapatero fue la materialización de un modelo de radiotelevisión pública caracterizado por su peculiar sistema de financiación -concebido pensando en las privadas- y por la ecuanimidad, el equilibrio y el pluralismo de sus contenidos. Se había acabado la televisión de partido y ello fue reconocido con los premios internacionales concedidos a espacios y programas informativos.

Ahora todo da a entender que los riesgos de retroceso son inevitables. Los corifeos mediáticos del partido gubernamental aprietan que es un primor para que el ejecutivo disponga el “aterrizaje” de los suyos en la corporación y en los servicios informativos. Alegan, casi invitando a la risa, el influjo de los “socialcomunistas” colocados en etapas anteriores y de los sindicalistas que tanto contribuyen a la causa. De momento, ya han logrado -sin lamentarse, claro está- que se rompa el consenso para el nombramiento del presidente de la corporación. A partir de ahí, con el nuevo, impuesto y bendecido por la holgada mayoría parlamentaria, preparémonos para cualquier cosa. Otro modelo es posible y en esa esencia estaría fraguándose.

Si alguien -los propios profesionales, pongamos por caso- no lo remedia, volveremos a estar en otra democracia de Noticiario Documental (NODO), por no emplear el género de telenovela aducido por los estudiantes mejicanos. Volverán las oscuras golondrinas de las quejas y las peticiones desde los despachos oficiales. Se instalará nuevamente la oficialidad institucional para dar contenido a informativos aburridos, propagandísticos y poco llamativos. Cuando alguien alce la voz o aporte una prueba sobre sesgos, el debate dura un par de días, todo lo más, si alguien tiene ganas, un contencioso que, aún perdido por la casa, será despachado con la lectura de unas iniciales.

En cierto modo, también será otra telenovela, ¿no?



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