jueves, 5 de noviembre de 2015

REZAR, VALE; PERO...

¿Ven como no procede hacer propaganda triunfalista con las cifras del paro cuando vienen bien dadas? Aunque solo hubiera cien o mil personas desempleadas, y por lo tanto, habría que seguir esmerándose para alcanzar el pleno empleo, se trata de resistir la tentación de interpretaciones favorables derivadas de supuestas excelentes políticas de empleo, cada vez que las cifras de  creación de puestos de trabajo den opción a pensar que son fruto de ellas. El Gobierno está necesitado de impactos favorables pero se ha dicho hasta la saciedad que con un problema estructural de esa magnitud no se debe manejar a conveniencia. Ni siquiera invocando a las divinidades, como ha ocurrido en el pasado con la ministra del ramo.
Total, si al cabo de la legislatura, lo que hay son casi los mismos afiliados a la Seguridad Social que cuando se inició y si la tasa de paro es casi idéntica a la de 2011, los resultados no son para tirar cohetes. Mucho menos cuando en el tráfago estadístico sobresale este dato: alrededor de dos millones doscientas mil personas no reciben ningún tipo de prestación.
Entonces sin dejar de rezar -los que quieran y tengan fe- a la virgen del Rocío, procede insistir en que la reforma laboral habrá servido para lo que ha servido a los que se han servido pero que, sea cual sea el resultado electoral de diciembre, el próximo Gobierno tendrá que replantearse otras vías para acabar -mejor: mitigar- este auténtico azote de los españoles. 

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