viernes, 5 de julio de 2013

LUCES Y SOMBRAS

Lo primero de todo es alegrarse por la reducción del número de desempleados. En junio, 127.248 menos, en tanto que la afiliación a la Seguridad Social ha subido en 26.853 personas. Son datos buenos y hay que congratularse, siquiera sean paliativos de un drama que persiste, esto es, con cifras aún muy preocupantes. Tan solo por esa razón hay que mostrarse comedidos. El problema es lo suficientemente complejo como para alejarlo de manipulaciones y sesgos políticos: ni declaraciones triunfalistas (aunque se entienda la necesidad que tiene el Gobierno de buenas noticias) ni expresivas de pensamientos perversos o cargados de intencionalidad. El desempleo habría que tratarlo políticamente como lo que es, conscientes de que su carácter estructural no es fácil transformarlo y de que las coyunturas favorables deben ser interpretadas con todas las relatividades mientras persistan causas de crisis y recesión, mientras no se aprecie que la productividad crece a ritmo sostenible.


De los datos conocidos a principios de semana, tengamos presente que son 148.411 parados más de los que había en junio de 2012. Y quedaron registrados 633.977 afiliados menos de los que había ese mismo mes. Eso quiere decir que estamos ante una importante bajada del paro que contrasta con un mal dato comparativos de afiliación a la Seguridad Social y otro mal dato de contratación, o sea, hay menos contratos que hace un año y una caída en picado de la contratación indefinida.

La estacionalidad parece, pues, factor determinante para explicar estos registros del desempleo en junio. Viene acreditada porque la mayoría de los nuevos contratos se concentra en el sector servicios y el mayor número de afiliaciones se registra en la hostelería. Que la afiliación a la Seguridad Social sólo haya subido en 26.853 personas, un 0.16%, también sugiere no lanzar campanas al vuelo.

En definitiva, alegría y moderación. Porque los registros, desde luego, arrojan luces y sombras.

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